la dimensión profética de la vida cristiana en la v conferencia

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LA DIMENSIÓN PROFÉTICA DE LA VIDA CRISTIANA EN LA V
CONFERENCIA GENERAL DEL EPISCOPADO LATINOAMERICANO Y DEL
CARIBE.
HENRY ARANA SINCHI
GUILLERMO J. BURGOS ORELLANA
MARCO A. CAMERO BUITRAGO
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
INVESTIGACIÓN
BOGOTÁ
2011
LA DIMENSIÓN PROFÉTICA DE LA VIDA CRISTIANA EN LA V
CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE.
HENRY ARANA SINCHI
GUILLERMO J. BURGOS ORELLANA
MARCO A. CAMERO BUITRAGO
INVESTIGACIÓN MONOGRÁFICA
Director
R.P. CARLOS JULIO ROZO CMF
Docente Facultad de Teología U. de San Buenaventura Bogotá
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
FACULTAD DE TEOLOGÍA
INVESTIGACIÓN
BOGOTÁ
2011
Esta obra está dedicada a todos
aquellos que en nombre de Dios
y de Jesucristo, han sentido
y
sienten
la
su
pasión
por
humanidad y que por lo mismo,
corren el riesgo de ir en contra
de
sus
existenciales
consideraciones
AGRADECIMIENTOS
A
las
hermanas
provincias
franciscanas de los: XII Apóstoles del
Perú y de la Santa Fe de Colombia.
Quienes, movidas por el ideal del
Seráfico Padre Francisco de Asís,
buscan
–en medio
de
nuestros
pueblos– hacer realidad: la Paz y el
Bien
NOTA DE ACEPTACIÓN
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FIRMA DEL PRESIDENTE DEL JURADO
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FIRMA DEL JURADO
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FIRMA DEL JURADO
BOGOTÁ D.C. 10 de octubre de 2011
RAE
UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
LICENCIATURA EN TEOLOGÍA
1. TÍTULO
LA DIMENSIÓN PROFÉTICA DE LA VIDA CRISTIANA EN LA V
CONFERENCIA EPISCOPAL LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE
2. AUTORES
HENRY ARANA SINCHI
GUILLERMO J. BURGOS ORELLANA
MARCO A. CAMERO BUITRAGO
3. PUBLICACIÓN
Lugar: Bogotá D.C. – Cundinamarca
Año: 2011
Páginas:
4. TIPO DE DOCUMENTO
Investigación monográfica
5. PALABRAS CLAVE
Profeta, discípulo, misionero,
6. DESCRIPCIÓN DEL PROBLEMA
El panorama actual de nuestros pueblos latinoamericanos presenta
realidades sociales, culturales, políticas y económicas que son adversas
a la vida de muchas personas de nuestro continente. Se constata que el
desempleo, el hambre, la miseria, la corrupción, el narcotráfico, el
secuestro, el racismo, la delincuencia, entre otras problemáticas,
principalmente con los hombres y mujeres más desfavorecidos de los
países pobres y en vías de desarrollo, han puesto a prueba la fe de
muchos cristianos que buscan en Jesucristo y en su mensaje de
salvación la manera de alzar su voz y de hacer frente a estas realidades
que nos aquejan, puesto que en los albores de nuestro siglo, la vivencia
del ideal cristiano no puede ser ajeno a aquello que atenta contra la
dignidad humana y, en muchas ocasiones, hasta con la vida de las
personas.
Para tal propósito, la dimensión profética, inherente a la vocación
cristiana que se inicia desde el bautismo, renueva la vida de los
creyentes a la vez que les constituye en anunciadores de la Buena
Noticia del Reino a los pobres y marginados de nuestro tiempo, y en
personas capaces de tomar actitudes en contra de aquellas realidades
que no van a favor de ella. Es por ello que, atendiendo a las exigencias
del seguimiento de Jesús, en la condición de discípulos y misioneros, al
abordar el tema de la dimensión profética se pretende adoptar la actitud
de hacer nuestras las palabras del Señor: anunciar el Evangelio de la
paz sin bolsa ni alforja, y reconociendo el rostro de Jesucristo en la
mirada de fe de nuestros pueblos.
El documento de Aparecida describe y detalla oportunamente estas
realidades, y brinda lineamientos aún no retomados y elaborados para
animar la vida de los “discípulos y misioneros” en la vida eclesial
latinoamericana y del Caribe hoy.
7. FORMULACIÓN DEL PROBLEMA
¿Qué incidencia y repercusión tiene la dimensión profética en el
documento de la V Conferencia Episcopal Latinoamericana y del Caribe
para el contexto eclesial de la Iglesia latinoamericana?
8. LÍNEA DE INVESTIGACIÓN
Teología profética y teología pastoral
9. METODOLOGÍA
Análisis y comprensión de los conceptos fundamentales de la dimensión
profética del cristiano, a la luz del documento de Aparecida y sus
implicancias
10. RESULTADOS
Entablar un aporte teológico en el campo de la: academia y pastoral,
especialmente desde la dimensión profética y de los contenidos
teológicos contenidos en el documento de Aparecida.
11. FUENTES
AYALA Ramírez, Carlos. América Latina, ver-juzgar-actuar un método
de estar en la realidad, Adital, sábado 19 Mayo 2007.
BEAUCAMP, E. Los profetas de Israel, Editorial Verbo Divino. Navarra:
1988.
BRIGHENTI, Agenor. “O Documento de Participação da V Conferência.
Presentação e comentario analítico”.
_____Para entender el documento de Aparecida. Bogotá: San
Pablo,2008. p. 68.
Catecismo de la Iglesia Católica
CODINA, Victor. La Eclesiología desde América Latina. Verbo Divino.
Navarra. 2002.
COMENTARIO BÍBLICO INTERNACIONAL. Comentario católico y
ecuménico para el siglo XXI. Editorial Verbo Divino. Navarra 2005.
Constitución dogmática Lumen Gentium
DICCIONARIO TEOLÓGICO ENCICLOPÉDICO. Editorial Verbo Divino.
Navarra: 1999.
FONDEVILLA, José María. El profetismo de los laicos. Barcelona:
Herder . 1967.
GARR, Mateo S.J. Doctrina Social de la Iglesia en Aparecida. Bogotá,
Centro de publicaciones CELAM, 2008.
GONZÁLEZ BLANCO, Rafael. Los Profetas, traductores de Dios.
Editorial San Esteban. Salamanca: 2004.
LÉÓN-DUFOUR, X. Vocabulario de Teología Bíblica. Editorial Herder.
Barcelona: 1972.
MARINS, José. El ir y venir del método “ver – juzgar – actuar”. En
Aparecida, rescate de una esperanza. INDO-AMERICAN PRESS
SERVICE LTDA. ,2007.
Mensaje del CELAM, ante la crisis actual. Bogotá, 7 de febrero de 2009
MERTENS, Heinrich A. Manual de la Biblia: Aspectos literarios,
históricos y culturales. Editorial Herder. Barcelona: 1989.
Observatorio Pastoral del CELAM. Neopopulismo y Democracia.
Bogotá, 2009.
ROMERO, Oscar. Mons. La Iglesia, Cuerpo de Cristo en la Historia,
segunda carta pastoral. San Salvador, 1977.
SICRE, José Luis. Introducción al Antiguo Testamento. Editorial Verbo
Divino. Navarra: 1997.
_____Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje.
Editorial Verbo Divino. Navarra: 2008.
UNASUR. Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas.
Brasilia, 2008.
CONTENIDO
Pág
INTRODUCCIÓN
1. CONSIDERACIONES GENERALES ………………………………………………….
1.1 Breve presentación general del Documento Conclusivo de Aparecida…………
1.2 El método ver-juzgar-actuar en el Documento de Aparecida ……………………..
1.2.1. Él método y el desarrollo de la presente monografía …………………………..
1.2.2. Pretensión del método en la reflexión del Pueblo de Dios ……………………
2. EL CONTEXTO DE LA DIMENSIÓN PROFÉTICA EN EL DOCUMENTO
DE APARECIDA……………………………………………………………………………
2.1 Actitudes para el análisis profético de la realidad latinoamericana y del caribe.
2.1.1 Asumiendo la condición de “discípulos-misioneros” ……………………………
2.1.2 Desde la fe……………………………………………………………………………
2.1.3 Objetivo ……………………………………………………………………………….
2.1.4 Desde la opción preferencial del pobre……………………………………………
2.1.5 Con vistas a la acción ……………………………………………………………….
2.1.6 De denuncia y anuncio ………………………………………………………………
2.1.7 Valiente y prudente …………………………………………………………………..
3. VER: APROXIMACIÓN AL DISCERNIMIENTO
DE LA REALIDAD LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE ……………………………
3.1 La situación socio-cultural ……………………………………………………………..
3.2 La situación socio – económica ……………………………………………………..
3.3 La dimensión socio-política ……………………………………………………………..
3.4 La dimensión ecológica …………………………………………………………………
3.4.1 Situación de la Iglesia latinoamericana y del caribe……………………………..
3.4.2 Sombras…………………………………………………………………………………
3.4.3 Luces ………………………………………………………………………………….
4. JUZGAR: LÍNEAS GENERALES DEL PROFETISMO EN
LA SAGRADA ESCRITURA Y EL MAGISTERIO LATINOAMERICANO
Y DEL CARIBE……………………………………………………………………………..
4.1. ¿Qué es un profeta? ………………………………………………………………………
4.2. El Profetismo en la Sagrada Escritura …………………………………………………
4.3. El Profetismo en el Magisterio Latinoamericano ……………………………………
4.4. El Profetismo en Aparecida ………………………………………………………………
5. ACTUAR: DESAFÍOS, ORIENTACIONES PASTORALES …………………………….
3
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5.1 El encuentro con Jesucristo como respuesta a los interrogantes y aspiraciones
de los hombres……………………………………………………………………………………….. 51
52
5.2 Vivir y comunicar el amor, como expresión de vida nueva en Cristo. ………………….
5.3 Opción por los pobres y los excluidos. ……………………………………………………………
55
5.4 La persona y la sociedad en el Documento de Aparecida…………………………………..
CONCLUSIONES………………………………………………………………………………………….
58
67
- 3-
INTRODUCCIÓN
La palabra profeta entró, a partir del Vaticano II, a formar parte del vocabulario
cotidiano dentro de la Iglesia y fuera de ella. Se aplica a todos los que
denuncian las estructuras de poder y dominio; a quienes promueven la lucha
por la justicia y se ponen de parte de los pobres; a aquellos, en fin, que
viviendo profundamente la experiencia de Dios anuncian el mensaje liberador
de Cristo en múltiples y variadas formas.
Cada una de estas aplicaciones responde sólo parcialmente a lo que es un
profeta bíblico, porque éste aúna en sí esos diversos aspectos: es alguien que,
enraizado en la problemática existencial, descubre a Dios como Ser vivo y, a la
luz de esta experiencia, sabe contemplar los acontecimientos de la historia,
enjuiciarlos y manifestar en voz alta su sentido, las exigencias de Dios, los
fallos del hombre.
En el Documento de Aparecida, se vislumbra también que todos los cristianos,
hombres y mujeres, por el hecho de ser bautizados, participan de la función
sacerdotal, real y profética de Cristo. Estas consideraciones de la dimensión
profética de la vida cristiana tienden a expresarse con mayor fuerza en
personas y grupos dentro de la Iglesia Latinoamericana y del Caribe. Su
historia está marcada por la presencia de profetas que con su vida y su palabra
anunciaron el proyecto de Dios y denunciaron todo aquello que se oponía a él.
En línea con lo anterior, el anuncio del Evangelio, y también la acción profética,
procede de un encuentro vital. Del encuentro con Jesús: hemos encontrado al
Mesías, al Cristo, dice Andrés a su hermano Simón Pedro y lo lleva donde
Jesús (cf. Juan 1,41-42). Es un sencillo relato que manifiesta en qué consiste
lo esencial de la comunicación de la Buena Nueva. Recordarlo le permite al
Documento de Aparecida entrar en consideraciones que nos son muy
cercanas, que forman parte de muchas experiencias y que van al sentido
mismo del Reino de Dios y de la Promoción de la Dignidad Humana.
- 4El desarrollo del presente trabajo de grado comprende cinco momentos.
El primero refiere a las consideraciones generales que están relacionados con
el Documento de Aparecida. Dicho de otra manera, hace mención acerca de lo
que es la V Conferencia del Episcopado, pasando por su intencionalidad y la
estructura del Documento Conclusivo, así como también el método empleado.
El segundo momento gira en torno al contexto en torno a la dimensión profética
en el documento de Aparecida. En ella se detiene en las actitudes oportunas
para una lectura de la realidad en la que se sumerge la Iglesia local.
En el tercer momento se pretende, en términos generales, una lectura de la
realidad latinoamericana y del caribe en sus distintas dimensiones que van
desde la política, económica, pasando por la política hasta la ecológica.
Por su parte en el cuarto momento se pretende una aproximación a las líneas
generales
del
profetismo
en
la
Sagrada
Escritura
y
el
Magisterio
Latinoamericano y del Caribe, en ella se busca dilucidar su importancia en la
animación de la vida del fiel cristiano en lo que respecta a su compromiso
profético. Ya por último, en el quinto momento se pretende obtener algunos
posibles aportes y aplicaciones teológico-pastorales para un profetismo
cristiano en América Latina y el Caribe.
- 51. CONSIDERACIONES GENERALES
La V Conferencia General del Episcopado reunido en Aparecida se entiende en
la secuencia de otras conferencias1 y en el contexto del último período del
Pontificado de Juan Pablo II 2. El discurso programático de Benedicto XVI trazó
sus metas fundamentales:
“La vida cristiana no se expresa solamente en las virtudes
personales, sino también en las virtudes sociales y políticas”3.
El documento inicia, por una parte, con una primera mirada sobre la vida del
cristiano en medio del contexto de crisis de la cultura actual, debida
especialmente a la globalización; y por otra, expresa la necesidad de revitalizar
la vida de la Iglesia latinoamericana y caribeña4.
En efecto, la Iglesia católica, consciente de
esta situación convoca con
entusiasmo a sus miembros para que se hagan discípulos y misioneros, desde
un encuentro personal con Cristo, quienes ya tocados así por tal experiencia,
se sienten -con ánimo- para anunciar y asumir el Evangelio de la Vida.
¿Qué es Aparecida?
Es posible que la respuesta para muchos sea solo el documento
conclusivo del encuentro de Obispos. Sin embargo, para quienes están
1
Las cuatro Conferencias anteriores, De Río de Janeiro (1955), Medellín (1968), Puebla (1979), Santo
Domingo (1992), propusieron líneas pastorales para América Latina y el Caribe, con la intencionalidad
de reflexionar la situación social y eclesial del Continente, y de esta forma intentar ofrecer una
respuesta como Iglesia latinoamericana.
2
Efectivamente, el predecesor de Benedicto XVI instituyó en la Iglesia católica el Sínodo Continental,
que tiene una estructura semejante a la de la Conferencia, pero con ventajas institucionales. De hecho,
convocó al Sínodo de las Américas para 1997, y en él participaron en Roma, además de los países de
América Latina y del Caribe, los Estados Unidos y Canadá. Con un reglamento mejor definido y
realizado junto con la Sede Apostólica, había mayor seguridad sobre su trayectoria. La estructura del
Sínodo Continental respondía mejor al momento de una cierta centralización romana y de un disciplinar
a las iglesias particulares. Por ello, se pensaba que el Sínodo sustituiría definitivamente a la Conferencia
del Episcopado de América Latina y del Caribe.
3
BENEDICTO XVI, Discurso inaugural de la V Conferencia, 3.
4
MENSAJE DEL CELAM. Ante la crisis actual. Bogotá, 7 de febrero de 2009.
- 6atentos a la vida eclesial, Aparecida, como lo indica el P. Mateo Garr,
proporciona luces valiosas5, tales como:

Es la reafirmación del modo propio de ser Iglesia en este
Continente de la Esperanza y del amor6.

Es el proceso de participación de personas, grupos y comunidades
que comenzaron a sentir que, en medio del mundo tocado por el
desencanto, su corazón ardía nuevamente en este camino de
seguimiento del Señor Resucitado.

Es el ambiente de comunión eclesial que permitió, en la
preparación y en la realización de la V conferencia, el
acercamiento de diversas tendencias y enfoques teológicos y
pastorales, tanto de especialistas como de comunidades y
movimientos eclesiales7.

Es el cúmulo de expectativas y de aportes que se entregaron a lo
largo de todo el proceso y que se dieron a conocer, algunos de
ellos, en los grupos de trabajo, en las comisiones de estudio y en
el aula plenaria.

Es, naturalmente, el Documento Conclusivo y el Mensaje final a los
pueblos, que invitan a un seguimiento fiel y cercano de Jesucristo
en la hora de nuestra historia.
¿Qué se propuso la V Conferencia de Aparecida?
A esta pregunta que probablemente muchas personas se formulan,
responde la Introducción del documento conclusivo, a saber:
a) Custodiar y alimentar la fe del pueblo de Dios8.
b) Recordar a los fieles de este continente que, en virtud de su
bautismo, están llamados a ser discípulos y misioneros de
Jesucristo9.
5
GARR, Mateo S.J. Doctrina Social de la Iglesia en Aparecida. Bogotá, Centro de publicaciones CELAM,
2008. p, 5.
6
A. BRIGHENTI, “O Documento de Participação da V Conferência. Presentação e comentario
analítico”, REB 66,2006. P, 312-336.
7
Ibid., p. 314
8
Cf. DOCUMENTO CONCLUSIVO DE APARECIDA (DA). CELAM. Bogotá, 2007. p 10.
9
Ibíd.
- 7c) Repensar profundamente y relanzar con fidelidad, desde un
encuentro personal y comunitario con Jesucristo, su misión en las
nuevas circunstancias latinoamericanas y mundiales10.
d) Motivar a todos los creyentes a “recomenzar desde Cristo”,
haciéndonos discípulos dóciles, para aprender de Él, en su
seguimiento, la dignidad y plenitud de la vida11.
e) Dar un nuevo impulso a la evangelización. En definitiva, se trata,
empujados por el mismo espíritu que animó a las Conferencias de
Río de Janeiro, Medellín, Puebla y Santo Domingo, de dar un
nuevo “impulso a la evangelización, a fin de que estos pueblos
sigan creciendo y madurando en su fe, para ser luz del mundo y
testigos de Jesucristo en propia vida12”
1.1 Breve presentación general acerca de la estructura del Documento
Conclusivo de Aparecida
El texto del documento se divide en una introducción y tres grandes partes y
sigue el método de reflexión teológico-pastoral ver, juzgar y actuar. El esquema
tripartito está hilvanado por un hilo conductor en torno al concepto de vida, que
se fundamenta en la vida en Cristo.
La Introducción plantea la finalidad del Documento: revitalizar el modo de ser
católico de la Iglesia latinoamericana y caribeña para ponerla en un estado
permanente de misión.
La Primera parte se titula: “ La vida de nuestros pueblos” y está conformada
por dos capítulos. El primero llamado “Los discípulos misioneros”, donde se
considera al sujeto que mira la realidad y que bendice a Dios por todos los
dones recibidos. El capítulo segundo, el más largo de esta parte, se titula
“Mirada de los discípulos misioneros hacia la realidad”.
En resumen, en lo que se refiere a este primera parte del documento, se
advierte que a partir de una mirada teologal y pastoral considera, los grandes
10
Cf. DA, n.11
Cf. Ibíd., nn. 12,41,549
12
Cf. Ibíd , n.16.
11
- 8cambios que están sucediendo en nuestro continente y en el mundo, y que
interpelan a la evangelización. Se analiza la realidad actual en sus diversas
dimensiones: sociocultural, económica, sociopolítica y ecológica 13;
y se
disciernen grandes desafíos como la globalización, la injusticia estructural y la
crisis en la transmisión de la fe. Esta es la sección de contenido más rico para
el tema que nos ocupa.
La Segunda parte se titula La Vida de Jesucristo en los discípulos misioneros.
Tomando como eje la vida que Cristo nos ha traído, se tratan, en cuatro
capítulos sucesivos, grandes dimensiones interrelacionadas que conciernen a
los cristianos en cuanto discípulos misioneros de Cristo.
La Tercera parte ingresa plenamente en la misión actual de la Iglesia
latinoamericana y caribeña. Recibe el título La vida de Jesucristo para nuestros
Pueblos y se consideran las principales acciones pastorales con un dinamismo
misionero. En esta parte se desarrolla la opción que propone la Conferencia:
convertir a la Iglesia en una comunidad más misionera. El cap. 8 de esta
tercera parte se denomina El Reino de Dios y la promoción de la dignidad
humana que confirma la opción preferencial por los pobres y excluidos que se
remonta a Medellín, se reconocen nuevos rostros de los pobres (vg., los
desempleados, migrantes, abandonados, enfermos, y otros) y se promueve la
justicia y la solidaridad internacional. Por último, en el cap. 10 Nuestros pueblos
y la cultura se actualizan las opciones de Puebla y de Santo Domingo por la
evangelización de la cultura y la evangelización inculturada.
1.2.
El método ver-juzgar-actuar en el Documento de Aparecida
Para la elaboración del documento final se siguió el método clásico del “verjuzgar-actuar”, creado por el Cardenal José Cardijn 14. Dentro de las
características peculiares del texto, se puede mencionar su peculiar estructura
, a saber: “La vida de nuestros pueblos hoy” (primera parte); “La vida de Jesús
13
14
BRUGHENTTI, Agenor. La desafiante propuesta de Aparecida. Bogotá, San Pablo. 2008, p. 7.
Que inicialmente tuvo como destinatarios a la Juventud Obrera Católica de Bélgica, en la primera
mitad del siglo pasado, el cual fue adquiriendo una amplia aceptación en América latina desde antes de la
Conferencia de Río de Janeiro (1955), principalmente en organizaciones populares, obreras y
campesinas.
- 9en los discípulos misioneros” (segunda parte); “La vida de Jesucristo para
nuestros pueblos” (tercera parte).
La recuperación del método inductivo de la Gaudium et Spes fue uno de los
puntos de tensión en la asamblea, en la medida en que una mayoría
reivindicando y una minoría resistiendo. El documento de participación había
ignorado el método, ampliamente practicado por la Iglesia en América Latina,
partiendo de un discerniente de la realidad del mundo y de la Iglesia,
confrontándose con las luces de una revelación contextualizada en el hoy, y a
partir de ahí, extraer directrices y respuestas pastorales15.
Hubo fuerte reacción de las Iglesias locales, ante la distancia que se tomó de
éste método. Entonces, el texto de Síntesis de las contribuciones recibidas
recogió el método, con su exquisita proposición de ver “la luz del proyecto del
Padre”, “juzgar a la luz de la fuente de la vida, que es el Hijo” y “actuar en el
Espíritu que nos impulsa a ser discípulos misioneros”16.El procedimiento sin
embargo seguía siendo totalmente deductivo, una vez que la realidad no era
escuchada en su autonomía y momento alguno, incidía sobre la revelación,
permitiendo una actualización del mensaje
en el contexto actual de
Latinoamérica y del Caribe17.
El método se orienta a lo comunitario; permite a las personas ser sujetos
corresponsables y realizar una acción de conjunto18, inteligentemente planeada
y perseverantemente ejecutada. “Es un modo de ser, de estar e incidir”
19
. Une
15
BRIGHENTI, Agenor. Para entender el documento de Aparecida. Bogotá: San Pablo,2008. p. 68.
16
FONDEVILLA, José María. El profetismo de los laicos. Barcelona: Herder . 1967. p. 31.
17
MARINS, José. El ir y venir del método “ver – juzgar – actuar”. En Aparecida, rescate de una
esperanza. INDO-AMERICAN PRESS SERVICE LTDA. ,2007. p, 53. ISBN: 978-958-8215-24-2
18
Cf. Carlos Ayala Ramírez, América Latina, ver-juzgar-actuar un método de estar en la realidad, Adital,
sábado 19 Mayo 2007
19
Un modo muy arraigado en la fe bíblica. El núcleo de la fe de Israel tiene como punto de partida el
Ex.3, el grito de un pueblo que sufre y que reclama justicia. Dios “mira” (la opresión), “oye” (los
clamores), “conoce”(los sufrimientos) y “actúa” (liberando). Cf. Carlos Ayala Ramírez, América Latina,
ver-juzgar-actuar un método de estar en la realidad, Adital, sábado 19 Mayo 2007.
- 10vida y fe. Este es un presupuesto, proporciona identidad, pero no substituye el
papel de las ciencias.
En las síntesis de las conferencias episcopales presentadas en el comienzo de
la Asamblea de Aparecida, quedó evidente como este método ayuda al pueblo
a encontrar caminos de liberación. Hace parte del trabajo pastoral y está
presente en la vida de muchas de las Iglesias particulares, parroquias y de
modo más constante en las CEBs y Pastorales Sociales. Por eso se entiende
que los obispos lucharon para mantenerlo, una vez que él ha representado la
caminata eclesial del continente20.
En efecto, el método estuvo así ligado a la manera de ser Iglesia y educó para
la pastoral de conjunto, porque se trata de Ver “como comunidad”; Juzgar
“como comunidad” y Actuar “como comunidad.” Desde antes de Medellín,
algunos países ya usaban el método21, tanto en los grupos de Acción Católica
especializada, como en las CEBs y hasta en documentos episcopales.
La comunidad eclesial, sin preocuparse por sospechas alarmistas, se valió del
método para poner en práctica su fe y precisar su misión como también su
reflexión teológica. Eso quiere decir que el método hace ver con los ojos del
Padre, juzgar coherentemente con las enseñanzas y testimonios de Jesús y su
comunidad y actuar bajo la influencia del Espíritu. ¡Bastante Trinitario!
Por otra parte, los obispos intuyeron que en la cuestión del método estaba en
juego no solamente un esquema operativo, sino la manera peculiar de profesar
20
Sintéticamente: el VER se entiende no como un mero hablar “sobre” una realidad, sino como se la ve,
se la entiende y se la asume. El JUZGAR evalúa personas, estructuras y culturas en el hoy de la historia,
las recibe en lo que tienen de verdad y bien; invita a enriquecerse con cada realidad conocida, estudiada,
discernida. El ACTUAR, recibe y transforma; reconoce, purifica y completa. Reconoce los nuevos
lugares teológicos (locus) y los CELEBRA. Esos pasos del método no son compartimentos separados,
sino que, como vasos comunicantes, mutuamente se relacionan; este es el papel del EVALUAR.
21
Vale recordar que los obispos de Brasil, desde la década del 50 han estado utilizando dicho método.
Mons. Helder Cámara, entonces Secretario de la CNBB, alcanzó a trabajar con el entonces Nuncio
Apostólico, Mons. Lombardi a fin de nombrar obispos asesores de la Acción Católica especializada,
habituados al método de VER – JUZGAR – ACTUAR. Entonces, el método se usó para sistematizar la
acción pastoral y para estructurar los documentos episcopales, tanto a nivel local como regional y
nacional.
- 11su fe (discipulado) y realizar su misión la comunidad eclesial 22. Además
Aparecida, decidió partir no de Santo Domingo, sino del Vaticano II, del
Magisterio de Benedicto XVI y de la gran Tradición que viene desde las
primeras Comunidades Cristianas del Nuevo Testamento23.
1.2.1.Él método y el desarrollo de la presente monografía
Como parte final, la puesta de énfasis en la vigencia del método: ver-juzgaractuar, si bien es cierto permitirá una nueva dinámica en el quehacer
evangelizador de la la Iglesia; permitirá –en caso particular- la realización de la
presente monografía. Es decir, con ánimo de dilucidar la realidad profética, es
preciso partir de una lectura de la realidad (ver), pasando por una atenta
reflexión a la luz de la Escritura y del magisterio latinoamericano (Juzgar),
hasta llegar a un aporte , en lo que podría ser unos lineamientos generales,
para una pastoral profética (actuar).
1.2.2.Pretensión de la reflexión en torno a la dimensión profética del
pueblo de Dios
Hablando a los Efesios (2,20) Pablo dice a toda la Iglesia “Que está edificada
sobre el cimiento de los apóstoles y profetas siendo piedra angular Cristo
mismo”. En sus concepciones eclesiológicas, el Apóstol compara la Iglesia a
la medida de un templo, y agrega –en su descripción- que en Cristo, los
profetas en comunión con los apóstoles, constituyen la generación de los
testigos que recibieron la revelación del plan divino Ellos son pues, como el
cimiento
sobre el que se edifica la Iglesia a quien continuamente está
glorificando el Espíritu a la derecha del Padre24.
22
Cf. RUIZ ARENAS, Octavio Monseñor. Alcance Eclesiológico de Aparecida. En: Testigos de
Aparecida. Bogotá, Publicaciones CELAM, 2008. p, 229.
23
Mons. Demetrio Valentini lo anota: “Ella (la Conferencia de Aparecida) quiso retomar, por ejemplo, el
método tradicional de “ver – juzgar – actuar”, que había sido abandonado en la conferencia anterior de
Santo Domingo. Y no solamente se retomó ese método, sino que se hizo cuestión de explicar en el
Documento que se lo retomaba por insistencia venida de casi todos los episcopados de los países de
América Latina. El sentido de esa decisión no se limita al mérito de un método de trabajo. Con él, la
Conferencia quiso decir más, aun cuando no está explícito: ella concretó uno de sus objetivos mayores,
que era el de retomar la caminada de la Iglesia de América Latina, fortaleciendo su identidad propia y
superando perplejidades que dificultaban su acción.
24
Cf. Ef, 4, 12-16
- 12Ahora bien, haciendo referencia al anterior apartado, éstos profetas no son
exclusivamente del Antiguo Testamento. En adelante, todos aquellos que son
incorporados a Cristo por el bautismo25 son también verdaderos profetas.
Porque, aunque como lo recuerda el Apóstol Pedro citando a Joel (3,1-5) “en
los tiempos mesiánicos, dice Dios, yo derramaré mi Espíritu sobre toda carne, y
profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas26”. De aquí se puede señalar que
todos los cristianos se constituyen como “profetas” en sentido propio.
Por otro lado, en la medida que toda la Iglesia unida, por el Espíritu que la
inunda, a Cristo verdadero profeta”; se constituye como la gran “profetiza” de
Dios aquí en la tierra, en estos tiempos en que vivimos.
Cristo, el gran profeta cumple su misión profética hasta la plena
manifestación de la gloria, no sólo a través de la jerarquía sino
también por medio de los laicos, a quienes, consiguientemente,
constituye en testigos y les dota del sentido de la fe y de la gracia de
la palabra para que la virtud del Evangelio brille en la vida diaria,
familiar y social27.
Ahora bien, la vocación “profética” de cada fiel cristiano no se reduce con ser
llamado y enviado de parte de Dios a proclamar únicamente la salvación de su
pueblo, sino que éste
“desde un encuentro personal y comunitario con
Jesucristo, que suscita discípulos y misioneros28” se compromete con el pueblo
que peregrina; es decir, caminar con Él en el presente y vivir la tensión del
futuro. En otras palabras, insertarse –desde el contexto latinoamericano y del
Caribe- en la cultura o situación viva y mirar desde ella: el porvenir; sólo así se
dinamizará el sacerdocio común de los fieles, en su carácter profético.
En efecto, los Pastores reunidos en Aparecida, (Brasil) animan a los fieles
laicos a que actúen como “profetas29”, con el fin de construir una sociedad, en
la que cada fiel pueda expresar que:
25
Cf. Catecismo de la Iglesia Católica (CIC) 1267 -1268.
Cf. Hch 2,17
27
Cf. Lumen Gentium (LG)35.
28
Cf. DA n.11
29
Cf. DA n.209
26
- 13“(…) podemos ser libres del pecado, de toda esclavitud y vivir en
justicia y fraternidad. ¡Jesús es el camino que nos permite descubrir
la verdad y lograr la plena realización de nuestra vida!”30
Hoy también –dicen los pastores– la Iglesia en América Latina y en el Caribe se
propone ir como, discípulos-misioneros, al encuentro de tantos cristianos
desanimados y desconcertados para acompañarlos en el camino de la vida
cotidiana y así poder iluminar con la fe ese camino. Naturalmente, tal propósito
exige compartir el camino y penetrar en la vivencia personal, en los
sentimientos y en las actitudes para hacerlos propios. Como el discípulo que
acoge la llamada del Señor31, nuestros pastores se propusieron que la misión
de los discípulos esté al servicio de la vida, y al de la promoción humana32,
siendo solidarios de la situación inhumana en que se encuentran muchos
hermanos latinoamericanos.
Si la intencionalidad es la de asumir la dimensión profética, es pertinente para
ello, ir de la mano de una adecuada lectura de la realidad latina, con el fin de
una vez conocida, animar la praxis de la vocación profética mediante la
animación.
30
Mensaje final del documento conclusivo de Aparecida (n.1)
Cf. Mc 3,14.
32
Cf. DA 358 y 380.
31
- 14-
2. EL CONTEXTO DE LA DIMENSIÓN PROFÉTICA EN EL DOCUMENTO
DE APARECIDA
El presente capítulo tiene por finalidad identificar las ideas claves sobre la
realidad
Latinoamericana y del Caribe que presenta el Documento de Aparecida. Estas
ideas claves se desprenden, en su mayor parte, de la lectura del capítulo
segundo de la primera parte del texto, titulado “Mirada de los discípulos
misioneros hacia la realidad”. Sin embargo su estudio debe ser completado con
comentarios, observaciones que se hallan a lo largo de todo el documento y,
especialmente, los capítulos 8 a 10 de la tercera parte.
Las propuestas de acción que propone el Documento de Aparecida se hallan
en directa relación con la realidad observada y su valoración. Una atenta
consideración de la realidad que nos interpela resulta fundamental para el logro
de la misión que se ha propuesto la Iglesia en Aparecida, esto es, el impulso a
su acción evangelizadora.
2.1 Actitudes para el análisis profético de la realidad latinoamericana y
del caribe
Si contar con un análisis de la realidad latinoamericana y del caribe resulta
condición indispensable para cualquier misión profética, no basta cualquier
análisis. Podemos indicar algunas condiciones que se desprenden del
documento de Aparecida:
2.1.1 Asumiendo la condición de “discípulos-misioneros”
Quiere destacar la necesidad de que cada uno se encuentre personalmente
con Jesucristo y lo siga. Eso supone la oración personal, la lectura orante de la
Palabra. En suma lo que se quiere acentuar es que los cristianos no sólo se
identifiquen nominalmente como tales, sino que
se sientan llamados a
encontrarse con una persona que sana y salva: Jesucristo.
- 15-
“El acontecimiento de Cristo, es por lo tanto, el inicio de ese sujeto
nuevo que surge en la historia al que llamamos discípulo: ‘No se
comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino
por el encuentro con un acontecimiento, con una persona, que da un
nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva’ (DCE
1). Esto es justamente lo que es nos han conservado todos los
evangelios como inicio del cristianismo: un encuentro de fe con la
persona de Jesús ”33.
Por el gran espacio que se dedica a la condición de discípulos, el documento
de Aparecida quiere detenerse particularmente en los “agentes”, porque se
advierte que la nueva evangelización no será posible con cualquier tipo de
agentes. Los verdaderos misioneros que cambien el mundo
deben ser
auténticos discípulos de Jesucristo y necesitan una espiritualidad sólida y una
adecuada formación34.
En lo que se refiere a nuestra condición de misioneros, se pretende destacar
que desde el primer encuentro con Jesucristo, urge la necesidad de
comunicarlo a los demás. Este anuncio es parte inseparable del discípulo, pues
éste está llamado a: “Anunciar el Evangelio del Reino de la Vida ”35. En el
capítulo 5, que habla delos discípulos en comunidad, se aclara que la
comunidad está llamada a “Atraer a las personas y los pueblos hacia Cristo”36.
Cuando menciona a los laicos destaca que la misión de éstos en el mundo
aclara que el anuncio de Jesucristo y de su mensaje: “Que no es una
experiencia que se limita a los espacios privados de la devoción” 37.
La conclusión del documento subraya el deseo de despertar la Iglesia mediante
la
promoción de un nuevo Pentecostés
que
impulse ir la búsqueda de
aquellos que están alejados, de los que no conocen a Jesucristo, con el fin de
que el misionero
33
Cf. Ibíd., n. 243.
DI PIETRO PAOLO, Luis José. Aproximación a las ideas claves del análisis situacional de la Iglesia en
América Latina. Comisión Episcopal de Acción Social. Lima. 2008.
35
Cf. DA n. 144
36
Cf. Ibíd., 159
37
Cf Ibíd., 248
34
- 16“Actué a manera de fermento en la masa para construir una ciudad
temporal que esté de acuerdo en el proyecto de Dios.38” (DA 505)
2.1.2 Desde la fe
En el imaginario de las inmensas mayorías católicas se suele pensar que la Fe
se reduce exclusivamente al ámbito de la piedad39 o a la devoción particular de
las personas; sin embargo, se detalla -a la luz de Aparecida – que la fe en Dios
amor y a la tradición católica se manifiesta en la fe madura de muchos
bautizados, que llegan a considerar que ella:
“ Expresa el amor a Cristo sufriente, el Dios de la compasión, del
perdón y de la reconciliación (…), el Dios cercano a los pobres y a
los que sufren” 40.
Ahora bien, teniendo en cuenta la afirmación del anterior apartado, a saber: “
Dios cercano”, la mirada profética del cristiano como “discípulo” y “misionero”
se torna ya como lectura creyente de la realidad y que además descubre en la
historia del hombre la cercanía divina41.
2.1.3 Objetivo
Es indispensable que la dimensión profética busque asegurar que el análisis
de la realidad sea correcta, pues su misión fallaría si se demuestra que ésta
equivocado. Para ello, es imperativo acudir a mecanismos que propicien una
lectura pertinente, que no se detenga en conocer la situación de injusticia, sino
que se pida indagar el porqué de esa situación.
La realidad no se deja atrapar fácilmente, máxime cuando hay intereses que
pretende esconder los mecanismos de explotación. Se requiere de una
agudeza epistemológica que obligue a la realidad a mostrarse, y ello se realiza
mediante un marco teórico –metodológico42.
2.1.4 Desde la opción preferencial del pobre
38
Cf. Ibíd., 505.
Cf. Benedicto XVI, Homilía del 1 enero de 2009
40
Cf.DA 7
41
Cf. Ibíd., 32
42
Cf. Ibíd., 33
39
- 17Si bien se indica que el análisis de torne objetivo, ello no quiere decir que sea
“neutral”. Las ciencias sociales, a diferencia de otro tipo de ciencias,
presuponen una propuesta anterior de índole extraciéntifica; así también un
economista puede organizar sus presupuestos con los recursos de un país o
bien según los intereses del grupo dominante o bien según distintos intereses.
De ahí que no sea indiferente la elección de cualquier paradigma científico,
ahora bien, si la mirada profética ha de ser pertinente, ésta –alejada de la
neutralidad- tiene que ver la realidad desde la óptica de los más necesitados o
excluidos, que en el Aparecida se traduce, como la “opción preferencial del
pobre ”43. asimismo, es partir de esta opción que se aprecia el conjunto de la
realidad: los privilegiados, en efecto, al tratar de legitimar una realidad que les
beneficia , tienden a mistificarla; mientras que los pobres, dado que buscan
transformar la situación, tienen necesidad de una mayor objetividad posible. Así
pues, la mirada profética que privilegia su atención en los pobres, se torna
objetiva y a la vez evita caer en una neutralidad desvinculante con la realidad.
2.1.5. Con vistas a la acción
Quien quiera asumir la dimensión profética no intenta conocer la realidad por
un vano afán de erudición
o de curiosidad especulativa, sino en aras de
transformarla. Dependerá del nivel en que se mueva la profundidad requerida
para el análisis; pero eso sí con un fin práctico. No cualquier praxis, empero,
tiene una finalidad profética. La finalidad política inmediatista, en la que
interviene el juego de poder, se conforma con exigencias metodológicas bajas,
pues su análisis posee un valor instrumental para incidir en núcleos de decisión
y conseguir sus objetivos.
La finalidad organizativa, no implica necesariamente la perspectiva de los
pobres. Una falla frecuente en la planificación es que el análisis de la realidad
no influye de sobremanera, pues los objetivos ya están predeterminados. Es
fácil que la dimensión profética tenga una finalidad pedagógica, pues trata de
hacer conciencia en el pueblo. En este caso privilegia el punto de vista de la
43
Cf. Ibíd., 397-399
- 18gente y está abierto a cómo están sintiendo y sufriendo la problemática. Es
más dialogal e interactivo, y más que las exigencias académicas, le interesa el
grado de formación de la conciencia.
Este tipo de lectura se presta a la llamada observación participante, que
permiten que afloren ciertos aspectos de la situación que sólo en la acción se
visualicen y que escapan a los análisis teóricos. Sin embargo, hay que evitar
que la cercanía de la acción
y la empatía con el pueblo no genere un
distanciamiento epistemológico requerido para la objetividad. Hay que advertir
que también es posible el profetismo en este tipo de análisis, y superando la
dicotomía entre “teóricos y prácticos” existe una práctica intelectual realizada a
favor de acentuar el dimensión profética del cristiano.
2.1.6 De denuncia y anuncio
Ninguna lectura de la realidad contextual o análisis de la misma
puede
abarcarlo absolutamente toda la realidad tal como es en si. Es preciso
seleccionar algunos elementos, conscientes de que quedan otros en la sombra.
Una oposición política se queda sólo en los elementos negativos, en cambio los
defensores del status quo se fijaran en los aspectos positivos. La dinámica
profética utiliza una doble vía: Prevé el curso de los acontecimientos y
denuncia que de continuar así se va hacia un futuro probable.
Se repliega entonces hacia la experiencia religiosa originaria, escucha al Dios
fiel a la Alianza que le interpela y le envía para hablar en su nombre, y desde
allí proyecta sus sueños (futuro deseable) , la utopía de los ideales que es el
impulso y a la es inspiración. Sin embargo, esto ayudaría poco, pues se nos
presentan inaccesibles- se fija entonces, en las fuerzas de cambio que tal vey
hay en embrión, en las que sea posible apoyarse con realismo y entonces su
análisis resulta más esperanzador y se convierte en anuncio.
2.1.7 Valiente y prudente
El cristiano profeta ve la realidad más allá que los demás. Tiene por tanto la
misión de darla a conocer . Si tiene éxito y logra movilizar sectores importantes,
enfrentará la represión de quienes sostienen la dominación y se ven afectados.
- 19Los destinatarios del profeta son, ciertamente los pobre sy los débiles; pero la
línea que divide a opresores y oprimidos suele pasar por en medio de cada uno
de nosotros, cómplices y víctimas a la vez.
Por ello, la denuncia profética, no se reduce sólo
pecaminosas.
Denuncia
incluso
a
quienes
son
a las estructuras
infieles
a
sus
responsabilidades. Ello quizá le ocasionará problemas con su grupo. Los
intereses amenazados, las pasividades y rutinas, las resistencias al cambio,
impulsan a silenciar la voz molesta. La sabiduría profética es prudente y no
impulsiva. Sabe que hay tiempo para hablar y tiempo para callar; pero vigila
que su miedo no la neutralice.
- 20-
3. APROXIMACIÓN AL DISCERNIMIENTO DE LA REALIDAD
LATINOAMERICANA Y DEL CARIBE
El nivel de realidad abarcado por el profeta dependerá del ámbito de donde se
desarrolle su misión. La labor del profeta no se mide por la amplitud abarcada,
sino por la intensidad y coherencia, de modo que sabe dar importancia a su
mirada. Ordinariamente, la dimensión profética del cristiano surge en una
pequeña localidad (una parroquia, una comunidad, etc). Requiere de un
análisis a nivel micro, que tiene la ventaja de mayor concreción , de encontrar
soluciones más rápidas y de poder medir con mayor exactitud la conciencia
que tiene el pueblo de cada uno delos problemas que le afectan de modo
inmediato. Tiene la desventaja de mayor posibilidad de error y de
inmediatismos.
Sin embargo, en los momentos actuales de globalización, es preferible el
macro nivel, aun cuando la acción se desarrolle en una pequeña localidad.
Quien se mueve en la inmediatez espacio temporal , tiene una visión corta y
engañosa por lo que conviene ampliar los horizontes. En efecto, colocados
desde la realidad amplia del contexto latinoamericano y del caribe, es como
podemos comprender los problema, aún con el riesgo de que tal complejidad
genere sentimientos de impotencia que paralicen la acción. Ya que no sería
congruente hablar de profetismo en el documento de Aparecida de manera
ahistórica y abstracta, por ello la invitación a dar una mirada crítica y amorosa a
nuestro contexto, que va desde la situación sociocultural, económico, político,
pasando por la situación ecológica hasta la realidad eclesial.
3.1 La situación socio-cultural
3.1.2. Un cambio de época
- 21De acuerdo con el documento de Aparecida, la Iglesia presente en América
latina y del Caribe, atraviesa por un notorio cambio de época 44, cuyo nivel más
profundo se contempla en la dimensión de la cultura. Este cambio, a la que
hace referencia el documento, se expresa en la ruptura de la unidad que
proporcionaba la cosmovisión cristiana45, que es la de promover la integración
del ser humano, con Dios y el mundo.
Dicho de otra manera,
este quiebre –en detrimento de la unidad- se produce
precisamente, cuando se quiebran las relaciones del hombre con los demás,
con la misma naturaleza, y por ende con Dios, surgiendo de esta manera una
supervaloración de la subjetividad individual por encima de la colectividad.
Ante esta preocupante emergencia, urge la cuestión: ¿Cuáles son los valores
que ofrece la cultura globalizada, en esta nueva configuración epocal y que
además impactan en la persona como ser individual y como ser social?
Primero un énfasis puesto en la subjetividad individual, lo cual “debilita los
vínculos comunitarios y propone una radical transformación del tiempo y del
espacio”46. Lo que importa es el presente y la inmediatez, lo cual impone una
realización “ya” de nuestros deseos y aleja las preocupaciones por el bien
común47. Es lo que más adelante se mencionará como la “autorreferencialidad
del sujeto”, que conduce a la indiferencia por la suerte del otro48, y la afirmación
“exasperada de los derechos individuales y subjetivos”, relegando los derechos
sociales y debilitando el tejido solidario de la sociedad.
Como se puede apreciar, Aparecida manifiesta que lo peculiar de este cambio
epocal está marcado por el individualismo extremo que debilita los vínculos
44
Según la observación de José María Mardones, citando a Lyotard, la peculiar situación, se caracteriza
por un individualismo desvinculante, de una crítica a los grandes meta-relatos y sobre todo de la
creciente práctica de un secularismo militante al interior de la sociedad civil.
45
DI PIETRO PAOLO, Luis José. Aproximación a las ideas claves del análisis situacional de la Iglesia en
América Latina. Comisión Episcopal de Acción Social. Lima. 2008.
46
_____ Aproximación a las ideas claves del análisis situacional de la Iglesia en América Latina.
Comisión Episcopal de Acción Social. Lima. 2008.
47
Cf. DA 44.
48
Cf. Ibíd., 46.
- 22comunitarios. Y agrega además, que se deja a un lado la preocupación por el
bien común, suplantándola por la realización inmediata de los deseos
personales49.
Lo dicho anteriormente, y en sintonía con el documento de Aparecida, se
puede constatar esto último, a través de los medios de comunicación que
transmiten una determinada visión de la realidad y de la felicidad, y un lenguaje
que se quiere imponer como auténtica cultura50. Ésta lleva a las personas a
vivir solamente el presente, el momento, sin
proyectos a largo plazo, sin
preocupación por la ética y, por tanto, sin compromisos con el otro, la familia y
la comunidad.
En segundo lugar, el documento advierte que a causa de la globalización, , se
puede constatar que ésta procura: la homogeneización tanto de los valores
como de la cultura, por lo cual se hallan en riesgo de debilitarse o desaparecer
las culturas particulares de Latinoamérica y del Caribe 51. Esta amenaza se
cierne sobre las identidades latinoamericanas cuyo registro aparece como de
“unidad en la diversidad”, dicho en otras palabras, hay un riesgo de uniformizar
las culturas particulares respecto a la cultura predominante.
3.1.3 Riqueza de la diversidad cultural.
Por otra parte, el documento señala que en América Latina y El Caribe existe la
riqueza de una diversidad cultural. Están presentes culturas indígenas,
afroamericanas, mestizas, campesinas, urbanas y suburbanas con sus
características
peculiares52.
Estas
culturas53
coexisten
en
condiciones
desiguales con la llamada cultura globalizada. Ellas exigen reconocimiento y
ofrecen valores que constituyen una respuesta a los antivalores de la cultura
49
Cf. DA n. 44
Cf. Ibíd., 45
51
Ibid.
52
Cf. DA. 56.
53
Respecto a la identidad cultural de Latinoamérica y del Caribe, Aparecida recuerda que éstas regiones
están penetradas de ricos valores: culturas indígenas (con su apego a la tierra, vida comunitaria y
búsqueda de Dios), afroamericanas (marcados por la expresividad corporal, el arraigo familiar y el
sentido de Dios), campesinas (ligadas al ciclo agrario), mestizas (resultado de la convergencia de las
culturas originarias en una historia compartida) , urbanas ( híbridas, dinámicas y cambiantes) y sub
urbanas ( fruto de migraciones, con problemas de identidad, pertenencia y relación)
50
- 23que se impone a través de los medios de comunicación de masas:
comunitarismo, valoración de la familia, apertura a la trascendencia y
solidaridad.
3.1.4. Situación precaria de la mujer
Aparecida insiste en la urgencia, desde el punto de vista cultural, de la
situación precaria que afecta la dignidad de muchas mujeres54. Sobre este
tema de urgencia, un informe emitido por el CELAM en el año de 2006,
manifiesta que las mujeres se encuentran sometidas a múltiples formas de
violencia dentro y fuera de casa: tráfico, violación, servidumbre y acoso sexual;
Y además, atraviesan por extremas desigualdades en la esfera del trabajo, de
la política y de la economía55.
Frente a este denigrante realidad, Señor
Cardenal Francisco Javier Errázuriz, Presidente del CELAM de ése entonces,
advierte –en el informe ejecutivo- la urgente necesidad de la atención de la
Iglesia, en miras a rescatar la dignidad de las mujeres, mediante un
acercamiento
y acompañamiento de la Iglesia local en comunión con las
56
demás Iglesias .
3.2 La situación socio – económica
En nuestros días, después del factor cultural, el económico es el más influyente
en la realidad, sobre todo en el contexto actual de mundialización. En este
sentido, Aparecida, indica –en relación- a la globalización, que si bien ésta
goza de un lado positivo como el acceso a nuevas tecnologías, mercados y
finanzas; tiene por otra un lado negativo, como el riesgo de acrecentar los
grandes monopolios
y convertir el lucro como el valor supremo 57. Así el
mercado absolutiza el lucro y convierte la globalización en promotora de
desigualdades e injusticias58.
3.2.1 Afán por el dinero.
54
Cf. Ibíd., 48.
CELAM. Seminario “Por la vida de nuestros pueblos”. Informe Ejecutivo. Bogotá 23 de noviembre de
2006.
56
Ibi, p.2ss
57
Cf. DA. n 60.
58
Cf. Ibíd ., n. 61
55
- 24El Documento de Aparecida inicia el n. 62 señalando que la globalización está
conducida por una tendencia que privilegia el lucro y sigue una dinámica de
concentración de poder y de riquezas en manos de pocos59. No solamente de
los recursos físicos y monetarios sino sobre todo los de la información. Esto
conduce a la exclusión de quienes no están suficientemente capacitados e
informados, aumenta las desigualdades y mantiene en la pobreza a multitud de
personas.
3.2.2 Efectos de la globalización
Desde el punto social, la globalización
concentra el poder y la riqueza en
manos de unos pocos, incluso el conocimiento y las nuevas tecnologías,
produciendo el fenómeno grave de la exclusión60
y, así
aumentan las
desigualdades y la pobreza de las multitudes61. Una globalización sin
solidaridad afecta a los sectores más pobres, generando nuevos rostros de la
pobreza en nuestro Continente62, tales como: comunidades indígenas y
afroamericanas tratadas indignamente y en desigualdad de condiciones;
mujeres excluidas por razones de sexo, raza o situación económica; jóvenes
con educación y baja calidad, sin posibilidades de ingresar al mercado laboral.
3.2.2. Marginación y pobreza
La población económicamente activa de la región está afectada por el
subempleo (42%)63 y el desempleo (9%)64 y casi la mitad está empleada en
trabajo informal. El trabajo formal se realiza en situaciones de injusticia:
salarios bajos, y desprotección en el campo de la seguridad social que no
permite una vida digna65. Los campesinos, en su mayoría, sufren a causa de la
pobreza por no tener acceso a tierra propia mientras existen grandes
latifundios. Esto orilla a la migración y a la itinerancia dentro o fuera de sus
propios países.
59
Conferencia de Provinciales Jesuitas de América Latina. Boletín N. 8 del 19 octubre 2008. Pág, 1al 6.
Revista, LUNA AZUL, Universidad de Caldas. N.14
61
Cf. DA 62
62
MAX-NEEF, Manfred A. Desarrollo a escala humana una opción para el futuro. CEPAUR, Santiago de
Chile. 2000.
63
ORTIZ Lozada, Leonidas Pbro. Observatorio Pastoral del CELAM. ¿Sigue vigente Puebla? Bogotá,
2009.
64
Ibíd., p. 12
65
Ibíd., p.24.
60
- 25-
3.3 La dimensión socio - política
3.3.1 Democracia y populismo
En el plano político, el Documento de Aparecida señala que en la región si bien
se ha producido “cierto progreso democrático”, se verifica por otro lado el
fenómeno neopopulista
66
. Tal fenómeno, político, obedece en cierta medida, a
que las instituciones democráticas, han sido permeadas por un populismo, que
animado por intereses particulares y de un mesianismo, limitó a largo plazo, la
participación ciudadana en asuntos de gobernabilidad.67 Véase como ejemplo,
la situación política en el caso del Perú y Ecuador, que se tornó inestable a
causa de la caída de los gobiernos populistas68.
3.3.2. El flagelo de la corrupción.
Por otro lado, a causa de la inestabilidad política y de la fragilidad de la
institucionalidad, la corrupción y la violencia, según lo indica la Conferencia
Episcopal de Obispos del Perú en la reunión ordinaria de marzo de 1999, se
ha incrementado de sobremanera en la sociedad peruana y por ende en la
latinoamericana. Hasta tal punto que el Estado, imbuido en su ineficacia
burocrática, se muestra impotente al momento de hacer frente a la ola de
corrupción69.
Sobre esta cuestión, el Documento lanza una mirada más institucional al
mencionar la corrupción que se halla en los diferentes niveles del Estado y en
el conjunto de la sociedad. Este fenómeno genera un descreimiento en las
instituciones públicas y mayor desconfianza hacia la acción del Estado,
especialmente entre los sectores más jóvenes70.
3.3.3 El narcotráfico.
La cuestión del narcotráfico y del narco negocio se halla presente varias veces
en esta sección del Documento que analizamos. Se halla ligado a la corrupción
66
Cf. DA 74
Cf. Ibíd., 75
68
IANNI, Octavio. La Formación del Estado Populista en América Latina. Mexico: Ediciones ERA, 1984.
69
CONFERENCIA EPISCOPAL PERUANA. Memoria de la VI Semana Social del Perú, Lima. 1999.
70
Cf. DA 77
67
- 26presente en el sector de la economía y las finanzas, es una de las causas del
crecimiento de la violencia social71 y de la persistencia de la lucha armada que
se registra en algunas regiones de nuestro continente con todas las
consecuencias que se derivan de ella72: muertes violentes, violaciones a los
derechos humanos73 etc.
3.3.4 Integración regional
Finalmente en este apartado sobre la dimensión política se hace mención al
proceso de integración regional. Lo que se propugna es que esta integración no
sea sólo comercial sino que abarque las múltiples dimensiones de la vida de
nuestros países. En ese sentido se destaca el aporte que realizan el origen
común de nuestros países, la cultura, la lengua y la religión74.
La integración regional es el factor que permite enfrentar creativamente los
desafíos que propone la globalización a nuestros países. América Latina es la
“casa común”, la “gran patria de hermanos”, una unidad que se enriquece con
“muchas diversidades locales, nacionales y culturales”75. Pero actualmente es,
todavía, una “unidad desgarrada” por profundas dominaciones y con profundas
brechas producto de desigualdades y marginaciones76. De todos modos el
Documento no deja de reconocer los significativos avances registrados en los
últimos años en términos de integración política y comercial77.
3.4 La dimensión ecológica
El Documento de Aparecida dedica varios párrafos a la cuestión del medio
ambiente en América Latina y el Caribe, particularmente del nn. 83 al 87 y del
nn 470 al 475. Así denuncia la agresión y depredación que está sufriendo la
biodiversidad en la región y el tratamiento mercantil que se está haciendo de
sus reservas de agua. Pone como ejemplo lo que ocurre con la Amazonia
71
78
y
Cf. Ibíd ., 78
CONFERENCIA EPISCOPAL COLOMBIANA. Departamento de Comunicación Social CEC, 13 de
agosto de 2009.
73
Cf. DA 81
74
Cf. Ibíd., 82
75
Cf. Ibíd., 525
76
UNASUR. Tratado Constitutivo de la Unión de Naciones Suramericanas. Brasilia, 2008.
77
Observatorio Pastoral del CELAM. Neopopulismo y Democracia. Bogotá, 2009.
78
Cf. DA 84
72
- 27cita una frase del discurso del Papa79 a los jóvenes donde llama la atención
sobre la “devastación ambiental de la Amazonia y las amenazas a la dignidad
humana de sus pueblos”80.
El documentos advierte que la explotación irracional de los recursos naturales
de la Amazonia por parte de las corporaciones transnacionales esconde
también la disputa por la internacionalización de la región y su ocupación por
otros países81. También advierte sobre el grave peligro que se cierne sobre los
hielos polares, en particular el proceso de deshielo en el Artico y los efectos
perniciosos del calentamiento global82.
Esta explotación está vinculado al actual modelo económico “que privilegia el
desmedido afán por la riqueza, por encima de la vida de las personas y de los
pueblos y del respecto racional de la naturaleza”83. Así se denuncia la
deforestación depredatoria de los bosques, los efectos perniciosos de una
industrialización salvaje y de las industrias extractivas 84.
3.5 Situación de la Iglesia latinoamericana y del caribe
La celebración de la V Conferencia del Episcopado Latinoamericano es ocasión
propicia para tratar cuestiones concernientes a la situación de la Iglesia en
América Latina. Como paso previo, antes del desarrollo de este apartado, es
oportuno traer a colación, los aportes de Monseñor Oscar Romero, a propósito
de la Iglesia en relación con el mundo:
“Evidentemente, la Iglesia ha cambiado. Es evidente que, en los
últimos años, la Iglesia tiene una nueva visión del mundo y de su
relación con ese mundo. Quien no capte o acepte esta nueva
perspectiva se incapacita para comprender a la Iglesia. Mantenerse
por ignorancia, o por intereses egoístas, anclado en un
tradicionalismo sin evolución es perderse hasta la idea de la
verdadera tradición cristiana. Porque la tradición que Cristo confió a
su Iglesia no es como un museo de recuerdos para conservar; viene
79
Discurso del Papa a los jóvenes en el estadio de Pacaembu. Sao Paulo, mayo 2007.
Cf. DA 85
81
CELAM. Simposio: “Espiritualidad cristiana de la ecología, ambientes, economías y pueblos”. Buenos
Aires, 2010
82
Cf. DA 87
83
Cf. Ibíd., 473
84
CELAM. Informe del Departamento de Justicia y Solidaridad Social, Buenos Aires, Agosto de 2010.
80
- 28sí del pasado y se debe amar y conservar con fidelidad, pero
mirando siempre hacia el futuro. Es una tradición que hace a la
iglesia novedosa, actual y eficaz en cada época de la historia, es una
tradición que alienta su esperanza y su fe para seguir pregonando,
para invitar a todos los hombres, hacia “los cielos nuevos y la tierra
nueva”, que Dios ha prometido”85.
De la mano de la esperanza, se considerar que el caminar de la Iglesia con
sus luces y sombras.
3.5.1 La realidad de los últimos años.
La realidad por la que atraviesa la vida eclesial, según Aparecida, en este
tiempo que deviene desde los finales de los años 90s y principios de este
milenio constituye, según Benedicto XVI, un “tiempo de Dios”, un verdadero
“kairos”86, del gran cambio vivido por la humanidad, que muchos han definido
como un “cambio de época”.
Asimismo, en este tiempo, como lo indican los Obispos participantes de la V
conferencia, se han escuchado los gritos de los pueblos; pero también, junto
con ello, la gracia de interpretar sus señales en los signos de los tiempos a fin
de responder a las llamadas de conversión y al compromiso en la construcción
de un tiempo nuevo, que ayude a ser realidad el sueño de otro mundo es
posible87.
Como en todo tiempo, encontramos algunas sombras y luces que nos
cuestionan y nos retan para seguir en este caminar cada vez más complejo de
América Latina.
3.5. 2 Algunas sombras.
i.
A partir de los últimos años del siglo pasado en muchos países se
constata aquellas repercusiones de la situación creada por los gobiernos
militares dictatoriales inspirados en la ley de la seguridad nacional88.
85
ROMERO, Oscar. Mons. La Iglesia, Cuerpo de Cristo en la Historia, segunda carta pastoral. San
Salvador, 1977.
86
BENEDICTO XVI. Discurso Inaugural en la V Conferencia de Aparecida. Aparecida, 2007. n. 1.
87
Cf. D.A 380 – 384.
88
CODINA, Victor. La Eclesiología desde América Latina. Verbo Divino. Navarra. 2002
- 29ii.
A las dictaduras militares se siguieron democracias frágiles y casi
siempre ineficientes. Gobiernos que se dejaron y se dejan dictar las
leyes y reglas desde afuera, con las cuales deben regir nuestros
pueblos89.
iii.
Ingresa totalmente el modelo neo-liberal o de ajuste estructural en el que
van entrando todos los países del continente. Y en
línea con ello,
sobresale la tendencia al mercado libre y total, la privatización de las
empresas estatales, de la globalización creciente, de la hegemonía
absoluta del mercado. Es el tiempo de la globalización del comercio, de
los medios de comunicación, en la economía mundial. Hay un mayor
deterioro en el sector social y sigue aumentando la pobreza. Va tomando
cuerpo la hegemonía del poder del capital internacional, sobre todo a
raíz de la reunión de las Naciones Unidas en Copenhague en l996. Hay
una falta de equidad en la distribución de los bienes y comienza a
sentirse la conciencia del malestar generalizada90.
iv.
Falta
una
evangelización
más
profunda,
no
se
han
valorado
suficientemente las expresiones de religiosidad popular, existe confusión
ante las múltiples ofertas espiritualistas y lo más grave es que muchos
sacerdotes no ofrecen un acompañamiento personal ni una formación
pastoral en su parroquia91.
v.
Por otro lado, el documento de Aparecida manifiesta su preocupación en
relación al avance de las sectas y nuevos movimientos religiosos. Se
estima que en los últimos diez años descendió fuertemente el número de
católicos en muchos países. Ha crecido mucho el número de jóvenes
indiferentes, sin ninguna creencia92. Dentro de la iglesia diversos
movimientos poco han contribuido a la evangelización liberadora en el
Continente. En ellos se está abusando de los métodos fundamentalistas
y del uso del sentimentalismo y de la emoción para atraer a las gentes,
89
CELAM. Neopopulismo y Democracia. En: Observatorio Celam. Bogotá, 2007. p.11.
Ibid, p. 18.
91
Cf. DA. 172- 174
92
Cf. Ibíd., 100 c.
90
- 30aunque siempre hay algunos en que se ha logrado una conciencia
social93.
vi.
Pero sobre todo se han criticado internamente todos los cambios y
presionado para una vuelta de ruta. El conservadurismo ha vuelto para
quedarse, ocultando las relaciones entre la fe cristiana94.
vii.
Esa situación también está unida a la falta de formación en los
seminarios y muchas veces en la formación de la misma vida religiosa,
especialmente la masculina. Jóvenes que llegan de los campos son
acogidos en lugares o casas fuera de su realidad y se les consiente con
una vida fácil y poco comprometida95.
3.5.2 Luces.
i.
La Iglesia, según Aparecida, se reconoce “como comunidad de pobres
pecadores, mendicantes de la misericordia de Dios”. Desde su pobreza
quiere anunciar el evangelio como “buena noticia” frente a los desafíos
socio-culturales que son la pobreza y la exclusión social persistentes e
incluso acentuadas; la violencia que se extiende por todas partes; las
numerosas emigraciones del pueblo latinoamericano hacia los países
ricos del hemisferio norte, los efectos económicos y culturales de la
globalización, los cambios religiosos, las migraciones de los fieles de la
Iglesia hacia otras Iglesias y grupos cristianos, la comercialización de lo
sagrado según una cierta concepción de "mercado religioso", los nuevos
problemas éticos96.
ii.
En lo que se refiere a la acción pastoral en las zonas urbanas, el
documento expresa que éstas se constituyen como lugares de misión,
en la que urge la profundización de la fe y el cultivo de un renovado
sentido de pertenencia de los católicos a la Iglesia en un entorno cultural
93
Cf. Ibíd., 100 g.
CODINA, Victor. La Eclesiología desde América Latina. Verbo Divino. Navarra. 2002
95
Cf. DA 100 e.
96
Cf. Ibíd., 98.
94
- 31caracterizado por la movilidad, la precariedad, y la inestabilidad de las
relaciones y los compromisos humanos97.
iii.
Por otro lado, el documento de Aparecida, manifiesta que el anuncio de
la Iglesia en América latina, tiene de suyo, un anuncio evangélico a
favor la cultura latinoamericana, esto es: la vida de los pueblos según
los diseños de Dios y de su Reino98.
iv.
En lo que se refiere a la formación del hombre latinoamericano,
Aparecida expresa que ésta, se alimenta con el aporte de la acción
evangelizadora, que va desde la catequesis y la formación mística, hasta
el testimonio positivo de la presencia y de la acción de la Iglesia en la
vida de las personas y de la sociedad99.
Al contemplar la iglesia en Latinoamérica y el Caribe, desde la mirada de fe,
como lo indica Benedicto XVI en el discurso inaugural, se evidencia que el
caminar de la Iglesia va por sendas de la esperanza. Esto se confirma,
precisamente cuando se contempla al continente como lugar teológico, desde
el cual se avizora los desafíos del mañana100.Ya como última anotación, sobre
este apartado, los obispos expresan que no se puede prescindir de la riqueza y
tradición de la iglesia de América Latina, que ha sido cultivada desde 1492 en
adelante. Por ello manifiestan que es necesario dejar oír la voz de la Iglesia, en
la preparación de la V Conferencia101.
Con éste último abordaje en torno a la lectura de la realidad de la Iglesia en el
contexto latinoamericano y del Caribe, lo que se propuso en líneas generales,
fue presentar la situación eclesial, en sus distintas dimensiones. Ahora bien, el
siguiente capítulo, versará una aproximación en torno a la dinámica del
profetismo, en la sagrada Escritura hasta llegar a la V conferencia episcopal. La
metodología, al igual que el anterior estudio, se centrará en la descripción de
éstas líneas generales y a la vez, tratará de dilucidar la significación de éstas.
97
Ibíd.
Cf. DA .99.
99
BENEDICTO XVI. Discurso Inaugural en la V Conferencia de Aparecida. Aparecida, 2007.
100
Cf. MENSAJE FINAL DEL DOCUMENTO DE APARECIDA. n. 3ss.
101
Ibíd., 5.
98
- 324. LÍNEAS GENERALES DEL PROFETISMO EN LA SAGRADA
ESCRITURA Y EL MAGISTERIO LATINOAMERICANO Y DEL
CARIBE.
Ahora bien, en la Sagrada Escritura, el conjunto y la clasificación de los libros
proféticos no son los mismos para los cristianos que para los hebreos. La Biblia
Hebrea, llamada TaNaK, es un reflejo de la triple división que llama proféticos
sólo a un conjunto determinado de libros102. Es conocido por todos que las
siglas de la palabra TaNaK corresponde a la triple división de la biblia hebrea:
T, significa Torah, esto es, la Ley; la N corresponde a los Nebiím, es decir, a los
Profetas y la K son los Ketubim, es decir, los Escritos.
Los libros proféticos de la Biblia hebrea son los libros de Isaías, Jeremías,
Ezequiel y los Doce (profetas menores): Oseas, Joel, Amós, Abdías, Jonás,
Miqueas, Nahúm, Habacuc, Sofonías, Ageo, Zacarías y Malaquías 103.
El canon veterotestamentario es el representado por la traducción griega de la
biblia hebrea, conocida como la versión de los LXX, donde se realizan algunos
cambios en el orden dentro de los Doce y los ubica delante de Isaías. Por otro
lado, después de Jeremías introduce a Baruc, Lamentaciones y la Carta de
Jeremías104. Estos añadidos se comprenden en tanto que Baruc fue secretario
de Jeremías por lo que las Lamentaciones, las atribuyen los LXX a este gran
profeta. Por ello ambas obras fueron situadas después de su libro pero en
realidad, el libro de Baruc no lo escribió el discípulo de Jeremías, y las
Lamentaciones no son suyas, pero estos detalles no se conocían en aquellos
tiempos105.
Al estudiar estos libros proféticos, inmediatamente pensamos y hacemos
referencia a los personajes principales que en ellos actúan: los profetas. Y
cuando nos preguntamos qué es un profeta encontramos una gran dificultad en
102
SICRE, José Luis. Introducción al Antiguo Testamento. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1997. Pag.
203.
103
_____. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino. Navarra:
2008. Pp. 188-189.
104
El capítulo 6 de Baruc en muchas ediciones actuales.
105
_____. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino. Navarra:
2008. Pp. 188-189.
- 33la Sagrada Escritura porque en ella no hay definiciones de lo que es un profeta.
En el texto sagrado no existen definiciones sino textos concretos en los que se
pueden ver y descubrir facetas de esa compleja función que es la profecía. El
primer texto que hay que leer como la mejor síntesis
de lo que es un profeta y cuya influencia es notoria en el Nuevo Testamento es
Dt 18, 9-22. Esta sección se cita expresamente en Hch 3,22-23; 7,37; y se
alude a ella en Mt 5,48; 17,5; Mc 9,7; Lc 24,27; Jn 1,21.45; 5,46; 6,14, 7,40 106.
También se puede leer a José Luis Sicre en su libro “El Profetismo en Israel”107.
4.1. ¿Qué es un profeta?
En el Vocabulario de Teología Bíblica108, por ejemplo, cuando explica el
vocablo profeta se encuentran los siguientes significados: Poseedor del don de
profecía, un adivino de acontecimientos futuros, o también un hombre que
habla en nombre y por inspiración de Dios.
Estos significados no nos dan una idea muy aproximada de lo que realmente
es un profeta bíblico pues el profeta no es en principio, como todavía hoy se
emplea la palabra en sentido popular como el hombre que vaticina algo antes
de que suceda, aunque también comporta esta acepción109. Por eso, se debe
acudir a la etimología “prophetes”. Se trata de una griega compuesta de la
preposición “pro” y del verbo “phemi”. “Pro-”, es una preposición sustitutiva que
significa: en lugar, por, a cambio de, ante…, y “phemi”, significa: decir. Por
tanto, la palabra no significa predecir, sino “hablar en nombre de, ante…”, “proclamar”, incluso “pro-vocar”. Etimológicamente, el profeta sería el personaje
que habla en lugar de otro y en la biblia esto se percibe en muchos lugares: Ex
4,10-16, Ex 6,28-7, 1-2, entre otros110.
106
GONZÁLEZ BLANCO, Rafael. Los Profetas, traductores de Dios. Editorial San Esteban. Salamanca:
2004. Pp. 25-27.
107
SICRE, José Luis. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino.
Navarra: 2008. Pp.25-361.
108
109
LÉÓN-DUFOUR, X. Vocabulario de Teología Bíblica. Editorial Herder. Barcelona: 1972. Pp. 722-730.
MERTENS, Heinrich A.. Manual de la Biblia: Aspectos literarios, históricos y culturales. Editorial
Herder. Barcelona: 1989. Pp. 703-705.
110
Ibid.,
- 34-
Sin embargo, esta palabra, al ser griega, no aparece en el texto hebreo, y
podemos preguntarnos: ¿cómo se dirá profeta en el texto semita? La respuesta
la encontramos en la versión de los LXX donde el vocablo “profeta” traduce los
siguientes términos hebreos: ‘is ‘elohim (hombre de Dios), ro’eh (vidente),
hozeh (visionario), nabí (profeta). De todas estas palabras la más antigua
parece ser la primera, y la más usada la última; y en esta encontraremos
nuestro interés111.
El término hebreo nabí (profeta) se le ha identificado como una palabra típica
de la escuela deuteronomista. Con esta palabra se hace referencia, entre otros
personajes, a Abraham (Gn 20,7), Miriam (Ex 15,20), Moisés (Dt 18,15; 34,10),
pero no es una palabra exclusiva para describir una institución de Israel,
también se emplea para nombrar a los servidores del dios Baal, que reciben el
mismo calificativo112. Además, si se refiere a personas del reino del Norte
(Israel), se destaca del nabí su vinculación con la monarquía; por el contrario,
en el reino del Sur (Judá), el nabí está relacionado en la mayoría de las
ocasiones con el Templo y el sacerdocio. No es extraño encontrar el vocablo
profeta en femenino nebi’ah, señalando que se trata del profetismo de una
institución peculiar donde caben también las mujeres113.
4.2.
El Profetismo en la Sagrada Escritura
Una de las cosas que tienen en común Moisés, Josué, Gedeón, Débora,
Samuel, Saúl, Elías, Isaías, Jeremías, Ezequiel, Jonás, Malaquías, entre otros,
es que fueron profetas ¿Qué tienen en común ellos, aparte del título de
profeta? ¿A qué figuras de Occidente pueden compararse? Los profetas
literarios desde Amós a Malaquías, critican males sociales y morales
encontrados en Israel, también críticas sobre problemas sociales y morales de
otras naciones y estos se encuentran en escritos cristianos, clásicos y
seculares contemporáneos. Aunque esta comparación no es exacta, porque
111
SICRE, José Luis. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino.
Navarra: 2008. Pp.93-97.
112
DICCIONARIO TEOLÓGICO ENCICLOPÉDICO. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1999. PP. 802803.
113
SICRE, José Luis. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El mensaje. Editorial Verbo Divino.
Navarra: 2008. Pp.25-95.
- 35para el entendimiento judío, el término profeta es más amplio que esta
comparación. El profeta puede ser un legislador (Moisés), o un juez (Débora,
Samuel), o un líder militar (Josué, Gedeón)114.
En el tiempo de los jueces Dios levanta a hombres y mujeres como Sansón o
Débora, quienes eran los líderes civiles y profetas a la misma vez. Al
establecerse la monarquía, el rol de profeta y líder civil se separan, ahora hay
profetas y reyes: dos roles o funciones distintos y desempeñados por diferentes
personas. David es reprendido por sus pecados por el profeta Natán, y Samuel
lo hizo a Saúl; pero nadie reprendió a Samuel, o a Moisés o a Josué. Una vez
que la monarquía fue establecida en Israel, los profetas fueron levantados no
para ejercer el poder, sino para desafiar o denunciar a los poderosos por sus
injusticias o apostasía115.
Salomón pidió sabiduría a Dios y no poderes proféticos. La sabiduría es
prudente, política, mundana y humana; la profecía es radical, impolítica, utópica
y divina. Los reyes son aconsejados por hombres sabios, y reprendidos o
denunciados por los profetas. La sabiduría está en casa, en la corte real; la
profecía está en el desierto, y luego en la calle y puertas de la ciudad, y los
patios del Templo. El judaísmo rabínico afirma ser la unión del sabio y profeta.
El origen divino de la profecía la hace peligrosa. El profeta no hereda su rol o
posición o función, ni es nombrado por el rey u ordenado por los rabinos; él es
llamado por Dios, no hay mediación oficial o control. Los profetas a menudo
informan sobre su llamado y describen las circunstancias, porque esta es la
fuente crucial de su autoridad. Algunos de ellos, describen su renuencia al
llamado de Dios para ejercer este rol. Una vez que obedece la voz de Dios
para el ministerio profético, se convierte en una fuerza en la nación más allá del
control humano; por lo tanto, es una amenaza contra cada una de las clases
dirigentes: los sacerdotes y reyes de Israel y Judea; y también al faraón de
114
COMENTARIO BÍBLICO INTERNACIONAL. Comentario católico y ecuménico para el siglo XXI.
Editorial Verbo Divino. Navarra 2005. Pp. 867-871.
115
SICRE, J.L; CASTILLO, J.M. Y ESTRADA, J.A; La Iglesia y los Profetas. Ediciones El Almendro.
Córdoba: 1989, págs. 53 – 77.
- 36Egipto y los dirigentes de Nínive. Los profetas encontrarán pocos amigos entre
los poderosos, y la mayor parte del tiempo entre el pueblo. Algunos de ellos
fueron amenazados, apresados y hasta asesinados por ejercer su ministerio
profético116.
Los profetas fueron auténticos forjadores de esperanzas, que abrieron la
historia y los horizontes de su pueblo hacia un futuro de salvación y plenitud.
Basados en las grandes verdades y experiencias del éxodo, de la alianza, de la
elección de Jerusalén como ciudad santa y de la elección de la casa de David
como dinastía eterna, los profetas anuncian y esperan un nuevo éxodo, una
nueva alianza, una nueva Jerusalén, y un nuevo David que instaure sobre la
tierra el reino de Dios (mesianismo). Estas, junto con las promesas de un
nuevo pueblo e incluso de una nueva creación, son “las esperanzas que
constituyen los grandes ejes de la utopía o escatología profética”117.
Son muchas las ocasiones en que los profetas denuncian las prácticas
culturales en sus más diversas formas (fiestas, peregrinaciones, ofrendas,
sacrificios, rezos), porque se han convertido en un tranquilizante de las
conciencias, al mismo tiempo que introducen una falsa idea de Dios: “Las
mismas personas que oprimen a los pobres o contemplan indiferentes los
sufrimientos del pueblo tienen la desfachatez de ser las primeras en acudir a
los templos y santuarios pensando que el Señor se complace más en los actos
de culto que en la práctica de la justicia y de la misericordia”118.
La historia del profetismo parece ser la de un fracaso. Durante más de tres
siglos, los profetas lucharán con todas sus fuerzas para orientar la política
interior y exterior de los reinos de Samaría y de Judá en el sentido de la
elección de Israel... “Al anunciar el fin de la antigua alianza, los últimos grandes
profetas abrieron la esperanza de una alianza nueva, inscrita en el corazón de
116
SICRE, J.L; CASTILLO, J.M. Y ESTRADA, J.A; La Iglesia y los Profetas. Ediciones El Almendro.
Córdoba: 1989, págs. 53 – 77.
117
La Biblia. Comentario Libros Proféticos. Editorial La Casa de la Biblia. Madrid: 1992, p.703.
118
J.L.Sicre, Profetismo en Israel. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1992, p.413.
- 37los fieles. Después de este mensaje esencial, el profetismo no tendrá ya nada
que decir, podrá desaparecer del escenario”119.
El sacerdote estaba para juzgar, interpretar y enseñar la ley de Moisés; para
ofrecer sacrificios y ofrendas a Dios, por diferentes motivos. El rey estaba para
gobernar políticamente al pueblo; para ser la cabeza del ejército en caso de
guerra. El sacerdocio fue establecido por Dios y El escogió a la familia de
Aarón; el rey fue establecido por petición del pueblo y permitido por Dios, y El
escogió al rey y aún después a la dinastía davídica. El profeta no vino por
petición del pueblo, él era llamado por Dios, y no era una posición o función
hereditaria120. El profeta estaba para hablar lo que Dios le dijo, y Dios no se
contradice, El no puede decir algo y después contradecirse. Sin embargo,
somos de los que creemos que la verdad de Dios es gradual: Dios nunca le dijo
a Moisés toda la verdad o realidad de las cosas, sino que “pues la ley por
medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de
Jesucristo”121.
Algunos textos bíblicos del Antiguo Testamento nos ilustran sobre el profetismo
en la Sagrada Escritura: Isaías 2,2-5; 45, 6-8.18.21-26; 1,11-17; Jeremías
1,4-10; Números 11,27-29; Joel 3,1-2; Ezequiel 37,1-14.
Tres instituciones se han dado en el pueblo de Dios, primero en tiempos de la
Antigua Alianza y luego en la Nueva: profetismo, sacerdocio y realeza. El
profetismo en la historia de Israel está unido a la ley, es más, todo profeta
verdadero remite al cumplimiento de la ley, que con Moisés llega a su cumbre,
como anuncio y figura de la nueva ley que es Cristo, quien con el amor a Dios y
al prójimo, lleva a plenitud la nueva ley.
El profetismo del Antiguo Testamento se expresa “como la ley y los profetas” y
por esto aparecen como realidades complementarias. El profetismo de la Biblia,
el del pueblo de Israel, tiene las siguientes características:
119
120
E. Beaucamp, Los profetas de Israel. Editorial Verbo Divino. Navarra: 1988, p.22.
SICRE, J.L; CASTILLO, J.M. Y ESTRADA, J.A; La Iglesia y los Profetas. Ediciones El Almendro.
Córdoba: 1989, págs. 99 – 112.
121
Cf. Juan 1,17
- 38-
1.- Los profetas y su carisma están íntimamente vinculados a la acción del
Espíritu Santo;
2.- El carisma profético es para el servicio del pueblo de Dios a través de la
palabra revelada que Dios trasmite y con la cual expresa su voluntad de
salvación;
3.- Dios avala a sus profetas con “signos” que hacen ver la verdad de lo que
proclaman en nombre de Dios que envía y
4.- Los profetas muestran, siendo fieles a Dios hasta la muerte, una audacia y
fortaleza (parresía) inquebrantables en medio de peligros, rechazos, injurias y
persecuciones.
El profetismo nunca ha sido fácil. El profetismo antiguo tiene su realización
plena en Cristo y su obra, como revelación del plan divino de redención y
salvación para todos los hombres sin distinción de lenguas, razas, pueblos,
culturas e intereses terrenos122. Dios habla para todos en la libertad de que los
hombres acepten o no su llamado a la salvación.
Cristo es el gran profeta por razón de su divinidad como Hijo de Dios, quien
conoce y trasmite todo lo que ha conocido y lo que su Padre le ha compartido
de verdad, en la unidad del ser divino, desde siempre y para siempre123. Como
hombre le es dado conocer la revelación divina que luego trasmite con los
hechos milagrosos que avalan la verdad, con sus palabras y gestos, que lo
llevan a ser fiel a su Padre con la asistencia del Espíritu Santo hasta la muerte
y muerte de Cruz. Con su gloriosa resurrección sella para siempre la verdad de
su profetismo124.
122
Cf. FRADES, Eduardo, CMF. Características del Profetismo Bíblico, pág. 65.
SICRE, J.L; CASTILLO, J.M. Y ESTRADA, J.A; La Iglesia y los Profetas. Ediciones El Almendro.
Córdoba: 1989, págs. 113 – 128.
124
Ibíd., 79 - 97.
123
- 394.3.
El Profetismo en el Magisterio Latinoamericano anterior a la V
conferencia del Episcopado y del Caribe
Es importante resaltar el valor de esta función cristiana y la importancia que le
han dado también las otras Conferencias Generales del Episcopado
Latinoamericano como son: Río, Medellín, Puebla y Santo Domingo. Sin
embargo, es importante aclarar que los cuatro documentos manifiestan la
realidad en la que han surgido. Es decir, en ellos se constata el talante
claramente latinoamericano. Éste es un enorme valor, ya que evidencia un
esfuerzo por responder al Plan de Dios desde una realidad concreta, con la
mirada atenta a los signos de los tiempos y con los pies puestos en la tierra
latinoamericana125. En ellos se perciben señales de madurez de la Iglesia en
América Latina, así como expresiones de originalidad en el marco de la
comunión eclesial.
Los Papas, los Obispos, Presbíteros y Diáconos son consagrados por el
Sacramento del Orden para ser profetas del pueblo de Cristo que Él les ha
confiado. Deben trasmitir, fielmente la verdad revelada a través de la Biblia, el
Magisterio y la Tradición de la Iglesia, depositaria y trasmisora del profetismo
de Cristo. Todos bautizados y confirmados y los consagrados de manera
especial por sus votos y vida comunitaria y los Ministros: Papas, Obispos y
Sacerdotes, están llamados a vivir y desarrollar los carismas proféticos a favor
del pueblo de Dios y para el mundo a salvar con la misión universal que Dios
Uno y Trino nos ha confiado.
En la Constitución Dei Verbum, Dios escoge un pueblo a quien confía sus
promesas y se revela a ellos también a través de los profetas, a través de los
cuales se revela como el único Dios verdadero: “Deseando Dios con su gran
amor preparar la salvación de toda la humanidad, escogió a un pueblo en
particular a quien confiar sus promesas. Hizo primero una alianza con Abrahán;
después, por medio de Moisés, la hizo con el pueblo de Israel, y así se fue
revelando a su pueblo, con obras y palabras, como único Dios vivo y
verdadero. De este modo Israel fue experimentando la manera de obrar de
125
SOBRINO, Jon. Monseñor Romero. UCA Editores. San Salvador, el Salvador, C.A.: 1980, pág. 109 –
115.
- 40Dios con los hombres, la fue comprendiendo cada vez mejor al hablar Dios por
medio de los profetas, y fue difundiendo este conocimiento entre las
naciones”126.
Los consagrados, hombres y mujeres de vida activa y contemplativa, con sus
diferentes carismas complementarios para la vida de santidad del pueblo de
Dios, son testigos y transmisores de la verdad evangélica.
El profetismo del Pueblo de Dios en la Constitución Lumen Gentium se
encuentra principalmente en el testimonio de fe y caridad de sus miembros: “El
Pueblo santo de Dios participa también de la función profética de Cristo,
difundiendo su testimonio vivo sobre todo con la vida de fe y caridad y
ofreciendo a Dios el sacrificio de alabanza, que es fruto de los labios que
confiesan su nombre”127. Los bautizados y confirmados, miembros todos del
pueblo profético y sacerdotal de Cristo, son profetas y testigos de la verdad
revelada, en la misma Iglesia de la cual forman parte, en el mundo y en las
tareas y responsabilidades de la vida seglar.
Asimismo, en Jesucristo, los laicos se constituyen testigos proféticos en la vida
diaria, familiar y social: “Cristo, el gran Profeta, que proclamó el reino del Padre
con el testimonio de la vida y con el poder de la palabra, cumple su misión
profética hasta la plena manifestación de la gloria, no sólo a través de la
jerarquía, que enseña en su nombre y con su poder, sino también por medio de
los laicos, a quienes, consiguientemente, constituye en testigos y les dota del
sentido de la fe y de la gracia de la palabra para que la virtud del Evangelio
brille en la vida diaria, familiar y social”128.
Los laicos expresan con fuerza su testimonio profético cuando evangelizan en
las condiciones comunes del mundo con su vida y sus palabras profesan y
expresan su fe en Jesucristo: “Los laicos quedan constituidos en poderosos
pregoneros de la fe en las cosas que esperamos cuando, sin vacilación, unen a
la vida según la fe la profesión de esa fe. Tal evangelización, es decir, el
anuncio de Cristo pregonado por el testimonio de la vida y por la palabra,
126
Dei Verbum 14
Lumen Gentium 12.
128
Ibíd., 35.
127
- 41adquiere una característica específica y una eficacia singular por el hecho de
que se lleva a cabo en las condiciones comunes del mundo”129.
Los fieles laicos son como lo dice la Lumen Gentium: “los cristianos que están
incorporados a Cristo por el bautismo, que forman el pueblo de Dios y
participan de las funciones de Cristo: sacerdote, profeta y rey. Ellos realizan,
según su condición, la misión de todo pueblo cristiano en la Iglesia y en el
mundo”130. Por lo que todos estamos llamados a cumplir con esta misión dentro
del mundo en el que nos encontramos.
4.4 El Profetismo en Aparecida
En el anterior capítulo se hizo un breve recorrido en torno al profetismo en las
conferencias episcopales latinoamericanas anteriores a Aparecida. En ellos,
en términos generales, se puede apreciar que la Iglesia, en cuanto comunidad
de fe y sacramento de Cristo, aparece como testigo cualificado de la fe
apostólica y como continuadora de los testigos de la fe131.
Ahora bien, la dimensión profética en el Documento de Aparecida tiene como
punto de partida en el anuncio del mensaje cristiano, por medio de la
proclamación de la Palabra de Dios y su enseñanza, así como la denuncia
evangélica de todas aquellas estructuras y situaciones que impiden en nuestra
sociedad y en nuestros corazones la construcción del Reino de Dios.
A imitación de Jesús, la Palabra de Dios hecha carne, la Iglesia
latinoamericana participa del ministerio profético, característica del inicio de su
vida pública: “El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ungió para
evangelizar a los pobres; me envió a predicar a los cautivos la libertad...” 132. Y
al ser Jesús el contenido central de la tarea profética, la Iglesia asume que no
se predica a sí misma, sino a Él que es la Buena Nueva de Dios, para el
hombre de todo tiempo.
129
130
131
132
Cf LG 35.
Cf. Ibíd., 31.
Heb 11,1 ss.
Lc 4, 18
- 42-
De esta manera, la comunidad de creyentes en Jesucristo, nosotros que
conformamos la
Iglesia Latinoamericana y del Caribe, contamos con un
importante instrumento para seguir profundizando en los ejes fundamentales de
nuestra fe: el documento final de Aparecida, fruto de la Quinta Conferencia del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe. Así, todos estamos llamados a
descubrir, en comunidad, qué significa ser discípulo misionero, discípula
misionera de Jesús para el mundo, hoy.
En nuestros tiempos actuales, la comunidad eclesial se enfrenta a un gran
desafío: renovar nuestra opción por seguir a Jesús. Esto se expresa
esencialmente en la comunicación expresa desde los diversos campos de la
vida concreta.
Así, en el campo de las comunicaciones, los cristianos-comunicadores
sociales, asumen su condición de discípulos-misioneros desde una vocación
concreta: la orientación teológica de la evangelización desde la comunicación.
“En la evangelización, en la catequesis y, en general, en la pastoral, persisten
también lenguajes poco significativos para la cultura actual y en particular, para
los jóvenes. Muchas veces los lenguajes utilizados parecieran no tener en
cuenta la mutación de los códigos existencialmente relevantes en las
sociedades inoculadas por la postmodernidad, y marcadas por un amplio
pluralismo social y cultural. Los cambios culturales dificultan la transmisión de
la Fe por parte de la familia y de la sociedad. Frente a ello, no se ve una
presencia importante de la Iglesia en la generación de cultura, de modo
especial en el mundo universitario y en los medios de comunicación social”133.
Las palabras de Pablo siguen vigentes y en este contexto y pueden iluminar su
tarea evangelizadora:
“Así sucede con los instrumentos inanimados, tales como la flauta o
la cítara. Si no dan distintamente los sonidos, ¿cómo se conocerá lo
que toca la flauta o la cítara? Y si la trompeta no da sino un sonido
confuso, ¿quién preparará para la batalla? Así también ustedes: si al
hablar no pronuncian palabras inteligibles, ¿cómo se entenderá lo
que dicen? Es como si hablaran al viento. Hay en el mundo no sé
cuántas variedades de lenguas, y nada hay sin lenguaje. Más si yo
133
Cf. DA 100, d.
- 43desconozco el valor del lenguaje seré un bárbaro para el que me
habla; y el que me habla, un bárbaro para mí. Así pues, ya que
aspiran a los dones espirituales, procuren abundar en ellos para la
edificación de la asamblea”134.
En palabras de Aparecida, “es necesario comunicar los valores evangélicos de
manera positiva y propositiva. Son muchos los que se dicen descontentos, no
tanto con el contenido de la doctrina de la Iglesia, sino con la forma como ésta
es presentada. Para eso, en la elaboración de nuestros Planes Pastorales
queremos... Optimizar el uso de los medios de comunicación católicos,
haciéndolos más actuantes y eficaces, sea para la comunicación de la fe, sea
para el diálogo entre la Iglesia y la sociedad”135.
Querer significa poner los medios apropiados para realizarlo. Como discípulosmisioneros están llamados a “reconocer los nuevos lenguajes, que pueden
ayudar a una mayor humanización global”136. Ello implica un compromiso en la
propia formación y acompañamiento en la formación de otros y otras: “Formar
comunicadores profesionales competentes y comprometidos con los valores
humano-cristianos en la transformación evangélica de la sociedad”137.
El documento de Aparecida nos habla del profetismo como aquello inherente al
cristiano desde el bautismo: “Todos los bautizados deben tomar conciencia de
que han sido configurados con Cristo sacerdote, profeta y pastor, por el
sacerdocio común del pueblo de Dios”138. El profetismo es principalmente para
los cristianos el anuncio venturoso de la buena Noticia de Jesucristo139.
En cuanto a la vida consagrada el documento nos manifiesta que ser discípulos
y misioneros implica apasionarse por Cristo y transmitir esa experiencia desde
un profetismo radical que lleve incluso a dar la vida como lo hicieron tantos
mártires y santos de la fe en nuestro continente:
134
Cf. 1 Cor 14, 7-12
Cf. DA n. 497, b.
136
Cf. Ibíd., 484
137
Cf. Ibíd., 486,g.
138
Benedicto XVI, Discurso inaugural de la V Conferencia de Aparecida
139
Cf. Marcos 16,20
135
- 44“En la actualidad de América Latina y El Caribe, la vida consagrada
está llamada a ser una vida discipular, apasionada por Jesús camino
al Padre misericordioso, por lo mismo, de carácter profundamente
místico y comunitario. Está llamada a ser una vida misionera,
apasionada por el anuncio de Jesús-verdad del Padre, por lo mismo,
radicalmente profética, capaz de mostrar a la luz de Cristo las
sombras del mundo actual y los senderos de vida nueva, para lo que
se requiere un profetismo que aspire hasta la entrega de la vida, en
continuidad con la tradición de santidad y martirio de tantas y tantos
consagrados a lo largo de la historia del Continente”140.
El profetismo del cristiano es el profetismo de la vida y de ninguna manera el
de la muerte, pues el respeto a la vida como un don de Dios es inherente a
todo cristiano. La conciencia que se debe de tener frente a esta realidad es de
vital importancia en nuestros tiempos actuales pues esta se encuentra cada
vez más atacada por intereses particulares de personas y grupos de poder. Sin
embargo, se está empezando a tomar conciencia no sólo de la importancia del
valor de la vida humana sino también del valor de la naturaleza que es fuente
de vida y que está en peligro a causa del uso irracional que les ha estado
dando el hombre:
“En América Latina y El Caribe, se está tomando conciencia de la
naturaleza como una herencia gratuita que recibimos para
proteger, como espacio precioso de la convivencia humana y como
responsabilidad cuidadosa del señorío del hombre para bien de
todos […] Por eso, como profetas de la vida, queremos insistir que
en las intervenciones sobre los recursos naturales no predominen
los intereses de grupos económicos que arrasan irracionalmente
las fuentes de vida, en perjuicio de naciones enteras y de la misma
humanidad. Las generaciones que nos sucedan tienen derecho a
recibir un mundo habitable y no un planeta con aire
contaminado”141.
Dentro de la espiritualidad franciscana, encontramos aquella sensibilidad tan
valiosa que nos legó el santo de Asís de ver en la fraternidad universal no sólo
a los seres humanos sino también de incluir a toda forma de vida con la que
compartimos nuestra existencia142, el cosmos universal creado por el Padre
Dios, que será redimido también en Jesucristo, redentor nuestro.
140
141
142
Cf. DA. n. 220.
Cf. Ibíd., 471.
55.
SAN FRANCISCO DE ASÍS. Escritos y biografías. Documentos de la época. B.A.C., Madrid: 2006, pág.
- 45Sin embargo, el compromiso no se da sólo en el ámbito profético, el documento
de Aparecida también resalta el compromiso importante con la educación
católica que requiere ser renovada profundamente rescatando su identidad
misionera para que sea realmente una “opción profética” dentro de una
“pastoral educativa participativa”:
“La Escuela católica está llamada a una profunda renovación.
Debemos rescatar la identidad católica de nuestros centros
educativos por medio de un impulso misionero valiente y audaz, de
modo que llegue a ser una opción profética plasmada en una
pastoral de la educación participativa. Dichos proyectos deben
promover la formación integral de la persona teniendo su
fundamento en Cristo, con identidad eclesial y cultural, y con
excelencia académica. Además, han de generar solidaridad y
caridad con los más pobres. El acompañamiento de los procesos
educativos, la participación en ellos de los padres de familia, y la
formación de docentes, son tareas prioritarias de la pastoral
educativa”143.
Dentro del ámbito de la educación católica en las universidades, encontramos
el compromiso profético como una muestra novedosa de lo que es y significa el
cristianismo en la vida de nuestro continente, El pluralismo religioso y el
ecumenismo en las universidades católicas son también signos proféticos en el
ámbito universitario, por ello se debe cuidar que quienes impartan la
enseñanza superior en las universidades católicas sean personas de adecuado
perfil humano, cristiano y académico, acordes con las enseñanzas de la Iglesia
Católica:
“Las universidades católicas, por consiguiente, habrán de desarrollar
con fidelidad su especificidad cristiana, ya que poseen
responsabilidades evangélicas que instituciones de otro tipo no
están obligadas a realizar. Entre ellas se encuentra, sobre todo, el
diálogo fe y razón, fe y cultura, y la formación de profesores,
alumnos y personal administrativo a través de la Doctrina Social y
Moral de la Iglesia, para que sean capaces de compromiso solidario
con la dignidad humana y solidario con la comunidad, y de mostrar
proféticamente la novedad que representa el cristianismo en la vida
de las sociedades latinoamericanas y caribeñas. Para ello, es
indispensable que se cuide el perfil humano, académico y cristiano
de quienes son los principales responsables de la investigación y
docencia”144.
143
144
Cf. DA. n. 183.
Cf. Ibíd., 342.
- 46Otro aspecto importante que recalca el documento de Aparecida sobre el
compromiso profético específico de nuestro continente está en relación con los
migrantes, quienes son también el rostro de Jesucristo, que fue también
migrante. Son ellos también a quienes se dirige una atención particular y
permanente, pues, en su itinerancia, muchas veces forzada por las realidades
difíciles de sus lugares de origen, deben de ser portadores del anuncio de la
buena Noticia del Evangelio, ya que son también discípulos y misioneros de
Jesucristo:
“La Iglesia, como Madre, debe sentirse a sí misma como Iglesia sin
fronteras, Iglesia familiar, atenta al fenómeno creciente de la
movilidad humana en sus diversos sectores. Considera
indispensable el desarrollo de una mentalidad y una espiritualidad al
servicio pastoral de los hermanos en movilidad, estableciendo
estructuras nacionales y diocesanas apropiadas, que faciliten el
encuentro del extranjero con la Iglesia particular de acogida. Las
Conferencias Episcopales y las Diócesis deben asumir
proféticamente esta pastoral específica con la dinámica de unir
criterios y acciones que ayuden a una permanente atención también
a los migrantes, que deben llegar a ser también discípulos y
misioneros”145.
El documento de Aparecida es significativo también en cuanto que resalta no
sólo el sentido del anuncio de la Buena Nueva de Cristo sino también el
compromiso de denuncia que esto conlleva, pues es explícita en manifestar
que se deben denunciar proféticamente los atropellos contra los migrantes, a
causa muchas veces por políticas migratorias que atentan contra el derecho de
las personas a desplazarse por diversos motivos y de ser marginados o
discriminados a causa de su procedencia:
“Entre las tareas de la Iglesia a favor de los migrantes, está
indudablemente la denuncia profética de los atropellos que sufren
frecuentemente, como también el esfuerzo por incidir, junto a los
organismos de la sociedad civil, en los gobiernos de los países, para
lograr una política migratoria que tenga en cuenta los derechos de
las personas en movilidad. Debe tener presente también a los
desplazados por causa de la violencia. En los países azotados por la
violencia, se requiere la acción pastoral para acompañar a las
víctimas y brindarles acogida y capacitarlos para que puedan vivir de
su trabajo. Asimismo, deberá ahondar su esfuerzo pastoral y
145
Cf. Ibíd., 412.
- 47teológico para promover una ciudadanía universal en la que no haya
distinción de personas”146.
Asimismo, el documento es enfático cuando se refiere a la dignidad y
participación de la mujer que debe de ser, a ejemplo de María de Nazareth,
recuperada en su dignidad en la sociedad:
“La antropología cristiana resalta la igual dignidad entre varón y mujer,
en razón de ser creados a imagen y semejanza de Dios. El misterio de
la Trinidad nos invita a vivir una comunidad de iguales en la diferencia
[…] La figura de María, discípula por excelencia entre discípulos, es
fundamental en la recuperación de la identidad de la mujer y de su valor
en la Iglesia. El canto del Magnificat muestra a María como mujer capaz
de comprometerse con su realidad y de tener una voz profética ante
ella”147.
En cuanto a la cultura y su evangelización, Aparecida nos presenta el
compromiso de denuncia frente a modelos antropológicos que van contra la
naturaleza y la dignidad del hombre, relegándolo en cuanto que es imagen y
semejanza con el Creador e Hijo por adopción en Jesucristo148. El anuncio
profético implica asimismo coraje en nuestros tiempos actuales en que la
cultura de la muerte acecha la cultura cristiana, sin embargo, el mensaje
cristiano debe de ser profético en cuanto que no puede estar fuera de la
cultura: “La fe cristiana nos muestra a Jesucristo como la verdad última del ser
humano (GS 22), el modelo en el que el ser hombre se despliega en todo su
esplendor ontológico y existencial. Anunciarlo integralmente en nuestros días
exige coraje y espíritu profético. Contrarrestar la cultura de muerte con la
cultura cristiana de la solidaridad es un imperativo que nos toca a todos y que
fue un objetivo constante de la enseñanza social de la Iglesia.”149.
Es importante subrayar que entre las conclusiones del documento de
Aparecida se hace hincapié en lo relacionado a la presencia profética como
aquella que debe de “levantar la voz” frente a todo aquello que se opone a la
construcción del Reino de Dios: “La presencia profética que sepa levantar la
voz en relación a cuestiones de valores y principios del Reino de Dios, aunque
146
Cf. Ibíd., 414.
Cf. Ibíd., 451.
148
Epístola a los Gálatas 4,5
149
Cf. DA. 480.
147
- 48contradiga todas las opiniones, provoque ataques y se quede sola en su
anuncio. Es decir, que sea farol de luz, ciudad colocada en lo alto para
iluminar”150.
Entre otro de los puntos relacionados con el profetismo se destaca la labor que
realiza el CELAM como medio de unidad entre los obispos y las iglesias de
Latinoamérica y el Caribe y de apoyo solidario y cooperador de la comunión
eclesial: “Reafirmamos la importancia del CELAM y reconocemos que ha sido
una instancia profética para la unidad de los pueblos latinoamericanos y
caribeños, y ha demostrado la viabilidad de su cooperación y solidaridad desde
la comunión eclesial. Por eso nos comprometemos a seguir fortaleciendo su
servicio en la colaboración colegial de los Obispos y en el camino de
realización de la identidad eclesial latinoamericana y caribeña. Invitamos a los
Episcopados de países implicados en los distintos sistemas de integración
subregionales, incluidos los de la Cuenca Amazónica, a estrechar vínculos de
reflexión y cooperación”151.
¿Hay profetas en la actualidad? Hay personas que denuncian injusticias e
inmoralidades que hay en el mundo, y esto era algunas de las actividades de
los profetas. También hay personas que, aunque no tienen visiones o sueños
estudian las profecías que hay en la Escritura y están muy atentos observando
acontecimientos del mundo. En nuestra opinión, estudiar o escudriñar escritos
proféticos con asuntos que tienen que ver con el futuro, es un complemento
profético. Así que de alguna manera, la actividad profética está activa en
aquellos que denuncian los pecados contra la Palabra de Dios, y en aquellos
que se dedican a estudiar los escritos proféticos152.
150
Cf. Ibíd., 518 i.
Cf. Ibíd., 544.
152
SOBRINO, Jon. Monseñor Romero. UCA Editores. San Salvador, El Salvador, C.A: 1980. págs. 109170.
151
- 49-
5. ACTUAR: APORTES Y APLICACIONES TEOLÓGICO-PASTORALES
PARA UN PROFETISMO CRISTIANO EN AMÉRICA LATINA Y EL
CARIBE.
La Conferencia General del Episcopado reunido en Aparecida, busca también,
hoy en día, dar respuesta a quienes le pidan dar razón de su esperanza. ¿Pero
de qué respuesta se trata? Quizá se encuentre la pista en la respuesta dada
por Jesús a los emisarios de Juan el Bautista, a saber:“ Los ciegos ven y los
cojos andan , los leprosos quedan limpios y los sordos oyen, los muertos
resucitan y a los pobres se les anuncia la buena noticia”153. En la misma línea
se sitúa la definición que Pedro dice de Jesús: “Pasó por la vida haciendo el
bien”.
La oportuna configuración del fiel cristiano como discípulo y misionero con el
Maestro logra aquella “conversión personal que somete todo al servicio de la
instauración del Reino de la vida”154, y posibilita además que la credibilidad de
la fe se fundamente en una vida acorde
con los valores del reino en la
coherencia entre el creer y el actuar155.
En efecto, para hacer creíble la fe hoy es necesario atender aquellos aspectos
que todo fiel cristiano, quien incorporado a Cristo por el bautismo, participa de
las “funciones de Cristo: sacerdote, profeta y rey”156. Estos aspectos, y con
mayor relevancia la
función profética, deben concretarse y activarse
históricamente con los signos de los tiempos. Y de esta manera “vivir y
comunicar la vida nueva en Cristo a nuestros pueblos”
157
, sin desatender la
“dignificación de todo ser humano”158.
Según esto, se busca afirmar que la justicia y la promoción de la dignidad
humana constituyen hoy
153
signos irrenunciables de credibilidad de la fe. La
Mt 11,5.
Cf. DA. n. 366.
155
Mensaje final del documento conclusivo de Aparecida (n.4)
156
Cf. DA. n. 209.
157
Cf. Ibíd., . 348.
158
Cf. Ibíd., 383 - 384.
154
- 50dimensión profética pertenece a la actividad de la Iglesia. Fue el Concilio
Vaticano el que ayudó a descubrir el rostro profético de la Iglesia, al mostrar
que es todo el pueblo de Dios quien participa del ministerio profético de
Cristo159.
El profetismo no es por tanto un adorno externo o un elemento más de la
Iglesia,
sino
su
señal
de
identidad.
En
este
marco,
los
Obispos
latinoamericanos reunidos en Aparecida, Brasil -como faro que ilumina hacia
el futuro-
hicieron realidad
aquel signo profético de la Iglesia: que es la
denuncia de aquellos falsos caminos160 que, contrarios a la vida, conducen a la
muerte.
“Son caminos que trazan una cultura sin Dios y sin sus
mandamientos o incluso contra Dios, animada por los ídolos del
poder, de la riqueza y el placer efímero, lo cual termina siendo una
cultura contra el ser humano y contra el bien de los pueblos
latinoamericanos”161.
Asimismo, los pastores participantes de la V Conferencia General del
Episcopado Latinoamericano y del Caribe proclaman que los fieles cristianos,
movidos por el noble propósito de actualizar su condición de bautizados, tienen
como escenario y campo de acción profética el mundo de la vida162.
El ámbito propio de su actividad evangelizadora es el mismo
mundo vasto y complejo de la política, de la realidad social y
de la económica, como también el de la cultura, de las ciencias
y de las artes, de la vida internacional, de los mass media y
otras realidades abiertas a la evangelización, como son el
amor, la familia, la educación de los niños y de los
adolescentes , y el trabajo profesional y el sufrimiento.
Asimismo, hoy también –dicen los pastores reunidos en Aparecida– la Iglesia
en América Latina y del Caribe se propone ir, al encuentro de tantos cristianos
desanimados y desconcertados para acompañarlos en el camino de la vida
159
LG 12
Dt. 30, 15
161
Cf. DA. 13.
162
Cf. Ibíd., 210.
160
- 51cotidiana y de esta manera poder iluminar con la fe ése camino 163.Finalmente,
todo ese proceso que sugiere Aparecida culmina en la Misión pues los
discípulos abandonan su aldea y van gozosos a anunciar a sus hermanos la
Buena Nueva. Así el pos-Aparecida será la etapa de un compromiso por esa
nueva evangelización164.
En el ánimo de construir un continente de la vida, del amor y de la paz, los
Obispos “ponen a disposición de nuestros países los esfuerzos pastorales
para trabajar con todas las personas de buena voluntad la construcción del
reino”165, como lo detallamos en adelante.
5.1. El encuentro con Jesucristo como respuesta a los interrogantes y
aspiraciones de los hombres
Con mucha claridad, Aparecida señala que el encuentro de Cristo da un nuevo
horizonte a la vida, y con ello una orientación decisiva. Es a partir de allí que
emerge un sujeto en la historia, y al que se le llamará en adelante, discípulo 166.
Precisamente el encuentro y seguimiento de Jesucristo vivo es no sólo el
fundamento y principio del Documento de Aparecida, sino su hilo conductor.Los
Obispos en Aparecida lo expresan del siguiente modo: La admiración por la
persona de Jesús, su llamada y su mirada de amor buscan suscitar una
respuesta consciente y libre desde lo más íntimo del corazón del discípulo, una
adhesión de toda su persona al saber que Cristo lo llama por su nombre (Jn 10,
3).
En efecto, de este encuentro con el Maestro, se dan aquellas condiciones para
una respuesta profética: es un “sí” que compromete radicalmente la libertad del
discípulo a entregarse a Jesucristo, Camino, Verdad y Vida167. En una palabra,
la adhesión al Maestro, es decir, un seguimiento profético busca además del
acercamiento y la conversión a Jesucristo una labor de evangelización que
toque el corazón y la mente del hombre y de la mujer de hoy. Así pues,
163
Cf. D.A. 33-42
Mensaje final del documento conclusivo de Aparecida (n.5)
165
Ibid.
166
Cf. DA., 243.
167
Cf. Ibíd., 136.
164
- 52Aparecida será aquella Iglesia latinoamericana que renueva el ardor, los
métodos y la expresión de la acción evangelizadora, con la finalidad de formar
hombres y comunidades maduras en la fe, y dar respuesta a la nueva situación
que vivimos, provocada por los cambios sociales y culturales de la
modernidad168.
“La naturaleza misma del cristianismo consiste, por tanto, en
reconocer la presencia de Jesucristo y seguirlo. Ésa fue la hermosa
experiencia de aquellos primeros discípulos que, encontrando a
Jesús, quedaron fascinados y llenos de estupor ante la
excepcionalidad de quien les hablaba, ante el modo cómo los
trataba, correspondiendo al hambre y sed de vida que había en sus
corazones”169.
Por último, en Aparecida se vislumbran líneas generales para una vocación
profética que nace del encuentro personal y comunitario con Cristo170. De esta
experiencia vital, en adelante, todo discípulo misionero en sintonía con la
misión de la Iglesia latinoamericana y del caribe busca ofrecer a “nuestros
fieles una cercamiento personal, una experiencia profunda e intensa, un
anuncio kerigmático y el testimonio personal de los evangelizadores, que lleve
una conversión personal y aun cambio de vida integral”171.
5.2 Vivir y comunicar el amor, como expresión de vida nueva en cristo.
Ya en el primer momento de la presente monografía, se planteó una mirada
profética desde la condición de discípulos misioneros de la situación
económica, social, política de la vida de “nuestros pueblos”; como resultante
de este ejercicio, la Iglesia latinoamericana y caribeña se siente interpelada a
discernir los “signos de los tiempos” a la luz del Espíritu Santo, “para ponernos
al servicio del Reino, anunciado por Jesús que vino para que todos tengan
vida”172.
Frente a esta novedad de cambios que tienen un alcance global, la V
conferencia Episcopal Latinoamericana, movida por esta interpelación,
168
Cf. Ibíd., 365 - 372
Cf. Ibíd., 244
170
Mc 1,14-15; DA 104; 243; 278,b
171
DA. 226a
172
Jn 10,10
169
- 53fundamenta todo sus esfuerzos por una evangelización en los reclamos de los
profetas173 y en las exigencias del seguimiento de Cristo que compromete la
libertad del discípulo. Esta intencionalidad de Aparecida está en línea de la
respuesta de amor, a quien lo amó primero “hasta el extremo” 174. Obviamente,
la adhesión a Jesús madura la respuesta del discípulo, que le lleva a exclamar:
“te seguiré a donde quiera que vayas”175.
En efecto, la caridad es el amor cristiano, teologal, desinteresado, que identifica
al discípulo con Jesucristo. Es el alma de la solidaridad y de toda acción de
servicio a la fraternidad, la justicia y la paz. Es expresión concreta de una fe
viva que se debe manifestar en obras de servicio a los hermanos 176; es, a la
vez, manifestación del amor de Dios y de su presencia en el mundo, y también
la confirmación y exigencia ineludible de la autenticidad del mensaje de
salvación que anuncia la Iglesia: “Quien dice que ama a Dios a quien no ve, y
no ama a su hermano a quien sí ve, es un mentiroso y el amor de Dios no está
en él ”177.
Por esto, Aparecida señala que la Iglesia está urgida a renovar la unión con
Dios y a volcarse con la fuerza del amor a una intensa y eficaz acción
transformadora de la sociedad, saliendo de círculos cerrados178. Al respecto,
Benedicto XVI manifiesta que:
El discípulo, fundamentado así en la roca de la Palabra de Dios, se
siente impulsado en llevar la Buena Nueva de la salvación a sus
hermanos. Discipulado y misión son como las dos caras de una
misma medalla: cuando el discípulo está enamorado de Cristo, no
puede dejar de anunciar al mundo que sólo Él nos salva. En efecto, el
discípulo sabe que sin cristo no hay luz, no hay esperanza, no hay
amor, no hay futuro179.
173
Is 58.
Jn 13,1
175
Lc 9, 57, DA n. 136
176
St 2,15-17.
177
1 Jn 2, 4
178
DA. 146
179
DISCURSO INAUGURAL DE S.S BENEDICTO XVI en la V Conferencia del Episcopado
Latinoamericano (DI) n 3
174
- 54Las expresiones concretas del amor son el signo de un discipulado auténtico:
“En esto conocerán que son mis discípulos, en que se amen los unos a los
otros”180. El compromiso profético y solidario de la Iglesia con los pobres, con
los marginados, con los oprimidos, con los débiles, con los tristes, con aquellos
cuyos derechos han sido violados o amenazados, es también motivación,
invitación y argumento para la fe del mundo en Cristo: “Que todos sean uno,
para que el mundo crea”181. En consecuencia, la necesidad que tiene el mundo
del testimonio de los cristianos requiere la participación de estos en
comunidades concretas de fe, que hagan presente la praxis del amor y la
renovación eclesial en la comunión. En efecto, Aparecida expresa estos
compromisos en los siguientes términos.
“La fe en Jesucristo nos libera del aislamiento del yo, porque nos
lleva a la comunión”182.
Todos los miembros de la Iglesia estamos llamados a unirnos e interesarnos
cada día más por la realidad social, porque este es un campo de la actividad
humana, y nada de lo humano es indiferente a la Iglesia.
Ella participa en los esfuerzos por superar la situación social de los países
latinoamericanos y del caribe, porque en la complejidad y conflictividad de lo
social se manifiesta el pecado del hombre, y la misión de la Iglesia es ser
sacramento e instrumento de redención y liberación del pecado. La Iglesia
desde su vocación profética anuncia, en medio de esta realidad social,
el
Evangelio de Jesucristo, Cordero de Dios que quita el pecado del mundo.
Además, es parte de su misión profética contribuir con la humanidad a superar
todo aquello que la condena a quedar al margen de la vida: hambre,
enfermedades crónicas, analfabetismo, desocupación, injusticia183. Dios quiere
la vida del hombre. La voluntad divina es que la Iglesia latinoamericana y
caribeña tenga vida en abundancia.
180
Jn 3,35.
Jn 17, 21
182
DI 3
183
Cf. DA 358 – 359.
181
- 55“Hay que subrayar la inseparable relación entre amor a Dios y amor
al prójimo”184.
En esta hora de renovación inspirada en el Evangelio, la Iglesia en la cabeza
de los obispos latinoamericanos, con su mandato de anunciar la liberación a
millones de seres humano, debe manifestar las obras concretas del amor en
nuestra sociedad. Debe además de evangelizar, profetizar teniendo en lo social
y cultural para ofrecer un camino de liberación, a través de una acción
concreta, capilar, desde las comunidades locales, con la participación de todos
los involucrados y con la iluminación del Evangelio y su Doctrina Social. En
efecto, para responder a las exigencia de hoy, las diócesis deberá responder,
con:
“Indicaciones programáticas concretas, objetivos y métodos de
trabajo, de formación y valoración de los agentes y búsqueda de los
medios necesarios, que permitan que el anuncio de Cristo llegue a
las persona, modele las comunidades e incida profundamente
mediante el testimonio de los valores evangélicos en la sociedad y
en la cultura”185.
5.3 Opción por los pobres y los excluidos
Una exigencia concreta de ese amor la constituye la opción preferencial por los
pobres. En efecto, en la tercera parte del documento conclusivo de Aparecida,
el título principal es: “La Vida de Jesucristo, para nuestros Pueblos” las
reflexiones anteriores ayudan a dilucidar en contenido de dicho título. , por esta
razón, no es extraña que en esta tercera parte, tanto en el capítulo 8 “Reino de
Dios y promoción de la Dignidad Humana” en los numerales 9.7 “La cultura de
la vida : su proclamación y su defensa ”, y en el 9.8 “El cuidado del medio
ambiente”, así como también en el 10,5 “ Discípulos y misioneros en la vida
Pública”, en el 10,8 “La integración de los indígenas y los afroamericanos” y en
el 10,9 “ camino de Reconciliación y Solidaridad” se encuentren orientaciones
para dilucidar la opción preferencia de los pobres.
Opción que debe manifestarse como conocimiento objetivo, analítico y pastoral
de la realidad de la pobreza que existe en el país; como vivencia de la
auténtica pobreza evangélica predicada y vivida por Jesús; como forma de
184
185
DI 4.
Novo Millenio Ineunte n. 29.
- 56solidaridad con los pobres. Toda persona debe tener, con respecto a los
demás, -y especialmente con los más necesitados-, una actitud de solidaridad y
ésta es una virtud cristiana.
Sin el ánimo de querer tratar exhaustivamente en cada uno de estos títulos y
subtítulos es necesario atender a las principales contenidos que evidencian
esta opción preferencial del Documento de Aparecida.
Ya en el documento, Deus Cáritas Est, se hace mención acerca de la caridad,
como “ propia a la naturaleza de la Iglesia y es manifestación irrenunciable de
su propia esencia”186. Si la Iglesia no opta por los pobres, necesitados,
excluidos, “sobrantes”, “desechables”, traiciona su identidad. Por ello el sentir
de Aparecida manifiesta la
“urgencia y la interpelación a la acción de la Iglesia, al ejercicio de la
pastoral de contemplar en los rostros sufrientes hermanos y
hermanas el rostro de Cristo que nos llama a servirlos en ellos: ‘ los
rostros sufrientes de los pobres son rostros sufrientes de Cristo’.
Todo el que tenga que ver con Cristo, tiene que ver con los pobres y
todo lo relacionado con los pobres reclama a Jesucristo: ‘Cuanto
hicieron con uno de estos mis hermanos mas pequeños, conmigo
lo hicieron” (Mt 25,20)187.
Aparecida, teniendo en cuenta lo anterior, asume el compromiso de manifestar
en opciones y gestos visibles la defensa de la vida y de los derechos de los
más vulnerables
y excluidos
y el permanente acompañamiento
esfuerzos por ser sujetos de cambio y transformación de su situación
188
“Nos comprometemos a trabajar
para que nuestra Iglesia
Latinoamericana
y caribeña siga siendo con mayor ahínco,
compañera de camino de nuestros hermanos más pobres e incluso
hasta el martirio. Hoy queremos ratificar y potenciar la opción del
amor preferencial por los pobres hechas en las Conferencias
anteriores. Que sea preferencial implica que debe atravesar todas
nuestras estructuras y prioridades pastorales”189.
186
DCE 25a
Cf. Ibíd., 393
188
Cf. Ibíd., 394
189
Cf. Ibíd., 396
187
en sus
.
- 57Esta fue la opción del mismo Señor Jesús en el misterio de su Encarnación: Él,
“siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza” 190. Asumir esta
opción en comunión de fe y con caridad fraterna, es abrazar la causa misma de
Jesús. “Todo lo que hicieron a uno de estos mis hermanos, por más humildes
que sean, a mí me lo hicieron”191. Es, por lo tanto, una exigencia de la fe
cristiana en cualquier época y en cualquier tipo de sociedad: “siempre tendrán
pobres entre ustedes”192.
Teniendo en cuenta los anteriores apartados, la acción profética de la vida del
cristiano, en el contexto latinoamericano, según el documento de Aparecida,
debe afirmar, como Cristo, la opción de comunión y de solidaridad con los
hermanos oprimidos en las categorías sociológicas y evangélicas de pobreza,
marginalidad y en todo tipo de exclusión social: los que carecen de lo mínimo
aceptable, los estigmatizados, los reclusos ya que “estuve preso o en la cárcel
y me visitaron”
193
; los olvidados o simplemente ignorados, los que no cuentan
en una sociedad competitiva, los no productivos. La unidad de origen y destino
de toda la humanidad condena cualquier actitud de racismo, rechazo o
exclusión.
En comunión, pues, y en continuidad con el Episcopado Latinoamericano en
sus Conferencias Generales de Medellín, Puebla y Santo Domingo, y con el
Santo Padre Juan Pablo II en su Exhortación Apostólica Ecclesia in América,
Aparecida manifiesta que la Iglesia en Latinoamérica y el Caribe ésta llamada
asumir y reafirmar “la opción de amar de manera preferencial a los pobres”, la
cual es un signo o sacramento de la radicalidad del Reino de Cristo, y se
presenta a todos los católicos como una exigencia ineludible de la fe. Esta
opción nos llama a actuar en el mundo de lo económico, social, político y
cultural, como agentes de cambio,194 cada uno según sus talentos. Como lo
afirma el Documento de Puebla en su número 85: “El eje de la evangelización
190
2 Co 8,9.
Mt 25,40
192
Jn 12,8
193
Mt 25,36
194
DA 403,404,405
191
- 58liberadora es Cristo, que transforma al hombre en sujeto de su propio
desarrollo...”.
5.4 La persona y la sociedad en el Documento de Aparecida.
En el capítulo 8 del Documento de Aparecida “Reino de Dios y promoción de la
Dignidad Humana” se hace hincapié en una de las grandes tareas de la Iglesia
en el contexto latinoamericano y el caribe que consiste en la construcción de
una sociedad más justa, más digna, más humana, más cristiana y más
solidaria. Esta tarea exige la efectividad del amor. Los fieles cristianos no
pueden decir que aman, si ese amor no pasa por lo cotidiano de la vida y
atraviesa toda la compleja organización social, política, económica y cultural.
Por ello se tiene que promover la Civilización del amor como fuente de
inspiración de un nuevo modelo de sociedad. Juan Pablo II enseña que:
“la Iglesia, en efecto, no propone sistemas o programas económicos
o políticos, ni manifiesta preferencia por unos u otros, con tal que la
dignidad del hombre sea debidamente respetada y promovida y ella
goce del espacio necesario para ejercer su ministerio en el
mundo”195.
Construir una nueva sociedad implica, en primer lugar, tener claro que todo lo
que se plantea como objetivo o ideal de sociedad debe ser viable, aunque sea
difícil lograrlo. En segundo lugar, implica buscar pistas propias, con cierta
originalidad, rechazando la mera imitación, sin que esto signifique alejarnos de
nuestra larga tradición eclesial y de nuestro propio pasado histórico. En tercer
lugar, debemos señalar que son los laicos, como discípulos misioneros,
quienes deben asumir como propio de su condición la construcción de esta
nueva sociedad, en unión con los pastores, que están llamados, a su vez, a
iluminar, instruir y motivar196.
5.4.1 La dignidad de la persona humana y los derechos humanos
195
Sollicitudo Rei Socialis 41.
SECRETARIA GENERAL DEL CELAM; Testigos de Aparecida vol II. Centro de publicaciones.
Bogotá:2008, págs. 93 - 100
196
- 59Ya en el Concilio Vaticano II enseña que “el principio, el sujeto y fin de todas
las instituciones sociales, es y debe ser la persona humana, la cual, por su
misma naturaleza, tiene absoluta necesidad de la vida social”197.
En efecto, en línea con lo anterior; Aparecida manifiesta que la Iglesia –hoy en
día- también asume la defensa de la dignidad humana y promueve la defensa
de los derechos humanos. Dara ello dedica toda la sección 8,2 a la dignidad
humana.
Vuelve a insistir lo que se dijo en la primera parte del documento, que la
cultura actual tiende a tender a proponer estilos de ser y de vivir contrarios a la
naturaleza y dignidad del ser humano y sigue con su propuesta de acción
“Ante esta realidad anunciamos una vez más el valor supremo de
cada hombre y de cada mujer. El creador, en efecto, al poner todo lo
creado al servicio del ser humano manifiesta la dignidad de la
persona humana e invita al cuidado exquisito por cada uno (cf. Gn
1,26-30)” 198.
Enseguida vuelve a hablar, como en la segunda parte de las conclusiones,
sobre el criterio del juicio frente a esta realidad:
“Nuestra misión para que nuestros pueblo en Él tengan vida,
manifiesta nuestra convicción de que en el Dios vivo revelado en
Jesús se encuentra el sentido, la fecundidad y la dignidad de la vida
humana”199.
Asimismo, dentro del capítulo octavo se sitúa la opción preferencial por los
pobres dentro de esa preocupación por la dignidad de las personas. Denotando
con ello, que la atención de los pobres considera también la defensa de los
derechos de las personas marginadas y excluidas.
Esta preocupación de Aparecida (por la dignidad humana y los derechos
humanos) tiene una importancia decisiva para la contribución de la Iglesia a la
gestación de una nueva sociedad latinoamericana y caribeña, pues expresa el
compromiso de cada hombre y de cada fiel cristiano con la dignidad de las
197
Gaudium et Spes 24
D.A. 387
199
Cf. Ibíd. 389
198
- 60personas y de las comunidades, y presenta los derechos humanos como
camino éticamente valido de crecimiento y desarrollo200.
Además, en un contexto de creciente pluralismo y de globalización, percibir la
dignidad humana y los derechos humanos como el eje central de la acción
profética permite construir un proyecto común con los diversos sectores de la
comunidad eclesial. El horizonte de los derechos humanos ofrece, pues, una
referencia concreta para la acción transformadora del mundo, especialmente
cuando el individualismo y la cultura de consumo están trastornando
seriamente la concepción de los valores éticos, oscureciendo el ámbito de los
derechos humanos, con la consecuente pérdida del sentido de fraternidad,
justicia y solidaridad201.
En resumidas cuentas, los obispos reunidos en Aparecida reconocieron las
sombras de la realidad de la falta del respeto por los derechos humanos, los
criterios de juicio sobre la dignidad humana basada en el Evangelio, y los retos
pastorales que enfrenta la Iglesia para seguir con su defensa de la dignidad de
todos los seres humanos. La pastoral profética de los derechos humanos es un
eje también necesario de la pastoral social en el continente, y las conclusiones
de esta V Conferencia General se mantiene con esta perspectiva: trabajar por
la promoción de la dignidad humana es parte esencial de la evangelización y
de la puesta en ejercicio de la dimensión profética del fiel cristiano202.
5.4.2 El Trabajo Humano
200
Cf. D.A 422.
La Exhortación Apostólica Ecclesia in America, de Juan Pablo II (1999), contiene una clarísima síntesis
bíblico-teológica acerca de la fundamentación última de los derechos humanos en la dignidad de la
persona: “Jesús... promovió y defendió la dignidad de toda persona humana sin excepción alguna; murió
por la libertad de todos. El Evangelio nos muestra cómo Jesucristo subrayó la centralidad de la persona
humana en el orden natural (Cf. Lc 12,22-29), en el orden social y en el orden religioso, incluso con
respecto a la Ley (Cf. Mc 2,27); defendiendo el hombre y también la mujer (Jn 8,11) y los niños (Cf. Mt
19,13-15), que en su tiempo y en su cultura ocupaban un lugar secundario en la sociedad. De la dignidad
del hombre en cuanto hijo de Dios nacen los derechos humanos y las obligaciones. Por esta razón, todo
atropello a la dignidad del hombre es atropello al mismo Dios, de quien es imagen. Esta dignidad es
común a todos los hombres sin excepción, ya que todos han sido creados a imagen de Dios (Cf. Gn
1,26)”, (N° 57).
201
202
SECRETARIA GENERAL DEL CELAM; Doctrina social de la Iglesia en Aparecida. Centro de
publicaciones. Bogotá:2008, págs. 30-35
- 61Otra consecuencia del principio originario de la dignidad inalienable de la
persona es la primacía del trabajo, es decir, del trabajador, sobre cualquier otro
factor económico. Según la concepción cristiana expresada en el libro del
Génesis, el ser humano está llamado a someter y dominar la tierra 203. Este
mandato no sólo expresa la superioridad del hombre y la mujer sobre el mundo
natural, sino que también corrobora la dignidad misma del trabajo204
y
comparte la búsqueda de una armoniosa relación ecológica.
Teniendo en cuenta lo anterior, Aparecida en la sección 9.6 expresa que la
persona humana, que con su actividad laboral produce bienes y servicios para
su sustento y el de su familia, es el sujeto y origen de toda actividad
económica, y por ello debe ser el centro y el beneficiario de la misma.
“Alentamos a los empresarios (…), a los microempresario (…) en
facilitar la democracia, y en promover la aspiración a una sociedad
justa y a una convivencia ciudadana con bienestar y en paz.
Igualmente a los que no invierten su capital
en acciones
especulativas sino en crear fuentes de trabajo preocupándose de
los trabajadores , considerándolos a ‘ellos y a sus familias’ la mayor
riqueza de la empresa”205.
Por otro lado, como una de las líneas pastorales propuestas frente a una
posible situación de cosificación, manifiesta:
-
Denuncia contra la instrumentalización.
“Denunciar una mentalidad neoliberal que no descubre en el padre
de familia más que un instrumento de producción y ganancia,
relegándole incluso en la familia aun papel de mero proveedor ”206.
-
Considerar los “nuevos aerópagos y centros de decisión”
“ Una tarea de gran importancia es la formación de pensadores y
personas que estén en los niveles de decisión. Para esto debemos
emplear esfuerzo y creatividad en la evangelización de empresarios,
políticos y formadores de opinión, el mundo del trabajo, dirigentes
sindicales, cooperativos y comunitarios”207.
En términos generales, éstas son algunas referencias a la atención sobre la
cuestión pastoral, tema que ha interesado a la misma Iglesia Universal desde
203
Gn1, 28
Laborem Excercens 15
205
Cf. D.A 404.
206
Cf. Ibíd., 463e
207
Cf. Ibíd., 492
204
- 62los inicios de la Doctrina Social Moderna, y además tema que ha estado
presente en todos los documentos de promulgadas por las cinco Conferencias
Generales.
5.4.3 La solidaridad
Según la visión cristiana, una exigencia ineludible en la construcción del orden
económico y en el desarrollo de la actividad política es la práctica de la
solidaridad. Esta, según Aparecida, es “animar a cada pueblo para construir en
su patria una casa de hermanos donde todos tengan una morada para vivir y
convivir con dignidad”208, y es una consecuencia de la naturaleza social del ser
humano, así como de la igualdad fundamental entre las personas. Ella se
consolida como uno de los principios básicos de la concepción cristiana de la
organización social y política209.
La solidaridad es una virtud cristiana cuando, animada por la caridad, se reviste
“de las dimensiones específicamente cristianas de proximidad total, de perdón
y reconciliación”210. Brota del mutuo reconocimiento del valor intrínseco de
cada miembro de la sociedad como persona, y orienta la acción social,
económica y política tanto de los individuos como de la sociedad.
La práctica de la solidaridad y la búsqueda del bien común, al promover el
respeto y la defensa de cada ser humano, serán un impulso para la
participación de todos los fieles cristianos en la vida económica y en el ámbito
político211. Estos elementos deben ser tenidos en cuenta para constituir
“Estructuras jurídico-políticas que ofrezcan a todos los ciudadanos,
sin discriminación alguna..., posibilidades efectivas de tomar parte
libre y activa en el establecimiento de los fundamentos jurídicos de la
comunidad política, en el gobierno de la cosa pública, en la fijación
de los campos de acción y de los límites de las diferentes
instituciones y en la elección de los gobernantes”212.
208
Cf. D.A. 534.
SECRETARIA GENERAL DEL CELAM; Testigos de Aparecida vol II. Centro de publicaciones.
Bogotá:2008, págs. 93 - 94
210
Cf. D.A. 550
211
Cf. Ibíd., 406c
212
Gaudium et Spes 75
209
- 63Así se podrá favorecer una organización de los ciudadanos que valorice a cada
persona, respetando su dignidad, conciencia y libertad, y promoviendo la
participación de todos y de cada uno de ellos en la vida socio-política de
Venezuela, para superar la profunda crisis actual213.
5.4.5 La actividad Política
En el capítulo octavo, Aparecida manifiesta que el compromiso cristiano exige
construir el Reino de Dios, y éste pasa también por las estructuras temporales.
Dicho de otra manera, expresa que la Iglesia debe relacionarse con la vida
política, a fin de asegurar estructuras a favor del bienestar común.
En efecto, la política es el camino que lleva a consolidar la convivencia dentro
de un Estado de Derecho, a fijar los roles y límites del Estado y del sector
privado, a definir las leyes que garanticen el respeto de la dignidad de la
persona humana.
"Las decisiones que aceleran o frenan el desarrollo de los pueblos
214
son ciertamente de carácter político"
.
La actividad política propia del ser humano es una tarea noble, y la Iglesia
alienta a quienes la asumen como un servicio a la sociedad 215, y como una
actividad apostólica de los laicos.
Por otra parte, como lo enseña el documento de Aparecida, “urge crear
estructuras que consoliden un orden social, económico y político en el que no
haya inequidad y donde haya posibilidades para todos”216 Además, cada fiel
cristiano está en la libertad de comprometerse libremente en la opción política
de su preferencia.
Ante los posibles atropellos contra la justicia y la libertad, y frente a la
corrupción y a la injusticia institucionalizada, la V conferencia de Aparecida cita
213
Cf. DA. 406 a,b,c,d,e.
Sollicitudo Rei Socialis 67.
215
Gaudium et Spes 75
216
Cf. D.A. 384
214
- 64las palabras de la primera encíclica del Papa Benedicto XVI, Deus caritas est.
(2005,n° 28): “la Iglesia tiene la misión de purificar la razón de todos aquellos
elementos que ofuscan e impiden la realización de una liberación integral y de
despertar en la sociedad las fuerzas espirituales necesarios y se desarrollen
los valores sociales” 217.
Dicho de otra manera, todo fiel cristiano debe asumir en la acción política, y
para el logro del bien común, los principios de solidaridad, la defensa de la
libertad y la justicia, la promoción de la participación ciudadana, la organización
social, la formación socio-política, y el compromiso del amor cristiano 218.
5.4.6 Salvaguardar el medio ambiente
Frente a la realidad de la creación y las amenazas que enfrenta, Aparecida
quiere insistir que en las intervenciones
predominen
los intereses de
los
en los recursos naturales
grupos económicos
que
no
arrasan
irracionalmente la vida, en perjuicio de las naciones enteras y de la misma
humanidad, y no sólo para ésta sino además de las futuras generaciones219.
En efecto, la naturaleza creada por Dios, necesita ser preservada para el bien
de toda la humanidad. Al hablar de la “Buena Nueva del destino universal de
los bienes y de la ecología”, Aparecida presenta la creación como un don del
amor providente de Dios, que debe ser contemplado, preservado y cultivado
para el bien de toda la humanidad. Este cuidado por la naturaleza exige el
reconocimiento de la interdependencia de todos los seres vivos en nuestro
planeta:
“Nuestra hermana la madre tierra es nuestra casa común y el lugar
de la alianza de Dios con los seres humanos y con toda la
creación”220.
217
Cf. D.A. 385
Cf. Ibíd., 406 a,b y d.
219
Cf. Ibíd., 471.
220
Cf. Ibíd., 125
218
- 65Asimismo, con el ánimo de cuidar el medio ambiente, don de Dios, y contexto
de comunión con Él, entre nosotros y con toda la creación, Aparecida nos invita
a asumir una actitud profética, mediante la denuncia que considere:
-
Partir de la contemplación para la acción, reconociendo la creación
como don de Dios, lleva a cuidar como “casa común de todos los seres
vivos y matriz de la vida del planeta” 221.
-
Solicitud especial de la Iglesia para con las víctimas del desarrollo
destructor. Presencia de apoyo para una equitativa distribución de los
recursos naturales 222.
-
Búsqueda de modelos alternativos de desarrollo, que estén impregnados
de valores éticos, inspirados en el evangelio de la justicia, de la
solidaridad y del destino universal de los bienes223 (.
-
Búsqueda de políticas públicas que incluyan la protección, conservación
y restauración de la naturaleza224.
-
Difundir conscientemente la importancia especial de la Amazonía para
toda la humanidad.
5.4.7 La promoción de la paz
Sin lugar a dudas, la parte de las conclusiones de Aparecida que hablan más
directamente sobre el tema de la paz es la sección 10,9 sobre los caminos de
reconciliación y solidaridad225.
El primer principio de la reconciliación y la paz social señala que la Iglesia tiene
que animar a cada pueblo para construir en su patria
una clima para la
convivencia con dignidad226. Hay que sumar y o dividir. De esta forma se
favorece la integración regional y, a la vez, es incentivada por ella.
Las dos formas de reconciliación están interrelacionadas, y no se puede tener
la una sin la otra. Por eso hace falta promover en nuestros pueblos todos los
221
Cf. D.A. 374.a
Cf. Ibíd., 374.b
223
Cf. Ibíd., 374.c
224
Cf. Ibíd., 374.d
225
Cf. Ibíd., 534.
226
Cf. Ibíd., 535
222
- 66gestos, obras y caminos de reconciliación y amistad social, de cooperación e
integración.
Por otro lado, una de las formas de contrarrestar de los procesos de
desintegración y atomización sociales es por la aplicación del principio de la
Doctrina Social de la Iglesia de la solidaridad. No basta el estado o el mercado
para satisfacer todas las necesidades
humanas. Cabe, pues , apreciar y
alentar las diversas formas de libre auto-organización y participación populares
y las obras caritativas y educativas227.
Igualmente, Aparecida sugiere la promoción urgente de la cultura del compartir
en todos los niveles, en contraposición
de la cultura dominante
de
acumulación egoísta para ir al encuentro de los hermanos que viven en la
indigencia228. Igualmente urge educar para la paz… y defender y promover los
derechos humanos y cooperar para suscitar los mayores consensos
nacionales229.
Ya por último, para asegurar la paz, los discípulos misioneros de Cristo tienen
que ser constructores de paz entre los pueblos
continente
230
y la Iglesia ha de ser una escuela permanente de perdón y
reconciliación para construir una paz auténtica.
227
Cf. Ibíd., 539
Cf. Ibíd., 540
229
Cf. Ibíd., 541
230
Cf. Ibíd., 542
228
y naciones de nuestro
- 67CONCLUSIONES
La elaboración del presente trabajo de grado, partió de la noción de que ser
profeta hoy para América Latina y en el Caribe considera que si bien parte del
llamado y el envío de parte de Dios a proclamar la salvación de su pueblo,
busca además comprometerse con el pueblo que peregrina, es decir, caminar
con él en el presente y vivir la tensión del futuro. En otras palabras, insertarse
en la cultura o situación viva y mirar desde ella el porvenir.
Los Obispos latinoamericanos reunidos en Aparecida que como faro proyecta
su luz hacia el futuro a donde navega la Iglesia, realizaron un auténtico
profetismo. Los Pastores mismos así se comprendieron y su documento lo
confirma, específicamente los esfuerzos que se detallan en la sección octava:
“Reino de Dios y promoción de la dignidad humana”
En efecto, los Pastores reunidos en Santo Domingo se comprendieron
actuando como “profetas”: En el mensaje a su pueblo (360 -364) muestran que
en el episodio del anuncio del Evangelio (Mt18,19) Jesús al anunciar a los
agobiados discípulos el mandato misionero, se inserta y comparte el caminar
de los suyos para iluminar el futuro y así ser el modelo de la Nueva
Evangelización, a partir la condición de los discípulos misioneros.
Hoy también –dicen los pastores– la Iglesia en América Latina y el Caribe se
propone ir como Jesús al encuentro de tantos cristianos desanimados y
desconcertados para acompañarlos en el camino de la vida cotidiana y así
poder iluminar con la fe ese camino. Se realiza así, la proclamación de la
llegada del Reino de los cielos (Mt 10, 7).
Compartir el camino es penetrar en la vivencia personal, en los sentimientos y
en las actitudes para hacerlos propios. Como el samaritano de la parábola,
nuestros pastores se propusieron en el capítulo del “Reino de Dios y promoción
de la dignidad humana”, ser solidarios de la situación inhumana en que se
encuentran muchos hermanos latinoamericanos y del caribe.
- 68Explicando las Escrituras Jesús ilumina el camino de los desesperanzados
para que la fe se viva en esas circunstancias. Por eso nuestros Pastores
buscan cómo hacer que el Evangelio se inculture en los distintos modos de
vida de los grupos sociales en Latinoamérica.
Con la misma Palabra de Dios se corrigen los errores de mesianismos y de
ideologías desconcertantes y al mismo tiempo se abren campos para aplicar la
Doctrina Social de la Iglesia con nuevo ardor, nuevos métodos y expresiones
de evangelización. Particularmente, ese nuevo ardor se logra en el partir del
pan o Eucaristía donde por un encuentro sacramental se conoce a Jesús vivo.
Finalmente, todo ese proceso culmina en la Misión pues los discípulos
abandonan su aldea y van gozosos a anunciar a sus compañeros la Buena
Nueva. Así el pos-Aparecida será la etapa de un compromiso por esa nueva
evangelización.
En conclusión, podemos decir que el profetismo de la vida del fiel cristiano, a la
luz del documento de Aparecida hoy:
-
Es un profetismo del pequeño resto: el fermento escondido en la masa
de un mundo secularizado y amenazado por el neoliberalismo.
-
Debe dar una respuesta de espiritualidad a la búsqueda de lo sagrado y
a la nostalgia de Dios.
-
Está llamado a hacer visibles los valores del evangelio en el compromiso
con los pobres, con la justicia, participando en los movimientos que
trabajan por la paz y por la defensa de los derechos humanos y dela
defensa de la ecología.
-
Es un profetismo que se hace presente en los puestos de frontera al
servicio de los marginados para testimoniar el proyecto de Dios y
denunciar todo lo que se opone a él;
Para lograr esto los cada fiel cristiano necesita comprometido en su dimensión
profética, necesita:
- 69-
Ser testigos de la trascendencia y presencia de un Dios compasivo y
misericordioso en sociedades pluralistas. Hacerlo desde la experiencia
de Jesús de Nazaret.
-
Insertarse en la Iglesia local
-
Testimoniar un nuevo humanismo desde el compromiso con las
personas, con sus derechos humanos, con la justicia en relación
recíproca de género.
-
Aceptar los desafíos de la nueva cultura con “discernimiento, audacia,
diálogo y provocación evangélica”.
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