Embarazo producto de ovulo vitrificado

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Embarazo producto de ovulo vitrificado
Nos encontramos ante un nuevo paradigma biomédico. Parecería ser que el
sueño que muchos anhelan de “detener el tiempo” comienza a hacerse realidad.
La obtención de un embarazo viable producto de la fertilización de un óvulo
previamente vitrificado y un espermatozoide, coloca no solo a la biología sino a la
medicina frente a una situación “revolucionaria”.
La técnica de criopreservación ha sido incorporada como práctica casi habitual
en los laboratorios de fertilización asistida desde hace algunas décadas. Básicamente
consiste en congelar una estructura viva (célula o tejido) para ser utilizada tiempo más
tarde (días, meses o años), después de ser descongelada. Inicialmente se congelaron los
espermatozoides; posteriormente los embriones fueron criopreservados. En ambos
casos, los resultados han sido excelentes: la tasa de embarazo con espermatozoides
criopreservados es igual a la de embarazo con espermatozoides en fresco y la
posibilidad de embarazar con embriones criopreservados es solo levemente menor que
cuando se transfieren embriones en fresco. Sin embargo, con los óvulos no han podido
obtenerse los mismos resultados. Con la técnica clásica de congelamiento lento o “slow
freezing”, la sobrevida de los óvulos post descongelamiento ha resultado baja, los
resultados no han sido reproducibles, y los casos de embarazo, anecdóticos. Para
entender esta diferencia, es necesario conocer las características básicas del proceso
congelamiento y las características elementales del óvulo como célula.
La técnica de “slow freezing” o congelamiento lento que clásicamente se ha
utilizado para congelar embriones, semen, ovocitos e inclusive tejido ovárico, utiliza
nitrógeno líquido a temperaturas extremadamente bajas (menos de 194º). Las diferentes
fases del proceso incluyen la exposición a crioprotectores - sustancias que tratan de
evitar que se forme hielo intra o extracelular- , el enfriamiento y almacenamiento del
material, la descongelación y el retorno a las condiciones fisiológicas -sea de la célula o
sea de la estructura que fue congelada-, a su situación pre congelamiento. Cuando las
estructuras que deben preservarse tienen gran contenido de agua -como los óvulos o los
blastocistos- o cuando se trata de tejidos cuyos componentes son heterogéneos -como el
tejido ovárico- se presenta un gran inconveniente: que se formen cristales intracelulares,
nocivos para la vitalidad de cualquier estructura a preservar. La formación de cristales
intracelulares resulta así clave y constituye un factor limitante para el éxito de esta
técnica, ya que es incompatible con cualquier organismo vivo.
En ese aspecto, el óvulo, debido a su gran tamaño y por el volumen importante
de agua intracelular, presenta una alta probabilidad de generar cristales intracelulares.
Así mismo, la descongelación tampoco está exenta de inconvenientes: la posibilidad de
criofractura y algunos procesos degenerativos celulares producto del enfriamiento
conocidos como efecto “chilling”.
En los últimos 30 años se trabajó intensamente cambiando las concentraciones y
tipos de crioprotectores para mejorar los protocolos de congelación; sin embargo, nunca
se lograron resultados satisfactorios para su aplicación en la práctica diaria.
Recientemente, una nueva técnica llamada vitrificación ha producido un cambio
dramático en los resultados de congelamiento de materiales orgánicos, al lograr
“solidificar” el agua intracelular y evitando así la indeseable formación de hielo a nivel
intra y extracelular. Esta revolucionaria metodología trabaja con concentraciones
elevadas de crioprotectores, y deshidrata la célula osmóticamente antes del proceso de
enfriado y del contacto con los crioprotectores.
De este modo, la vitrificación como método de preservación, se ha ido
imponiendo en este último tiempo al slow feezing, mostrando resultados más que
entusiastas con respecto a tasa de sobrevida ovocitaria posterior a la desvitrificación, que en muchos reportes mundiales alcanza más de un 90%-, y con una tasa de
fertilización próxima al 80%, - similar a la de los procesos en fresco-.
En el mundo se estima que ya hay más de 100 niños nacidos productos de un
óvulo vitrificado, al cual se le ha efectuado un ICSI una vez desvitrificado. El embrión,
producto del óvulo vitrificado, fecundado por un espermatozoide, es transferido al útero
materno para generar el embarazo.
La Argentina, como muchos otros países del mundo, se encuentra en la etapa de
exploración de esta metodología y la está implementado en diferentes situaciones de la
práctica clínica con muy buenos resultados. El laboratorio de la Sección Reproducción
del Hospital Italiano de Bs As, en particular, tiene una sólida experiencia en
criopreservación con el método de slow freezing, de gametas masculinas, embriones e
incluso de tejido ovárico. Sin embargo, siempre atento a los avances científicos, nuestro
laboratorio comenzó hace más de un año las primeras experiencias con vitrificación.
Dado los resultados sumamente alentadores en lo que respecta a tasa de sobrevida
embrionaria y de ovocitos - similares a las reportadas en la literatura internacional-,
podría decirse que hoy nuestro laboratorio ha prácticamente reemplazado la clásica
metodología de slow freezing por la vitrificación.
¿Cuales son las principales aplicaciones de la vitrificación? Criopreservar
ovocitos humanos significa, en definitiva, preservar la fertilidad femenina, lo cual
constituye una necesidad no solo en ciertas situaciones específicas patológicas, sino
también en situaciones fisiológicas.
En el primer caso se citan las pacientes que han debido ser sometidas a
tratamientos oncológicos (quimioterapia o radioterapia), los cuales, si bien les han
permitido una larga sobrevida, suelen producir como efecto adverso, una falla ovárica
prematura. Esta complicación disminuye la capacidad reproductiva de la mujer. Hasta
ahora, la alternativa más exitosa en estos casos era realizar un procedimiento de
fertilización in Vitro (FIV), previamente al tratamiento oncológico. Esto no siempre era
viable por múltiples razones, tanto técnicas como éticas. Entre otras: la urgencia de
iniciar el tratamiento oncológico impedía realizar la FIV, la paciente no estaba en
pareja, cuestionamientos éticos a la criopreservación de embriones en una paciente con
una patología potencialmente fatal. Claramente, la posibilidad de vitrificar ovocitos
saltea toda clase de cuestionamientos éticos, dado que se trata solo de células, que
eventualmente pueden ser descartadas. Otro caso similar es el de las pacientes que
deben ser sometidas a cirugías ablativas de los ovarios por quistes benignos o
endometriosis severas. Nuevamente, en estos casos, la vitrificación puede ser de suma
utilidad al recuperar óvulos previamente al procedimiento quirúrgico y conservarlos
para el momento en que la mujer desee o pueda buscar un embarazo.
Sin embargo, donde puede tener una vastísima aplicación es una situación corriente en
estos días: el deseo –o la necesidad- de muchas pacientes sanas, de diferir la
maternidad. Es sabido que hoy, por diversos motivos –sociales, profesionales, culturales
o económicos- la mujer posterga la maternidad: la mujer actual frecuentemente
comienza a buscar embarazo después de la tercera o cuarta década de la vida. Sin
embargo, a esta edad la capacidad reproductiva es claramente menor, dado que la
naturaleza sigue manteniendo el máximo potencial reproductivo entre los 20 y los 30

Técnica especial de fertilización in Vitro que significa Inyecciòn intracitoplamàtica del espermatozoide
en el óvulo
años. La vitrificación de ovocitos permite que hoy la mujer conserve sus óvulos para ser
utilizados hasta varios años más tarde, cuando la situación social, laboral o de pareja le
permita buscar una gestación.
Finalmente, es en el campo de la reproducción asistida donde la vitrificación
encuentra su máxima aplicación. Desde el punto de vista técnico, la reproducción
asistida se basa en la estimulación del ovario, lo que permite obtener varios óvulos a
través de una aspiración por vía vaginal. Los óvulos deben ser fecundados el día en que
son aspirados, dado que su sobrevida es de 24 hs. Diferentes situaciones ejemplifican el
por qué la vitrificación se convertido en una herramienta indispensable para la
reproducción asistida: permite congelar los óvulos en casos de hiperestimulación
ovárica para ser transferidos en un ciclo más tarde, dado que la transferencia de los
embriones en ese ciclo representa un riesgo alto para la mujer; permite conservar óvulos
en casos en que no se cuenta con espermatozoides el día de la punción de ovocitos; evita
la necesidad de criopreservar muchos embriones – se fecundan sola una mínima
cantidad de óvulos y el resto de ellos se criopreserva para ser fecundados en
procedimientos posteriores, si fuera necesario- , etc.
Justamente, en uno de estos casos, nuestro laboratorio realizó con éxito
recientemente la vitrificación de ovocitos, la desvitrificación y la fecundación de los
mismos. El embrión obtenido fue transferido y se implantó, obteniéndose de este modo
la primera gestación producto de un ovocito vitrificado.
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