En sus propias palabras: Viviendo con un trastorno de

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En sus propias palabras: Viviendo con un trastorno de estrés
postraumático
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Sandra de 35 años de edad, pensó que podía retomar su vida en los meses posteriores a que sufriera una violación
a punta de cuchillo en su departamento de Florida. Pero la asesoría psicológica semanal para la violación no
alivió el dolor físico y emocional. Sandra había desarrollado un trastorno de estrés postraumático (PTSD por sus
siglas en inglés).
¿Cuál fue la primera señal de que algo andaba mal? ¿Qué síntomas experimentó?
Las escenas retrospectivas durante el día eran muy aterradoras y potentes. Es como perder el tiempo. Mientras
hacía algo tan normal como lavar los platos, lo volvía a vivir. Mi cuerpo y mi mente se sentían como si estuviera
reviviendo el momento en que ocurrió. Las escenas retrospectivas durante un segundo, un minuto o más tiempo.
Tenía pesadillas en la noche. Era difícil quedarme dormida, y me despertaba preocupada de la pesadilla. En el día
estaba exhausta y no tenía energía. El menor ruido me hacía saltar. No podía respirar. Mi corazón se aceleraba y
no podía tomar decisiones sencillas, como qué ponerme. Estaba tratando de hacer cosas para que nunca me
volvieran a atacar. Me cuestionaba mis decisiones. Era el infierno, no me podía concentrar, ni siquiera podía
enfocarme lo suficiente como para ver la televisión. Mi mente era un caos, saltando de un pensamiento al otro.
Mis amigos querían que hablara de ello, así que era más fácil no estar con nadie. No me estaba recuperando
después de meses de asesoría psicológica por la violación.
¿Cómo fue la experiencia del diagnóstico?
El momento decisivo vino una noche en la regadera, me vino una crisis de llanto y sollozos - solo me encogí del
dolor. El dolor emocional se volvió tan intenso; era un dolor físico. Me dolía cada centímetro de mi cuerpo,
incluso las uñas de los pies. Partes de mi cuerpo de las que no creía que pudiera sentir vibraban con intenso
dolor. Aunque quería vivir, entendí por qué algunas personas se suicidan. La única manera de escapar es matar el
cuerpo que está sintiendo tal dolor. Supe que necesitaba ayuda y llamé a mi madre. Mamá quería llevarme a la
sala de emergencia, pero yo temía que me fueran a encerrar. Por la mañana me llevó al departamento de salud
mental del condado. Un terapeuta me escuchó, entonces detrás de él tomó un libro y empezó a leer en voz alta. El
libro tenía una lista de todos los síntomas que le había dicho. Entonces me dijo que tenía PTSD.
¿Cuál fue su reacción inicial y a largo plazo al diagnóstico?
Me quedé con la boca abierta. Lo que tenía estaba en un libro. Alguien más lo tenía. Había sido estudiado. Había
una forma de mejorarse. Me sentí mucho mejor al saber que tenía un nombre para esto. Siempre asocié al PTSD
con los veteranos de guerra, y no creía que alguien como yo pudiera tenerlo. Con la asesoría, descubrí cosas
grandes y maravillosas acerca de mi misma, tuve la fuerza y la tenacidad para continuar y la capacidad de volver
a ponerme en pie.
¿Cómo se trata el PTSD?
Empecé tomando el Zoloft. En un principio temía tomar medicamentos. No quería nada que me hiciera sentir
somnolienta. Quería estar alerta todo el tiempo, así me podía proteger a mi misma. Pero leí acerca del
medicamento y decidí probarlo. Mi mamá y mi novio se dieron cuenta que deje de hablarles bruscamente. Y fui
capaz de dormir. El Zoloft me tranquilizó la mente, así que me pude concentrar en la asesoría psicológica. La
asesoría me dio herramientas para avanzar. Por ejemplo, los ejercicios de respiración me ayudaron a superar un
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ataque de pánico.
¿Tuvo que hacer algún cambio en su estilo de vida o en su alimentación en respuesta al PTSD?
No, Mi novio y yo nos casamos. Y yo necesitaba hacer algo positivo con la ira y la cólera. Así que forme SOAR
(Hablando Acerca de Violaciones) una sociedad no lucrativa y compartí mi experiencia con otras, esperando que
alguien se pudiera beneficiar con esto. Y me voy a bucear cada año en el aniversario de la violación. Puedo gritar
a 15,000 pies. Y hay una descarga de adrenalina. La noche en que fui atacada y sentí la sensación de huir o
pelear, grité. Después, cada vez que estaba asustada, regresaba. Y mi cuerpo me dolía. Quería volver a acomodar
los circuitos de mi cerebro. Así que ahora tengo buenos recuerdos de gritos y descargas de adrenalina.
¿Buscó algún tipo de apoyo emocional?
Sí, la asesoría psicológica. Y fue maravilloso. Es imparcial y puedes gritar y dar alaridos.
¿Tuvo el PTSD algún impacto en su familia?
Mi mamá y mi novio estaban felices de no tener una persona psicótica en sus manos. Ellos habían estado
caminando de puntitas a mi alrededor, temerosos de molestarme. Ambos acudieron a asesoría psicológica para
lidiar son sus propios asuntos. Fui muy afortunada en tener un apoyo tan fuerte.
¿Qué consejo le daría a alguien que viva con el PTSD?
Creo firmemente en la asesoría psicológica. No puedes tragarte una pastilla y esperar que los sentimientos
desaparezcan. Tienes que compartir lo que hay adentro. Entre más hables acerca de ello y lo proceses, perderá
algo más de su poder.
Como se le dijo a Debra Wood, RN
Ultima revisión Enero 2002 por EBSCO Publishing's Medical Review Board
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