INFORME EN DERECHO SOBRE LA NATURALEZA JURÍDICA DEL ARTÍCULO 93 DE LA LEY Nº 18.045 DE MERCADO DE VALORES 1 {262940.DOC v.1} 1. ANTECEDENTES Se me ha sol icitado informe en relación a la procedencia legal y jurídica respecto de la formulació n de cargos efectuada a FellerRate Clasificadora de Riesgo Limitada, en relació n a la clasificación de riesgo a valores de oferta pública emitidos por Empresas La Polar S.A. y a los patrimo nios separados Nº 10 y 22 de BCI Securitizadora S.A. desde el año 2008 y hasta junio de 2011. En efecto , con fecha 11 de noviembre de 2011, mediante Oficio Reservado Nº 856, la Superintendencia de Valores y Seguros, formuló a Fel ler-Rate Clasificadora de Riesgo Limitada diversas observaciones que configurarían el cargo de infracción al deber de cuidado establecida en el artículo 93 de la Ley Nº 18.045 so bre Mercado de Valores. Según lo expresado en el párrafo cuarto de la Sección IV “Cargos que se Imputan”, página 23 del referi do oficio, “de acuerdo a los antecedentes expuestos en la Sección II del presente oficio de cargos, los argumentos presentados por Feller Rate para justificar el crecimiento sostenido y significativo de la cartera de crédito reportados en sus diversas reseñas, no sólo resultan insostenibles a la luz de la información pública y privada a la que podía y debería haber tenido acceso la clasificadora, con la finalidad de emitir una opinión fundada de la situació n econó mica de Empresas La Polar, sino que, además, resultan ser inco nsistentes con las mismas reseñas de clasificación analizadas por este Organismo.”. Agrega que Feller Rate no habría dado cumplimiento a cabalidad a su metodología, tanto en la evaluación de La Polar como de los 2 {262940.DOC v.1} patrimonios separados Nº 10 y Nº 22 de BCI Securitizadora S.A. Si bien, tanto la metodología de clasificación de instituciones financieras, utilizada complementariamente a la metodología de corporaciones para la evaluación de La Polar, como la metodología de clasificación de bonos de securitización y de originado tes y administradores requerían la evaluación de aspectos de gobierno corporativo y implementados superficiales, de auditoría para por lo dicha que interna, evaluació n su aplicación los procedimientos fuero n no a lo permitió menos tomar conocimiento de evidentes y graves problemas en dic has áreas, que de acuerdo a su metodología podían impactar la categoría de riesgo asignada. Esto se tradujo en que la evaluación realizada por Feller Rate no puede considerarse realizada sobre la base de un análisis apro piado para la emisión de una o pinión fundada. En síntesis, atendidas las co nsideraciones de hecho expuestas precedentemente, es dable presumir que Feller Rate, pudiendo haber dispuesto de informació n que alertaba de las inconsistencias de sus observacio nes, y teniendo además la clasificadora la obligación de informarse detalladamente de la situación financiera de la compañía y de los patrimonios separados, para lo cual la ley le otorga la facultad de pedir antecedentes de carácter privado, no ejerció apropiadamente dicha facultad, no requiriendo la información necesaria, que puede además ser entendida como básica, que le po dría haber advertido de errores en sus bases de apreciación, informando indebidamente al Mercado respecto de la situación de dicho emisor y los patrimonios separados. Las situaciones descritas dan cuenta que Feller Rate no dio cumplimiento a su funció n de clasificadora de riesgo en el servicio que, en tal sentido, prestó po r encargo de Empresas La Polar S.A. y 3 {262940.DOC v.1} BCI Securitizadora en el citado período, l o cual implica una infracción al deber de cuidado del artículo 93 de la Ley 18.045 en relación a los artículos 88 y 84 del mismo cuerpo legal. Lo anterio r, debido a que contando o pudiendo co ntar dicha Clasificadora con elementos de análisis que estaban disponibles para ella y que debió atender para realizar debi damente sus informes de clasificación, los cuales la habrían alertado de las inconsistencias en la información financiera de La Polar, no lo requirió a emisor o lisa y llanamente implementado presci ndió procedimientos de ellos, suficientes y debiendo para una haber correcta aplicación de su metodología de eval uación, aquello no fue hecho. 2. DE LAS CLASIFICADORAS DE RIESGO 2.1 Normativa reg uladora y su evolució n Las clasificadoras de riesgo han sido concebidas por el legislador como sociedades de profesio nales fiscalizadas por la Superintendencia de Valores y Seguros en el desarrollo de su objeto exclusivo: clasificar valores de oferta pública en consideració n al ri esgo que la inversión en ellos representa. Estas entidades se encuentran reguladas en el Título XIV de la Ley Nº 18.045 sobre mercado de valores, entre los artículos 71 a 94. En este título se establece, entre otras cuestio nes: los requisitos que deben cumplir las clasificadoras de riesgo para inscribirse en el Registro correspondiente, la determinación del objeto de las clasificadoras, lo s requisi tos de constitución, las inhabilidades que afectan a determinadas personas para participar de la actividad clasificadora, los casos de conflicto de interés, el deber que recae 4 {262940.DOC v.1} en las entidades certificadoras de revisar en forma continua las clasificaciones que efectúen, la prohibició n de valerse de información reservada, las categorías de clasificación de las deudas a corto y largo plazo, y, por ultimo, la respo nsabilidad civil que recae sobre el las en caso de incurrir en actuacione s dolosas o culpables. Hasta la consagración de las clasificadoras privadas y la traslación de este centro normativo a manos de la Superintendencia de Valores y Seguros, ha existido un largo proceso de modificación legal que comenzó con la publicación el 20 de octubre de 19 87 de la ley 18.660 1. La Ley 18.660 introdujo modificacio nes al Decreto con Fuerza de Ley 251, de 1931, so bre Compañías de Seguros y a la Ley N° 18.045, de 22 de octubre de 1981 , agregando lo s títulos II, "De la Clasificación de instrumentos representativos de re servas técnicas y de patrimonio de riesgo" y XIV, "De la Clasificación de Riesgo"; además, estableció la obligatoriedad, para lo s emisores de valores, de someterse a su costo a la clasificació n continua de al menos dos firmas disti ntas, aunque respecto de las acciones la obligación se supeditó al cumplimiento de requisitos de presencia bursátil, desco ncentració n accionaria, naturaleza de sus accionistas u o tros de carácter objetivo y general que determi nare la Superintendencia de Valores y Seguros. 1 Esta ley e nt r ó f or m al m e nt e e n v i g e nc i a el 1 o d e d i c i em b r e d e 1 9 8 7 y ot or g ó pl a z o h as t a el 1 o d e m ar z o d e 1 9 8 9 p ar a pr es e n t ar l as c l as i f i c ac i o n es pr i v a d as . P r e vi o a l a e n t r a d a e n v i g e nc i a d ef i n i t i v a d e es e pr ec e p t o l e g a l , er a l a C om i s i ó n C l as i f i c a d o r a d e R i es g os d el D ec r et o L e y 3. 5 0 0 l a d e g e n er al a pl i c ac i ó n p ar a el m er c a d o d e v al or e s . C om o v er em os d ur a nt e el d es ar r ol l o d e es t e t r a b a j o, es t a l e y e s d e s i n g ul ar i m p or t a nc i a e n l a m a t er i a d e a n ál i s i s , y a q u e f u e es t a n or m at i v a l a q u e i nc or p or ó el a c t u al ar t í c ul o 9 3 d e l a L e y N ° 1 8. 0 4 5 5 {262940.DOC v.1} 2.2. Cont rol de las Clasificadoras Prescribe el artículo 86 de la Ley de Mercado de Valores, que las clasificadoras quedarán sometidas a la fiscalización de la Superintendencia, con todas las atribuciones y facultades que a ésta le confieren las leyes, la que, además, podrá requerir inf ormación o antecedentes relacionados con el cumplimiento de sus f unciones. El artículo 87 de la Ley de Mercado de Valores dispo ne que esa Superintendencia está facultada para suspender o cancelar las inscripciones de las clasificadoras, habida consideración a la idoneidad y cumplimiento de sus labores, calificado s por la misma, aunque no en forma arbitraria, sino que a través de resoluciones fundadas, previa audiencia de! afectado. El control permanente que ejerce la Superintendencia no dice relación tan sólo con normas de organi zació n y requisitos de existencia, si no que también, a garantizar la independencia de parte de las clasificadoras y quienes forman parte de ellas. 3. EL ARTÍCULO 93 DE LA LEY 18.045 3.1 Historia del precepto leg al En primer térmi no, cabe hacer presente que esta disposición se incorporó a la L ey 18.045 sobre Mercado Valores, como consecuencia de la apro bación de la Ley Nº 18.660, publicada en el Diario Oficial el 20 de octubre de 19 87, que en die z artículo 6 {262940.DOC v.1} permanentes introdujo mo dificaciones a diversos cuerpos l egales, entre ellos al Decreto co n Fuerza de Ley Nº 251 de 1931, denominada Ley Seguros y Valores y la antes referida Ley de Mercado Valores a través del artículo Segundo. Durante l a tramitación de la Ley Nº 18.660 que modificó la legislación sobre seguros y valo res, en la Sesión Conjunta de las Comisiones Legislativas de la Junta de Gobierno celebrada el 30 de abril de 1987 , se debatió sobre el sentido y alcance de la norma del artículo 93 , que en el texto del pro yecto de ley correspo ndía inicialmente al artículo 94. En dicha sesió n asistieron los representantes de las cuatro comisiones legislativas y en calidad de invitados el Superintendente de Valores y Seguro s, señor Fernando Al varado , el Intendente de valores señor Richard Büchi; el Fiscal de la entidad, señor P edro Mattar, el fiscal de Seguros, señor Juan Eduardo Infante, y l os asesores del Ministerio de Hacienda, señores Manuel Brito y Rodrigo Costa. Actuaba de Presidente el Almirante Toledo y de secretaria la señora Maturana. En efecto, en las páginas 23 y 24 del acta de dicha sesión se manifestó por los asistentes a ella se manifestó lo siguiente: Articulo 94 Señora Maturana (Secretaria).- "las personas y entidades que participen en las clasifi caciones de riesgo deberán emplear en el ejercicio de sus funciones el cuidado y diligencia que los hombres emplean ordinariamente en sus propios negocios y responderán s olidariamente de los perjuicios caus ados por sus cul pables". 7 {262940.DOC v.1} actuaciones dolosas o Señora Piraces.- ¿Por qué no referirse a las atri buciones del Código Civil? Señor Illanes.- Pienso que todas las personas responden de la culpa leve, por los actos en que haya cul pa o dolo. N o sé si es necesario este artículo. A mi modo de ver, basta con decir que s erán responsables de culpa leve. Señor Mattar.- Si bien es cierto que la respons abilidad a que se refiere la norma es la culpa leve, el artículo se estableció por p resen cia para que los clasificadores de riesgo tengan conocimiento de esta si tuación y, a l a vez, sirva para que tengan mayor cuidado, por tratarse de una materia delicada. No quisimos establecer un grado diferente de cul pa porque creemos que no corresponde, aun cuando estimamos conveniente consagrarlo en la forma propuesta. Otras leyes también lo consignan. Señor Illanes.- Acepto el espíritu di dáctico. Sugiero agregar “sin perjuicio de las res ponsabilidades penales que puedan corresponder”. Señor Alvarado.- Ahí los asus tamos demasiado. Señor Mattar.- La norma se refiere al dolo civil solamente. Señor Zenteno.- El dolo civi l debe producir perjuicio. Es correlativo al dolo civil y la culpa civil. Para que el cuasidelito se configure, debe haber perjuicio para acreditar el perjuicio se debe recurrir a un juicio ordinario, a menos que se trate de al go muy claro. Pienso que está bien la norma. 8 {262940.DOC v.1} Señor Illanes.- Creo que está demás. Señor Lueje.- Queda claro que el objet ivo es didá ctico. Señor Illanes.- Si el objetivo es di dáctico, el perjuicio es prácticamente i mposible de determinar. Señor Lueje (Presidente accidental).- Si hay acuerdo, se aprueba el artículo 94. Posteriormente, en Sesión Conjunta de Comisio nes Legislati vas, celebrada con fecha 16 de junio de 1987, en página 3 se señala que “el artícu lo 93 correspondiente a l 94, fu e aprobado sin repa ros”. Finalmente, de la revisión de la Historia de la Ley, destaca el Oficio Ord. Nº 6583/130/22 de fecha 14 de agosto de 1987, por el cual el Presidente de la Primera Comisión Legislativa informa a la Secretaría de Legislación de la Junta de Gobierno sobre el proyecto de ley que modifica la legislación sobre seguros y valores. En la página 131 del informe, al referirse al artículo 93 se indica textualmente lo siguiente: “Artículo 94 La norma que se propone -que ha pasado a ser artículo 93-, expresa que las personas y enti dades que participen en las clasificaciones de riesgo deberán emplear en el ejercicio de sus f unciones el cuidado y diligencia que los hombres emplean ordinariamente en sus propios negocios y responderán solidariamente de los perjuicios causados a terceros por sus actuaciones dolosas o culpables. 9 {262940.DOC v.1} La Comisión Conjunta aprobó esta disposición, que establece -en la especie- la cu lpa leve, con la int ención de que est e precepto actúe “po r presencia”. 3.2 Nat uraleza jurídica del precepto Como se puede apreciar de manera evidente e indudable en los antecedentes de la Historia fidedigna de la Ley Nº 18.660, el artículo 93, en virtud del cual la Superintendencia de Valores y Seguros ha pretendido fo rmular cargos a la Clasificadora de Riesgo Feller Rate, “el espíritu del legisl ador”, es decir, el senti do y alcance de la norma fue la de servir o actuar exclusivamente a modo de “presencia” o “didáctica”. Se señaló en la brevísima discusión que tuvo lugar en el seno de la Sesión Conjunta de las Comisio nes Legislativas, de fecha 30 de abril de 1987 , que la no rma se establecía con el fin de producir un efecto de simple “presencia”, esto es, sin efecto real alguno. Por lo demás, esta fue la única di scusió n sobre la norma durante toda la tramitación de la l ey 18.660. En ella se indicaba por el Fiscal de la Superintendencia de Valores y Seguros de la época, Pedro Mattar, que el sentido de su incorporación ni siquiera era el de hacer efectiva la responsabilidad por culpa leve de las clasificadoras, sino, únicamente “para que los clasificadores tengan conoci miento de esta situación”. Es decir, la finalidad de reproducir la norma original del artículo 2.317 del Código Civil, en este cuerpo legal de disti nta materia, no era otro que el de servir de norma di dáctica a los operadores privados de clasificación de riesgo. Así po r lo demás fue calificada la norma en la mi sma o portunidad. 10 {262940.DOC v.1} Tal es así, que cuando alguno de los participantes de esa discusió n pretendió agregar responsabilidades penales, la respuesta de quienes redactaro n la norma fue categóricamente negativa, pues, ello implicaría asustarlos, se di jo. Incluso respec to de la po sibilidad de la procedencia de la propia responsabilidad civil po r cuasidelito , también se expresó que ello estaba demás, pues para ese efecto habría que acreditar el perjuicio en un juicio ordinario lo cual “es prácticamente imposible de determi nar”. Así entonces, se reiteraba el propósito original meramente didáctico o para ac tuar po r presencia de introducir la norma en análisis, como se expresó al aprobar finalmente por parte de la Co misión Conjunta. 3.3. Respo nsabilidad ext racont ractual En primer lugar, se destaca que se trata de una norma general relativa a la respo nsabilidad civil, tal como aparece en el Có digo Civil, y de la cual se deri va eventualmente una responsabilidad po r culpa leve. En efecto , esta norma confirma la regla general de los artículos 44 y 2.314 del Código Civil, relativa a la responsabilidad extraco ntractual, aplicada a la labo r de clasificación de riesgo, consagrando como parámetro de medición la l lamada culpa leve, que es la regla general en estas materias, aún siendo extraco ntractuales, por cuanto importa la invocación de un arquetipo social, el buen padre de f amilla, el hombre medio en sus relaciones sociales. Así ento nces, el artículo 93 ratifica la aplicación de las reglas generales al impo ner a las personas y entidades que participen en las clasificacio nes de riesgo la o bligación de emplear el cuidado y diligencia que los hombres emplean ordinariamente en sus propios 11 {262940.DOC v.1} negocio s, sujetándolos a una responsabilidad soli da ria por dolo o culpa. De hecho , a hacer operativa esta responsabilidad apuntan las normas sobre patrimonio mínimo y concentració n del capital en los socios principales. De acuerdo a lo anteriormente expresado, de la referida norma no es posible establecer responsabilidades que pudieren derivar en sanciones ni de naturaleza penal ni administrati vas, sino, a lo más, simplemente responsabilidades civiles. El hecho de repro ducir a modo de referencia o presencia o didáctico, para conocimiento de las sociedades clasificadoras de riesgo, el deber de cuidado que deben emplear en sus negocios, normas propias del Código Civil, que aluden a la responsabilidad de naturaleza civil, ya sea contractual –en su origen histórico- o extracontractual , evidencia la intención del legislador de no establecer responsabilidades penales. De los dos paradigmas que pueden considera rse respecto del cuidado exigible, el del buen padre de familia o el de la persona diligente, el legislador en la norma que se analiza , ha optado por el último. Asimi smo , teniendo en consideración el hecho que el deber que se prescribe en esta norma, respecto de las clasificadoras de riesgo, es el de “emplear en el ejercicio de sus funciones el cuidado y diligencia que los hombres emplean ordinariamente en sus propios negocios”, la respo nsabili dad extraco ntractual que origine una eventual obligación indemnizatoria debe derivar del hecho que se haya incurrido en un comportamiento indebido o negligente. Ahora bien, respecto de los deberes de cuidado que será necesario precisar para lo s efectos de determinar si ha habido negligencia o imprudencia, corresponde que sean preestablecidos por el legislador, a fin de evitar la arbitrariedad en el ejercicio de las 12 {262940.DOC v.1} potestades fiscalizadoras del Estado a través de la Superintendencia respectiva. Pero si esos deberes de cuidado no han sido precisado s por el legislador, entonces, la determinació n debe ser determinada judicialmente con posterioridad. En consideració n a que el legislador de la Ley 18.660 no estableció los estándares objetivos del debido cuidado, es al juez a quien le corresponde entonces realizar el juicio de culpabilidad. 4. PRINCIPIO S Y GARANTÍAS EN EL DERECHO ADMINISTRATIVO SANCIONATORIO 4.1 Nat uraleza del derecho administ rativo sancionatorio El ius puniendi del Estado , se manifestará, por un lado, a través de la potestad jurisdiccional penal, regulada por el derecho penal, que puede imponer penas a hechos previamente tipificados por l a ley , como crímenes, delitos o faltas y, po r otro lado , a través de la denominada po testad sancionadora de la Administración estatal y en especial de la Administración fi scali zadora, que castiga infraciones aplicando a los infractores las denominadas sanciones administrativas. Esta distinción que pudiera desprenderse de la aplicación de tipos de sanciones de distinta naturaleza, ha llevado a que se discuta en doctrina acerca de la diferencia esencial entre el derecho penal y el derecho administrativo sancionador. Sin embargo, la tendencia más uniforme, que ha sido confirmada por la interpretación emanada de la justicia constitucional y la propia doctrina administrativista, establece “que en ambos casos 13 {262940.DOC v.1} existen sanciones que afectan a las personas y que, materialmente, son de idéntica naturaleza”, reiterándose así, “la unidad material de la naturaleza del ius puniendi estatal” 2 Esto no significa que no se puedan disti nguir y diferenciar las fo rmas del acto punitivo en una u o tra expresió n. Desde ya se puede señalar como una diferencia entre ambas formas, en la imputabilidad, pues en el derecho penal propiamente tal, la respo nsabili dad criminal siempre recaerá so bre personas naturales, en cambio en el derecho administrativo sancionatorio puede ser objeto de sanción, tanto las personas naturales como las jurídicas. También se distinguen las sancio nes o pe nas que se imponen en uno u otro régimen sancionatorio, los órganos con imperio para ejecutarlas. Así, las penas por crímenes, simples delitos o faltas son impuestas por los tribunales de justicia, en cambio, las sanciones administrativas, so n aplicadas por los órganos de l a Administración del Estado. De acuerdo a lo anterior, la potestad sancionado ra de la Administración es una expresión del ius puniendi pe ro sujeta o sometida al régimen administrativo , es decir, es una rama especial del derecho administrativo, cuya finalidad será la prevención de aquellas conductas de los administrados o los ciudadanos que puedan lesionar los derechos de las demás perso nas o del interés general de manera indirecta. En este sentido, no es necesario para el ejercicio de la po testad sancionadora de la Administración que se verifique la lesión de un derecho o el interés de lo s particulares, 2 A L E J A N D R O V E R G A R A B L A N C O , E s q u em a d e l os pr i nc i pi os d e l D er ec h o A dm i ni s t r at i v o S a nc i o n a d or , e n R e v i s t a d e D er ec h o, U ni v er s i d a d C at ól i c a d el N or t e, s e d e C o q ui m b o, a ñ o 1 1 , N º 2 , 2 0 0 4 , p á g. 1 3 7 . 14 {262940.DOC v.1} sino, simplemente que no se dé cumplimiento con lo exigi do o preceptuado por una norma protectora de determi nados bienes. Más claramente que en el derecho penal propiamente tal , la potestad sancionato ria de la Administración se ejerce por acción o por omisión. Para Cassagne, la disti nción entre el ilícito penal, del civil y del administrativo, va más allá de la vulneración del tipo de ordenamiento que se infri nge. Explica aquél que “mientras existe un tipo de sanción que tiene por objeto la retribución del daño o perjuici o que se causa al Estado, de naturaleza emi nentemente patrimonial , al Administración lado de pone en ésta (llamada marcha también mecanismos civil) represivos la y preventivos que tienden a sancionar tanto el incumplimiento del deber de los particulares de contri buir o colaborar con la Administración –del deber que imponen las leyes por razones concernientes al bien común o interés general- como las inf racci ones al orden público, cuya protección le ley confiere primariamente a la Administración. Estas últimas constituyen sanciones penales administrativas, por su evidente sustancia punitiva y la circunstancia de regirse parcial mente por las normas y principios del Derecho Administrativo” 3. Ahora bien, más allá de la discusión sobre las diferencias entre la sanción penal y la administrativa, en la actualidad, se ha determinado que ambas tienen su origen y fundamento en el ius puniendi estatal. Por tanto éste, ya sea en su manifestación penal o admini strativa debe respetar en su ejercicio lo s principios de 3 J U A N C A R LO S C A S S A G N E , B u e n os A i r es , 2 0 0 3 , p á g . 4 3 8 D er ec h o 15 {262940.DOC v.1} A dm i ni s t r a t i v o , Lexis N e xi s , legalidad y ti picidad, así como también o tros principios –en algunos casos con proporcionalidad. matices- Aunque como exista el una de culpabilidad dualidad de y sistemas represivos del Estado, respecto de ambos, por su unidad material y aunque el procedimiento sea distinto, se ha de respetar el principio de fo ndo: el ius puniendi del Estado. 4.2 Principios de legalidad y tipicidad Existe prácticamente unanimi dad en entender que tanto el principio de tipicidad como de legali dad, establecidos en los dos últimos incisos del numeral 3º del artículo 19 de la Constitució n, rigen, por mandato constitucional, la actividad sancionadora de la administración. Que los incisos fi nales del numeral tercero empleen un lenguaje penal, no es óbice para su aplicación en el ámbito admi nistrativo, pues, el artícul o 19 Nº 3 de la Constitució n tiene que ser entendido y aplicado con significado amplio y no estricto ni restrictivo. Por lo tanto, los principios inspiradores del orden penal contemplados en la Constitución Política de la República han de aplicarse, por regla general , al derecho administrativo sancionador, puesto que ambos son ma nifestaciones del ius puniendi propio del Estado. Dentro de los principios limitadores del ius punien di en materia penal aplicable al ámbito admi nistrativo, es necesario destacar el de legalidad y de ti picidad. Estos principios no se identifican, sino que el segundo tiene un contenido propio como modo de realización del primero. La legalidad se cumple con la previsión de los delito s e infracciones y de las sanciones en la ley. La tipicidad, en cambio, requiere de la precisa definición de la conducta que la ley considera reprochable, garantizándose 16 {262940.DOC v.1} así el pr incipio constitucional de seguridad jurídica y haciendo realidad, junto a la exigenci a de una ley previa, la de una ley cierta. La ti picidad es, pues, la descripción legal de una conducta específica a la que se conectará una sanción administrati va. La especificidad de la conducta a ti pificar viene de una doble exigenci a: del principio general de libertad, sobre el que se organiza todo el Estado de Derecho, que impone que las conductas sancionables sean excepción a esa libertad y, por tanto, exactamente delimitadas, sin ninguna indeterminació n; y, en segundo término, a la correlativa exigencia de la seguridad jurídica, que no se cumpliría si la descripción de lo sancio nable no permitiese un grado de certeza suficiente para que los ciudadanos puedan predeci r las consecuencias de sus actos. No caben, por lo tanto , cláusulas generales o indeterminadas de infracción que permitieran al órgano sancionador actuar co n excesivo arbitrio. 4 El principio de tipicidad exige que la conducta a la que se atribuye una sanción, se encuentre sustantivamente descrita en la norma (de rango legal), de manera que los sujetos imperados por ella tengan una suficiente noticia ( previa) acerca de la conducta que les resultará exigible. En tal virtud, solo serán sancio nados aquellas personas respecto de quienes se pueda presumir que han estado en situación de conocer cabalmente lo que se descri be como conducta indebida y sujeta a sanción. En el caso concreto sobre el que recae este informe, para que se cumpla con las garantías del artículo 1 9 N° 3 de la Constitució n, sobre todo lo que liga con el principio de tipicidad, es necesario 4 G A R C Í A D E E N T E R R I A , E d u ar d o / F E R N Á N D E Z R O D R Í G U E Z , T om ás - R am ó n , C ur s o d e D er ec h o A d m i ni s t r a t i v o t . I I , 1 0 e d. , A r a z a n di , M a dr i d, E s p a ñ a p p. 1 7 9- 1 8 0 17 {262940.DOC v.1} que la ley establezca la conducta y lo s deberes precisos a los cuales se encuentran sujetas las entidades clasificadoras de riesgo , un deber preestablecido con claridad que permita a dichas entidades conocer de antemano como desarrollar su actividad. Si se trata de un deber, este no puede estar establecidos en términos imprecisos o vagos, tampoco se podría pretender deducirlo de un “contexto general ”, ni tampoco aplicar analógicamente criterios de normas que no tipifican infraccio nes admini strativas, sino responsabilidades di versas, como sería la civil 5. En concordancia con lo expuesto precedentemente, nuestro Tribunal Co nstituci onal ha señalado que: «los pri ncipios del artículo 19 Nº 3 de la Cons titución, en la amplitud y generalidad ya realzada, se aplican, en lo concerniente al fondo o sustancia de toda diligencia, trámite o procedimiento, cual quiera sea el órgano estatal involucrado, trátese de actuaciones judiciales, actos juris diccionales o decisiones admi nistrativas en que sea, o pueda ser, afectado el principio de legalidad contemplado en la Constitución, o los derechos asegurados en el artículo 19 Nº 3 de ella, comenzando con l a igual protección de la ley en el ejerci cio de los atributos fundamentales. Además y de los mismos razonamientos se sigue que los principios contenidos en aquella disposición constitucional rigen lo relativo al proceso racional y justo, cualquiera sea la naturaleza, el órgano o el procedimiento de que se trate, especialmente incluyendo cuando se los de ejerce la 5 índole administrativa, potestad sancionadora o C om o s e a n al i z a r á p os t er i or m e nt e, j us t am e nt e es t e es u n o d e l o s pr o bl em as q u e pr es e nt a l a f or m u l a c i ó n d e c ar g os r e al i z a d os p or l a S u p er i nt e n d e n c i a. E n ef ec t o , p r e t e n d e s a nc i o n ar u n a c o n d uc t a q u e s i m pl em e nt e n o es t á t i p i f i c a d a e n l a l e y. N o e xi s t e u n d e b er t i pi f i c a d o d e ac t u ar di l i g e nt em e nt e y m uc h o m e n os s u c o n t e ni d o, y c om o s e v er á e n s u m om e nt o, t am p oc o e x i s t e u n d e b er d e r ev i s ar t o d a d oc um e nt ac i ó n di s p o ni bl e . 18 {262940.DOC v.1} inf racci onal. Por consiguiente, el legislador ha sido convocado por el Poder Constituyente a ejercer su función en pleni tud, esto es, tanto en cuestiones sustantivas como procesales, debiendo en ambos aspectos respetar siempre lo asegurado por l a Carta Fundamental en el numeral referido». 6 La aplicación al ámbi to administrativo sancionador de lo s principios contenidos en los dos úl timos incisos del artículo 19 N° 3 de la Constitución Política, también han sido reconocido por la Corte Suprema. Así, el máximo tribunal ha señalado que: «el principio de reserva o legalidad, como límite de la potestad punitiva del Estado, apreciado para los efectos del presente análisis, bajo su vertiente de la tipicidad, -y de acuerdo con cuyo enunciado, ninguna conducta puede sancionarse sin que previamente haya sido descrita en la ley- se encuentra previsto como un derecho fundamental de las personas en el inciso final del precitado artículo 19 Nº3 de la Constitución; y su aplicación tiene lugar tanto en el ámbito de la potestad sancionatoria penal que ejercen los Tribunales de Justicia, en quienes radica la atribución exclusiva para imponer penas- como en aquél de la potestad sancionatoria administrativa, que se reconoce a la Administración del Estado para sancionar determinadas conductas infraccionales.” 7. El principio de tipicidad exige que la conducta a la que se ha atribuido una sanció n se encuentre sustantivamente descrita en la norma ( de rango legal), de manera que los sujetos imperados por ella tengan una suficiente no ticia ( previa) acerca de la conducta que les resultará exigible. En tal virtud, solo serán sancionados 6 T r i b u n al C o ns t i t uc i o n al , r ol N º 4 3 7 d e 2 1 d e a br i l d e 2 0 0 5 ( c o ns i d er a n d o d ec i m o s é pt i m o) 7 Cor t e S u pr em a , r ol 4 . 4 0 4- 2 0 0 5 , 8 d e di c i em br e d e 2 0 0 5 19 {262940.DOC v.1} aquellas personas respecto de quienes se pueda presumir que han estado en situación de conocer cabalmente lo que se describe como conducta indebida y sujeta a sanción. De esa manera, la Constitución cautela también que no se pro duzcan arbi trariedades jurídicas o judiciales en la aplicación de esos preceptos y permite la crítica y el control de las decisio nes que se to man en su virtud. 4.3 Principio de Culpabilidad A diferencia de los principio s de legalidad y tipicidad, el principio de culpabilidad aún genera discusión sobre su tota l incorporación al ámbito administrativo sancionado r. Sin embargo, ya se ha comenzado a destacar su importancia para el correcto ejercicio de la potestad sancionadora de la administración. La vigencia de este principio en materia sancionatoria administrativa consiste en exigir como requisito de la infracción administrativa, en todo caso, la concurrencia del elemento subjetivo - culpa o dolo - en el infractor. Por lo mismo, con tal planteamiento se pone en tela de juicio tanto las hipótesis de responsabilidad objetiva -o sin culpa- como las presuncio nes de culpabilidad que con relativa frecuencia el legisla dor ha establecido 8. En las sancio nes administrativas, por constituir parte del poder puni tivo del Estado, resultan aplicables los principios del orden penal, entre los que destaca l a necesi dad de demostrar la participación o responsabilidad subjetiva del presu nto infractor, lo que supone respetar el pri ncipio de culpabilidad, según el cual, no hay infracción sin ella, puesto que no se debe sancio nar por lo 8 AGUERREA MELLA, Pedro, Acerca de los límites de la potestad sancionadora de la administración, Tesis para optar al grado de Magister en Derecho Público Pontificia U. Católica de Chile, 2005 p. 101. 20 {262940.DOC v.1} producido causalmente, sino por lo que se ha realizado culpablemente. En consecuencia, el principio de culpabilidad, que excluye la responsabilidad objetiva, i mplica la necesidad de que exista un juicio de reproche que pueda formularse al que, pudiendo comportarse con arreglo a derecho, no lo hace, siendo que sólo puede ser sancio nado, aquel a quien la acción sancionada le pueda ser atribuida tanto objetiva como subjeti vamente. En definitiva, no puede haber responsabilidad por el mero resultado o por la mera causació n de un resultado , sino que se exige además, que se haya actuado con dolo o culpa 9. El princi pio de culpabilidad es, en un Estado de Derecho, una consecuencia necesaria del concepto de sanción, y por tanto debe aplicarse aunque no se acepte la importación general de todos los principios del Derecho penal. De hecho , hay ordenamientos como el alemán o el comunitario que asumen la existencia de diferencias sustantivas entre las sanciones penales y las administrativas y pese a ello aplican a éstas el principio de culpabilidad 10 5. RESPONSABILIDAD DE LAS ENTIDADES CLASIFICADO RAS DE RIESGO Conforme a lo establecido en la ley de mercado de valores, sea en el Título XIV como en las demás disposicio nes de la ley y en especial en el artículo 93 en análisis, se puede señalar que la actividad clasificadora de riesgo s puede generar diversas responsabilidades para quienes desarro llan la actividad, las que serán comentadas a continuació n. 9 Ibíd. 10 HUERGO LORA, Alejandro, Las sanciones administrativas, 1° ed., Iustel, Madrid, España, p. 378 21 {262940.DOC v.1} 5.1 Respo nsabilidad administrat iva Las perso nas o entidades clasificadoras de riesgo se encuentran sometidas, conforme lo señala el artí culo 55 de la ley , a las sanciones administrativas que pudiere corresponderle. Además, el inciso segundo de la disposició n establece que por las personas jurídicas respo nderán civil, administrativa y penalmente sus administradores o representantes legales a menos que constare su falta de participación o su oposición al hecho constitutivo de infracción. Por su parte el artículo 58 inciso primero de la ley 18.045, establece que: la S uperintendencia aplicará a los infractores de esta ley, de sus normas complementarias, de los estatutos y reglamentos internos que lo rigen y de las resoluciones que dicte conf orme a sus facultades, las sanciones y apremios establecidos en su ley orgánica y las administrativas que se es tablecen en la presente ley. En cuanto a las sanciones y apremios estableci dos en la ley orgánica, a las personas o entidades calificadoras de riesgo se les puede aplicar alguna de las sanciones contenidas en el artículo 28 de la Ley Orgánica de la Superintendencia de Valores y Seguros. Ahora bien, como se señaló al desarrollar los principios y garantías aplicables al ámbito administrati vo sancio nador, es menester la existencia de una infracción debidamente tipificada , que permita conocer de antemano cuales so n las conductas consideradas como tales o los deberes que deben cumplir en el ejercicio de sus funciones y cuyo incumplimiento u omisión puedan generar responsabilidad administrativa. 22 {262940.DOC v.1} Al analizar la normativa de la ley 18.045, en particular el Título XIV que regula la clasificación de riesgos, se pueden reconocer algunos deberes que han de ser cumplidos por las Entidades dedicadas a la actividad, y cuya omisió n podría tener como consecuencia la imposició n de una sanció n administrativa. Con to do, debe señalarse respecto a la responsabilidad de las clasificado ras de riesgo , que so bre ellas no recae un deber de cuestio narlo todo. Es más, se podría señalar, incluso, que no está precisado en nuestra legislación el estándar acerca del preciso alcance de los deberes, materia absol utamente fundamental y que es menester definirla. Con todo , se puede colegir lo que miden las calificaciones. Los ratings no miden el riesgo de liquidez o facilidad de venta del bono en el mercado secundario, sino que so n una opinión acerca del riesgo de crédito y solo miden las pro babilidades de impago y la perdida esperada si los títulos se mantienen hasta el vencimiento. Al estimar la probabilidad de impago , las agencias no llegan a pronunciar recomendaciones de compra de un activo financiero concreto , y mucho menos reali zan una predicción del precio de mercado para dicho activo. Con la salvedad realizada en el párrafo anterior, se puede señalar que en el ci tado párrafo XIV se encuentran los siguientes deberes: 1) Se trata de deberes relacionados con la inscripción de las entidades clasificadoras en el Registro correspondiente, que se encuentra regulado el artículo 72. Conforme al i nciso 3° y cuarto del citado precepto, las entidades clasificadoras deberán comprobar y mantener permanentemente, un patrimonio igual o superior al equivalente a 5.000 UF. En caso, de que el capital se redujere del mínimo exigido, la entidad correspondiente está 23 {262940.DOC v.1} obligada a enterarlo dentro del plazo de treinta días. La sanci ón de esta última obligación se traduce en que el incumplimiento se considerará como causal suficiente para que la Superintendencia proceda a la cancelar la inscripción de la clasificadora en el Registro de Entidades Cl asificadoras de Riesgo. 2) El artículo 76 inciso 3°, establece un segundo deber, que consiste en que: las enti dades que proporcionen el servicio de clasificación deberán actualizar y hacer públicas sus clasificaciones en la forma y con la periodicidad que determine la Superintendencia. 3) El artículo 84 inciso 1°, co ntiene el deber que recae sobre las entidades clasificadoras respecto a la revisión continua de las clasificaciones que efectúen. Por tratarse de una norma que se relaciona directamente con la formulación de cargos realizada por la Superintendencia a la clasificadora Feller Rate, este precepto será desarrollado en el siguiente apartado. Deber del artículo 84 El deber se encuentra establecido en el inciso primero del precepto que señala: las entidades clasif icadoras deberán revisar en forma continua las clasificaciones que efectúen, de acuerdo con la inf ormación que el emisor les proporcione en forma voluntaria o que se encuentre a disposi ción del público. En rigor, el clasificaciones deber radica realizadas. en la Desde revisión luego, continua adolece de de las cierta indeterminación, pues no establece con precisión la periodicidad en que debe realizarse dicha revisió n. Luego, en la segunda parte de la regla, el precepto establece lo s antecedentes que deberá 24 {262940.DOC v.1} considerar para las revisio nes, estableciendo que esta se hará en base a la información que voluntariamente le pro porcione el emisor o con la informació n que tiene carácter de pública y a la que cualquier persona puede acceder. Por su parte, el inciso segundo del artículo 84 establece: “N o obstante lo anterior, la entidad clasificadora que hubiere sido contratada por el emisor, podrá requerirle a este, la inf ormación que no estando a disposición del público sea estrictamente necesaria para realizar un correcto análisis. Esta información, a solicitud del emisor, se mantendrá como reservada”. Si comparamos ambos incisos, po demo s ver que, conforme a la clasificación primaria de las normas, en el inciso primero estamos en presencia de una regla de carácter i mperativa u obligatoria, es decir, de aquellas normas en que la obligación jurídica aparece a través de una pro posición jurídica como la primera y directa imputación normativa. Las expresiones que se usan e n estos casos son: “será”, “está obligado”, “deben” etc. En el caso del inciso 1°, se establece claramente que “las entidades clasificadoras deberán revisar […]” lo que la constituye en una regla de carácter imperativo u obligatorio. En cambio, el inci so segundo del artículo 84, es de aquellas normas que, conforme a la clasificación primaria, son conocidas como permisivas o facultativas. Estas se caracterizan por establecer un poder o “tener derecho” y porque el beneficiario de las mismas decide si las ejerce o se abstiene de hacerlas. Las expresiones utilizadas cotidianamente para este tipo de normas son: “tiene derecho ”, “pueden”, “podrá” etc. Esta es, sin duda, la naturaleza del inciso segundo del artículo 84 , al señalar que “la entidad 25 {262940.DOC v.1} clasificadora que hubiere sido contratada por el emisor, podrá requerirle a esta[…]”. Esta aclaració n no es baladí, toda vez que del escrito de formulación del cargo realizado por la Superintendencia, esta le objeta a la entidad clasificadora que la verdadera si tuación de Empresas La Polar po dría haber si do inferida de la información pública (inciso primero del artículo 84) y privada (inciso segundo del artículo 84) disponible para la clasificadora. La Superintendencia señala que: “[…] lo cual resulta especialmente grave si se considera que Feller Rate, disponiendo de la f acultad legal para ello, no busca sustento a sus conclusiones en inf ormación privada de la compañía, a la que no sólo pudo tener acces o, sino que debió ha ber requerido (el énfasis es nuestro) ya que se trataba de i nformación necesaria para evaluar la situación financiera de una empresa de las características de La Polar […]” además, la Superintendencia argumenta lo siguiente: “ las situaciones descritas dan cuenta que Feller Rate no dio debido cumplimiento a su función clasificadora de riesgo e n el servi cio que, en tal senti do, prestó por encargo de Empresas la Polar S.A y BCI Securi tizadora en el citado período, lo cual implica una inf racci ón al deber de cuidado del artícul o 93 de la Ley N° 18.045 en relación a los artículos 88 y 84 del mismo cuerpo legal. Lo anterior, debido a que contando o pudiendo contar dicha Clasificadora con elementos de análisis que estaban disponibles para ella y que debió atend er para realizar debidam ente sus info rmes de clasificación (el énfasis es nuestro), los cuales habrían alertado de las inconsistencias en la inf ormación financiera de La Polar, no los requirió al emisor o lisa y llanamente presci ndió de ellos, y debiendo haber implementado procedimientos suficientes 26 {262940.DOC v.1} para una correcta aplicación se su metodología de evaluación, aquello no fue hecho.”. Como puede apreciarse de la transcripción anterior, la Superintendencia no es del todo clara respecto de la verdadera infracción que imputa, y tiende a confundir los verdaderos deberes que recaen sobre las empresas clasificadoras. Desde ya, cabe recordar que la norma del artículo 93 es sin lugar a dudas una regla de carácter civil (así se señaló expresamente al desarrollar la historia del precepto) y como veremos en el punto siguiente al comentar la responsabilidad civil de las entidades certificadoras, la culpa leve establecida como parámetro , lo es só lo e n función de la determinación de dicha respo nsabilidad. Concluir que el artículo 93 es un tipo administrativo que fija un deber específico para las clasificadoras, y cuya omisión traería aparejada la aplicación de una sanción administrativa, no sólo es ir en contra de la naturaleza del citado precepto, sino que además, sería contrario al princi pio de tipicidad, ya que como infracción administrativa, la indeterminación y amplitud del deber no se condice con la aplicación de las garantías y principios relacionados con el ius puniendi estatal que se comentaron en el capítulo anterior. En rigor, lo que se le pretende imputar a Feller Rate, es no haber exigido mayor información o antecedentes de los que eran públicamente conocidos. La pregunta que se debe realizar entonces, es si existe un deber de recabar antecedentes más allá de lo públicamente entregado por las empresas. Claramente este deber no existe, y no se puede colegir, en ningún caso, del inciso segundo del artículo 84 , ya que no puede existir un deber de actuar 27 {262940.DOC v.1} ahí donde la naturaleza de la regla es facultativa o permisiva, cuya característica esencial es que sea el pro pio beneficiario quien decida si ejerce o no la facultad. En este caso, es Feller Rate quien tiene la facultad de solicitar o no los antecedentes privados con que cuente la empresa y , en caso de no hacerlo, no incurre e n ninguna infracción de deber que pueda imputarse. 5.2 Respo nsabilidad civil La regla fundamental en esta materia lo constituye el artículo 93 de l a Ley N° 18.045. Este precepto señala: “las pers onas y entidades que participen en las clasificaciones de riesgo deberán emplear en el ejercicio de sus funciones el cuidado y diligencia que los hombres emplean ordinariamente en sus propios negocios y res ponderán solidariamente de los perjuicios causados a terceros por sus actuaci ones dolosas y culpables”. Como ya se señaló anteriormente al analizar la historia del citado precepto, el artículo 93 es una norma defini tivamente de carácter civil que establece dos situaciones. En primer lugar, la culpa leve como estándar requerido y, en segundo lugar, la responsabilidad solidaria de las entidades y personas que participe n en las clasificaciones de riesgo por los perjuicios causados por sus actuaciones. Las indemnizaciones civiles en el ámbito administrativo responden a la lógica de que la comisión de la infracción admi nistrativa debe ocasionar no só lo la impo sición de una obligació n nueva como sería el caso de la multa u otro ti po de sanció n para el responsable de la misma, sino que una to tal revocación de los efectos jurídicos que 28 {262940.DOC v.1} se materialicen en la causación de daños a terceros, entrando en juego en este caso la responsabilidad civil. 11 Esta responsabilidad es diversa a la responsabilida d propiamente sancionadora materializa y no la i ndemnización puede en considerarse que no rmalmente como una se sanció n administrativa en sentido pro pio , lo que trae como consecuencia que a la responsabilidad ci vil no se le exija los principios y garantías del Derecho sancionador. Lo anterior lleva a colegir forzosamente –tal como se señaló al analizar el artículo 84- que el artículo 93 no puede considerarse como una norma que contenga una infracción admi nistrativa que tipifique un deber de cuidado , que de ser infringido, sea o bjeto de una sanción administrativa, ya que como infracción administrativa, no cumpliría con las garantías establecidas en los dos últimos incisos del artículo 19 N° 3 de la Constitución Política, so bre todo, con el principio de tipicidad. 11 HUERGO LORA, Alejandro, Las sanciones administrativas, 1° ed., Iustel, Madrid, España, pp. 266-267. V.a. GARCIA DE ENTERRIA, Eduardo/FERNANDEZ RODRIGUEZ, Tomas-Ramón Curso de Derecho Administrativo t.II, 10 ed., Arazandi, Madrid, España pp. 201-204 29 {262940.DOC v.1} 6. 1. CONCLUSIONES Del análisis de la historia de la ley y, por lo tanto, desentrañando la vo luntad expresa del legislador, se aprobó por unanimidad la disposició n del artículo 93 de la Ley de Mercado de Valores, con la intención exclusiva de que actuara “po r presencia”, co n un fin simplemente didáctico. 2. Más aún, la norma se apro bó descartándose expresa y categóricamente que de su aplicación pudiese deri varse responsabilidad penal o por lo mismo, sancionatoria. 3. Asimismo, se descartó que de ella pudiese deri varse responsabilidad civil por cuasideli to. 4. Teniendo presente que tanto las penas del derecho penal como las sanciones del derecho admini strativo, emanan del ius puniendi del Estado , aún cuando tienen por fi nalidad castigar o reparar infracciones de distinta naturaleza y entidad, su regulación se guía por lo mismas garantía del debido proceso, de modo que se deben respetar los pri ncipios de legalidad, tipicidad y culpabilidad. 5. El precepto del artículo 93 no constituye una norma sancionatoria penal o admini strativa, pues carece de un tipo infraccional o de la determinación precisa de co nductas ilícitas, así como tampoco de la correlativa sanción que sirva de advertencia para los sujetos obligados por ella que la acción u omisió n del tipo será castigado de un modo también determinado. 30 {262940.DOC v.1} 6. La naturaleza del artículo 93 es la de una dispo sición legal que con fines didácticos repro duce la regla general de la responsabilidad civi l, extracontractual, del Código Civil, sobre la base del paradigma de la persona diligente en sus negocios. 7. Sin perjuicio de lo anterior, precisamente por su carácter simplemente didáctico, la norma, así como el pro pio cuerpo legal del forma parte omite precisar los estándares objetivos del deber de cuidado y, por lo tanto, cualquier determinación de una acción u omisión imprudente o negligente debe ser realizada judicialmente. 8. Si la intención de la norma legal hubiese sido disponer una infracción sancionable, obligación de cuidado los deberes y diligencia que configuran requerirí an la esta r señalado s con precisión en la ley , esto es, sustantivamente descritos, lo cual, sin embargo, no ocurre. La norma carece de estructura sancionatoria y , por lo tanto, la formulació n del cargo sin precisión legal o judicial resulta no ilegal y arbitraria, sino , eventualmente contraria a la Constitución Política. 9. Asimismo, cabe tener presente que l a responsabilidad civil por cul pa o dolo só lo puede provenir accesoriamente de la existencia de una infracción administrativa objetivamente descrita y sancionable, de modo que el ejercicio de la potestad sancionato ria se base en otro principio rector del ius puniendi , el de culpabilidad, para cuya determinación es necesario un juicio de reproche respecto de la impr udencia o negligencia, que la Administración no se encuentra en 31 {262940.DOC v.1} condiciones de efectuar, sino, exclusivamente la justicia civil. 10. La disposición del artículo 93 no establece un tipo imprudente y, por lo tanto, no cumple con las exigencias de legalidad, tipici dad ni culpabilidad. La omisión del deber dispuesto por referencia y presencia en dicho artículo, sin determinación alguna, no puede servir de fundamento a la formulación del único cargo efectuado por la Superintendencia y menos to davía podría derivarse de él una sanció n administrativa, por no encontrarse expresamente establecida. Es todo cuanto puedo informar al respecto. José Ig nacio Vásquez Márquez Profesor de Derecho Co nstit ucional y Administ rativo Universidad de Chile Universidad Católica Univers idad de Talca Santiago, 31 de enero de 2012 32 {262940.DOC v.1}