sixtina» 0 e • los mayas los años y

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DOMiNGO, 30 DE MAYO 1971
LA VANGUARDJAESPAÑOLA
Página 1.5
FILMANDOCONLASHELICES
LA «CAPILLA
SIXTINA»
0E LOSMAYA
•
-
tría de los pintores •nuraHstasmayas; en el dlbijante y los alada la cabeza para deformad. el cráneo s&al •de nobleza
0que
es es
tádil
a onampak,
de Bonampak.
los murospintado;,
loUeaar
que quiere
decir enciudad
español
Se halla matlcs, sino su conocimiento
de las substancias
que emplea. entre los mayas.
.
en la fronterade Guatemalay Méjicoy es de los últimosgran- ban
para producir sus pinturas hasta obtenerla más rica y
Extasiadosen •estas borrosas viSionesde siglo. de grandes descubrimientos
realizadosen el campo arqueológlco.pic. ampltalma paleta: negros, blancos, rojo indio, amarillo ocre,
tórico, ya que enriquecelo que de pintura ya se conocíade siena quemado,rojo naranja, azul turquesa,verde esmeralda, daza, los ojos no sabendónde poaarse, qué preterir, si volver
los mayas, en el Templo de los Guerrerosy Templo de los azul parecidoal de prusia, todos éstos, además,comblnaos a los conjuntosque ya hemosvIsto o seguir- nuestra p.re4
Tigres, en Chlchén ltzá (Yucatán, Méjico), y en Uaxactun en forma que lejos de hacerloschillones,los rebajaban.Se nación entre dioses o grupo de mujeres.Una a medio, que
es la que parece hablar por el movimientodel brazo, explica
(Peten, Guatemala),y en Santa Rita (Belice).
advierte que pintaban al fresco, es decir, sobre superficIes
Y no sólo es sumamentedIfIcultosollegar a Ronampak, húmedas,y en algunapartehemosleído Ía explicaciónde cómo algo a las que están sentadaso de pie con ob)etOsen las
.
.‘
.
sino que no deja de sentirseun poco defraudadoei viajero, Proóedlan.,
.Su técnicaera la siguiente:sobre la parte a pintar manos.
‘ Pero aún nos queda una teoría de varios personaj.sque
si contemplaren aquellosmurospintadoshace siglos, los Ori- se trazaba el dibujó de lo que iba a representarsecon rojo
corre por la parte I1perlQj’,tocados tres de ellos con inmensos
ginales de las coplas que ha visto reproducidas a todo color, Indio muy diluido; luego
a llenar
espácios•dibu- plumajes verdee,plumasde colas de quetzaPy los otro. con
por el pintor guatemaltecoAntonioTejada, el pintor mejicano jados, con los coloresque correspondían,
terminadolo cual cascos de formasCaprichosas.Llamanla atenciónfas neguillas
Agustín VliiagránCaleti y la pintora Rina Lazo.
venía el filete, que en Bonampakes negro.
de pIel de tlgq que lucen algunasde estas figuras y por lo
Algo de historia sobre el descubrimientode Bonampak.
La casa de los murospintados,como se le designa,tiene qUe parece, se trata de la ceremonia que se usabapera vestir
Lo realizó el señor Glies Healey, en 1946, y hasta un año 1 6,55
metrosde largo, por 4,12 metrosde ancho,por 7 metros
después en 1947, se organizó la primera expedición para co- de alto. De forma rectangularestá divididaen tres aposentos. a lOSgrandes señores, ya que abajo figuras muy destruidas
tienen aún restos de brazos y de manos ofrendandopieles
piarlas, y en 1948, la segundaexpedicióncon el mismofin.
el primero,la escenadescubrela capturade un prisionero de ttgres,varas, collaresde jade, abanicos y perfumes.
Bonampak se encuentraal norte del Estadode Chiapas, En
por
un
guerrero,
todas
las
figuras
sobre
fondo
azul.
En
una
A fuerza de estar dentro, tos ojos se van acostumbrando
Méjico, cerca . del río Lacanjá, afluente dei Usimacinta,rio
que sirvede limite entre Guatemalay Méjico. Al llegar se des- mano, este personajeprincipal por su indumentaria,plumas y, 000)0 pasa en la Capilla Sixtina, se empieza a tener un
pieles de tigre, cráneos humanos,como pendientes,luce una pleno dominio de los dibujos y colores que nos rodean. El
cubre una ,amplia plaza rodeada por plataformas.Más lejos ,lanza,
y con la otra tiene agarradoal prisioneropor los cabe- movimientode las manos que hablan, manos dibijadas con
se ven.nueve edificios montados sobre terrazas, con escalina.
Akededor hay pintadas figuras de músicos y danzarines, rngglstral cuidado, en las que hasta las uñas se han estilizado;
tas. Una Inmensaestela hay en el centro de la gran plaza.
los múslcs alzan lrgas trompetas,y los danzarineslucen
Según se nos informa allí, $onampak pertenece al Viejo impe- máscaras do animales. También hay figuras tocando conchas la riqueza Inverosimilde tog collares,dé las ajorcas, de los
peótorales de jades o esmeraldas, adornados con• mascarlües
rio Maya, y date probablemente
del año seiscientosantes de
de tortugasy otras que llevan quitasoles.Una figura que va rojas, )‘ luego, entre los múSicos—tOcadores
de urhgpe.. con
nuestra era.
tocando
un
tambor
y
un
quinteto
de
sonajeros.
cuernos de venados— el detalle de las máscaras, de icé brá’
Pero lo que nos inquieta, a los que hemos venido, sorotro muro y como al compás de esta múSicaavanzan ZOS recubiertos de largos guantes con forna de teOZaSde
teando tanta penalidad,es contemplarlas pinturas,los famoéstillzadas,mez.
sos frescos.El edificio en que se hallanes de fuertesy grue- filas de grandesseñoresvestidosricamente.Hay el que dirige gigantescoscangrejos,barbés y cornamentas
sas paredes,muros de unos 80 centímetrosde espesor.En el cortejo con el t.razo levantadoy en la mano la. vara cera- cia irreal y vegetal.
•
.
Alguien nos recuerdaque faltan dos apozentot
por visitar,
cuanto a las pinturas, a los frescos propiamente dichos, sobre monial, y atrás vienen algunosotros con quitasoles.Compieta,
‘
a
lengüetazos
de
ojos,
tal
nuestras
últimai
miradas,
quislé
en
la
parte
alta,
esta
parte
del
mural,
un
conjuñto
de
nobles
ser escasa la luz, están bastante borradas por la acción del
agua que se cuela por algunas rajaduras, por la acción del vestidos de capas blancas, orejeras de jade y collares de ramos llevarnosde esta prImera estancla en las retinas, l
dq.
tiempo y el moho. Sin embargo, qué emoción encontrarse en conchas. Lo mas llamativo de estas figuras, calzadas con recuerdo vivo, la imagen inapagable de lo que acabamos
este recinto que con justicia ha sido llamado la «Capilla Six. sandalias de plumas, son los adornos que llevan en la teste: contemplar, extasiados, hay que repetirlo,pore ‘no existe
.
.
tina» de los mayas.El espectáculo, a pesar de lo desvaídodel plumas, cabezasde animales,mascaronesfantásticos. Un criado otra palabra.
color, pasma, deslumbra, demuestra no sólo la acabada maes- avanza al encuentrode estos personajes,con un niño en brazos,
Miguel
AngelASTURIAS
«DE.SENECTU1E»
•
L Aenverdad
es que no nos gusta nada pensar
ello; pero, en el tppjor dé /oa casos.
LOS AÑOSY
de menos. Lo que de veras importa en ambas el estigma. Eh ocultarlo o en aparentar que se son el dolor. la Invalidez, el desamparo,la pe
.
obras —la que escribió «como mujer y la que
.
r
nuria material.• Péro subsiste Intacto el otro lanuestro destino será envejecer. No hay otrá acaba de escribir «como vieja («como vie!o’, le
Bien mirado, debe de ser una treta más de ° de la cuestión: el íntimo, el interior, de cada
alternativa: o mor/rse cantes de tiempos, es si el tpasculino parece más genérico)—.es la nuestro
«instinto
de
.onservación..
Empleo
la
cual. El sentirse. vio/o. No estamos prepar
decir, prematuramente—y el adverbio no pue admirable sagacidadcon que pone el dedo en
«instinto de consérvación. a sabiendas 03 para ellø. A lo sumo, en nuestras mitologías
de ser más convencional—,o llegar a viejos, la llaga. O sea: la ¡‘Sión de su propásito y la fórmula
con todo lo que de siniestro supone la vejez. sutileza de sus argumentos. Se: viejo. ha sido, de que los profesionales de la psicología y cotidianas, la vejez es esgrimida como un vagp
En cuanto a la muerte, la resignación suele siempre, o casi siempre, una situación social ciencias afines la han recluido al cuartá traste- aliciente para kmentar el ahorro dorné,sticóo
8 r a ingresar en asociaciones mufuálfstas.
ser más bien teórica, y, en última instancia, descaradamente ¡gnominiosá; ha sido y es, cJe ro de los arcaísmos. Pero do algún modo hay
e/ recurso a los médicos, la cauto/a en las ca- manera tremendamenteobvia, una situación .f í que hacerse entender. Todos propendemos a A medida que los mecanismos del órden ultrarreteras y la mitigación de la violencia públi sica y «moral desastrosa. En la medida en vivir •cpmo sh. nunca hubiésemos de morir, y Industrializado se perfeccionan, van d!tqminén
si» nunca hubiésemos do llegar —en la dose tos últimos residuos de la «prevlsl6n. rural,
ca o privada, sirven para aplazar en lo posible que cabe un remedio —y respecto a la ancia -‘coYtio
e/ desenlaceprevisto. Incluso se presta a tema nidad la pretensión ha de ser más complejaque hipótesis de una supervivencia afectuosa— a que a menudoimplicaban la política matrImonial
de poemas líricos. Lo de la vejez, en cambio, respecto a la feminidad—,Si,none de Beauvoir vielos. En (a primera hoja de «La Vieillesse., de las familias. De todos modos, la .sorpresa.
y aunque parezca mentira, resulta más difícil adopta la actitud agresiva que puede llevar a Mme. Beauvoir nos ofrece un dicho edil/canta fl0 pierde vigor. La vejez ‘nos pila cuando tpode Buda: cuando todavía era el priholpe Sic!- flOS lo espOrábamos.Porqueno la dspebamos.
de admitir. Sí: bastante más difícil. Nos resis conseguirlo.
dharta, Buda vio un carcamal desdentado,pura Se hace de tripas córazón, so ec/ia manA del
timos a imaginar que, un día u otro, empeza
Y, como en la hipótesis de la «nujer, un arruga, vacilante, achacoso, y sacó la conse- -maquillaje, se calla la feohi de nacImíent s
remos a envejecer. Y ese día llega. Y llega primer paso es derpertar la conciencia corres- cuencia de que, al fin y al cabo, tal era el final
Otro día en que ya nos damos cuenta de que pondiente: hacer que, mujeres y hombres, sepan inevitable d,e uiia vida prolongada. Para qué arguye que se es «joven de espfrítua,
Ser viejo os aIg indlscut!blemeatet,IsÑ. Pér
somos vieios. Lo cual no se produce sin un lo que es -ser ‘nuier» en un mundo de dominio
los juegos y las alegrías de la juventud, sí
que arreglen las cosas desde el punto
trauma en el ánimo de la persona inte masculino, y que jóvenes y viejos sepan lo que soy la morada de la futura vejez?.. Buda no se mucho
de vista de los céntimos, de ¡a vh’índé, d los
resada. «La edad nos coge por sorpresa’, es- es ser vie/o en un mundo establecido sobre
cribió Goethe, uno de los ancianos más correo- luidos y prejuicios, quizá no demasiado .-ju chupaba el dedo, desde luego. Sin embargo,su hospitales, y hasta en el supuesto de las más
no podía ser más lúgubre. Renunciar bellas de las utopías, la vejez es una angustiosa
sos y lúcidos que registra la historia de Europa. veniles, pero por supuesto bien poco «senilesa. conclusión
Quizás ocurre una mañana,al enfrentarnos con Lo otro viene después: las soluciones prácticas, a las notorias delicias de la juventud porque mala pasada.Las ocurrencias de Cicerón, de Sé.
el espejo para los arreglos habituales; o tal vez, de tipo económico, asistenciales, y las áticas. acabaremossiendo unos abuelitos llenos de al!- neca y de todos cuantos se lanzaron a dorar
al descubrir el primer conato de reúma; o cuan- De íhi que Mme. Beauvoir insista tanto en el fafes, es una decisión absurda, La obsesión de la píldora con tratados ‘IDe Senectute., merevejez, como la de la muerte, paralizan.Si el cen un piadoso desdén. Y lo Será cada día más:
do advertimos que nos fallan las fuerzas para hecho de esa negativa a reconocernos «v1ejos la
tal o cual trámite. La evidencia es consterna que caracteriza a las gentes, por lo menos, de vecindario del Occidente socrático-crjstjano-mar. más triste. La dulce estampa del anciano feliz,
xista no hubiera superado la tentación de esos rodeado de dos o tres generacionesde prole,
dora.
nuestra época. En otros momentosy en algunos ascetismos a ultranza, hoy todavía viviríamos en pertenece a la etapa agropecuaria de nuestra
De éstas, y de más cosas conexas,sn’ncupa sitios, el «anciano. ha obtenido reverencias y las cavernas,Cazandoconejos o bisontes, y cu- civilización: es literalmente Incompatible con
Simone de Beauvoir en su reciente libro «La privilegios envidiables: el patriarca, el senqdor, rancio nuestras dolencias del bazo con inlu- los pisos pequeflos, lós coches utilitarios y las
VieiIIesse. La misma cita del «monstruo de el decano. Pero hoy no soplan los vientov por siones de hierbas. Se comprende que la hu- computadoras electrónicas. Y lo peor es que
Weimar- procede de una de sus páginas. Mme. este cuadrante.En realidad, el asunto no es tan manidad haya sido reticente respecto a la ave- nunca se sabe cuándo comienzala vejez de uno.
Beauvoir, que ha rebasado los sesenta, y que sencillo como digo, ya que, probablementeaho iez,. Y respecto a la muerte. Es la táctica del Mejor dicho: la de auno —usted, yo— sí; no,
no tiene ningún remilgo en considerarse vieja,
ra más que nunca, vivimos bajo el signo de avestruz. Pero, dejando de lado las implícacio.
embargo,en términos de generalización.Tur
ha decidido denunciar la hórrida fatalidad de la una gerontocracia apenas disimulada. Pero a nes metafísicas,la tendenciaa esquivarla came- Sfl
gueniev solía decir que .el más grande de todos
«condición senil. en el cuadro de nuestras so- nadie le agrada aceptar la definición. A cier naza. se hacía necesaria.
los vicios era tener 55 años.. La frase le hizo
ciedades. La obra es un alegato, como su pre tos niveles, el anciano continúa tan entroni
Por este camino hemos llegado a un punto gracia a Lenín, y Trota/ri la repetía. ¿55 años?
cedente «Le deuxiéme sexe»: un papel vivo y zado como en Israel, en Roma o en determina- de aberración ignominioso.Era la contrapartida.
antes, quizá después: quizá se es viejo
militante. Y con parecidos defectos subalternos. das tribus ecuatoriales.El problema es el de los Pese a los progresos de la geriatría y de las cuando la memoria de uno se hace, a la vez,
Mme. Beauvoir ha llenado muchas cuartillas con otros «ancianos: la multitud subordinadade los ayudas de seguridad social, la vejez sigue precaria y maniática. No sé. La humorada de
informaciones sacadas de manualesde divulga jubilados, de las suegras, de los enfermos. conservando su aspecto torvo. En el fondo, la Turguenlev, de llamar •vicio. a la ruina bioló
ción, sobre aspectos biológicos, históricos o Y, con los años, la ciudadanía entera acaba geriatría y la seguridad social sólo son tenta- gica, todavía es un síntoma de la repugnancia
considerarse viejo...
etnográficos, a las que apenasda un ligero tinte siendo eso: jubilado, suegra,enfermo. Sea como tivas para .rcon/urar. la vejez: para atenuar alde interpretación .sartriana.. Pero eso es lo fuere, la primera reacción consiste en eludir gunas de sus derivacionesmás dramáticas,como
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