La fe autentica es siempre una respuesta confiada a la llamada de

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La fe autentica es siempre una respuesta confiada a la llamada de Dios, que se hace
presente en nuestra vida y nos invita a vivir unidos a Él.
En esta sesión queremos fijarnos en nuestra relación con Dios:
Cómo nos busca y nos habla en Jesucristo, que es su palabra; cómo le escuchamos,
respondemos a su invitación y, nos entregamos a Él;
Cómo la Sagrada Escritura nos ayuda a comprenderle mejor; también nos ayudan los
testigos a lo largo del tiempo y las enseñanzas de la Iglesia, como son, por ejemplo, los
textos del Vaticano II;
Qué podemos hacer para vivir más atentos a la llamada de Dios; cómo llegar a ser más
agradecidos y decididos en la respuesta personal y comunitaria.
Miramos de cerca
Todos los que participamos en el sínodo tenemos fe. De eso no cabe duda. Pero miremos
más de cerca.
Podemos vivir nuestra fe sobre todo como cosa nuestra: convicción nuestra de que hay Dios
y dependemos de él, sentimiento nuestro de seguridad si tenemos a Dios de nuestra parte,
decisión nuestra de cumplir el sus mandatos. Como si nosotros fuéramos los protagonistas.
Pero podemos también vivir nuestra fe sobre todo como don de Dios, que nos busca y nos
llama. Señal de que Dios nos busca es que nunca quedamos plenamente satisfechos con los
bienes materiales, sentimos la necesidad de Alguien, de un Bien que no podemos abarcar,
que nunca poseemos del todo que no deja de atraernos. Podemos vivir nuestra fe como un
diálogo en el que Dios lleva la iniciativa: Él se dirige a nosotros y nosotros le respondemos.
En Jesucristo Dios se ha acercado a nosotros, se ha hecho palabra humana para
manifestarnos su misericordia. La fe es ciertamente algo nuestro, pero depende de Dios.
Dios nos habla y creemos en Él y creemos lo que nos dice; Dios nos llama y nos fiamos de
él; Dios nos ama y nos confiamos y nos entregamos a Él.
No tenemos, por otra parte, la garantía de que la fe vaya a durarnos para siempre. Es
posible dejar de escuchar a Dios, dejar de responder, dejar de fiarse, dejar de buscarle, dejar
de entregarse. La fe auténtica está siempre viva, estrenándose cada día.
La vida que llevamos, la manera de pensar de la mayoría, el ambiente en que vives ¿en que
te ayuda o te estorba para escuchar la llamada de Dios y responderle?
¿ Que medios conoces que se están ofreciendo -en parroquias, asociaciones, grupos, o a
través de las delegaciones diocesanas de pastoral- para acoger y cultivar el don de la fe?
¿qué valoración te merecen?
Dejamos resonar la Palabra de Dios
Lo que vivió Abraham, tal como se cuenta en la carta a los Hebreos, puede ayudarnos a
comprender mejor cómo es nuestra fe. Nos fijamos en la actitud de confianza y obediencia
que tiene respecto de Dios también los demás personajes a los que refiere el texto. Los
verdaderos creyentes acogen a Dios que de distintas maneras sale a su encuentro y se fían
de Él.
(Hebreos 11,8-19)
La fe cristiana tiene su origen en Dios. "Todo viene de Dios que nos ha reconciliado
consigo mismo por medio de Cristo", escribe san Pablo a los corintios (2 Cor 5,18). En la
creación está ya Dios comunicándosenos; la revelación de su amor, con gesto y palabras, se
va haciendo más clara, densa y apremiante a lo largo de la historia. Dios no deja de salir a
nuestro encuentro y ofrecernos su amor, incluso cuando nos desinteresamos de Él.
En el Nuevo Testamento la fe se centra en la persona de Jesucristo, el hijo de Dios. Gracias
al Espíritu Santo, creemos en Él y en el Padre, que le ha enviado.
(Marcos 10,46-52)
Según este relato evangélico, llegar a ser discípulo de Jesús es creer en Él. Un camino en el
que se van viviendo distintas etapas: la búsqueda, la llamada de Jesús y la oferta que hace,
la respuesta, la adhesión a su persona y el seguimiento.
" Nadie puede venir a mi, si no lo atrae el Padre que me ha enviado" (Juan 6,44). Son
Palabras de Jesús a los judíos que le criticaban y se negaban a creer en él porque sólo le
reconocían como el "hijo de José", y no como el Hijo de Dios. Y nadie puede reconocerle
como Hijo de Dios y adorarle si no es por acción del Espíritu Santo. "Nadie puede decir
Jesús es Señor, si no es bajo la acción del Espíritu Santo. (1 Cor 12,3).
"Simón Pedro respondió: Tú eres el mesias, el hijo de Diod vivo.
Jesús le dijo: -Dichoso tú, Simón, hijo de Juan, porque eso no te lo ha revelado ningún
mortal, sino mi Padre que está en los cielos" (Mateo 16,16-17)
Incluso la decisión libre de acoger a Jesús y creer en él también tiene su origen en Dios.
¿qué rasgos de la fe cristiana, tal como aparece en los textos bíblicos, se dan en nuestra
propia fe y en la fe de las personas que conocemos?
¿Cuáles se hechan más en falta?
¿Qué rasgos de la fe se tienen más en cuenta en las actividades formativas que suele pfrecer
la Iglesia?
Después de escuchar la Palabra de Dios y ver cómo se va cumpliendo en nuestras vidas y
cúanto falta aún para que el cumplimiento sea completo, dejamos que brote en nuestro
corazón la alabanza y la súplica.
Podemos terminar con esta oración del libro del profeta Isaías:
Proponemos
¿qué medios te parece que debemos poner en práctica para ayudarnos a escuchar y
responder a la llamada de Dios?
En la comunidad a la que perteneces,
En el conjunto de la diócesis.
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