Índice Agradecimientos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Prefacio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9 11 1. Historia, identificación y creencia . . . . . . . . . . . . . . 15 2. El apocalipsis anual . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45 3. Los cultos locales y los cultos oficiales . . . . . . . . . . . 89 4. Las fiestas locales y sus cultos . . . . . . . . . . . . . . . . . . 125 5. El brasero de incienso: comunicación y deferencia . 171 6. El daoísmo y sus clientes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 203 7. Ang Gong, o la verdad de las marionetas . . . . . . . . . 243 Bibliografía . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 267 Glosario chino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 273 Índice alfabético . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 285 7 Prefacio Este libro trata sobre la religión popular china. Un lector inteligente se preguntará: ¿qué es eso? ¿cómo se la denomina? Nos hemos acostumbrado a poner nombre a las religiones como si fueran identidades de naciones o culturas, o, al menos, doctrinas conocibles. Pero con respecto a esta religión, estas razonables preguntas resultan desconcertantes, porque carece de nombre. No nos encontramos ante la religión de un Libro, ni ante la más conocida de China, el daoísmo. Esta religión, en cambio, con la filosofía daoísta en su base, está más cerca de la religión popular que de las otras religiones identificables de China, sea el culto oficial imperial en honor a Confucio y al Cielo, o sea el budismo y el islam. La religión popular incluye ciertos elementos budistas y del culto imperial, y algo más del daoísmo, aunque no se la puede identificar con ninguna de ellas. Es una religión del pueblo, pero no «del pueblo» en el sentido de una cultura de masas nacional. En China todavía tiene que desarrollarse esta cultura. Pero es del pueblo en la medida en que posee una relación crítica, una relación política, con la religión oficial y con otros pretendientes al control, es decir, a la ortodoxia en China. Y es popular en el sentido de ser local y genuina de la China de los Han, o del pueblo que habla chino, donde cada lugar tenía o tiene sus cultos locales y fiestas peculiares asociadas a ellos. La institución de las fiestas y la de los templos locales no se conoce tanto en comparación al culto a los antepasados y a los templos de los linajes y clanes, pero han sido un hecho universal de la vida china hasta que las repúblicas nacionalista y popular trataron de transformar a ambas instituciones. 11 Este libro demostrará que se trata de una institución distintiva. El lector tendrá que decidir si es una religión con identidad propia. Se han escrito muchos artículos y libros sobre los dioses y las fiestas de los pueblos y ciudades chinas. Siguiendo estos estudios1 y utilizando mis propias investigaciones en Taiwan, espero que esta obra ayude a conocer mejor la institución. El presente libro es el resultado del espacio ocupado por una traducción que incluye lo que he visto, escuchado y leído, lo que otros han escrito sobre temas similares –tanto en chino como en lenguas europeas– y el lenguaje europeo y las realidades a las que las refiero. Al tratar de dar sentido a estas cosas tengo que cambiar el lenguaje habitual de análisis y la misma descripción. Por ejemplo, el concepto de «religión» está muy forzado, y hay otros términos como «dioses» y «demonios» que cambian por el uso que hago de ellos. Toda descripción es interpretativa y cualquier traducción debe serlo. Pero el espacio de la traducción resulta más evidente y misterioso cuando se trata de imágenes y de prácticas religiosas que, por ejemplo, si se tratara de una descripción de la organización económica. Por otra parte, los lectores chinos y en particular aquellos lectores cuyas prácticas describe este libro, encontrarán que las categorías y preocupaciones de mi interés por ellas y la descripción que finalmente he realizado, son extrañas comparadas con las que ellos poseen. Vuelven a ellos desde un espacio igualmente peculiar. No es un comentario del gobierno, de desaprobación, recomendando el cambio, sino que resulta incluso más distante y generalizador.2 De cualquier modo, a lo largo del libro he incluido informes, minuciosas descripciones de sucesos y celebraciones, y traducciones de lo que la gente dijo y de las historias que contaron, dentro de descripciones del contexto más generales. Deberían ser reconocibles, ilustradoras, incluso tan absorbentes como a mí me resultan. En el capítulo 1 explicito tanto como me ha sido posible los términos con los que describiré esta institución de la religión popular. Aparecen determinados aspectos que podrían ser provocadores para los historiadores y científicos sociales: cómo describir las creencias en los dioses de otros sin recurrir a las propias y permaneciendo fiel a lo que dicen y muestran sobre ellos; la perspectiva básicamente política e histórica con la que considero que pueden ser mejor comprendidos; las operaciones de identificación y representación de las que creo que son un 12 ejemplo. También presenta las imágenes de los dioses y demonios chinos y de los rituales con que se dirigen a ellos. Los siguientes capítulos describen la institución de los cultos locales, sus fiestas y sus dioses en el contexto religioso y político de la China republicana e imperial. El culto oficial imperial, la naturaleza e ideología del gobierno imperial, son especialmente tratados en los capítulos 2 y 3. El gobierno republicano y las trasformaciones de los cultos y las fiestas locales bajo su mando, requerirían otro libro. Pero se incluyen en todos los capítulos descripciones de las condiciones de la república en el continente y en Taiwan. El daoísmo y el gran rito de las ofrendas realizado para inaugurar un nuevo templo o su reconstrucción se desarrolla en gran parte del capítulo 6. Los cultos imperiales y el daoísmo constituyen el contexto religioso más importante de los cultos locales, son los que están más relacionados y también los que resultan más problemáticos para su especificidad desde el punto de vista de los defensores de la ortodoxia china. La política de la ortodoxia y la heterodoxia está siempre presente en todos estos capítulos. La cultura política de los templos y las fiestas locales se describe con detalle en los capítulos 4 y 5. El contenido de las imágenes y las prácticas religiosas en que se expresa se desarrolla en otro capítulo. No obstante,la cualidad de las imágenes y las funciones de la representación son el tema central de los capítulos 5 y 7. La descripción detallada de las fiestas locales y las organizaciones de templo aparece en el capítulo 4. Está basada en mis propias observaciones realizadas en Taiwan. Se trata de un capítulo donde espero haber sido capaz de fundamentar, con referencias a otras regiones, especialmente del norte de China, la omnipresencia de la institución de los cultos territoriales y sus fiestas en China. Cada capítulo, incluyendo el primero, puede leerse independientemente. Pero son como los ladrillos de un edificio. Cada uno amplía lo que es solamente utilizado en los otros y cada uno da un nuevo paso en la exploración de los temas suscitados en los capítulos anteriores. Al final espero haber demostrado convincentemente que existe algo distintivo en la institución de las fiestas locales y los cultos territoriales y que se relaciona con una representación del poder demoníaco. Qué significa «poder demoníaco» y sus representaciones creo que se aclarará sólo al acabar de leer el libro. 13 Nota sobre la transcripción de los términos y nombres chinos Con dos excepciones, todos los nombres y términos chinos se transcriben en lo que se ha convertido el sistema estándar: pinyin. Incluso cuando se refieren a declaraciones realizadas en algunas de las lenguas-dialecto de China –Sur de Fujian, cantonés, y otras– las he transcrito en la lengua normalizada (putonghua). Esto debería evitar confusiones y también ayudar a relacionar las prácticas y las creencias populares. Una de las excepciones es cuando cito directamente un texto que utiliza otro sistema de transcripción, normalmente el sistema Wade-Giles. En esos casos he conservado la transcripción utilizada en el original, insertando la transcripción pinyin después de la Wade-Giles si no resulta totalmente evidente por la similitud de la transcripción. La otra excepción es cuando reproduzco expresiones del habla del sur de Fujian, o de Xiamen (Amoy), el dialecto que se habla también en Taiwan. El sistema para transcribir esa pronunciación es el creado para el habla de Xiamen (Amoy) por Bodman. Para aclarar los términos se añaden inserciones y explicaciones en pinyin. Notas 1. Dos en especial, Ahern (1981a) y Sangren (1987). 2. Un intento de negociar esta distancia se hace en Feuchtwang y Wang Mingming (1990). 14