indeterminaciones - Carmen Araujo Arte

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carmen araujo Ar te ®
muu blanco | alexandra kuhn | daniel medina | esmelyn miranda | luis poleo | lester rodríguez
En la escena del arte contemporáneo “poner en crisis” las representaciones se ha convertido en una tarea
constante, en una especie de imperativo, gracias al que las obras se inscriben “políticamente” en su contexto,
convirtiéndose en espacios de crítica e incertidumbre. Este “poner en crisis” las representaciones puede
acontecer a través de diversos mecanismos: como gestión de la memoria, como reconstrucción simbólica,
como deliberación acerca de los contextos inmediatos o como agrietamiento de los órdenes establecidos, en
cualquiera de los casos se realiza a través de obras que poseen una declarada vocación de realismo, que se
formulan recuperando –y refigurando- fragmentos de su entorno, de lo que las circunda, no sólo en términos
hermenéuticos sino también en términos físicos. Esta vocación e inclinación hacia lo real, hacia lo que es,
hacia lo que está, determina que la significación, en este tipo de obras, se realice como un interpelación
directa, cruda, se realice como una suerte de “evidencia” o de “enunciación estética”, que de alguna manera
pareciera ir a contrapelo de la primacía de los discursos y comportamientos metafóricos que determinen el
mundo contemporáneo.
La exposición Indeterminaciones de Carmen Araujo Arte, agrupa seis artistas cuyas obras exploran, desde
diversos aspectos, los espacios normalizados de las representaciones –políticas, culturales o artísticas- y sus
grietas, sus fragilidades, sus inestabilidades. En este sentido, está compuesta por obras en las que se superan
las miradas imaginarias que fundamentan los constructos culturales dominantes, y con ello se desarman los
prejuicios que acompañan la percepción y comprensión de lo real, gracias a que en estas obras se entrecruzan
ficción y realidad, juego y documento, reconstrucción histórica y actividad crítica. Muu Blanco explora las
derivas de la modernidad, elaborando irónicamente un momento imposible de encuentro entre la abstracción
moderna y el paisaje, sondeando y examinando su confrontación en unos collages liminares. Daniel Medina,
trabaja en torno a las formas de “persistencia” y de “resistencia” desde las que “sobre-vive” la tradición moderna
en el contexto contemporáneo, con una obra que recupera la virtud geométrica y construye un objeto físico
que se da, paradójicamente, como imagen, como “iluminación”. Esmelyn Miranda, rastrea el devenir de
las representaciones cotidianas, con un conjunto de obras en las que literalmente transforma los “restos” de
los sistemas de colonización mediática y discursiva del poder, reconfigurándolos como texturados soportes,
emplazamientos potenciales, convirtiendo sus figuras en pura presencia cromática. Luis Poleo, indaga acerca
de los discursos políticos y la memoria histórica, con un proyecto de diorama en el que se desfiguran los sistemas
simbólicos y representativos del poder inscribiendo en ellos un excedente semántico. Alexandra Kuhn, se
interesa por las taxonomías culturales, por las distinciones ideales, y nos presenta una suerte de “obra-acertijo”
que requiere de una lectura dedicada, de un ejercicio de desciframiento capaz de establecer las múltiples
conexiones que propone entre el hacer y la naturaleza. Y un artista invitado, de origen hondureño, Lester
Rodríguez, quien indaga en los modos de la identidad y lo propio, en las dificultades de la exterioridad, desde
la comprensión reflexiva de los fenómenos económicos y de las transformaciones comunitarias y territoriales
que involucran, desarma los instrumentos y construye con ellos un texto indescifrable.
“Poner en crisis” las representaciones involucra establecer lógicas diversas a las normalizadas y autorizadas,
implica elaborar obras en las que se establece una posición teórica radical, gracias a la que las presencias que son
(las obras mismas, las imágenes) operan como una “promesa” en la que trozos, pedazos, fracciones del mundo
encuentran nuevas formas de vinculación, ingresan a dominios diversos y son, por ello mismo, dispositivos para
desarmar las estructuras interpretativas dominantes. En efecto, “poner en crisis” las representaciones conlleva
elaborar espacios diversos de distribución tanto de la sensibilidad como de la interpretación. Como secuela de
ello, estas son obras para las que hacer es “producir”, y en las que producir significa investigar las circunstancias
extra-estéticas que las acompañan, su “ahora” (su tiempo y su lugar), así como los sistemas de comprensión y
legitimación en los que se incorporan. En este sentido, la representación, es decir, el complejo de imágenes y
textos a través de los cuales una sociedad se piensa y se imagina a sí misma, se fisura y esas mismas imágenes
y textos, que habían sido internalizados hasta el punto de que se aceptaban sin preguntas o dudas, se imponen
como espacios de preguntas, como dispositivos capaces de establecer alianzas con múltiples contextos.
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indeterminaciones:
Obras de “indeterminaciones” no sólo por la pluralidad de sus medios y lenguajes, por la polivalencia de
sus significados, o por la intertextualidad que las constituye, sino especialmente porque acontecen como
un estallido contra el mito de la neutralidad del arte, negando que la experiencia estética desencadene sólo
en otras experiencias estéticas, porque justamente son la afirmación del vínculo firme que existe entre la
imaginación artística y la imaginación social y política. En efecto, estas obras inscriben las obras en el concierto
de las diversas preocupaciones humanas, entendiendo que las obras de arte operan, simultáneamente, como
lugar de crítica, como potencia de transformación, como eco y escucha del mundo.
En este sentido, en Indeterminaciones nos topamos con una vocación de realismo que no sólo se establece
como una pérdida de idealidad, sino como la afirmación tajante de que la metáfora está en las calles, en lo
cotidiano, en lo inmediato, entre los recorridos ordinarios, flanqueando cualquier encuentro o preocupación.
Una suerte de “artefactos de realidad” en los que los sentidos exceden sus formas y márgenes, y que desde
su propia “marginalidad” hacen evidente lo reprimido –lo oculto-, lo otro y los “otros”, desechando en ese
mismo movimiento cualquier rol, forma o figura de dominio.
Indeterminaciones gracias a la que los eventos secuenciales de una historia pueden violentarse y organizarse
en formas espaciales inéditas, dando lugar a la coexistencia de visiones contrarias y tiempos diversos, violando
así los cánones del sentido común, y produciendo una suspensión para-lógica. Así, se instala un lugar inaparente:
sin apariencia, sin representación, que actúa como una huella (como esa presencia de lo ausente que está ahí
para permitir su experiencia, su recorrido y, con ella, su reconstrucción) del mundo y lo otro. Una huella que
transforma las obras en textos que exigen una experiencia que no es puramente decodificadora, tampoco
exclusivamente visual, en la que se da lugar a la historia –al acontecimiento de la significación-. Los collages
de Muu Blanco construyen una imagen que rehace espacialmente nuestra historia plástica, descomponiendo
sus secuencialidades y sus incongruencias, estableciendo en el plano mismo un sistema de diferencias que
se dispara semánticamente. De modo semejante, el plano lumínico de Daniel Medina conjuga con los
discursos de la ilustración y el iluminismo, mostrando la simpleza de una presentación geométrica abstracta
que pone al descubierto su condición técnica, su estructura funcional. Esmelyn Miranda elabora una suerte
de exploración arqueológica de los restos dejados por las marcas de los discursos del poder que, arropado
en un minucioso trabajo artesanal, es capaz de develar cómo la imagen es aquello donde y con lo que el
sujeto se encuentra, no es algo que él organiza y decide; y cómo es también una escena abierta, sin rastro,
un lugar sin representación (también sin presencia), una promesa. Luis Poleo a través de un “artefacto
irónico” desarma la narrativa simbólica que construye épicamente la nación (su territorialidad, su destino),
re-elaborando sus imágenes con la infiltración de unos animales desaparecidos y olvidados, que dan cuenta no
sólo de la impotencia de estos discursos, sino especialmente de su carácter imaginario y también retrógrado.
Alexandra Kuhn presenta una instalación en donde reflexiona acerca de la condición misma de la obra
de arte (afirmándola como recurso y herramienta de comprensión) y acerca del espacio donador que es la
naturaleza, tanto en términos de físicos como simbólicos. Por último, Lester Rodríguez sondea los espacios
del hacer, del trabajo y presenta una instalación que descompone una pala, un utensilio, desplegándolo en un
continuum, en una marcha, que desplaza el objeto desde su condición utilitaria o representativa a una en que
se convierte en marca, en soporte, de aquello que comprendemos como forma de vida.
Indeterminaciones trata, en definitiva, de construir un lugar de comparecencia, de encuentro, no de
representación ni de exhibición. Trata, entonces, de pensar las obras como la posibilidad de que en la imagen
anide un momento no-representativo, un desplazamiento, un diferimiento o una deriva, de su presencia, Es, así,
un testimonio y como tal no tiene otra finalidad que la de constituir, fugazmente, un tejido otro de conexiones,
desde el que acceder –y pensar- otra vez el mundo.
Sandra Pinardi
indeterminaciones: muu blanco | alexandra kuhn | daniel medina | esmelyn miranda | luis poleo | lester rodríguez
exposición 38. 10 de mayo al 21 de junio de 2015
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