descargar - Jornadas de la NEL

Anuncio
LAS CONVERSACIONES
VIOLENCIA, UN NOMBRE PARA EL MALESTAR ACTUAL
Mesa Las violencias en la segregación y en el racismo
Coordina la línea de investigación: María Elena Lora
CARTEL: LAS VIOLENCIAS Y EL VÉRTIGO GLOBAL
Más uno y expositora: Viviana Berger
Paula Del Cioppo
Silvana Di Rienzo
Eréndira Molina
Edgar Vázquez
INTRODUCCIÓN
La violencia no es característica exclusiva de nuestros tiempos, la historia da pruebas que
es inherente al lazo social–según Freud, ineludible presencia de la pulsión de muerte en el
sujeto, resistente a los esfuerzos civilizatorios y educativos del discurso del Amo. El asunto
es entonces cómo leer las violencias en las coordenadas del mundo contemporáneo, en el
seno de los tiempos de la hipermodernidad, la ciencia, el capitalismo y la globalización e
interrogarnos acerca de ¿qué partida debería jugar el psicoanálisis en el nuevo orden social
mundial tanto en su praxis como en la dimensión de analista-ciudadano, lector de la época?
LAS VIOLENCIAS Y EL DISCURSO DE LA HIPERMODERNIDAD
Si en la época freudiana el superyó era una instancia de censura y represión, comandando el
ideal por sobre el objeto, hoy más bien se impone en tanto imperativo que empuja al goce.
Lacan en Radiofonía hablaba ya del “ascenso al cenit social del objeto a”, que en tanto plus
de goce se rige por él sin medida. La “moral civilizada” en el sentido de Freud, según J.-A.
Miller, daba una brújula, un punto de apoyo a los desamparados. Los síntomas
contemporáneos nos presentan sujetos más bien, “desinhibidos, desamparados, sin brújula,
desorientados” 1, desarraigados del Otro.
Las modificaciones históricas y los cambios discursivos de las épocas se articulan con las
posiciones del sujeto frente al discurso, el régimen de goce, la forma de vivir la pulsión. En
ese sentido si en la época freudiana el síntoma histérico denunciaba un discurso que
intentaba domesticar e inhibir el goce, en la época actual las violencias como síntoma
contemporáneo, ¿no ponen en evidencia lo fallido de un discurso que empuja a gozar, sin
inhibiciones, con la promesa de un goce todo posible? Denunciando lo imposible del afán
globalizador cuando en el campo del goce, en tanto singular, Uno, de cada quién, no hay
reciprocidad posible. “No sabemos lo que es el goce con el que nos podríamos orientar.
1. J.A. Miller (2004) Conferencia en Comandatuba. Recuperado de:
http://www.congresoamp.com/es/template.php?file=Textos/Conferencia-de-Jacques-AlainMiller-en-Comandatuba.html
Solo sabemos rechazar el goce del otro” 2. Frente al empuje al goce por un lado y el
inevitable rechazo del omnipresente goce extraño del otro, ¿podrían pensarse las violencias
de hoy como un intento de eliminar el goce otro en el afán de alcanzar el plus de goce,
posible, todo, del sueño hipermoderno?
“El racismo cambia sus objetos a medida que las formas sociales se modifican, pero según
la perspectiva de Lacan, siempre yace en una comunidad humana el rechazo de un goce
inasimilable, resorte de una barbarie posible”3.
LA GLOBALIZACIÓN Y LA SUBJETIVIDAD
“Globalización” es un concepto de las ciencias sociales que se refiere a las
transformaciones que sufren las relaciones económicas, políticas y sociales a nivel mundial
a partir de los años setentas4. Algunos estudios destacan el cambio en la percepción
espacial y temporal que produce la revolución tecnológica que le subyace, lo que tiene un
impacto en las subjetividades. Miller y Laurent (2005) retomaron el concepto para referirse
a la reorganización hegemónica5 característica de esta época, donde la alianza entre capital
y ciencia rompe la “fixión” (fijar- ficción) de lo real. Lo real se suelta del discurso -será
tarea del psicoanálisis ubicar el real de cada ser hablante para detener su fluctuación.
Una característica de la globalización es el “movimiento hacia una desmaterialización
vertiginosa”, es decir, un malestar de lo real que se realiza sobre un trasfondo de angustia.
Vértigo y angustia afectan el cuerpo y son indicaciones de lo real.
La subjetividad contemporánea queda tomada así por el aislamiento, la retracción a la
esfera de consumo de bienes y cuerpos, el culto a la novedad y el estrago con todo tipo de
objetos6. Una subjetividad “arrastrada, cautivada, envuelta en un movimiento casi
irresistible que la sumerge industrialmente en semblantes cuya producción siempre
acelerada constituye, en lo sucesivo, un mundo que no deja a la idea de naturaleza más
2 Laurent,E. (2014) Racismo 2.0. Recuperado de:
http://www.telam.com.ar/notas/201405/65200-pablo-chacon-racismo-20-eric-laurent.html
3. Ibid
4. Se destaca la intensificación de algunos fenómenos: mayor fluidez de las relaciones
internacionales, nuevos procesos de producción global, más transferencias financieras,
mayor difusión de la información gracias a la modernización de las telecomunicaciones y
mayor movimiento de personas (turistas, trabajadores migrantes, refugiados, etc.).
5. Recordemos que hegemonía es un concepto que utiliza Gramsci para explicar que el
poder se ejerce, en parte, por la fuerza, pero también con el consentimiento de los sujetos.
Es interesante para pensar cómo se subjetivan las relaciones de dominación.
6. Hanna Arendt se refirió a la “masa de individuos aislados” para describir el tipo de
sociabilidad que engendró el régimen totalitario. Valdría la pena pensar en las
continuidades entre el totalitarismo y globalización. Ettienne Tassin se pregunta por la
emergencia de la sociedad “globalitaria”, por la reunión de ciertos rasgos del antiguo
totalitarismo con los procesos de globalización, en particular, la hegemonía de la economía
sobre las diferencias esferas de la existencia humana, asunto que en la globalización se
sistematiza. Calveiro, P. (2012) Violencias de estado. La guerra antiterrorista y la guerra
contra el crimen como medios de control. Buenos Aires: Siglo XXI Editores.
que una función de nostalgia” 7. En este punto Miller se refiere al impacto del
trastocamiento de lo real que produce la ciencia, particularmente la genética y los
experimentos de clonación.
Entonces, si la globalización contribuye al debilitamiento del orden simbólico, si la ley
pierde eficacia para interceptar lo imaginario y para estabilizar lo real, los usos y las
modalidades de la violencia responderán a estas mismas coordenadas. Por ejemplo, las
nuevas formas de la guerra no empiezan con una declaración formal ni acaban con un
armisticio; se trata de guerras permanentes o “preventivas” (la “Guerra contra el crimen”, la
“Guerra contra el terrorismo”), cuyas fronteras entre legalidad e ilegalidad son porosas; los
agentes de la violencia, múltiples; y el Estado no monopoliza el uso de la fuerza.
Pero, lo más interesante de las nuevas guerras es lo que concierne al tratamiento de los
cuerpos en el escenario del conflicto. En este sentido, la ciudadanía mexicana ha sido
testigo de formas de violencia que se asemejan al castigo ejemplar estudiado por Foucault
en Vigilar y castigar. Hoy por hoy, el cuerpo asediado por la brutalidad es el campo de
batalla de las nuevas guerras. Entonces, el cuerpo destrozado, humillado y exhibido a la
vista del público u ocultado en fosas comunes empuja a una lectura de lo que las nuevas
formas de la violencia actualizan en relación a la pulsión librada a su suerte en la “época
del Otro que no existe”.
EL TIEMPO Y LAS AFECCIONES DEL CUERPO
Milán Kundera inicia su novela “La lentitud” con el relato de un viaje que hizo en
compañía de su esposa. Yendo por la carretera y ante la impaciencia de un conductor que
no consigue adelantarse por culpa del tránsito en ambas direcciones, la mujer se pregunta
cómo es que ciertos conductores que suelen hacerlo apresuradamente no tienen miedo
cuando van al volante. Kundera responde que un conductor tal “ha sido arrancado a la
continuidad del tiempo, está fuera del tiempo [...] está en estado de éxtasis [...] La
velocidad es la forma de éxtasis que la revolución técnica ha brindado al hombre.
Contrariamente al que va en moto, el que corre a pie está siempre en su cuerpo” 8.
Acaso la última frase requiera ser reformulada, ya que aquel que vive un estado de éxtasis,
vaya en motocicleta o a pie, establece una particular relación con su cuerpo; es decir, lo
encuentra afectado. Destacamos entonces de entrada el tiempo y las afecciones del cuerpo
o, siguiendo a Lacan: los afectos, las pasiones.
Desde sus inicios el psicoanálisis puso en cuestión la adecuación del afecto a la vivencia.
Muy tempranamente Freud destacó que aquel siempre está desplazado entre las
representaciones. Lacan por su parte, propone “Reconsiderar el afecto a partir de mis
7. Miller, J.-A., (2005) El Otro que no existe y sus comités de ética, Editorial Paidós, p. 14
8. Kundera, Milan, La lentitud, Colección Fábula, Tusquets, 1ª Edición argentina, 2006,
Buenos Aires, p. 10.
decires” y no sino a partir de “lo seguro que se ha dicho de él”9. La referencia a Santo
Tomás de Aquino es explicita y sobradamente justificada, la simple resección (Del lat.
resectio, -ōnis 'acción de cortar') realizada por el filósofo da, para Lacan, cabal testimonio
del establecimiento no solo del alma sino también del cuerpo como sede de las pasiones,
para entonces poder afirmar que tal cuerpo se encuentra afectado, emocionado, apasionado
por la estructura del lenguaje.
La novedad introducida por Lacan en esas breves líneas de Televisión consiste en dejar de
lado la fisiología, el idealismo inherente a la especulación filosófica y psicológica, y
considerar las pasiones en su dimensión ética; yendo a contramano de la tradición
cientificista que insiste en hacer pasar los signos medibles y demostrables como garante de
la verdad, se trataría entonces de acuerdo con J.-A. Miller, de asignar a las pasiones un
lugar dentro de la experiencia analítica al proceder a su verificación singular, operación
consistente no en otorgarles un valor de verdad por sí mismas, sino hacerlas verdaderas, así
pues “no se trata de una fenomenología de las emociones ni tampoco de un problema de
self-control, de dominio de las emociones” 10.
Si tomamos como referencia la propuesta de Lacan en relación a la modulación del tiempo,
“los tres momentos de la evidencia”11 , de acuerdo a esta perspectiva, si algo corresponde
al psicoanálisis en relación al éxtasis que introdujo la velocidad de la revolución técnica
(otro nombre para el vértigo global) será la introducción del tiempo de comprender entre el
instante de la mirada y el momento de concluir, tiempo último que “no puede ser
formulado sino por el sujeto que ha formado su aserto sobre sí, y no puede sin reservas
serle imputado por algún otro...”12 y quizás no necesariamente se integre a la continuidad
del tiempo, pero no será ajeno a él.
EL MALESTAR EN LA CULTURA Y LA RESPUESTA SINGULAR
En el prólogo Freud comienza adelantando cuál será el tema de fondo: la felicidad, la
satisfacción, en donde señala: “Uno no puede apartar de sí la impresión de que los seres
humanos suelen aplicar falsos deseos; poder, éxito y riqueza es lo que pretenden para sí y
lo que admiran en otros, menospreciando los verdaderos valores de la vida. Más en un
juicio universal de esa índole, uno corre el peligro de olvidar las variedad del mundo
humano y de su vida anímica.”13
9. Lacan, Jacques (1973) Televisión, en Otros escritos, Paidós, 2012, Buenos Aires, p 551.
10. Miller, Jacques-Alain (s/d) 'A propósito de los afectos en la experiencia analítica', en
Matemas II, Manantial, 2ª edición, 3ª reimpresión, 2003, Buenos Aires, p. 161.
11. Lacan, Jacques (1945) 'El tiempo lógico y el aserto de certidumbre anticipada. Un
nuevo sofisma', en Escritos 1, Siglo XXI Editores, 2ª reimpresión, 2005, Buenos Aires, p.
194.
12. Ídem
13. Freud, S. (2008) El malestar en la cultura, Obras Completas Vol.XXI, Buenos Aires:
Amorrortu
Freud encuentra en todo el recorrido que realiza, que para el hombre es más accesible el
sufrimiento y que la apuesta es encontrar satisfacciones sustitutivas que pueden facilitar los
modos de gozar, inventando cada quién sus síntomas frente al malestar.
“Discernir la dicha posible en ese sentido moderado es un problema de la economía
libidinal del individuo. Sobre este punto no existe un consejo válido para todos; cada quien
tiene que ensayar por sí mismo la manera en que puede alcanzar la bienaventuranza.” 14
Lacan por su parte, reconduce la satisfacción pulsional al concepto de goce y reubica al
sujeto en un plano estructural explicando que es en una relación con los fenómenos del
lenguaje que el sujeto se estructura y se delimita, es a partir de lo simbólico que el sujeto se
reconoce en y con el Otro, que el intermediario y soporte de este proceso se encuentra en el
lenguaje y que las modalidades que adopta éste es el que regula los lazos sociales,
irrumpiendo en el campo del Otro: ya sea de sus objetos, de su tiempo, de su cuerpo y hasta
de su propia vida.
Así, al hablar de lazo social y no de sociedad, Lacan nos dice que el sujeto no está solo, que
el sujeto no es autista, que está siempre el campo del Otro. Desde esta perspectiva, se abre
una vía para la intervención del psicoanálisis. Jacques-Alain Miller decía, finalizando el
PIPOL 3, que “Un Lugar Alfa no es un lugar de escucha. Hoy día, un lugar de escucha es
un sitio en el que un sujeto es invitado a desahogarse sin medida. Se dice que la puesta en
palabras alivia. Un Lugar Alfa es un lugar de respuesta, un lugar en el que el parloteo
toma forma de pregunta y la pregunta misma gira hacia la respuesta. No hay Lugar Alfa
sino a condición de que, por la operación del analista, el parloteo se revele como
conteniendo un tesoro, el tesoro de un sentido otro que valga como respuesta, es decir,
como saber llamado inconsciente. Esa mutación del parloteo se sostiene de lo que
llamamos la transferencia, que permite al acontecimiento interpretativo tener lugar,
acontecimiento interpretativo que supone un antes y un después, como decimos
clásicamente”. 15
En esto trabajamos, en la vigencia del psicoanálisis como un recurso para el malestar en la
cultura.
14. Ibid
15. Miller, Jacques-Alain, Hacia PIPOL 4 - Contexto y apuestas del Encuentro
Descargar