historia de vida: cuando entendí que aprender cosas nuevas en la

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Historia de vida cuando entendí que aprender cosas nuevas en la
Escuela de Artes Lleva más Tiempo
Autobiográfico
Recibido: 17 de abril de 2012
Aceptado: 3 de octubre de 2012
Nací el 16 de abril de 1984 en la ciudad de Tunja,
en un hogar conformado por mi padre, mi madre
y mis dos hermanos mayores. A los dos años de
edad me diagnosticaron hipoacusia bilateral severa
con una pérdida auditiva del 90%, pérdida total
del lenguaje, autismo y disfasia cerebral. Por esta
razón a los dos años comencé un tratamiento
terapéutico en el centro fonoaudiológico de Tunja,
pero luego de un tiempo me negaron el servicio
porque yo no progresaba, según ellos yo “le estaba
quitando el cupo a otros niños”, así fui excluida
de un tratamiento que era importante y valioso
para mi vida. Este trabajo terapéutico constaba de
fonoaudiología, terapia ocupacional y atención con
psicología durante cinco días a la semana. Algunas
sesiones eran individuales y otras en grupo, que
estaba conformado por niños con síndrome de
Down, con autismo, con parálisis cerebral y con
retraso mental. Todos tenían distintas edades,
desde bebés de meses y niños hasta seis años.
Los diagnósticos me llevaron a detectar que
padezco discapacidad cognitiva. Desde mi infancia
ISSN 2216-0159
Praxis & Saber - Vol. 3. Núm. 6 - Segundo Semestre 2012- Pág. 239-257
Ángela Paola López Niño
con ayuda de mamá
Estudiante IX semestre de
Licenciatura en Artes Plásticas
Universidad Pedagógica y
Tecnológica de Colombia
HISTORIA DE VIDA:
CUANDO ENTENDÍ
QUE APRENDER COSAS
NUEVAS EN LA ESCUELA
DE ARTES LLEVA MÁS
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Ángela Paola López Niño con ayuda de mamá
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he tenido una vida muy difícil y diferente a la de los demás, ya que no podía
escuchar nada, no hablaba nada y no comprendía nada, desde que nací
estuve ausente de todo; no entendía nada de lo que veía. Hoy recuerdo
que yo pasaba horas mirando por la ventana y veía a la gente caminar, a los
carros y a los animales moverse, y no sabía qué era eso porque mi cerebro
no funcionaba bien. Todo esto afectó en gran manera el desarrollo de mi
infancia, mi adolescencia y en general mi vida, acompañándome siempre
el miedo y el pánico porque no lograba entender. Aunque mi desarrollo
físico fue normal mis facultades cognitivas no lo eran, la discapacidad me
limitó, por eso desde los dos años de edad mi crecimiento fue acompañado
de duras jornadas de terapia de lenguaje, terapia ocupacional y tratamiento
de psicología, sin lograr ningún progreso ni rehabilitación durante mis
primeros seis años. Cuando volví a las terapias, la fonoaudióloga me
enseñó el lenguaje de señas como una opción para que me comunicara;
aunque lo aprendí, me negué a utilizarlo.
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No sé cómo ni cuándo surgió en mí un gigantesco deseo por hablar, por
aprender a escribir y por estudiar. Tal vez el ejemplo de mis hermanos
me impulsó, pues yo los veía salir todos los días para ir al colegio y los
observaba cuando hacían las tareas, pero como no podía hablar, se lo
hice saber a mi mamá de una forma muy particular: yo me vestía con
el uniforme de mi hermana Andrea y llenaba un morral escolar con
cuadernos y libros que mis hermanos habían dejado de los años pasados
y así me paraba en la puerta de la casa, por largo tiempo, con movimientos
propios de los niños autistas, meciendo todo mi cuerpo de adelante hacia
atrás, lentamente. Otras veces tomaba a mi mamá de la mano y con
expresiones en mi rostro le pedía que saliéramos, así, mi mamá entendió
que yo quería ir al colegio al igual que mis hermanos. Tomar la mano de
mi mamá me hacía vencer el miedo de salir a la calle, su compañía me
daba seguridad.
Entonces mi mamá y yo comenzamos una difícil labor: “buscar un
colegio”, pero no lo logramos porque en todos los colegios a los que
íbamos nos decían: «no, esa niña no puede estudiar, no puede aprender,
no puede estar con niños normales, no hay cupo para niños diferentes».
Siempre se escucharon las frases de rechazo, de negativa e imposibilidad.
Las puertas se cerraban, en ningún colegio había un pupitre para mí, le
decían a mi mamá «una niña así es torpe, bruta, es como un animalito,
téngala en su casa porque ellos son distintos a los otro niños, el colegio no
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A la edad de siete años ingresé a preescolar. Aprendí a escribir pero
como no podía hablar no aprendí a leer y se me dio otra oportunidad:
repetir preescolar. Hacía tres años que en el centro fonoaudiológico me
habían suspendido el tratamiento terapéutico porque no veían en mí
ningún cambio favorable, ni progreso alguno. Cuando comencé a repetir
preescolar se abrió un nuevo programa de terapias en el hospital siquiátrico.
Mi mamá me inscribió allí de tal manera que las terapias eran en la jornada
de la mañana y en la jornada de la tarde las clases en el colegio. Como
yo no entendía, para mi mamá también comenzó un trabajo bien difícil:
“hacerme entender todas las cosas”. Aparte de llevarme diariamente a
las terapias y al colegio, también ocupó su tiempo en conocer todo lo
que me enseñaban en las clases para hacer que lo aprendiera y lograr así
que lo comprendiera. Sin proponérmelo y sin planearlo, logré unir las
enseñanzas de mis profesores y el trabajo de la fonoaudióloga con las
explicaciones de mi madre para alcanzar mi mayor propósito: aprender a
hablar para poder leer y así comprender para que no me cerraran la única
puerta que se me había abierto en mi deseo por estudiar.
Aprender a hablar ha sido lo más difícil de mi vida. Aún recuerdo las
formas tan especiales que tenía para hacérselo saber a mi mamá. Dice
ella que no olvida la expresión de mi rostro y el manejo que le daba a
mis manitos tratando de sacar palabras de mi boca para comunicar mi
deseo por aprender a hablar. Mi madre me entendía todo y ella le decía
a la doctora Martha (la recuerdo con aprecio), lo que yo quería. En ese
momento la hipoacusia estaba disminuyendo gradualmente. Había
comenzado a escuchar y mi cerebro dormido comenzaba a despertar.
Los movimientos autistas que mecían continuamente mi cuerpo, aunque
eran constantes, ya eran menos fuertes. Estos eran los frutos de haber
iniciado una vida académica, un aprendizaje, una etapa escolar normal, sí,
porque yo fui aceptada en un colegio de educación escolar para “niños
normales”. Aunque muchos no esperaban ver progreso en mí, tanto mi
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es para ella» y otras palabras muy duras y feas que no quiero mencionar.
Pero mi ánimo no decaía, mi deseo por estudiar era más fuerte y eso
aliviaba el dolor en el corazón de mi mamá, a quien vi llorar muchas veces
al oír el desprecio y la humillación. Durante dos años tocamos muchas
puertas sin obtener respuesta positiva, pero un día llegamos al colegio
Mundo de Creaciones en donde comenzó a brillar una luz de esperanza,
pues allí inicié otra etapa de mi vida, la etapa escolar.
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profesor Fabio Simijaca, su esposa la señora Inés, la doctora Martha mi
fonoaudióloga y mi mamá, sí lo esperaban, pero yo misma era la más
comprometida en mi recuperación, pues había en mí una fe mayor que
siempre me impulsaba; no sé cómo explicar esto, pero yo sé que era DIOS
en mí.
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A los ocho años comencé a pronunciar sonidos guturales con ayuda de
mis profesores y de mi fonoaudióloga. Con mucho esfuerzo a esa edad
dije por primera vez “mamá”, comencé a hablar palabras muy cortas como
sol, luz, día, pero frases no, porque mi cerebro se negaba a comprender y a
desarrollar un lenguaje claro. Para mí era muy difícil hablar, pero entender
y comprenderlo todo fue aún más difícil, pues estaba aprendiendo un
lenguaje que mi cerebro desconocía, para el cual no estaba diseñado, no
funcionaba, no estaba preparado para discriminar palabras ni sonidos,
ahora comenzaba la labor más titánica, ya no era solo aprender a hablar,
también era lograr entender y comprender.
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Para que yo pudiera pronunciar las palabras comencé a conocerlas
por medio de dibujos. Inicialmente tenía que reconocer las figuras y
relacionarlas con los sonidos para que entendiera los significados de lo que
pronunciaba, por ejemplo, ver una flor, ver una mariposa, ver un número,
ver un carro y ver cómo se escribían para luego aprender el sonido de
cada letra, de cada vocal, de cada consonante y de cada palabra, luego
relacionarlas con la vida real, con la verdadera existencia de las cosas, por
eso mi cartilla de lectura y los libros con imágenes, con dibujos y figuras,
fueron de mi preferencia. Así que yo aprendí a hablar por lo que veía y no
por lo que oía. En esto mi mamá fue muy sabia, porque ella utilizaba un
cuaderno para dibujar un objeto y escribirme el nombre del objeto, para
que yo primero observara el dibujo y luego leyera la palabra y la repitiera
varias veces hasta que mi cerebro codificara y así poder pronunciar.
Este ha sido el proceso y el método con todas las palabras que he aprendido.
Todavía hasta el día de hoy mi madre lo utiliza para explicarme las clases
y las cosas más sencillas de la vida. Mi cotidianidad gira alrededor de las
imágenes, las figuras, los dibujos, los gráficos, las pinturas, las fotografías
y hasta el cine, todo esto me ha servido de apoyo y de referencia para
que mi cerebro desarrolle el lenguaje y la comprensión, es decir, para que
funcione con relación a lo cognitivo. Creo que así fue como nació mi amor
por el ARTE. Sin pensarlo, el ARTE ha sido la mejor herramienta para
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superar la discapacidad, ha sido mi aliado para lograr mi mayor deseo:
hablar y entender. Ha sido el mejor compañero en este duro proceso. Sí,
el ARTE ha sido la TERAPIA MÁS EFECTIVA.
El trabajo era arduo, no se podía perder el tiempo, cada día procuraba
aprender algo nuevo. Cada día pronunciaba una nueva palabra, mi
mamá era muy creativa en los métodos de aprendizaje, utilizaba dibujos,
figuras, libros, láminas, mapas, diccionarios, o ella misma hacía las figuras,
escribiendo la palabra correspondiente, de manera que yo pudiera leer
para entender y luego poder hablar y así avanzar en los años escolares. Por
eso para mí la educación no sólo ha sido una fuente de aprendizaje en la
parte académica, sino también una herramienta para la rehabilitación, muy
favorable para superar la discapacidad que, en gran manera, afecta mi vida.
Así pasé la primaria, los logros fueron asombrosos. Aparte de tener una
temática especial en la casa para aprender, también conté con las terapias
de lenguaje dos horas diarias, así que mis días se vivían intensamente, pues
era cumplir con la jornada académica en el colegio, las terapias de lenguaje
y el tiempo de refuerzo en la casa. De niña no aprendí a jugar porque
le tenía mucho miedo a los juguetes, sentía pánico, no los tocaba, solo
tomaba en mis manos los que eran muy pequeños porque no entendía
qué era eso, ni para qué servían, no comprendía qué era jugar; aunque mis
hermanos trataban de enseñarme no fue de mi interés hacerlo.
Cuando terminé la primaria comenzó otra etapa porque deseaba ingresar
a bachillerato. No me conformaba, me crecieron las alas, quería seguir
estudiando. Nació en mí la idea y con mi mamá fuimos a buscar colegio
para iniciar el bachillerato, pero otra vez volvimos a escuchar las frases
negativas y las oposiciones. Yo tenía todo en contra, y si a esto añadíamos
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Mi discapacidad llevó a mi mamá a mantener una comunicación continua
con mis profesores para conocer cada tema, cada tarea, cada trabajo que
ellos explicaban y que yo no lograba comprender, para que luego de
explicarme y ayudarme, yo pudiera cumplir con mi responsabilidad como
estudiante. No se trataba de hacerme los trabajos, ni las tareas, era más
que eso, era lograr que mi cerebro funcionara para alcanzar el aprendizaje
y por medio del aprendizaje lograr que se desarrollara el lenguaje. Aunque
poco a poco éste fue desarrollándose no era muy claro, la pronunciación
era deficiente porque yo no lograba hacerlo, mi esfuerzo era muy grande,
pero hoy he progresado muchísimo.
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la difícil forma de aprender, el sueño se veía imposible de lograr, pero lo
valioso era que yo no me rendía ante nada, no me sometía a vivir bajo
una discapacidad, quería superarlo todo y los obstáculos no lograrían que
dejara de soñar con obtener un diploma de bachiller, confiaba en Dios y
sabía que mi madre estaría junto a mí como siempre lo hizo y que unidas
lo lograríamos. Pero de nuevo se cerraron las puertas. En los colegios que
me presenté no les agradaba la idea, era más fácil decir «No hay cupos
para ese tipo de alumnos». Por eso duré dos años sin poder estudiar.
Durante este tiempo me dediqué a estudiar sistemas, gracias a una beca
que me gané.
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Al igual que la primaria, esto no fue fácil, fue más difícil, pero yo sabía que
si había logrado lo uno, lograría también lo otro. Me dieron la oportunidad
en un colegio privado, eso sí, poniéndome muchas condiciones, entre ellas,
que solo me aceptaban por un año, pero se dio un gran paso, se inició el
bachillerato. Para este tiempo la pérdida auditiva había disminuido, ahora era
de un 60%, mi lenguaje era muy precario y poco entendible, la comunicación
con los demás era insuficiente, todo esto se siguió viendo como un
gran impedimento; por eso mi compromiso fue mayor. Ya teníamos la
experiencia del trabajo realizado en el aprendizaje hasta terminar la primaria,
esto era una base en la que me apoyaba para realizar el bachillerato; además
la enseñanza del colegio era personalizada, dirigida por un guía, y eso me
favoreció muchísimo. Allí también viví el rechazo de algunos profesores,
de un grupo de compañeras que se unieron para sacarme y, al igual que
en primaria, hasta los padres de familia mostraron desacuerdo con que
recibieran a una niña como yo, pues eso era un desprestigio para el colegio.
No busqué preferencias ni cosas fáciles, tampoco que me regalaran las notas.
Para mí nunca hubo métodos especiales, sólo era aceptar a una alumna
diferente que tenía una forma de aprendizaje distinta a las demás alumnas.
Con esto aprendí que en los colegios los profesores no están preparados
para enseñarle a alumnos que presentan algún tipo de discapacidad, por eso
es preferible rechazarlos.
El aprendizaje fue más difícil porque la cantidad de materias se duplicó,
estudiaba en dos jornadas y las terapias de lenguaje fueron más intensas,
la exigencia académica era mayor, no se podían perder materias para
conservar el cupo en el colegio, además tenía que participar en una
actividad lúdica como danzas, coros, la tuna, la banda, deportes, teatro
y otras. Cada actividad tenía su exigencia tanto en tiempo como en
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rendimiento y yo me sometí a todas las reglas con tal de estudiar el
bachillerato, así que el estudio lo combinaba participando en el grupo de
danzas. Allí mi desempeño fue asombroso. Aunque no entendía nada de
música logré formar parte del grupo de danzas del colegio durante tres
años. Esto me hizo obtener una medalla de “honor al mérito”. Pero lo
que nadie esperaba era que lograra notas excelentes en todas las materias,
todos los años, y por esto cada año me dieron una medalla de “honor
al mérito” y muchas veces mi nombre estuvo escrito en el cuadro de
honor. Gracias a mi rendimiento académico cada año me daban la orden
de matrícula para el año siguiente, siempre con la sentencia de que era
la última oportunidad que me daban para estudiar allí y eso, según ellos,
porque tenían misericordia de mí.
Al llegar a grado once, en el año 2006, vimos un obstáculo mayor, presentar
el examen del ICFES, requisito para recibir el diploma de grado y para
ingresar a la educación superior, algo que nadie pensaba que lograría. Los
directivos del colegio se opusieron diciendo: «Ella nunca podrá ingresar a
una universidad, ninguna universidad la aceptará». Pero a mí, las alas me
seguían creciendo y desde que estaba en grado séptimo vino a mi corazón
la idea de estudiar Artes Plásticas en la universidad. Por esta idea me
esforcé para aprobar todos los años, había luchado tanto por esto, que la
negativa del colegio no fue un obstáculo y me presenté al ICFES de forma
independiente, pues el colegio me negó el apoyo. Obtuve una nota de 56.55
puntos, promedio suficiente para ingresar a la universidad, de tal manera
que presenté el examen de admisión y la entrevista y pasé. Con el alto
puntaje del ICFES logré mi sueño más alto: estudiar Artes Plásticas en la
Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia de la ciudad de Tunja.
Hoy estoy terminando mi carrera de Artes Plásticas porque mi mayor meta
es llegar a ser profesora de Artes Plásticas para niños con discapacidad
cognitiva. Hoy la escuela de Artes Plásticas cuenta con una alumna con
discapacidad cognitiva, por eso me han permitido tener una tutora para
apoyar y suplir mi necesidad académica, esa tutora es mi mamá, quien
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El método de aprendizaje fue el mismo, por las guías que cada profesor
entregaba, mi mamá conocía los temas de cada clase, los trabajos, tareas,
ejercicios, cuestionarios y exposiciones que se harían en cada materia y al
igual que en primaria ella me explicaba para que yo lograra entender. Así
pasaron los años de bachillerato, yo aprendía y también progresaba.
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siempre ha estado conmigo en todo mis procesos, tanto en los académicos
como en los de rehabilitación. Tengo que decir que la aceptación en las
clases no ha sido fácil, porque aunque la universidad es otro universo, allí
los profesores tampoco están preparados para dictarle clase a una alumna
que tiene una limitación cognitiva. Allí también se ha vivido el rechazo, las
negativas y el inconformismo, pero también se han encontrado profesores
que tienen una gran calidad humana y que enseñan no solo con la razón
sino también con el corazón, que se comprometen con una buena causa,
que saben utilizar métodos, que toman el arte como una herramienta
para transmitir el conocimiento, que no solo enseñan artes plásticas,
que no miran al estudiante solo como un alumno, sino que también se
preocupan por capacitar personas útiles a la sociedad que, ante todo, sean
excelentes seres humanos, capaces de acercarse por medio del arte a todas
las comunidades, entre ellas, a la población en condición de discapacidad.
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En la universidad el método de aprendizaje es diferente, pues aunque logré
superar totalmente el autismo y la hipoacusia, aun no totalmente la disfasia
cerebral, pero sí en un alto grado; además, año tras año, mi lenguaje ha
mejorado tanto en calidad como en cantidad. En la Escuela de Artes utilizo
una pequeña grabadora en la que grabo cada una de las clases, pues aún no
logro entender ni comprender todo lo que los profesores enseñan. El apoyo
de mi madre sigue siendo clave para lograr un buen desempeño. Ella dedica
su tiempo, especialmente en las tardes, para escuchar las clases grabadas, toma
nota de todo lo que el profesor enseñó y de los trabajos que dejó, para luego,
cuando regreso de la universidad en horas de la noche, explicarme. Para ello
sigue utilizando el método de hacer dibujos, gráficos y todo cuanto pueda
hasta lograr que yo comprenda. También lee las fotocopias y los libros para
luego explicarme. Me ayuda a escribir textos pues esa es otra deficiencia que no
logro superar del todo, porque no puedo escribir textos ni frases coherentes,
pero lo que yo escribo ella lo corrige, es como traducir, pasar de mi idioma
al idioma de los profesores, de modo que ellos entiendan. En esto también
me he superado porque ya escribo mejor. Tampoco puedo escribir dictados
ni apuntes en clase, pero algunos compañeros me prestan el cuaderno para
copiar, además mi madre también me ayuda a preparar los temas para las
exposiciones y para las evaluaciones. Es un trabajo arduo porque lo que leo no
lo puedo entender completamente pero cuando se me explica de forma que
lo comprenda lo aprendo. Son muchos los recursos que mi madre utiliza para
que yo alcance mis metas y logre hacer mis sueños realidad. En algunas clases
he contado con su presencia, con su acompañamiento, aún en medio de su
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difícil estado de salud, porque no ha sido fácil la relación y la comunicación,
especialmente con una profesora, pues ella decía que no se explicaba por
qué a mí me habían recibido en la universidad, pues con esos problemas
no se puede ser profesional, la universidad no tiene filtros para seleccionar
a los estudiantes, no deben permitir que personas como estas ingresen a
una facultad y menos si es a una Licenciatura, tratando así de hacerme las
cosas más difíciles. Fueron muchas las razones expuestas en las reuniones del
comité para impedir que yo siguiera estudiando, pero gracias a Dios ya voy
llegando a la meta trazada.
s El amor generoso, comprometido, constante, incansable e
incondicional de los padres y los familiares. Ésta es la mejor
herramienta que ellos tienen para acompañarles en todo tiempo.
s La voluntad propia, aceptar su condición pero poner de su parte para
no rendirse ni conformarse pues siempre habrá algo mejor. El ánimo
sale del corazón, allí está el mejor tesoro que tenemos: el deseo por
superarlo todo y tener una visión triunfadora.
s La educación es la mejor herramienta, no solo para formar a un
profesional, sino también para rehabilitar e introducir a una persona
con discapacidad a una vida útil, productiva, a una sociedad activa y
exigente. La inclusión de los niños con discapacidad a la educación
es una gran oportunidad que les abre caminos donde parecía que no
existían. Hoy la educación es la mejor puerta abierta al alcance de ellos,
tanto los padres, los docentes, los familiares, los establecimientos
educativos y los servicios de salud deben hacerla fructificar en
beneficio de los que así lo requieren.
Escribo mi vida para animar a otras personas que también se ven limitadas
por sufrir una discapacidad. Con esfuerzo, con voluntad propia, con una
visión positiva, con perseverancia, se pueden saltar obstáculos, se pueden
abrir puertas y se pueden derribar los imposibles y cambiar lo negativo.
Las personas que padecemos una discapacidad debemos ser reconocidas,
debemos ser valoradas como seres humanos pues nosotros también lo
somos, se nos deben respetar y cumplir los derechos porque nosotros los
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Mi vida, mi entrega y dedicación al estudio día tras día, es para que en medio
de las dificultades logre tener una vida independiente y útil, capaz de servir
a otros. Yo creo que en la recuperación de una persona con algún tipo de
discapacidad cuentan varios factores que son de gran importancia, tales como:
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tenemos, la ley nos los ha otorgado. Se nos debe dar la oportunidad de
cumplir nuestros sueños, nuestros anhelos y planes, porque nosotros lo
merecemos y lo necesitamos, solo se requieren las manos extendidas de
los padres y de los docentes, que sean creativos, que tengan herramientas
pedagógicas y una visión positiva que beneficie a la sociedad. Nosotros
no somos un problema porque si hay inclusión en la educación seremos
parte de la solución, sin duda, todos unidos, daremos día a día grandes
lecciones de vida.
Hoy agradezco a mis padres y a mis hermanos todo su apoyo, en especial
a mi madre por su amor incondicional, su entrega, su dedicación y su
compañía, sin ella esto no sería una gran hazaña, gracias a todos mis
profesores y a las fonoaudiólogas, a las psicólogas, a los neurólogos y a
muchas otras personas que me han acompañado a lo largo de mi camino.
Estos son algunos de los diagnósticos.
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Autismo
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Cuando hablamos de autismo y de personas con autismo estamos hablando
de un conjunto de alteraciones semejantes, pero cuya manifestación varía
mucho en grado y forma de unas personas a otras. Por lo tanto, la idea
de tomar el autismo como un continuo (espectro) más que como una
categoría única, nos ayuda a entender que cuando hablamos de autismo
y otros trastornos generalizados del desarrollo estamos empleando
términos comunes para hablar de personas muy diferentes.
El término ‘Espectro Autista’ fue empleado por primera vez por Lorna
Wing y Judith Gould en el año 1979.
En 1988 Lorna Wing expuso que las personas situadas en el espectro son
aquellas que presentan:
1. Trastorno en las capacidades de reconocimiento social
2. Trastorno en las capacidades de comunicación social
3. Patrones repetitivos de actividad, tendencia a la rutina y dificultades en
imaginación social1.
1 Tomado de http://www.autismo.org.es/AE/autismo/queesautismo/Que_
son_los_Tastornos_del_Espectro_Autista.htm
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Hipoacusia bilateral severa del 90%
La hipoacusia se define como la disminución de la percepción auditiva.
La comprensión es prácticamente nula, incluso con amplificación. No
se produce un desarrollo espontáneo del lenguaje. La audición es la vía
habitual para adquirir el lenguaje, uno de los más importantes atributos
humanos. El lenguaje permite a los seres humanos la comunicación a
distancia y a través del tiempo, y ha tenido una participación decisiva en
el desarrollo de la sociedad y sus numerosas culturas. El lenguaje es la
principal vía por la que los niños aprenden lo que no es inmediatamente
evidente, y desempeña un papel central en el pensamiento y el
conocimiento. La sordera es un impedimento severo cuyos efectos
transcienden ampliamente la imposibilidad de hablar. El diagnóstico
precoz y la rehabilitación adecuada previenen la consecuencia más
importante de la hipoacusia infantil: crecer sin un lenguaje2.
Disfasia cerebral
Por lo general, este trastorno es detectado en la infancia y se diferencia de un
retraso simple del lenguaje en que no evoluciona tan rápido como éste. Para
ser diagnosticado con precisión, se debe realizar una evaluación completa
de las capacidades cognitivas generales y del lenguaje de la persona.
En el caso del lenguaje, debe analizarse tanto su modalidad receptiva
como expresiva y su nivel fonológico (sonidos), léxico (vocabulario),
morfosintáctico (gramática), semántico (significado) y pragmático (uso).
Entre los tipos de disfasia, pueden mencionarse los trastornos de vertiente
expresiva, los trastornos de programación fonológica, los trastornos que
afectan la comprensión y la expresión, la agnosia auditivo-verbal, los
trastornos del proceso central de tratamiento y formulación, el déficit
semántico pragmático y el déficit léxico-sintáctico3.
2 Tomado de http://www.sitiodesordos.com.ar/hipoacus.htm
3 Tomado de http://definicion.de/disfasia/
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La disfasia suele ser definida por exclusión, ya que nombra el inicio o
desarrollo retrasado del lenguaje que no puede ser atribuido a un déficit
sensorial, deficiencia mental, trastorno psicopatológico, privación socioafectiva o lesión cerebral evidente.
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Total ausencia del lenguaje
De las tres maneras de evaluación de la afasia nos vamos a centrar en
la segunda. Prácticamente todos los test de afasia exploran básicamente
el lenguaje o habla espontánea, la repetición, la denominación, la
comprensión, la lectura y la escritura. El más utilizado es el test de Boston.
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Evaluación de la expresión oral: se valora el habla espontánea, la repetición,
la denominación y las series de palabras automáticas.
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Evaluación de la comprensión oral: la evaluación de la comprensión es más
difícil que la evaluación de la expresión, ya que no es un factor que a veces se
pueda determinar de forma clara y sencilla. Se pueden comprender palabras
de uso frecuente y haber perdido la capacidad de comprensión solo para las
de uso muy infrecuente. Por otra parte, la dimensión concreto/abstracto
también parece muy importante en este sentido, puesto que se ha demostrado
que los afásicos tienen menos problemas con los términos concretos. Una
de las formas más comunes de evaluar la comprensión consiste en pedir
al alumno que realice órdenes concretas, es evidente que si las realiza da la
comprensión, no obstante, en los casos que no realiza correctamente lo que
se le ha pedido, la interpretación es más ambigua, puesto que puede tratarse
de una apraxia, por ejemplo, o bien de una imposibilidad de mantener
secuencias largas, sin que ello signifique alteración en la comprensión del
lenguaje hablado. Otro método de evaluación consiste en evitar respuestas
que requieran actividad motora, pidiendo al sujeto únicamente que responda
sí o no. Un tercer método de exploración consiste en pedir que señale los
objetos que el evaluador nombra.
Evaluación de la lectura y escritura
Una gran mayoría de los test de afasia incluyen identificación de letras,
números, la lectura de palabras y oraciones y las conocidas pruebas de
ensamblar palabras a cuadros y viceversa, así como emparejar un estímulo
auditivo a una palabra. Se distingue la intervención según se trate de una
afasia motora o sensorial.
En la afasia motora el objetivo es el desbloqueo del lenguaje a través del
lenguaje automatizado. Los ámbitos de trabajo son la articulación, los
agramatismos y la construcción de frases. Se hace en tres fases: En las
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técnicas de articulación se comienza con ejercicios de diferenciación de
sílabas. Primero se tomará conciencia de la estructura silábica a través
de los fonemas, las vocales y los ejercicios logo cinéticos. Después se
corregirán los agramatismos para alcanzar la coherencia gramatical de las
frases y, por último, se harán ejercicios de construcción de frases mediante
ejercicios de completar frases y de concordancia, entre otros. Siempre se
tiene en cuenta la importancia de prestar mucho apoyo visual.
Para restablecer el reconocimiento de los sonidos del lenguaje trabajamos
siempre en orden fonema, palabra, frase, un ejemplo de trabajo podría
ser: se coge una palabra conocida y familiar, él la pronuncia mal, se le
muestra una imagen que represente la palabra, se aísla el primer sonido
y se articula por separado, se coloca la letra de ese sonido al pie de la
imagen y se vuelve a articular, se induce al niño a que emita el sonido, y se
continúa con el resto de los fonemas4.
MI EXPERIENCIA: ARTE TERAPIA, UN ACERCAMIENTO PEDAGÓGICO AL MUNDO DE LA DISCAPACIDAD COGNITIVA
El mundo de la discapacidad es muy amplio, conociendo como
discapacidad la limitación de tipo físico-motriz, sensorial o cognitiva con
la que convive una persona y que la pone en desventaja frente a los demás.
Durante mi estudio en la Licenciatura de Artes Plásticas en la Universidad
Pedagógica y Tecnológica de Colombia, he llevado a cabo las prácticas
pedagógicas con población en condición de discapacidad, en la Fundación
4 http://www.mailxmail.com/curso-logopedia/disfasia-alteraciones-lenguaje-oral
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En los trastornos afásicos con predominio receptivo o sensorial el objetivo
será mejorar la percepción del sonido y la comprensión de mensajes
orales. Para ello trabajamos la jergafasia o descolocación del lenguaje de
tal forma que se entiende el reconocimiento de los sonidos. Para trabajar
la jergafasia es importante conseguir que el alumno no se centre en el
propio lenguaje sino en otra actividad (por ejemplo manipulativa) mientras
nosotros le hablamos, realizar acciones basadas en modelos orales con
apoyo visual y agrupar palabras en función de su significado.
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Ángela Paola López Niño con ayuda de mamá
San Alejandro de la ciudad de Tunja, con el fin de investigar los niveles
académicos, los métodos de aprendizaje y conocer el comportamiento
en un salón de clase. Allí presenté varios proyectos proponiendo el arte
como una herramienta pedagógica útil en el aprendizaje de alumnos
con limitaciones. Con esta investigación me he acercado al mundo de la
discapacidad cognitiva, para esto he utilizado el método de investigación
cualitativa, en el plano etnográfico, ya que se ha tomado un grupo de
personas que sufren discapacidad cognitiva, específicamente que viven
con autismo y síndrome de Down, y que asisten a la Fundación San
Alejandro.
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Con esta investigación se busca conocer aspectos cotidianos de la vida
de ellos como su comportamiento familiar y social y, el más importante,
el aprendizaje, ya que es en este aspecto donde ellos necesitan métodos
especiales, personas idóneas, que no solo se sensibilicen frente a
su limitación, sino que se familiaricen y se vinculen al mundo de la
discapacidad cognitiva con un trabajo responsable, comprometidos en
el bienestar y el progreso de tales personas, que presentan como mayor
necesidad el “buen trato”.
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Hacer una investigación en el campo de la discapacidad cognitiva no
parece una idea atractiva, ni se espera de este trabajo resultados positivos
y menos si la investigación tiene el carácter pedagógico en el área de la
docencia, pues se cree que el tema de la discapacidad sólo le corresponde a
la Psicología, la Neurología, y a la ciencia médica en general, limitando así
la posibilidad de la inclusión y la participación, aflorando la discriminación,
en un mundo que se abre cada día a las nuevas oportunidades, como si
no fuera suficiente ver que las personas que tienen su vida impregnada
por una discapacidad cognitiva tienen todas los puertas cerradas dentro
de una sociedad que progresa y avanza. A ellos la sociedad les ha cerrado
las puertas laborales, culturales y afectivas y les ha impedido entrar por la
puerta de la academia, del aprendizaje y del conocimiento, desconociendo
que el aprendizaje es la fuerza que les abre la puerta al mundo de las
oportunidades, para así dejar de ser un problema del gobierno, de la
sociedad y de la familia; aquí hablo por experiencia propia.
Sí, mi mundo estaba enmarcado por el autismo, por la hipoacusia
bilateral severa y por la disfasia cerebral. Todo esto me mantuvo ausente
del mundo real por muchos años, imposibilitada de una comunicación
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Historia de vida cuando entendí que aprender cosas nuevas en la
Escuela de Artes Lleva más Tiempo
Hoy se habla mucho de inclusión a la educación de aquellas personas
en condición de discapacidad, de respeto y oportunidad para
todos, de aplicar la Constitución Nacional que tiene como fundamento
los “derechos humanos”. Pero ¿cómo se puede abrir la puerta de la
educación para incluir a los alumnos en condición de discapacidad, si
desde el campo de la docencia no se conoce el mundo de la discapacidad,
en especial si la discapacidad es de tipo cognitivo? Recordemos que la
población con discapacidad cognitiva ha tenido que vivir en un mundo
aparte, son las personas diferentes, los anormales, los brutos, los torpes,
los que no sirven para nada, los rechazados y los que avergüenzan por
ser la “población problema” de la sociedad. La educación, la docencia
y la academia nunca los tuvo en cuenta, pero hoy hay que incluirlos, hay
que permitirles que lleguen al colegio, que entren al salón, que ocupen
un pupitre y que aprendan como todos los demás y junto a todos los
demás. Aquí es donde yo creo y veo necesario, además de urgente, que
las universidades preparen, capaciten y formen docentes aptos y capaces
de acercarse con sus pedagogías al mundo de la discapacidad, aún más,
al mundo de la discapacidad cognitiva. Pero eso solo se puede lograr si el
alumno-docente, dentro de su licenciatura, incluye la investigación que le
brinde el conocimiento sobre discapacidad cognitiva y viva la experiencia.
La investigación nos acerca a ellos, nos enseña sus riquezas, sus valores,
nos descubre sus talentos, nos informa sobre sus capacidades —aunque
éstas sean limitadas— y nos guía para dirigir sus habilidades. Nos borra
la falsa teoría que los mantuvo por mucho tiempo en el olvido: “los niños
con discapacidad cognitiva son brutos, torpes y no pueden aprender”. La
investigación nos revela sus problemas, sus necesidades y carencias, pero
también nos lleva a descubrir métodos pedagógicos para enseñarles y para
lograr que ellos aprendan.
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verbal, y comprometió gravemente la comprensión y el entendimiento,
deteriorando mi relación con los demás. Pero mi familia, en especial mi
madre, me han brindado la gran oportunidad de estudiar, de ingresar al
colegio. Allí no solo aprendí a escribir sino también a hablar, el aprendizaje
académico me abrió el camino del conocimiento, del progreso y de la
rehabilitación. Gracias al campo académico he superado la hipoacusia, el
autismo quedó atrás y la disfasia cerebral poco a poco también se aleja. No
niego que lo académico ha tenido el valioso refuerzo y acompañamiento
de áreas de la salud, como todas las áreas de lo terapéutico, por eso, ahora
mi mundo es diferente, mi vida está comprometida con este grupo social.
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Ángela Paola López Niño con ayuda de mamá
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El docente no está preparado para tener en su salón de clase a un
alumno autista, no tiene herramientas pedagógicas para enseñarle a un
alumno con disfasia cerebral, tampoco cuenta con métodos para trasmitir
conocimiento a un niño con síndrome de Down. Desde la ley de la
inclusión que brinda igualdad de oportunidades para todos, la universidad
que está encargada de formar a los docentes debe tener en cuenta este
aspecto, ya que la población con discapacidad cognitiva va en aumento en
todos los países del mundo. La universidad nos brinda el conocimiento,
pero la investigación nos brinda el acercamiento y la convivencia que no
nos ofrecen los libros, ni los salones de clase, sino el compartir con una
comunidad como una experiencia de aprendizaje, de conocimiento a
partir de la vivencia en el mundo real.
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El aprendizaje y el conocimiento que se adquieren dentro de un salón de
clase es muy distinto al aprendizaje y al conocimiento que se adquieren con
la experiencia, en el contacto directo con la comunidad y con la sociedad.
Esta fue la enseñanza que me dejó Ricardo Toledo en su conferencia de
investigación artística. En el Congreso de Investigación y Pedagogía de la
Maestría en Educación, tanto Ricardo Toledo como Fernando Escobar
hablaron de las prácticas artísticas como un acercamiento a la comunidad.
La sociedad está formada por distintas comunidades, por ejemplo, la
comunidad indígena, la comunidad de campesinos, la comunidad de
desplazados, la comunidad de los adultos mayores, entre otros. Yo creo
que las personas con discapacidad cognitiva también son una comunidad
que forma parte de la sociedad y con esta comunidad también se debe
tener un acercamiento dentro de la práctica artística, con el propósito de
enriquecer el aprendizaje y ampliar el conocimiento.
Así la universidad nos brinda conocimientos para ser enviados a servir en
las comunidades.
En clase de Seminario II, una de las lecturas llamó mi atención: Prospectiva
de investigación en la universidad colombiana (Villaveces, 2002). Allí el
autor plantea la siguiente pregunta, ¿cuál es la función de la universidad
en los momentos actuales en relación con la denominada sociedad del
conocimiento? Y yo me pregunto, ¿qué es el conocimiento? En uno de
sus párrafos me contesta:
[…] el conocimiento es para aprender a convivir, tenemos una
sociedad violenta; aunque el conocimiento es para aprender a
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producir, tenemos una sociedad de baja productividad y de competitividad descendiente; aunque el conocimiento es para aprender
a pensar, tenemos una sociedad que se caracteriza por sus análisis
superficiales sobre todos sus problemas y el predominio de lo
urgente sobre lo importante; aunque el conocimiento es para
aprender a participar racionalmente en la toma de las decisiones que
nos competen, tenemos una sociedad brutalmente excluyente. Por
eso, nuestras universidades influyen tan poco en la vida de la nación”.
[…] la universidad colombiana no está sirviendo para formar aquella
capa de intelectuales capaces de usar el conocimiento como fuerza
transformadora de la sociedad […]
Cuando nos acercamos a la comunidad, la investigación cualitativa se puede
combinar con la investigación cuantitativa. Hoy podríamos preguntarnos,
¿cuántos niños con discapacidad cognitiva son matriculados en un colegio
o escuela de primaria?, ¿cuántos alumnos con síndrome de Down logran
hacer el bachillerato?, ¿cuántos estudiantes con discapacidad cognitiva
logran entrar a una universidad?, ¿cuántas personas con discapacidad
cognitiva logran conseguir un empleo en Colombia? Dentro de la ley de
la inclusión a los programas académicos en Colombia, la investigación
cuantitativa solos nos daría cifras de uno o dos dígitos en todo el país.
Falta concientizar a las familias, faltan profesionales que se acerquen a
esta comunidad para enseñarles, para educarlos, para valorarlos, para
formarlos como una comunidad productiva. España fue el primer país
de Europa en tener un profesional egresado de una Universidad con
discapacidad cognitiva, se trata de Pablo Pineda, quien sufre síndrome
de Down y se formó como Licenciado en Psicopedagogía, también es
actor de cine y protagonizó la película ‘Yo también’ en la que narra su
propia historia. Hoy Pablo Pineda es el primer docente con síndrome de
Down que dicta clases a niños “normales” en el Ayuntamiento de Málaga,
España, y ha sido invitado a dictar conferencias sobre la educación y la
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También escribe Villaveces que “el conocimiento, el entendimiento de
nuestro entorno, hasta las raíces mismas de nuestra vida son el elemento
determinante de nuestra nueva época”. Fernando Escobar también nos
hablaba de mirar nuestro entorno para acercarnos a las comunidades. Yo creo
que la función de la universidad debe ser acercarse a las comunidades, penetrar
en ellas para transformar la sociedad, dejar de ser excluyentes y convertirnos
en una sociedad incluyente que trabaja en beneficio de todos y entre esos
todos están incluidas las personas que sufren discapacidad cognitiva.
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inclusión —tanto académica como laboral— de personas en condición
de discapacidad cognitiva. “No es fácil pero con esfuerzo y decisión se
logra”, dice Pablo Pineda. Su ejemplo recorre el mundo.
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Una de las necesidades más urgentes de las personas afectadas por una
discapacidad cognitiva es la comunicación. Según Gilles Deleuze en su
conferencia de 1987 ¿Qué es el acto de creación?, dice “la comunicación
es la propagación y la transmisión de una información”, y según el
diccionario español, comunicación es “hacer a otro partícipe de lo que
uno piensa, siente, cree, espera, sueña, anhela, sabe o conoce”. En estos
términos la comunicación es una necesidad de todas las personas, unos
comunican lo que sienten y otros comunican lo que saben y lo que
conocen, así, la comunicación es un lazo que nos une, que nos integra,
que nos identifica como comunidad y sociedad. La comunicación se hace
por medio de la expresión de la vida espiritual y emocional, de expresar lo
que se siente. En su libro La capacidad creadora, Víctor Lowenferd dice
“para el niño el arte es, primordialmente, un medio de expresión”.
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Aquí entramos en el terreno del arte, ¿y qué tiene que ver el arte con
el aprendizaje, con la discapacidad cognitiva, con el maestro y con la
comunicación? Según A. Fernández en su libro Creatividad, arte terapia
y autismo: “Arte es el lenguaje de las imágenes”.
Dalley Tessa plantea que el arte en el plano terapéutico “se utiliza como un
medio de comunicación no verbal”. Aprender es recibir un conocimiento,
el maestro es el que comunica el conocimiento y el conocimiento siempre
nos dará una mejor calidad de vida. Por mi propia experiencia sé que
si hay alguien que enseñe, siempre habrá alguien que aprenda. Todo ser
humano tiene la capacidad de aprender, aprender un lenguaje, aprender
un oficio, aprender un deporte, aprender a comer, aprender a caminar.
Este aprendizaje no es igual para todos, el aprendizaje es personal, para
unos es fácil, para otros no tanto, algunos —como las personas que
presentan alguna limitación— requieren métodos, herramientas y técnicas
especiales para que lo logren, y es allí donde el arte puede ser una buena
herramienta, pues el arte no es solo dibujar o pintar, el arte también nos
sirve para aprender un oficio. En alguna oportunidad un profesor me
enseñó que cada oficio bien realizado se convierte en arte y el que lo
realiza en un artista, por ejemplo, el arte de tejer, el arte de hacer bolsas
de papel, etc.
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En mi formación como Licenciada en Artes Plásticas y con mi proyecto
de investigación, he tenido un acercamiento, una convivencia, una
experiencia con personas con discapacidad cognitiva para conocer su
comunicación, sus gustos, su comportamiento, sus problemas, en pocas
palabras, para conocer su vida y ver cómo la exteriorizan.
He visto que no a todas las personas con discapacidad cognitiva les gusta
la pintura o el dibujo, pero tienen habilidad para trabajar con fomi, para
hacer postres o para tomar fotos. Aunque la discapacidad los limita, cada
una ha sido dotada con un don o un talento para sobrevivir, y esa es la
tarea del arte, brindar oportunidades con el propósito de ayudar a vivir
con una discapacidad o para superarla. Una persona que no logra entender
el lenguaje verbal puede entender por medio de un dibujo, al que no le es
fácil la comunicación lo puede hacer pintando.
Esta es mi historia, una historia que vale la pena contar y divulgar, escrita
a cuatro manos con la convicción de que será un aporte y sobre todo un
tema de reflexión para nosotros los maestros, en especial, los maestros
de artes.
Fuentes primarias: Mi familia, sobre todo mi madre.
http://www.autismo.org.es/AE/autismo/queesautismo/Que_son_los_
Tastornos_del_Espectro_Autista.htm
http://www.sitiodesordos.com.ar/hipoacus.htm
http://definicion.de/disfasia/
http://www.mailxmail.com/curso-logopedia/disfasia-alteraciones-lenguajeoral
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Referencias
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