PRIMERA JORNADA Escena I

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PRIMERA JORNADA
Escena I
Sale en lo alto de un monte ROSAURA en hábito de hombre de camino, y en representando los primeros versos va bajando a.
ROSAURA
Hipógrifo1 violento
que corriste parejas con el viento,
¿dónde, rayo sin llama,
pájaro sin matiz, pez sin escama,
y bruto sin instinto
natural, al confuso laberinto
1
hipógrifo. El grifo es un animal mitológico cuya mitad superior tenía forma de águila
y la parte inferior, cuerpo de león. El hipógrifo sería una combinación del grifo y el
caballo. Es evidente el valor ponderativo del término metafórico aplicado al caballo
de Rosaura. “Tómanle los poetas por caballo veloz” (Diccionario de Autoridades).
El término aparece por primera vez en el Orlando furioso, de Ariosto.
a
La obra empieza con la irrupción violenta en un espacio marcadamente hostil de
Rosaura y Clarín. Rosaura va vestida de varón. El recurso era muy frecuente en el
Siglo de Oro y lo había recomendado Lope en el Arte nuevo de hacer comedias. Calderón aquí lo emplea como un signo más dentro de un conjunto: una mujer con traje
de varón representa un contraste violento, antinatural y, por tanto, un desorden. El
caballo que montaba Rosaura se ha desbocado y ésta es la causa de sus lamentos.
Con esta imagen el dramaturgo sugiere plásticamente el estallido de las pasiones.
Todo el léxico remite a esa violencia instintiva que anticipa al espectador cómo
Rosaura se ha dejado vencer por una pasión, en este caso la lujuria. La imagen puede
proceder de Platón, que hablaba de la prudencia como auriga de las virtudes. Predicadores y libros ascéticos convirtieron este ejemplo en un lugar común. De este
modo se aludía a él en el conocido Tercer abecedario espiritual (Madrid, Palabra,
1980), compuesto por Francisco de Osuna hacia 1530: “Tendrías por insensato al
que fuese en algún caballo que se desboca si no llevase riendas; y además es necesario que sean cortas y recias para vencer ese defecto del caballo […]. Tú pones en
peligro tu cuerpo y tu alma si no llevas en la mano de la prudencia las riendas de la
vigilancia con que poner freno a tu desbocado corazón, reteniendo su ímpetu y refrenando sus malas costumbres” (pág. 45). Por otro lado, el “hábito de camino” indicaba al espectador, mediante un signo escénico sencillo, que se trataba de una acción
que transcurría en un lugar exterior.
5
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desas desnudas peñas
te desbocas, te arrastras y despeñasb?
Quédate en este monte
donde tengan los brutos su Faetonte2;
que yo, sin más camino
que el que me dan las leyes del destino,
ciega y desesperada
bajaré la cabeza enmarañada3
deste monte eminente
que arruga el sol el ceño de su frentec.
Mal, Polonia, recibes
a un extranjero, pues con sangre escribes
su entrada en tus arenas,
y apenas llega, cuando llega a penas.
Bien mi suerte lo dice;
mas ¿dónde halló piedad un infelice?
10
15
20
Sale CLARÍN, gracioso.
CLARÍN
Di dos, y no me dejes
en la posada a mí cuando te quejes;
que si dos hemos sido
los que de nuestra patria hemos salido
a probar aventuras,
25
2
3
b
c
Faetonte o Faetón, hijo del Sol. Calderón escribió también una obra precisamente
con ese título: El hijo del Sol, Faetón. Faetonte pidió a su padre que le dejara conducir el carro solar. Dada su impericia, estuvo a punto de abrasar la Tierra y Zeus lo
arrojó al Erídano, dios-río de la mitología. Tanto el Sol como Zeus significan la realeza, es decir, la imagen de Faetonte y la del caballo desbocado de Rosaura prefiguran ya a Segismundo arrojado del reino por su padre, atendiendo a los males causados (o que podría causar). Se trata de un motivo muy frecuente en el XVI y en el
XVII. Juan Luis Vives, por ejemplo, en sus Diálogos (Madrid, Espasa-Calpe, 1940),
dirigiéndose al príncipe heredero, explica: “Os sucede lo que a Faetón, que no
sabiendo usar de las riendas, con juvenil vehemencia pidió a su padre el carro para
regirle, y ya sabéis la fábula” (pág. 130).
cabeza enmarañada, metáfora, la cumbre del monte.
Puede apreciarse en estos versos (3-8) el uso de la figura de la enumeración tal como
es característico en la poesía de Calderón. En los vv. 3-5 desarrolla una enumeración
de carácter paralelístico y en el v. 8 una gradación ascendente.
Calderón acumula símbolos en este parlamento inicial. Valbuena Briones ha explicado cómo la imagen de la puesta de sol, muy abundante en los textos de Calderón,
sugiere la idea de desamparo y también la idea de ocaso del poder. (Cfr. Ángel Valbuena Prat: Calderón y la comedia nueva, Madrid, Espasa-Calpe, 1977, págs. 106 y
ss). Es otro preludio del encuentro con Segismundo, el príncipe despojado de sus
derechos. Esa luz incierta evoca también la inseguridad del conocimiento, la duda
sobre la exactitud de la percepción sensorial.
dos los que entre desdichas y locuras
aquí habemos llegado,
y dos los que del monte hemos rodado,
¿no es razón que yo sienta
meterme en el pesar, y no en la cuenta?
53
30
ROSAURA
No quise darte parte
en mis quejas, Clarín, por no quitarte,
llorando tu desvelo,
el derecho que tienes al consuelo.
Que tanto gusto había
en quejarse, un filósofo4 decía,
que, a trueco de quejarse,
habían las desdichas de buscarse.
35
40
CLARÍN
El filósofo era
un borracho barbón5: ¡oh! ¡quién le diera
más de mil bofetadas!
Quejárase después de muy bien dadas.
Mas ¿qué haremos, señora,
a pie, solos, perdidos y a esta hora
en un desierto monte,
cuando se parte el sol a otro horizonte?
45
ROSAURA
¡Quién ha visto sucesos tan extraños!
Mas si la vista no padece engaños
que hace la fantasía,
a la medrosa luz que aún tiene el día6,
me parece que veo
un edificio.
4
5
6
Hesse sugiere que el filósofo a que se refiere Calderón pueda ser Séneca (op. cit.,
pág. 63). Domingo Ynduráin cree que se trata de Heráclito (Introducción a La vida
es sueño, Madrid, Alianza, 1989, pág. 136).
barbón, barbudo.
Véase la nota c. En este pasaje se sugiere la posibilidad de que los sentidos engañen
a la razón.
50
54
CLARÍN
O miente mi deseo,
o termino las señas7.
55
ROSAURA
Rústico nace entre desnudas peñas
un palacio tan breve,
que el sol apenas a mirar se atreve;
con tan rudo artificio
la arquitectura está de su edificio,
que parece, a las plantas
de tantas rocas y de peñas tantasd
que al sol tocan la lumbre,
peñasco que ha rodado de la cumbree.
60
CLARÍN
Vámonos acercando;
que éste es mucho mirar, señora, cuando
es mejor que la gente
que habita en ella, generosamente
nos admita.
65
ROSAURA
La puerta
—mejor diré funesta boca8— abierta
está, y desde su centro
nace la noche, pues la engendra dentro.
70
Suena ruido de cadenas.
CLARÍN
¡Qué es lo que escucho, cielo!
7
8
d
e
Frase de significado oscuro. Algunos anotadores dan a la palabra termino el sentido
de determino. Probablemente equivale a confirmo las señas (que ha dado Rosaura).
funesta boca, metáfora. Véase la nota c.
Ejemplo de construcción sintáctica cruzada en quiasmo, que destruye el paralelismo.
Ejemplo del uso de la hipérbole (vv. 56-64). Obsérvense también las características
contrapuestas de palacio y de cárcel. En el léxico predominan los términos que evocan lo inhóspito del edificio y lo arriscado del lugar, lo que refuerza el sentido simbólico de la torre-prisión.
ROSAURA
55
Inmóvil bulto9 soy de fuego y hielo.
CLARÍN
¿Cadenitaf hay que suena?
Mátenme, si no es galeote en pena10:
bien mi temor lo dice.
75
Escena II
Dentro SEGISMUNDO
SEGISMUNDO
¡Ay, mísero de mí, y ay, infelice!
ROSAURA
¡Qué triste voz escucho!
Con nuevas penas y tormentos lucho.
CLARÍN
Yo con nuevos temores.
ROSAURA
Clarín…
9
bulto; señala Ruiz Ramón en su edición de la obra (Barcelona, Salvat, 1970, col.
Biblioteca Básica RTV, nº 40) que “significa a veces la efigie puesta sobre la sepultura de un príncipe” (pág. 19). En el mismo verso véase un ejemplo de oxímoron,
figura común en el Barroco.
10
galeote, condenado a galeras. García Martín (Introducción a La vida es sueño,
Madrid, Castalia, 1984) sugiere que la expresión “galeote en pena” se forma como
calco de “alma en pena”. Tiene por tanto una función cómica.
f
El diminutivo es frecuente en el gracioso y produce un efecto descategorizador casi
siempre humorístico.
80
56
CLARÍN
Señora…
ROSAURA
Huygamos11 los rigores
desta encantada torre.
CLARÍN
Yo aún no tengo
ánimo de huir, cuando a eso vengo12.
ROSAURA
¿No es breve luz aquella
caduca exhalación, pálida estrella,
que en trémulos desmayos,
pulsando ardores y latiendo rayos,
hace más tenebrosa
la obscura habitación con luz dudosa?
Sí, pues a sus reflejos
puedo determinar, aunque de lejos,
una prisión obscura;
que es de un vivo cadáver sepultura13;
y porque más me asombre,
en el traje de fierag yace un hombre
de prisiones cargado
y sólo de la luz acompañado.
85
90
95
11
huygamos, huyamos, evitemos. La construcción es transitiva.
La expresión de Clarín quiere decir algo así como “ni siquiera soy capaz de huir
cuando huir es mi único objetivo”, expresión hiperbólica de su miedo destinada a
producir a su vez la hilaridad en el espectador.
13
Estos versos (85-94) constituyen un ejemplo del quehacer poético del Barroco, cargados de brillantes figuras retóricas como la amplificatio y la hipérbole que dominan
el fragmento, el hipérbaton del último verso, el epíteto de “prisión oscura” o el oxímoron de “vivo cadáver”, entre otras. Ha de observarse también el predominio de un
léxico culterano, casi tópico en la poesía del XVII, en términos y expresiones como
“breve luz”, “trémulos”, “tenebrosa”, etc.
12
g
La palabra tenía en el Siglo de Oro un importante papel caracterizador que en el teatro moderno se confiaría a la escenografía. Un ejemplo de ello puede verse en esta
escena. La expresión “traje de fiera” está cargada de contenido simbólico y va más
allá de la mera prisión material: el pecado, la ausencia de verdadera libertad moral,
la falta de dominio sobre las pasiones…
Pues huir no podemos,
desde aquí sus desdichas escuchemos:
sepamos lo que dice.
57
100
Descúbrese SEGISMUNDO con una cadena y la luz, vestido de pieles.
SEGISMUNDO
¡Ay, mísero de mí, y ay, infelice!
Apurar14, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así,
qué delito cometí
contra vosotros naciendoh
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido;
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
Sólo quisiera saber,
para apurar mis desvelos
—dejando a una parte, cielos,
el delito del nacer—,
¿qué más os pude ofender,
para castigarme más?
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
Nace el ave, y con las galasi
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma,
14
apurar, averiguar hasta la raíz alguna cosa.
h
Valbuena Briones (op. cit., pág. 72) considera que la fuente de este concepto —el
delito de nacer— se encuentra en Séneca, opinión que discute Ciriaco Morón (op.
cit., pág. 79). Ynduráin atribuye el origen de este pensamiento a Plinio (op. cit., pág.
11). En cualquier caso, el delito de nacer ha de relacionarse con el pecado original,
culpa que se hereda al nacer y que Calderón vincula metafóricamente al hombre
encadenado. La cueva, que sugiere también la idea del útero materno, refuerza este
simbolismo, que puede relacionarse además con el mito de la caverna de Platón.
Entre los vv. 123-72 aparece el ejemplo más claro de correlación diseminativa recolectiva (Dámaso Alonso) de la pieza. Obsérvese la rigurosa ordenación jerárquica
dispuesta por Calderón: ave, animal terrestre, pez, arroyo. Todo el fragmento constituye una magnífica expresión barroca del anhelo de libertad.
i
105
110
115
120
125
58
o ramillete con alas15,
cuando las etéreas salas16
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
130
Nace el bruto, y con la piel
que dibujan manchas bellas17,
apenas signo es de estrellas
—gracias al docto pincel—,
cuando, atrevido y crüel,
la humana necesidad
le enseña a tener crueldad,
monstruo de su laberinto;
¿y yo, con mejor instinto,
tengo menos libertad?
135
140
Nace el pez, que no respira,
aborto de ovas y lamas18,
y apenas bajel de escamas
sobre las ondas se mira,
cuando a todas partes gira,
midiendo la inmensidad
de tanta capacidad
como le da el centro frío;
¿y yo, con más albedrío,
tengo menos libertad?
145
150
Nace el arroyo, culebra
que entre flores se desata,
y apenas sierpe de plata,
entre las flores se quiebra,
cuando músico celebra
de las flores la piedad
que le dan la majestad
155
15
Hesse (op. cit., pág. 68) anota la figura de catacresis, consistente en cruzar las características de dos objetos —pájaro y flor, aquí— en “flor de pluma” y “ramillete con
alas”.
16
etéreas salas, (metáfora culterana), el aire.
17
Pasaje oscuro. Martín de Riquer sugiere una confusión calderoniana entre el tigre y
el leopardo cuando se refiere al bruto. Respecto a “dibujan” el sujeto es “manchas
bellas”, pese a que algunas ediciones tomen el verbo en singular. Diversos comentaristas consideran el v. 140 como una alusión al mito del minotauro de Creta, animal
fabuloso mitad toro, mitad hombre.
18
ovas, planta de la familia de las algas; lamas, cieno del fondo de las aguas.
del campo abierto a su huida;
¿y teniendo yo más vida,
tengo menos libertad?
En llegando a esta pasión,
un volcán, un Etna19 hecho,
quisiera sacar del pecho
pedazos del corazón:
¿qué ley, justicia o razón
negar a los hombres sabe
privilegio tan süave,
excepción tan principal,
que Dios le ha dado a un cristal,
a un pez, a un bruto y a un ave?
59
165
170
ROSAURA
Temor y piedad en mí
sus razones han causado.
SEGISMUNDO
¿Quién mis voces ha escuchado?
¿Es Clotaldo?
175
CLARÍN
(Aparte a ROSAURA.)
Di que sí.
ROSAURA
No es sino un triste, ¡ay de mí!,
que en estas bóvedas frías
oyó tus melancolías.
SEGISMUNDO
(Ásela.) Pues la muerte te daré
porque no sepas que sé
que sabes flaquezas mías.
Sólo porque me has oído,
entre mis membrudos brazos
te tengo de hacer pedazos.
19
Etna, volcán siciliano en actividad. Símbolo de pasión y violencia.
180
185
60
CLARÍN
Yo soy sordo, y no he podido
escucharte.
ROSAURA
Si has nacido
humano, baste el postrarme
a tus pies para librarme.
SEGISMUNDO
Tu voz pudo enternecerme,
tu presencia suspenderme,
y tu respeto turbarme.
¿Quién eres? que aunque yo aquí
tan poco del mundo sé,
que cuna y sepulcro fuej
esta torre para mí;
y aunque desde que nací
—si esto es nacer— sólo advierto
este rústico desierto
donde miserable vivo,
siendo un esqueleto vivo,
siendo un animado muertok;
y aunque nunca vi ni hablé
sino a un hombre solamente
que aquí mis desdichas siente
por quien las noticias sé
de cielo y tierra; y aunque
aquí, por más que te asombres
y monstruo humano me nombres,
entre asombros y quimeras20,
soy un hombre de las fieras
y una fiera de los hombresl.
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195
200
205
210
20
quimera, monstruo de la mitología griega con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola
de serpiente que simboliza las fuerzas destructoras de la naturaleza.
j
Símbolo de la concepción desengañada que de la vida tiene el Barroco: la vida es tan
efímera que parecen juntarse la cuna y la sepultura.
Ejemplo de paralelismo formado por un doble oxímoron. En cuanto a su sentido
véase de nuevo lo dicho en la nota anterior.
Quiasmo o construcción cruzada. Obsérvese la acumulación de recursos, símbolos y
términos que subrayan la imprensión monstruosa y destructora que se atribuye a
Segismundo.
k
l
Y aunque en desdichas tan graves,
la política he estudiado,
de los brutos enseñado,
advertido de las aves,
y de los astros süaves
los círculos he medido,
tú sólo, tú has suspendido
la pasión a mis enojos,
la suspensión a mis ojos,
la admiración al oído.
Con cada vez que te veo
nueva admiración me das,
y cuando te miro más,
aún más mirarte deseom.
Ojos hidrópicos21 creo
que mis ojos deben ser;
pues cuando es muerte el beber,
beben más, y desta suerte,
viendo que el ver me da muerte,
estoy muriendo por ver.
Pero véate yo y muera;
que no sé, rendido ya,
si el verte muerte me da,
el no verte ¿qué me diera?
Fuera más que muerte fiera,
ira, rabia y dolor fuerte;
fuera muerte: desta suerte
su rigor he ponderado,
pues dar vida a un desdichado
es dar a un dichoso muerte.
ROSAURA
Con asombro de mirarte,
con admiración de oírte,
21
hidrópico, (figuradamente) insaciable, sediento con exceso. Los juegos conceptistas
de los versos siguientes recuerdan a la lírica de cancionero del XV, tradición continuada por algunos poetas del XVI y XVII.
m
Ciriaco Morón (op. cit., págs. 14 y ss.) considera a Rosaura la imagen de Eva, que
complementa y perfecciona al varón, Adán, del que es símbolo Segismundo (asociación que se relaciona a su vez con el tema del pecado original). En el teatro del XVII
es muy común el tópico aristotélico sobre el varón que necesita a la mujer como la
materia a la forma.
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