LOS ULTIMOS tres censos nacionales de población y

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LOS ULTIMOS tres censos nacionales de población y vivienda lo han corroborado y
este 2012 no será la excepción: la población adulta mayor ha aumentado
considerablemente, debido, entre otros factores, al mejoramiento de las
expectativas y la calidad de vida de los chilenos.
Es así como para el 2030, o sea en sólo 18 años más, se proyecta que los mayores
de 60 años superarán los cuatro millones, de los cuales casi 700.000 tendrán 80 y
más años.
Del punto de vista de la atención de salud de este segmento de la población, hemos
coincidido con la Sociedad Chilena de Geriatría y Gerontología en que existe una
brecha importante de geriatras en Chile, ya que en todo el país hay
aproximadamente 70 de estos profesionales acreditados y se debería disponer a lo
menos de 300. En otras palabras, contamos con un geriatra por cada 60.000
adultos mayores, en circunstancias que el estándar debiera ser al menos de uno
por cada 5.000.
La carencia de especialistas médicos en el sistema público ha sido una preocupación
permanente de la Asociación de Facultades de Medicina de Chile (Asofamech), que
hemos expresado a través de innumerables propuestas dadas a conocer a la
autoridad correspondiente, con el fin de resolver definitivamente esta situación. La
brecha es de alrededor de 1.700, donde no sólo escasean los geriatras, pues
también faltan médicos internistas, cirujanos, pediatras, anestesiólogos,
traumatólogos, etc. Este problema se agrava aún más si consideramos que los
médicos que trabajan actualmente en el sistema de salud están mal distribuidos, lo
que se refleja particularmente en las regiones extremas, debido a la falta de
adecuados incentivos y de una política nacional de formación de especialistas que
sea financiada por el Estado en función de las necesidades del país.
Es preciso señalar que en la actualidad, las facultades de Medicina que imparten la
especialidad son la Universidad de Chile, la Pontificia Universidad Católica de Chile y
la Universidad Mayor.
Entretanto, en el país, la geriatría es una especialidad derivada de dos años de
duración y para realizarla se requiere ser médico internista, especialidad primaria
con una duración de tres años. Si a ello se suman los siete años de estudio del
pregrado, se puede constatar que la formación de un especialista en geriatría es
larga, son al menos 12 años de estudio y formación, entre el pregrado y el
postítulo.
En cambio, en otros países, la formación del médico geriatra es primaria, pero con
una duración de cuatro años. Creo que en Chile podría estudiarse esta opción, que
no signifique afectar la calidad de la formación, sino que una modalidad distinta,
que podría atraer más interesados a la especialidad.
Resolver la falta de geriatras en un país envejecido como el nuestro es una tarea
que debemos abordar en conjunto con las Escuelas de Posgrado de las Facultades
de Medicina asociadas en Asofamech y la Sociedad Chilena de Geriatría y
Gerontología.
Paralelamente a ello, el Sistema Nacional de Servicios de Salud debería contar con
Unidades de Geriatría en los hospitales, al menos en donde hay una mayor
población de adultos mayores, y ofrecer perspectivas laborales atractivas para los
geriatras en el sistema público de salud.
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