BASES TÉCNICAS LÍNEA PROGRAMAS PROGRAMA DE

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Bases Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes que Presentan Conductas Abusivas de Carácter
Sexual
BASES TÉCNICAS
LÍNEA PROGRAMAS
PROGRAMA DE PROTECCIÓN ESPECIALIZADA
MODALIDAD: “INTERVENCIÓN ESPECIALIZADA EN NIÑOS, NIÑAS Y
ADOLESCENTES QUE PRESENTAN CONDUCTAS ABUSIVAS DE
CARACTER SEXUAL”.
Febrero
2012
Bases Técnicas Línea Programas, Programa de Protección Especializada
Programas de Intervención Especializada en Niños, Niñas y Adolescentes que Presentan Conductas Abusivas de Carácter
Sexual
ÍNDICE
I. PRESENTACIÓN........................................................................................................................................ 2
II. OBJETIVOS ............................................................................................................................................... 5
2.1. OBJETIVO GENERAL. ..................................................................................................................... 5
2.2. OBJETIVOS ESPECÍFICOS. ......................................................................................................... 5
2.3. RESULTADOS ESPERADOS .......................................................................................................... 6
III. ORIENTACIONES TÉCNICAS ESPECÍFICAS. ........................................................................ 7
3.1. SUJETO DE ATENCIÓN. ................................................................................................................... 7
3.2. VÍAS DE INGRESO ............................................................................................................................ 7
3.3. COBERTURA Y FOCALIZACIÓN TERRITORIAL ............................................................................ 7
3.4. CRITERIOS GENERALES A CONSIDERAR EN LA INTERVENCIÓN............................................. 7
3.5. CRITERIOS METODOLÓGICOS ....................................................................................................... 8
3.6. ENFOQUES DE TRABAJO.................................................................................................................. 9
a. Psico y socioeducación .............................................................................................................. 10
b. Intervención Psicoterapéutica ................................................................................................ 11
c. Intervención Familiar y Social ................................................................................................ 12
3.7. ENFOQUE DE GÉNERO .................................................................................................................... 12
3.8. ENFOQUE INTERSECTORIAL PARA LA INSTALACIÓN Y DESARROLLO DEL PROYECTO. .. 13
3.9. FASES DE LA INTERVENCIÓN. ..................................................................................................... 14
IV. SOBRE EL EQUIPO DE TRABAJO ................................................................................................ 16
4.1. CRITERIOS GENERALES ................................................................................................................ 16
a. Conformación del Equipo de intervención. ........................................................................ 16
b. Coordinación interna del Equipo. .......................................................................................... 17
4.2. DESCRIPCIÓN DE FUNCIONES DEL EQUIPO. ............................................................................. 17
V. SOBRE EL PRESUPUESTO ................................................................................................................ 19
VI. SOBRE LOS RECURSOS MATERIALES ..................................................................................... 19
6.1. RESPECTO DEL INMUEBLE DE FUNCIONAMIENTO. .................................................................. 19
VII. GESTIÓN DE LA LISTA DE ESPERA ........................................................................................ 20
Departamento de Protección de Derechos
Servicio Nacional de Menores
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I. Presentación
El año 2005 entró en vigencia la Ley 20.032 de Subvenciones y con ella el
Servicio Nacional de Menores inició un proceso paulatino de concurso de
proyectos, a fin de completar la oferta para niños, niñas y adolescentes
vulnerados en sus derechos.
Los programas de la red de protección de SENAME, se han organizado en
niveles de atención: un primer nivel promocional- preventivo (OPD, PPC),
un segundo nivel, preventivo- reparatorio (PIB) y un tercer nivel,
reparatorio (PRM, PEE, PEC, PIE, PRJ, PAS y las diversas modalidades
residenciales). Los programas especializados son los encargados de realizar
intervención para que los NNA superen las secuelas generadas por situaciones
de grave vulneración a sus derechos (maltrato físico grave, abuso sexual,
explotación sexual, abandono, etc.).
Durante la ejecución de los Programas de Reparación para NNA víctimas de
maltrato grave y abuso sexual se ha conocido la existencia de agresiones
sexuales perpetradas por niños o adolescentes, algunos de ellos inimputables
por su edad y otros no denunciados, por tratarse de miembros de la familia o
por desconocimiento, entre otros motivos.
En casos denunciados, los Tribunales de Familia derivaron, durante un tiempo,
al mismo Programa Reparatorio para las víctimas, a niños y adolescentes
responsables de agresión sexual- produciéndose un mensaje ambiguo y lesivo
de la confianza terapéutica para ambas situaciones.
El año 2002 se inició el primer programa especializado para “niños/as y
adolescentes que presentan conductas abusivas de carácter sexual” (PAS);
oferta programática que se fundamenta en resultados de la investigación
internacional. La investigación señala que alrededor del 20% de las violaciones
y 50% de abusos han sido realizados por adolescentes y que aproximadamente
el 50% de los adultos con conductas de ofensa sexual, han cometido las
primeras agresiones durante su juventud. (Díaz Morfa, 2003; Save the
Children, 2000). Los estudios también plantean que el tratamiento temprano
previene la cronificación del comportamiento abusivo, que es altamente
autorreforzante y difícil de modificar una vez instaurado.1 (Jones Vernon, Save
the Children, 2000).
Las publicaciones en el tema: Díaz Morfa, 2003; Save the Children 2000, y la
experiencia de los Programas desarrollados por ONG Paicabí y la Policía de
Investigaciones en nuestro país, observan la necesidad de realizar una
intervención especializada de manera precoz, es decir, frente al primer o los
primeros episodios de agresión.( Mesa técnica PAS, 2007)
Lo anterior nos acerca a la relevancia de intervenir y de hacerlo
tempranamente cuando un o una adolescente presenta una conducta
sexualmente abusiva.
Para situar la intervención es primordial dar a conocer lo que se entiende por
abuso o conducta sexualmente abusiva. Según el Dr. Díaz Morfa, “Abuso”
puede ser definido como “el acto sexual con otra persona que no da o no
1
Jones Vernon. En Save the Children España, “Tratamiento de jóvenes agresores sexuales. Posibilidades y
retos”. Madrid, España, abril 2000.
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puede dar consentimiento informado”2. La definición agrega que es un término
negativo, e indica cualquier acto pretendido o percibido como dañino o
humillante, por la víctima, que puede emanar de cualquier fuente (padre,
extraño u otro niño) y variar en modalidad, desde leve a grave, ya involucre o
no daño físico.
Las conductas sexualmente abusivas incluyen desde las ofensas sin contacto a
actos con penetración. Las características de la ofensa también consideran
factores tales como la edad y el sexo de la víctima, la relación entre la víctima
y el ofensor, y el grado de coerción y violencia utilizada3, como elementos para
evaluar la gravedad del hecho abusivo.
La mayoría de los casos de agresión sexual juvenil parecen involucrar
perpetradores adolescentes de sexo masculino, sin embargo estudios como el
de Lane y Lobanov- Rostovsky, 1997, han señalado la presencia de mujeres
adolescentes y jóvenes pre- púberes que se han comprometido en conductas
sexualmente abusivas (Díaz Morfa, 2003). En nuestro país el Programa Trafún
de ONG Paicabí refiere la atención de un 3% de población de sexo femenino 4.
El estudio de José Díaz Morfa (2003) reporta que la incidencia de la ofensa
sexual puede ser subestimada para las jóvenes más que para los varones,
quizás a causa de la resistencia de la sociedad (e incluso entre los
profesionales) para reconocer que las chicas son capaces de cometer tales
ofensas (Travin, Cullen, y Protter, 1990).
Respecto de la etiología de la conducta sexualmente agresiva la literatura en el
tema señala factores predisponentes (causas de la historia temprana) y
precipitantes (situación al momento de la agresión).5 En la experiencia de
los niños, niñas y adolescentes que han agredido sexualmente, con sus
cuidadores primarios, habitualmente se encuentran trastornos del apego y/o
vivencias de maltrato físico, emocional y/o abuso sexual.6 Según Echeburrúa y
Gerricaechavarría, producto de estas experiencias se genera en el niño una
visión negativa sobre sí mismo y los demás, lo que se manifiesta en a) falta de
autoestima b) habilidades sociales inadecuadas c) dificultades en la resolución
de problemas d) estrategias de afrontamiento inapropiadas e) poco control de
la ira y f) egoísmo y ausencia de empatía.7
Otros factores relacionados con la etiología de la conducta sexual agresiva,
según el modelo comprehensivo de Marshall, son los de tipo biológico, socio –
cultural y de desinhibición y oportunidad.
Respecto a los factores biológicos, Marshall señala que, el impulso sexual y
la tendencia a la agresión parecen tener su base en las mismas áreas del
cerebro por lo que los hombres deben aprender a controlar su tendencia innata
a satisfacer sus propios deseos, especialmente en lo que se refiere a la relación
2
Dr. José Díaz Morfa “Ofensores sexuales juveniles” Revista de Estudios de juventud N° 62. 2003, España.
Dr. José Díaz Morfa. 2003.
Revista El Observador. Entrevista a Rodrigo Venegas, Director Programa Trafún, ONG Paicabí. SENAME,
agosto 2009.
5
Echeburrúa y Guerricaechavarría “Abuso sexual en la infancia: víctimas y agresores”, 2001.
6
Dentro de los factores etiológicos de la conducta sexualmente abusiva diversos autores describen los
trastornos del apego o vínculos inseguros entre padres e hijos y en ocasiones, junto a ellos, experiencias de
maltrato físico, emocional o abuso sexual (Echeburrúa y Guerricaechavarría “Abuso sexual en la infancia:
víctimas y agresores” 2001; Williams Marshal “Agresores sexuales”, 2000))
6
Dentro de las experiencias de maltrato infantil, la agresión sexual se asocia al hecho de haber sido víctima
de abuso sexual antecedente que se encuentra en proporción de 40% a 80% de los casos de varones que
agreden, siendo mayor esta cifra en mujeres que agreden sexualmente. En caso de varones también es
relevante el porcentaje que ha sufrido maltrato físico y emocional. Los estudios de chicas en el marco de un
ingreso (Bumby y Bumby, 1997), aunque limitados por una pequeña muestra, sugieren que factores tales
como la depresión, ideación suicida, ansiedad, pobre auto-concepto, y victimización sexual en la infancia son
relevantes. Dr. José Díaz Morfa, 2003.
7
Echeburrúa y Guerricaechavarría “Abuso sexual en la infancia: víctimas y agresores”, 2001.
3
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entre sexo y agresión8.El mismo autor, refiere que los esteroides que activan la
agresión, también activan el sexo (Moyer, 1976) y que, niveles
excepcionalmente elevados de esteroides sexuales pueden hacer que sea
extraordinariamente difícil controlar la agresión sexual. No obstante, la
investigación da cuenta de escasa proporción de casos en que el factor
biológico es determinante en la conducta sexualmente agresiva, siendo más
relevante la experiencia9.
Dentro de los factores socioculturales W. Marshall (2000) plantea la
violencia en los medios de comunicación y la exposición a pornografía. Además
menciona las características de las sociedades en que se da con mayor
frecuencia el delito de violación, tales como: la violencia interpersonal, el
dominio del hombre y la actitud negativa hacia la mujer. Asimismo se incluyen
en los factores socio culturales, la concepción de género y sexualidad que
tienen determinados grupos y también mensajes específicos que la sociedad
transmite a los adolescentes que contribuyen a generar el comportamiento
violento (Finkelhor y Russell)10.
Entre los factores desinhibidores del comportamiento sexualmente agresivo,
Mc Kibben, Rroulx y Lusignan, 1994 y 1996, han mostrado que determinados
estado de ánimo como la depresión, la ansiedad, la sensación de soledad y la
ira11, además del consumo de alcohol facilitan la expresión de estas conductas,
en quiénes tienen predisposición. Save the Children plantea que las
distorsiones cognitivas son un poderoso factor desinhibidor, y posteriormente
desresponsabilizador de quién agrede respecto del abuso cometido,
contribuyendo a la cronificación de este comportamiento12.
Una vez que la agresión se ha consumado, es muy probable que quién la
realizó la repita en su fantasía, recordando los detalles que aumentan su
satisfacción, mientras que los aspectos negativos son poco a poco eliminados.
De este modo se irá consolidando una sólida predisposición a agredir (Laws y
Marshall, 1990).
Los jóvenes que han cometido ofensas sexuales son una mezcla heterogénea
(Bourke y Donohue, 1996; Knight y Prentky, 1993). Difieren según la víctima,
las características de la ofensa y una amplia gama de otras variables,
incluyendo tipos de conductas ofensoras, historias de maltrato infantil,
conocimiento y experiencias sexuales, funcionamiento académico y cognitivo, y
temas de la salud mental (Knight y Prentky, 1993; Weinrott, 1996)13. Lo
anterior impide construir perfiles de riesgo antes de la manifestación de la
conducta ofensora; sin embargo se ha logrado identificar factores estáticos y
dinámicos para el diseño de escalas de evaluación del riesgo de reiteración del
comportamiento abusivo en adolescentes que cometen agresión sexual, éstas
se aplican al inicio de la intervención para determinar, en ese momento,
medidas de urgencia para evitar la repetición de los hechos y posteriormente,
para el diseño de la intervención, particularmente para que la intensidad de la
misma sea coherente con las necesidades de los NNA.
Con niños, niñas y adolescentes que cometen una agresión sexual es posible
prevenir la ocurrencia de nuevas ofensas, esto si se realiza intervención
8
Los efectos de las experiencias de desprotección temprana sobre el desarrollo cerebral, ofrecerían una
explicación para el fracaso en el logro de este control. Barudy y Dantagnan, 2010.
9
W. Marshall. 2001.
10
Asociación Afecto “Modelo para la atención de ofensores sexuales menores de 18 años”. Bogotá, Colombia.
mayo 2007.
11
W. Marshall. 2001.
12
Save the Children con colaboración del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. “Abuso sexual infantil:
Manual de formación para profesionales”, España, noviembre 2001.
13
José Díaz Morfa. 2003.
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temprana y especializada, destinada a identificar los factores que están a la
base del acto sexualmente agresivo y las situaciones que ponen a los NNA en
riesgo de reiterar esta conducta. El rol del adulto significativo es relevante en
el acompañamiento del proceso de intervención y luego como yo auxiliar,
encargado de alertarlo al observar estados de ánimo, conductas o situaciones
que lo ponen en riesgo de reiterar este comportamiento.
La intervención con los NNA busca el reconocimiento de la acción abusiva
cometida, no solo desde el ámbito cognitivo sino con comprensión ideo afectiva
de lo vivido por la víctima. Luego de lo cual será posible que éste(a) identifique
los sentimientos, pensamientos y situaciones que lo (la) exponen a repetir la
ofensa sexual y que pueda recibir educación socio afectiva e intervención
terapéutica que lo (la) prepare para enfrentar situaciones similares en el
futuro, sin ocasionar daño a otros, ni a si mismo (a).
Una vez trabajada la responsabilización sobre la agresión sexual cometida,
será posible abordar la resignificación de las experiencias propias como víctima
de graves vulneraciones de derechos.
Las presentes bases contienen los elementos técnicos, formales y específicos,
que deben orientar el levantamiento de las propuestas. Sin embargo, cabe la
posibilidad de introducir elementos innovadores de acuerdo a las experiencias
de las instituciones en el tema y/o aspectos propios de los contextos
regionales.
II. Objetivos
2.1. Objetivo general.
Contribuir a prevenir la reiteración de conductas abusivas de carácter sexual, a
través del reconocimiento y elaboración de dichos actos, el desarrollo - en los
NNA y su adulto significativo- de repertorio emocional, cognitivo y conductual
alternativo para enfrentar situaciones de riesgo, y la resignificación de
experiencias de vulneración en NNA víctimas de maltrato o abuso sexual.
2.2. Objetivos específicos.
1. Interrumpir el desarrollo de conductas abusivas de carácter sexual en los
niños, niñas y adolescentes ingresados al programa a través del
reconocimiento de su responsabilidad en la agresión cometida y la
elaboración de esta conducta.
2. Favorecer el desarrollo de repertorio emocional, cognitivo y conductual,
alternativo para que los NNA enfrenten situaciones de riesgo.
3. Facilitar al adulto significativo la comprensión de la agresión sexual
cometida por el NNA y entregarle herramientas para apoyarlo(a) en
situaciones de riesgo.
4. Favorecer la resignificación de experiencias de maltrato o abuso sexual en
NNA que fueron víctimas de este tipo de violencia.
5. Desarrollar acciones de seguimiento que prevengan la ocurrencia de nuevos
episodios de agresión y/o de vulneraciones de derechos que impliquen el
reingreso del niño, niña o adolescente aun programa de protección
especializada o una sanción judicial por la comisión de un delito sexual.
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2.3.
Resultados esperados
1. 90% de niños, niñas y adolescentes interrumpen el desarrollo de conductas
abusivas de carácter sexual como consecuencia de los procesos de
intervención14.
2. 80% de NNA ingresados reconocen la agresión sexual cometida con
comprensión ideo afectiva de la vivencia de la víctima.
3. 80% de NNA ingresados modifica distorsiones cognitivas de género
relacionadas con el ejercicio de violencia sexual.
4. El 100% de NNA que ha sido antes víctima de agresión sexual resignifica
esta experiencia durante la intervención o es derivado a un programa
externo para este fin.
5. 80% de las familias y/o adultos significativos que participan del proceso
adquieren herramientas para apoyar al NNA, a fin de que este (a) no
incurra en una nueva agresión sexual.
6. 95% de los niños, niñas y adolescentes egresados con logros no reingresan
a programas de la red SENAME de igual o mayor complejidad.
Se espera que la intensidad de la intervención se ajuste a la evaluación de
riesgo de reiteración de conductas sexualmente abusivas en los NNA, lo
mismo que los ámbitos a considerar en el tratamiento (niño(a) o adolescente y
adulto significativo; niño(a) o adolescente y familia; niño(a) o adolescente,
familia y contexto socio comunitario), como también la metodología a utilizar
(individual o grupal), etc., privilegiando espacios de intervención poco
restrictivos o intrusivos15 .
La duración del proceso dependerá de aspectos tales como edad, género, las
hipótesis explicativas de la conducta sexualmente agresiva, los factores de
riesgo, la presencia de violencias en la historia del NNA y los recursos de estos
(as) y del (la) adulto (a) a cargo.
14
Desde 2002 hasta 2007 se informa de más de 250 ingresos con logros, y de estos se registra menos de un
10% de reincidencia. (Mesa Técnica PAS 2007, con participación de Proyectos Trafún y MENINF).
15
Los Programas MENINF y Trafún plantean que realizan intervenciones individualizadas y ajustadas a
capacidades, desarrollo evolutivo, y evaluación de factores de riesgo y protectores. (Mesa Técnica PAS,
2007)
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III. Orientaciones técnicas específicas.
3.1. Sujeto de Atención.
La intervención especializada de estos proyectos está dirigida en principio, a
todos/as los niños, niñas y adolescentes entre 10 y menores de 18 años, que
presentan conductas abusivas de carácter sexual.
Los adolescentes entre 14 y 18 años16, que sean formalizados por un delito
sexual y reciban una sanción o medida en el medio libre, pueden integrarse en
paralelo a la atención especializada en agresión sexual que realiza este
programa.
3.2. Vías de Ingreso
Las vías de ingreso son principalmente dos: la disposición judicial desde
Tribunales de Familia y la derivación desde la red SENAME.
En aquellos casos en que la demanda de atención se presente desde la OPD o
desde la red SENAME y/o de protección social existente en el territorio y no se
hayan realizado acciones judiciales – o en la eventualidad de demandas
espontáneas de atención-, se deberá coordinar las acciones para el ingreso del
caso con la Dirección Regional correspondiente, para que a través de otros
operadores jurídicos, se realicen las acciones judiciales pertinentes tanto para
la víctima como para el (la) agresor (a).
Una vía relevante de ingreso a los programas ha sido desde las residencias,
residencias especializadas y centros de administración directa del área de
protección de derechos, para lo cual se han articulado con las Direcciones
Regionales del SENAME.
Este programa también se presenta como alternativa de respuesta a población
que ingresa derivada desde los programas del ámbito de responsabilidad penal
adolescente, correspondiendo a una atención complementaria a la medida o
sanción. Esto resulta de relevancia para el encuadre de la intervención y la
coordinación intersectorial en casos de adolescentes derivados desde Fiscalía o
Tribunales de Garantía.
3.3. Cobertura y Focalización Territorial
a. Cobertura
Debe corresponder a lo establecido en el Anexo Nº 1.
b. Focalización Territorial
Debe instalarse en el territorio que establece el anexo Nº 1.
3.4. Criterios Generales a considerar en la Intervención
Es preciso señalar que los criterios que guían la intervención son el interés
superior del niño, niña y/o adolescente y la consideración de sus necesidades y
recursos como directrices para la toma de decisiones.
16
Tramo etáreo donde actúa la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente.
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Sexual
En caso de NNA que han cometido agresión sexual es primordial garantizar
condiciones de protección, tanto para evitar el riesgo de reiteración de la
conducta abusiva, como para establecer las condiciones básicas para el
desarrollo de la intervención educativo terapéutica, es decir que los NNA se
encuentren en un contexto que satisfaga sus necesidades materiales y
afectivas.
Se propone una metodología de atención ambulatoria que aborde al niño, niña
o adolescente desde una perspectiva integral y comprensiva, en el sentido de
relevar las significaciones de sus prácticas en el contexto biográfico, familiar y,
socio cultural en el que se desarrollan. Lo anterior permitirá generar una
relación de apoyo, identificar los elementos explicativos de la conducta abusiva
y definir ámbitos y estrategias para el cambio de estas prácticas.
De este modo, las particularidades del sujeto de atención requieren del
desarrollo de una metodología flexible, que incorpore dispositivos variados –
por ejemplo individuales, familiares, grupales y comunitarios- en la forma de
una malla programática que, de acuerdo a los procesos de planificación de la
intervención, se pueda ajustar a la medida de cada niño, niña y/o adolescente.
Por dispositivo se entenderá el conjunto organizado de acciones o
procedimientos orientados a la consecución de los objetivos de intervención
propuestos.
Por último, y desde un criterio de calidad, se espera, la definición clara y
acotada de objetivos particulares para cada NNA atendido (a), así como el
desarrollo de dispositivos para determinados perfiles que faciliten la
consecución de objetivos en el menor tiempo posible.
3.5. Criterios Metodológicos
Tanto el contexto como las características e implicancias de las situaciones que
motivan la incorporación del niño, niña o adolescente al programa, sitúan a
esta modalidad de intervención como una en que el encuadre coactivo o de
obligatoriedad de la atención resulta central, de ahí la pertinencia de
formalizar la derivación desde el Tribunal de Familia, Fiscalía o Tribunal de
Garantía correspondiente; definiendo de este modo el compromiso y
responsabilidad del equipo de intervención, y la participación de los propios
niños, niñas y adolescentes, así como de sus familias y/o referentes
significativos.
La comisión de una agresión sexual se constituye en el problema que define la
necesidad y solicitud de intervención. Ello no quiere decir, sin embargo, que no
corresponda abordar las situaciones de vulneración de derechos que podrían
estar por detrás de estas prácticas; más bien, y desde un criterio de
integralidad, implica que una vez elaborada la conducta de agresión sexual, es
posible comenzar a intervenir en dichas situaciones de vulneración de derechos
–o bien buscar las mejores alternativas de derivación, evitando de este modo
que dichas vulneraciones operen como justificaciones o victimización que
obstaculice el desarrollo de los procesos de responsabilización de los NNA,
sobre sus prácticas abusivas17.
Al mismo tiempo, la intervención deberá considerar acciones a nivel individual,
familiar y socio-comunitario que disminuyan los riesgos de estigmatización del
sujeto de atención, lo que con mayor probabilidad instala procesos de
identificación y autodefinición como agresor, lo que resulta más preocupante
17
José Díaz Morfa, 2003. Save the Children, 2000, Mesa Técnica PAS 2007.
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durante la adolescencia, definida como momento del desarrollo vital
caracterizado por procesos de construcción y consolidación de la identidad.
Intervención familiar se orienta a evitar estigmatizaciones, proveer de un
espacio protector a sus integrantes y modificar patrones de interacción
disfuncionales o vulneradores.18
En situaciones en que la víctima de la agresión es una hermana o hermano
menor del NNA se espera la coordinación con el Programa de Reparación del
maltrato grave a fin de evitar discursos contradictorios, especialmente en la
intervención con los adultos responsables y en el ámbito comunitario.19
La intervención con NNA que se encuentren en programas residenciales de la
red SENAME también requerirá coordinación, particularmente para el logro de
condiciones de protección, acompañamiento y contención.
Por otra parte los Programas ejecutados por Organismos Colaboradores de
SENAME, plantean la articulación con otros actores y sectores que promuevan
la adecuada inserción social y prevengan prácticas expulsoras o
estigmatizantes.20
3.6. Enfoques de Trabajo
Es fundamental que él o los esquemas teóricos que guíen la intervención
integren modelos comprehensivos, que consideren distintos niveles de análisis
y operaciones para acercarse al fenómeno de las conductas de abusivas de
carácter sexual.
El diseño del proyecto especializado debe explicitar una perspectiva
multidimensional e interdisciplinaria, que se ajuste a los requerimientos de los
usuarios de acuerdo al diagnóstico de riesgo de reiteración del comportamiento
abusivo y de los factores predisponentes y precipitantes de la conducta
agresiva.
Lo anterior, permitirá renunciar a la explicación del fenómeno desde una
perspectiva lineal-causal, para abrir la mirada hacia un abanico de
condicionantes y factores entrelazados que están en la base del problema y
que debe traducirse en una atención especializada, personalizada, oportuna e,
innovadora, que se adapte a las características del tipo de violencia ejercida, la
vinculación o cercanía con la víctima, la periodicidad de las situaciones de
agresión, sentidos, emociones y significaciones asociadas a dichos actos, así
como otros elementos relevantes que se consideren sobre el niño/a y/o
adolescente, así como del contexto familiar y comunitario en que se encuentra
inserto/a.
A partir de lo anterior, se proponen algunas orientaciones generales que
podrían guiar el desarrollo de los procesos de intervención, en el entendido que
éstas no son exclusivas ni excluyentes, pudiendo el proponente establecer
otras de acuerdo a sus propias consideraciones sobre pertinencia, efectividad,
o respaldo teórico, entre otros aspectos.
18
José Díaz Morfa, 2003. Save the Children, 2000, Mesa Técnica PAS 2007.
La ONG Paicabí presentó un modelo de PII común, entre el Programa de Reparación del Maltrato y el
Programa Especializado en la intervención con NNA que han cometido agresión sexual. Jornada UPRODE V
Región con Programas de reparación del Maltrato, Programa de Atención a hombres que ejercen violencia
(SERNAM) y Proyecto PAS Trafún. 29 de junio 2011.
20
Mesa Técnica PAS - SENAME 2007.
19
Departamento de Protección de Derechos
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Sexual
a. Psico y socioeducación
El enfoque psicoeducativo se basa en la convicción de que “lo vivido”
cotidianamente por las personas, ofrece posibilidades privilegiadas de
intervención, y que por lo tanto “lo vivido-compartido” se convierte en un pilar
de desarrollo. Esto quiere decir que la intervención implica el establecimiento
de una relación con el otro-usuario/a, desde una perspectiva de apropiación y
comprensión de la problemática vivida.
Centra su análisis en los procesos de cambio y de adaptación entre el sujeto y
su entorno, y por lo tanto, en la capacidad del ser humano de transformarse a
lo largo de su vida. En este marco explora en el potencial de adaptación del
sujeto, identificando los recursos individuales y del ambiente, y el potencial
experiencial de cada entorno, en términos de ofrecer experiencias y
oportunidades adecuadas al potencial de adaptación de cada sujeto, en un
proceso de educación constante.
La idea es construir un proceso de intervención conjunto entre la persona que
interviene y el niño/a y adolescente, cruzado por una comunicación e
interacción constante entre ellos, de manera de ir compartiendo las distintas
etapas del proceso. Para ello, es importante desarrollar procesos
motivacionales, ir aprovechando “lo vivido” en cada momento, ir evaluando
conjuntamente los resultados e ir conectando la intervención como parte de un
todo que tiene sentido para ese caso particular, ya sea individual o
grupalmente.
Desde una perspectiva comprensiva, la intervención psico y socioeducativa se
funda en una relación que reconoce al otro como sujeto y no como objeto de
intervención. Esta relación está dada en el lenguaje, pero desde una
perspectiva que supera lo meramente verbal, ligando en forma indisoluble
palabra y acción. De este modo, es una intervención que une el decir con el
hacer, y a ambas dimensiones como formas recursivas de actuar en el mundo,
lo que permite al NNA un aprendizaje directo y concreto de formas pro sociales
de relación con otros (as).
La intervención psicoeducativa releva como una de sus dimensiones el
reconocimiento de diversas condicionantes sociales –locales o extensas-, el
modo en que éstas afectan el bienestar de individuos, familias y comunidades
y el desarrollo de estrategias para hacer frente a los eventuales y diversos
conflictos y dificultades. El abordaje de estas condicionantes sociales –o de sus
significaciones para el sujeto de atención- entrecruza de este modo la
psicoeducación con una aproximación socioeducativa, en el entendido de que
surge de una concepción de sujeto como parte de un contexto sociocultural
particular. Se busca el desarrollo de modos de convivencia social basados en el
compromiso social activo y reflexivo, desde las propias significaciones dadas a
sus experiencias de vida, y utilizando a actores del entorno como agentes
relevantes dentro de los procesos de intervención.
El enfoque socioeducativo reconoce como algunos de sus elementos centrales:
La orientación hacia logros de significación personal y social, desde una
perspectiva que asume la imposibilidad de neutralidad ante el fenómeno a
intervenir.
La intervención reconoce una dimensión tanto micro social –del sujeto en la
relación con su entorno- como estructural, en el sentido de condicionantes
sociales que inciden en manifestaciones individuales, familiares y
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comunitarias, así como en sus significaciones por parte del sujeto de
atención, referentes significativos y otros actores relevantes.
La consideración del sujeto y de la realidad social como construcción social
mediada simbólicamente, lo que releva la condición del sujeto como agente
activo en los procesos de construcción y la apertura hacia posibilidades de
trasformación de la realidad, en términos discursivos y de acción sobre el
entorno.
La intervención se funda sobre la significación de los objetivos personales y
sociales del sujeto de atención.
El reconocimiento de metodologías diversas, tanto a nivel individual, como
grupal y social.
El reconocimiento, explicitación y abordaje de los conflictos y tensiones de
los fenómenos sociales abordados.
El reconocimiento del contexto como espacio educativo en que se producen
y refuerzan aprendizajes; por lo tanto, como espacio potencialmente
colaborativo.
La comprensión de los procesos de intervención como ejercicios
democráticos y de construcción de ciudadanía.
b. Intervención Psicoterapéutica
El apoyo terapéutico al niño/a o adolescente, los adultos significativos y/o las
familias, debe estar presente durante toda la intervención y debe ser
considerado en todos los casos.
Este apoyo debe orientarse en primer término a: generar una relación de
confianza, identificar los factores explicativos de la agresión sexual, favorecer
el reconocimiento y la responsabilización, para posteriormente elaborar este
comportamiento transgresor y adquirir recursos alternativos a esta conducta
(educación emocional, educación sexual, desarrollo de empatía, modificación
de distorsiones cognitivas, habilidades sociales, repertorio conductual
alternativo a la violencia para resolver conflictos, etc.) A continuación, y
considerando la probable presencia de graves vulneraciones de derechos de las
que ha sido objeto el niño, niña o adolescente, deberá considerarse además un
proceso orientado a la resignificación de sus propias experiencias de
vulneración.
Asimismo el abordaje terapéutico incluirá al adulto significativo, a fin de que se
constituya en apoyo para la protección requerida durante la intervención
terapéutica y la interrupción -inmediata y permanente- del comportamiento
abusivo.
Las estrategias de intervención deben estar asociadas a la etapa evolutiva de
cada caso atendido, considerando género, etnia, relación con la víctima,
repercusión familiar y respuesta inmediata frente a la situación.
El proceso psicoterapéutico debe ser realizado por profesionales con formación
clínica en infanto adolescencia y familia, y capacitación en la temática a
abordar. Dentro del encuadre será relevante destacar la confidencialidad, ésta
en un contexto judicial y de trabajo en equipo, y condicionada, en caso de
conductas que impliquen riesgo para sí mismo (a) u otras personas.
En general, se espera que cada caso ingresado cuente con al menos una sesión
semanal, cuya duración dependerá de la fase de intervención, edad, recursos e
intereses del niño, niña y/o adolescente.
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La intervención educativa y terapéutica grupal con NNA y sus adultos
significativos resulta facilitadora de los procesos individuales, particularmente
por su aporte al fortalecimiento de la autoestima y habilidades sociales, lo que
puede favorecer procesos de reconocimiento y responsabilización, entre otros
beneficios. Asimismo, el trabajo grupal con las figuras protectoras pudiera
permitir una red de apoyo y solidaridad entre los (as) adultos, además del
desarrollo de competencias parentales para la protección de sus hijos(as) en
las diversas etapas del desarrollo.
Es necesario destacar que el/la único profesional validado para realizar
procesos psicoterapéuticos es el/la psicólogo/a o psiquiatra, con formación en
psicoterapia.
Luego de la elaboración de la situación abusiva, en aquellos casos en que el
NNA fue víctima de abuso sexual o maltrato físico o emocional, se realiza la
intervención reparatoria, de acuerdo a las necesidades de los NNA.
c. Intervención Familiar y Social
Dado el impacto que la situación de agresión genera en las familias de los
niños, niñas o adolescentes que han manifestado conductas abusivas de
carácter sexual, resulta de gran relevancia el abordaje terapéutico y
psicoeducativo de sus implicancias, favoreciendo el desarrollo de estrategias de
contención, protección y crianza. Del mismo modo, se debe considerar la
intervención, en el programa o en organismos de salud mental, para aquellos
adultos significativos que, a partir de la situación detectada, revelan historias
de vivencias de situaciones de agresión sexual como víctimas, lo que refuerza
sentimientos e interacciones ambivalentes hacia el niño, niña o adolescente
con conductas abusivas.
Dado que en general las situaciones de agresión sexual se dan dentro del
sistema familiar, en la familia extensa, o en ocasiones de cercanía con la
víctima, se requerirá de una estrategia de abordaje que proteja al NNA
agredido de nuevos ataques y al NNA que cometió un acto abusivo de reiterar
estos comportamientos. En caso de agresión a familiares de la familia extensa
o vecinos (as) se deberá realizar intervención con el adulto a cargo para el
manejo de hostilidades contextuales y de la estigmatización.
Por otro lado será relevante la articulación con el programa reparatorio que
esté interviniendo con la o las víctimas de la agresión, para realizar una
intervención coherente con los adultos significativos y el contexto comunitario.
La coordinación con el Programa Reparatorio del abuso sexual puede ser de
utilidad para acceder al relato de las víctimas, herramienta relevante para la
calificación, el reconocimiento y responsabilización del niño, niña o adolescente
respecto de la agresión realizada, así como para el desarrollo de empatía. La
coordinación establecida también puede contribuir a la realización de acciones
orientadas al perdón y la reparación del daño a las víctimas, que éstas podrán
aceptar o no.
También deberá favorecerse el desarrollo o mejoramiento de la inserción sociocomunitaria del niño, niña y/o adolescente de acuerdo a las necesidades de su
etapa de desarrollo. Respecto a los adultos significativos se busca desarrollar la
competencia parental de buscar apoyo en las redes formales e informales, así
como su capacidad de aportar a otros(as) en la comunidad.
3.7. Enfoque de género
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El enfoque de género, se debe considerar como una dimensión transversal a
los procesos de intervención y a la gestión del proyecto. A partir de ello, se
espera su inclusión en los objetivos o metas del PII, así como en la
planificación y evaluación de la gestión.
Dentro de los factores culturales asociados a la agresión sexual se mencionan
los estereotipos de género, los que pueden contribuir a reforzar distorsiones
cognitivas que justifican la agresión masculina. En la intervención preventiva
de la reiteración de conductas abusivas, la metodología integra el
cuestionamiento de mitos y estereotipos respecto al género.
Desde esta perspectiva es deseable la sistematización de las características
diferenciales de la agresión sexual según el género, la identificación de las
estrategias utilizadas en la intervención y el impacto de éstas en los niños y
niñas atendidas, lo mismo que incorporar este enfoque en los informes de
avance y de evaluación anual.
Se hará necesario considerar la opinión de niños y niñas para la realización de
las distintas actividades que desarrolla el programa, integrando sus intereses y
propiciando el desarrollo de habilidades sin que los estereotipos de género
coarten la posibilidad de participación.
Respecto de los adultos significativos, será importante incentivar la
participación de hombres y mujeres, así como contribuir al cuestionamiento de
estereotipos que limitan el desarrollo personal de ellos y ellas, así como de los
niños, niñas y adolescentes a su cargo. Este hecho resulta doblemente
relevante en cuanto se considera la posibilidad de experiencias en que los
propios niños, niñas y adolescentes han sido víctimas de situaciones de abuso
sexual, así como de historias de victimización en los referentes familiares.
Clave es contar en el equipo de trabajo, con profesionales y técnicos que
tengan formación en género, ya sea por su propia experiencia o por estudios
acreditados, así como considerar iniciativas de auto-capacitación en este
enfoque.
3.8. Enfoque Intersectorial para la Instalación y Desarrollo del Proyecto.
Los programas especializados deben realizar coordinaciones con distintas
instancias e instituciones, conforme a los respectivos planes de intervención
definidos por el equipo técnico. Es precisa la articulación con las redes
comunales, especialmente educación, salud, ámbito de protección SENAME y el
sistema de protección social municipal. En el ámbito judicial, deberá considerar
la articulación con Tribunales de Familia, Fiscalía o Tribunales de Garantía. Del
mismo modo, en aquellos casos en que se considere pertinente la realización
de acciones de orientación legal, se deberá establecer coordinaciones con los
programas de asesoría o apoyo judicial que corresponda.
Las coordinaciones antes señaladas deben ser consideradas dentro de la
metodología de intervención propuesta, en términos de estrategias explícitas
de trabajo en red y de inserción en sistemas locales de protección.
Se considera relevante realizar todas las articulaciones de los recursos
territoriales, en forma permanente, con instituciones de la red pública o
privada para la obtención de bienes y servicios complementarios a los procesos
de responsabilización y resignificación, así como de integración social de los
niños/as y adolescentes y la comunidad, (tales como programas especiales de
recuperación escolar; deportes y recreación; entidades de capacitación laboral,
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etc.) a objeto de evitar riesgos de estigmatización y discriminación. Al mismo
tiempo, se entiende que el desarrollo de acciones en coordinación con otros
actores locales contiene en sí mismo un potencial educativo y reparatorio.
Es necesario mantener la información actualizada acerca de la red
intersectorial a la que es posible acceder, asegurarse de que los casos reciban
respuestas adecuadas en estos servicios y llevar a cabo un registro y
seguimiento de las derivaciones efectuadas por la vía de la coordinación.
La gran mayoría de las situaciones que viven las familias de los niños y niñas
vulnerados en sus derechos, se encuentra cruzada por múltiples dificultades:
económicas, de vivienda, problemas de comunicación, de relaciones al interior
de la familia, situaciones de violencia intrafamiliar, de estructura familiar, etc.
No es posible pensar en un sólo programa o único proyecto que disponga
directamente de todos los recursos necesarios para que la familia de origen o
los adultos responsables resuelvan sus problemáticas, mejoren sus condiciones
de vida y faciliten dinámicas de interrelación y proyectos de vida, respetando el
ejercicio de los derechos de cada uno de los miembros, en especial de los
niños, niñas y/o adolescentes.
La labor del equipo consiste, en este aspecto, en trabajar con la familia de
origen y/o de acogida y la comunidad para construir en conjunto, una red
operativa para la promoción y protección de los derechos de los niños/as y
adolescentes y de satisfacción a los requerimientos de los adultos. Por lo
anterior, resulta fundamental articular, reforzar y mantener la atención y el
acceso a la oferta de prestaciones básicas (educación, salud. FPS, etc.) y
especializadas, para el tratamiento de trastornos psiquiátricos y/o
neurológicos, desintoxicación y tratamiento de alcohol y drogas, infecciones de
transmisión sexual, embarazo precoz, entre otras.
Para ello, se espera que el equipo disponga de un catastro completo,
actualizado periódicamente, con compromisos formales, en la medida de lo
posible y con procedimientos establecidos con la red local y regional, tanto de
SENAME como de otras instituciones.
Dentro de las funciones del (la) Director (a) del Programa se encuentra
intencionar procesos de coordinación intersectorial, a nivel local y regional,
para el logro o cumplimiento de los diversos derechos y beneficios disponibles
para la población atendida por el proyecto; los operadores sociales serán
quienes gestionen las prestaciones, atenciones u otras ayudas para cada caso
en particular, acompañando a las familias mientras logran el desarrollo de
autonomía en este ámbito.
3.9. Fases de la Intervención.
El proceso de intervención especializada puede ser estructurado, con una
finalidad práctica, en diversas fases, cada una de ellas con objetivos,
actividades, definición de indicadores y desarrollo de estrategias o
metodologías para conseguir los resultados esperados.
Se propone la siguiente secuencia:

Calificación: corresponde a la evaluación de los antecedentes que
determinan la participación del NNA de una agresión sexual, emitidos
desde la entidad que solicita la derivación, luego de lo cual se define la
pertinencia del ingreso al programa. Si la derivación es del Tribunal de
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Familia o se solicita medida de protección para el NNA se propone
solicitar el parte policial o relato de las víctimas, que posteriormente
serán de utilidad durante el tratamiento.
En caso de no corresponder el ingreso al programa, se establecerán en
conjunto con quien deriva acciones de apoyo tendientes a la derivación
al programa que mejor se ajuste a sus requerimientos.

Diagnóstico
El primer diagnóstico corresponde al nivel de riesgo de reiteración de la
conducta de abuso sexual, para lo cual se puede utilizar alguna prueba
estandarizada de rápida aplicación y corrección21. Luego de establecer el
riesgo será posible determinar las medidas de urgencia apropiadas
para interrumpir este comportamiento.
En las primeras sesiones, con el NNA y/o con el adulto significativo, se
profundizará el diagnóstico, explorando en los factores etiológicos de la
agresión sexual cometida por este NNA, considerando los factores
predisponentes y precipitantes de este comportamiento para elaborar
una hipótesis explicativa de lo ocurrido y disponer de los elementos para
el diseño de la intervención educativo - terapéutica. La información
recabada determinará las áreas a considerar para la construcción del
PII, así como los resultados y las estrategias a utilizar para lograrlos.
En esta etapa también se indagarán las condiciones de protección y
cuando no esté lograda será el primer objetivo a conseguir, a fin de
garantizar el piso de la intervención.
El diagnóstico elaborado se conversará con el NNA y su adulto
significativo, utilizando lenguaje simple e integrando la visión que tienen
de lo expuesto.
Elaboración del PII
Los profesionales tratantes diseñarán el plan de intervención individual,
considerando la hipótesis explicativa del comportamiento abusivo del
NNA, ordenando las acciones de acuerdo a sus requerimientos, en
aspectos como: intensidad, sistemas a considerar, objetivos y
estrategias, así como los plazos y responsables de las actividades
destinadas a prevenir la reiteración del comportamiento abusivo.
Este plan de trabajo se compartirá con el NNA y su adulto responsable,
integrando la percepción de estos (as).
Ejecución del PII
Período destinado a la puesta en marcha de las acciones educativoterapéuticas destinadas a evitar que este NNA vuelva a incurrir en
prácticas abusivas.
Los plazos establecidos en el PII pueden constituirse en hitos para la
evaluación de proceso y la redefinición de las estrategias cuando no han
operado de acuerdo a las expectativas del equipo.
21
El Programa Trafún utiliza las Escalas JSOAP II (Juvenile Sex Offender Assesment Protocol II) y ERASOR
(Estimate of Risk of Adolescente Sexual Offense Recidivism). Entrevista a Rodrigo Venegas. Director PAS
Trafún. ONG Paicabí. 07 de julio de 2011 Cynthia Sanhueza y Gloria Gaete.
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El Pre- egreso y Egreso. Esta fase se integrará en el PII e implica el
desarrollo de una serie de acciones diferenciadas que establecen el
cierre de la intervención. Las estrategias contribuirán a la progresiva
autonomía del niño/a y la familia o adulto significativo respecto del
proyecto especializado. Se ponen a prueba los aprendizajes del adulto
para identificar indicadores de riesgo, en el NNA o en situaciones del
entorno, y para contribuir a que el NNA despliegue las destrezas
logradas en el ámbito emocional, cognitivo y conductual. Asimismo se
explora con el niño la forma de enfrentar situaciones sociales, de
resolver problemas, de enfrentar las relaciones con el sexo opuesto,
dudas que tiene en el ámbito de la sexualidad, figuras a las que recurre
cuando necesita apoyo, etc.
Seguimiento. En ocasiones en que los NNA, al finalizar la intervención,
requieran derivación a otras redes para garantizar el ejercicio de sus
derechos el Programa establecerá las coordinaciones pertinentes y
realizará seguimiento de la inclusión del NNA en estos espacios.
3.10 Tiempo de intervención:
Se espera que la intervención se realice en un plazo de 12 a 18 meses, de
acuerdo a la evaluación de riesgo de reiteración del comportamiento de
agresión sexual.
IV. Sobre el Equipo de Trabajo
4.1. Criterios Generales
a. Conformación del Equipo de intervención.
En la conformación del equipo básico del proyecto se debe considerar la
incorporación de profesionales psicólogos (as) y trabajadores (as) sociales,
técnicos y personal auxiliar.
Debido al carácter especializado que requiere la intervención con la población
señalada, el equipo de profesionales debe contar con psicólogos (as) que
tengan experiencia y formación principalmente en intervención clínica
individual y familiar, y con trabajadores (as) sociales formados (as) en
intervención psicosocial y en el ámbito socio-comunitario.
La totalidad del equipo debe contar con motivación para el trabajo con niños,
niñas y/o adolescentes que han cometido agresión sexual, y sus familias y
también para el trabajo en equipo interdisciplinario. Sus integrantes serán
profesionales con formación en el tema de la agresión sexual; con
competencias para desarrollar vinculación con NNA y adultos significativos y
para intervenir en las distintas fases y áreas que contemple el programa; así
como disposición al trabajo en terreno; valoración del trabajo intersectorial y
de la práctica de trabajo en red. Los profesionales deben tener formación en el
Enfoque de Derechos y es necesario que alguno de ellos cuente con formación
en el Enfoque de Género.
Es indispensable que el personal contratado pase por un proceso de selección
que descarte problemas de salud mental, permita asegurar su idoneidad
personal y el cumplimiento de los requerimientos administrativos
(disponibilidad horaria, sin antecedentes penales, etc.).
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b. Coordinación interna del Equipo.
Un aspecto necesario de considerar, debido a que es vital para el desarrollo del
equipo y para la calidad en la atención, es la capacidad de tomar decisiones
técnicas en conjunto. Estas decisiones representan un desafío constante,
establecer relaciones laborales cooperativas bajo un principio de coresponsabilidad, donde exista la posibilidad de construir un lenguaje
compartido respecto de aspectos teóricos y de los procedimientos que implica
la intervención en situaciones de agresión sexual.
El proceso implica una secuencia de decisiones relacionadas entre sí, que
involucran a los niños, niñas y/o adolescentes buscando el resguardo a los
derechos de protección especial de estos (as) y asumiendo ésta
responsabilidad en coordinación con distintos actores que participan y/o
colaboran en el proceso de intervención. Implica también realizar una
evaluación ponderada de las posibles consecuencias de las decisiones,
sopesando la relación costo-beneficio y desarrollando acciones orientadas a
evitar la reiteración de actos abusivos, a fomentar la creencia de los NNA y sus
adultos responsables en el cambio, lo mismo que a fortalecer la adherencia a la
intervención.
El desarrollo e integración del equipo es un factor clave para enriquecer y
hacer más efectiva la toma de decisiones, ya que permite incorporar distintas
visiones y experiencias respecto del problema y llevar a cabo un aprendizaje
conjunto y permanente. El equipo debe delimitar los objetivos, desde una
perspectiva de proceso, de cada una de las fases, de la secuencia de
decisiones y definir las actividades que debe poner en marcha para alcanzarlos,
asegurando la coherencia entre ambos aspectos y la flexibilidad del mismo.
Además, deberá asumir la existencia de ciertas tensiones que se presentarán
en el abordaje de algunos casos, ante los que se deberá considerar la
posibilidad de procesos de asesoría o supervisión externa al equipo, ya sea
desde la propia institución, el Servicio Nacional de Menores a través de sus
supervisores regionales o nacionales, u otros actores externos.
En síntesis, el elemento fundamental que debe orientar la toma de decisiones
del equipo de profesionales, es la responsabilidad ética de desarrollar este tipo
de intervención, junto al enfoque de derechos, tendiente al resguardo de la
calidad de la atención y por tanto a la seguridad y bienestar de los niños, niñas
y adolescentes atendidos y de terceros.
Por último, se debe considerar la noción de auto cuidado en dos niveles: uno
referido a la necesidad de que las instituciones protejan el recurso profesional,
siendo fundamental la existencia de una política institucional de resguardo y
respeto de sus trabajadores y, segundo, a la capacidad de los profesionales de
auto cuidarse. Del mismo modo, se espera que la institución considere dentro
de sus políticas la apertura hacia el desarrollo y facilitación de procesos, tanto
internos como externos, de capacitación y perfeccionamiento para su equipo
técnico y administrativo.
4.2. Descripción de funciones del equipo.
a. Director/a:
Responsable de la gestión técnica, administrativa y financiera del centro en el
marco de las disposiciones técnicas y administrativas establecidas en el
Convenio. A partir de las características de la composición del equipo, resulta
relevante que el Director (a) tenga título del área de las ciencias sociales,
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preferentemente de trabajador(a) social, con la finalidad de que disponga de
recursos para la supervisión de los procesos de intervención familiares y socio
comunitarios, y para fortalecer la gestión territorial e intersectorial.
Entre sus funciones están:
Ser responsable de la coordinación del equipo para la atención directa a los
NNA y del funcionamiento interno del proyecto, de acuerdo a las
orientaciones técnicas establecidas por el SENAME y por el Organismo
Colaborador Acreditado.
Responsable del diseño de actividades tendientes al autocuidado del equipo.
La ejecución del proyecto de acuerdo a las condiciones presupuestarias,
legales y administrativas establecidas en el Convenio.
Representar el Proyecto frente a SENAME y Tribunales de Familia, así como
ante otras instituciones y sectores con los que se vincula, en los aspectos
técnicos, financieros y administrativos.
Supervisión a los procesos de intervención con NNA que han cometido
agresión sexual y sus familias, y a los sistemas de registro.
Elaboración de informes de evaluación y sistematización de la experiencia
de intervención.
b. Equipo de intervención:
Para la atención de 20 adolescentes que han cometido agresión sexual se
requiere:
35 horas de psicólogo (a) clínico (a)
35 horas de trabajador(a) social
4 horas de supervisión clínica especializada en el tema.
El equipo psicosocial es responsable técnico del proceso de calificación, del
diagnóstico de riesgo y la adopción de medidas para la interrupción de las
conductas abusivas, del diagnóstico explicativo de la conducta sexualmente
agresiva, de la planificación, ejecución y evaluación de los procesos de
intervención a los niños, niñas y/o adolescentes ingresados(as), así como a sus
familias o referentes significativos.
Responsable de entregar atención especializada y directa a los niños, niñas y/o
adolescentes, y a sus familias o referentes significativos, en modalidades
individual, familiar o grupal, de acuerdo a sus requerimientos.
Deberá estar conformado por profesionales con experiencia en intervención
terapéutica, intervención familiar y socio-comunitaria en situaciones de NNA
que cometen agresión sexual.
Entre sus funciones se indican:
Evaluar condiciones de protección de los NNA y realizar acciones para
lograrla cuando no está garantizada.
Realización de Diagnósticos de riesgo de reiteración del comportamiento
abusivo y de los factores explicativos de la conducta de agresión sexual, así
como diseño, ejecución y evaluación del PII.
Registro de las intervenciones en SENAINFO y carpeta individual.
Participación periódica en reuniones técnicas y de coordinación del equipo
de intervención.
Diseño, ejecución y monitoreo de los procesos del seguimiento previo al
egreso.
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Coordinación permanente con Tribunales de Familia, Fiscalía o Tribunales de
Garantía en aquellos casos ingresados por vía judicial, así como en aquellos
en que, durante el proceso de intervención, se pesquisan situaciones de
graves vulneraciones de derechos constitutivas de delito y se requieren de
acciones judiciales.
Coordinación con redes de apoyo social de acuerdo a requerimientos de los
NNA y sus familias.
El proyecto contará además con personal administrativo:
secretaria- contable
auxiliar de aseo
El personal técnico que realiza tareas administrativas puede no tener título
técnico si presenta antecedentes que prueben su experiencia y competencia
para el cargo.
V. Sobre el Presupuesto
Los Programas de Protección Especializada son subvencionados vía Ley 20.032.
Según establece esta Ley, los recursos ascienden a 9,3 USS mensual, más el
criterio de zona.
VI. Sobre los Recursos materiales
6.1. Respecto del inmueble de funcionamiento.
Considerar:
Local adecuado a las necesidades del proyecto: número de oficinas o salas
de atención individual y grupal, oficinas de profesionales, baño para el
personal y para público accesible a los NNA, sala de recepción y en lo posible
patio.
En la medida de lo posible, contar con sala con espejo unidireccional, que
facilite procesos de supervisión.
Debe estar emplazado en un sector de fácil acceso, exento de riesgo para la
salud o seguridad.
Los estándares mínimos de higiene y seguridad a considerar implican
adecuarse a normativa vigente con relación a: saneamiento básico (servicios
higiénicos, servicios de alimentación), seguridad (vías de circulación, vías de
escape, señalización); servicios básicos (instalaciones sanitarias, eléctricas y
de gas, sistemas de detección de humo y combate de incendios, extintores,
red húmeda y seca).
Debe permitir una atención lo más personalizada posible.
6.2. Respecto del equipamiento.
Se requiere la presencia de computadores con las siguientes características:
Procesador Intel Pentium Dual Core E5400 a 2.7 GHZ, o equivalente,
capacidad de disco duro no inferior a 320 GB, memoria RAM mínimo de
2 GB, Unidad DVD-RW, tarjeta de red Fast Ethernet 10/100/1000 Mbps,
deseable conectividad inalámbrica.
Impresora.
Sistema Operativo Microsoft Windows 7 Profesional en español, Microsoft
Office Profesional 2007(Access incluido). Navegador Internet Explorer
7.0 o superior, Solución Antivirus, Visualizador de archivos PDF.
Conexión a Internet: ADSL mínima de 1024 Kbps.
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El equipo computacional se requiere para el ingreso de datos del proyecto al
Sistema de Registro en Línea de Niños y Niñas de SENAME (Senainfo), por
tanto es necesario desde el inicio de su ejecución.
Además, se solicita disponer de teléfono, fax y correo electrónico.
VII. Gestión de la lista de espera
Durante la ejecución de los programas especializados en agresión sexual (20022011), en ocasiones la cobertura se ha encontrado completa produciéndose listas
de espera.
Con el objetivo de garantizar la protección de los NNA que se encuentren en
lista de espera se requiere realizar acciones destinadas a este fin: conocer la
cercanía de éstos (as) con la víctima, el riesgo de conductas autoagresivas y el
nivel de riesgo de reiteración de los comportamientos abusivos a través de la
aplicación de una prueba estandarizada de fácil aplicación (JSOAP II). Con
estos elementos y en colaboración con el o los adultos significativos se
establecerán las medidas de urgencia acordes a la situación y características
del NNA, mientras se produce la vacante.
La evaluación realizada permitirá favorecer el ingreso a la intervención del
programa de los casos de mayor riesgo, según las características del NNA, de
la conducta de agresión sexual y de la capacidad de contención de los adultos
o de otras redes de apoyo.
Asimismo la búsqueda de alianzas con el adulto significativo y su respuesta en
esta etapa, permitirá evaluar su capacidad para entregar condiciones de
protección al NNA que cometió la agresión sexual, en términos de la
satisfacción de sus necesidades materiales y afectivas en el contexto familiar o
de acogida, por tanto, si presenta o no, capacidad de acompañar al NNA
durante el proceso educativo y terapéutico.
DEPRODE, AREA GESTIÓN PROGRAMÁTICA, ACO/GGF. BT Enero de 2012.
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