5.- TEXTURA-TERNEZA 5.1.- GENERALIDADES La textura aparece

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REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
5.- TEXTURA-TERNEZA
5.1.- GENERALIDADES
La textura aparece como una percepción psico-química compleja y
multidimensional (KRAMER, 1973a). Se puede definir como la unión de las
propiedades reológicas y de la estructura de un producto alimenticio perceptibles por
los receptores mecánicos, táctiles y eventualmente visuales y auditivos, condicionando
la apetencia de un alimento.
En la carne cocida, DRANSFIELD et al. (1984) señalan que la textura lleva
consigo
dos
componentes
principales:
terneza
y
jugosidad
que
explican
respectivamente el 64% y el 19% de las diferencias entre las muestras. Las carnes
menos jugosas son consideradas menos tiernas.
La terneza es la cualidad de la carne de dejarse cortar y masticar (con mayor o
menor facilidad) antes de la deglución, estando directamente ligada a la resistencia
mecánica del producto consumible. El caso contrario sería la dureza, definida como la
propiedad de la textura manifestada por una alta y persistente resistencia a la rotura en
la masticación (JOWITT, 1964). Para WEIR (1960) la carne puede considerarse como
la suma de tres componentes: facilidad de penetración de los dientes en la carne al
inicio de la masticación, facilidad de fragmentación de la carne y cantidad de residuo
que queda en la boca concluída la masticación.
La firmeza se define como la propiedad de la textura manifestada por una alta
resistencia a la deformación por aplicación de una fuerza, siendo registrada tras los
primeros mordiscos.
5.1.1.- Condicionantes estructurales
Dos fracciones protéicas determinan la terneza, de una parte las proteínas del
tejido conjuntivo y de otra parte las proteínas miofibrilares (MARSH, 1977).
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Las proteínas del tejido conjuntivo que envuelve el músculo constituyen un
elemento negativo que limita la terneza. Fue el primero en ser identificado (LEHMANN,
1907), a pesar de su débil cantidad (0,5 a 2 p100), y sigue siendo objeto de numerosos
estudios (CARMICHAEL y LAWRIE, 1967; MOHR y BENDALL, 1969; CROSS et al.,
1973; KOPP y BONNET, 1982).
La cantidad de colágeno, principal componente del tejido conjuntivo, determina
la llamada dureza de base, posee una alta fuerza de tensión y propiedades físicas
(BAILEY, 1972) que hacen que a una edad dada sea determinante su influencia, de
forma que cuanto más importante es esta fracción más dura es la carne.
Pero el problema no es sólo cuantitativo sino también cualitativo. Así sus
características bioquímicas (DUANCE et al, 1977), su estado de polimerización (GOLL
et al., 1964b), la repartición de su trama conjuntiva (grado de reticulación), sus
características morfo-anatómicas (DUMONT et al, 1977; SCHMITT et al., 1979;
LEPETIT y CULIOLI, 1988), la naturaleza, el número y longitud de sus uniones (GOLL
et al., 1970; BAILEY y ETHERINGTON, 1980), todo lo cual hace que a igual cantidad
de colágeno la terneza sea variable.
No
obstante
algunos
estudios
realizados
por
diversos
autores
(HERSCHBERGER et al, 1951; WIERBICKI et al., 1954; GOLL et al., 1963) han
indicado que el colágeno total tiene escasa relación con la terneza, sin embargo HILL
(1966) señala que la solubilidad del colágeno podría ser el factor a considerar al hablar
de terneza, como así lo afirma CROSS et al. (1973) al corroborarlo con la valoración de
un panel sensorial. Para YOUNG y BRAGGINS (1993) la concentración de colágeno es
más determinante en la valoración de la terneza de carne ovina por un panel sensorial,
mientras que la solubilidad está más relacionada con la fuerza de corte.
La segunda fracción protéica implicada son las proteínas miofibrilares cuyas
transformaciones post-mortem son responsables de las principales variaciones de
terneza registradas, existiendo relación entre terneza y el grado de contracción de las
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miofibrillas (músculos relajados son más tiernos que los contraídos). LOCKER (1960) y
más tarde MARSH y LEET (1966) y HERRING et al. (1967) demostraron que la dureza
de la carne está relacionada con la contracción de las fibras musculares como se refleja
en la longitud del sarcómero.
Las condiciones durante el desarrollo del rigor son los factores más importantes
que controlan el ablandamiento y maduración para la mayoría de las carnes
comerciales. Así el grado de contracción está en función de la forma en que se
desarrolla el rigor, de este modo cuanto más rápido mayor es el acortamiento de los
sarcómeros, conllevando asociada una mayor dureza.
Por otra parte un rápido enfriamiento (temperaturas inferiores a 10?C) en estado
pre-rigor es un efectivo promotor del llamado acortamiento por frío ("cold-shortening")
(LOCKER y HAGYARD, 1963), la amplitud del fenómeno crece cuando se sitúa en
temperaturas próximas al punto de congelación y decrece cuanto más tarde postsacrificio se produce el choque frío y finalmente se anula si se realiza tras el rigor.
La terneza se incrementa si el intervalo entre sacrificio y enfriamiento se alarga
(MARSH y LEET, 1966), de manera que con 16 horas de demora post-mortem se
produce la terneza máxima (MARSH et al., 1968).
Si además la refrigeración es seguida de congelación previa al comienzo del
rigor, el grado de endurecimiento llega a ser mayor debido a un adicional cambio de la
longitud
a
la
hora
de
la
descongelación
("thaw-rigor":
acortamiento
por
descongelación) (MARSH y THOMPSON, 1958), sobre todo si es rápida. Fue
descubierto en la rana por MORAN (1930), estudiado en detalle en la ballena por
SHARP y MARSH (1953) y después en corderos por MARSH y THOMPSON (1958).
Posteriormente se han realizado más investigaciones sobre todo en Nueva Zelanda
donde la intensificación del trabajo ha llevado a la congelación pre-rigor. LOCKER et al.
(1975) han revisado de forma detallada estudios realizados sobre este problema dada
la insuficiente terneza de los corderos exportados a Europa.
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A pesar de todo existen algunas sugerencias en la literatura de forma que un
enfriamiento rápido (con temperaturas de -20?C) es posible en ciertas circunstancias.
DAVEY y GILBERT (1973) y DAVEY y GARNETT (1980) sugieren que colocándolos
colgados, pueden congelarse canales de cordero en pre-rigor sin endurecimiento si la
refrigeración es suficientemente rápida. Afirmación apoyada también por SHERIDAN
(1990).
Justo en el comienzo del rigor la contracción muscular es reversible, pero se
hace irreversible conforme el rigor se desarrolla. Cuando cerca del pH último se
ocasiona el acortamiento por el rigor, si éste se realiza a altas temperatura (30?C), se
produce el llamado acortamiento por calor ("heat-shortening").
LOCKER (1960) fue el primero en sugerir que el estado de contracción muscular
(medido por medio de cambios en la longitud del sarcómero) se relacionaba con la
terneza. DAVEY et al. (1967) demostraron que la extensión de la maduración disminuye
con el incremento del acortamiento muscular o reducción del sarcómero. A
conclusiones similares llegaron LOCKER et al. (1975), MacFARLANE et al. (1981),
JAIME (1988) y CEÑA et al. (1992a) respecto al estado contraído o estirado del
músculo sobre el endurecimiento de la carne. Mientras SMULDERS et al. (1990)
señalaron que esta relación es dependiente del grado de glicolisis post-mortem. La
extensión del acortamiento también depende del grado de restricción impuesto por las
uniones al esqueleto.
La opinión generalizada de que la maduración no elimina el endurecimiento
producido en fases anteriores (VALIN, 1968), ha sido rechazada basándose en el
hecho de que el endurecimiento por contracción y el ablandamiento por maduración
son dos procesos independientes como han señalado BOUTON et al. (1973a) en
corderos. Aun más, se ha constatado (WHEELER y KOOHMARAIE, 1994) que es
mayor el grado de terneza en corderos tras 14 días de madurado que tras el sacrificio
cuando todavía no se ha instaurado el rigor.
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5.1.2.- Condicionantes ultraestructurales
Las principales proteínas contráctiles, actina y miosina, no son degradadas (HO
et al., 1994). No hay tampoco constancia de cambios proteolíticos en el colágeno
durante el almacenamiento post-mortem comparables con aquellos de las proteínas
miofibrilares (TARRANT, 1987).
Siendo la causa del ablandamiento, la degradación de algunas proteínas
musculares es una razón fundamental para mejorar la terneza de la carne durante el
almacenamiento post-mortem (DUTSON, 1983; GOLL et al., 1983a).
En la región de la banda I de las miofibrillas se encuentran estructuras
citoesqueléticas transversales llamadas líneas N2 (LOCKER y LEFT, 1976; LOCKER,
1984). En músculos estriados la línea N2 es el lugar de acumulación del calcio
intracelular según algunos autores (YAROM y MEIRU, 1971, YAROM y CHANDLER,
1974) y está compuesta principalmente por nebulina. La fragmentación de las
miofibrillas tiene lugar a nivel de la línea N2, o al menos su debilitamiento en la
maduración, lo que determina una disminución de su resistencia (OUALI, 1990).
Existe una degradación de la desmina, que es el constituyente principal de los
filamentos intermedios, su desaparición determinará debilitamiento de la unión de las
fibrillas a nivel de la línea Z (PENNY, 1980; ANDERSON y PARRISH, 1989),
apareciendo como un indicador adecuado de la maduración (KOOHMARAIE et al.,
1986).
Se produce un debilitamiento y/o degradación del disco Z (HENDERSON et al.,
1970; DAVEY y DICKSON, 1970; OLSON et al., 1976, GANN y MERKEL, 1978;
PENNY, 1980; GOLL et al., 1983a; KOOHMARAIE et al., 1986; SLINDE y KRYVI, 1986,
BELTRAN, 1988), además de la separación de las miofibrillas y unión de los filamentos
I a los discos Z (HENDERSON et al., 1970; DAVEY y DICKSON, 1970; SAYRE, 1970;
GANN y MERKEL, 1978; PENNY, 1980).
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Como consecuencia de las pérdidas de la alineación transversal de los discos Z,
líneas M y otros elementos contráctiles (SAYRE, 1970; GANN y MERKEL, 1978;
PENNY, 1980), se observa a microscopio electrónico una desaparición de la densidad
de la línea M (HENDERSON et al., 1970).
Así pues, se produce la proteolisis de ciertas proteínas miofibrilares de elevado
peso molecular (ASGHAR y BHATTI, 1987) con una función citoesquelética, como son
la titina (llamada también conectina) y la nebulina (WANG et al., 1979; WANG y
WILLIAMSON, 1980; HUFF-LONERGAN et al., 1995). ANDERSON y PARRISH (1989)
observaron en carne de bovino que el ablandamiento puede deberse en parte a la
degradación de estas dos proteínas (al igual que afirman LUSBY et al., 1983 y HO et
al., 1994), siendo útil su adecuada identificación como método objetivo de la
clasificación de la calidad de carne de bovino fresca.
También se produce una degradación y pérdida de la troponina T, siendo este el
principal cambio detectable en relación con la terneza (PENNY y DRANSFIELD, 1979),
pero no se le considera determinante, puesto que no es una proteína que posea una
función estructural sino reguladora, de acuerdo también con lo encontrado por
GEORGE et al. (1980) y SALM et al. (1983).
Todo ello es responsable del incremento de la fragilidad de las miofibrillas
durante el almacenamiento (KOOHMARAIE, 1992), apareciendo tras la proteolisis
péptidos como es el componente 30.000 D (MACBRIDE y PARRISH, 1977;
KOOHMARAIE et al., 1984a,b; RONCALES et al., 1992) que puede ser un indicador de
la actividad proteolítica.
Aunque recientemente se aventura (TAYLOR et al., 1995) la posibilidad de que
los discos Z estén intactos los 3- 4 primeros días post-mortem y sean realmente las
bandas I las que se rompan.
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5.1.3.- Condicionantes enzimáticos y bioquímicos
En los músculos post-mortem, varios fenómenos enzimáticos, se producen en la
estructura miofibrilar, lo que conduce primero a una pérdida rápida de la terneza
durante el comienzo del rigor y después a un incremento durante la maduración.
Según SHACKELFORD et al. (1991) y KOOHMARAIE (1992) existen evidencias
de que el sistema proteolítico de las proteínas endógenas del músculo esquelético,
proteinasas Ca++-dependientes
(calpaínas) son reponsables de la proteolisis post-
mortem.
Las calpaínas también reciben otros nombres, siendo identificadas como:
proteinasas calcio-dependientes (BUSH et al., 1972), factor activado por el calcio
(OLSON et al., 1977; KOOHMARAIE et al., 1984a, 1986), proteína neutra calciodependiente (VIDALENC et al., 1983; DUCASTING et al., 1985), proteinasa activada
por calcio (SUZUKI et al., 1982).
Existen dos tipos de calpaínas (I y II), ambas situadas en el citosol. Calpaína I
(CDP-I) es activada primero a bajas concentraciones de calcio y posteriormente se
activa la Calpaína II (CDP-II), cuando la concentración de calcio se hace mayor (GOLL
et al., 1983b, CEÑA et al., 1992b). Ambas van actuando en el ablandamiento de la
carne, observando ZEECE et al. (1986) que se hallan involucradas en la disminución
de las proteínas citoesqueléticas (titina y nebulina). Las dos se van haciendo más
inestables con el almacenamiento, aunque continúan hasta su agotamiento y
destrucción en el cocinado (DRANSFIELD, 1992). La extensión del ablandamiento es
proporcional al nivel de calpaínas y calpastatina, no obstante variaciones en el
desarrollo del rigor pueden alterar la estructura muscular, la liberación de iones calcio y
por consiguiente la actividad de las calpaínas. Es necesario considerar la gran salida
de Ca++ procedente del retículo sarcoplásmico y quizá también de las mitocondrias,
que se produce a bajas temperaturas, de forma que esta elevada concentración
actuaría como activador de las calpaínas (BELTRAN, 1988).
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KOOHMARAIE (1988a) afirma que la calpaína es el único sistema proteolítico
con las características necesarias (muestran una adecuada actividad en el rango de pH
5,5-6,5 según CEÑA et al., 1992b) para llevar a cabo cambios post-mortem,
mencionados anteriormente, que conlleven el ablandamiento de la carne, además
CEÑA et al. (1992b) concluyen diciendo que la calpaína I es activa bajo las condiciones
habituales de almacenamiento de carne de cordero.
WHIPPLE et al. (1990) y SHACKELFORD et al. (1991) han observado que el
inhibidor de las calpaínas (calpastatina), es el parámetro mejor correlacionado con la
terneza tras 14 días de almacenamiento a 2?C y especularon sobre su papel como
regulador de la terneza, aunque la mejor correlación es ? calp/calpast.
Incluso SHACKELFORD et al. (1994) han señalado que es posible la selección
de bovinos por el aumento de la actividad de la calpastatina, contenido de grasa
intramuscular y fuerza de corte del W.B., sin embargo la selección en contra de la
actividad del inhibidor puede ser una mejor aproximación hacia la mejora de la terneza
de la carne.
Han recibido también especial atención por su papel potencial en la maduración
post-mortem (MOELLER et al., 1976) las proteinasas lisosomales: la aspartatoproteinasa catepsina D y las cistein-proteinasas catepsinas B, H y L (GOLL et al.,
1983a) con un pH ácido adecuado, por lo que su actividad se mejora cuando el
músculo se acerca a su pH último. Sin embargo ZEECE y KATOH (1989) señalaron
que la efectividad de estas proteinasas está reducida en condiciones de baja
temperatura. Se encuentran encerradas en los lisosomas, por lo que no se
permeabilizan en condiciones normales (RONCALES, 1993).
No obstante se ha postulado una acción sinergista de todas las proteinasas
como responsables de los cambios post-mortem (DUTSON, 1983; GOLL et al., 1983a;
PEARSON et al., 1983; DUTSON y PEARSON, 1985; GREASER, 1986; ASGHAR y
BHATTI, 1987), aunque no está muy claro.
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Existen otros factores que influyen en el proceso (pH, disminución de la
temperatura, fuerza iónica y otros). Es importante reseñar los mecanismos físicoquímicos causantes del gran incremento de la presión osmótica que ocurre postmortem, aunque no es un factor suficientemente conocido. La fuerza iónica alcanzada
en el post-rigor es suficientemente alta para causar importantes cambios en las
estructuras y para contribuir a su ablandamiento. Según algunos estudios en EE.UU
(MARSH et al., 1987; SMULDERS et al., 1990) se ha mostrado que la terneza
probablemente alcanza su valor más alto si la glicolisis post-mortem se verifica a una
velocidad intermedia (correspondiente a un pH alrededor de 5,9 a 3 horas postmortem) y es menor con una velocidad o bien más lenta o bien más rápida.
5.2.- FACTORES DE VARIACIÓN
5.2.1.- Intrínsecos
5.2.1.1.- Especie
Existen diferencias entre especies (DRANSFIELD et al., 1980-81) que radican
en:
- Dureza de base: han sido señaladas diferencias significativas en el contenido
de tejido conjuntivo entre distintas especies (McCLAIN, 1969),
- Cantidad total de calpaínas (DRANSFIELD, 1992), según ETHERINGTON et
al. (1987) y KOOHMARAIE et al. (1991b), la cantidad y proporción de calpaína I
varía sobre un 10% entre ternero, cordero, conejo y cerdo.
- Desarrollo del rigor: el pH último es alcanzado en bovino de 15 a 36 horas, en
corderos de 12 a 24 horas, en cerdo de 4 a 8 horas y en pollo en 2 horas
(DRANSFIELD, 1992).
- La maduración también difiere significativamente y necesitan distinto tiempo
de ablandamiento. Así, los corderos maduran de forma ligeramente más rápida
que los terneros, pero más lentamente que en cerdo.
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5.2.1.2.- Raza
Según HARRIS (1976) la raza es también un factor a considerar. Existen
diferencias en el tejido conjuntivo entre razas (BOCCARD et al., 1979), siendo además
conocida la influencia del genotipo en la precocidad y por tanto en la mayor o menor
rapidez para depositar tejido adiposo (SIERRA, 1977, LÓPEZ, 1988).
Además según señalan SPECK et al. (1993) pueden existir diferencias entre
genotipos en el sistema calpaínico, incluyendo la calpastatina.
Curiosamente CARPENTER et al. (1964) encuentran que de corderos cruzados
entre razas de lana fina y lana entrefina se obtiene chuletas más tiernas.
5.2.1.3.- Sexo
Se han encontrado diferencias en contenido de tejido conjuntivo entre sexos
(PROST et al., 1975; BOCCARD et al., 1979; KOPP, 1979). Por otra parte, no existen
evidencias según DRANSFIELD et al. (1990) para afirmar que la carne de machos sea
más dura que la de criptórquidos o parcialmente castrados (ALVI, 1980), a pesar de
que los machos enteros tienen una mayor proporción de colágeno.
Las diferencias entre sexos están bien definidas, a la misma edad, las hembras
tienen la carne más tierna que los machos y los castrados son más tiernos que los
enteros (FOX et al., 1962; GATES et al., 1964; ROWE et al., 1965; FIELD et al., 1967;
SHELLY et al., 1970; JACOBS, 1970; FIELD et al., 1971; MISOCK et al., 1976),
especialmente alrededor de la madurez sexual (TOURAILLE, 1991b). En la especie
ovina valores del Warner-Bratzler son generalmente mayores para canales de machos
que para hembras y castrados (FIELD, 1971), lo que puede deberse al diferente nivel
de engrasamiento, sin embargo posiblemente esto se halla incrementado con la edad
pues en corderos jóvenes (1 a 3 meses) no se observa el efecto sexo (SIERRA, 1986a).
5.2.1.4.- Edad
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Varios autores (WOODHAMS et al., 1966; FIELD, 1968; VALIN, 1968; CROSS
et al., 1973; BOCCARD et al., 1979; SHORTHOSE y HARRIS, 1990) han encontrado
una notable influencia. Repetidas veces se ha afirmado que la carne de bovinos más
viejos es más dura que la de jóvenes (TUMA et al., 1963; DIKEMAN y TUMA, 1971;
SMITH et al., 1982). Asimismo SCHÖNFELDT et al. (1993) confirman en su estudio que
la carne de corderos y cabritos jóvenes es más tierna.
Se producen cambios en el colágeno con el incremento de la edad (DUMONT y
VALIN, 1982) por un aumento del número de enlaces covalentes entre las moléculas lo
que está asociado con una menor solubilidad (VERZAR, 1964; SINEX, 1968; BAILEY,
1969). Se ha observado que se forman dos tipos de enlaces: intramoleculares en la
molécula de tropocolágeno (BORNSTEIN y PIEZ, 1966) y enlaces intermoleculares
entre moléculas de fibra intacta, influyendo estos últimos en la estabilización de las
fibras de colágeno. SCHERAGA (1961) señala que un incremento de los enlaces en las
moléculas de proteína podría dar lugar a un grado de hidrólisis más lenta.
Sin embargo existen contradicciones entre los trabajos encontrados respecto a
la mejora o no de la terneza con la edad, la variabilidad entre los resultados se debe a
distintos rangos de peso y edad y a otros factores que también tienen influencia en la
relación. No obstante se sugiere que la terneza del cordero mejora ligeramente hasta 56 meses y luego disminuye (FURNIVAL et al., 1977). Esta mejora podría deberse
igualmente al incremento en tejido adiposo intramuscular, ya que éste es más tardío
(SIERRA, 1977) y su endurecimiento posterior estaría motivada por la estabilidad de
dicho tejido, mientras a la vez el colágeno se torna menos soluble.
Finalmente durante el crecimiento del animal los niveles de calpaína se
incrementan (DRANSFIELD, 1992).
5.2.1.5.- Individuo
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Intrarraza existe un gen de hipertrofia muscular que es el origen en vacuno de
diferencias tanto en el sacrificio como en características de calidad de carne. Los
animales culones poseen una carne que contiene menos lípidos intramusculares y más
agua que los animales normales, con modificaciones en las características de la
terneza de la carne (MENISSIER, 1982), asimismo existe una modificación de la
estructura miofibrilar en estos animales (OUHAYOUN y BEAUMONT, 1968;
SWATLAND y KIEFFER, 1974; BAILEY et al., 1982). ASHMORE y ROBINSON (1969)
y OUHAYOUN (1982) han puesto en evidencia una presencia más numerosa de fibras
? w en los animales culones, encontrando además BOCCARD (1981) diferencias en el
colágeno.
5.2.1.6.- Músculo
Existen diferencias entre los músculos de una canal (BATCHER et al., 1962;
WINTER, 1970; JEREMIAH et al., 1971; OUALI, 1981; DRANSFIELD y JONES, 1981;
OUALI et al., 1983; OUALI y VALIN, 1984; OUALI et al., 1988; VALIN, 1988; MONIN y
OUALI, 1989) en función de la distinta cantidad de colágeno que tienen. También
existen diferencias dentro de un mismo músculo (RENOU, 1964) o según la posición
anatómica del L.D. que se considere (DRANSFIELD et al., 1982).
Asimismo en una refrigeración no todos los músculos alcanzan la temperatura
uniformemente lo que conlleva acortamientos por zonas, no respondiendo igualmente
al cocinado (HOSTETLER et al., 1976), pero existe menor variación a bajas
temperaturas (60?C) que a altas (80-100?C).
Según OUALI (1990) es posible considerar tres puntos en la variación muscular:
niveles de enzima e inhibidores (niveles de calpaína y calpastatina), sensibilidad a la
proteolisis de las proteínas musculares y presión osmótica.
El valor de la actividad ATPásica miofibrilar es dependiente del tipo de músculo
(OUALI, 1981) y constituye un índice adecuado del maduramiento miofibrilar (OUALI,
1984). La maduración será mayor en músculos con fibras blancas de contracción
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
rápida que en los rojos de contracción lenta (OUALI y VALIN, 1984).
HINER et al. (1953) y TUMA et al. (1962a) indican que la carne de músculos que
tienen fibras de pequeño diámetro es más tierna que la carne con fibras con mayor
diámetro. HERRING et al. (1965a) señalaron que músculos con sarcómeros largos
tienden a tener baja resistencia al corte y así son más tiernos. Según RAMSBOTTOM
et al. (1945), los músculos de gran actividad o aquellos sometidos a mucho esfuerzo
contienen mayores cantidades de tejido conjuntivo que aquellos de menor actividad.
Para SAÑUDO (1980) el orden de terneza en ovino (de mayor a menor) sería:
infraespinoso, largo dorsal, vasto lateral, semimembranoso, serrato cervical y pectoral
profundo.
5.2.1.7.- Engrasamiento
Se han señalado significativas relaciones (FORREST, 1962; CARPENTER y
KING, 1965a; SMITH y CARPENTER, 1970) en corderos entre medidas de
engrasamiento y terneza. Sin embargo CARPENTER et al. (1964) y WOODHAMS et al.
(1966) opinan que canales más engrasadas no tienen porque ser necesariamente más
tiernas. Pero los resultados son a veces difíciles de comparar por la variedad de
métodos usados, diversidad de músculos utilizados y distintos índices de
engrasamiento usados en los experimentos.
CROSS et al. (1972) y REAGAN (1974) señalaron correlaciones significativas
entre grasa intramuscular, contenido en grasa y longitud del sarcómero en L.D. de
cordero y ternero, sugiriendo que el veteado y grasa subcutánea pueden estar
relacionados con la terneza en función de su efecto aislante (PURCHAS, 1978),
reduciendo la severidad del acortamiento por frío inducido por las bajas temperaturas
de refrigeración. Así SMITH et al. (1976) concluyen afirmando que corderos que tienen
elevadas cantidades de grasa se enfrían más lentamente y mantienen las temperaturas
musculares, existiendo una degradación enzimática durante un mayor período de
tiempo post-mortem. Presentan menos sarcómeros contraídos, ofrecen un tejido
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
conjuntivo más suave y son más tiernos en definitiva que corderos con un contenido en
grasa más limitado.
5.2.2.- Extrínsecos
5.2.2.1.- Alimentación y sistema de explotación
Se conoce desde hace tiempo que cuando el ganado sufre una intensa
reducción de peso por desnutrición, las fibras reducen su diámetro hasta casi la mitad
del normal y la carne se hace más dura.
SOLOMON et al. (1986) y SOLOMON y LYNCH (1988) han indicado que
raciones con elevada cantidad de elementos bastos (alfalfa) en corderos jóvenes
resultan canales más magras al sacrificio con una mejora de la terneza, si se compara
con una dieta alta en concentrado. Sin embargo CROUSE et al. (1978) y SUMMERS et
al. (1978) obtuvieron carne más tierna en corderos alimentados con dietas de alta
energía en contraste con los alimentados con baja energía; a las mismas conclusiones
llegaron MILLER et al. (1987b) con novillos, mientras KEMP et al. (1976b) señalaron
valores de terneza mayores en las canales de animales que recibieron dietas con
mayor nivel protéico. Además BULL et al., (1994) han afirmado que dietas con grano de
cereal en terneras reducen el contenido en grasa muscular disminuyendo así la terneza
de la carne cocinada en comparación con dietas lacteadas.
Por otra parte, AALHUS et al. (1991) señalaron que la carne de ovinos con
resistencia muscular progresiva debido al ejercicio es más tierna que los controles
estabulados.
MITCHELL y HAMILTON (1933) indicaron que el incremento de terneza en
carne de ganado que realiza ejercicio continuado es debido a la disminución de la
proporción de tejido conjuntivo en relación con las proteínas miofibrilares. Sin embargo
ESSEN y GUSTAVSSON (1988) sugieren un incremento de glucógeno y de la
actividad enzimática, produciéndose un cambio en el metabolismo post-mortem.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
AALHUS et al. (1991) apoyan la primera de las hipótesis.
Sin embargo otros autores (HAWRYSH et al., 1974; MANDIGO et al., 1971) no
encontraron diferencias.
Como puede observarse se presentan muy diversos ensayos, con diferentes
resultados, debido en general a que el material animal (raza y edad), la alimentación y
sistema de explotación utilizados son también diferentes.
5.2.2.2.- Aditivos y anabolizantes
El empleo de anabolizantes en la alimentación se traduce de forma negativa
sobre la terneza de la carne (TOURAILLE y GIRARD, 1985).
Se han utilizado varios tipos de ß-agonistas adicionado al pienso para alimentar
ganado vacuno, ovino, porcino y aves produciendo casi siempre un incremento en la
dureza. El cimaterol incrementa los valores al corte en ovino (HAMBY et al., 1986;
HANRAHAN et al., 1987). Los ß-agonistas producen cambios en los niveles de
calpaína (KRETCHMAR et al., 1990, WANG y BEERMANN, 1988) y de su inhibidor
específico la calpastatina (KOOHMARAIE y SHACKELFORD, 1991), variando su
influencia con la duración de la administración.
LEE y KIM (1994) apuntan que administrando en la dieta cimaterol a corderos se
produce asimismo un aumento de la dureza debido a la existencia de:
- menor actividad citocromo oxidasa,
- menor glucógeno inicial,
- mayor pH a las 24 horas medido en el m. Longissimus y Semimembranosus,
- menor grasa intramuscular,
- mayor concentración de las proteínas en el músculo.
KRETCHMAR et al. (1990), KOOHMARAIE y SHACKELFORD (1991) y
KOOHMARAIE et al. (1991a) han descubierto que en corderos alimentados con ß-
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
adrenérgicos, la carne de sus canales es más dura, no existiendo ablandamiento
durante la conservación post-mortem. KOOHMARAIE (1992) apoya estos resultados
señalando como razón de la dureza la falta de proteolisis post-mortem (FIEMS et al.,
1990; WHEELER y KOOHMARAIE, 1992). LUÑO et al. (1994) confirman lo anterior, en
terneros a los que se les ha administrado clenbuterol, afirmando por ello que es posible
la determinación de la presencia de este producto comparando la dureza del primer y
octavo día.
Además BARRIO et al. (1994) han señalado que la actividad de la catepsina A
muscular disminuye significativamente en el grupo de corderos tratado con salbutamol
comparado con el testigo.
5.2.2.3.- Condiciones pre-sacrificio
Como ya se ha comentado, las condiciones previas al sacrificio son de una
enorme importancia.
KIRTON et al. (1968) no encuentran diferencias de palatabilidad entre diferentes
tipos de ayuno, coincidiendo con lo encontrado por VRCHLABSKY (1967) en cerdos.
Estos resultados no están de acuerdo con la puntalización de WATT (1968) donde el
ayuno y el descanso de corderos previo al sacrificio mejoran la terneza de la carne. Por
otra parte las condiciones del ayuno (por ejemplo consumo de agua o no) pueden influir
notablemente (SIERRA, 1977).
Sin embargo FLORES et al. (1992) señalan que en bovinos la espera previa al
sacrificio y el movimiento causan alteraciones en la homeostasis, conllevando una
situación estresante, de forma que existe una gran probabilidad de que se vea
disminuida la terneza de la carne cuando esta espera es muy larga.
5.2.2.4.- Manejo tras el sacrificio
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Escisión, contracción o extensión y sus efectos sobre el estado contráctil de las
fibras musculares están altamente asociados con la terneza de la carne (LOCKER,
1960; MARSH y LEET, 1966; HERRING et al., 1967). Así cambios en la posición de la
canal durante el comienzo del rigor producen efectos pronunciados en la longitud del
sarcómero, diámetro de la fibra muscular y terneza (EISENHUT et al., 1965;
HOSTETLER et al., 1970). HERRING et al. (1967) señalan la importancia de la
prevención de un acortamiento para asegurar la máxima extensión.
La suspensión vertical de la canal presenta un efecto beneficioso para unos
músculos y perjudicial para otros, según se facilite su distensión o contracción
(HERRING et al., 1965b). Algunos autores apoyan la suspensión pélvica (HERRING et
al., 1965b; HOSTETLER et al., 1970; QUARRIER et al., 1972) por dar lugar a
sarcómeros más largos en la mayoría de los músculos.
Efectivamente la suspensión desde el tendón de Aquiles permite el alargamiento
de los mejores músculos (trozos de primera categoría) y añadiendo incluso en
ocasiones pesos en el cuello y extremidades anteriores para una casi total extensión
(SIERRA, 1977).
5.2.2.5.- Almacenamiento y maduración
Es
conocido
desde
comienzos
de
siglo
(LEHMANN,
1907)
que
el
almacenamiento a temperaturas de refrigeración mejora la terneza de la carne. Es un
método usado frecuentemente para conseguir un apropiado ablandamiento y varía con
la duración (OUALI, 1990). Maduración durante tres semanas en refrigeración, produce
notables mejoras en terneza, pero es costoso comercialmente hablando y conlleva un
riesgo de deterioro de la carne. Sin embargo es norma de numerosos carniceros, sobre
todo en bovino, a fin de ablandar canales de bovino adulto (SIERRA, 1977).
HUFF y PARRISH (1993) afirman que el incremento del tiempo de maduración
es un factor que influye con más notoriedad en la mejora de la terneza que el sexo o la
edad.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Por otra parte en el caso de congelación, un prolongado almacenamiento
provoca modificaciones en la estructura del colágeno, disminuyendo la terneza (VALIN
et al., 1971); sin embargo ciertas carnes como la de cordero son estables en la
congelación (KOPP, 1973).
5.2.2.6.- pH, CRA, y fuerza iónica
Varios autores (BOUTON et al., 1957, 1971; LUCKETT et al., 1975; YOUNG y
FOOTE, 1984; ZEROUALA y STICKLAND, 1991) han identificado al pH muscular como
un factor importante que influye en la terneza final. El grado de metabolismo postmortem (medido por el pH) conforme se altera la temperatura, tiene un efecto
significativo en la terneza.
MILES y LAWRIE (1970) investigaron la relación entre pH y terneza en músculo
cocinado de conejo, encontrando que la terneza es pH dependiente, así mismo en
ovino BOUTON et al. (1971) obtuvieron una correlación muy alta con el pH.
MARSH et al. (1980-81) observaron que el pH elevado en los primeros
momentos post-mortem ejerce un efecto beneficioso sobre la terneza. De la misma
forma, el pH final alto incrementa la terneza de la carne (BOUTON et al., 1971, 1972;
YU y LEE, 1986). Este efecto del pH ha sido también observado en músculos de pollo
por KHAN y NAKAMURA (1970). BELTRAN (1988) concluye diciendo que si bien el
acortamiento de los músculos induce una mayor dureza de la carne, los valores de pH
altos en el rigor mortis poseen un efecto ablandador intenso que contrarresta el
provocado por el acortamiento.
Por otro lado DEVINE et al. (1993) encuentran valores similares de terneza entre
animales jóvenes con bajo pH y animales más viejos con alto pH, por lo que afirman
que la contribución del tejido conjuntivo a la terneza en el L.D. en corderos es poco
importante, si bien este es un músculo con escaso tejido conjuntivo.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Las diferencias en la glicolisis pre y post-mortem han sido relacionadas con
diferencias en dureza por KHAN y NAKAMURA (1970) como sucede con el estrés presacrificio, lo que HOWARD y LAWRIE (1956) señalan como incremento del pH último.
Un elevado pH final podría activar de una forma más intensa las calpaínas ya
que su actividad está muy influenciada por el pH (GOLL et al., 1983a).
Varios autores (HAMM, 1960; DEATHERAGE, 1963; BOUTON et al., 1971;
SIERRA, 1977) han señalado a la capacidad de retención del agua de las proteínas
como un factor que influye sobre la terneza.
Se ha demostrado en repetidas ocasiones que la terneza está relacionada con
el contenido de varios iones y los cambios post-mortem influyen en la concentración de
los mismos. Durante la maduración los cambios catiónicos totales se sitúan dentro de
las proteínas de la carne, resultando una mayor hidratación y una mejora de la terneza
(ARNOLD et al., 1956) y jugosidad.
5.2.2.7.- Temperatura
La temperatura, junto con el tiempo, son los factores más importantes que
gobiernan la maduración, desde que se establecen los niveles de enzima e inhibidor,
siendo a la vez los únicos que pueden ser controlados y por ello afectar artificialmente
a la maduración.
Si durante las primeras 24 horas tras el sacrificio, se mantiene la canal a altas
temperaturas (30?C), se puede producir más del 86% de la maduración, mientras que a
temperatura de refrigeración sólo sucede el 8% del ablandamiento (DRANSFIELD et
al., 1992).
Experimentalmente, altas temperaturas y bajo pH post-mortem ejercen efectos
de ablandamiento a través de la activación de catepsinas (MOELLER et al., 1976), por
rotura de los lisosomas.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Por otro lado, JAIME et al. (1992) han señalado un incremento de la proteolisis
por efecto de la temperatura a 0?C (alcanzada en las 3-4 horas post-mortem) y alto pH
sobre las calpaínas musculares, potenciado además con una concentración de calcio
alta (MELLGREN, 1987; KOOHMARAIE et al., 1987), siendo capaz de superar incluso
la dureza producida por el acortamiento debido al frío.
a) Con altas temperaturas de cocinado
Por otra parte, el grado de maduración se enlentece sobrepasando 40?C y se
para cuando las enzimas se inactivan completamente al superar los 60?C (DAVEY y
GILVERT, 1976). Por encima de esta temperatura, la actividad enzimática no puede ser
recuperada y la maduración se paraliza.
Cuando los músculos se mantienen a elevadas temperaturas post-mortem la
dureza parece hallarse influenciada por diversos factores, no bien conocidos, puesto
que existe una gran diversidad en los resultados obtenidos por diferentes
investigadores (DRAUDT, 1972; BOUTON y HARRIS, 1972a; DAVEY y GILVERT,
1974; BAILEY, 1984), que en algunos casos son contradictorios. Para ROCHDI et al.
(1985) a partir de 50?C existe una modificación de la resistencia mecánica de las
proteínas estructurales (colágeno y miofibrillas), BEILKEN et al. (1990) indican que la
contribución del tejido conjuntivo a la dureza de la carne desciende conforme la
temperatura de cocinado se eleva a 50?C-60?C, pero no se percibe en el músculo
contraído puesto que entonces tiene mayor importancia la contribución miofibrilar.
MARTENS y VOLD (1976) y después WRIGHT et al. (1977) realizaron los
primeros estudios de perfiles de desnaturalización térmica de los músculos ante y postrigor, por Análisis de Calorimetría Diferencial. MARTENS et al. (1982) han señalado
que la textura óptima, evaluada por un jurado de degustadores de la carne de diversos
músculos se obtiene en la gama 60-70?C correspondiendo a un estado de
desnaturalización bien definido de las proteínas miofibrilares mientras que el colágeno
se ha contraído poco.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
El modo de cocinado que conduce a la terneza final, debe ser adaptado a cada
categoría de carne para permitir la mejor expresión de la terneza potencial determinada
por las características de la carne cruda y su cantidad de tejido conjuntivo (TOURAILLE
y SALE, 1977). Un cocinado lento aumenta la terneza de la carne no madurada, pero sí
es a altas temperaturas se aprecia una mayor dureza (VALIN y LACOURT, 1974).
VISSER et al. (1960) y LAWRIE (1966) resumieron los efectos del cocinado
sobre la estructura de la carne como una disminución del tejido conjuntivo por
conversión del colágeno en gelatina, acompañado de un cierto endurecimiento de las
fibras de la carne debido a la coagulación por el calor de las proteínas miofibrilares.
Para conseguir un efectivo ablandamiento se recomienda (RONCALES, 1995)
que:
- carnes con elevada cantidad de colágeno sean sometidas a alta temperatura
(alrededor de 100?C) durante mucho tiempo para que el colágeno se
desnaturalice y se transforme en gelatina (CULIOLI, 1994),
- carnes con poco colágeno sean calentadas a altas temperaturas pero poco
tiempo, para que las proteínas miofibrilares no coagulen.
Así varios investigadores han demostrado que el grado de penetración del calor
tiene diferentes efectos en la estructura física y bioquímica y en las propiedades de los
componentes estructurales del tejido muscular (PAUL et al., 1973; PENFIELD y
MEYER, 1975; HEARNE et al., 1978a,b), pudiéndose extraer de estos trabajos que de
un lento grado de penetración resulta una mayor coagulación de las proteínas
miofibrilares, menor rotura de fibras e incremento de la solubilización de la
hidroxiprolina, así como una tendencia a disminuir la fuerza de corte cuando se
compara con un grado de penetración rápido.
b) Con bajas temperaturas
El enfriamiento enlentece la velocidad de maduración (VALIN, 1973). JOSEPH y
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
CONNOLY (1977) señalan que la velocidad de refrigeración en la instalación del rigor
mortis influye en la velocidad de maduración así como el límite de terneza que los
músculos pueden llegar a alcanzar. Por otra parte, un acondicionamiento de canales en
refrigeración pre-rigor a 15-20?C disminuye la dureza miofibrilar del cordero (COOK y
LANGSWORTH, 1966; MARSH et al., 1968; McCRAE et al., 1971; BOUTON et al.,
1973a).
CEÑA et al. (1992a) señalaron que la temperatura tuvo un efecto significativo en
el acortamiento de la fibra, dependiendo además del tipo metabólico (mayor
acortamiento de los sarcómeros de las fibras oxidativas).
La congelación detiene la actividad de las calpaínas pero no las destruye,
recuperándose tras la descongelación. La influencia del sistema de congelación puede
ser observada a nivel de las características mecánicas del tejido muscular y por tanto
en la terneza de la carne, SMITH et al. (1969) y KOPP (1973) han constatado un efecto
importante del ciclo congelación-descongelación según se aplique en el músculo en
estado de rigor o tras diferentes tiempos de maduración.
5.2.2.8.- Diversos procesos tecnológicos
a) La estimulación eléctrica acelera el rigor (BOUTON et al., 1978; OUALI y
VALIN, 1984, SHORTHOSE et al., 1986) y causa ablandamiento (DAVEY et al., 1976;
WHITING et al., 1981; VALIN et al., 1981; VALIN, 1982; FRANKLIN y CROSS, 1982;
PEARSON y DUTSON, 1985; ROMITA et al., 1987; MARSH et al., 1988; SOLOMON y
LYNCH, 1991). La mayoría de los autores reconocen que mejora la terneza acelerando
la glicolisis post-mortem en prevención del acortamiento por frío (CARSE, 1973;
CHRYSTALL y HAGYARD, 1976; RILEY et al., 1980a; SOLOMON et al., 1986) o por
otros mecanismos (rotura mecánica de la estructura miofibrilar o aumento de la salida
de enzimas lisosomales).
Según DRANSFIELD (1992) la mejora sólo es inicial pues disminuye con el
tiempo de almacenamiento y la terneza final será la misma que en carne no estimulada.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
b) Tratamientos de presión contribuyen al ablandamiento (MacFARLANE, 1985).
c) Adición de proteinasas endógenas y exógenas (FAWCETT y McDOWELL,
1987). El uso de enzimas de plantas (ficina, papaína y bromelina), según indican
diversos autores (MIYADA y TAPPEL, 1956), muestran acciones proteolíticas en todas
las fracciones protéicas en tejido muscular bovino.
d) Diversos métodos se han utilizado con la intención de desestabilizar los
lisosomas e incrementar la actividad proteinásica lisosomal en músculos: tratamientos
ácidos o alcalinos, triton X-100, shock osmótico y radiación ultravioleta (PARK y
PENNINGTON, 1967), también la aplicación de ultrasonidos (STAGNI y BERNARD,
1968; ALLIGER, 1975; RONCALES et al., 1992) e infusión de soluciones hipertónicas
de NaCl en carne (PENNY et al., 1974; KOOHMARAIE et al., 1988b; ALARCON y
DRANSFIELD, 1990).
e) Ablandamiento por infusión de sustancias degradadoras, como son:
hexametafosfato de sodio (KAMSTRA y SAFFLE, 1959), ácidos orgánicos (acético,
cítrico y láctico) (GAULT, 1984; WHITING y STRANGE, 1989; ARGANOSA y
MARRIOTT, 1989; STANTON y LIGHT, 1990), cloruro cálcico (KOOHMARAIE et al.,
1989; DILES et al., 1994; McFARLANE y UNRUH, 1994; KERTH et al., 1995).
f) Según BONNET y KOPP (1984) existen dos vías de mejora de la carne:
tratamientos térmicos (gelificación del colágeno) y degradación enzimática del
colágeno.
g) El ablandamiento de la carne con cuchilla es uno de los métodos mecánicos
más utilizados (HAYWARD et al., 1980) con una alta puntuación en un panel sensorial
de terneza total (HINNERGARDT et al., 1975; SAVELL et al., 1977) reduciendo también
los valores del Warner-Bratzler en carne cocinada (GOLDNER et al., 1974, DAVIS et
al., 1975; TATUM et al., 1978).
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
h) Muestras de bovino envasadas con aire son ligeramente menos tiernas que
las envasadas al vacío o con N2/CO2 (P<0,01). Pero en general la textura no se ve
modificada por tratamientos de envasado (HWANG et al., 1990).
5.3.- MÉTODOS DE MEDIDA
La reología se define como la ciencia de la deformación y flujo de materia,
abarcando principalmente el estudio de fuerzas de deformación y los tiempos de
modificación morfológica.
5.3.1.- Instrumentales
Las primeras investigaciones en el campo de los métodos instrumentales de
evaluación de la textura intentaron que las condiciones de trabajo fueran reproducibles
al máximo. Los métodos desarrollados son a menudo destructivos y de naturaleza
empírica o imitativa.
En este sentido se desarrollan los aparatos que imitan la masticación. No
permiten efectuar varios test sobre la misma muestra y por tanto no es posible calcular
los parámetros reológicos fundamentales, tales como los módulos de elasticidad y
coeficientes de viscosidad, no existiendo actualmente un método que permita evaluar
las propiedades reológicas de un alimento, imitando exactamente el proceso de
masticación en su integridad.
El uso de métodos mecánicos ha sido intensamente revisado por un gran
número de autores (HEIM, 1954; SCHULTZ, 1957; SALE, 1960; PEARSON, 1963 y
SZCZESNIAK y TORGESON, 1965).
Se pueden clasificar los métodos instrumentales en tres categorías:
* Fundamentales: hacen referencia a los mecanismos que simulan bien la
masticación, bien la presión de los dedos. Se correlacionan muy poco con la evaluación
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
sensorial.
* Imitativos: permiten medir los parámetros que la experiencia ha señalado que
están relacionados con las percepciones sensoriales, imitando con instrumentos las
condiciones a las que se somete la comida en la boca o en el plato.
* Empíricos: cubren una miscelánea de test tales como punzamiento, corte,
estrusión y otros, que aunque pobremente definidos se han encontrado bastante
correlacionados con la calidad de la textura y con la evaluación sensorial.
De otra forma, es posible clasificar los métodos en función del tipo de
deformación principal que se pone de manifiesto, tal y como realiza KAMOUN (1986):
5.3.1.1.- Aparatos basados en el principio de cizallamiento.
Son los métodos más frecuentemente utilizados, aunque de concepción clásica,
el aparato de corte Warner-Bratzler (BRATZLER, 1932) es considerado todavía un
método de referencia para la comparación mediante aparatos y medidas más
elaboradas. Es fiable, fácil de usar y se correlaciona bien con la evaluación del panel
sensorial de la terneza de la fibra muscular (COVER et al., 1962).
Este aparato realiza una simple medida de la fuerza máxima de corte ejercida
durante la ruptura completa de una muestra. El cizallamiento se realiza
perpendicularmente a las fibras con la ayuda de dos cuchillas que se deslizan
arrastradas a velocidad constante por un motor eléctrico. El esfuerzo ejercido sobre la
hoja se mide con la ayuda de un dinamómetro a muelle.
Hay que considerar las características de la superficie del grano de carne, ya
que, para la determinación de los valores de corte, es diferente que las fibras sean
perpendiculares a la superficie formando una unión adhesiva o que estén paralelas
(KINLOCK, 1980). En el mismo sentido se encuentran los trabajos de otros autores
(NOTTINGHAM, 1956; HOSTETLER y RITCHEY, 1964; GRAU y FRITZ, 1965;
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
LOCKER y DAINES, 1976). Es importante recalcar que las fibras musculares corran
paralelas a la dimensión larga del músculo, así podrá ser cortada la muestra
conteniendo fibras perpendiculares a la superficie de corte (WHEELER et al., 1994). No
obstante para BOUTON y HARRIS (1972b) la influencia de la adhesión es menos
importante que la fuerza de la tensión de la fibra.
Un número de variables experimentales no consideradas como tratamientos y
frecuentemente ignorados como fuentes de variación pueden afectar la fiabilidad del
W.B. (BRATZLER, 1949; HEDRICK et al., 1968). Entre ellos se incluyen el tiempo de
cocinado, el ángulo en que las fibras son cortadas, la uniformidad del tamaño de la
muestra en el momento del corte, etc.
Actualmente la célula de cizallamiento se encuentra, la mayoría de las veces,
montada sobre una máquina de ensayo universal del tipo Instron que permite medir
precisamente la fuerza y el desplazamiento y eliminar todos los problemas mecánicos
ligados a la utilización de un dinamómetro de muelle.
Un aparato de cizalla del INRA puesto a punto por SALE (1971), permite evaluar
la resistencia al cizallamiento del tejido conjuntivo operando en condiciones mejor
definidas ya que permite medir el espesor inicial de la muestra.
Existen también sistemas con hojas múltiples, siendo el más conocido la prensa
de KRAMER (KRAMER et al., 1951), estos métodos presentan la ventaja de efectuar
las medidas sobre las carnes cuando las fibras no están orientadas de una forma
uniforme.
El tensómetro MIRINZ descrito por MacFARLANE y MARER (1966) es utilizado
por los investigadores neozelandeses. BOUTON y HARRIS (1972b) desarrollaron un
test de tensión para medir la adhesión entre las fibras y su tensión, siendo una medida
válida de la fuerza del tejido conjuntivo.
5.3.1.2.- Aparatos basados en el principio de compresión
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Es más fácil de utilizar la compresión que el cizallamiento en los productos
semisólidos, pudiendo establecer dos grupos:
a) La compresión lineal: Este tipo de test se efectúa generalmente con la ayuda
de máquinas de ensayo universales, tales como el Instron, utilizadas corrientemente en
la industria de metales y de materiales sintéticos.
b) La compresión sinusoidal: A partir de instrumentos construídos inicialmente
para reproducir los fenómenos masticatorios. El aparato más complejo realizado es el
"Texturómetro dentadura" puesto a punto por PROCTOR et al. (1956), está constituido
por mandíbulas humanas montadas sobre una articulación motorizada y una cavidad
bucal artificial.
Una versión simplificada es el General Food Texturometer que consta de una
sóla herramienta de compresión cilíndrica descrita por FRIEDMAN et al. (1963) y el
aparato modificado por DRAKE (1963, citado por KAMOUN, 1986), el masticómetro.
Haciendo un poco de historia, el primer masticómetro fue el "dexómetro" de LEHMANN
(1907), otros masticómetros más actuales son los de SZCZESNIAK (1973) y
BRENNAN (1980).
El tensómetro de VOLODKEVICH (1938), simula la acción de los incisivos
durante la masticación, hallándose formado por dos superficies redondeadas, una fija y
otra móvil que se desplaza hacia la anterior.
SEGARS et al. (1974) determinaron el módulo de elasticidad en carne cocida y
cruda con un test de compresión. Estos mismos autores desarrollaron un modelo
mecánico bidimensional para explicar el comportamiento de la carne en compresión
(SEGARS y KAPSALIS, 1976). Otros investigadores han estudiado el comportamiento
de la carne durante los test de extensión y STANLEY et al. (1971) determinaron
parámetros de elasticidad y relajación como una función de la maduración y del grado
de contracción del sarcómero.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
SALE et al. (1984) han desarrollado en el INRA, para el estudio de la
propiedades reológicas de la carne, un aparato basado en el principio de la compresión
sinusoidal rectilínea a partir del llamado Sistema de Análisis de la Textura de los
Alimentos. Usado para analizar el comportamiento mecánico de la carne cruda
(LEPETIT y SALE, 1985) con el uso de una célula de medida que limita la libre tensión
de la muestra en una dirección, haciendo posible un análisis selectivo bien
perpendicular (configuración transversal) o paralelo (configuración longitudinal) a las
miofibrillas y determinando:
- La tensión máxima alcanzada durante la compresión
- El factor de elasticidad
5.3.1.3.- Test de extensión
Según VOISEY (1976) las mediciones de extensión son la más lógicas para el
estudio de la textura de la carne pues este tipo de deformación juega un papel
determinante en el curso de la masticación, midiendo la fuerza de ruptura por
extensión. Esta fuerza se puede hacer en el sentido de las fibras musculares o
perpendicularmente a ellas, interesando en este caso preferentemente al tejido
conjuntivo.
Por otra parte, según STANLEY et al. (1972), la fuerza de la ruptura obtenida
por extensión de la carne cruda es el mejor indicador de la terneza.
5.3.1.4.- Test de penetración
Un cierto número de aparatos presentan la ventaja de ser portátiles como:
- El tensómetro NIP (SMITH y CARPENTER, 1973).
- El tensómetro de cuchillo rotativo (ANDERSON et al., 1972), que mide la
profundidad de penetración en la carne de un cuchillo rotativo a presión
constante.
- El "tensómetro Armour" de HANSEN (1972) mide la fuerza necesaria para
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
introducir sus agujas 5 cm en la carne.
5.3.1.5.- Test de picado y estrusión
Medirían la energía total utilizada para cortar la carne en trozos pequeños.
También se podría situar aquí el llamado "grinding", un método poco estudiado hasta
ahora (KAMDEM y HARDY, 1995).
5.3.1.6.- Otros tipos
Las máquinas de ensayo (BOURNE, 1966) que se utilizan para medir la
resistencia de los materiales, permiten realizar prácticamente todos los test reológicos.
BOURNE (1966) fue el primero en usar una de estas máquinas dentro de las
investigaciones agroalimentarias. Después de esto, se han realizado numerosos
estudios sobre la textura de los alimentos con estos aparatos como el Instron, el Ottawa
Texture Sistem, etc.
El Instron
Máquina que incluye una célula test que sostiene y manipula la muestra. Estas
células son variadas permitiendo la realización de diferentes tipos de experimentos con
la máquina. Su aplicación más común en investigación es la utilización de células de
compresión para terneza, sus mediciones se ven más influídas por la fuerza del
material que sostiene las fibras juntas que por la fuerza de las fibras en sí mismas. Se
puede montar también una célula de tipo Warner-Bratzler, muy utilizada para testar la
carne mediante cizallamiento.
Recientemente, ha habido significativos avances en la intrumentación de textura
incluyendo microondas, transductores, mecanismos de deformación, aparatos de
grabado y células de test de textura. CROSS y BELK (1992) y RUBIO et al. (1994)
señalan la elastometría, una nueva técnica que ofrece grandes posibilidades para el
futuro debido a su potencial de predicción de la dureza de la carne, siendo capaz de
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
detectar diferencias en la elasticidad muscular de las fibras, la cantidad de tejido
conjuntivo o la cantidad de grasa intramuscular (OPHIR et al., 1991). También se está
utilizando la fibra óptica.
La adquisición de datos computerizados se está incrementando aunque su
utilización es compleja. El ordenador forma ya parte de los test de rutina. La única
limitación actual en la textura es el tiempo y el dinero.
5.3.2.- Sensorial
La evaluación instrumental difícilmente puede tener en cuenta todas las
modificaciones que se producen, y en consecuencia, el análisis sensorial queda como
método de referencia. Actualmente la evaluación sensorial es el mejor modo de estudio
de las propiedades de la textura (BRENNAN, 1980) pero la mayoría de los métodos son
costosos en tiempo y trabajo y las variaciones en la evaluación sensorial pueden ser
muy grandes por paneles o metodología erróneos (BOURNE, 1982).
Para TOURAILLE (1980a) el dominio de la evaluación sensorial deberá
obtenerse a partir de una mejor identificación de los estímulos responsables de las
diversas sensaciones que entrañan las características de la textura. En particular una
mejor definición de los términos descriptivos (cohesividad, elasticidad, gomosidad,
fracturabilidad, adhesividad, etc.), deberán permitir notables progresos.
Es difícil la realización de comparaciones de medidas subjetivas debido a la
variación en los procedimientos de puntuación y a la distinta habilidad de los jueces
para distinguir diferencias entre muestras, además estas comparaciones son escasas
porque las técnicas usadas en determinar la terneza difieren incluso entre laboratorios.
Un estudio en profundidad del método sensorial se desarrolla en el apartado
referido al sabor.
5.3.3.- Indirectos
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Los métodos descritos previamente consisten en determinar directamente las
propiedades reológicas de la carne, que son responsables de la terneza, analizando la
respuesta del producto. Los llamados métodos indirectos consisten por contra en
analizar el estado físico-químico de las estructuras respecto a sus propiedades
reológicas:
- el tejido conjuntivo, principalmente el colágeno
- el sistema contráctil
El colágeno del tejido conjuntivo juega un papel determinante por su cantidad y
por su grado de reticulación. Estos pueden ser determinados en el curso del cocinado
(KOPP, 1977) por:
- la dosis de hidroxiprolina: analizada por fotometría tras una hidrólisis ácida de
la muestra (SOMMER, 1970; ISO, 1977; BGA, 1988)
- la determinación de la solubilidad y de la tensión térmica isométrica obtenida:
valorando el grado de entrecruzamiento e importancia de las uniones
intermoleculares
y
su
solubilidad
en
condiciones
de
calentamiento
predeterminadas.
Algunos autores (CROSS et al., 1972; REAGAN et al., 1973; BERRY et al.,
1974) han demostrado una significativa relación entre terneza y grado de solubilidad
del tejido conjuntivo. Para SEIDEMAN (1986) la cantidad de colágeno total se encontró
altamente correlacionado con el grado de valoración sensorial de terneza, mientras la
cantidad de colágeno soluble estaba fuertemente correlacionada con las propiedades
de textura instrumental.
La estructura miofibrilar evoluciona en gran medida en el curso de la
transformación del músculo en carne. Los tratamientos tecnológicos aplicados a la
canal y a los músculos tras el sacrificio, refrigeración y almacenamiento, pueden
influenciar el grado de contracción y la cinética de maduración, factores con una
incidencia directa en la terneza.
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
Es posible analizar estos factores determinando la longitud de los sarcómeros
por técnicas microscópicas o difracción láser (CROSS et al., 1980-81) y la fragilidad de
las miofibrillas utilizando el índice de fragmentación miofibrilar (IFM) bajo una acción
mecánica (MOLLER et al., 1973). En el curso de la maduración la estructura miofibrilar
se altera notablemente a nivel de las estrias Z y particularmente en la línea N2. Tras un
tratamiento mecánico, las fibrillas se rompen en fragmentos tanto más pequeños cuanto
más avanzada esté la maduración. El tamaño de los fragmentos puede ser evaluado
sea por medición directa al microscopio, sea por determinación de la absorbancia de la
suspensión de miofibrillas (OLSON et al., 1976; OLSON y PARRISH, 1977).
MOLLER et al. (1973) fueron los primeros en observar una correlación entre la
fragmentación miofibrilar y la fuerza de corte. Posteriormente varios investigadores han
encontrado correlaciones entre fuerza de corte y/o terneza con IFM (OLSON y
PARRISH, 1977; CULLER et al., 1978; DAVIS et al., 1980; WHIPPLE et al., 1990;
CROUSE et al., 1991; SHACKELFORD et al., 1991). El IFM ha sido señalado como la
causa de más del 50% de la variación de la terneza de los filetes madurados
normalmente (MACBRIDE y PARRISH, 1977).
Según CROUSE y KOOMARAIE (1990) el IFM fue útil para predecir la fuerza de
corte y podría ser útil en un futuro para la estimación de la terneza por técnicas de
biopsia para la selección de animales vivos.
Sin embargo para OLSON y TORNBERG (1992), esta fragmentación miofibrilar
no es un factor crucial determinante de la terneza al no encontrar correlación entre la
longitud de las miofibrillas y la fuerza de corte o la evaluación sensorial.
El grado de maduración puede ser también determinado evaluando la intensidad
de la proteolisis, sobre la base de la aparición de un compuesto de peso molecular de
30.000 Daltons (PENNY y DRANSFIELD, 1979) o de la actividad ATPasica de la
actomiosina (OUALI, 1981, 1984), así como de la fuerza iónica en función del tiempo.
Para YANO et al. (1995) el sensor de xantina es útil para la determinación de la
REVISIÓN BIBLIOGRÁFICA: Terneza
maduración por detectar cambios en la terneza (a través del contenido de xantina e
hipoxantina).
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