cantos de pascua, pentecostés y testimonio

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CANTOS DE PASCUA, PENTECOSTÉS Y TESTIMONIO
1. AMAOS
/Como el Padre me amó, yo os he amado, permaneced en
mi amor, permaneced en mi amor/.
Si guardáis mis palabras y como hermanos
os amáis, compartiréis con alegría el don de
la fraternidad. Si os ponéis en camino
sirviendo siempre la verdad, fruto daréis en
abundancia, mi amor se manifestará.
No veréis amor tan grande como aquel que
os mostré. Yo doy la vida por vosotros.
Amad como yo os amé. Si hacéis lo que yo os mando y os
queréis de corazón, compartiréis mi pleno gozo de amar,
como Él me amó.
2. JESÚS MAESTRO
/Cristo Maestro, Tú eres el Camino, Vida
verdadera y eterna Verdad/.
y guía de su pueblo; un pueblo que es su
espiga, un pueblo que es su cuerpo.
Anúncialo al que llora ausencias y abandonos:
Cristo se ha despertado para ser vida en todos.
Ninguno es extranjero, ninguno ya está solo.
Lloremos o riamos, Él vive con nosotros.
Anúncialo al que muere sin gozo ni esperanza: Cristo se ha
despertado para ser nuestra Pascua. Morir es inmolarse: el
alba viene en vuelo. La muerte es sólo un tramo camino de
los cielos.
5. DANOS, OH SEÑOR, TU ESPÍRITU
/Danos, oh Señor, tu Espíritu y renovarás la faz de la
tierra/.
Bendice, alma mía, al Señor; Dios mío, ¡qué grande eres!
Cuántas son tus obras, Señor. La tierra llena está de tus
criaturas.
Para el hombre que avanza desolado, de
espaldas al amor que Dios nos brida, para el
hombre que vaga perdido y solitario, Tú eres
Camino, Verdad y Vida.
Mi vida es el testimonio que doy de ti ante los hombres. Dame
fuerza y concédeme tus dones y yo te seguiré siempre,
Señor.
Para el hombre sediento de verdades,
hundido en un mar de ideologías, para el hombre que busca
la luz sin sombra alguna, Tú eres Camino, Verdad y Vida.
Confírmame en tu palabra, que sea mi vida como el fuego,
que conozcan todos tus acciones y yo me alegraré con el
Señor.
Para el hombre que vive sin fronteras y cifra en el progreso su
alegría, para el hombre que sueña tal vez con no morirse, Tú
eres Camino, Verdad y Vida.
¡Gloria a Dios para siempre! ¡Goce el Señor con sus obras!
Que le sea agradable mi poema y yo me alegraré con el
Señor.
3. NO TEMÁIS
/No debéis sentir temor, pues yo estaré con vosotros.
Vivid siempre en conversión, que yo quiero desde aquí
iluminaros/.
6. VEN, ESPÍRITU SANTO
Ven, Espíritu Santo, Ven, Espíritu Santo,
Ven, Espíritu Santo.
Si Dios está con nosotros, ¿a quién podremos
temer? Si Dios es nuestro abogado, Él nos
sabrá defender.
Vivo yo, mas no soy yo, es Cristo quien vive
en mí. Por eso todo lo puedo en Aquel que me
conforta.
/Alúmbranos y guíanos/. /Conviértenos y
alégranos/.
/Enciéndenos, transfórmanos/. /Confórtanos,
reúnenos/.
/Envíanos y guárdanos/. /Inspíranos y aliéntanos/.
/Visítanos, consuélanos/. /Confírmanos y sálvanos/.
Los necios según el mundo son los sabios para Dios; los
débiles son los fuertes, a quienes Él escogió.
El lenguaje de la cruz es locura para el mundo, mas para
aquellos que creen es fuerza y poder de Dios.
4. SU MUERTE ES VIDA
El Señor ha vencido por su inmenso poder. Su victoria es
la nuestra si morimos con Él. /Su muerte es nuestra vida,
su vida es nuestra fe/.
Anúncialo al que vive sin rumbo ni sosiego: Cristo se ha
despertado para ser todo nuestro. Pastor de nuestras almas
7. VEN ESPÍRITU DIVINO (Secuencia)
Ven, Espíritu divino, manda tu luz desde el cielo. Padre
amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido; luz que
penetra las almas, fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro
esfuerzo, tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de
fuego, gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en el duelo.
Entra hasta el fondo del alma, divina luz, y enriquécenos. Mira
el vacío del hombre, si tú le faltas por dentro; mira el poder del
pecado, cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo, lava las
manchas, infunde calor de vida en el hielo, doma el espíritu
indómito, guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones, según la fe de tus siervos; por tu
bondad y tu gracia, dale al esfuerzo su mérito; salva al que
busca salvarse y danos tu gozo eterno. A-a-mén.
8. NO HAY MAYOR AMOR
Y es que no hay mayor amor que dar la vida, que dar la
vida por amor. Y es que no hay mayor amor que dar la
vida, que darle a Cristo el corazón.
Como grano que al morir da fruto y en espiga se transformará,
así Cristo puesto en el sepulcro, en nosotros resucitará. Dale
muerte a tu egoísmo, a tu orgullo y a tu vanidad; déjalos que
caigan en la tierra, pues muriendo tú florecerás.
Cual pastor que ama a sus ovejas y por siempre las
protegerá, nos conduce Cristo a buenos pastos, con su
muerte nos rescatará. Con tu vida harás como el pastor
entregándote sin vacilar. El que haga de su vida entrega
siempre vida en Cristo encontrará.
En la Pascua un mandamiento nuevo a nosotros nos dejó el
Señor: entregar la vida a los hermanos como Cristo nos la
entregó. Ésta es la señal de los cristianos por la que nos
reconocerán: el amor con el que nos amamos y en la propia
entrega a los demás.
9. GRITA, PROFETA
Has recibido un destino de otra palabra más
fuerte. Es tu misión ser profeta, palabra del
Dios viviente. Tú irás llevando la luz en una
entrega perenne, que tu voz es voz de Dios
y la voz de Dios no duerme.
/Ve por el mundo, grita a la gente que el
amor de Dios no acaba ni la voz de Dios
se pierde/.
Sigue tu rumbo, profeta, sobre la arena caliente. Sigue
sembrando en el mundo, que el fruto se hará presente. No
temas si nuestra fe ante tu voz se detiene, porque huimos del
dolor y la voz de Dios nos duele.
Sigue cantando, profeta, cantos de vida o de muerte. Sigue
anunciando a los hombres que el Reino de Dios ya viene. No
callarán esa voz y a nadie puedes temerle, que tu voz viene
de Dios y la voz de Dios no muere.
10. NO OS QUEDÉIS TRISTES
/No os quedéis tristes aunque me voy.
Aunque me voy, yo volveré/.
- Voy a la casa de mi Padre a prepararos un
lugar.
- Vendrá el Espíritu a vosotros para enseñaros
la verdad.
- Seréis testigos de mi amor por los confines de
este mundo.
- Anunciaréis la Buena Nueva a cada pueblo de la tierra.
- Cuando los hombres os persigan, no tengáis miedo, confiad.
- Yo estaré siempre con vosotros a vuestro lado hasta el final.
11. NO APAGUÉIS VUESTRO AMOR
No se oculta una vela bajo la mesa. No se enciende una
llama para esconderla. No ocultéis vuestra luz, no la
escondáis.
/No apaguéis vuestro amor, no lo hagáis/.
Si la sal ya no sirve, hay que tirarla. La comida
está sosa, ¿cómo salarla? Ofreced el sabor de
vuestra sal.
El fermento da vida, si está en la masa, pero
estéril se pudre si la rechaza. En el mundo vivís
y fermentáis.
Levadura del mundo, llama que alumbre, la ciudad levantada
sobre la cumbre. Y que alaben a Dios por vuestra bondad.
12. SIEMPRE ES PENTECOSTÉS
Cuando rezamos, cuando cantamos, cuando la fiesta es un
celebrar gozosos el día grande: Pentecostés; cuando
llevamos en nuestras manos un resplandor de luz, /en nuestro
pecho vive y palpita el que murió en la cruz/.
Cuando el Señor alienta en nosotros, siempre es
Pentecostés; cuando el amor nos lanza a la vida, siempre
es Pentecostés.
Cuando queremos comprometernos en una misma fe, una
tarea, un compromiso... siempre es Pentecostés. Cuando
decimos sí a la Iglesia con plena lucidez, /soplan de nuevo
vientos del cielo porque es Pentecostés/.
Cuando los hijos ya van creciendo y dicen que quieren ser
miembros de Cristo y de su Iglesia, siempre es Pentecostés.
No nos separan lenguas ni razas, nuestra consigna es /ser en
el mundo un testimonio porque es Pentecostés/.
Cuando la fuerza que estaba oculta vence con su poder
nuestros temores, nuestro egoísmo... siempre es
Pentecostés. Cuando aceptamos ser levadura y llama que
quiere arder, /nos vinculamos más a la Iglesia porque es
Pentecostés/.
13. QUIERO DECIRTE QUE SÍ
Yo siento tu voz muy dentro de mí diciéndome:
«Ven, sígueme». Con gozo te doy las gracias,
Jesús, y quiero decirte que sí.
Sabiendo que Tú me llamas, Señor, quiero
decirte que sí. Con mis hermanos y en
libertad, quiero decirte que sí.
Seguirte será una fiesta feliz, la fiesta de la amistad. Viviendo
más en Iglesia, Señor, yo quiero decirte que sí.
Acepto mi compromiso de amor. Estoy seguro de Ti.
Abriéndome a todo el mundo, Jesús, yo quiero decirte que sí.
Yo siento tu voz muy cerca de mí, diciéndome: «Ven,
sígueme». Con gozo te doy las gracias, Jesús, y quiero
decirte que sí.
14. TESTIGOS
/Nos envías por el mundo a anunciar la Buena
Nueva/. /Mil antorchas encendidas y una
nueva primavera/.
/Si la sal se vuelve sosa, ¿quién podrá salar el
mundo?/ /nuestra vida es levadura, nuestro
amor será fecundo/.
/Siendo siempre tus testigos cumpliremos el destino/.
/Sembraremos de esperanza y alegría los caminos/.
/Cuanto soy y cuanto tengo, la ilusión y el desaliento/. /Yo te
ofrezco mi semilla y Tú pones el fermento/.
15. IGLESIA SOMOS
Iglesia soy, y tú también. En el Bautismo renacimos a una
vida singular. Y al confirmar hoy nuestra fe, lo proclamamos
compartiendo nuestro pan.
Es el viento quien lleva tus mensajes, oh, Dios, por los
espacios; y tienes un esclavo en el fuego.
Con los frutos que viene de la tierra, oh, Dios, nos alimentas;
Tú haces germinar el pan nuestro.
De tu Amor, esperando están los hombres, oh, Dios, el
alimento; Tú abres la mano y los sacias.
Les envías el soplo de tu boca, oh, Dios, y son creados;
renuevas la faz de la tierra.
18. SI ME FALTA EL AMOR
Aunque yo dominara las lenguas arcanas y el
lenguaje del cielo supiera expresar,
solamente sería una hueca campana, si me
falta el amor.
/Si me falta el amor, no me sirve de nada.
Si me falta el amor, nada soy/.
Aunque todos mis bienes dejase a los pobres
y mi cuerpo en el fuego quisiera inmolar, todo aquello sería
una inútil hazaña, si me falta el amor.
No vayas triste en soledad, ven con nosotros y verás a
los hermanos caminando en el amor. Ven con nosotros y
serás en la familia un hijo más. Iremos juntos caminando
en el amor.
Aunque yo desvelase los grandes misterios y mi fe las
montañas pudiera mover, no tendría valor ni me sirve de
nada, si me falta el amor.
Yo la veré envejecer, pero a mi madre aun
con arrugas y defectos la querré. ¡La quiero
más!, pues sé muy bien que ha envejecido sin
dejarme de querer.
19. TÚ NOS LLAMAS, SEÑOR
Has salido, Señor, a nuestro encuentro, te has cruzado,
Señor, en el camino, encendiste tu luz en nuestras vidas, nos
has dicho, Señor: «Sed de los míos».
La Iglesia es tan maternal, que me ha
engendrado, me alimenta y acompaña sin
cesar. La Iglesia es tan maternal que nunca duda en
abrazarme y perdonar.
Tú nos llamas, Señor: «Mis amigos», viviremos, Señor,
siempre contigo; Tú nos mandas, Señor, con tu Espíritu
para ser en el mundo tus testigos.
Tensiones hay y las habrá, porque nosotros somos hombres
y no ángeles de luz. Pero al final, sólo al final, la Iglesia
humilde alcanzará su plenitud.
16. SOMOS UN PUEBLO NACIDO
Somos un pueblo nacido en el agua y el
amor. /Cristo resucitado y resucitador/.
Renacidos en el Bautismo, resucitados con
Cristo, pueblo reconciliado, Iglesia del Señor.
Somos familia, pueblos de todas las razas, sólo
una fe y un camino, Iglesia del Señor.
17. OH, SEÑOR, ENVÍA TU ESPÍRITU
Oh, Señor, envía tu Espíritu, que renueve la faz de la
tierra.
Oh, Señor, que mi alma te bendiga, oh, Dios, Tú eres grande;
vestido de esplendor y belleza.
Sobre el agua construyes tus moradas, oh, Señor, en las
alturas; y en las alas del viento Tú caminas.
Tú nos diste, Señor, tu misma vida, que nos hizo, Señor, ser
tus hijos; hoy confirmas la fe con que aquel día renacimos a
ti por el Bautismo.
Renovados, Señor, por el Espíritu recibimos de ti «el envío».
«Id al mundo anunciando mi Evangelio, mi mensaje de amor;
sed mis testigos».
20. VEN, ESPÍRITU SANTO CREADOR
Ven, Espíritu Santo creador; ven, fuego
que alienta la vida; ven, agua que limpia
y nos fecunda, soplo que nos hace
andar.
Empujas la historia hacia la libertad,
deshaces los miedos que atan. Derribas
los yugos que oprimen la voz, sacudes las
cobardías.
Más dentro de mí que yo mismo, me habitas, Espíritu de
amor; me mueves por dentro, me lanzas a amar, me llenas de
gracia y ternura.
Me alzas del polvo, me pones de pie, me abres de nuevo el
camino, me imprimes a fuego en el corazón el rostro de Cristo
el Señor.
Ven, Espíritu Santo creador, ven consolador de los pobres...
21. EVANGELIO ES DECIR AMIGO
Evangelio es decir amigo, es decir hermano. Evangelio es
darte mi tiempo, es darte mi mano. Evangelio es mirarte a los
ojos, es reír contigo, /es compartir tu pena, es llevarte a
Cristo/.
Evangelio es llevar la paz siempre contigo. Evangelio es amar
de balde hasta caer rendido. Evangelio es decir «te amo» a
tu enemigo, /abandonar tu vida en manos de Cristo/.
Evangelio es vivir como un pobre que todo lo espera.
Evangelio es mirar al cielo con ojos de niño. Evangelio es dar
gracias al Padre al nacer el día /y continuar cantando al hacer
camino/.
Evangelio es sembrar libertad, es vivir unidos, es llevar
esperanza a un mundo que llora perdido. Evangelio es
romper cadenas, es abrir sepulcros. /No le busquéis muerto,
que está entre los vivos/.
22. SOMOS EL PUEBLO DE LA PASCUA
Somos el pueblo de la Pascua, aleluya es nuestra
canción, Cristo nos trae la alegría; levantemos el corazón.
Cristo nos trae la alegría; levantemos el corazón.
Es el Señor que vence al mundo, muerto en la
cruz por nuestro amor, /resucitado de la muerte y
de la muerte vencedor/.
Él ha venido a hacernos libres con libertad de
hijos de Dios, /desata al fin nuestras cadenas;
aleja el miedo y el temor/.
Sin conocerle muchos siguen las sendas de la perdición, /no
han escuchado la noticia de Jesucristo Redentor/.
Anunciadores de alegría, de la esperanza y del amor,
/llamados para el Evangelio, a ser testigos del Señor/.
Gloria a Dios Padre que nos hizo, gloria a Dios Hijo Salvador,
/gloria al Espíritu divino: fuente de vida, un solo Dios/. Amén.
23. JESÚS, NUESTRA PASCUA
Jesús, nuestra Pascua, por todos murió. Cantemos
alegres que resucitó. Cantemos alegres que resucitó.
Pascua redentora, /Jesús es el cordero que por todos se
inmoló/.
Pascua sagrada, oh canto de alabanza, /su nombre alabemos
porque eterno es su amor/.
24. EL PEREGRINO DE EMAÚS
¿Qué llevabas conversando? Me dijiste, buen amigo. Y me
detuve asombrado a la vera del camino. ¿No sabes lo que ha
pasado ayer en Jerusalén, de Jesús de Nazaret a quien
clavaron en cruz? Por eso me vuelvo en pena a mi aldea de
Emaús.
Por la calzada de Emaús un
peregrino iba conmigo. No le
conocí al caminar, ahora sí, en la
fracción del pan.
Van tres días que se ha muerto y se acaba mi esperanza.
Dicen que algunas mujeres al sepulcro fueron de alba. Pedro,
Juan y algunos otros hoy también allá buscaron, mas se
acaba mi confianza, no encontraron a Jesús, por eso me
vuelvo triste a mi aldea de Emaús.
¡Oh tardíos corazones que ignoráis a los profetas! En la Ley
ya se anunció que el Mesías padeciera, y por llegar a su
gloria escogiera la aflicción. En la tarde de aquel día yo sentí
que con Jesús nuestro corazón ardía a la vista de Emaús.
Hizo señas de seguir más allá de nuestra aldea, y la luz del
sol poniente pareció que se muriera. Quédate, forastero.
Ponte a la mesa y bendice. Y al destello de su luz, en la
bendición del pan mis ojos conocerán al amigo de Emaús.
25. VEN, SANTO ESPÍRITU
Ven, Santo Espíritu, enciende en nosotros tu infinito amor.
Ven, Padre de los pobres, dador de los dones, paz del
corazón. Ven, brisa en el estío, calor en el frío, tregua en la
labor. Ven, gozo en la tristeza, hasta el alma
entra y enriquécenos.
Ven, huésped de las almas, que si Tú nos
faltas, nos falta el valor. Ven, como lluvia
fresca a la tierra seca de nuestro dolor. Ven,
que el pecado vence si no está presente tu
radiante luz. Ven, y que los hermanos
contemplar podamos a Cristo Jesús.
Ven, todo lo que existe sepa que Dios vive,
Santo Espíritu. Ven, Santo Espíritu.
Pascua sagrada, oh fuente de alegría, /despierta tú
que duermes, que el Señor resucitó/. Pascua
sagrada, oh Pascua siempre nueva, /dejad al
hombre viejo, revestíos del Señor/.
26. QUÉDATE
Quédate, buen Jesús, que anochece. Quédate, que se apaga
la fe. Que las sombras avanzan, Dios mío. Las sombras
avanzan y el mundo no ve.
Pascua sagrada, Dios se hizo igual al hombre, /nos
habla por su Hijo, que es Maestro y Salvador/.
Pascua sagrada, oh fiesta del Bautismo, /renacidos
por el agua somos hijos del Señor/.
¡Quédate, por piedad no te vayas! ¡Quédate, quédate,
buen Jesús! Que decimos lo mismo que un día los dos de
Emaús: No te vayas, Señor, no te vayas, Señor.
Pascua sagrada, oh Pascua salvadora, /al pueblo prisionero
el Señor ya rescató/. Pascua sagrada, Pascua sagrada, oh
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