Samuel Cadenas Castaño (1º ESO C) EL BOSQUE MISTERIOSO

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Samuel Cadenas Castaño (1º ESO C)
EL BOSQUE MISTERIOSO
ADVERTENCIA: Los hechos de esta historia pueden estar basados en inexplicables
y misteriosos hechos reales; una vez que empiece a leer, luego no diga que no le
avisé.
Hace muchos, muchos años:
Hubo una vez unas niñas que fueron al bosque a recoger bayas para la tarta de su
madre. Una de ellas se llamaba Esther; tenía el pelo rojo, con ojos azules y cargaba
una mochila llena de utensilios y herramientas. La acompañaba su hermana Lisa,
morena con mechas rubias y pecas en la cara. Caminaban tranquilamente, cuando una
de ellas tropezó con una bicicleta tirada en medio del camino. Se asombraron al saber
que era una bicicleta para niñas, porque llevaba una pequeña cesta de color rosa
tapada con una manta.
De repente, se asustaron al oír un ruido que procedía de la cesta. La destaparon y
vieron un móvil algo polvoriento. Cogieron un trapo y limpiándolo, contestaron a la
llamada. El gemido escalofriante que escucharon las dejó petrificadas. Sin control,
corrieron huyendo de tal llanto hasta toparse con una muchacha tirada en el suelo;
sollozaba desconsoladamente. Se acercaron a ella, y le preguntaron con calma, pero
nerviosas:
- ¿Qué te sucede? -le preguntó Lisa.
- Me he tropezado mientras huía de una tenebrosa sombra negra que me perseguía.
Esther y Lisa se miraron mutuamente y por fin, una de las dos dijo: - Venga
levántate…Dinos… ¿Qué haces tú aquí y por qué te seguía esa sombra? -le preguntó
ayudándola a levantarse.
- Pues, resulta que soy huérfana… Cuando era muy pequeña, mis padres y yo
vivíamos en una granja, al lado de un pozo abandonado del que no manaba agua. La
gente del pueblo conocía una misteriosa leyenda que trataba sobre la casa en la
vivíamos. Yo tenía un amigo; era un extraño anciano conocido como el “loco del
pueblo”; le daba calderilla todas las tardes que me lo encontraba cuando regresaba a
mi casa. Vivía en un callejón oscuro y algo húmedo. En ocasiones, me sentaba
delante de él; empezaba a rascarse la cabeza. Luego, ponía cara pensativa y sobre su
mano derecha apoyaba su barbilla. Mientras, tenía la mirada perdida, fija en cualquier
punto indefinido. Entonces, comenzaba diciendo:
- “Todas las noches, aquellos que habiten en esa casa estarán maldecidos para
siempre. La sombra de la ultratumba saldrá de su cuerpo sin vida, poseerá los
cuerpos de esos infelices, noche tras noche, hasta oscurecer por completo su alma y,
no parará hasta conseguirlas todas”.
La niña les hizo un descubrimiento espeluznante: la sombra que la perseguía era la
del antiguo dueño de la casa en la que ahora ellas vivían. Su desazón y estupor no
podía ser mayor.
Igualmente, la pobre huérfana les contó su desgarradora historia. Sus padres
tristemente desaparecieron; una noche su madre, la siguiente su padre. Pasó un
tiempo y ningún otro suceso inexplicable ocurrió, hasta que apareció la temible
sombra…
¡Entonces eché a correr hacia el bosque! Perdida entre la maleza, tropecé con aquella
bici rosa que hay allí. Perdí el conocimiento, no sé durante cuánto tiempo, pero caí en
un sueño profundo. – exclamó la angustiada niña.
Estuvo narrando su recuerdo traumático durante bastante tiempo más; mientras,
nuestras protagonistas la escuchaban tan ensimismados que perdieron la noción del
tiempo.
¡Rápido! Tenían que regresar a su casa cuanto antes.
Recelosas, llamaron a la puerta que abrió su madre.
- Hola mamá. Llegamos un poco tarde -dije Esther fatigada tras subir corriendo las
escaleras-.
- Ya lo veo, no hace falta que me lo recuerdes -le replica su madre-.
Ante los ojos de las niñas, una mujer joven, de 27 años, con el pelo moreno y
ondulado y con las puntas de los cabellos de un rojo granate muy llamativo, al igual
que sus pestañas, las contempla sospechosamente con unos claros ojos grises, casi
transparentes. Es una mirada inquietante y misteriosa que hace que la sangre se les
hiela. ¡Esa mirada amenazadora prometía una cruel venganza! ¿Quién es ese espectro
que tienen delante? Sus piernas tiemblan y se quedan sin habla.
La leyenda del anciano se ha cumplido.
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