Luego de varias derrotas, la Comuna va contra los pesados

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18 INTERES GENERAL
La Plata, domingo 16 de mayo de 1999
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EL TRANSITO O LA GRAN PESADILLA PLATENSE
Luego de varias derrotas, la
Comuna va contra los pesados
La circulación de camiones y micros por arterias prohibidas ya es una constante. Ahora el
Municipio anunció controles policiales. Y próximamente colocará una cabina de vigilancia
Los riesgos
Se cree que estas tres vías -cerradas al tránsito pesado- son las
más utilizadas por quienes circulan con inmensas moles provocando el deterioro de la capa
asfáltica, contaminando y conges-
Son amigos
El hombre ensaya un corto
pero fuerte silbido y en un par
de segundos tiene a los quince
perros alrededor. “Hay que
estar bien atento, porque la otra
vez un auto me mató a una perrita que enterré en el jardín de
mi casa”, dice mientras se pone
serio y acusa: “la Municipalidad
prometió un refugio para los
perros de la calle pero hasta
ahora no cumplió”.
Jamás regaló a uno de los
animales que recogió en la calle
-todos están castrados, desparasitados y vacunados- pero pide
que la dirección de su casa no
aparezca publicada en el diario,
“porque una vez se enteraron
dónde vivía y al otro día me
dejaron una caja con cachorros
hambrientos... La gente es
increíble, se deshace de los animales y los tira en cualquier
lugar”, reflexiona.
El está muy contento con
sus amigos y asegura que nunca
lo mordieron: “si alguna vez lo
hacen no hay problema, porque
para eso están vacunados”. Y al
ser consultado sobre el apodo
que algunos le han colocado
(“el hombre de los perros”), sonríe y contesta con toda naturalidad: “poco me interesa, porque
me siento más feliz con los animales que con la gente”.
tionando aún más el ya complicado tránsito vehicular, con los riesgos que eso implica.
Por otra parte, es de destacar
que durante los últimos días se
repitieron en forma reiterada los
controles de tránsito policiales
tanto en la avenida 122 como en
el Paseo del Bosque platense,
como una forma de trabajar también en el seguimiento de esta
problemática que aqueja a la ciudad desde hace un tiempo
prolongado.
Concretamente, ayer el intendente Alak le indicó a este medio
que ya están terminadas las cabinas que se mandaron a construir
oportunamente para controlar
más de cerca este problema que se
viene presentando en la ciudad.
Por otra parte, en el camino
General Belgrano y el Centenario
la Policía está realizando controles
permanentes.
Las cabinas
“En los próximos días -agregó
el jefe comunal- vamos a habilitar
cabinas de control del tránsito pesado sobre la avenida 520 que es
una de las vías de acceso a la ciudad más utilizadas por los
camiones de gran porte cuando en
realidad su paso por el lugar se
encuentra
expresamente
prohibido”, comentó el intendente Alak.
EN BOCA DE TODOS
La desorganización del tránsito
vehicular fue, a lo largo de la última semana, uno de los temas que
más irritó a los platenses. Como
se recordará, los estudiantes
realizaron una serie de manifestaciones contra el recorte presupuestario, y la dirección de
Control Urbano de la
Municipalidad de La Plata no fue
capaz de organizar la circulación,
pese a que día tras día los actos se
repitieron con precisión académica en los mismos puntos de la ciudad. Así, los embotellamientos se
multiplicaron por todos lados.
Los nuevos anuncios oficiales
generan algo de esperanza de que
este problema ya crónico de los
platenses pueda resolverse por lo
menos parcialmente.
Sin embargo, no pocos creen
que una presencia más importante
de inspectores municipales, por
citar sólo un ejemplo en la
esquina de 3 y 32 (donde los
micros de larga distancia doblan
constantemente frente a un cartel
que lo prohibe), ayudaría y
mucho a combatir también el
tema del tránsito pesado, que tantas quejas despierta entre taxistas
y remiseros.
Lo cierto es que, como viene
informando “Hoy”, en momentos
en que la circulación vehicular
parece alcanzar límites inimaginables de desorganización, la
Comuna platense ahora parece
decidida a apoyarse en los controles policiales como una forma
de disimular las falencias que
vienen evidenciando las acciones
municipales cuando se trata de
detectar y penar el tránsito indebido de micros de larga distancia
y camiones.
Días atrás Horacio Passoni,
un vecino de nuestra ciudad,
comentó que un inmenso
camión rozó y rayó su
automóvil -un flamante Fiat
Uno negro- en la zona de 1 y
38, mientras aguardaba el paso
del tren, para poder atravesar
las vías.
Explicó que “el camión era
tan grande que cuando dobló
me hundió una puerta y me
hizo un rayón de punta
a punta”.
El automovilista hizo señas
desesperadas para que se
detenga y le dejara los datos
del seguro contra terceros,
pero “el camionero miró por el
espejo retrovisor y salió a
fondo, porque seguramente
estaba en infracción”. Así la
mole avanzó hacia Ensenada,
“como burlándose de lo
que había hecho con total
impunidad”.
El conductor no hizo la
denuncia porque consideró
que “no sirve para nada,
porque estos tipos vienen de
cualquier lado y acá, como
nadie los controla, hacen lo
que quieren”.
El misterioso hombre de los perros de la rambla
Quienes circulan habitualmente por la zona norte de nuestra ciudad lo han visto guiar a su
jauría a lo largo de la 32.
Palo en mano, voz firme y
mirada atenta, el hombre se para
junto al cordón de la vereda,
aguarda pacientemente que pase
el último auto y da la orden en el
momento preciso. De inmediato
el grupo cruza tan rápido como
puede y aguarda del otro lado de
la avenida, en un ritual que se
repite dos y hasta tres veces
por día.
Son 16 en total. Hay dos
manto negro, un caniche, varios
mestizos y un humano: Moisés
Paitampoma, a quien sus vecinos
apodaron como “el hombre de
los perros”.
Su casa es tan modesta como
tantas otras detrás de esa calle y a
los 41 años de edad, comparte sus
chapas, jardines y alimentos con
sus únicos amigos: los canes que
“duermen bajo el mismo techo”.
Se trata de un peruano que,
como tantos otros, llegó hace 10
años a La Plata con la firme intención de estudiar (Medicina) y trabajar pero, lejos de toda actividad
académica, hoy se la rebusca
como puede en el mantenimiento
y limpieza de viviendas y oficinas.
Rodeado permanentemente de
afilados colmillos y miradas que
meten miedo, resulta imposible
cualquier acercamiento salvo que
él lo autorice con un grito firme o
el movimiento del palo. Entonces
los perros se echan y comienza
la charla...
“.... Siempre me gustaron los
animales; en Perú tenía muchos y
cuando llegué aquí me dio pena
cómo estaban abandonados y
comencé a dedicarle tiempo a
perros y gatos. Empecé con uno
(como todo el mundo) y ahora
tengo 15”.
CARLOS CERMELE
La Municipalidad de La Plata
finalmente se vio forzada a tomar
una decisión para intentar ponerle
un punto final a la presencia del
tránsito pesado en los principales
accesos e incluso en el casco
urbano, siendo que en muchos de
estos sectores la circulación de
camiones y micros de larga distancia está expresamente prohibida.
En ese marco, el propio intendente Julio Alak anunció en la
víspera que próximamente se
instalará una cabina municipal
para controlar el tránsito pesado
sobre la avenida 520, pero ya
hubo antes muchas otras promesas que no se cumplieron.
Hasta ahora sólo se realizan
operativos policiales diarios sobre
el camino General Belgrano y el
Camino Centenario, pero está
claro que con eso no alcanza.
Una mole
Asistencia veterinaria
El hombre habla pausado,
saluda a un par de vecinos que se
acercan para ver qué pasa y continúa con su relato: “los recojo en
la calle cuando están enfermos,
sarnosos o desnutridos; los cuido
y los alimento, les compro arroz,
se los sirvo con carne picada y
algo que me dan en la carnicería”
Hasta ahí todo bien, pero lo
que llama la atención entre los
curiosos y quienes acostumbran a
correr por la 32 de 7 a 25 es la
forma en que obedecen los canes
y lo bien que se llevan entre ellos:
“con cariño evito que se peleen y
que ladren como locos, porque
eso me traería problemas con
los vecinos”.
Diana, Tonny, Samanta, Oso,
Negro... Moisés va pasando lista y
sus amigos aparecen de a uno
como pidiendo permiso y habla
Moisés junto a sus mejores amigos
de ellos como quien se refiere a
los integrantes de su propia familia. En realidad tiene un hermano
veterinario que vive en Ensenada
y un sobrino que estudia
Medicina, pero él vive con y para
sus perros.
La hora de la comida es un
verdadero ritual y no hay peleas,
ya que todos tienen su porción.
Al menos así lo pueden comprobar quienes a diario los ven
lucir sus brillosos pelajes mientras caminan altivos detrás de su
amo, por la ancha rambla de la
avenida 32.
INTERES GENERAL
La Plata, domingo 16 de mayo de 1999
19
DEJO UN GRATO RECUERDO EN OLMOS Y AHORA TRABAJA EN 19 Y 38
Eduardo Lorenzo, el cura de la gente
El hombre se ubica detrás de un
distinguido escritorio que le acaban
de regalar, corre unos papeles como
quien busca hacer algo de lugar y le
pide amablemente a un amigo que
vaya a preparar el mate. “¿Qué los
trae por acá?”, pregunta con la típica sonrisa de quien adivina los
motivos de la visita...
Eduardo Lorenzo, el cura de la
Parroquia Nuestra Señora de Lourdes,
es así de sencillo y no necesita que
sus visitas se anuncien o anticipen
el tema de conversación; él atiende
y punto. Aunque estaba bien claro
que el reclamo contra la inseguridad
que había encabezado junto a los
vecinos de 19 y 38, acababa de colocarlo en boca de todos.
Entonces, vuelve a sonreír y
explica: “hubo una respuesta muy
interesante de la secretaría de (Juan)
Yaría por el tema de las adicciones,
porque se dice que en esta plaza a
veces hay drogas”. A los 39 años de
edad, el sacerdote no le escapa a los
temas que generalmente incomodan
y agrega con toda naturalidad que
“el presidente del Concejo
Deliberante ha sacado un decreto en
el cual pide la poda de árboles (...)
que son lugares en los que se esconden los delincuentes”.
Extrovertido y de indumentaria
informal, tira un tema tras otro y
asegura que para él, que viene de
trabajar en modestas regiones del
Oeste y Berisso, “el tema de la
seguridad -que a fuerza de asaltos,
tanto preocupa y moviliza a sus
nuevos vecinos- es un problema
de solidaridad”.
“... Yo vengo de barrios más
chicos donde todos nos
conocíamos. Acá, al estar más cerca
del centro tal vez haya menor
conocimiento de un vecino hacia
otro, pero si logramos juntarnos
para resolver la inseguridad, creo
que también podemos juntarnos
para resolver otros problemas. Lo
importante es crear el sentimiento
de solidaridad: por más que a mí no
me hayan robado, tengo que comprometerme con el problema del
otro y esto lo solucionamos así, con
entrega y renunciamiento personal... No es un problema meramente policial, sino social”.
Quienes conocen a este particular porteño e hincha de Boca, saben
que tantos amigos cosechó durante
su residencia en Olmos que los vecinos se negaban a dejarlo partir.
Aquella experiencia fue similar a la
que ya le había tocado vivir
en Berisso.
Ahora, desde abril, fijó residencia en Lourdes y en un principio se
encontró “perdido, porque soy un
cura del barro”; pero no tardó
demasiado en comprender las
necesidades de quienes viven en
el asfalto: “gente muy comprometida y dispuesta a ayudar a los que
menos tienen...”
Ahí, a un par de minutos de la
Casa de Gobierno, el padre salió a
hacer los mandados y al charlar con
los comerciantes se topó con otra
realidad. “Me enteré que hay gente
que fue robada veinte veces y que
muchos viven en un clima de temor,
ya sea de hacer la denuncia, porque
creen que no tiene demasiado sentido
(...) o de que se filtren los nombres,
pero el comisario dio garantías”.
Y es que el propio sacerdote convocó al comisario de la seccional
Cuarta, Héctor Daniel De La
Portilla, para que dialogara de igual
a igual con los frentistas.
Disfruta del mate, ensaya
sabrosas anécdotas y comenta
que su forma de ser no le
causó problemas con sus pares
más conservadores.
“Son diferencias de estilo o de
formas, pero no de ministerio. Al
contrario, yo soy así y he tenido
muy buena recepción tanto en los
medios, como con la gente; además,
parto de este concepto: o los curas
servimos a la gente o la Iglesia no
va a ser opción (y es que) la Iglesia
tiene que ser una opción de servicio, un sitio convocante y el lugar
de la gente por excelencia”.
La fuerza de la solidaridad
Quienes lo conocen, saben que
el padre Eduardo Lorenzo se
caracterizó siempre por comprometerse y buscar soluciones para
las distintas problemáticas barriales de las zonas en las que le tocó
trabajar. Primero lo hizo en el
Barrio Obrero de la ciudad de
Berisso, donde ayudó a los
vecinos a adquirir las tierras y
construir sus viviendas.
Luego, y hasta el 11 de abril
último, el sacerdote fue el párroco de San Benito, ubicada en la
tradicional localidad de Lisandro
Olmos. Y, según comentaron los
vecinos (que luego no querían
dejarlo partir) desde su llegada
“el barrio creció mucho en base a
la oración, el sacrificio y el
esfuerzo puesto al servicio de
la comunidad”.
Durante su residencia en la
franja oeste del Partido de La
Plata, el religioso colaboró
activamente en la creación de
comedores, organizó la copa de
leche para los niños carenciados
y realizó una obra que subrayó
la solidaridad entre quienes
-tal como lo reflejara este mediolo despidieron con una
conmovedora movilización.
Ahora se encontró en un
nuevo barrio y ante una problemática que comenzó a
resolver con el argumento de
siempre: la solidaridad. Y son los
vecinos de la Parroquia Nuestra
Señora de Lourdes quienes
comenzaron a reunirse en busca
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CARLOS CERMELE
“O los curas servimos a la gente o la Iglesia no va a ser opción”, asegura el sacerdote, que ahora lucha contra la inseguridad
Mate en mano, el padre Lorenzo no esquivó ningún tema
En medio de la charla recuerda
que es día 13 y que aún no ha pasado por Rosa Mística, “el padre me
debe estar esperando” comenta, y
sigue: “creo que la Iglesia como
todas las instituciones tiene que
tener el coraje de mirarse a sí misma
y ver por dónde está caminando,
creo que nuevos tiempos traen
nuevos cambios y por ahí pasa la
cosa”. De repente se para y comienza a caminar por su oficina: “¿ven
aquella obra de arte?, la hizo un
interno de Olmos que es un verdadero genio... gente buena que a
veces necesita una manito para
recuperarse”, apunta y reflexiona:
“problemas hay en todos lados y
trabajando dentro de la comprensión podemos resolverlos”.
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