mujeres en la bola

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Lydia Calderón
MUJERES EN
“LA BOLA”
En la revolución, las mujeres desde el
inicio actuaron de una o de otra
forma,
pues
proveían
armas,
medicinas, alimento, información,
dinero a los grupos maderistas,
carrancistas, zapatista y/o
villistas.
Seguidora de Madero desde
1909 colaboró en la prensa
específicamente en los periódicos
como el “Diario del Hogar”,
“México Nuevo” y “El Mexicano”
Alejandra Izábal Rojo
Nacida en Culiacán conjuntamente
con su madre fundó el periódico
“Juan Panadero”, en su momento
se sobrepuso al encarcelamiento de
su madre y siguió con su labor
revolucionaria.
Sara Perales C. viuda
De Camargo
Irene Márquez
Su labor era atender los bancos
de sangre hasta abril de 1916, en
este lapso cuatro de sus hermanas
perdieron la vida por la
Revolución al cumplir con la
misión de las transportar armas.
En 1911 combatió a los porfiristas,
después continuó contra Huerta.
Colaboró en el Hospital de Tetela
de Ocampo, Cuartel General de la
“Brigada Francisco I. Madero”. Se
trasladaba al lugar del combate
para atender a los heridos
Celia Espinosa Jiménez
de Bolaños
Eulalia Jiménez
Méndez
Dejó las aulas para unirse a los
revolucionarios
en
Coahuila;
participó en la famosa Batalla de
Celaya, fue nombrada capitán
primero, murió en Morelos tras
combatir a los zapatistas
Repartió propaganda prohibida en
la ciudad de México, colaboraba
con un grupo femenino encabezado
por “María Pistolas”. Auxilió a
heridos maderistas, se incorporó al
constitucionalismo y en 1920 se
retiró a la vida privada.
Hizo labor de propaganda política de la
Revolución a través del Club Político
Femenil Antirreeleccionista “Hijas de
Cuauhtémoc”. Colaboró adquiriendo
municiones, suministro de alimentos,
cuidado de enfermos y diseño de
banderas de varios Cuerpos o
agrupaciones militares.
Juana Torres
Encarnación Mares
Ángela Jiménez
Dejó la tienda de abarrotes que
atendía con su familia para unirse a
los maderistas, y después a los
carrancistas.Fungió, como soldadera,
enfermera y espía, además de
abastecer de parque a las tropas.
Vivió hasta la década de los sesenta.
Junto con su marido combatió en
decenas de batallas desde Nuevo León
hasta Veracruz, Puebla e Hidalgo;
alcanzó los grados de cabo, sargento y
subteniente.
Por
precaución
y
comodidad solía vestir como hombre y
engrosar la voz al hablar.
Se hacía llamar “Ángel”. Se unió a la
lucha después de que un grupo de
soldados porfiristas trató de violar a
su hermana. Elena Poniatowska
basó en ella el personaje de Jesusa
Palancares en “Hasta no verte, Jesús
mío”.
María del Refugio Salado
Lic. María Eugenia Fernández Álvarez.
Historiadora y Cronista de la Delegación Iztacalco.
Subdirección de Cultura.
Diseño: Claudia Elizabeth García Jaime
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