La tecnología desarrollada para diseñar, construir y supervisar presas de enrocamiento con cara de concreto, debe alentarse en nuestro país, ya que México es punta de lanza en el tema a nivel mundial y porque es el momento de apostar en la diversificación energética, declaró Humberto Marengo Mogollón, investigador del Instituto de Ingeniería de la UNAM. Al dictar la conferencia Comportamiento de presas de enrocamiento con cara de concreto, el ex funcionario de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), señaló que no obstante, México apenas está construyendo una presa (Chicoasén), cuando en Ecuador se están construyendo ocho. Marengo Mogollón recordó que el Programa de Desarrollo del Sistema Eléctrico Nacional (Prodesen) ha señalado que México necesita 450 proyectos hidroeléctricos, que correspondan a la definición de energías limpias (hasta de 30 megawatts), Sin embargo, añadió, a pesar de que tenemos la capacidad y el prestigio a nivel internacional, México no ha orientado sus esfuerzos para alentar la ejecución de nuevas prácticas, recopilar errores y aciertos por lo que exhortó al Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM) hacer una propuesta de esta naturaleza para alentar la investigación. Luego de señalar que los chinos ya están pensando en construir presas 270 y 300 metros de altura, agregó que esto significa que el empuje hidráulico pasará de 17 millones de toneladas a 51 millones de toneladas, una carga tan significativa que el comportamiento estructural del enrocamiento y de la cara de concreto serán de otra magnitud. Por lo tanto, reiteró, hay que estudiar qué pasará con presas de este tamaño cuando se registren sismos de alta intensidad, cómo serán los esfuerzos de tensión y la deformación de las losas, porque si bien las presas hoy en día están profusamente instrumentadas, este trabajo se tiene que seguir documentando con distintas metodologías. Origen y tendencias Las presas con cara de concreto tienen su origen a finales entre 1840 a 1940, cuando los mineros del sur de California desarrollaron estructuras en forma intuitiva impermeabilizando enrocamientos lanzados y por lo tanto no compactados con placas de madera. Estas primeras estructuras evolucionaron a las presas de enrocamiento con cara de concreto, unas verdaderas obras maestras en las que México ha destacado a nivel internacional. México construyó una presa de estas características en 1916 y en 1955, los portugueses hicieron una con 100 metros de altura. La sección estructural de la presa con cara de enrocamento soporta millones de toneladas de empuje hidráulico y al principio se hicieron sin compactar. A la fecha, la construcción de presas en China avanza a un ritmo de 10 al año. La ingeniería de ese país asiático evalúa la posibilidad de construir 15 presas con una altura superior a los 200 metros, aunque ya está en la mira construir algunas con 300 metros de altura. Marengo señala que este diferencial no solo es de 100 metros, sino todo un avance que traerá consigo una evolución tecnológica. Esto obligará a la ingeniería del mundo a reflexionar si se necesitan cámaras gigantes y cómo serán los esfuerzos de compresión del enrocamiento, entre otros muchos aspectos. De acuerdo con el ponente los tres tipos de presas que se seguirá construyendo son: las de arco en cañones estrechos, las de gravedad y las llamadas corazón duro, esto es presas de hasta 150 metros de altura con material en greña y suelto, con una lechada de cemento para después construir la cara de concreto, lo que ha implicado una reducción en costos. Qué sigue El reconocido especialista en hidráulica señala que ante esta notable evolución de las presas es necesaria una gerencia de proyectos sólida y un grupo de investigación en el que incidan los propietarios, el diseñador, los institutos y las universidades. Por el momento, subrayó, la realidad es que ya los mejores sitios están construidos y habrá condiciones poco favorables topográficas o geológicas donde habrá alta sismicidad y en escenario se encuentran presas como la de Omitlán, Guerrero, Paso de la Reina en Oaxaca y sigue estando vigente La Parota. En su opinión, está garantizada la seguridad en las presas que superan los 200 metros de altura, y si bien pueden registrarse algunas fracturas en la cara de concreto y filtraciones, el tema es controlable a lo largo del tiempo y el enrocamiento semi-impermeable en caras agua abajo es una magnífica solución. Agregó que la filtración puede ser considerablemente sellada al colocar arena fina, pero hay que hacer mucho más investigación aplicada. Las universidades pueden apoyar con retroanálisis y los estudios complementarios de comportamiento de las presas y hacer pedraplenes sin duda, añadió. Consideró también hacer una instrumentación y un monitoreo más detallado y seguir las medidas constructivas en el uso de los compactadores, así como realizar las pruebas científicas, además propone con mucho detalle la granulometría que se debe utilizar en este tipo de presas.