La violencia intrafamiliar o violencia doméstica se entiende como cualquier cosa que un familiar tuyo o alguien muy cercano a ti, te haga o te deje de hacer, que afecte de manera negativa tu cuerpo, tu sexualidad, tus emociones o tus relaciones con otras personas. La violencia es ejercida por la persona que tiene mayor poder y autoridad, en contra de quien es subordinado o dependiente. El agresor ve a la otra persona como un objeto que le pertenece. Este tipo de violencia puede afectar a cualquier persona. No importa su religión, el color de su piel o su clase social. Es decir, se da en familias con altos ingresos económicos, en familias con muchas carencias, en familias que viven con ambos padres, o que viven con uno solo, en familias con una religión determinada, en fin, en cualquier tipo de familia que puedas imaginar. Se llama así, porque el agresor tiene un nexo familiar o íntimo con la persona agredida. Se pueden dar las siguientes relaciones: Adulto-adulto Adulto-niño Adulto-adulto mayor o anciano/a Por lo general, entre ambos hay una relación familiar directa o de pareja. Sin embargo, también se considera violencia doméstica cualquier agresión que ocurra en familias adoptivas, albergues de cuido temporal o permanente, internados, guarderías infantiles, residencias médicas, residencias estudiantiles, conventos, hogares sustitutos, etc. La violencia intrafamiliar puede manifestarse de formas diversas. Estas diferentes manifestaciones se pueden dar solas o combinadas entre sí: Abuso físico: suele ser el más fácil de detectar. Incluye golpear, sacudir, quemar, pellizcar, morder, ahogar, aplastar, arrojar, azotar, dar palizas, o cualquier otra acción que ocasione lesiones en el cuerpo, deje marca o produzca dolor físico. Abuso sexual: es cualquier tipo de contacto sexual entre dos adultos, o un adulto y un menor o entre dos menores, cuando una de las dos personas no quería tener este contacto y está siendo obligada de alguna manera. Puede obligarse a alguien con fuerza, con palabras, con amenazas o haciéndolo sentir culpable (manipulación). Si el que abusa es un familiar, se le llama incesto. Abuso emocional o psicológico: este tipo de abuso es difícil de detectar porque no deja marcas visibles. Dentro de una familia es normal que sus miembros se enojen y griten. Sin embargo, si los gritos y el enojo son constantes, y la persona agredida es despreciada, amenazada, humillada, esto se convierte en abuso. Otras veces, el abuso emocional puede ser tan sutil que no requiera de enojo y gritos, pero sí de mensajes que dañan la autoestima y hacen sentir a las personas agredidas que ellas no valen o no son importantes. Negligencia o carencia emocional: este abuso ocurre cuando un niño o una niña o adolescente no recibe alimento, vivienda, ropa, atención médica, supervisión o atención que necesita y que sus padres le podrían proporcionar. Si un padre o madre no puede comprar algunas cosas porque no tiene el dinero suficiente, o porque son lujos no estrictamente necesarios, eso NO es negligencia por parte de sus padres. Pero si un padre o madre no presta apoyo emocional o atención a las necesidades de su hijo o hija , teniendo las posibilidades de hacerlo, lo desatiende física y emocionalmente esto se llama negligencia. Cualquier comportamiento que tenga como propósito degradar, controlar o forzar a alguien a hacer algo que no quiere hacer. Esto último se llama coaccionar. ¿Por qué es tan dañina? Es perjudicial, por varias razones: Existe un abuso de por medio. Puede ser un abuso muy severo. Hay una vivencia de traición por parte de la persona agredida, pues es maltratada por quien debía respetarla, cuidarla y atenderla. Es una de las agresiones más crueles que existen: se da en un espacio que debería ser seguro, donde se supone que las personas deben amarse y aprender buenos valores. ¿Qué consecuencias tiene? Algunas de las consecuencias de la violencia intrafamiliar son: La persona agredida ve lesionada su salud física y emocional. Los hijos son testigos y víctimas. La familia entera vive en un ambiente de terror e impotencia. Los niños/as y adolescentes abusados no disfrutan de la vida normalmente, crecen con dolor, confusión. Los niños/as y adolescentes abusados muchas veces se acostumbran a tolerar y minimizar las relaciones abusivas. Las personas abusadoras tienen como destino, a menudo, la cárcel. Disminuye la calidad de vida de los miembros de la familia. Efectos psicológicos de las relaciones de abuso La autoestima de la persona agredida se daña. Aunque no se dé cuenta, se siente inferior, menos útil, menos importante que los demás. Puede tener problemas para conciliar el sueño y para concentrarse. El rendimiento académico puede verse afectado. Se experimenta sentimientos de enojo, miedo, rabia consigo mismo, confusión, vergüenza y culpa. Pueden tener dificultad para hacer amistades. Pueden tener comportamientos de autodestrucción: hacerse lesiones a sí mismos (como pegarse, hacerse heridas) abusar de sustancias dañinas, cometer suicidio. Sufren depresión o tristeza. Existen muchas razones por las que una persona puede ser abusadora. Algunas de ellas son: Si ha crecido en una familia donde ya ha existido violencia, puede haber aprendido que al abuso y el maltrato son formas permitidas y adecuadas para vivir. Puede ser que no sepa controlar adecuadamente sus emociones. Por ejemplo, no saber controlar el enfado o no saber enfrentar el estrés, puede llevar a alguien a maltratar a otra persona. Especialmente si tiene más poder que la persona que agrede. Algunos trastornos de la personalidad y algunas enfermedades mentales también pueden interferir con la capacidad de una persona para relacionarse con los demás de una forma sana. Por supuesto que esto NO SIGNIFICA que todas las personas que padecen algo así, se van a convertir en agresoras. Muchas veces el uso y abuso de alcohol y drogas pueden llevar a alguna persona a que maltrate a otra, porque baja su capacidad de autocontrol, y pueden producir irritabilidad y agresividad. Independientemente de las razones que lleven a una persona a convertirse en un/a abusador/a, estas de ninguna manera justifican su conducta, la cual no debe ser tolerada. Hay muchas personas que viven situaciones muy difíciles o dolorosas y no por eso agreden a otros familiares con menos poder que ellos. ES MUY IMPORTANTE QUE CONOZCAS ESTAS RAZONES, PORQUE SI HAS VIVIDO UN PATRÓN DE VIOLENCIA EN TU CASA, PUEDES CORTARLO SI TE LO PROPONES. TÚ PUEDES ESCOGER NO SER UN/A AGRESOR O AGRESORA. ¿Qué debería hacer una persona que experimenta abuso o maltrato? Las personas que son víctimas de maltrato necesitan ayuda. El hecho de mantenerlo en secreto no les protege de futuros abusos. Por el contrario, el ocultarlo incrementa la probabilidad de que continúen los malos tratos. El maltrato y/o abuso NUNCA es culpa de quien lo recibe. Algunos agresores o abusadores pueden intentar manipular a quienes maltratan para que crean que ellos son los culpables de los malos tratos y/o para que los mantengan en secreto. Un maltratador puede decir cosas como: "Esto será un secreto entre tú y yo", o "Si se lo cuentas a alguien, te haré daño o se lo haré a tu madre", o "Si intentas explicárselo a alguien, tendrás problemas. Nadie te creerá e irás a la cárcel por mentiroso/a". Éstas son las formas de conseguir que la persona que es agredida crea que no hay nada que pueda hacer y, por lo tanto, no merece la pena tomar medidas para poner fin a los abusadores o denunciarlos. A las personas que son objeto de agresión y/o abuso puede resultarles difícil obtener ayuda, porque para ello quizás tengan que acusar a alguien que quieren o a quien le temen. De ahí que las agresiones no se suelan denunciar. El primer paso es reconocer… Te puede parecer muy extraño, pero a las personas que están siendo agredidas, se les puede hacer difícil reconocerlo. Aceptan la situación como algo natural y creen que no se puede hacer nada al respecto. Las personas maltratadas pueden pensar que son ellas quienes provocan el maltrato, por su mala conducta o por no estar a la altura de las expectativas de otra persona. ESTO NO ES CIERTO. Una persona que se ha criado en una familia violenta, donde se viven malos tratos aprende esta forma de relacionarse. Puede creer erróneamente que golpear, empujar, aplastar, humillar o insultar son formas perfectamente normales de tratar a los demás cuando uno está muy enfadado. Es importante que, si has crecido en una familia donde haya alguna forma de violencia, sepas que el maltrato no es una forma normal, sana o aceptable de tratar a los demás. PUEDES APRENDER A TRATAR Y SER TRATADO DE MEJOR MANERA. Si tú o alguien que conoces está siendo objeto de malos tratos, habla con alguien en quien confíes o en quien confíe tu amigo, como un familiar, un amigo, un profesor de confianza, un médico o un adulto que trabaje con menores, sea en tu colegio o instituto o en tu iglesia. Por ejemplo, hay muchos profesores y psicólogos escolares que tienen la formación necesaria para detectar y denunciar el abuso o maltrato. Pedir ayuda y apoyo es un primer paso sumamente importante para cambiar la situación. SI QUIERES CAMBIAR UNA FORMA VIOLENTA DE RELACIONARTE QUE TE DAÑA O HACE DAÑO A OTROS, HAY SOLUCIÓN. 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