ETICA FORENSE

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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
RED NACIONAL UNIVERSITARIA
UNIDAD ACADEMICA DE SANTA CRUZ
FACULTAD DE CIENCIAS JURIDICAS Y POLITICAS
CARRERA DERECHO
CUARTO SEMESTRE
SYLLABUS DE LA ASIGNATURA
ETICA FORENSE Y ETICA DE LA ABOGACIA
Elaborado por Dr.: Hamet Talamás
Gestión Académica II/2006
UNIVERSIDAD DE AQUINO DE BOLIVIA
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
UDABOL
UNIVERSIDAD DE AQUINO BOLIVIA
Acreditada como PLENA mediante R.M. 288/01
VISIÓN DE LA UNIVERSIDAD
Ser la Universidad líder en calidad educativa.
MISIÓN DE LA UNIVERSIDAD
Desarrollar la Educación Superior Universitaria con calidad y competitividad al servicio de
la sociedad.
Estimado (a) alumno (a)
La Universidad De Aquino Bolivia te brinda a través del Syllabus, la oportunidad de contar
con una compilación de materiales que serán de mucha utilidad en el desarrollo de la
asignatura.
Consérvalo y aplícalo según las instrucciones del Docente.
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
SYLLABUS GENERICO
Asignatura:
Código:
Requisito:
Carga Horaria:
Créditos:
Ética forense
CSDA-460
NINGUNO
80 Horas
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I. OBJETIVOS GENERALES DE LA ASIGNATURA.

Estudiar el Código de ética profesional del abogado profundizando en su contenido,
analizando los valores y la conducta que debe tener un abogado de la UDABOL en
su campo laboral.

Analizar las cuestiones de jurisdicción y competencia dentro de un proceso ante el
tribunal de honor.

Utilizar las herramientas del procedimiento y sus partes para estilarlos de la mejor
manera dentro de la defensa o acusación ante el tribunal de honor.

Valorar la importancia de las nociones básicas sobre la ciencia del derecho, para su
futura aplicación practicas en el desempeño de la abogacía, a través de la
inspiración en la justicia como máximo valor del Derecho

Fundamentar las bases estructurales de la doctrina de la asignatura introducción al
derecho como medio y comprensión del significado del derecho como ciencia.
II. PROGRAMA ANALÍTICO DE LA ASIGNATURA.
UNIDAD I. EL ABOGADO SU CONDUCTA Y PROHIBICIONES
TEMA 1. La conducta del abogado
1.1
1.2
1.3
1.4
1.5
1.6
Significación profesional
Equidad, Honradez y Buena fe.
Soborno y Cohecho
Procedimiento delictivo en el desarrollo del juicio.
Patrocinio de juicios o rechazos de causas
Defensa gratuita de los Pobres
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
TEMA 2. Prohibición de Promover litigios
2.1
2.2
2.3
2.4
2.5
2.6
2.7
Relación con tribunales y otras autoridades.
Selección de jueces y magistrados.
Acusación a jueces.
Restricciones.
Influencia personal.
Prohibición de fomentar el ejercicio ilegal de la profesión.
Respeto debido a los jueces, magistrados y clientes.
TEMA 3. El Abogado y sus relaciones con el cliente
3.1
3.2
3.3
3.4
3.5
3.6
3.7
3.8
Éxito del juicio y transacción.
Atención personal del abogado.
Responsabilidad del abogado.
Intereses contrapuestos.
Causas de renuncia del patrocinio.
Conducta impropia del cliente.
Descubrimiento de presiones, dolo o engaño durante el juicio.
Remuneraciones profesionales.
UNIDAD II.
DEBERES DEL ABOGADO Y SU CONDUCTA
Tema 4. Relaciones entre abogados y la parte contraria
4.1
4.2
4.3
4.4
4.5
4.6
Tema 5.
5.1
5.2
5.3
5.4
5.5
5.6
Negociaciones.
Los testigos.
Sustitución de los servicios.
Convenio entre abogados.
Colaboración profesional y conflictos de opiniones
Sociedad de abogados.
Los Deberes
Alcances y aplicación del código de ética profesional
Su procedimiento
Sanciones
Reglamento del tribunal de honor
Constitución
Los miembros del tribunal de honor.
UNIDAD III.
PROCEDIMIENTO ANTE LOS TRIBUNALES
Tema 6. Nociones y Principios del derecho Procesal
6.1
6.2
6.3
6.4
Definición de derecho procesal
Los principios del proceso
Los litigantes
El tribunal
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Tema 7.
7.1
7.2
7.3
7.4
7.5
Cuestiones de jurisdicción y competencia.
Jurisdicción y competencia
Responsabilidad de los jueces y tribunales
Perdida de competencia
Perdida de jurisdicción
Reglas para determinar la competencia
Tema 8. Las Partes
8.1
8.2
8.3
8.4
8.5
8.6
Concepto de parte
Concepto de ser Parte
Clases de partes
Capacidad Procesal
Representación
Litis Consorcio.
III.
BRIGADAS UDABOL.
Las Brigadas están destinadas a incidir de manera significativa en la formación profesional
integral de nuestros estudiantes y revelan las enormes potencialidades que presenta esta
modalidad de la educación superior no solamente para que conozcan a
fondo la realidad del país y se formen de manera integral, sino, además, para que incorporen a
su preparación académica los problemas de la vida real a los que resulta imperativo encontrar
soluciones desde el campo profesional en el que cada uno se desempeñará.
El trabajo de las Brigadas permite que nuestros estudiantes se conviertan a mediano plazo en
verdaderos investigadores, capaces de elaborar y acometer proyectos de desarrollo
comunitario a la vez que se acostumbren a trabajar en equipos interdisciplinarios o
multidisciplinarios como corresponde al desarrollo alcanzado por la ciencia y la tecnología en
los tiempos actuales.
La ejecución de diferentes programas de interacción social y la elaboración e implementación
de proyectos de desarrollo comunitario derivados de dichos programas confiere a los
estudiantes, quienes son, sin dudas, los más beneficiados con esta iniciativa, la posibilidad de:
-
Desarrollar sus prácticas pre-profesionales en condiciones reales y tutorados por sus
docentes con procesos académicos de enseñanza y aprendizaje de verdadera “aula
abierta”
-
Trabajar en equipos, habituándose a ser parte integral de un todo que funciona como
unidad, desarrollando un lenguaje común, criterios y opiniones comunes y planteándose
metas y objetivos comunes para dar soluciones en común a los problemas.
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-
Realizar investigaciones multidisciplinarias en un momento histórico en que la ciencia
atraviesa una etapa de diferenciación y en que los avances tecnológicos conllevan la
aparición de nuevas y más delimitadas especialidades.
-
Desarrollar una mentalidad, crítica y solidaria, con plena conciencia de nuestra realidad
nacional.
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ACTIVIDADES A REALIZAR VINCULADAS CON LOS CONTENIDOS DE LA MATERIA
TAREAS
PROPUESTAS
TEMA(S) CON LOS LUGAR DE ACCIÓN
QUE
SE RELACIONA
Simular un proceso sumario en Temas 1-8
Colegio de Abogados.
el tribunal de Honor del Colegio
de Abogados.
FECHA
PREVISTA
09/09/06
ACTIVIDADES DE INCURSIÓN MASIVA EN LA COMUNIDAD.
A lo largo del semestre se realizarán dos incursiones masivas en la comunidad, comprendida la
primera entre el 2 y el 8 de octubre y la segunda entre el 13 y el 19 de noviembre. Con la
finalidad de realizar trabajos ya sean de recojo de información, extensión o relacionada con los
proyectos a desarrollar en la asignatura o la carrera.
IV. EVALUACIÓN DE LA ASIGNATURA.
● PROCESUAL O FORMATIVA.
A lo largo del semestre se realizarán 2 tipos de actividades. Las primeras serán de aula, que
consistirán en clases teóricas, exposiciones, repasos cortos, trabajos grupales (resolución de
casos y Dif´s).
Las segundas serán las Brigadas realizadas en las áreas urbanas y rurales. Cada una se
tomará como evaluación procesual calificándola entre 0 y 50 puntos independientemente de la
cantidad de actividades realizadas por cada alumno.
● DE RESULTADOS DE LOS PROCESOS DE APRENDIZAJE O SUMATIVA (examen
parcial o final)
Se realizarán 2 evaluaciones parciales con contenido teórico y práctico (resolución de casos)
sobre 50 puntos cada uno. El examen final consistirá en un examen escrito y en la presentación
y socialización de los documentos resultantes del trabajo de las BRIGADAS realizadas en el
área urbana. Cada una de éstas se calificará con el 50% de la nota del examen final.
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V.
BIBLIOGRAFIA BASICA
AUTOR
LIBRO O TEXTO
AÑO SIG, TOP.
De Chazal, José A. Etica jurídica
2002 174.3 D34
Ética y responsabilidad del profesional abogado
Castellón, Juan J.
en Bolivia
2001 174.3 C27
Bergman, Paúl
La defensa en juicio
1989 347.052 B45
Sin autor
Fraude procesal
2005 345.02 F86
Martineau, Francois Técnicas de argumentación del abogado
2000 340.11 M36
BIBLIOGRAFIA COMPLEMENTARIA
AUTOR
Osorio, Manuel
LIBRO O TEXTO
AÑO SIG, TOP.
Diccionario de ciencias jurídicas, políticas
y sociales
2005 Ref340 Os6 c.3
Nicohello, Nelson
Diccionario del latín jurídico
Cabanellas, Guillermo Diccionario jurídico elemental
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2006 Ref.340 N54
2000 Ref340 C11j
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VI. CONTROL DE EVALUACIONES
1° evaluación parcial
Fecha:
Nota:
2° evaluación parcial
Fecha:
Nota:
Examen final
Fecha:
Nota:
APUNTES
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VII. PLAN CALENDARIO
SEMA
NA
1ra.
2da.
3ra.
4ta.
5ta.
6ta.
7ma.
8va.
9na.
10ma.
11ra.
12da.
13ra.
14ta.
15ta.
16ma.
ACTIVIDADES ACADÉMICAS
Avance de
Tema 1
materia
Avance de
Tema 1
materia
Avance de
Tema 2
materia
Avance de
Tema 2
materia
Repaso y
Tema 2
evaluación
Avance de
Tema 3
materia
Avance de
Tema 3
materia
Avance de
Tema 4
materia
Avance de
Tema 4
materia
Avance de
Tema 5
materia
Repaso y
Tema 5
evaluación
Avance de
Tema 6
materia
Avance de
Tema 6
materia
Avance de
Tema 7
materia
Avance de
Tema 8
materia
Evaluación final
OBSERVACIONES
Primera Evaluación
Segunda Evaluación
Presentación de Notas
17va.
Evaluación final
Presentación de Notas
18na.
Evaluación del segundo turno
Presentación de Notas
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PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD
WORK PAPER 1
WORK PAPER 1
UNIDAD O TEMA: EL ABOGADO SU CONDUCTA Y PROHIBICIONES
TITULO: LA ETICA EN GENERAL
FECHA DE ENTREGA: 10/06/06
Concepto De Ética General
Partimos de que la ética es, según Aristóteles, el ethos, costumbre, carácter, temperamento, hábito,
modo de ser. Ética sería, pues, un tratado de los hábitos y costumbres. La ética elabora hipótesis,
propone conceptos y explica categorías sobre la experiencia moral.
La ética general, o universal, es la rama de la filosofía que versa sobre las diferentes morales. Ahora
bien, la ética profesional es la parte de la ética que se preocupa de la reflexión sobre el
comportamiento del profesional respecto de su profesión.
Dentro de lo que es la ética general encontramos como deberes fundamentales del profesional una
serie de pautas que abarcaremos, no sin antes definir lo que se conoce como deberes. Los deberes
son exigencias, imposiciones indeclinables, recaídos sobre las responsabilidad del individuo que
mientras mejor los cumple, más derecho tiene a la feliz convivencia social. Como medio más
apropiado para organizar una verdadera actuación profesional, cada profesional tiene la obligación de
convertirse en medio ejecutor del imperativo categórico de su investidura, por lo cual es esencial
disciplinar sus actuaciones técnicas y científicas, perfeccionar su carácter y fortalecer su conducta
dentro de las normas éticas. Entre los deberes fundamentales del profesional encontramos:
La honradez: es una cualidad reflexiva al servicio de toda persona respetuosa de su dignidad. Tiene
como fin no engañar ni engañarse a sí mismo.
La honestidad: radica en la confianza y el respeto que la persona o profesional será capaz de recibir,
por comportarse como un elemento insobornable.
El estudio: este levanta los niveles intelectuales y prepara al hombre a pasar por la vida conociendo lo
útil y provechoso de ella para el fortalecimiento de las ideas progresistas y el auge de los sistemas
modernos.
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Independencia: es la autonomía conquistada por la superación científica y técnica, y el espíritu de
libertad que embarga al individuo. Es el actuar por cuenta propia en el ejercicio de sus actividades.
Ser dueño de su propio destino.
Carácter: es el conjunto de hábitos que forman en el individuo la conducta superior, la cual lo hace
apto para afrontar las contingencias de la vida y con altura moral decidir lo que debe hacerse
rectamente. Además, podría decirse que es el control de los impulsos y moderador de la voluntad. El
profesional de carácter representa una garantía para los intereses que maneja en su vida social.
Cortesía: las formas afables en el trato social son etiqueta que siempre debe llevar el profesional para
distinguirse de la gente vulgar o tosca. La palabra amable, los ademanes moderados y las maneras
gentiles son sus elementos peculiares.
Investigación: es la sistematización de los conocimientos mediante la investigación científica,
constituyendo esto una tarea relevante del profesional. Se ubica al mimo nivel de los grandes
progresos exigidos por la dinámica social.
Puntualidad: el tiempo tiene un gran valor, tanto para nosotros como para quienes requieren de
nuestra atención y servicios profesionales. En este aspecto se traduce nuestro valor y respeto por los
demás, haciéndonos distinguir entre aquellos quienes desprecian todo lo que les sea ajeno, como es
en este caso: el tiempo de los demás.
Discreción: significa saber guardar silencio de los casos que se ven y se hacen, cuando estos
ameritan secreto y es un rasgo de altura moral del individuo. Es la garantía moral accesoria de la
personalidad que inspira al individuo a querer confiar el secreto, seguro de que sabrá solo responder
con el silencio.
Prestigio de la profesión: a nuestro parecer, la profesión en si no es la que da el prestigio al
profesional, sino viceversa, es el profesional que la reviste de tal cualidad, en cuanto actúa con el
cumplimiento del deber impuesto por las obligaciones propias de la carrera con el empeño de
superación, la potencialidad de la cultura, el revestimiento interior y exterior de dignidad que debe
poseer cada profesional.
Equidad en el cobro de honorarios: las tarifas de los profesionales son una guía para el cobro de los
honorarios, hechas por entes externos a la profesión más no ajenos a la labor en que incurre el
profesional.
Ética específica del Profesional del derecho
La ética del profesional del derecho se rige por el Código de Ética del Colegio de Abogados de la
República Dominicana,
Los deberes esenciales del abogado son: la probidad, independencia, moderación y la confraternidad.
Partimos de que la probidad es la representación que hace un abogado a nombre de su cliente, la
cual debe ser llevada con un alto nivel de dignidad. La independencia del abogado es propia del perfil
de la carrera porque estamos ante un profesional liberal, que no se encuentra subordinado a un
superior, sino a lo que sus principios y su preparación académica le pauten. La moderación implica en
no incurrir en abusos, es obedecer ciertos parámetros éticos y morales que le exige su oficio. La
confraternidad consiste en no incurrir en una competencia desleal respecto de sus colegas abogados,
respetando la labor de los demás como la propia.
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Debe actuar con dignidad tanto en el ejercicio de su dignidad como en su vida privada. Debe ser leal
y veraz, no deberá aconsejar ningún acto fraudulento contrario a sus principios.
No deberá olvidar que como auxiliar y servidor de la justicia, su cometido es defender los derechos de
su cliente con diligencia y estricta sujeción a las leyes.
Sus alegatos verbales o escritos deberán ser siempre moderados y precisos, con una energía
adecuada, sin exigencias sino peticiones, solicitudes humildes pero bien fundadas y con base, tanto
legal como en los hechos. Deberá omitir expresiones sarcásticas o violentas.
Función social del abogado: con el paso del tiempo el Estado comienza a observar que el resultado
del proceso judicial no es extraño al interés, pues en todo proceso se encuentra la aplicación de la
ley, o sea, el respeto de la voluntad colectiva. La sociedad espera que el abogado sea el sostén de
sus instituciones jurídicas.
La moralidad del abogado no se limita al buen ejemplo sino a la acción, al cambio. La abogacía tiene
implica la representación realidad civil de la comunidad. Sin embargo, hoy, ciertos abogados se
caracterizan por su interés lucrativo por encima del interés social. Mientras tanto, nosotros creemos
que el abogado debe ser un defensor del bien común y de la justicia, y que así dirija la conducta de
los pueblos hacia la construcción de un orden social conforme a las condiciones de un ideal más
humano, para lo que deberá despojarse de su egoísmo.
Datos concretos sobre como debe ser el profesional del derecho
Los deberes, como imponencias indeclinables que forman parte de la responsabilidad del individuo.
El abogado debe cultivar sus virtudes profesionales y formación integral mediante el estudio y el
seguimiento de las normas morales. Nos referimos en este aspecto al estudio y actualización del
abogado como ente impulsador del cambio en la sociedad. Esto lo llevará a proponer soluciones que
estén orientadas al bien en todos los aspectos que sea posible. Esto va de la mano de su capacidad,
talento y experiencia al servicio de la justicia.
Debe ser disciplinado, firme y sensible en su vida profesional y privada.
Debe ser un fiel intérprete de la ley, un guardián y defensor de los principios jurídicos, de la justicia y
la verdad.
Debe ser responsable, puntual.
Debe actuar con serenidad y fe en la causa de su cliente.
Debe ser honesto, veraz, prudente.
Debe ser digno de fiar y de respeto, incapaz de cometer fraude.
En cuanto al cliente, el abogado tiene un compromiso especial con el cliente, debe actuar con
responsabilidad y diligencia. Debe estar atento de los plazos legales respecto de los actos del
procedimiento. Debe comprometerse a poner todo su esmero, su saber y habilidad para realizar una
defensa útil.
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Debe adoptar una actitud de servicio. Si por su negligencia pierde una causa es evidente que con ello
comete una injusticia.
La Bondad De Su Papel Consiste, Sobre Todo, En La Absoluta Separación Entre Su Interés Personal
Y El Del Cliente, En La Independencia Desapasionada Del Juicio Que Debe Conservar Frente A Su
Cliente.
Los honorarios en el ejercicio de la profesión
Los abogados no podrán pactar convenios cuya cuantía sea inferior al monto mínimo al de los
honorarios establecidos por la ley. No podrán ser tampoco mayor del 30% del valor de los bienes o
derechos envueltos en el litigio, según la ley No. 302 del 18 de junio de 1964 sobre Honorarios de los
abogados.
Deber de discreción o secreto profesional
La manifestación del secreto profesional esta penalizado en nuestro país, por tener la intención de
dañar. Es el artículo 377 del Código Penal que castiga con prisión correccional de 1 a 6 meses y
multa de 10 a 100 pesos.
Conducta del abogado en los tribunales
El abogado debe observar frente al juez una postura adecuada ya que le debe respeto a las
autoridades públicas y a la ley desde que ingresa a la profesión. Debe tratar al juez con solemnidad,
incluso fuera de la audiencia debe de abstenerse de hablar con el juez e incluso evitar el tono familiar
para con el juez durante la audiencia. Los escritos deben ser leídos con respeto y moderación. La
puntualidad forma parte de su conducta correcta.
La solidaridad entre abogados o confraternidad
La confraternidad como sinónimo de solidaridad es el factor determinante ya que es la materialización
del esfuerzo común hacia objetivos elevados. Mediante ella se establece la probidad del abogado
para facilitar la discusión de los abogados. Se caracteriza por la interdependencia y sentido de
unidad. Deben de hacerse concesiones razonables con tal de no perjudicar al cliente, como obtener
reenvíos o concesiones de plazos.
Conclusión
Hemos constatado que lo que plantean los textos legales, el Código de Ética e incluso la propia
universidad son la descripción de un profesional ideal, con una probidad extraordinaria, más que un
ejemplo a seguir.
Nuestra intención ha sido la de describir cuáles son los lineamientos que prevén los distintos textos
en esta materia sobre cómo debe comportarse y responder ante el diario vivir el profesional del
derecho para ser considerado como un auténtico profesional de las ciencias jurídicas.
Los modales también son un toque distintivo en un abogado, son detalles que dejan huellas enormes
en la referencia que cualquier persona pueda tener del mismo.
Preguntas
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
1.- Qué es la ética?
2.- Qué es la Moral?
3.- A qué llamamos Amoral?
4.- De donde proviene la palabra abogado?
5.- Quienes fueron los primeros abogados conocidos por la Historia?
6.- Cuáles son los requisitos para ser abogado?
7.- Qué se requiere para poder ejercer la abogacía?
8.- Cuáles los son los derechos de los abogados?
9.- Cuáles son los deberes de los abogados?
10.- Explique qué es el código de Ética del abogado y cuál es su propósito?
PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD
WORK PAPER 1
WORK PAPER 2
UNIDAD O TEMA: DEBERES DEL ABOGADO Y SU CONDUCTA
TITULO: LA ETICA EN EL EJERCICIO PROFESIONAL
FECHA DE ENTREGA: 16/06/06
El abogado y normas de Ética profesional
La Ética en el ejercicio profesional
La ética de los actos comunes de los hombres, esta especialmente tipificada en la conducta del
hombre profesional del Derecho. No es difícil advertir cuan importante es para el justiciable y para la
comunidad toda, estar frente a un profesional no solamente idóneo en las materias de su quehacer
diario, sino por sobre todas las cosas " honesto" en su ejercicio profesional.
La Abogacía tiene sus normas de ética, reguladas por los distintos Colegios Profesionales de
Abogados en todo el país y todas ellas son el compendio de conductas esperables y exigibles a los
profesionales de la matrícula.
La ética profesional se hace visible desde conductas elementales en el tratamiento con los clientes y
entre los colegas, en la actuación jurisdiccional, en las relaciones con las autoridades, e inunda el
ámbito privado cuando las mismas, se relacionan con determinados delitos penales.
Las Normas de Ética:
En Provincia de Buenos Aires, se hallan vigentes desde el 1 de agosto de 1954. Introduciremos el
texto completo en Código-Leyes, próximamente, pero adelantamos algunos puntos salientes:
Conducta del Abogado:
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- Tener presente que es un servidor de la justicia y un colaborador de su administración; se exige
probidad y lealtad, dignidad en su desempeño, consagrarse al interés de su cliente y poner en la
defensa de los derechos del mismo su celo, saber y habilidad, siempre con sujeción a las normas
morales.- El abogado tiene libertad para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su patrocinio, sin
necesidad de expresar los motivos de su resolución;
- Debe guardar rigurosamente el secreto profesional;
- Debe cuidar su responsabilidad y hacer honor a la misma;
- Debe respetar las disposiciones legales que establecen las incompatibilidades de la profesión,
absteniéndose de ejercerla cuando se encuentre en algunos de los casos previstos;
- Debe tener estudio, dentro de la jurisdicción departamental. Puede serlo de dos o más abogados,
siempre que estén asociados o compartan actividad profesional;
- Debe observar las reglas en cuanto a la publicidad de su actuación profesional;
- Debe usar la moderación y la energía adecuadas en sus expresiones verbales y escritas;
- Debe ser puntual en los tribunales y con sus colegas;
- debe guardar respecto y consideración con magistrados;
- No debe ejercer influencia sobre el juzgador, apelando a vinculaciones políticas, de amistad o de
otra índole;
- Debe tener conocimiento de la causa de su cliente antes de emitir opinión sobre ella;
- No debe reemplazar a otro colega, sin el consentimiento del cliente y dar aviso inmediato al
profesional reemplazado;
- Debe observar reglas de fraternidad con sus colegas y con la contraparte;
- Debe prestar su colaboración al colegio al que pertenezca para una mejor gestión;
Estas son algunas de las obligaciones éticas a la que esta sujeto el profesional abogado, en el
ejercicio de su profesión.
La violación de algunas de estas normas habilita a la actuación de los Tribunales de Disciplina,
mediante denuncia de particular o de colega y de oficio por el propio Colegio en el caso que la
conducta haya tomado estado público.NORMAS DE ETICA PROFESIONAL DEL ABOGADO.
DR. JUAN MANUEL GONZALEZ SABATHIE
OTROS DECALOGOS
PREAMBULO.Las normas de ética que se establecen más abajo no importan la negación de otras no expresadas y
que puedan resultar del ejercicio profesional consciente y digno. No debe entenderse que permitan
todo cuanto no prohíban expresamente, porque son tan sólo directivas generales, impartidas para los
abogados que deseen sinceramente evitar errores de conducta o faltas contra la moral profesional.
Parten de la base de que exista en el abogado una firme conciencia moral, sin la cual ellas carecerían
de sentido y de eficacia. "El sentimiento de la responsabilidad profesional es un elemento interno que
anima el conjunto de reglas de una profesión más bien que constituir una regla legal de esa
profesión." (Julien Bonnecase. "Precis de pratique judiciaire et extrajudiciable, Paris 1907, pág.188)
Así concebidas, es claro que sólo aspiran a traducir los principios que todo abogado honorable se
habría trazado a sí mismo, una vez ganada suficiente experiencia en la profesión. Pues, en verdad, "
la disciplina profesional es leve para los cuidadosos de su dignidad y apenas añade nada a los
deberes que una conciencia un poco delicada se traza a sí misma." (Raymond Poincaré, citado por
Ángel Ossorio en " El alma de la toga", Madrid 1920, página 81.) Tienden a fijar conceptos, a disipar
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algunas dudas y a sistematizar por primera vez entre nosotros el cuerpo de reglas morales que debe
gobernar la profesión.
Tienen también un segundo objetivo, de más aliento y trascendencia: llamar la atención de propios y
extraños sobre la importancia del factor moral y tratar de mejorarlo en la abogacía. Entre los diversos
motivos que se señalan a la decadencia innegable de la noble profesión – falta de seriedad y de
profundidad de los estudios universitarios, excesivo número de profesionales y crisis de los valores
morales – este último es sin duda el más grave y pernicioso.No ha de ser excusa la crisis general que
parecen sufrir tales valores en la sociedad contemporánea, porque la abogacía, para tener razón de
ser, debe constituir una minoría selecta, cimentada antes en la rectitud de la conciencia que en la
lucidez del ingenio (Ossorio, op.cit.página 46). Sin conciencia profesional clara y digna, el abogado es
simplemente cómplice del fraude, instigador del dolo, encubridor del delito. Sin respeto por las
normas morales la versación jurídica es inútil y aún nociva. Y si bien la vigencia efectiva de las reglas
éticas exige una organización que tarda en sancionarse en nuestro país, las asociaciones privadas de
abogados deben adelantarse a crear o robustecer entre sus miembros el sentimiento de la
responsabilidad profesional y la convicción de que una minoría digna podrá en poco tiempo imponer
sus normas de conducta por simple gravitación de su propia excelencia.
" Esta es la hora en que toda clase que no quiera ser barrida del porvenir inminente, debe realizar sin
hipocresías su examen de conciencia y preguntarse sobre qué títulos de utilidad común podrá fundar
su derecho a existir mañana en una sociedad mejor que ésta." (Pedro Calamandrei, " Demasiados
abogados", trad.Xirau, Madrid, 1926, pág.46). Realizado el examen que aconseja el profesor italiano,
parece indudable que esos títulos deben ser el cumplimiento celoso de las funciones públicas y de
utilidad general ajenas a la profesión y la colaboración eficiente al progreso del derecho hacia una
más justa organización social. El abogado no debe olvidar nunca que su ministerio importa una
operación de servicio público, como lo señala Jean Appleton ( "Traité de la profession d’avccat" París,
1923, pag..223), la cual ante todo comporta deberes que es necesario cumplir celosamente. Debe,
además, compenetrarse de la realidad económica circundante, para servir en la medida en que se lo
permita su rol las legítimas aspiraciones de reforma. Nadie mejor que él puede conocer las injusticias
y las fallas de la actual organización y nadie más indicado que él para contribuir a atenuarlas o
suprimirlas, sea mediante su colaboración en las reformas legislativas, sea en el ejercicio profesional
diario realizado con una clara comprensión de su significado. Estas reglas son la expresión de la
firme esperanza de que los abogados argentinos pueden ponerse muy pronto a la altura de su
verdadero rol.
NORMAS DE ETICA.
1ª. CONDUCTA DEL ABOGADO. En su carácter de auxiliar principal de la administración de justicia,
el abogado debe ser desinteresado y probo, llevar hasta muy lejos el respeto de sí mismo, y guardar
celosamente su independencia hacia los clientes, hacia los poderes públicos, y especialmente, hacia
los magistrados. Debe actuar con irreprochable dignidad, no sólo en el ejercicio de su profesión, sino
también en su vida privada: llamado a apreciar, a veces a juzgar los actos de otros, ejerce un
ministerio que no puede desempeñar con autoridad sino a condición de ser él mismo respetable. En
suma, su conducta profesional o privada, no debe jamás infringir las normas del honor de la
delicadeza que caracterizan la del hombre de bien.
2ª. PROBIDAD. La probidad que se exige al abogado no importa tan sólo corrección desde el punto
de vista pecuniario: requiere además lealtad personal, veracidad, buena fe. Así, por ejemplo, no debe
aconsejar ningún acto fraudulento, formular afirmaciones o negaciones inexactas, efectuar en sus
escritos citaciones tendenciosamente incompletas, aproximativas o contrarias a la verdad, retener
indebidamente documentos ni demorar la devolución de expedientes.
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3ª. DESINTERES: El desinterés que debe caracterizar al abogado no consiste en el desprecio del
provecho pecuniario, sino en el cuidad de que la perspectiva de tal provecho no sea nunca la causa
determinante de ninguno de sus actos.
4ª. DIGNIDAD EN LA VIDA PRIVADA: En su vida privada el abogado debe eludir cuanto pueda
afectar su independencia económica, comprometer su decoro o disminuir, aunque sea en mínima
medida, la consideración pública que debe siempre merecer. Debe evitar que se le protesten
documentos, se le haga objeto de persecuciones judiciales o procedimientos precautorios, pues la
repetición de tales medidas revelaría un desorden incompatible con el ejercicio profesional. Debe
abstenerse de evacuar consultas o conferencias con sus clientes en lugares públicos, poco
adecuados a tal objeto. Por su situación especial de técnico del derecho no debe usar ciertas
defensas como la excepción de juego. En suma, debe tratar de conducirse con el máximo de rigor
moral, para asegurarse así la mayor estimación pública.
5ª. RESPETO DE LA LEY: Es deber primordial de los abogados respetar y hacer respetar la ley y las
autoridades públicas. Deben cumplir estrictamente las disposiciones fiscales que gravan la profesión,
pagando en su oportunidad, los impuestos o derechos que correspondan.
6ª. NOMBRAMIENTOS DE OFICIO, DEFENSA DE POBRES, SUPLENCIA DE LOS
MAGISTRADOS: Son deberes ineludibles de los abogados la aceptación de los nombramientos de
oficio y defensa de pobres, así como la suplencia de magistrados y juris de enjuiciamiento. Estas
obligaciones son de tal modo de la esencia de la profesión, que debe computarse su incumplimiento
como falta grave cuando no mediaron causas verdaderas y suficientes de excusa.
7ª. ESTILO: En sus expresiones verbales o escritas el abogado debe usar de la moderación y
energía adecuadas, tratando de decir todo lo necesario y nada más que lo necesario al patrocinio. En
la crítica del fallo o de los actos de un magistrado, debe cuidarse de proceder con el máximo de
respeto a la persona del mismo, absteniéndose de toda expresión violenta o sarcástica. En cuanto al
colega adversario, toda personalización constituye falta contra la solidaridad profesional y es,
además, grave error de técnica del patrocinio. Finalmente, aún la parte contraria debe ser objeto de
consideraciones, pues si puede tratarla con adecuada severidad cuando lo impongan las exigencias
de la defensa, el abogado sólo se ajustará a su verdadero rol evitando toda vejación inútil, toda
violencia impropia.
8ª. FORMACION DE LA CLIENTELA: El abogado debe evitar escrupulosamente la solicitación
directa o indirecta de la clientela, absteniéndose de toda publicidad sospechosa o excesiva. Al sólo
efecto de dar noticia de su dirección y teléfono, horas de consulta o especialidad, puede publicar
avisos en los periódicos: en tal caso no debe hacerlo de un modo demasiado llamativo o en formato
de gran tamaño, limitándose a emplear el tipo general o corriente de texto y superficie, tanto mejores
cuanto más discreto aquél y más reducida ésta. Los grandes avisos, las circulares cuyo texto no se
circunscriba a las menciones más arriba expuestas, son contrarios a la profesión.
Es indecoroso todo procedimiento para conseguir clientes mediante agentes o corredores,
participaciones en los honorarios o asociaciones de cualquier índole: como asimismo, solicitar
nombramiento de oficio a los jueces o tribunales.
9ª. SOCIEDADES DE ABOGADOS: Los abogados pueden asociarse entre sí y aún es recomendable
que lo hagan para asegurar una mejor atención de los asuntos. Sin prohibirlo en absoluto, no es
aconsejable que se asocien con procuradores, ya que la diferencia del rol profesional puede dar lugar
a situaciones poco compatibles con la independencia del abogado. La asociación con terceros,
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tengan o no título, con el propósito ostensible o implícito de aprovechar su influencia para conseguir
asuntos, es una de las más graves faltas que puede cometer el abogado contra la dignidad
profesional y contra los principios éticos fundamentales que regulan el ejercicio de la abogacía.
10ª. INCOMPATIBILIDADES: El abogado debe respetar escrupulosamente las disposiciones legales
que establecen las incompatibilidades de la profesión, absteniéndose en absoluto de ejercerla cuando
se encuentre en algunos de los casos previstos. Debe evitar, en lo posible, su acumulación con
cargos o tareas susceptibles de comprometer su independencia, tomarle demasiado tiempo o resultar
inconciliable con el espíritu de la profesión. El ejercicio del comercio o la industria (salvo el cargo de
director de sociedades anónimas y siempre que no se trate de directores-gerentes), la docencia con
más de dos cátedras, las funciones públicas absorbentes, cualquier empleo que no requiera el título
de abogado para su desempeño – y con mayor razón si le toma buena parte del día – deben ser
evitados en lo posible por todo profesional que desee cumplir a conciencia con su rol de auxiliar de la
administración de justicia. El abogado legislador o político deberá señalarse por una cautela muy
especial, preocupándose en todo momento de evitar que cualquier actitud o expresión suya puedan
ser interpretadas como tendientes a aprovechar su influencia política o su situación excepcional como
mandatario popular. No deberá aceptar designaciones de oficio que no resulten efectuadas
exclusivamente por sorteo. Durante los primeros años de su jubilación los ex magistrados
demostrarán su prudencia absteniéndose de ejercer la profesión de abogado ante el fuero de cuyos
tribunales formaron parte.
11ª. EJERCICIO DE LA PROCURACION: No sólo está permitido el ejercicio simultáneo de la
abogacía y la procuración, sino que es en muchos casos plausible que tal acumulación se produzca
porque determinará una más eficaz y menos costosa defensa del litigante. En las sociedades de
abogados es muy oportuno que alguno de ellos reciba los mandatos con cuyos procedimientos se
logra, además, simplificar la tarea del cliente, que no debe acudir a diversos profesionales para la
atención de un mismo asunto.
12ª. ABUSOS DE PROCEDIMIENTO, OBSTACULIZACION DEL TRÁMITE: El abuso del
procedimiento es una de las manifestaciones más resaltantes de la falta de conciencia profesional,
oculta tras la observancia aparentemente meticulosa de las reglas legales. El abogado debe
abstenerse en absoluto de la realización de todo trámite innecesario, y en especial de toda
articulación puramente dilatoria, cuidándose de no entorpecer el normal desarrollo del juicio. El
empleo de los recursos y formas legales, como medio de obstrucción o dilación del procedimiento, es
uno de los más condenables excesos del ejercicio profesional, porque afecta a un tiempo la conducta
del letrado que los emplea y el concepto público de la abogacía.
13ª. RESPONSABILIDAD DEL ABOGADO: El abogado debe adelantarse a reconocer su
responsabilidad en los casos en que ella resultare comprometida por su negligencia, error
inexcusable o dolo, hallándose a indemnizar los daños y perjuicios ocasionados al cliente.
14ª. EJERCICIO NO JUDICIAL DE LA PROFESION: El abogado puede prestar sus servicios
profesionales ante cuerpos legislativos, poderes ejecutivos o administrativos y diversas reparticiones
públicas. Pero debe hacerlo ajustándose a las mismas reglas éticas que gobiernan su actuación ante
los Tribunales, procediendo ostensiblemente y sin ocultaciones y cuidándose de no emplear otros
medios que los de la persuasión y el razonamiento.
15ª. PUBLICACION DE ESCRITOS JUDICIALES: Salvo causa justificada, el abogado debe evitar
toda publicación de escritos judiciales antes de haber recaído sentencia ejecutoria en el pleito
relativo, absteniéndose en absoluto de discutir en periódicos los asuntos pendientes de resolución.
Una vez concluido el pleito, puede publicar en folleto sus escritos y las sentencias, dictámenes
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fiscales, etc., pero no puede hacer lo propio con los escritos del adversario si no está autorizado por
su letrado. En caso de publicar tal folleto deberá evitar todo comentario inadecuado, guardando la
actitud más prescindente posible hacia la contraparte y, desde luego, hacia los jueces.
16ª. SECRETO PROFESIONAL: El secreto profesional constituye a la vez un deber y un derecho del
abogado. Es hacia los clientes un deber de cuyo cumplimiento ni ellos mismos pueden eximirle: es un
derecho del abogado hacia los jueces, pues no podría escuchar expresiones confidenciales si
supiese que podía ser obligado a revelarlas. Llamado a declarar como testigo, debe el letrado
concurrir a la citación; pero en la audiencia y procediendo con absoluta independencia de criterio
negarse a contestar aquellas preguntas cuya respuesta sea susceptible a su juicio de violar el secreto
profesional.
17ª. ALCANCE DEL SECRETO PROFESIONAL: La obligación del secreto se extiende a las
confidencias efectuadas por terceros al abogado, en razón de su ministerio. Es así que debe guardar
reserva acerca de las conversaciones efectuadas para realizar una transacción que fracasó y
respecto a los hechos que ha conocido sólo por tal medio. Esta extensión del secreto profesional es
muy importante, pues si no fuese observada, el abogado vería seriamente dificultado su rol de
conciliador, tan útil a los litigantes. El secreto cubre también las confidencias intempestivas de los
colegas.
18ª. EXTINCION DE LA OBLIGACION DEL SECRETO: La obligación del secreto profesional cede a
las necesidades de la defensa personal del abogado, cuando es objeto de persecuciones de su
cliente. Puede revelar entonces lo que sea indispensable para su defensa y exhibir al mismo objeto,
los documentos que aquél le haya confiado.
19ª. ACEPTACION O RECHAZO DE ASUNTOS: Salvo el caso de los nombramientos de oficio, el
abogado tiene absoluta libertad para aceptar o rechazar los asuntos en que se solicite su patrocinio,
sin necesidad de expresar las causas que lo determinan. Pero debe hacer completa abstracción de
su interés al decidirse, cuidándose de que no influyan ni el monto pecuniario del asunto, ni
consideraciones derivadas del poder, importancia o fortuna del adversario. Es prudente se abstenga
de defender una tesis contraria a sus convicciones políticas o religiosas. Debe proceder del mismo
modo, ineludiblemente, cuando la divergencia versa sobre la apreciación jurídica del caso, y con
mayor razón si antes ha defendido en justicia el punto de vista contrario. Debe también abstenerse de
intervenir cuando no esté de acuerdo con el cliente en la forma de realizar la defensa, o cuando un
motivo de amistad o parentesco pueda trabar su independencia. En suma, sólo debe ser aceptado el
asunto que permita un debate serio, sincero y leal.
20ª. LEALTAD HACIA EL CLIENTE: Después de aceptado un asunto y aunque no haya sido aún
iniciado el juicio, el abogado no puede revocar su determinación para sumir la defensa del adversario
de su cliente.
21ª. OBLIGACIONES DEL PATROCINIO: Debe el abogado actuar con el mayor celo y contracción,
prestando su patrocinio de acuerdo al legítimo interés de su cliente. Debe concurrir a las audiencias y
a las visitas de cárceles, cuando defienda a detenidos en ellas; y realizar todas las diligencias que
requiera la mayor eficacia de su intervención. Goza de absoluta libertad en los medios a emplearse,
siempre, desde luego, que sean legítimos. Debe oponerse a las incorrecciones del cliente,
abandonando el patrocinio si no puede impedir la consumación de ellas. En su carácter de consejero,
que actúa con independencia completa, se cuidará de no compartir la pasión del litigante, al que debe
dirigir y no seguir ciegamente. No debe aceptar mayor número de asuntos que el que puede
holgadamente defender, pues ni el cúmulo de trabajo, ni la escasa importancia de la causa, ni
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ninguna otra consideración podrían excusar su negligencia, su morosidad o su abandono. En
resumen, debe ejercer su ministerio a conciencia.
22ª. ABANDONO DEL PATROCINIO: Una vez aceptado el asunto, el abogado debe hacer lo posible
por no renunciar a la continuación del patrocinio. Si por motivos atendibles decide no obstante
interrumpir su actuación, debe cuidar de que su alejamiento no sea intempestivo, vale decir, que no
se produzca en circunstancias en que el cliente no pueda encontrar otro patrocinante o defensor.
23ª. DESLEALTAD O ENGAÑOS DEL CLIENTE: Si el abandono del patrocinio se debe a una
deslealtad del cliente, que en una u otra forma le ha ocultado la verdad o le ha hecho objeto de
engaños, debe el abogado reservarse cuidadosamente las causas que lo determinan a alejarse,
siempre que la revelación de las mismas pueda perjudicar al litigante. El cumplimiento de su deber y
especialmente el respeto del secreto profesional deben estar por encima de toda reacción personal,
de toda legítima exigencia de amor propio.
24ª. NO ASEGURAR EL ÉXITO DEL ASUNTO: El abogado no debe nunca asegurar al cliente el
éxito del pleito. Debe limitarse a significarle si su derecho está o no amparado por la ley y cuales son,
en su caso, las probabilidades de éxito judicial; pero no debe darle una certeza que él mismo no
puede tener.
25ª. DEVOLUCION DE FONDOS: Los fondos o valores del cliente que por cualquier motivo sean
percibidos por el abogado deben ser inmediatamente entregados a aquél o aplicados al objeto
indicado por él mismo. La simple demora en comunicar o restituir es ya una falta grave contra el
honor profesional.
26ª. REEMPLAZO POR UN COLEGA: El general, el abogado no puede, sin consentimiento del
cliente, poner a un colega en su lugar, especialmente si tal substitución tiene por resultado una
elevación del monto de los honorarios. Puede no obstante hacerse reemplazar en caso de
impedimento súbito e imprevisto, dando inmediato aviso al cliente.
27ª. RELACIONES CON EL ADVERSARIO: El abogado no debe tratar nunca con el adversario de su
cliente, sino con el abogado o procurador. Puede hacerlo cuando dicho adversario actúe
personalmente o cuando su patrocinante no le sea conocido por tratarse de un pleito aún no iniciado;
pero en tales casos, está en el deber de informarle expresamente de su situación de defensor de su
adversario. Debe asimismo evitar las persecuciones excesivas, los gastos inútiles, toda medida o
diligencia que no sean necesarias para la defensa de su cliente.
28ª. LOS HONORARIOS: Como norma general en materia de honorarios, los abogados deben tener
presente que la profesión no tiene otro objeto esencial que el de colaborador en la administración de
la Justicia. El provecho o retribución, muy legítimos sin duda, son sólo accesorios, porque nunca
pueden constituir decorosamente el móvil determinante de los actos profesionales.
29ª. ESTIMACION DE LOS HONORARIOS: Es deber del abogado esforzarse en lograr el mayor
acierto en la estimación de su honorario, manteniéndose dentro de una razonable moderación. Debe
tratar de evitar todo error por exceso o por defecto, pues la dignidad profesional resulta tan
comprometida por la estimación demasiado alta como por la desproporcionadamente baja.
30ª. CONVENCION PREVIA SOBRE HONORARIOS: Recomiéndase a los abogados convengan sus
honorarios con los clientes, antes de tomar su patrimonio, y fijen asimismo su forma de pago.
Aconséjase, en cuanto a esta última, la percepción del honorario en cuatro cuotas iguales, pagaderas
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al presentarse la demanda o contestar, al alegar, al expresar agravios o contestarlos y a la
terminación del juicio.
31ª. TRABAJOS QUE DEBEN SER RETRIBUIDOS: En la consideración de los servicios que deben
ser retribuidos, recomiéndase tener en cuenta, si es posible, en forma separada:
a) Las actuaciones esenciales establecidas por la ley para el desarrollo del juicio en las distintas
instancias;
b) Las actuaciones de prueba;
c) Las actuaciones de trámite;
d) Los incidentes ocasionales;
e) Los trabajos fuera del expediente: conferencias, consultas, correspondencia, gestiones diversas,
etc.
32ª. BASES PARA LA APRECIACION DE LOS HONORARIOS. Para la estimación del monto del
honorario, recomiéndase la consideración de los siguientes factores:
a) La importancia de los trabajos y la cuantía del asunto;
b) El éxito obtenido, en toda su trascendencia;
c) La novedad y dificultad de las cuestiones jurídicas debatidas;
d) La experiencia y especialidad profesional del abogado;
e) La fortuna o situación pecuniaria del cliente;
f) La práctica o costumbre del foro del lugar;
g) El carácter de la intervención del abogado, esto es, si se trata de trabajos aislados o de servicios
profesionales fijos y constantes;
h) La responsabilidad que se derive para el abogado de la atención del asunto;
i) El tiempo tomado por el patrocinio;
j) La forma de actuación del abogado, esto es, si patrocinó al cliente que actuaba personalmente o
mediante procurador, o si actuó en el doble carácter de mandatario y patrocinante.
33ª. REGULACION JUDICIAL: Aunque las leyes no lo exijan, recomiéndase a los abogados que al
solicitar regulación judicial de sus honorarios, formulen su estimación, expresando concretamente los
fundamentos de la misma.
34ª. DIVERGENCIA SOBRE HONORARIOS: En los casos de divergencia en la apreciación del
honorario, se plantee ella con el juez o con el cliente, aconséjase a los abogados recaben siempre
una estimación del Colegio de Abogados local, a título ilustrativo. Si la parte estuviese conforme con
el arbitraje de aquella institución, recomiéndase especialmente a los abogados sigan tal
procedimiento.
35ª. ACCION JUDICIAL: Los abogados deben evitar los apremios por honorarios hasta donde sea
compatible con su derecho a percibir una retribución razonable por sus servicios. En caso de verse
forzados a acudir a la vía judicial, deben hacerse representar o patrocinar por un colega.
36ª. SUELDOS: El honorario puede convertirse en un sueldo fijo anual o mensual, siempre que el
importe del mismo constituya una adecuada retribución de los servicios profesionales prestados.
37ª. ANTICIPOS: El abogado puede solicitar del cliente entregas a cuenta de honorarios o gastos,
siempre que observe la moderación adecuada a su ministerio. (Reglas 28 y 29).
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38ª. PROHIBICION DEL PACTO DE CUOTA LITIS: En las provincias en que esté legalmente
prohibido el pacto de cuota litis, así como en los asuntos que deban radicarse ante los tribunales
federales o ante los ordinarios de la Capital Federal, los abogados deben abstenerse en absoluto de
pactar participación alguna en el resultado del pleito. Tampoco debe celebrarse nunca dicho pacto
por los defensores del obrero en los juicios por accidente de trabajo.
39ª. REGLAMENTACION DEL PACTO DE CUOTA LITIS: En las provincias en las que no esté
prohibido dicho pacto, pueden los abogados celebrarlo, siempre que lo hagan antes de entrar a
prestar sus servicios profesionales y se sujeten a las siguientes condiciones:
La participación del abogado no debe ser nunca mayor que la del cliente;
El abogado debe reservarse la facultad de abandonar el patrocinio o la representación en cualquier
momento. Del mismo modo, el cliente podrá, si lo desea, retirar el asunto al abogado y entregarlo a
otro. En ambos casos, el profesional tendrá derecho a cobrar, si el pleito se gana, una parte
proporcional a su trabajo en la participación convenida. Si en el segundo caso, el cliente no continúa
el pleito, el abogado puede cobrar los honorarios que se le estimen judicialmente.
La participación convenida se entiende siempre por la totalidad del trabajo profesional en todas las
instancias y hasta la definitiva conclusión del litigio. Si éste se soluciona antes de realizarse todos los
trabajos que podían considerarse verosímilmente previstos, tendrá el cliente derecho a disminuir en
forma proporcional la participación;
Si el pleito se pierde el abogado no cobrará honorario.
40ª. RELACIONES CON LOS MAGISTRADOS: La actitud del abogado hacia los magistrados debe
ser deferente independencia. Es de su deber guardarles respeto y consideración, así como
abstenerse de toda familiaridad fuera del lugar, aunque mantenga relaciones de amistad con alguno
de ellos, debe cuidarse de no exteriorizarlas en el Tribunal. Debe estar en todo momento dispuesto a
prestar su apoyo a la magistratura, cuya alta función social requiere un constante auspicio de la
opinión forense. Pero debe mantener siempre cuidadosamente la más plena autonomía; recordando
que si es auxiliar, no es dependiente de la administración de Justicia.
41ª. RECUSACIONES: El abogado debe hacer uso del recurso excepcional de las recusaciones con
gran parquedad y moderación, recordando que el abuso de ellas compromete a un tiempo la
majestad de la justicia y la dignidad de la profesión. Debe cuidarse más especialmente aún, si cabe,
en los casos en que aquellas pueden deducirse sin expresión de causa.
42ª. EJERCICIO DE LA PROFESION FUERA DEL DOMICILIO: Cuando actúe profesionalmente
fuera de la ciudad de su domicilio, el abogado debe presentarse antes de la audiencia al juez de la
causa: es un acto de deferencia y un medio de hacerse reconocer.
43ª. INFLUENCIA PERSONAL SOBRE LOS JUECES: Constituye falta grave toda tentativa de
ejercer influencia sobre los magistrados mediante relaciones de amistad, vinculaciones políticas, o
cualquier otro procedimiento. El abogado que se libra a tales maniobras afecta tanto la justicia de su
propia causa cuanto el prestigio de su profesión. Constituye asimismo falta grave por la deslealtad
que importa hacia el colega adversario, la práctica de mantener conversaciones privadas con los
magistrados, relativas a los asuntos que tienen a resolución, cuando se expresen en las mismas
argumentos o consideraciones que no constan en los escritos presentados al expediente.
44ª. RELACIONES DEL ABOGADO CON SUS COLEGAS: El abogado debe hacer cuanto esté a su
alcance para que las relaciones con sus colegas se caractericen por la confraternidad, esa
vinculación "fundada en el sentimiento de la solidaridad profesional, de los deberes que impone y de
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la confianza mutua que presume". Debe respetar en todo momento la dignidad del colega,
proscribiendo a su respecto las expresiones hirientes y las insinuaciones malévolas. Debe impedir
toda maledicencia del cliente hacia su anterior abogado o hacia el patrocinante de su adversario. La
confianza, la lealtad, la benevolencia, deben constituir la disposición habitual hacia el colega, al que
debe facilitarse la solución de inconvenientes momentáneos – enfermedad, duelo o ausencia – y
considerarle siempre en un pie de igualdad, salvo los respetos tradicionales guardados a la edad y a
las autoridades del Colegio.
45ª. JUECES Y ABOGADOS DE CONDUCTA CENSURABLE: El abogado está en el deber de negar
toda solidaridad y apoyo al magistrado o al colega de conducta moralmente censurable.
Absteniéndose de toda publicidad inadecuada, debe combatir al primero con los medios que la ley
pone a su alcance, tratando sobre todo, de poner en movimiento de opinión de los colegas mediante
un órgano propio, el Colegio local. En cuanto al segundo, debe denunciar sin vacilación su conducta
ante el mismo Colegio, y estar siempre dispuesto a tomar la causa del litigante perjudicado por la
actuación de su patrocinante. La solidaridad que une al abogado con sus colegas, el respeto que
debe a los jueces, se transformarían, si mediase pasividad en tales casos, en encubrimiento o
complicidad.
46ª. INTERVENCION EN ASUNTO PATROCINADO POR UN COLEGA: El abogado no debe
intervenir en favor de la persona patrocinada en el mismo asunto por un colega, sin dar aviso a éste,
salvo el caso de mediar renuncia expresa del mismo. No habrá falta si el que interviene después se
abstuvo de comunicarse con el colega por ignorar que hubiese prestado servicios en el asunto, pero
deberá hacérsele saber al mismo, apenas tenga conocimiento de tal circunstancia. Es también deber
del abogado que se encuentre en la situación señalada, comprobar antes de su intervención si han
sido abonados los honorarios del colega que lo precedió.
OTROS DECALOGOS
Decálogo de San Ivo
Decálogo de Angel Ossorio y Gallardo
Decálogo de Eduardo J. Couture
DECALOGO DE SAN IVO (1253-1303)
Abogado Patrono de la Abogacía
I. El Abogado debe pedir ayuda a Dios en sus trabajos, pues Dios es el primer protector de la Justicia.
II. Ningún abogado aceptará la defensa de casos injustos, porque son perniciosos a la conciencia y al
decoro profesional.
III. El Abogado no debe cargar al cliente con gastos excesivos.
IV. Ningún Abogado debe utilizar, en el patrocinio de los casos que le sean confiados, medios ilícitos
o injustos.
V. Debe tratar el caso de cada cliente como sí fuese el suyo propio.
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VI. No debe evitar trabajo ni tiempo para obtener la victoria del caso que tenga encargado.
VII. Ningún Abogado debe aceptar más causas de las que el tiempo disponible le permite.
VIII. El Abogado debe armar la Justicia y la honradez, tanto como las niñas de sus ojos.
IX. La demora y la negligencia de un Abogado causan perjuicio al cliente y cuando eso acontece,
debe indemnizarlo.
X. Para hacer una buena defensa el Abogado debe ser verídico, sincero y lógico.
DECALOGO DE EDUARDO J. COUTURE (1904-1957)
Abogado Catedrático del Derecho Procesal de la Universidad de Montevideo
I. Estudia. El Derecho se transforma constantemente. Si no sigues sus pasos serán cada día un poco
menos Abogado.
II. Piensa, El Derecho se aprende estudiando, pero se ejerce pensando.
III. Trabaja. La Abogacía es una ardua fatiga puesta al servicio de la Justicia.
IV. Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho, pero el día que encuentres en conflicto el Derecho con
la Justicia, lucha por la Justicia.
V. Sé leal. Leal como tu cliente al que no puedes abandonar hasta que comprendas que es indigno
de ti. Leal para con el adversario, aun cuando el sea desleal contigo, Leal para con el Juez que ignora
los hechos, y debe confiar en lo que tu le dices y que, en cuanto al Derecho, alguna que otra vez
debe confiar en el que tú le invocas.
VI. Tolera. Tolera la verdad ajena en la misma medida en que quieres que sea tolerada la tuya.
VII. Ten paciencia. El tiempo se venga de las cosas que se hacen sin su colaboración.
VIII. Ten fe. Ten fe en el Derecho, como el mejor instrumento para la convivencia humana; en la
Justicia, como destino normal del Derecho, en la Paz como substitutivo bondadoso de la Justicia; y
sobre todo, ten fe en la Libertad, sin la cual no hay Derecho, ni Justicia, ni Paz.
IX. Olvida. La Abogacía es una lucha de pasiones. Si en cada batalla fueras llenando tu alma de
rencor llegaría un día en que la vida sería imposible para ti. Concluido el combate, olvida tan pronto tu
victoria como tu derrota.
X. Ama tu profesión. Trata de considerar la Abogacía de tal manera que el día que tu hijo te pida
consejo sobre su destino, consideres un honor para ti proporcionarle que sea Abogado.
DECALOGO DE ANGEL OSSORIO Y GALLARDO (1873.1946)
Abogado Decano del Ilustre Colegio de Abogados de Madrid
(1930-1933)
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I. No pases por encima de un estado de tu conciencia
II. No aceptes una convicción que no tengas
III. No te rindas ante la popularidad ni adules la tiranía
IV. Piensa siempre que tú eres para el cliente y no el cliente para ti
V. No procures nunca en los tribunales ser más que los magistrados pero no consientas ser menos
VI. Ten fe en la razón que es en lo que general que prevalece
VII. Pon la moral por encima de las leyes
VIII. Aprecia como el mejor de los textos el sentido común
IX. Procura la paz como el mayor de los triunfos
X. Busca siempre la justicia por el camino de la sinceridad y sin otras armas que las de tu saber
Fuente: “El alma de la toga” (Buenos Aires, 1975, 8° edición)
"No olvide las normas de ética"
Preguntas
1.- Qué es la probidad?
2.- Qué es el desinterés jurídico?
3.- En qué consiste la probidad en la vida privada?
4.- Qué es la dignidad?
5.- Cuándo se termina el secreto profesional?
6.- Cuáles son las bases para la apreciación de honorarios?
7.- Cuál es la reglamentación de pago de las cuotas litis?
8.- Por qué no se debe asegurar el éxito a los clientes?
9.- Cuándo procede el reemplazo de un colega?
10.- Cómo deben actuar la sociedades jurídicas?
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PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD
WORK PAPER 1
WORK PAPER 3
UNIDAD O TEMA: PROCEDIMIENTO ANTE LOS TRIBUNALES
TITULO: MATERIA PROCESAL
FECHA DE ENTREGA: 16/06/06
Ética del abogado en el procedimiento
Al fin, se presiente, es decir, alguien nos llama. Hay un sitio en donde encontrarnos finalmente.
Después de la lucha, del hambre, la sed y el sacrificio. Un tiempo en el que vernos los rostros
verdaderos. Con toda su crudeza delicada. Aquí, allá, el viento subterráneo, las aguas viejas,
arrastran hojarascas, areniscas lacerantes, las cenizas y las flores acamadas. Las nubes, en el aire
de la noche, jirones que desgarra una Luna desvalida. En momentos así puede ocurrir un milagro.
Esto es, un enfrentarse con las formas puras. La ruindad del pretendido progreso, aquí declina. Se
postra ante la desnudez del dolor o de la vida.
Épocas en que se instruye la indiferencia, en que la soledad es una industria y el encierro una
constante. En que cada uno es una muralla, un foso abierto, un puente derrumbado. En que el sesgo
de la desconfianza es un abismo, y el egoísmo su distancia. En que el vacío de ser es apenas
percibido en la limosna de la vergüenza. En que cada quien prepara su cinismo para dar razón de sus
liviandades. Hipócrita censor que sólo opera como una defensa, ante el ataque moral. Estas son las
épocas en que el tema de lo ético es decisivamente lacerante, "voz clamante en el desierto", tronco
que desnuda su centro desgarrado. Épocas en que lo ético tiene definitiva incidencia sobre la vida y
la muerte.
La estructura ética puede pensarse como fibra de responsabilidad. Célula social que no proviene del
orden, sino de la presencia. El otro como real alteridad, esperante, enfrentado. De algún modo, la
conciencia levantada, la ternura suplicante, la mano que se tiende.
A partir del reconocimiento de nuestra intimidad en la exteriorización del otro, se asientan las bases
sólidas del necesario respeto, donde se lleva a cabo la construcción y el establecimiento de lo que
entendemos por nobleza.
Así, la ética no constituye un código de formas de acercamiento, sino que está conformado
medularmente por el contacto, el vínculo, vigas y señales de todo compromiso cierto.
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Por lo dicho, la ética no queda sólo estatuida por un deber ser abstracto, añadido a las relaciones
particulares como materia aneja, sino que tiene su rigurosa afirmación en el trazo de los rostros.
Debemos deslindar aquello que pertenece al actuar humano como tal, esto es, como inserción de un
complejo causal determinado a partir de un acto exteriorizado de la voluntad, al que nos acercamos a
través de los signos tangibles del mundo real (representación); del fundamento normativo que
estatuye en su consecuencia y que es inmanente a su propósito (sentido). De este modo, cada
accionar supondrá la afirmación de un postulado de carácter normativo, cuyo valor debe estudiarse
en el plexo integral de su manifestación.
Así, un movimiento de la voluntad supone el esclarecimiento de un carácter y de una aserción, que en
lo concreto es la interrogación posible; en lo genérico, el postulado asertivo; y en lo absoluto, la
norma de principio. Luego, el valor queda afirmado como la verdad de tal movimiento.
Quien somete a otro, está fundando la provocación, el límite de la resistencia; accede a la asfixia
como nudo de relación; al fin, promulga la coerción por toda dialéctica.
La parábola del Nuevo Testamento, en cuanto se refiere a ofrecer la otra mejilla, es un acto de
desafío y rebeldía ante la agresión, colocada como verdad. En dicha actitud se interroga fuertemente
acerca de la validez de la fuerza desplegada como principio; en afirmación robusta de la dignidad del
hombre.
El valor de los actos en su consideración universal, ¿supone la trascendencia del ser?. Cuando Kant
emprende la crítica de la razón práctica, hallase excedido por el cauce general de su movimiento, el
cual debe señalar como sustento de todo el sintagma categorial que construye a su merced. Tal
marco de posibilidad es la idea de la eternidad. Los valores se conjugan en un tiempo ajeno al fluir de
los días. Luego, el absoluto del imperativo categórico, no sólo es derivado de la plenitud de su
existencia sino que al mismo tiempo es expresión de esa pureza estructural definida por la forma,
como arquetipo único. Mas, a ello debe responderse desde dos líneas de argumentación
convergentes:
1) La eternidad no ha de ser considerada como una mera suma aritmética o geométrica del devenir
infinito, ya que de ese modo se hallaría apoyada en la misma materia arenosa del tiempo.
2) La eternidad no puede escindirse de su expresión histórica, por cuanto supone lo concreto en sí y
por sí, lo único e irrescindible.
Por 1) queda establecido que el punto de definición de lo eterno está dado por su carácter intensivo,
no extensivo. En razón de ello, el valor es presente en el trabajo de los días, y no remite a un más allá
futuro, sino que reclama lo que hoy le es suyo y necesario.
Por 2) lo eterno se demuestra en la marcha secular, como nítida latencia, extremo vivo. Por tanto, el
valor es íntimo a la naturaleza humana, por cuanto surge de su necesidad de ser.
Existen dos elementos marco de la actuación dinámica de lo eterno en la historia, dos formas de
experiencia que sirven de modelo para el ejercicio de las modalidades existenciales de lo
trascendente, en diferentes épocas y lugares: El mito y el rito. El primero, asociado a la eternidad por
cuanto lo relatado por él se entiende transcurso en el "siempre". El segundo, en virtud de que realiza
la penetración de esa eternidad, de manera que en su culto se convoca una y otra vez el mismo
instante, haciéndolo vivo e inalterable. Por el mito se lleva a cabo la explicitación de los orígenes de lo
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constante, las causas de lo inexorable, el tono impulsor de lo permanente. Por el rito, se hace poseer
en una inclusión mística, al todo en la parte, haciéndola compartir sus rasgos esenciales, participando
de la Creación en cuanto sostenimiento del cosmos (aquí como idea de totalidad, integralidad,
organización).
Hoy, lo constante es sólo el accidente. Ante la sórdida multiplicación de actividades, el diario devenir
se transforma en un sucesivo estar. Así, las configuraciones posicionales darán cuenta del sujeto,
respondiendo por él. Se ejerce una función, se desarrolla un objeto. El horizonte es oculto y por tanto,
será imposible dar con la espalda propia. El detrás, que construya nuestra conciencia de firme
voluntad.
Soterrados, empujados más bien que distendidos, el examen de lo diario es semejante a la
yuxtaposición de las noticias. Ráfagas rasantes, contenido sin cuerpo, materialidad del sucederse que
no se instala sino que sólo se deposita.
Se nos enaltece al mercado como sistema universal (análogo a la continuidad de las estaciones), y se
otorga al comercio la única y permanente epifanía del ídolo. Las alternativas de la bolsa son tenidas
como decisiones del hado. Se construyen imperios financieros, no nacionales. Se levantan grandes
edificios de ventas, en el lugar de los templos de antaño. Las determinaciones monopólicas se
estatuyen, en la falsa argución de la libre competencia, autoritarias y procaces. Ante ellas, el individuo
como centro es mera débil entelequia, reducción, confinamiento. A este extremo ha llegado la
desacralización del hombre, objetualizado como mera mercancía. Hasta el tiempo es tabulado y
medido en función exclusiva de su redituabilidad. Luego, las arcas se autolegitiman reproduciéndose,
en una autoritaria progresión geométrica, bajo el falso lema de la elección exenta de presiones.
Por tanto, los valores quedan enajenados, o se nos presentan como disparadores del consumo,
estrategias de marketing o carnada política. De igual modo, aquellos espiritualistas que facturan
millones vendiendo despreocupación intelectual; los soberbios comerciantes de la inocencia
proclaman el castigo de los otros. En este juego, el Derecho Penal quedará íntimamente forcejeado,
aturdido. Y el abogado penalista tendrá que ejercer su misión no exenta de cinismo y desengaño. En
tal marco, el heroísmo es insensato. Más, toda aceptación es cobardía.
Se funda el egoísmo en el desprecio y al mismo tiempo se declaman vanidades. En manos del miedo,
la desesperación se violenta. Y en nombre de la paz el olvido es exaltado. No hace falta más que
indagar en los inventos más característicos de nuestra contemporaneidad, para observar que todos
ellos refieren al hombre solo. El televisor, la informática, el teléfono celular, el taxi, la autoayuda, la
realidad virtual. Fragmentado e irreconocible. Colocado en el rincón estrecho de su agonía.
En la falsa disyuntiva entre lo social y lo individual, el ser es extremo solicitante. El rostro silente tiene
expresión, no es sólo seña fisonómica: Suplica, sonríe, desea. En las marcas de su vida está escrito
su mensaje. Por cada una de sus arrugas, lleva la impresión de la necesidad del otro.
Y aquí, el otro es el tú, el presente, dialogante. No fundado en la relación subjetivo-objetivo, en que lo
ajeno es "lo otro", y la experiencia es mera tenencia, observancia o disposición.
De algún modo, desde alguna parte, lazos, signos, enlaces, confieren al todo su unidad dinámica. No
se es tan sólo en la escena, sino la escena misma. Los alaridos de la época romántica, los viejos
abismos, el hombre ante el borde de la montaña, o revientan empecinados, sólidos, salvajes en su
sentido nato; o se acallan, aturdiendo una cerrada vacuidad enrarecida. La dimensión de lo
contemporáneo actuante, de la sincronicidad presente, nos da la pluralidad de los tejidos, la trama
sólida de lo diverso. Raíces aferradas a un pedazo de tierra. Aquello que resquicia, la temblorosa
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transparencia, lo que ocurre entre, mientras, durante. No existe el diálogo por partes. Hay un
ensamble, una coreografía, un modo de los encuentros que los exenta y que los confluye.
Si se puede afirmar la existencia del otro dentro del uno, en el examen de su interioridad, en la
indagación de sus profundidades, entonces, existe una ética.
Si procede referirse a un acto que en sí es valor, por cuanto manifiesta sentido respecto de ese otro;
entonces, existe una ética.
Si nos duele la mirada ajena, si es dable compadecernos, si nos produce piedad el gesto de agonía,
si la debilidad nos enhiesta; entonces, existe una ética.
Sería caer en un neoplatonismo la pretensión de lo ético como un precepto absoluto, arquetípico,
extático, no actuante. Mera forma a la que se remite por la irresolución del principio de causalidad,
que requiere de una figura fija y sólida como primero fundamento. Más, la sucesión infinita de
causalidades sólo procede en el examen de lo potencial. Al avocarse en el acto, y más aún, en el
entramado de los actos, dicho problema es superado, descorrido. Ya que el acto, en esa extensión
espacial y en ese sobrevenir ubicuo, es descriptivo, quieto, paradójico.
Así, como los anillos en el tronco de un árbol, testigos de la lucha del tiempo, el arado donde hienden
sus reminiscencias, las líneas de los ojos, de la boca, de las manos, llevan en sí la incisión de lo que
fuera. Y cada movimiento es el telar de lo que es.
Si hay una correspondencia entre tu intimidad y la exterioridad del otro, si tu acto y los suyos están
inscriptos en cada propia humanidad, entonces, la ética existe.
En inquirir acerca de la necesidad de la ética, no en cuanto conveniencia o instrumentación, sino
como inexorabilidad del ser, que meramente la declara y la descubre, lo que logra hacerse es
colocarla como fundamento y no como derivada de un particular "deber ser". En efecto, todo intento
de confección de una ética a partir de los ideales inalcanzados, de los arquetipos de lo bueno y lo
justo, no establecen con ella ningún fundamento de sí, sino que la hacen derivada de la norma que
supone. Esto es, queda invertido el razonamiento en cuanto coloca el continente dentro del
contenido.
Queda entonces fundada e íntima la inexorabilidad de la ética como a) necesidad de la libertad y b)
necesidad en la libertad.
a). La forzosa, sólida ley de la causalidad, determinante de los procesos físico-químicos, no
condiciona en el hombre más que una abertura predispuesta. Existe algo de inacabado en él, una
compulsión al ser disperso y trascendente. Como especie biológica no posee una adaptación
específica a ningún hábitat especial, llamados a vivir en cada parte. Su puesta sobre la tierra, en la
desnudez que se descubre, le hiere desde cada parte de su fragilidad, le asesta desde cada extremo
de su angustia. Mas, al mismo tiempo, le recuesta sobre las cosas, lo asen a cada una. Por cada
contacto de la brisa, está inscripto en el hombre un estremecimiento. Librado a su suerte, tiene el
compromiso de comparecer ante sí mismo, frente al vacío de lo futuro.
La correspondencia entre la palma y la tierra, ha hecho posible al alfarero. Luego, la tremenda
intemperie lo constriñe a movilizarse. Expuesto ante lo posible, realizará su historia.
b) En la experiencia de lo que fluye, en el punto del oscuro devenir, el hombre es un extremo. Situado
ante la expectativa de todo otro. Sus brazos se extienden desde el no ser todavía hasta el aquí ahora
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concrescente. Entonces produce su siembra, postula un valor, apuntala un carácter. Establece una
personalidad. Confiere un sentido, suyo, a lo que ocurre.
El abogado penalista puede intervenir en cualquiera de las etapas del delito, en cuanto proceso de
dotación de sentido avalorado. A través de su participación, coadyuva, acompaña e incluso llega a
impulsar a la realización de un delito.
Aquel, aparece ante la consumación de un hecho. En un perverso sistema que sólo busca realizar la
redituación económica de los hechos delictivos, reproduciendo la cadena de frustraciones del
imputado, acentuándolo en su mitomanía, adhiriéndole cárcel a la piel, distancia a los ojos, rejas a los
brazos. Constituyéndole en víctima del olvido y en héroe de la sobrevivencia. De cualquier manera,
insertándole resentimiento, adosándole marginalidad. Asestándole e incorporándole violentamente,
los mismos valores que presuntamente debían atacarse. Tomando para sí estructuras propias de los
modos de producción en serie, su materia prima es la prestación inagotable de violencia.
Los derechos se cotizan. Y la financiación de la libertad es la crudeza de la sobrevida. El símbolo
reemplazará al hombre y ya nadie verá en la condena sino la reacción apartada, reducida. Como
existe una sola e inexorable posibilidad para quien ha atravesado cada una de las puertas del sistema
penal. En la rotunda distancia del profesional, se alienta una ficción, en que queda reemplazada la
vida por el proceso.
La abogacía, de ser una de las profesiones liberales, según era entendida en otro tiempo, por cuanto
era llevada y ejercida por una consciencia individual y responsable, ha pasado a ser un oficio de
comercio. En efecto, el Derecho mismo es tomado como una ciencia de la empresa, parasitaria,
gerencial, subordinada. Se forma oficiantes de la mercancía, que al mismo tiempo ofrecen su
efectivismo como garantía de calidad.
Así, persiste una industria de la delincuencia en que el abogado es parte, sobre todo cuando:
1. Contrata abonos periódicos con bandas delictivas, asociaciones ilícitas conformadas que por medio
de un "seguro contra la legalidad" tienen asegurada la defensa en cualquier tiempo y lugar en que
sea detenido un miembro de ellas. Aquí, la sociedad es más que evidente, pudiendo considerarse
que media una verdadera complicidad en los hechos delictivos promovidos por tal asociación.
2. Cobra a cuenta de ilícitos. Innumerables veces se le paga al abogado defensor con el producido de
futuros hechos ilícitos, en que un compañero, amigo o pareja de quien se encuentra entre rejas, juega
su vida y su libertad para obtener de una sustracción prometida, el dinero pactado. De ello, el
abogado se encuentra perfectamente sobre aviso.
3. Existe una virtual transformación de las comisarías en agencias de captación de clientes. Mediante
algunos pesos por causa, distintos y conocidos abogados del medio obtienen sus clientes
directamente de manos de sus aprehensores; de tal modo la maquinaria de esta industria oscura se
encuentra consolidada. Entre otros beneficios, se contarán el de la imputación de una figura delictiva
más leve a la correspondiente a la hora de iniciar las actuaciones prevencionales; facilidades para
obtener una excarcelación prejudicial, y el de la seguridad de ingresos promediables mensualmente
para el profesional.
4. Subvenciona cauciones de excarcelación con créditos usureros. Aquí, el abogado se muestra
generoso para coadyuvar a la obtención de la libertad de su pupilo procesal, abonando la caución real
que le hubiese sido impuesta para la obtención de tal beneficio, mas, se asegura su reembolso de
manera efectiva constituyendo hipotecas sobre las propiedades de aquellos, o por cualquier otro
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método de expoliación económica. De ningún otro modo más crudamente se ve aquí el carácter de
secuestro extorsivo que posee el ejercicio de la profesión, en tanto el presupuesto de dicha
transacción es "pagar para no quedar encerrado".
5. Solicita dinero para tráfico de influencia. En la exorbitante fantasía de los internos de las prisiones,
la obtención mágica de la libertad está dada por la influencia manejada por el profesional del medio.
De esta forma, se pedirá dinero para lograr el compromiso de los decidores de la causa, dinero que
de cualquier manera, efectivícese o no en el logro de la excarcelación o el sobreseimiento, es
espúreo.
6. De este modo, el abogado penalista tipo buscado por quien ingresa a nuestras prisiones será aquel
quien brinde el mejor contacto con los restantes miembros de esta industria del delito, no ya aquel
que posea un acabado conocimiento del Derecho Penal. Así, la trampa permanece y se vuelve útil a
todos los engranajes de tal sistema.
7. Promueve querellas, o ejerce la voz dudosamente legítima de la venganza privada, con metas
definitivamente patrimoniales.
8. Promueve el temor respecto de elementos insignificantes de la causa. Ingresado al modo dialogal
de la megalomanía, ejerce el elogio de los múltiples asaltos llevados a cabo por su cliente, o de la
valentía demostrada en enfrentamientos de sangre, y al mismo tiempo advierte sobre la posibilidad de
que hechos de ese tipo puedan salir a la luz a partir de elementos obrantes en el expediente que se
encuentre en curso.
9. Permanece en un contacto de coerciones recíprocas, en la que ninguna de las dos partes se
respeta, sino que intentan perjudicarse mutuamente, aún entendiéndose conformantes del mismo
meollo. Así el compromiso queda cerrado y asegurada la clandestinidad de las operaciones de buena
parte de las causas manejadas por abogados en etapa prejudicial e inclusive durante su
sustanciación en los tribunales.
10. Entiende íntimamente que cada uno de los clientes es irrecuperable, mecanismo mental que da la
cuota de tranquilidad a su explotación, y de paso permite un trato denigratorio, basado en la relación
irrespetuosa, mal confundida con un toque de confianza.
11. Persiste el abandono que todo abogado particular hace respecto de su pupilo una vez que éste ha
ingresado a la etapa de ejecución, cuando más necesita del control letrado frente a las
arbitrariedades de la administración.
12. Persiguen el cobro de una deuda como representantes de una firma empresarial, utilizando el
sistema penal, ya por sí desmesuradamente abarrotado, como una punción coactiva, propia de la
"manus iniectionem" del Derecho Romano.
13. Persiguen la obtención de reparaciones civiles o el juego sucio de las contiendas familiares, a
través de instrumentos del Derecho Penal, los que funcionan a modo de entusiastas barreras a la
comunicación, imposibilitando todo encuentro.
Esta lista, por supuesto, no es ni puede ser exhaustiva. Su intención en este trabajo es establecer la
insuficiencia de los códigos de ética de nuestra profesión, verdaderas cartas de privilegio de los
matriculados, en cuanto se aseguran el ser juzgados por sus pares, y en tanto sus presupuestos
están basados en la falsa suposición de una profesión ajena a los problemas en que lleva a cabo su
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misión. Como un impensable pescador al que no le llegan las salpicaduras del agua ni del barro; su
línea tendida, suspensa, abstracta, sobre un río sin lecho, del que extrae sus frutos.
En esta ostentación de lo superfluo, la imagen sustituye al conocimiento, y los datos estadísticos a la
reflexión. Impuesto de la ejecución de un personaje, el abogado quedará vacío del sí mismo.
Por a través de esta conducta, pues, el sistema de justicia, y específicamente, sus operadores
inmediatos, sustentan el valor absurdo de que "todo tiene su precio", lejos de las invocaciones de
justicia que son el mero residuo de la actividad así encarada, aferrado a las tristes páginas de los
reglamentos profesionales. En cuanto no realiza el valor que el Derecho Penal supone y sustenta,
sino que le distorsiona y malversa, agotándolo en la realización de un negocio.
Por todo lo expuesto, queda expuesta la devaluación de la profesión de abogado penalista, cuyo
Código de Ética, debe dejar de ser entendido como un cuerpo de normas para inocentes, cuyo
respeto en el deber ser (en cuanto a los cánones estipulados en aquel) se lleva a cabo de modo
formal; pero cuya conducta formula valores completamente desacordes y repugnantes a la vida en
convivencia. Política de tierra arrasada, acompañada del silencio menospreciante de quienes tienen a
su cargo el control de sus funciones.
Desde el punto de vista de la ética, pues, el abogado penalista que resalta como modelo tipo en el
plexo social, esto es, la imagen que en el imaginario público se posee de su caracterización,
asentada en la realidad en buena parte de sus observaciones, puede concluirse que lejos de
conducirse en libertad por libertad, atrapa y cerca los comportamientos de sí mismo y de sus
eventuales clientes, en la victimización creciente hasta ubicarlos como partes funcionales de una gran
industria. Cosificación del ser humano que parte de la poca fe en el otro. Que proviene de la negación
del otro en uno mismo. De la negación de cada uno en cuanto sombra, recubierta por la careta del
traje y la del maletín de cuero. Superficialidad que hace del abogado un modelo televisivo.
Hasta la recuperación de su profundidad, hacia la sensibilidad de sus llagas, el abogado penalista
continuará, como hoy, haciendo la idiota ostentación de sus ganancias, mientras el acopio siga
siendo el modo de vaciar sobre sí, el molde de su indiferencia.
Tal alejamiento de lo real, supone el mito de lo jurídico, que el triste rito que le acompaña no logra
legitimarlo. Queda como un esfuerzo denodado por tratar de mantener oculta la trama subyacente, en
el sitio en que funcionan como hecho consumado. Un hacer ajenizante en que se reproducen los
mismos movimientos de un acordado "hacer de cuenta". El fingimiento de la lucha, la traición más
clara a nuestra noble profesión.
Un tallo que levanta se arremolina en tu mano. Entre sus dobleces, una gota amarga, viva, reluce. Y
es demasiado frágil para que la hagas caer de una sacudida. Te detiene, y en esa contemplación
descansas del tránsito a tu muerte, retrasas el momento de tu huída.
Preguntas
1.- Como debe ser la conducta del abogado en el ejercicio de sus funciones jurídicas?
2.- Cuál es la responsabilidad del abogado frente a sus clientes?
3.- Por qué se debe hacer conocer al cliente sobre el estado de la causa?
4.- En qué consiste el secreto profesional?
5.- Por qué es prohibido de disponer de bienes en litigios?
6.- Como deben ser manejados los bienes recibidos en depósito?
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
7.- En qué consiste el derecho de inviolabilidad del domicilio?
8.- En qué consiste el derecho a honorarios?
9.- En qué consiste el derecho al respeto?
10.- En qué consiste el deber de inscripción?
PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD
WORK PAPER 1
DIF 1
UNIDAD O TEMA: LA ETICA DEL ABOGADO Y EL NUEVO PROCESO PENAL
TITULO: LA ETICA DEL ABOGADO Y EL NUEVO PROCESO PENAL
FECHA DE ENTREGA: 16/06/06
La ética del abogado y el nuevo proceso penal
La implantación, en nuestro país, de un nuevo sistema de administración de justicia criminal ha
generado diversas necesidades de transformación. Ellas no sólo se refieren a cuestiones tales como
infraestructura, que por cierto son de gran importancia, sino que han impuesto cambios en la forma
de realizar múltiples actividades.
De lo anterior puede destacarse el cambio que la reforma procesal penal ha significado para la
actividad policial, así como para el trabajo de los jueces, tanto jueces de garantía como tribunal orales
en lo penal, como las Cortes.
Sin duda, uno de los ámbitos que mayor impacto ha sufrido es la profesión jurídica. La introducción
de la litigación oral como única forma de ejercicio de la actividad de los abogados, es un desafío que
han recogido paulatinamente los programas de enseñanza del derecho y que los propios abogados
han sabido afrontar de manera apropiada, perfeccionándose en este ámbito.
Sin embargo, una de las cuestiones que progresivamente han aparecido producto de la reforma
procesal penal, es el problema de la ética de los abogados, y sus características en el proceso penal.
Es claro que dada la configuración del antiguo procedimiento penal, marcado por el secreto en la
etapa de sumario, por las presentaciones escritas y por un activo rol del juez en desmedro de la
actuación de las partes, todas cuestiones que cambian en el nuevo proceso penal, los conflictos
éticos eran abordados de una manera menos intensa.
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
Asimismo, la falta de un sistema efectivo de control ético de la profesión jurídica no contribuye a
relevar estos asuntos, sin perjuicio de los valiosos esfuerzos que los Colegios de Abogados han
realizado en este sentido.
La práctica judicial de las etapas en que ya se ha implementado la reforma ha puesto al descubierto
esta clase de problemas. Nadie puede afirmar que el comportamiento procesal del litigante en las
audiencias preliminares y en el propio juicio oral sea una cuestión que incida en la recepción de las
estrategias propuestas en el caso. Asimismo, el grado de credibilidad que los litigantes deben tener a
fin de resultar efectivos en sus presentaciones ante los tribunales, transforma en notorios los
comportamiento que afectan la ética en materia penal.
La cercanía de la relación entre abogados e imputados y otros intervinientes da lugar a la posibilidad
de conflictos éticos, que se expresan en cuestiones como la forma de realizar la primera entrevista
del abogado defensor con el imputado, y las consecuencias que de ello se pueden extraer, que
resultan hasta ahora ajenas al ejercicio de la abogacía.
Especialmente, con el cambio de paradigma del imputado, de un objeto del proceso penal, a un
sujeto procesal de éste, las consecuencias de esta actividad del abogado cobra un rol determinante
en la configuración de la defensa.
Finalmente, la existencia de una Defensoría Penal Pública configurada de la forma en que lo ha sido
la chilena, con un principio de inexcusabilidad, puede dar lugar a cuestionamientos sobre la defensa
de ciertos clientes, tal como los denominados, clientes impopulares, asunto que será abordado en
este seminario. Tal tópico incide tanto en el ámbito de la opinión pública como en el ejercicio de la
propia actividad de los defensores. La exposición pública que el nuevo proceso significa para los
abogados que intervienen, los coloca en una posición más expuesta sobre su actividad profesional.
La incorporación de los abogados de libre ejercicio en el proceso penal nuevo ha sido
progresivamente creciente y, seguramente, se incrementará a medida que las regiones más pobladas
del país se incorporen, culminando con la Región Metropolitana. Por ello, la percepción de asuntos
como el conflicto de intereses será mayor y la incidencia de este tópico en la forma en que los
abogados organizan su trabajo, previendo este tipo de situaciones, es un fenómeno aún no
dimensionado como consecuencia de la reforma procesal penal.
Los temas relevantes desde la óptica de la ética en el proceso penal exceden con creces aquellos
que serán tratados en el seminario que nos convoca. Sin perjuicio de ello, creemos que con la
realización de este evento contribuimos a la apertura de un debate impostergable en esta materia.
De ello da cuenta la participación de numerosas instituciones, vinculadas a diversos países, en este
seminario. Así como la participación de académicos, abogados de ejercicio libre, jueces, defensores.
A todos nos compete este tema, puesto que la ética de la actividad jurídica se construye en las
relaciones entre todos estos estamentos.
Es tarea de las instituciones involucradas en la reforma procesal penal, de los Colegios de Abogados
a lo largo de todo el país y de las Escuelas de Derecho el continuar esta tarea. Renunciar a ella,
significa abandonar la pretensión no sólo de un proceso penal justo sino también de una profesión
jurídica prestigiada.
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Una y otra cuestión son componentes esenciales de una justicia penal democrática y acorde al
Estado de Derecho, por tanto, el debate acerca del tema ético en el proceso penal debe acompañar
al debate sobre toda otra cuestión relacionada al desarrollo del nuevo proceso penal.
TRABAJO DE GRUPO
En forma Grupal, investigue la repercusión jurídica del abogado defensor de delincuentes que
trabajan en Defensa publica
PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD
WORK PAPER 1
DIF 2
UNIDAD O TEMA: LA JUSTICIA
TITULO: QUE ES LA JUSTICIA?
FECHA DE ENTREGA: 16/06/06
¿Qué es la justicia?
Todos estamos llamados a velar por la justicia, a luchar para que a nadie se le prive de sus derechos
fundamentales, a trabajar para que la solidaridad sea el eje en torno al cual gire toda la vida social de
los estados y del mundo.
Es frecuente escuchar las palabras “justicia” e “injusticia”. Decimos que esta guerra es o no es justa,
que los salarios no llegan a un nivel aceptable de justicia, que aquel político es más justo que el otro,
que la ley que acaba de aprobar el parlamento es injusta, etc.
La palabra “justicia” y sus derivados son moneda de uso común. Pero cuando alguien nos pregunta
“¿qué es la justicia?”, sentimos que el suelo debajo de los zapatos se hace resbaladizo, que no
tenemos una clara idea de lo que pueda ser la justicia.
Intentemos ofrecer alguna definición con la ayuda de algunas opiniones y teorías del pasado y del
presente.
Para alguno la justicia consistiría en actuar según las leyes. Pero si las leyes son “injustas”, quien
obedece a la ley no puede ser justo...
UNIVERSIDAD DE AQUINO DE BOLIVIA
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
Para otros sería justicia dar a cada uno lo suyo. Esta definición se encuentra ya entre los griegos del
siglo V antes de Cristo, y fue recogida por Cicerón. Los autores medievales acogieron en parte esta
definición. Santo Tomás de Aquino (siglo XIII) repetía, con una fórmula del pasado, que justicia es “la
voluntad perpetua y constante de dar a cada quien lo que es suyo por derecho”. Pero, ¿qué es “lo
suyo”? ¿Hay posesiones que algunos tienen (como “lo suyo”), que han sido adquiridas de modo
injusto, sin “derecho”?
Otros piensan que la justicia consiste en respetar los pactos y no hacer violencia contra las personas.
En seguida surgen las preguntas: ¿qué significa ser persona? ¿Todos los seres humanos son
personas? ¿Es injusto dañar o eliminar al hijo no nacido, porque todavía no tiene reconocimiento
legal, porque “aún” no es persona? ¿Un enfermo terminal es persona? ¿Qué pasa cuando los pactos
son “injustos”?
En el diálogo titulado República, Platón pone una serie de importantes reflexiones en boca de algunos
protagonistas y ofrece varias opiniones sobre la justicia.
Según la mentalidad antigua que presenta y critica Platón, la justicia consistiría en lo que impone el
más fuerte. Para otros, la justicia sería una especie de limitación de nuestras ambiciones para evitar
el conflicto continuo con los demás. Para otros, según la definición que ya vimos, justo es darle a
cada uno lo que le pertenece.
Existiría, según Platón, otro modo de entender la justicia: el esfuerzo por armonizar a las distintas
personas que viven dentro del mismo estado.
Esta definición platónica pone el énfasis en la convivencia social. Lo justo es conseguir que todos y
cada uno, en la ciudad, en el estado, puedan ofrecer sus cualidades a los demás, y puedan
beneficiarse de lo que los demás realizan.
Estas ideas resultan muy interesantes, pero no llegaron a ser “perfectas” en el texto de Platón. El
fundador de la Academia no fue capaz de encontrar un “lugar” en la ciudad a dos tipos de personas:
los que sufren enfermedades en el cuerpo que les impiden ser productivos, y los que tienen
“enfermedades en el alma” (los malos, los criminales) con las que dañan continuamente a sus
conciudadanos.
Nosotros, en cambio, creemos que la justicia implica un apoyo continuo, total, entre todos (sin
ninguna exclusión) los miembros de la sociedad. En cierto sentido, la justicia no puede existir sin
solidaridad. Una solidaridad que nace desde respeto a todos y, de modo especial, desde
reconocimiento de los derechos de los más débiles.
Esto implica descubrir que también el enfermo merece nuestro apoyo porque siempre es alguien
digno de respeto. Aunque no produzca nada, aunque parezca un peso, cada ser humano vale por sí
mismo. Apreciar una vida humana simplemente en función de su productividad, o desde un cálculo de
su “calidad de vida” o de los costos que produce el cuidarla y mantenerla, implica entrar en una
mentalidad primitiva e injusta que puede llevar a experiencias tan dramáticas como las que llenaron
de horror la Europa dominada por los totalitarismos nazi o comunista.
Creemos, además, que es injusto no respetar los derechos fundamentales de quienes tienen
“enfermedades en el alma”. Los malhechores, los delincuentes, también son personas, también
merecen respeto. Ciertamente, deben pagar sus delitos. Incluso a veces habrá que privarles de su
libertad para que no puedan causar daño a otras personas. Pero todo ello no quita el buscar maneras
de “redimirlos”, de educarlos para que puedan volver a la vida social de un modo distinto y justo. A
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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES
ello debe orientarse toda sanción, aunque la realidad (la triste realidad) de las cárceles no ofrezca en
muchos lugares castigos que sean realmente educativos y “redentores”.
La justicia será siempre un tema abierto, un tema discutido y afrontado por todos. Especialmente a la
hora de establecer leyes. Sin olvidar que no pocas veces las leyes son el resultado de imposiciones
arbitrarias de grupos de poder, quizá por culpa (también hemos de reconocerlo) de la pasividad de
muchos ciudadanos que no aprovechan las oportunidades que la moderna democracia ofrece para
evitar tales abusos. Otras veces, por desgracia, las leyes reflejarán la degradación moral de todo un
pueblo, como cuando se aprueba por referéndum una ley del aborto o una ley racista.
Todos estamos llamados a velar por la justicia, a luchar para que a nadie se le prive de sus derechos
fundamentales, a trabajar para que la solidaridad sea el eje en torno al cual gire toda la vida social de
los estados y del mundo en esta etapa de globalizaciones y de cambios. De este modo la justicia
dejará de ser un sueño, una utopía irrealizable, para convertirse en algo real, concreto, vivo, en fuente
de armonía y de paz, en manantial de respeto y de apoyo hacia todos y cada uno de los seres
humanos que viven a nuestro lado
TRABAJO DE GRUPO
En forma grupal, desarrollar, analizar un expediente judicial que tenga como característica la
retardación de justicia y ver cuales son sus consecuencias patrimoniales
PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD
WORK PAPER 1
DIF 3
UNIDAD O TEMA: LA ETICA PERFECTA DE LA LIBERTAD
TITULO: LA ETICA HUMANA
FECHA DE ENTREGA: 16/06/06
La Ética perfecta de la Libertad
Las circunstancias pueden hacer que una cosa buena se haga mejor, o que una cosa mala
venga a ser peor.
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Para ser moralmente buenos, los actos humanos:
1) Tienen que tener como objeto cosas buenas, ordenadas u ordenables al fin último de la persona
que es el bien y la verdad.
2) Ser realizados no con simple "buena intención", sino con "intención buena", esto es, realmente
ordenada, derechamente dirigida, al menos implícitamente, al último fin;
3) Qué las circunstancias o ingredientes accidentales del acto humano no lo viciaran (unos gramitos
de arsénico convierten en mortal una sabrosa y sanísima tarta helada).
Las circunstancias pueden hacer que una cosa buena se haga mejor, o que una cosa mala venga a
ser peor; también, en ocasiones, atenúan la bondad o maldad de un acto. Sin embargo, no podrán
hacer nunca que un objeto intrínsecamente malo (por ejemplo, matar a un inocente) se convierta en
moralmente bueno. Deben ser condenados reiteradamente los errores de las éticas llamadas "de
situación", según las cuales, las circunstancias justificarían acciones opuestas a la ley natural,
universal y objetiva.
Sin embargo, lejos de extinguirse, esos errores parecen difundirse más y más; y en consecuencia, el
relativismo y pragmatismo éticos encuentran vía cada vez más ancha hasta desembocar en las
formas extremas de "permisivismo" a ultranza.
La coherencia en la verdad siempre es difícil, pero posible. El error, en cambio, siempre crea
paradojas y esquizofrenias, que resultarían cómicas de no estar en juego la felicidad temporal y
eterna de las personas afectadas.
El laberinto permisivo
Se ha advertido con acierto que, en algunos países, en nombre de la libertad se ha despenalizado la
droga; se ha invocado incluso un supuesto «estado superior» que alcanzaría el drogado, apto para
concebir insospechadas creaciones artísticas o literarias de enorme valor para la humanidad.
Después, se comprueba que casi ningún drogadicto «crea» nada; más bien se convierten en
atracadores. Entonces se arguye la necesidad de «buenos» Centros de Rehabilitación que permitan
recuperar para «el buen camino» a los adictos al estupefaciente (2).
La pregunta es inevitable: ¿cuál es el «buen camino»? El relativista, el pragmático, el materialista, el
situacionista, no sabe responder: carece de una definición fundada de ""lo que es bueno". En el
ámbito de la vida pública, «lo bueno» se suele confundir con los intereses de un grupo, de una clase,
de un partido o de un gobierno. Así, por ejemplo, si consigue incrementar votos, se tiene por «bueno»
la despenalización de la droga, del aborto, la eutanasia, o lo que sea. Como, en rigor, no se conoce lo
que es en verdad el hombre --alma inmortal que anima un cuerpo-- se carece de un código moral
previo a la acción. Para la acción, no disponen de otro criterio de verdad y bondad que la acción
misma (la praxis, tema típicamente marxista). Como es lógico, lo normal es que yerren antes de
acertar; y a menudo los errores son de tal categoría que la rectificación resulta muy penosa o punto
menos que imposible.
No hemos de excluir a priori, de ese comportamiento, una vaga intención bondadosa de procurar que
los ciudadanos pasen la vida «lo mejor posible». El problema es: ¿qué será «lo mejor» para el
ciudadano, si no sé qué es «lo bueno» para él, puesto que tampoco sé qué y quién es el ciudadano?
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Quieren que las cosas funcionen «bien», pero sin estudiar qué es el hombre en su integralidad, cuál
es su naturaleza, cuál es su origen y cuál es su fin último.
En tal coyuntura, las piruetas para conjugar el vicio con el orden son realmente circenses. Les parece
bien, por ejemplo, que un hombre, en abuso de su libertad, se emborrache; pero les disgusta que,
borracho, estrangule a su mujer o la del vecino. No se lamentarían de que haya drogadictos, con tal
de que éstos se ganaran honradamente los enormes dineros que cuesta cada «ración». Es un modo
de exaltar la libertad característico de una mal llevada adolescencia. Se quiere el acto malo por ser
libre (y porque apetece), pero no se quieren las consecuencias naturales, inevitables del mal uso de
la libertad. El mal absoluto sería la «represión» (palabra odiada, si las hay), pero tampoco les parecen
buenas las consecuencias de las faltas de represión.
Algo habrá que reprimir, claro es, pero subrepticiamente, sin que se note, de modo vergonzante, con
cierto rubor. Habrá que comprender, más aún, defender, que el hombre sea «un poco» ladrón, «un
poco» asesino, «un poco» violador, tratando de evitar que lo sea «mucho», que vaya a alterar el
orden de la vía pública.
En tales laberintos sin salida se atrampa el situacionismo, falto de un criterio objetivo de bondad, que
permita discernir, al menos en las cuestiones fundamentales, el bien y el mal antes de la praxis.
La libertad que gritan es una libertad desmochada, amputada, mutilada por lo alto y por la base;
disminuida, reducida a «posibilidad-de-hacer-sin-trabas-lo-que-me-venga-en-gana», excluyendo lo
exclusivo de la libertad propiamente humana, la libertad de ser, de poder llegar a ser lo que se debe
ser: dueño y señor de sí mismo y de la propia situación, con aptitud de disponer de sí mismo en orden
a la consecución de lo que confiere a la vida en el mundo, su verdadero y gozoso sentido: lo que está
más allá de este mundo, de este tiempo, de este espacio, de esta situación, es decir, la Suma
Verdad.
Libertad condicionada
Acierta la «ética de situación» al afirmar que la libertad se halla condicionada por la circunstancia.
Yerra en cambio cuando piensa que la situación es más fuerte que la libertad; que la persona debe
ceder a la situación la primacía sobre las leyes universales del orden moral, como si el hombre, en
ocasiones, «no tuviera más remedio» que saltarse esas leyes, que no pudiera ser consecuente en la
conducta, que no pudiera ser siempre casto, o fiel al cónyuge.
A mi juicio, el que así piensa ostenta una grave ignorancia sobre su propia libertad. No ha percibido la
fuerza impresionante de ese tesoro, que podemos llamar libertad.
La fuerza impresionante de la libertad
Un «hombre puede estar condicionado, apremiado, empujado por no pocos ni leves factores
externos; así como puede estar sujeto también a tendencias, taras y costumbres unidas a su
condición personal. En no pocos casos dichos factores externos e internos pueden atenuar, en mayor
o menor grado, su libertad y, por lo tanto, su responsabilidad y culpabilidad. No se puede ignorar esta
verdad con el fin de descargar en realidades externas --las estructuras, los sistemas, los demás-- el
acto éticamente incorrecto de los individuos. Después de todo, esto supondría eliminar la dignidad y
la libertad de la persona, que se revelan --aunque sea de modo tan negativo y desastroso-- también
en esta responsabilidad por el acto cometido. Y así, en cada hombre no existe nada tan personal e
intransferible como el mérito de la virtud o la responsabilidad de la culpa»
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Un ilustre científico afirmaba hace poco: «Estoy convencido de que incluso dentro del ser manipulado
hay suficiente remanente de este factor llamado libertad que existe en la conducta humana. Mientras
se da un estado de conciencia es muy difícil asegurar que está anulada la libertad. Incluso cuando
está muy disminuida o casi anulada, siempre hay suficiente remanente de libertad y de
responsabilidad para amar a Dios, que es el principio de la santidad. Por eso estoy seguro que tanto
un depresivo como un neurótico pueden aspirar a ser mejor persona, a pesar de su neurosis o
depresión». De otra parte, «por lo que se refiere a la libertad interna, a lo que uno quiere dentro de sí
mismo, pienso que es casi imposible que el dolor llegue a anular completamente la libertad de un
individuo, aunque puede afectar mucho su personalidad: cuando se trata, sobre todo, de dolores
crónicos puede llegar incluso a un cambio de personalidad, pero sin que esto signifique pérdida de la
libertad» (3).
Se puede torturar y matar al hombre, pero no su libertad. Puede ser anulada su capacidad de
decisión, con procedimientos psicológicos o farmacológicos, pero si conserva la conciencia de sí,
permanece la aptitud de trascender la situación y darle un sentido, cara a lo eterno.
El hombre, más grande que el universo
El mundo puede aplastar al hombre, pero --decía Pascal--, aún entonces el hombre lo trasciende,
porque el hombre sabe que está siendo aplastado, mientras que el mundo lo ignora. Por eso incluso
en situaciones degradantes, el hombre sigue siendo dueño de sus actos y puede optar por
abandonarse a la adversidad o por afirmarse en su humanidad. Los campos de concentración --nazis
y soviéticos-- lo han puesto de relieve muchas veces.
Los materialismos son incapaces de comprender esa libertad interior, profunda, de cada ser humano.
Los más coherentes la han negado de modo explícito. Marx, por ejemplo, negaba la libertad al decir:
«la libertad es la conciencia de la necesidad». Cierto que la conciencia de la necesidad es un signo
de libertad. Cuando me siento coaccionado, sé que tengo libertad. Pero la libertad es más que
conciencia, es capacidad de decidir sobre mis actos, al menos en cuanto a su sentido.
Con una mayor dosis de vigor intelectual (metafísico), Marx hubiera podido concluir, de sus propias
palabras, una gran afirmación de libertad, porque si el hombre es «consciente de la necesidad» sólo
puede ser porque no está enteramente inmerso en la necesidad: está en ella, pero también más allá
de ella. El que está dormido no puede distinguir entre la realidad y el sueño; en cambio, el que está
despierto juzga y distingue perfectamente entre lo real y lo soñado o ensoñado. Si el hombre
estuviese del todo envuelto en la necesidad ni siquiera podría pensar en la libertad, como el que está
dormido no puede pensar en la diferencia entre realidad y sueño. Si cae en la cuenta de estar
apresado por alguna necesidad, sólo se explica porque no lo está totalmente, porque le queda un
remanente muy importante de libertad con el cual puede simultáneamente estar en una situación y
trascenderla; la puede mirar como desde arriba, desde fuera y, hasta cierto punto --pero punto muy
importante-- dominarla y darle un sentido. Así, el hombre puede, por ejemplo, sentir una pasión
fortísima que le impele a matar, a robar, a adulterar, etc. Pero si conserva su conciencia de sí, es
capaz de resistir el impulso, negarse a cometer el robo o el crimen, en una palabra, el pecado. Pensar
que la situación o circunstancia --la pasión-- puede resultar más fuerte que la libertad, es la negación
práctica de la libertad, de la trascendencia del hombre respecto al cosmos, de su dignidad radical. Es
claro, pues, que la «ética de situación» es negadora de la libertad, al menos de la personal, interior y
profunda.
En ese entonces, marxismos, materialismos en general, éticas de situación, aparecen con toda su
falsedad al desnudo. La vanidad de sus argumentaciones resulta obsoleta e irrisoria. Surge un
verdadero sentido ético de la vida, fundado en el natural señorío para el que ha sido creado el ser
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humano. Nace la formidable pasión por la libertad íntegra, ancha, profunda y trascendente, con nervio
teleológico, es decir, con sentido de larguísimo alcance, con un por qué y para qué divinos. La
libertad aparece en su justo valor, valor de medio magnífico para realizar valores aún más altos: la
verdad, la bondad, la belleza, el amor, la justicia, en toda circunstancia, en cualquier situación,
aunque para ello sea preciso empeñar la vida.
La liberación radical
La verdadera ética , se encuentra pues a muchas leguas de cualquier ética de situación. Es la ética
del señorío y de la justicia, la ética de la libertad y del Amor, que otorga un amor capaz de vivir libre,
esforzada y plenamente la amabilísima Ley del Amor.
TRABAJO DE GRUPO
En forma Grupal, analice un caso de un abogado llevado al tribunal de honor por causa de
haber faltado al código de ética del abogado
PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD
WORK PAPER 1
DIF 4
UNIDAD O TEMA: EL PROCESO SUMARIO
TITULO: PROCEDIMIENTO
FECHA DE ENTREGA: 16/06/06
PROCESO SUMARIO
Un Proceso Sumario, es también un proceso ordinario pero de menor cuantía y menos solemnidades
por eso su carácter sumario. A decir el tratadista REUS: Aún cuando la distinción de mayor y menor
cuantía, corresponde al valor de lo que se pide o se litiga, la verdadera importancia de la distinción
radica en que su finalidad responde a la conveniencia de abreviar los tramites y procedimientos en los
llamados de “menor cuantía”, para evitar que las costas y los gastos del juicio consuman el valor de la
cosa litigiosa.
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De ahí vine de división antigua de juicios de mayor y menor cuantía, hoy llamados procesos
ordinarios y sumarios como partes del grupo de los “procesos de conocimientos cuya clasificación
había citado con anterioridad”.
La diferencia con el juicio ordinario, radica en acortar los términos o plazos, en suprimir escritos y en
el reemplazo de las vistas por comparecencia o llamamiento a audiencia lo que le da su carácter de
rapidez.
DEMANDA Y CONTESTACION:
La demanda y la contestación tiene una estrecha rigidez sobre las normas del proceso ordinario toda
ves que se enmarca a las formalidades del art. 327 del CPC así como a los art. 334, 345-354 con la
salvedad que ambos escritos debe ofrecerse toda la prueba y el termino para contestar es de solo 5
días y no así de 15 como el ordinario.
Otro aspecto es que las excepciones se oponen junto con la contestación a la demanda, tal como la
había señalado en el cuadro de diferencias de estos procesos.
RECONVENCION:
He escuchado a muchos profesionales del derecho defender a capa y espada su posición en torno a
saber ¿Si existe reconvención en los procesos sumarios? Muchos de ellos rechazaron vehemente tal
situación alegando que es un proceso rápido, de pocas actuaciones procesales y de existir la
posibilidad de reconvenir pues ya no tendría tal carácter por enmarcarse como ordinarios.
Había mencionado al comenzar esta lección que el proceso sumario también es ordinario (Solo que
en menor escala) y para absolver esta interrogante nos remitimos al art. 480 del CPC. El cual admite
la reconvención en caso de que las pretensiones formuladas deriven de la misma relación procesal o
fueren conexas con las invocadas en la demanda y de igual forma esta correrá en traslado al
contrario para que responda en el plazo de 5 días respetando la equidad de las partes.
La diferencia con la reconvención en el proceso ordinario, se halla en que; para el proceso sumario se
exige el requisito de identidad de las relaciones jurídicas o conexitud con las invocadas en la
demanda que no son exigidas en el proceso ordinario.
EXCEPCIONES PREVIAS:
Las excepciones tanto previas como perentorias, deben ser opuestas en un mismo escrito con la
contestación a la demanda o la reconvención, adjuntando toda prueba que interesare a sus derechos
de acuerdo a las normas señaladas en el código civil y en el código de procedimiento.
CALIFICACION DEL PROCESO:
Contestada la demanda o la reconvención, declarada la rebeldía o rechazada en su caso las
excepciones previas y si no hubiese hechos controvertidos, el juez declarara mediante auto la
cuestión como de puro derecho, procediendo de conformidad con lo previsto en el art. 354 si hubiese
hechos controvertidos, el juez abrirá un periodo de prueba que no será mayor a 20 días, señalando
día y hora para audiencia fijando los puntos a probarse.
SENTENCIA:
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La sentencia será apelable solo en el efecto devolutivo, excepto cuando se trate de sentencias
dictadas en procesos de menor 68 a que se refiere el art. 317 Inc. 1) en cuyo caso la apelación
procederá en el efecto suspensivo.
TRABAJO DE GRUPO
En forma grupal, realice un organigrama de los procesos en materia civil según el
procedimiento y otro del tribunal de honor del Ilustre Colegio de Abogados.
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PROGRAMA DE CONTROL DE CALIDAD
VISITA TÉCNICA # 1
UNIDAD O TEMA: Etica Profesional
LUGAR: Santa Cruz de la Sierra.FECHA PREVISTA: 25/11/06.RECURSOS NECESARIOS:
Ley de Abogacía, Sede del Colegio de Abogados
OBJETIVOS DE LA ACTIVIDAD:
Conocer el proceso sumario del Tribunal de Honor.
FORMAS DE EVALUACIÓN(si procede)
Evaluación Procesual.-
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