La vida de Karol Wojtyla antes de convertirse en Juan Pablo II Rocío Echevarría ✍ K arol Wojtyla nació el 18 de mayo de 1920 en Wadowice, una pequeña ciudad ubicada al sur de Polonia, en el seno de una familia conformada por su padre, Karol Wojtyla, militar del ejército austro-húngaro; su madre, Emilia Kaczorowsky, y un hermano mayor llamado Edmund. Cuando Karol Wojtyla tenía nueve años, falleció su madre, mientras daba a luz a una niña que murió antes de nacer, y tres años más tarde, murió su hermano Edmund, víctima de un virus del cual se contagió en el hospital donde trabajaba. Los años que siguieron (1933-1939) fueron muy difíciles, no sólo por la tristeza generada por las tragedias familiares, sino por el surgimiento del nazismo y el inicio de la Segunda Guerra Mundial. Al estallar la Segunda Guerra Mundial, los alemanes cerraron todas las universidades de Polonia y él, junto con otros muchos jóvenes, se vieron obligados a estudiar clandestina­ mente. Asimismo, para sobrevivir, Karol Wojtyla tuvo que tra­bajar durante cuatro años en canteras y fábricas de Polo­ nia, y esa situación lo llevó a conocer y enfrentar un mundo de tristezas y miseria que él desconocía, y que transformó definitivamente su visión del mundo. A Karol Wojtyla le gustaba mucho la literatura, los idiomas y la poesía, pero su gran pasión durante la adolescencia fue la actua­ción. De hecho, entre 1937 y 1942, formó parte de una com­pa­ñía en su ciudad natal y más tarde, durante la ocupación nazi, partici­pó en diversas agrupaciones, también clandestinas, en Cra­co­via. La fascinación por el teatro era tan fuerte como el deseo de dedicar su vida a Dios, sin embargo, un año después de la muer­te de su padre (1941), cuando llegó el momento de elegir su fu­turo, Wojtyla optó por abandonar la actuación, más no la crea­­ción literaria, y entrar al Departamento Teológico de la Uni­­versidad Jaguelloniana. En 1946, a la edad de 26 años, se ordenó como sacerdote en el Seminario Mayor de Cracovia. Poco después concluyó la licenciatura en Teología de la Uni­ver­sidad Pontificia de Roma Angelicum y algunos años más tarde se doctoró en Filosofía. En 1948, Kart Wojtyla regresó a Polonia y se desempeñó como vicario en varias parroquias de Cra­covia y durante algún tiempo impartió la cátedra de Ética en la Universidad Católica de Du­blin y en la Universidad Estatal de Cra­co­­via, donde interactuó con im­por­tantes representantes del pen­sa­miento católico polaco. Paulo VI y Juan Pablo ll En septiembre de 1958, fue nom­­ brado obispo auxiliar de Cra­co­ via por Pío XII. A principios de 1964, al fallecer el titular, mon­se­­ñor Baziak, Wojtyla se convirtió en el obispo de Craco­via. Dos años más tarde, esta sede fue trans­formada en arqui­dió­cesis por el Papa Pablo VI, y Wojtyla fue nombra­do arzobispo. Du­­ran­te estos años, la labor del futuro Papa se distinguió por la in­­te­gración de los laicos en las tareas pastorales, la pro­m­ oción del aposto­lado juvenil, la cons­trucción de tem­plos, la pro­mo­ción humana y la formación religiosa de los obre­ ros, ade­más de incitar a la reflexión cristiana a través de publicaciones católi­cas. Los primeros versos de Wojtyla, escritos cuando tenía 19 años, recuerdan la muerte de su madre: Sobre la piedra blanca de tu tumba florecen las blancas flores de la vida. tantos años ya sin ti ¿y cuáles años? Sobre la piedra blanca de tu tumba, cerrada desde hace tantos años, surgió como una sombra la de la muerte incomprensible. En junio de 1967, a los 47 años de edad, el arzobispo Wojtyla fue elevado a cardenal por el Papa Pablo VI, quien falleció en 1978 y cuyo sucesor fue el cardenal de Venecia, Albino Luciani, mejor conocido como Juan Pablo I. El actor ¿Cuántos fueron aquellos que crecieron alrededor mío, a través de mí, a partir de mí? Me convertí en el cauce de un río llamado hombre. ¿Seguí siendo el mismo después de que esa multitud de otros hubiera pasado por mí? Convertido en cada uno de manera imperfecta, siendo siempre demasiado cerca de mí mismo… ¿Puede verse a sí mismo sin temor Juan Pablo I murió a los 33 días de su nombramiento y el Cón­clave eligió entonces a Karol Wojtyla como su sucesor, lo cual fue una sorpresa para todos porque durante más Fotografías en orden de aparición • www.tribuneindia.com/2004/200040519/world.htm, julio 2005. • www.kindernetz.de/.../johannes_pol/leben.html, julio 2005. • www.lifelikepundits.com/, julio 2005. • http://kpu.img.com.ua/img/covers/i0/47.jpg, julio 2005. • www.theage.com.au/.../02/02/1007228757439.html, julio 2005. • www.seminarioecatepec.org/Fac_fil02.htm, julio 2005. • www.elperiodico.com/.../papa/juanpabloll.asp, julio 2005. • http:/www.n24.de/php-bin/scrips/cgalleriecgallerie.php?gal=n 24_nachrichten_de_050402_papst_leben&bild=3&skin=553, julio 2005. • http://www.20minutos.es/galeria/128/0/0papa/muerte/fotos/, julio 2005. *Poemas tomados de la revista Proceso, edición especial, núm., 16, abril del La vida de Joseph Ratzinger antes de convertirse en Benedicto XVI Rocío Echevarría ✍ J oseph Ratzinger nació el 16 de abril de 1927, en un pequeño poblado alemán llamado Marktl am Inn, ubicado en la región de Bavaria. Los primeros años de su infancia, vivió en distintas ciudades, debido a que el tra­ bajo de su padre los obligaba a cambiarse fre­cuentemente de ciudad. En 1937, cuando el jefe de la familia Ratzinger se retiró, finalmente se establecieron en Hufschlag, en las afue­ras de la ciudad de Traunstein, donde Joseph vivió su adolescencia. En 1939, Ratzinger entró al seminario menor en Traun­ stein, dando el primer paso en su carrera eclesiástica. En 1943, fue reclutado, junto con muchos de sus compañeros, como miembro del escuadrón antiaéreo de la milicia alemana. Dos años más tarde, ya de regreso en su casa, el ejército americano lo envió a un campo de prisioneros de guerra, del cual fue liberado después de unos meses, y en 1947, ingresó, al lado de su hermano, al Herzogliches Georgianum, un instituto teológico ligado a la Univer­ sidad de Munich. El 29 de junio de 1951, Joseph se ordenó, al igual que su herma­ no, como sacerdote por el cardenal Faulhaber en la catedral de Freising. Un par de años después, se recibió de doctor en Teolo­gía en la Universidad de Munich. En 1959 se inició como profesor impartiendo la materia de Teología Fundamental en la Universidad de Bonn y, en 1966, se le otorgó la cátedra de teolo­gía dogmática en la Universidad de Tubingen. Después de los turbulentos levantamientos estudiantiles que se suscitaron en 1968 en muchos países del mundo, y luego de enfrentar a los alumnos y docentes que apoyaban y creían en el marxismo, regresó a vivir a la región de Bavaria, a la ciudad de Ratisbona, en cuya universidad se desempeñó primero como maestro, luego como decano y finalmente como vicepresidente. Paralelamente a su desarrollo en la docencia, como sacerdote y consejero teológico principal del cardenal Frings de Colonia, asistió en calidad de perito a las cuatro sesiones del Concilio Vaticano II, entre 1962 y 1965 y, en 1969, fue nombrado consejero teológico de los obispos alemanes. Joseph Ratzinger fue nombrado arzobispo de Munich y Freising en marzo de 1977, y tres meses más tarde el Papa Pablo VI lo convirtió en cardenal presbítero, y como tal, par­ ticipó en los cónclaves que eligieron a Juan Pablo I y Juan Pablo II en 1978. Durante el papado de Juan Pablo II, Ratzinger fue requerido por el mismo Papa para realizar múltiples tareas relevantes. Du­rante la década de los ochenta, presidió el Sínodo Especial para Laicos; se desempeñó como perfecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, como presidente de la Pontificia Co­ misión Bíblica y como presidente de la Comisión Teológica Inter­nacional; fue miembro del Secretariado General, y presidió la Co­misión para la preparación del Catecismo de la Iglesia Católica. En 1993 fue elevado a cardenal obispo de la sede de VelletriSegni, en 1998 fue elegido vicedecano del Colegio Carde­ nalicio y en 1999 fue como enviado especial del Papa a las cele­braciones del XII centenario de la creación de la diócesis de Pa­der­born, Alemania. En noviembre de 2002, el Santo Pa­dre aprobó su nombramiento como decano del Colegio Cardena­licio. Hasta la muerte de Juan Pablo II; Ratzinger fue miembro de la Secretaría de Estado y de diversas congregaciones –como la de iglesias orientales, culto divino y sacramentos, obispos, evangelización de los pueblos, educación católica–. Además, también participaba en el Consejo para la Unidad de los cris­ tia­nos y en el Consejo de Cultura, así como en la Comisiones pa­ra América Latina, entre otras. En abril del 2005, poco después del fallecimiento de Juan Pablo II, Joseph Ratzinger fue elegido el nuevo Papa por el Cónclave, convirtiéndose así en el séptimo Papa alemán, después de Adrián VI (1522-1523). Doctorados Honoris Causa otorgados a Joseph Ratzinger • Doctor Honoris Causa por el College of St. Thomas in St. Paul / Minnesota (1984) • Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Eichstätt (1985) • Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Lima (1986) • Doctor Honoris Causa por la Facultad de Teología Pontificia y Civil de Lima (1986) • Doctor Honoris Causa por la Universidad Católica de Lublin (1998) • Doctor Honoris Causa por la Universidad Libre Maria SS Assunta (LUMSA) en Roma (1999). • Doctor Honoris Causa por la Facultad de Teología de la Universidad de Wroclaw (2000) ❂ Fotografías en orden de aparición • http://www.traunsteiner-tgblatt.de/icncludes/mehr_chiemg.php?id=55 • ivv7srb15.uni-muenster.de/dogmenge/seminar.htm • freemasonry.bcy.ca/anti-masonry/ratzinger_j.html • http://tvsales.orf.at/db/db_news_single?caller=27 • http://images.google.com.mx/imgres?imgurl=http://www.hetek.hu/images/08.048/ hit/kp-ratzinger.jpg&imgrefurl=http://www.hetek.hu/ index.php%3Fcikk%3D47359&h=419&w=340&sz=35&tbnid=ROTnoHPp EKJ:&tbnh=122&tbnw=98&hl=es&start=236&prev=/ images%3Fq%3DJoseph%2Bratzinger%26start%3D120%26ingsz%3bsmall% 257Cmedium%257Clarge%257cxlarge%26svnqm%3D10%26hl%3Des%26lr%3D %26sa%3DN • http://images.google.com.mx/imgres?imgurl=http://pwrmaneng.nouvlobs.com/ photos/20050401.OBS3347.jpg&imgrefurl=http://archquonouvelovs.com/ cgi/ unspe%Fdate%3D20050403%26clspe%3D2005032 2.UNE0018&h=340&w=500 &sz=20&tbnid=fsZQM7eLA_oj:&tbnh=86&tbnw=127&hl=es&start=111&prev=/ images%3FQ%3DJospeh%2BRatzinger%26star%3D100%26imgsz%3Dsmall%257 Valores evangélicos en la Universidad: una perspectiva teológica Diego Pereda ✍ E n nuestra filosofía institucional 1 existe una clara mención a los valores evangélicos como algo fundamental de nuestro ser y quehacer universitario, y des­ de luego que también hay una definición sobre lo que prác­ ticamente se entiende por estos valores.2 Sin embargo, vale la pena hacer una reflexión al respecto, desde una perspec­tiva teológica, que es lo que nos corresponde como un asunto propio del departamento de Pastoral Universitaria. El punto de partida comienza con el análisis de los conceptos valor y evangelio. Debido a que nos interesa centrar la refle­ xión en el aspecto teológico, no nos detendremos más que lo necesario en el punto filosófico de los valores. Así, sin profundizar demasiado en esta cuestión filosófica de los valores,3 tomamos algunas aportaciones de la escuela realista, que sostiene que los valores están enraizados o enla­ zados en el ser, por lo que son algo real en identidad to­­tal o par­cial con el mismo ser. Esto es, que el hombre puede apro­piarse de los valores por la experiencia y llevarlos a cabo en la vida. Tomamos la definición de valor de uno de los más reconocidos representantes de esta escuela: Renné Le Senne, conocedor profundo del tema, quien considera el valor como aquello que es digno de ser buscado. Finalmente, otra apor­ta­ción es que el valor sólo puede tener significado para las per­sonas. Hasta aquí el aspecto filosófico, el cual retomare­mos más adelante. Montoya, Clotilde (2003). Nuestra Filosofía, México: Universidad Simón Bolívar. En el Manual del Curso de Inducción de la Universidad Simón Bolívar 2003-2004 editado por la Dirección de Desarrollo Humano Integral, en su pag. 9 hay una referencia a diferentes valores que se derivan de los valores del evangelio. 3 En esta parte nos apoyamos en López de Llergo (2000). Valores, valoraciones y virtudes, metafísica de los valores. México: CECSA. 1 2 El siguiente paso es ya propiamente el aspecto teológico y empezaremos con el análisis del concepto evangelio. Lo primero que hay que decir es que los evangelios son textos narrativos que narran el curso de la vida de Jesús y su enseñanza.4 Haciendo un poco de historia, diremos que los cuatro evangelios canónicos (para distinguirlos de los evangelios apócrifos) son composiciones surgidas entre los años 65 y 90 d. C., que fueron reunidas en una colección alrededor del año 125 d. C. Después de un largo proceso, todo indica que Justino5 se encargó de revisar los textos de Mateo (Mt) y Lucas (Lc) ya existentes, para ver el acuerdo entre el Antiguo Testamento (AT) y su cumplimiento en estos textos. Justino los designó como memoria de los apóstoles, designación usada en muchos lugares para referirse a los textos de Mt, Lc y posiblemente Marcos (Mc). Esto pone en claro que estas memorias son los evangelios escritos, los cuales fueron usados ya en la vida de la Iglesia. Evangelio es una palabra griega que literalmente significa “buen (eu) anuncio (aggeló)”. Para conocer el sentido con el que se utilizaba en aquel tiempo, tendríamos que mirar la tradición bíblica judía y la cultura helénica, pues en el cruce de ambas se encuentra el Nuevo Testamento (NT). Sin embargo, no es ahora el caso de precisar un estudio detallado del desarrollo de los evangelios, basta decir que las fuentes usadas para la composición, tanto de los evange­ Aguirre, Monasterio y Rodríguez, Carmona (1992). Evangelios sinópticos y Hechos de los Apóstoles. Verata 24: Estella, Navarra: Verbo Divino, Cuadernillos Bíblicos, núm. 6, p. 267-275. 5 Considerado uno de los más antiguos padres de la Iglesia durante el periodo de los mártires, cf. González, C. I. (1990). Él es nuestra salvación. Cristología y soteriología. México: CEM. 4 lios canónicos, como de los evangelios apócrifos, son una infinidad de tradiciones que no estaban muy bien definidas. Algunas veces fueron trasmitidas oralmente y otras en forma escrita, y entre las más valiosas están “Los dichos del Señor” o “Aquello que Jesús dijo”, que son trasmitidas oral­ mente y no como citas de un libro. Todas estas tradiciones incorporan las palabras y acciones de la vida de Jesús confor­ man los evangelios canónicos.6 Los evangelios canónicos, Mt, Mc, Lc y Juan (Jn), están conte­ nidos en el NT. Los evangelios de Mt, Mc y Lc concuerdan en cuanto material y estructura. Esto se aprecia mejor en una sinopsis en donde aparecen muy claras las concordancias y divergencias. La disposición de la materia y el plan de exposi­ ción son sustan­cial­mente los mismos en los tres sinópticos. Actualmente, los escritos de Lucas están conside­ra­dos como un cuerpo integral de estudio conocido como La obra lu­ cana, la cual incluye el libro de Los hechos de los após­­to­­les, que no es propiamente del género literario evangélico. Ahora bien, con lo que tenemos hasta aquí, definir cuáles son los valores propios de estos evangelios, incluyendo el libro de Los hechos de los apóstoles, y concluir con un listado definitivo es una tarea sumamente subjetiva y muy especu­ la­tiva; encontraríamos una repertorio demasiado largo de cualidades dignas de ser buscadas y que puedan rea­l­­i­zarse en la vida. Pero este registro no tendría más sustento que la opinión de cada lector, no tendríamos refe­rencia sobre cuál de estos valores debería encabezar la lista y su gradua­ ción con respecto a los demás, y por otro lado su selección se­ría sumamente relativa. Ayudar a definir este tipo de cuestiones y presentar algunas pautas que puedan objetivar los criterios de referencia es precisamente una de las tareas de la reflexión teológica. Aun cuando la teología no es aceptada como ciencia por algunos positivistas de corte laicista, hay que apegarnos al H. Talbert, en su obra The Gospel and the Gospels, dice: “Lo característico de los evangelios canónicos es el intento de evitar el reduccionismo de ver la presencia de Dios en Jesús de una sola manera, y es también el intento de promover una comprensión amplia y equilibrada, tanto de la presencia divina como del discipu- la­do que provoca” citado en Aguirre, Monasterio y Rodríguez. Op. cit., p. 50. 7 Castillo, C. (2005). Evangelios sinópticos y hechos de los apóstoles. México: La Salle. 8 Mc 9,9.47; Lc 17,20. 6 rigor de la teología bíblica y poner en paréntesis los actos de fe y las intuiciones religiosas, con el objeto de realizar una seria investigación y fundamentar estos valores evan­gélicos, su sentido y aplicación en la praxis cristiana de la Universidad. Lo primero que debemos demostrar es qué constituye lo central de la enseñanza de los evangelios, esto nos dará un marco de referencia del cual podremos definir algunos ele­mentos específicos que nos permitan distinguir propia­ mente los valores de este mensaje. Siguiendo este plan, buscando el aspecto central de la enseñanza de los evangelios, salta a la vista que Jesús no hizo de sí mismo el centro de su predicación ni de su misión, esto es, que la persona de Jesús no es lo central del evangelio, sino aquello por lo que él vivió y que está ex­presado en los evangelios con el término: “reino de Dios”. Esto es siste­máticamente importante para la teolo­ gía, porque a partir de este término se puede organizar y jerarquizar la cristología fundamental. En nuestra reflexión es imposible agotar todos los aspectos teológicos que im­ plica el “reino de Dios”, pero por lo pronto nos proporcio­­na el marco de referencia buscado para delimitar, organizar y jerarquizar los valores del evangelio. Hemos dicho que lo central del evangelio es el “reino de Dios” ¿cómo se llega a esta afirmación? Esto queda palpable por el número de veces en que aparece la expresión en los sinópticos y porque no tiene paralelos en la literatura del mundo ambiental de Jesús.7 Del reino de Dios hablan numerosas parábolas y también expresiones apocalípticas,8 sobre todo palabras acerca de la entrada al “reino”9 y del banquete en tiempo de la salvación,10 discursos sobre la cercanía del reino,11 la petición de que llegue el reino,12 las numerosas paradojas acerca de los que pertenecen al reino,13 voces de exhortación,14 pasajes de misión15. Y vocablos acerca del misterio del reino.16 Lc 13,24. Mc 14,25 par. Mc 11,15; Mt 11,12 par.; Lc 10,11. 12 Lc 11,2. 13 Mt 5, 10.19; Lc 12,32. 14 Mt 6,33 par; Lc 9,62. 15 Mt 10,7 par.; Lc 10,9. 16 Mc 4,11; Lc 11,20 par.; Mt 12,28. 9 10 11 Aquí nos encontramos con la siguiente paradoja: Jesús habla muchas veces del reino de Dios, pero nunca dice qué es en con­creto. “Jamás nos dice Jesús expresamente qué es ese rei­ no de Dios, lo único que dice es que está cerca”.17 Ni siquie­ra en las parábolas del reino, Jesús define lo que es el reino, aunque recalca su novedad, su exigencia, su escándalo... pero nunca lo define. Y es que si lo definiera, sobrepasaría su pro­ pia historicidad y su aparición sobre la Tierra no hubiera sido a la manera humana, porque el día del reino no lo cono­ce ni el mismo Jesús, sino sólo el Padre.18 De aquí podemos de­ ducir que Jesús tiene una idea muy humana, pero también muy clara sobre el reino de Dios, esta idea nos la revela en su mensaje evangélico. En este contexto, hay muchos teólogos que se han especia­ lizado en el tema. Uno de los conocedores más reconocidos es R. Schnackemburg,19 quien propone un método para escla­ recer el significado del reino de Dios en Jesús, comparando su significado en el AT y en la Iglesia posterior. De esta propuesta podemos conlcuir lo siguiente: el “reinado” de Dios es la positiva acción por la que Dios transforma la realidad y el “reino” de Dios es lo que ocurre sobre este mun­do cuando es Dios quien realmente reina, es decir, una historia, un pueblo, una sociedad, transformados según la voluntad de Dios. Otro teólogo importante, J. Jeremías,20 ha hecho notar que desde el principio la característica principal de este reino es que Dios realiza el ideal regio de la justicia. Así, en el reino de Dios, la justicia21 es una realidad sumamente positiva, una buena noticia, es algo digno de ser buscado y tiene mucha significación para las personas. En pocas palabras, la justicia es el primer valor del evangelio. Por otro lado, los teólogos señalan que es el mismo Jesús quien anuncia la gratuidad de reino como don de Dios, pero no deduce de este regalo la inactividad de esperar a que éste llegue, sino más bien realiza una serie de actividades Kasper, W. (1986) Jesús el Cristo. Salamanca: Sal Taerre. Mc 13,32. 19 Schnackenburg, R. (1974). Reino y reinado de Dios. Madrid: Fax. 20 Jeremías, J. (1986) Teología del Nuevo Testamento I, Salamanca: Sal Taerre 21 El concepto de justicia en la teología se refiere al cumplimiento de la voluntad de Dios. 22 1Jn 4,11. 23 Mt 5, 3-12; Lc 6,20-26. 17 18 relacionadas con él. Que esto lo haga porque viene el reino o para que venga, de esas acciones de Jesús depende su venida. Lo mismo queda claro para el oyente del discurso sobre el reino de Dios; la venida del reino exige un “hacer algo” de todos los que siguen a Jesús y quieren que este regalo de Dios se haga presente. En este contexto, el lenguaje del evangelista Jn nos deja claro lo que hay que hacer, dice: “Dios nos ha amado primero, amémonos unos a otros.”22 En el amor gratuito de Dios aparece el contenido y la capacitación para que nosotros amemos al hermano. No se puede forzar la venida del reino, este viene por puro amor de Dios, sobre todo a los pobres, porque son los destinatarios de su reino. En este sentido, amar al otro, incluso si éste es enemigo, es don de Dios. Mt cita tres veces este mandamiento del amor al prójimo en el sermón de la montaña, Lc y Mc también lo refieren como algo característico de la acción de Jesús. Ciertamente, el amor es algo digno de ser buscado y con significación para las personas, y constituye el segundo valor del evangelio. Hemos señalado que la venida del reino exige una práctica, en este sentido, en el evangelio de Lc y Mt23 se marca un programa de acciones mediante las cuales se podrá entrar en la dicha del reino. “Estas acciones son conocidas como las bienaventuranzas, el texto paralelo de Lc habla siempre de buscar el reino de Dios. Mt indica en que con­siste esta búsqueda: no se trata de soñar en lo que podrá ser ese rei­ no, sino de dedi­carse concreta­ment­e, para toda la vida, a rea­li­zar un ideal de perfec­ta conformi­dad con la voluntad de Dios.”24 Dupon, J. (1996). El mensaje de las bienaventuranzas. Estella, Navarra: Verbo Divino, Cuadernillos Bíblicos, núm. 24, p. 40. 25 Porfirio Miranda, filósofo y teólogo mexicano contemporáneo, en su obra: Racionalidad y democracia, define la justicia de una manera general como “Ayudar a los demás”. 24 10 Podemos ante todo destacar dos bienaventuranzas que se distinguen de las demás por referirse a un obrar, a un hacer: las bienaventuranzas de los misericordiosos y la de quienes trabajan por la paz. La de los misericordiosos no se refiere a las almas sensibles, sino a los que prestan ayuda a los demás,25 se trata de un comportamiento hacia el prójimo. Esto es más evidente todavía en el caso de los que trabajan por la paz: no se trata de los “pacíficos”, sino de quienes laboran por la paz. Las siguientes bienaventuranzas se refieren a actitudes fundamentales, a disposiciones de espíritu: la pobreza y la no violencia, el ardiente deseo de justicia y limpieza de corazón.26 Viendo de cerca estas bienaventuranzas y comparándolas como hemos venido haciendo con nuestra definición de valores, tenemos que la acción de los miseri­ cor­diosos la identificamos con la justicia.27 Tra­ba­jar por la paz y la no violencia es verda­ dera­mente algo de lo más significativo para las personas y que definitivamente es algo digno de apre­cio y de ser buscado por todos para ser reali­za­do en la vida, por lo que cons­ tituye el ter­cer valor evangélico. Cabe de­cir que la po­bre­­za es todo un tema aparte que merece ser analizado y discer­nido con otras categorí­as muy diferentes al razonamiento filosófico de los valores. Por lo que toca a la limpieza de corazón, dicha frase nos remite a los salmos28 15 y 24, en los que encontramos que la con­cepción de la pureza de corazón es la rec­titud, la Dupon, J., op. cit., p. 52. La teología moral considera que las obras de misericordia son expresiones de la justicia. 28 Dupon, J., op. cit., p. 52. El autor presenta un análisis del contenido de los salmos para dar el sentido correcto a las expresiones de las bienaventuranzas. 26 27 11 ausencia de toda falsedad, con lo cual podemos deducir fácil­ mente que se trata de la verdad, que es otro elemento que cumple con las condiciones señaladas para ser considerado otro valor del evangelio. Los elementos específicos que hemos encontrado: justicia, amor, paz y verdad, nos revelan los valores del evangelio, que son signos del reino de Dios. Una última palabra sobre el reino de Dios en esta reflexión. Hay que distinguir entre “signos” y “realidad”. Hemos venido hablando de la acción de Jesús: la práctica de la justicia, el amor, la paz y la verdad, que son signos de la presencia de este reino en la historia. Estos signos son sumamente impor­tantes, porque expresan algo de la realidad del reino, apun­tan hacia la dirección que éste tomará en su ple­ni­tud y suscitan la difícil esperanza de que sea realmente posible. Sin embargo esos “sig­nos” no son adecuadamente la “realidad” del mismo, pues Jesús practicó estos valores en su historicidad específica y esto no ha hecho desaparecer la realidad masiva de la injusticia, el odio, la guerra y la mentira. Es aquí donde entra otro tema teológico que es la escatología, que ya no nos detendremos a ver, pero que nos expresa una tensión entre lo que vivimos y lo que todavía no se realiza. Es un vivir aquí y ahora el ejemplo del humanismo de Jesucristo para poder dar razones de esperanza, una esperanza activa y luchadora contra los antivalores del evangelio. ❂ Viñetas Gregorio Domínguez, http://www.encuentra.com/includes/aplicacion.php?ldApp=cli partsimbolos&ldSec=292&offset=24&limit=12# (2005) Paciencia maestro, paciencia Eric Belmont ✍ S in duda, una de las virtudes morales que más necesita y ejercita un maestro es la paciencia. ¿Qué profesor no ha incurrido en la impaciencia? El docente paciente es como el pescador que necesita cierto tiempo para lograr su objetivo, que aguarda la acción del pez, sin la cual en balde finge haber logrado su meta, pues el maestro tiene que esperar a que el alumno actúe, dé señas de su aprendizaje, pero debe esperarlo sin apresurarlo, respetar su ritmo. De la misma manera que durante la pesca, el pescador soporta los cambios climáticos, se mantiene inmóvil, sin hacer ruido y enfrenta la desesperación de que el pez no muerda el anzuelo; para un maestro, impartir cátedra implica soportar las molestias e incomprensiones, permanecer firme en su lugar, observar callado al alumno y esperar pacientemente a que el educando aprenda. Si aún con todos los medios que utiliza un maesto, el alumno no responde, ya sea porque la atención del alumno no es la adecuada o porque no se aprecia su esfuerzo, querer forzar la situación y fingir que se ha logrado el objetivo de nada vale. El profesor debe resistir la tentación de agraviar al edu­ cando por no aprender en vez de insistir en su explicación y debe ser sensible para esperar lo razonable, saber aguar­dar como el pescador con su caña, callado para no asustar a su presa, escuchar con atención a quien educa y estar con­sciente de las posibilidades de su alumno. La palabra paciencia viene del latín patientia-ae (sufrimiento, paciencia, constancia tolerancia), y el diccionario de la Real Academia Española (1992, 1497) la define como: capacidad de padecer o soportar algo sin alterarse; capacidad para hacer cosas pesadas o minuciosas; facultad de saber esperar cuando algo se desea mucho; lentitud para hacer las cosas. La paciencia es una de las partes potenciales de la virtud, es ajena a la fortaleza que nos induce a resistir las dificultades por la tristeza de los males presentes (García, s/a, p: 50). Modera el apetito irascible.1 La paciencia es algo radical­ mente diverso a la irreflexiva aceptación de toda suerte de mal fatalista; no huye del mal, sino que no se deja arrastrar por su presencia; no pierde la serenidad ni la clarividencia del alma por las heridas que se reciben mientras se hace el bien (Pieper, 1988, p: 201). Esta cualidad moral preserva al hom­bre de quebrantarse por la tristeza y perder su grandeza, es una columna firme antes que un junco que se doblega, “por la paciencia se mantiene el hombre en posesión de su alma” (S Th. 2-2, 136, 2 ad 2). La paciencia o mansedumbre do- m­i­na la tendencia desordenada de vengarnos o de agraviar a quien pensamos que nos ha ofendido (Llano, 1999, p: 152). Sus vicios opuestos son la impaciencia y, en el otro extremo, la insensibilidad o dureza de corazón (Isaac, 1989, p: 278). La serenidad es una de las condiciones para desarrollar la pa­ciencia, pero soportar las molestias sólo tiene sentido en función del bien a alcanzar a continuación, si no se convierte en masoquismo. La paciencia es una virtud que requiere de la sensibilidad, pues si no sentimos los dolores, las alegrías, los triunfos y los fracasos no tiene aplicación: quien es insensible no es paciente, porque no se preocupa ni se impresiona ante la llegada de algún bien ni ante ninguna molestia. El reto de la educación para el buen maestro pasa inevitablemente por las pendientes que prueban su autocontrol y le hacen crecer en su persona con la callada virtud de la paciencia. ❂ Referencias García Alonso, Luz (s/a). Repertorio de casos y nociones de ética. México: Alianza para la Educación Superior, S. C. García López, Jesús (1986). El sistema de las virtudes humanas. México: Editora de Revistas, S. A. de C. V. Isaac, David (1989). La educación de las virtudes humanas. México: Editora de revistas, S. A. de C. V. Llano Cifuentes, Carlos (1999). Formación de la inteligencia, la voluntad y el carácter. México: Trillas. Pieper, Josef (1988). Las virtudes fundamentales. Bogotá: RIALP, Grupo Editorial Quinto Centenario. Real Academia Española (1992). Diccionario de la Lengua Española. Madrid: Espasa Calpe, S. A. Partes integrales de la fortaleza (elementos que constituyen esta virtud) son la magnanimidad y magnificencia y partes potenciales (anejas a esta virtud) son la paciencia y la perseverancia. 1 12 Gabriela Pérez ✍ H ace dos años se puso muy de moda todo aquello que tuviera que ver con el mejoramiento del medio ambiente y la ecología. En ese entonces, los alumnos de Biología participamos en el Foro Ambiental “Futuros Líderes de América”, donde se trataron diversos temas relacionados con la contamina­ción y la degradación del medio am­bien­te. Ahí fue donde nos cayó el veinte y decidimos que teníamos que hacer algo al respecto y empezar a pagar nuestra gran deuda con la naturaleza. Nos dimos cuenta de que tenía­mos mucho potencial como jóve­ nes y estudiantes, pero también como integrantes de la USB. A raíz de esta toma de consciencia, cua­ tro compañeros de la carrera decidimos crear una pequeña organización llama­ da Recicla, Ahorra y Genera Energía, cuyas siglas –RAGE– también incluyen nuestros nombres: Raúl, Arcadio, Gaby y Érika. La primera pregunta que nos hicimos fue ¿y dónde empezamos? A lo que unánimemente contestamos: no hay mejor lugar que la USB, la institu­ción que nos ha visto crecer, pero que sobre todo nos ha dado las armas necesarias para poder enfrentar el futuro lo mejor pre­parados, y así fue como surgió también la Universidad verde: un pro­grama basado en la educación y conc­ien­tiza­ción ambiental en nuestra comunidad, a través de los siguientes puntos: • Residuos sólidos • Agua • Energía • Contaminación • Biodiversidad 13 Hasta el momento, hemos desarrollado diferentes actividades relacionadas con es­ tos temas, cuyo objetivo común es pro­por­ cionar información clara y directa a to­da la comu­nidad. Tenemos campañas per­ma­­ nentes, como la de separación de Resi­duos Sólidos y Ahorra de Energía; contamos con un pe­que­ño centro de acopio donde se ca­nali­zan los residuos que son separados correc­ta­men­te; asimismo, los desechos or­gánicos de la cafetería los hacemos com­ pos­tas para generar abono rico en nutrien­ tes para lum­bri­composta; organizamos actividades especiales, como “La semana de la planta” y las ferias ambientales, y también conta­mos con una gaceta perió­ dica, titulada Verdades, en la cual publica­ mos temas de actualidad relacionados con problemáticas ambientales (si alguien está interesado en aportar algo, todos los tra­ bajos son bienve­nidos: artículos, fotos, can­ cio­nes, chistes, et­­cé­­­te­ra, siempre y cuando estén enfoca­dos al medio ambiente). Gaby, Érika y Raúl dentro del Centro de acopio. Un elemento primordial para consolidar este gran sueño de lograr un mundo mejor, a través de nuestro proyecto, ha sido el apoyo y la confianza incondicional de la madre rectora, la doctora Clotilde Monto­ ya Juárez, de la doctora Azucena Herroz, de la M. en C. Laura Borrego Enríquez y del doctor Arcadio Monroy Ata. Gracias a Campaña permanente en todos los interruptores de luz de la USB. Orgullosos de ser alumnos de nuestra institución. Alumnos de Biología en la USB que forman el Comité de Medio Ambiente. De izquierda a derecha: Angélica Dehesa Degante; Savador Solís Chávez, Jerónimo Uruñuela Escobar, Gala Castro Mejía, Arony Martínez Flores y María de Lourdes Estévez Martínez. 14 ellos, gran parte de nuestros esfuerzos se han convertidos en hechos y buenas ac­cio­ nes; nunca nos han negado su apo­yo y, prácticamente, sin ellos no hubié­ramos podido lograr todo lo que hasta ahora he­mos alcanzado con éxito. Centro de acopio donde RAGE almacena papel, cartón, PET (Polietileno Tereftalato), tetrapak y pilas. Asimismo, queremos mencionar que RAGE trabaja conjuntamente con insti­tuciones como ECOCE, Tetra Pack, Se­mar­nat y el Instituto Mexicano de la Juventud, y que esto nos ha permitido participar en diferentes líneas de traba­ jo y contactar gente de otras universida­ des, como la Iberoamericana o la Pana­me­ricana, que también se ocupan del tema y desarrollan proyectos de este tipo, así como recibir el apoyo del perió­dico Reforma, que le ha puesto un color a nuestro corazón: “verdes de corazón”. No voy a mentir, el trabajo ha sido mu­ cho, no obstante, los frutos, aunque pe­que­ños, son muy sólidos. Aún falta mu­cho por hacer, pero estamos seguros de que tarde o temprano cumpliremos nues­tro principal objetivo: que todos los que formamos la gran familia Simón Bo­­lí­­var seamos personas conscientes de la problemática ambiental, de las conse­ cuencias que genera la destruc­ción de los recursos naturales, pero, so­bre todo, queremos que ésta sea una co­mu­nidad activa y participativa. Anímate a formar parte de este gran pro­­yecto, no tienes que ser biólogo, sólo de­bes ser alguien preocupado por el medio ambiente. Si estás interesado en integrar­te a RAGE, envíanos un correo electróni­co a ragemexico@ 15 La manzana Federico Nieto Pineda ✍ S obre lo más cotidiano y usual se reflexiona poco, y casi nada sabemos sobre el origen, la mitología e historias que se tejen alrededor de las cosas que nos rode­an. Este breve artículo pretende motivar al lector a la reflexión sobre aquellos objetos cotidianos, de uso diario e intensivo, cuya evolución histórica y cultural olvidamos o desconocemos por completo. La Biblia ha­bla de un fruto, sin precisar cuál: “Entonces la mujer cayó en la cuenta de que el árbol tentaba el apetito, era una delicia de ver y deseable para tener. Tomó fruta del árbol, comió y se la alargó a su marido, que comió con ella. Se les abrieron los ojos a los dos.3 Algunos investigadores sostienen, no obstante, que la manzana del Edén sería un albaricoque, basándose en su anterioridad en Oriente próximo. En rea­lidad, el albaricoque llegó de China a Armenia, atrave­sando el Triángulo fértil en dirección al sudeste mediterráneo, con las caravanas que establecieron contactos con los semitas que se habían asentadodo en el norte de Asiria, hacia el tercer milenio a. C. Éste es el caso, por ejemplo, del manzano y su fruto. En latín, fruto se dice pomum y en griego, karpos. Los primeros traduc­tores de la Biblia, cristianos galos y romanos, creyeron que si sólo había un fruto en el Paraíso no podía ser más que la man­za­na, el fruto más corriente en los huertos de la época, que en latín se denomina malum y en girego, La manzana fue considerada, desde los tiempos antiguos, un melon. La manzana dejó de ser fruto benéfico, cuando no má­gi­­co. malum y se convirtió en el fruto El mito de la manzana encan­ta­da, 6 Cuando la mujer vio que el árbol por excelen­cia: pomum. Todos los como la de Blancanie­ves, es tan frutos y flo­res se hallaban bajo la antiguo como el mundo y cons­ti­ era bueno para comer, y que era protección de Pomona,1 diosa de tu­ye la otra cara de la magia. Salo­ agradable a los ojos, y que el árbol la abundancia. món, en el Cantar de los canta­res, era deseable para alcanzar sabidu­ afirma: “Dadme fuer­zas con pa­­sas De aquí que se diga que Eva fue y vigor con manza­nas; ¡desfa­llez­co ría, tomó de su fruto y comió; y dio ex­­­­­­pul­sada del Paraíso terrenal a de amor!”.4 En tiempos Ram­sés II, también a su marido que estaba cau­sa de una manzana, que por los egipcios ofrecían manza­nas desgra­­cia se comió. Esta gran “dispuestas en cañizos” 5 a los con ella, y él comió.2 imprecisión se remonta al siglo V. Pomona fue una divinidad de tipo rural de origen etrusco, aunque fue introducida desde muy temprano en la religión romana. Protectora de frutos y flores, experi- ­ men­ta, al igual que ellos, ciclos constantes de envejecimiento y rejuvenecimiento. 2 http://www.bible.gospelcom.net/passage/?book_id=1&chapter=3&version=59# 1 intersite 3 Maguelonne Toussaint-Samat, Traducido del Francés por: Anthea Bell (2003). History of Food. Blackwell Publishers. 16 sacerdotes más eminentes, guardianes del conocimien­to. La manzana había invadido, antes que el albaricoque, Oriente Medio y posteriormente el este de Europa, con las oleadas humanas que descendieron de Asia central. Tardó tanto tiempo como las hordas en llevar a cabo su conquista, viajera clandestina escondida entre las provisiones. De las pe­pi­tas, que se iban escupiendo por todas partes, nacieron manzanas silvestres sudcaucasianas y europeas, de pequeños frutos rojos y amargos: los doucins (Malus acerba o Malus paradisca). Pequeños bosques de estos árboles están presen­ tes aún en las grandes vías de penetración. También se dice que fueron los romanos quienes llevaron el manzano a la Galia, sin embargo, los habitantes de los pue­blos neolíticos lacustres de Suiza y del norte de Italia ya comí­an manzanas producidas por árboles que las invasiones habí­an ido diseminando. Se han encontrado vestigios que atesti­guan la presencia de frutos muy buenos, pero que se convir­tieron en manzanas en lugar de seguir siendo doucines. Los galos no tuvieron que esperar a César para comer man­ zanas, lo único que hicieron fue mejorar la fruta, de acuerdo con las instrucciones de los conquistadores. Sembrados al azar u obtenidos por siembras voluntarias, los manzanos se encuentran casi siempre sujetos a aberraciones y regresión, y no se muestran similares a la cepa madre. Del mis­mo modo, una semilla de cereza no da origen a un cerezo idén­tico a aquél de donde se cogió el fruto, sino a un cerezo sil­ves­tre. Las mutaciones para mejorar el fruto se obtienen, en pri­mer lugar, por hibridación y, posteriormente, injertando una rama con brotes arrancada de un árbol evolucionado. Como muchos árboles frutales, el manzano sólo es productivo si el polen de otra variedad lo fecunda, por medio de las aves o de los insectos. Podríamos decir que es de naturaleza adúltera y que las flores que conciben sin pecado son estériles o abor­tan. La manzana es hija del amor. Por eso, nada hace más fe­liz al árbol que hallarse en compañía de otra variedad. Juntos, varios manzanos distintos dan cada uno más frutos que si lo hi­cieran por separado. Y cuando más rica es una región en huer­tos de árboles frutales, más producen los manzanos. Se ha admitido que los etruscos, antes que los romanos, antes que nadie, fueron los inventores del injerto. Aunque no se sa­­ be muy bien de dónde provenía ese laborioso pueblo que co­ lo­nizó el centro de Italia y cuya civilización hizo su aparición ha­cia el año 750 a. C. El arte del injerto del manzano está atestiguado en Grecia en el siglo IX a. C. por Hesíodo, en Los trabajos y los días, y Safo y Teofrasto dieron testimonio de las numerosos variedades de manzanas, que en la actualidad han alcanzado las siete mil en todo el mundo, divididas en cuatro especies. La manzana api, por ejemplo, primera mejora de la roja doucine, fue llevada por Claudio Apio del Peloponeso a Roma, en el siglo III antes de nuestra era. Otros, como los pitagóricos, ven en ella, al cortarla de modo horizontal, una estrella perfecta de cinco puntas, el pentáculo clave de la “Ciencia Superior”, pues abre el secreto del conocimiento del bien y del mal… ¡Volvemos a encontrar el mito de Eva de nueva cuenta! ¿Se trata de una coincidencia que el nombre latino de manzana “malum” sea homónimo del que designa el mal? Los magos empleaban la estrella de cinco puntas como medio de conjuro, cuando no de encan­ tamiento, como en el caso de la manzana de Blan­canieves. La manzana del Cantar de los cantares repre­senta el Verbo Divino, quizá a causa de la estre­lla que contiene. El consumo de manzanas figuraba en el prólogo de todas las profe­cías bretonas, y el mago Merlín se senta­ba a enseñar bajo un manzano, amén del mito de la manzana que cae sobre la Cañizo: tejido de cañas empleado para sombreros, toldos de carro, sostén de yeso en los cielos rasos y otros usos. 5 17 cabeza de Newton. Con frecuencia asociada al color ama­rillo o dorado, la manzana, que de por sí ya pre­ senta un simbolismo ambiguo, adopta los poderes de ese color, que pueden ser benéficos o maléficos como los del azufre, celeste o satánico: es la “man­zana de oro” de los alquimistas. Las man­zanas de oro del jardín de las Hespé­rides3, aunque seguramente no se tra­tara de manzanas, sino de otra fruta, eran portadoras de inmortalidad, el azu­fre transforma el mercurio en el cina­brio de la inmortalidad. Las manzanas de las Hespérides continuaron su recorrido en la tradición celta, pues, según la leyenda irlandesa, la mujer del Otro Mundo se las entrega al héroe Candle para que se alimente durante un mes, sin que nunca disminuya su número, y concederle la inmortalidad durante ese tiempo. Así mismo, se la confieren a los dioses del pan­ teón escan­dinavo. La búsqueda de este fruto de la vida eterna fue una de las tareas que Lug, el dios herrero galo, impuso a los tres hijos de Tulerán como pena por el asesinato de su padre. En la isla de Avalón, el manzanar en lengua celta, campos eliseos de los héroes difuntos donde se ocultó el rey Arturo, la mujer del Otro Mundo cogió una rama de manzano para Bran, antes de llevarlo al reino eterno al otro lado del mar. Respecto a esto, es interesante recordar que el muér­dago crece sobre todo al pie de los manzanos. alimentaban exclusivamente con ellas. La manzana de oro que París concedía en un concurso de be­lleza, que desencadenaría la guerra de Troya, se convirtió en la manzana de la discordia. Las manza­nas de oro que Hipómenes lanzó fueron fatales para la ninfa Atalanta, en el sentido de que faltó a su juramento de castidad, pero también benéficas, pues le hicieron cono­cer el amor. El mito dice: la casta vir­gen apos­tó que ganaría una carrera contra cualquiera de sus pretendientes, a los que mataba como premio a su victoria. Hipómenes fue arrojando por encima del hombro los extraordinarios frutos de oro. Distanciándose para recogerlos por avaricia y, a fin de cuenta, seducida por los regalos, Atalanta perdió la carrera, su reputación de deportista, su honor y su vir­tud. Como se dirá después, con Hipómenes mor­dió la manzana. No cabe duda de que recordar la historia y los mitos que se entretejen alrededor de los objetos comunes, particular­mente de nuestros alimentos, como es el caso de la manzana, nos El poder de procurar una larga vida atribuido a las manzanas inte­resó a Alejandro Magno, durante la expedición en la que buscaba el Agua de la Vida. Se dice que encontró manzanas capaces de prolongar hasta 400 años la existencia de los sacerdotes que se Hespérides o ninfas, hijas de Atlas, que guardaban el jardín de las manzanas de oro que Gea dio a Hera como regalo de bodas. 3 18 formación de competencias profesionales y oportunidades de empleo Nadina Valentín ✍ P ara fortalecer el vínculo escuela-sector produc­tivo, la Universidad Simón Bolívar ha pues­to en mar­cha un modelo educativo cen­trado en el apren­dizaje del estudiante y un currículo flexi­ ble orientado hacia el desarrollo de conocimien­tos, habilidades, actitu­des y valores, que propicien la for­mación de las competencias profe­sionales que de­manda el mercado ocupacional. La pertinencia de la oferta de los servicios educativos de la USB es un factor más para consolidar la excelencia educa­ tiva y el prestigio que ya nos caracterizan. El proceso de globalización mundial, favorecido con el desarrollo de las tecnologías de la infor­ mación y comunicación y, por ende, de la sociedad del conocimiento, ha generado cambios profundos en los procesos de producción y de trabajo, que han obligado a rediseñar la naturaleza de los pues­ tos laborales, con una orientación hacia la multi­ fun­cio­nalidad. Hoy, ya no existen plazas pensadas para desempeñarse por una persona, sino, más bien, se bus­can personas con capacidad para desempeñar diversos puestos o funciones. 19 Un factor de competitividad para las organizaciones productivas de bienes y servicios es, sin duda, la calificación de su capital humano; de éste depen­de la generación del valor agregado que posibilita la diferenciación de los bienes y servicios, lo que favorece mejo­res niveles de competitividad y posici­ona­miento en el mercado global. Contar con un capital humano de cali­ dad y el desarrollo del talento como con­dición sine qua non (Drucker, 2002) ha dado lugar en las empresas a la implantación de modelos de admi­nistración del factor humano conoci­do como Administración basa­ do en competencias, según el cual, los diver­sos procesos de la administración de per­sonal tienen como eje conduc­ tor a las competencias laborales y/o profesionales que todo per­sonal debe acreditar para el desempeño de diversas fun­ciones y puestos en la organización. El enfoque de las competencias laborales adquiere cada día una mayor importancia para su adopción y aplicación en las organizaciones. En su caso, las empresas reconocen que su prin­cipal fuente de diferenciación y competitividad es su gen­ te. Las organizaciones empresariales orientan sus mayores esfuerzos a fortalecer su activo humano, para lo cual deben generar ambientes propicios a la innovación y al aprendizaje continuo, que son objetivos que se sustentan en los procesos de formación para el desarrollo de com­petencias laborales y/o profesionales. De igual forma, las competencias laborales también están directamente relacionadas con otro factor de competitividad como es la productividad, que hoy en día es la base para el diseño de los sistemas de remuneración. Son diversas las definiciones que existen acerca de las com­ petencias laborales. Una de las definiciones más recurren­tes, la concibe como el conjunto de conocimientos, habilida­des, actitudes y valores que posee un individuo en el desem­peño efi­ ciente de su ocupación o cargo en corres­pondencia con el princi­pio de idoneidad demostrada (OIT, 2000). En este sentido, cualquier puesto de trabajo está estructurado con base en la identificación de com­ pe­tencias generales y parti­cula­res. Las primeras configuran un pa­trón básico de competencias que son requeridas para cual­quier puesto y, las segundas, se refieren al desa­ rrollo de funcio­nes especial­i­­­za­das en uno o más puestos espe­cí­ficos de la misma especialidad. Por ejemplo, la utilización del tér­ mino competencia en el ámbi­to gerencial, permite identificar de las competencias lo siguiente: son ca­rac­terísticas permanentes de la per­sona; se ponen de manifiesto cuan­do se lleva a cabo una tarea o un trabajo; están relacionadas con la ejecución exitosa de una activi­dad; tienen una relación causal con el rendimiento laboral; pueden ser generalizadas a más de una actividad, y combinan lo cognoscitivo, lo afectivo y lo conductual (Vargas, 2001). La formación de las competencias constituye uno de los retos actuales para las instituciones educativas, de tal forma que deben ser capaces de incorporar en sus modelos educativos, no sólo los nuevos enfoques pedagógicos como el construc­ tivismo y la metacognición, sino también los enfoques em­ presariales relacionados con la calificación del factor humano a través de las competencias laborales. Una educación basada en este tipo de retos relacionados con el desempeño de la función directiva, debe tomar en cuenta ciertos criterios para el diseño de los planes y programas de estudio, tales como: • Enfocarse más hacia el desempeño laboral y no a los contenidos de los cursos. • Mejorar la relevancia de lo que se aprende. • Evitar la fragmentación tradicional de programas academicistas. • Facilitar la integración de contenidos aplicables al trabajo. • Generar conocimientos aplicables a situaciones complejas. Favorecer la autonomía de los individuos. Transformar el papel de los docentes hacía una concep­ción de facilitar y provocar el aprendizaje (OIT, 2000). Otros criterios que también deben se considerados son: • Establecer competencias cuidadosamente identifica­ das, verificadas y de conocimiento público. 20 • Instrucción dirigida al desarrollo de cada competencia y una evaluación individual en cada una. • La evaluación debe tomar en cuenta el conocimiento, las habilidades, actitudes y el desempeño como fuentes principales de evidencia. Respetar el ritmo y progreso en el aprendizaje de los participantes. Fomentar la participación de los individuos en la elaboración de las estrategias de asimilación de conocimiento. y programas de estudio, cuyo rediseño curri­cular debe basarse en el enfoque de competencias profesio­nales, para asegurar que los egresados tengan mejores opor­tunidades de insertarse, con eficacia, en el mercado laboral. La formación de competencias no se agota cuando un egresa­do concluye su respectivo plan de estudios, sino que las instit­u­cio­nes educativas deben ampliar, diver­sificar y actualizar sus programas profesionales de educación continua, para brindar opciones de actualización permanente a los profesio­nistas en ejercicio. Sólo así será posible que las instituciones educativas tomen el rumbo correcto, es decir, tienen que fomentar habilidades útiles, preparar líderes, inculcar normas de comportamiento ético y facilitar buenos empleos para sus egresados (Bennis, Warren y O’Toole, 2005). Ésta es, sin duda, una forma de consolidar la calidad y la excelencia educativa. ❂ Las experiencias de educación deben ser guiadas por una permanente retroalimentación (Martens, 1997). El objetivo último del diseño curricular debe ser alcanzar un determinado perfil de egre­ so, iden­tificado a partir de las compe­tencias pro­fesionales requeridas que el egresado debe poseer al concluir el plan de estudios conducente. Referencias Bennis, Warren, G y O’Toole, J. (2005). Cómo las escuelas de negocios perdieron el rumbo, Harvard Business Review, # 5, mayo, p. 84. Drucker, P. (2002). No son empleados, son personas, Gestión de Negocios, núm 4, julio- Agosto, pp. 11-18. Las competencias profesionales relacionadas con la función directiva que son más reque­ ridas en las organizaciones son, entre otras: ma­nejo personal, visión global, pla­nea­ción y administra­ción estratégica, traba­jo en equi­po y comunica­ción (Hellriegel, Jackson y Slocum, 2003); así como asumir responsa­bilidades y riesgo, proac­tivi­dad, creatividad, innovación, emprendi­miento, liderazgo, orientación y motivación de los colabora­dores (Veciana, 2002). Hellriegel D., Jackson S. y Slocum J. (2003). Administración: un enfoque basado en competencias. México: Thomson Learning. Martens, L. (1997). Competencia laboral: sistemas, surgimiento y modelos. Montevideo: Cinterford/OIT (www.cinterfor.org.uy/public). Organización Internacional del Trabajo (2000). Las cuarenta preguntas más frecuentes sobre formación por competencias. Uruguay: Centro Interamericano de Investigación y Documentación sobre Formación Profesional (Cinterfor). Vargas, F. (2001). Las reglas cambiantes de la competitividad global en el nuevo milenio. Las competencias en el nuevo paradigma de la globalización, Revista Iberoamericana de Educación OEI # 27. A partir de estas u otras competencias pro­ fesionales que demandan las organizacio­ nes productivas, es indispensable dar una respuesta educativa congruente a través de la revisión y actualización de los planes Veciana, J. M (2002). La función directiva. 21 Mercadotecnia, legislación y medios Rafael Andrés Nieto ✍ H ablar de mercadotecnia, legislación y medios siempre es un tanto difícil. Sin embargo, considero que un buen punto de partida es el actual debate sobre el anteproyecto de la Nueva Ley de Radio y Televisión. Afirmo que la libertad de expresión es indispensable para el a­van­ce de la democracia y la transparencia, así como para el pro­greso científico y la creatividad artística, que fomentan la exis­ten­cia del intercambio de ideas, valores y proyectos. Pero, y al mismo tiempo confirmo, que esta libertad debe acompa­ ñarse de la responsabilidad respectiva. El tema que causa más polémica en esta nueva ley es el de la creación del órgano regulador, es decir, el Consejo Nacional de Radio y Televisión. Existen muchísimos intereses de por medio. Por ejemplo, la Cámara de la Industria de la Radio y la Televisión (CIRT) planteó a la Cámara de Diputados que en la nueva ley federal sobre la materia “no debe haber censura para los contenidos” (Arts. 6o y 7 o de la Constitución). Esta propuesta fue hecha con el objetivo de que los “medios electrónicos se autoregulen”. Sin embargo, “lo que no se regula se sale de cauce”; la libertad se convierte en libertinaje. De esta manera, por citar un ejemplo, los productos milagro han aprovechado al máximo los vacíos legales, y las cuantiosas fortunas en mercadotecnia y publicidad que se han invertido en ellos han creado un negocio millonario fundado en el en­ gaño al público. Los productos milagro son aquellos que utilizan su publicidad para exaltar sus supuestas cualidades terapéuticas, preventivas, rehabilitatorias o curativas. Ejemplo de ellos son, entre otros, Siluet 40, Fatache, Cicatricure, Felgo, Goicotabas, M Force, Me­ ta­bol, Slim in 1, Redu Fat Fast, Body Slim, Calcio de Cloral, Java Fit, Duramax, Coffe Slim, Linazan Plus, Migrafix, Jugo Noni, Pain Fix, Feminelle, Dream Bust, productos generados por empresas como Genoma Laboratorios, Naturalezza y Biotanic. Estas compañías invierten millonarias cantidades en la compra de espacios publicitarios, en horarios nocturnos e incluso hora­ rios estelares de la radio y televisión, pero los ingresos que reciben son tan altos, que no sólo pueden cubrir sin dificultad estos costos, sino que incluso les permiten a los dueños cubrir el pago de las sanciones que les aplican las autoridades sani­ tarias y de protección al consumidor. Es más, las previsiones para dichas sanciones ya están contempladas dentro de sus costos de operación. Otros intereses inmiscuidos en la creación del consejo regu­ lador provienen del propio gobierno, de los partidos políticos y de los tiempos electorales. Reportes de la AMAP indican que en el 2000, año de elecciones y campañas políticas, la inversión por parte del gobierno fue de 3 mil millones 800 mil pesos, mientras que la inversión privada fue de 2 mil millones 342 mil pesos. Pero la tendencia se revierte en los años siguientes. Fuentes especializadas comentan que algunas de las demoras que han aplazado el dictamen de nueva ley, obedecen a la falta de transparencia, es decir, que “de los 5 mil millones de pesos que se gastarían en la próxima contienda electoral, entre el 80 y 90% sería para los medios electrónicos”. Los contenidos de los programas son de importancia indis­ cutible y deben ser parte sustancial de una ley de comuni­ cación. Sin embargo, insisto en que no pueden atentar contra los principios de la moral social, la dignidad humana y los vín­culos familiares; deben evitar las influencias nocivas o pertur­badoras en el desarrollo armónico de la niñez y la juven­tud, y contribuir a elevar el nivel cultural del pueblo, respetando sus características nacionales, incluyendo el idioma y los valo­res de nacionalidad mexicana. Hacemos votos y un llamado especial para que en esta ley no haya un retroceso en materia de contenidos y transpa­rencia. La oportunidad histórica de contribuir al desarrollo de una cultura de comunicación que favorezca la superación y el progreso de todos, tanto en el aspecto individual como en el colectivo, para una vida digna y civilizada, está en nuestras manos. ❂ 22 l i Gisela Montes de Oca Gil Posgrado Ingeniería en Alimentos Rosalía Soto Flores Excelencia académica Diseño Gráfico c e n c i a t u Miguel Ángel Reyes Jaime Informe de servicio social Biología r a s Carlos Ernesto Arredondo Monroy Informe de servicio social Ingeniería en Electrónica y Comunicaciones Denisse Martínez Macías Excelencia académica Ciencias de la Comunicación María Elena Santana Martínez Proyecto terminal Diseño Gráfico María del Rosario Hernández Viveros Proyecto terminal Diseño Gráfico Laura Nalleli Montes Nieto Seminario de titulación Biología José Luis Gámez Moya Seminario de titulación Ingeniería en Electrónica y Comunicaciones Irery del Rocío Sánchez Martínez Proyecto terminal Ingeniería en Alimentos Miguel Ángel Siguenza Lara Seminario de titulación Ingeniería en Electrónica y Comunicaciones Mauro Enrique Jiménez Mancilla Excelencia académica Químico Farmacéutico Biólogo Fausto Alfonso Pérez López Excelencia académica Ingeniería en Alimentos Karime Martínez Ortí\iz Posgrado Químico Farmacéutico Biólogo Jacqueline Barrueta Álvarez Excelencia académica Ciencias de la Comunicación 23 Rocío Marlene Alarcón Melesio Excelencia académica Ciencias de la Comunicación Bárbara Abril Chávez Contreras Seminario de titulación Diseño Gráfico Citlali Dalila Urrutia Calvo Tesis Ciencias de la Comunicación Liliana Sánchez Carrillo Posgrado Ingeniería en Electrónica y Comunicaciones Helles Tisbet Ortiz Gómez Seminario de titulación Ingeniería en Alimentos Tania Elena Pablos Rojo Examen general de conocimientos Biología Martha Adriana de Anda Hernández Informe de servicio social Biología Julio César Torres García Seminario de titulación Ingeniería en Alimentos Alejandra Corona Giordano Seminario de titulación Ingeniería en Alimentos Brenda Galindo Rangel Posgrado Químico Farmacéutico Biólogo Jacqueline Carbajal García Seminario de titulación Ingeniería en Alimentos Noemí Aguilar Juárez Seminario de titulación Ingeniería en Alimentos Diana Cristina Moreno Ramírez Seminario de titulación Ingeniería en Alimentos Humberto Miguel Anaya Flores Excelencia académica Sistemas Computacionales e Informática Zwemi Aracely Gutiérrez Mac Swiney Seminario de titulación Ingeniería en Alimentos Magaly Alvarado Miranda Documento recepcional Educación Primaria Claudia Guerrero Granados Documento recepcional Educación Primaria Patricia Saraí Hernández Moreno Documento recepcional Educación Primaria Citlali Yisel Anguiano Hernández Documento recepcional Educación Primaria Ángela Jimena Guevara Barreto Documento recepcional Educación Primaria Carolina Jesús González Documento recepcional Educación Primaria 24 Merit Miriam Rosales Romero Documento recepcional Educación Primaria Carmen Griselda Vázquez Espinosa Documento recepcional Educación Primaria Brenda Yazmín Jiménez Rodríguez Documento recepcional Educación Primaria Ana Iris Vázquez Mayén Documento recepcional Educación Primaria Maria de Lourdes Martínez Daza Documento recepcional Educación Primaria Liliana María Salinas Salazar Documento recepcional Educación Primaria Marycielo Valdivieso Martínez Documento recepcional Educación Primaria Érika Alejandra Ortega de los Reyes Documento recepcional Educación Primaria Karla Vila Casasus Documento recepcional Educación Primaria Lissette Aguilar Quezada Excelencia académica Administración de Empresas p Sandro Arellano Zayas Tesis Maestría en Ciencias Administrativas o s g r a d Margarita Rodríguez Romero Tesis Maestría en Docencia Universitaria 25 o s Netzahualcóyotl Tiberio Zepeda Prats Tesis Maestría en Comunicación Visual