DE HISTORIA N A T U R A L . £3 getales no solamente desconocidos, sino de fructificación á veces tan rara, que ni afinidad tiene con las conocidas. Mas de mil plantas colectó allí nuestro infatigable N é e en veinte y siete dias. Allí encontró floridas las banksias descritas en el número antecedente: allí vio las hakeas, proteas, embotrios, epacris, metrosideros y otras mencionadas en mis obras: allí aumentó su colección de heléchos, haciendo ver que si le precedieron B a n k s , Forster y otros, no agotaron aun las riquezas de aquel fecundo suelo. Paso luego á las nuevas islas de los Amigos descubiertas por nuestros Españoles, y se detuvo algún tiempo en la llamada Babao, donde vio la casuarina , la ortiga nevada, la musenda frondosa, una especie de quina, y muchas plantas sumamente curiosas. Recorridas las islas regresó la expedición al C a llao : tomaron tierra los Botánicos y pasaron á Lima, donde nuestro N é e se separó de Haenke. Quedóse este en América para recorrer el C u z c o , Potosí y Paraguay; y D o n Luis N e é pasó á Talcahuano y á la Concepción de Chile para emprender por tierra el largo y penoso viage hasta Buenos-Ayres, donde debía incorporarse á las corbetas. Si sus peregrinaciones hasta la Concepción fueron importantes, no lo fueron menos las siguientes. Arrimado siempre á la cordillera de los Andes, pisó sendas jamas holladas de Botánicos, observando y colectando los vegetales de Chillan, Longaví y Curico, internándose quarenta y dos leguas en la cordillera del Planchón, por donde transitan los Indios Peguenches, y volviendo después por diversas sendas al citado Curico y de allí á Santiago. Pasó desde aquí á Mendoza por las cordilleras del Valle y del Portillo, donde halló una rica colección de mutisias, de escalonias, de polígalas, de calceolarias, de mirtos,