CARTAS DE CEFERINO

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ALGUNAS CARTAS DE CEFERINO
Roma - 30 de Noviembre 1904
Collegio Convitto "Villa Sora" (Roma), Frascati.
¡Viva Jesús y María!
Señor Don Faustino S. Firpo. Buenos Aires (Almagro).
Amigo de mi mayor aprecio:
He recibido su atta., fechada 10 noviembre p. p. Debo rendirle mil gracias por las buenas e
importantes noticias que por medio de ella me comunica.
No esperaba semejantes noticias de mi querida Patria.. Pero, en fin, dejemos aparte estas
fantasías y vengamos a lo principal. Si me permite que le entere (de) alguna noticia romana. El ocho
de diciembre lo pasé en Roma. Tuve la dicha en ese día de oír una Misa celebrada por Su Santidad
Pío X. A las 7,30 de la mañana ya estaba dentro de San Pedro. La gran Basílica a las 9,30 ya estaba
repleta de gente. En media hora atrás habían empezado los desfiles de los Obispos, Arzobispos y
Cardenales. Pasaron en el medio de la Iglesia y atrás; llevado en andas por seis robustos príncipes y
cortejado por veinte soldados de la Guardia Noble Pontificia se adelantaba poco a poco vestido con
los ricos ornamentos Pontificios y la gran Tiara en la cabeza, el gran Pontífice reinante, el inmortal
Pío X, que sentado en su trono de oro, bendecía con la paternidad más amable, a derecha e
izquierda. ¡Que majestad grande tiene el Santo Padre! Es mucho mayor, si no me equivoco, que la
de un rey o un emperador. Bueno, no le digo más cosas porque no acabaría más. Solamente le diré
que los Arzobispos y Obispos, entre todos, eran doscientos veinte; Cardenales 35. Estaban presentes
en la S. Misa de Su Santidad todos los Embajadores de las naciones del mundo ante la S. Sede.
Entre ellos estaba también el nuestro de la R. Argentina, el cual ocupaba un puesto muy honorífico,
es decir que estaba cerca el trono de Su Santidad.
Música no faltaba, parecíame de estar en el Paraíso. Al frente venía un sol de luces, porque la
Inmaculada estaba en medio de luces eléctricas y salíanle rayos por todas partes. Jamás he visto una
gloria semejante. La Misa terminó al mediodía y duró casi una hora, para que los Obispos y
Compañía y S. S. acabasen de salir. De modo que yo fui a comer a la una de la tarde. En la plaza de
San Pedro era un hormiguero de gentes y coches que iban y venían. ¡Que mundo de gentes en esa
plaza! Yo creo que habrán pasado a la mañana más de 100.000 personas.
Ahora un poco de las mías. Son ya dos meses que he empezado el año escolar. Sigo mis estudios
en italiano. Tengo que hacer doble esfuerzo, porque nunca he estudiado en italiano y con lo poco
que aprendí en Italia me tengo que arreglar. Sin embargo no estamos muy atrasados. No soy de los
últimos de la clase. Si no fuese por el idioma sería el primero. No tengo aquella facilidad de utilizar
palabras de alta categoría, y etc., etc., etc.
Monseñor Cagliero está entre nosotros desde hace dos días. Ha venido a visitarme. Se irá
mañana sábado a Roma, donde reside para siempre (hasta que muera). Es el único amigo que tengo
cerca, en Italia. Es mi patrón, porque él me puso en el colegio y atiende mi educación, que algún día
saldremos como el Señor disponga.
Yo quería fechar esta carta el 25 del corriente pero los cuatros días de cama me lo impidieron.
La empecé en dicho día y faltábanme dos páginas para concluirla.
Ahora tengo la mano débil y sin ganas de trabajar. La fantasía también muy pobre de
manifestar o comunicar pensamientos más nobles y más sublimes. Me perdonará, mi querido
amigo, si en la presente falta, como debe faltar, aquella descripción más bien desarrollada... Le
mando una tarjeta postal que dice "Saluti da Roma” en la cual verá los principales monumentos de
la ciudad Eterna de los Papas; en cada letra encontrará varios monumentos.
Bien, le deseo los augurios más sinceros y felicitaciones más vivas de mi corazón y goce un
buen fin y principio de año nuevo. El Señor Todopoderoso le sea propicio y le conceda mil años de
vida.
Recuerdos afectuosos a su respetable familia y amigos de la librería, Pastori Antonio, Don
David y Pedro Torrero, Don Angelo (Angel).
Me es honroso declararme de Ud. su íntimo amigo y S. S. S,
Ceferino Namuncurá
Frascati. 30 - XII - 1904.
N. B. - Mi dirección la he puesto al principio de la presente, basta añadir Italia. ¡Adiós! ¡Salud y
felicidad!
Roma - 20 de Noviembre 1904
¡Viva Jesús y María!
Roma, 20 de noviembre 1904
Rmo. Señor Pro Vicario
Pbro. Don Esteban Pagliere
Muy Rdo. Padre:
Tengo el máximo honor de dirigir a V. R. una humilde como la presente desde la capital del
mundo católico. Llegué a ésta ayer de mañana, y fui a saludar al Ilmo. Mons. Cagliero en la Procura
general dé los salesianos ante la S. Sede, su residencia Episcopal.
Estuve todo el día con el bondadoso prelado y al mismo tiempo me manifestó su juicio
diciéndome que mi colegio estaba en la simpática y hermosa villa de Frascati. Mañana lunes Mons.
Cagliero me conducirá a aquel Paraíso terrestre, donde el Señor y buen Jesús obrarán en mí según
su voluntad.
¡Oh, quiera el Corazón Sacratísimo de Jesús y la Materna Bondad de la Purísima Concepción
Inmaculada, bendecirme y tomarme bajo sus mantos seguros; ayudándome en mis estudios;
dándome la Salud, Santidad, Sabiduría que me son indispensables para seguir con buen éxito mis
atrasados estudios! ¡Oh, tengo verdaderamente una santa envidia a mis seis antiguos condiscípulos
que este año jubilar de la Inmaculada, ofrecerán a tan buena Madre Celestial una brillante corona;
consagrándose totalmente a su divino Hijo Jesús; revistiéndose con la vestidura del Divino Maestro,
pasar del hombre viejo al nuevo; en fin, renunciando por completo al demonio, mundo y carne!
¡Que dichosos! ¡También ellos me debían de preceder! Pero "Fiat volutas Domini''. El Señor no se
olvida de sus criaturas. Llegará el día en que yo también me enlute para siempre de una vez. Puede
ser que el Señor no me veía bastante preparado: y que por mal de mis pecados haya deparado el
tiempo de consagrarme por completo al Señor. S. R. no se olvidará de este su pobre hijo en la Santa
Misa.
Cuando llegue a Frascati le escribiré nuevamente, dándole noticias más detalladas e impresiones
de los primeros días. Mons. Cagliero no está muy bien de salud, pero puede atender todas sus cosas
y quehaceres, pero con moderación. Se preparan grandes fiestas para la Inmaculada en la Ciudad
Eterna. Corren voces de que todas las estatuas de la Virgen existentes en la Santa Ciudad serán
coronadas y sé verificarán varias beatificaciones en dicho día en la Gran Basílica de San Pedro.
Para esos días espero estar en Roma, según promesas de Mons. Cagliero. Espero una de sus cartas.
Con la esperanza de escribirle lo más pronto posible le saludo atentamente, a los demás Rdos.
Superiores, Hermanos y Niños, y profésome de V. R.
Humildísimo hijo en J. y M.
Ceferino Namuncurá
N.B.: Buena fiesta de la Purísima y hasta Frascati. ¡Adiós!
Turín, noviembre 15 de 1904
Rmo. P. Juan Beraldi.
Amadísimo Padre:
Tengo el honor de enviarle mi último saludo y cartita desde el santuario de nuestra M. Celestial
María Sma. Auxiliadora y desde la tumba querida de nuestro amadísimo Padre y Fundador Don
Bosco, antes de partir hacia la Capital del mundo católico, la ciudad eterna: Roma.
¡Oh, mi amado Padre Juan! ¡Cuán dulce y suaves suenan en mis oídos estos lugares queridos:
Roma, el santuario de María Auxiliadora y la tumba de Don Bosco. Al honor de la verdad le digo,
Cuando toco estos santos temas, las lágrimas saltan a mis ojos: me parece ver siempre al venerable
anciano de Roma; a la bendita Auxiliadora en su santuario, y a Don Bosco en su tumba; me parece
verlos en persona. De noche muchas veces me sigue en mis dulces sueños y hablo con ellos. ¡Oh,
cuántos consuelos!... Dos noches ha que sí en sueños a Don Bosco y Don Rúa que hablaban entre sí
y yo me presenté, les besé las manos repetidas veces a los dos y dirigí la palabra a Don Bosco:
Señor Don Bosco, ¿me haré salesiano? El me contestó: "Sí, hijo mío? Dios te bendiga. Adiós".
Beséles nuevamente la mano y me fui...
Esto es verdad y deseo que no se lo diga a nadie, porque a ninguno se lo he dicho.
Padre Juan, rece mucho al buen Jesús y a María Auxiliadora, en modo especial en la Sta, Misa, para
que me ayuden en mis estudios y pueda poner pronto la sotana: vestirme de una vez para siempre de
luto, creo que ya es tiempo... Confío en sus fervorosas plegarias y yo haré otro tanto por vuestra
reverencia...
Mons. Cagliero está en Roma para siempre. Para el 8 de diciembre vendrá a Turín para
pontificar en el Santuario de María Auxiliadora y volverá nuevamente con los prelados de la corte
pontificia. Parece que S. S. no lo deja volver más a la América, pues dijo en la audiencia: "De ahora
en adelante no hará más esos viajes largos y penosos. ? Y nosotros en la América, Santidad,
¿quedamos solos? ? Yo no sé nada; arréglense", contestó el Padre Santo... Es demasiado bueno el
Padre Santo. Esperamos que lo haga cardenal. Sea como Dios quiera... Don Garrone volverá para
diciembre si lo dejan salir los del capítulo, con un primito suyo que se llama José Garrone...
Don Gonzalo de San Martín espera ansioso una carta suya y siempre que me ve me dice: "El
Padre Beraldi todavía no contestó a mi carta... ¿Te escribió?" Yo tengo que contestarle
negativamente. Su sede está en Ivrea, colegio salesiano.
Si no le es molesto, mis saludos y recuerdos al R. P. Pagliere, P. Angel y P. MeCabe.
Ceferino Namuncurá
Turín, octubre 9 de 1904
Sr. Faustino Firpo - Buenos Aires.
Carísimo S. Faustino:
Con la presente le mando la medalla de alumno que le prometí antes de ausentarme de esas
tierras queridas. Es una medalla que de un lado tiene la efigie veneranda de nuestro santísimo Padre
Pío X, y de otro lado, la santa imagen de la Ssma. Virgen Inmaculada cuyo jubileo se conmemora
en este año con toda la pompa y solemnidad en todo el orbe católico. Consérvelo como un recuerdo
afectuoso del año jubilar de nuestra Madre la Sma. Virgen y de nuestro Padre Santo Pío X, al cual
este, año el día 27 de septiembre tuve la máxima dicha y honor de postrarme a sus pies, y besarle su
sagrado anillo y recibir en medio de la conmoción su santa apostólica bendición.
Pláceme al mismo tiempo comunicarle y enviarle a Ud. y a su querida familia, la santa
bendición del Supremo Jerarca de la Iglesia. Esto lo que puedo mandar de Roma.
Dicha medalla, fue bendita por el mismo Papa y tocó la casulla que tenía puesta Don Bosco.
No le he escrito antes, para aprovechar esta circunstancia de la partida de los misioneros para
América y Buenos Aires. Espero de llenar lo mejor posible su más distinguido deseo.
Hónrome saludar a su distinguida familia, y desear a Ud. y familia mucha salud, prosperidad y
felicidad temporal y eterna.
Soy de Ud. humilde servidor y amigo.
Ceferino Namuncurá
N. B.: - No he recibido carta suya.
Milán - 3 de octubre 1904
¡Viva Pío X!
¡Viva Jesús y María!
Istituto di Sant'Ambrogio di Milano
3 de octubre de 1904
Rmo. Pro Vicario de las Misiones
Pbro. D. Esteban Pagliere. - Viedma.
Rmo. Señor Pro Vicario
Me pesa mucho al tener la desgracia de escribirle tan tarde y darle una noticia tan consoladora
después de casi 8 días en que sucedió. Pero vale más tarde que nunca, y confiado de que ya habrá
recibido la carta que le mandó S. S. Ilma. el Sr. Arzobispo Mons. Cagliero el mismo día en que
sucedió.
El 27 del pasado setiembre era admitido en audiencia por S. S. Pío X el Ilustrísimo Mons. Juan
Cagliero con otros treinta Padres Superiores de las Casas Salesianas de América y, entre ellos "el
hijo del Rey de las llanuras Patagónicas". (Así dicen los diarios de Roma).
A las diez horas y media a. m. tuvimos la máxima dicha de postrarnos ante los pies del Vicario de
Cristo en la tierra. Yo tuve la gran fortuna de ser el primero, después de Mons. y Don Marengo, de
besar el Sagrado Anillo a Su Santidad.
¡Ah, mi amado Padre, si hubiera estado presente en ese momento, hubiera podido comprender la
bondad del Padre Santo! A ninguno dio a besar el pie. A todos, uno por uno, la mano veneranda. A
mí me llenó de caricias. ¡Oh, qué amable el Santo Anciano del Vaticano!
Después que todos saludamos al Santo Varón, el mismo Santo Padre me hizo señas de que
comenzara mi discursito, pues se lo había dicho antes Mons. Cagliero que yo diría algunas palabras
en italiano.
Cuando empecé, todo lo hice sin sentir nada en el cuerpo. Pero después que estaba en la mitad, todo
mi ser se puso, en movimiento; las piernas me temblaban, las manos igual, la voz se me perdía un
poco en la garganta. Hasta que al fin, cuando me arrodillé para pedir la bendición a S. S. sobre mi
persona, familia y para los indios de la Patagonia, se me aumentaron los temblores y las lágrimas
saltaban a mis ojos; finalmente concluí, pero bien.
Y el Santo Padre, ¡con qué atención, amor y afabilidad me escuchaba! No quiso tampoco sentarse
en su trono. Mons. le dijo que se sentara y El contestó: "Cosí in piedi sto bene. Lasciami stare".
¿Veis Padre qué bueno es? Después que yo acabé, El mismo me levantó y me habló, contestándome
sobre lo que le había dicho; y aquí le diré casi tal como me lo dijo en italiano. Se lo traduzco en
castellano, porqué* en italiano no lo puedo escribir bien: todavía no soy muy guapo para escribir en
italiano. Pero ya lo hablo bastante bien.
He aquí las palabras del Padre Santo: "Bueno, hijo mío, te doy gracias por lo bien que hablas del
Vicario de Cristo. Quiera el Señor que puedas poner en práctica todo lo que en él dices: de convertir
a todos tus hermanos de la Patagonia en Jesucristo. Y yo, a este fin te doy de todo corazón mi
Apostólica Bendición. Di a tu papá que el Santo Padre lo bendice a él, a toda su familia y a toda la
gente que está en su poder. Dios te bendiga, hijo mío".
Mientras decía estas cariñosas y paternales palabras, yo no podía contener las lágrimas. ¡Oh cuánta
bondad la del Padre Santo!
Después que me dirigió dichas frases habló a todos en general, agradeciendo la filial visita, e
impartió su santa y apostólica bendición. Creerá quizá ahora que aquí habrá acabado la audiencia,
pero tenga paciencia, amado Padre de seguirme donde yo lo conduciré por medio de la presente.
Dada S. S. la bendición a todos, Mons. le presentó el plano de la nueva iglesia de San Carlos (Bs.
As.), y le rogó que escribiera de su puño y letra su santa bendición sobre dicho plano. El bondadoso
anciano con una sonrisa propia de un santo, de Padre amable hacia sus hijos, contestó con todo
cariño de su alma: "Si, come no. Vengan in tanto avanti, tutti quanti". Y nosotros pasamos
enseguida a otra sala, en su escritorio, y le hicimos corona. A su izquierda se sentó Mons. Cagliero
y todos los demás en pie. Mientras escribía S. S., Mons. le dijo: "Cuanta bontá, Santo Padre!" y S.
S. contestó: "Per questi figli miei. . . " Además de ser el Padre Santo cariñoso y amable, era también
muy alegre. Aquí viene lo mejor y más precioso. Después que escribió su autógrafo en el plano
indicado, Mons. Cagliero le presentó la carta de los Novicios y Aspirantes de Patagones, diciéndole:
"Santitá, qui cé una lettera degli Novizi e Aspiranti della Patagonia, e pregano a Vostra Santitá di
mandar loro la vostra santa benedizione". Su Santidad tomó en seguida la carta y sin leerla escribió
en seguida su precioso autógrafo, impartiendo su santa bendición a todos los Superiores y Niños del
Noviciado de Patagones que S. S. I. Mons. Cagliero la mandó en la misma tarde a Vuestra
Reverencia.
Aquí le debo advertir que después de la audiencia y almuerzo salí con el Reverendo Padre Garrone
a visitar las catacumbas de San Calixto y después paseamos por la ciudad toda la tarde y a la
mañana siguiente a las nueve tomé el tren para Florencia, de modo que no he tenido tiempo de
escribirle enseguida la carta. Vengamos a lo de antes. Concluido de satisfacer a los deseos de todos
el amable Pío X, Mons. presentó a todos los Padres, uno por uno, diciéndole el lugar de destino: a
todos tenía algo que decirles. ¡Cuánta bondad la del santo Santo Padre! Mientras todo estaba en
calma, yo me repuse de nuevo y no lloré más, Aquí varios Padres pidieron varias gracias; como ser:
el Padre Burlot pidió la facultad de dar la Bendición Papal a todos sus feligreses con indulgencia
plenaria y todos los demás pidieron la misma cosa; el Padre Santo lo concedió. De modo que el
Reverendo Padre Garrone, cuando vuelva a Viedma, dará la bendición Papal con indulgencia
plenaria; a los que confesados y comulgados rogasen según la intención del Sumo Pontífice, podrán
ganar dicha indulgencia. Después otros Padres pidieron la bendición de tal persona, de esta otra,
como uno: bendición para el presidente de la Nación; otro para el Gobernador de tal provincia, otro,
para al Arzobispo, Obispo, etc., etc. El Santo Padre dijo que dieran; es decir, comunicaran a todas
las personas que tuvieran presentes en mente y corazón que el Santo Padre los bendecía a todos. De
modo que yo puedo mandar la bendición del Padre Santo a cuantos conozco y quiero. Capisce?
Me había olvidado que Mons. Cagliero, al principio cuando entramos, presentó al R. P. Garrone,
diciendo a S. S. que era el médico de la Patagonia con permiso de la Santa Sede y de la Nación
Argentina, que hacía mucho bien a los habitantes de la Patagonia y que era muy querido y apreciado
por todos... Don Garrone decía después que no se esperaba de ser tan alabado por un Arzobispo
delante de S. S.
Continuando a lo de antes, todos pasamos nuevamente besando el sagrado anillo del Pescador, para
despedirnos. Yo me quedé bien último en besar el Santo Anillo y S. S. me hizo una caricia: "Addio,
caro figliuolo", me dijo con tanta dulzura. Antes de que salieran todos, cuando pasó el Padre
Garrone a besar la mano del Padre Santo, éste le dijo: "0 mío Dottore, addio; Dio vi benedica".
Después Don Güiseppe Vespignani, antes de salir dijo a S. S.: 'Santitá; lascia venire con no¡ in
America il nostro Mons. Cagliero?" S. S. le contestó: "lo non so niente". Otro Padre le dijo:
"Santitá, lo faccia nostro protettore ante la S. Sede?" Y el Santo Padre: "Questo si che é buono". Y
después afuera todos. Ya habían salido todos los Padres y yo solo me quedaba un poco atrás. El
Obispo que cuidaba a S. S., me llama y me dice: "Ti chiama Sua Santitá". Yo vuelvo atrás y me
conduce al escritorio del Padre Santo que estaba sentado y buscaba una cosita. Yo me hinqué
delante de S. S. y junté las manos. Finalmente S. S. sacó un rico estuche que contenía una medalla
de plata. De un lado tenía el busto de S. S. Pío X, y del otro el mismo que indica a los fieles la
Inmaculada. Le besé nuevamente la mano y me hizo una caricia. Le di las gracias y él con una dulce
sonrisa me despidió. Yo salí de la estancia contento como un no sé qué decirle por el hermoso
regalo; altro que hermoso: preciosísimo y santo recuerdo de un Vicario de Cristo, del que representa
a Jesucristo mismo en la tierra.
Quizá me haya hecho este regalo porque yo le regalé un precioso quillango de guanaco que S . S.
junto con Mons. Cagliero lo pusieron al pie del trono. Como quiera que sea, a mí me basta saber
que el Papa muy rara vez hace regalo a uno. Si a mí me lo regaló será y demuestra que el Vicario de
Cristo es muy bondadoso. Soy muy dichoso; tener la dicha de guardar un recuerdo del Rey Santo de
los Católicos. ¡Sea Dios bendito por esto!
Este regalo será un honor muy grande para mi querida familia, para el Noviciado de Patagones:
tener un compañero así distinguido por el Vicario de Cristo. Todo este honor lo depongo a los pies
de mis queridos Superiores y compañeros del Colegio San Francisco Javier. No lo digo esto por
soberbia, sino porque me glorío de pertenecer a la santa casa de buenos niños como son los de
Patagones. Sigamos lo que he contado. Salí solito de la sala de audiencia y me fui a juntar con todos
lo demás Padres. Aquí me rodearon todos y me preguntaron el por qué me había llamado el Padre
Santo. Y yo mostré el estuche colorado, que en' la parte superior tenía el escudo papal, y lo abrí
para que vieran la medalla. Mons. me dijo que era muy afortunado y así los demás Padres.
En fin, para acabar de hablar del Padre Santo, baste decirle que todos los Padres decían: "Es un
Padre de los Salesianos. Es un gran Papa. Mejor no nos podía tratar y nosotros fuimos demasiado
imprudentes. Nos hemos aprovechado de su bondad Además, la audiencia duró media hora y algo
más. Durante media hora hemos podido contemplar el rostro venerando,, amable y paternal de
nuestro Santo Padre. Jamás me olvidaré de este día tan feliz. ¡Oh, qué bueno es el Padre Santo Pío
X! ¡El Señor y la Virgen Inmaculada lo conserven por muchos años!...
Dicen que goza de una perfecta salud. Yo espero verlo nuevamente en San Pedro el día ocho de
diciembre, cuando venga a pontificar en honor de la Inmaculada Concepción.
Después de visitar al Padre común de los fieles, Mons. Cagliero nos llevó al palacio del Cardenal
Rampolla, para hacer una visita también a nuestro Protector ante la Santa Sede. El Emmo. Señor
Cardenal estuvo muy contento de la visita y nos dió a todos su santa bendición y nos despedirnos,
dirigiéndonos al Colegio del Sagrado Corazón, llegando allá a las doce y media.
Ahora, amadísimo Padre, para no ser más largo que el Passio del Viernes Santo, concluyo mi pobre
relación, contento si satisfago en algo sus deseos. Ahora Mons. Cagliero se halla en Sicilia; el R. P.
Garrone anda haciendo su jira de Nápoles, Venecia y Loreto y muchos otros lugares: volverá luego
a Turín. Yo también he hecho mi jira; esta carta la escribo desde Milán.
Pasado mañana volveré a Turín y visitaré todas las casas salesianas de esa provincia. Después
volveré nuevamente a Roma, y allí: "asiento Pastoral".
Acuérdese, amadísimo Padre, de este su humilde hijo en Jesús y María:
Ceferino Namuncurá
P.D.: Casi todos los diarios de Roma hablan mucho de mí, así como los de Turín. Dicen: el Príncipe
Namuncurá Zeffirino, etc., etc.,lo que quieren decir de mí.
¡Viva Jesús y María!
Roma, septiembre 26 de 1904
Rmo. Señor Provicario D. Esteban Pagliere.
Muy Reverendo Padre:
Le escribo desde la capital del mundo Católico, desde la Ciudad Eterna.
Ansiamos todos el momento de ir a ver al Papa, a nuestro Santo Padre Pío X, y creo que la
audiencia será mañana. No le escribo muchas cosas, porque lo dejaré para después de mi visita al
Vicario de Cristo. Solamente le diré que, con el Rvdo. Doctor D. Garrone hemos visitado las
Basílicas de San Pedro y San Pablo, Santa María la Mayor, muchos otros monumentos de la
antigüedad, como ser Coliseos, templos paganos y jardines antiguos.
Nos quedan todavía muchas cosas de ver. Dios quiera que me quede en Roma a concluir mis
estudios, y éste es mi único deseo.
Monseñor Cagliero está bien, como también el Rvdo. Padre Evasio Garrone.
Recuerdos a todos los Rdos. Padres Superiores. Rece al Señor y a la Virgen Auxiliadora por este.
Su humilde hijo en J. y M.
Ceferino Namuncurá
Nota. - Mons. Arzobispo Cagliero y e Rdo. P. Garrone saludan a todos y su bendición en compañía.
Dios bendiga a todos.
Turín, agosto 24 de 1904
Sr. D. Faustino Firpo.
Muy distinguido señor:
El 13 del corriente mes, hemos llegado a esta simpática ciudad, El 10 llegamos a Génova, a las 4 de
la tarde, y los dos días después de 24 días de feliz viaje que estuvimos en esa ciudad, los
aprovechamos en visitar sus principales monumentos, iglesias, palacios, y su muy célebre campo
santo.
¡Cuántas bellezas contiene esa ciudad! He quedado muy admirado al ver los monumentos del
campo santo: todos de mármol... hay que verlos para cerciorarse bien. Si los quiere ver, no tiene
nada más que cruzar el Océano Atlántico y visitarlo. ¿Está conforme con esto? ¡Quién sabe! Me
parece que me diga: Y ¿la plata para ir? Sin quibus, no se hace nada. Es verdad, le contesto...
Ahora, basta de bromas. Un poco más de noticias. Sígame en Í Turín. El 13, cuando llegamos, el
Oratorio estaba de gran fiesta por la llegada de Monseñor Cagliero.
El Oratorio bien abanderado y con arcos triunfales por donde debía pasar el Arzobispo de Sebaste:
la banda de música hacía resonar sus mejores melodías de su repertorio. Acompañaban éstas los
vivas y aplausos de los mil niños del Oratorio. ' Para colmo de desgracia, también me aplaudieron y
gritaron: ¡Viva el príncipe Namuncurá! Si le digo ésto, no porque me haya enorgullecido, sino
porque somos amigos; y deseo que no diga nada a los del colegio. En seguida fuimos a saludar al
Rmo. Sr. Don Rúa, el cual estaba un poco enfermo; me hinque y le besé la mano varias veces y él
me llenó de caricias. Después de media hora de grata conversación nos retiramos...
El 14 fuimos con Monseñor a S. Benigno, distante 40 minutos de tren de Turín. Al mediodía fuimos
al banquete que duró tres horas. Era esa fiesta: novecientos años de existencia del colegio con los
benedictinos y 25 años con los salesianos; por lo tanto, Bodas de Plata. A la tarde, a las 6 hubo una
academia literario musical a S. S. Ilma. Mons. Cagliero. A la mañana siguiente, volvimos a Turín.
A las seis de la tarde empezó la academia y distribución de premios a los niños del Oratorio.
Ya he dado muchas vueltas por la ciudad de Turín. Por el centro, algunas calles son como las de
Buenos Aires. Mons. Cagliero me llevó a visitar al Card. Richelmi, Arz. de la ciudad.
He visitado la armería real antigua, como a la romana, pero no caben más noticias. Basta. He rezado
por Ud. y familia a la Virgen Auxiliadora para que Ella le haga más feliz.
Aquí le mando una estampita que la puse sobre la tumba de Don Bosco en Valsálice. La medalla la
compré, es de aluminio, no sé si le agradará. Dios le bendiga.
Soy de Ud. S. S. y amigo
Ceferino Namuncurá
Colegio S. Francisco de Sales (Turín)
Agosto 16 de 1904
Rmo. P. Esteban Pagliere. - Viedma.
Muy reverendo Padre: Como le prometí en mi anterior carta, he aquí que cumplo mi promesa de
escribirle lo más pronto posible.
Llegamos a Turín el trece del corriente a las diez y media de la mañana. El Oratorio estaba de gran
fiesta por la llegada de Mons. Cagliero. Las hermosas banderas de varias naciones y los arcos
triunfales añadían a la hermosura de la fiesta y el esplendor del colegio.
Ahora tengo que decir la verdad. No faltó la banda del colegio, los vivas y nutridos aplausos de los
mil niños al ilustre Arzobispo de Sebaste y... y... al hijo del Cacique Namuncurá. Después de todo
fuimos a saludar a Don Miguel Rúa el cual al vernos llenóse de consuelo. Yo me hinqué delante de
él como también el P. Garrone y de alegría asomáronseme las lágrimas a los ojos, al tener la dicha
de saludar al santo sucesor de Don Bosco. Enteróse particularmente del estado de mi salud, estudio
y familia. Me faltaban las palabras en este instante y El con caricias me consoló, ¡qué bondad la de
Don Rúa! Estuvimos media hora conversando y al fin le besé la mano y me retiré con los demás
Superiores. Fui al Santuario de María Auxiliadora y recé a la Sma. Virgen por todos y en este santo
lugar también me saltaron las lágrimas y casi todas las veces que voy me sucede lo mismo. ¡Ah
amado Padre! durante las funciones sagradas qué paraíso en este Santuario de la Virgen.
El quince, fiesta de la Asunción de nuestra Madre, la sagrada función de la tarde parecía un
verdadero Paraíso terrestre. Mons. Cagliero vino a dar la Bendición Pontifical, la iluminación que
había, las músicas que se oían, el órgano del Santuario... Es que no estoy más en la Patagonia. Basta
con decir esto.
En dicho día no me olvidé de V. R. ante la Virgen Santísima Auxiliadora de Turín y en prueba de
esto le mando la Virgen Auxiliadora con los santos que puse y coloqué un rato sobre la tumba de
Don Bosco en Valsálice, como un recuerdo filial que le mando en el día de su onomástico.
Ahora le digo que el 14 fui con Monseñor a San Benigno Canavese. Hubo una gran fiesta. Eran las
Bodas de Plata de dicho Colegio, 25 años de existencia.
Y el 15, en el Oratorio, además de la fiesta religiosa, hubo distribución de premios a los niños a las
6 de la tarde. Fue una función muy linda, en modo especial la parte musical.
Ahora acabo y dispense que le digo pocas cosas porque si le contara todas estas fiestas tendría para
hacer un libro, porque han sucedido muchas otras cosas que la humildad no me lo permite. Se lo
dejo a los diarios.
Acuérdese de mí en sus oraciones y me honro con declararme de V. R. S. S. S. y humilde hijo en J.
y M.
Ceferino Namuncurá
Ospizio S. Vincenzo de Paoli, S. Pier D'Arena
11 de agosto de 1904
Rmo. Pbro. Don Esteban Pagliere. - Viedma.
Dios nuestro Señor, y nuestra celestial Madre Sma. Auxiliadora y nuestro Angel Custodio no
podían concedemos ni favorecernos con un viaje tan feliz como el que hemos hecho.
Llegamos, pues, felizmente ayer a las 7 y media de la tarde a nuestro colegio salesiano, sanos y
salvos de todo peligro.
Debo notarle, que aquí ya empezaron en mí las impresiones, las maravillas y demás cosas que me
llaman la atención, la admiración que me causa al ver por primera vez nuevas tierras, el mundo
viejo.
Desde Barcelona, donde subió el R. P. Bertagna para Italia con nosotros, fuimos costeando la tierra.
Lo que admiraba era que en esas costas, nunca terminaban las casas, las pequeñas poblaciones cerca
unas de otras como a la distancia de diez cuadras y cuanto más media legua.
En modo especial en las costas italianas. Una pequeña división y reunión de unas veinte o treinta
casas, lo primero que se veía era la torre de la iglesia. En la última mañana del día 10, habré podido
contar más de 200 iglesias, pues en cada división de colinas, médanos o montañas, habrá más de
diez iglesias. ¡Oh, si la Patagonia tuviera tantas iglesias como aquí! ¡Sería el más feliz de todos!
¡Y Génova, qué bella vista presenta! ¡qué panorama! ¡qué bello golpe de vista! Esa ciudad, al pie de
una colina, defendida toda con enormes cañones, que asustan al mirarlos, pues en algunas bocas de
esos cañones, puede ir un hombre con su escoba y limpiarlo. Pero no puedo seguir, porque no soy
geógrafo ni historiador para pintarla tal como es; además, no la he visitado todavía; no he pasado
aún por sus calles. Lo cierto es que voy a procurar tarjetas postales para mandarle. No se las mando
por correo, porque temo que no lleguen a sus manos.
Cuando vuelva el R. P. Garrone, le mandaré unas cuantas vistas de los países que he visitado.
Monseñor Cagliero está bien; el R. P. Garrone, perfectísimo, y yo mucho mejor. Ahora que ya estoy
en Italia, creo que no me ha de faltar nada en adelante. El Señor y la Virgen Sma. Auxiliadora
cuidarán de mi salud, me darán lo necesario para seguir mis estudios; en fin, lo que desea Don
Bosco que tenga: salud, santidad y sabiduría.
De estas tres S, no me escaparé más. Bendito sea Dios y su santísima Madre.
Mándole los afectuosos saludos al R. P. Garrone, y deseámosle mucha salud y felicidad.
Ora pro me semper ad Dominum. Soy de V. R. S. S. y amigo.
Ceferino Namuncurá
En Génova
Las Palmas, agosto 4 de 1904
Muy Rdo. D. Esteban Pagliere. Viedma.
Reverendísimo Padre:
Con el corazón hencido de alegría, escríbole estos pocos renglones.
El Señor no podía concedemos un viaje más feliz que hasta aquí hemos hecho, debido sin duda a las
fervientes plegarias de los niños de Buenos Aires y Viedma.
Puedo decirle con verdad, que, desde que salimos de Viedma hasta aquí, hemos pasado de fiesta en
fiesta que dedicaban al Ilmo. Arzobispo de Sebaste.
Cuando nos embarcarnos en Buenos Aires, vinieron a bordo del vapor " Sicilia" los Ilmos. y Rmos.
Mons. Sabatucci, Boneo y Villanova Zans, muchos padres y señores de la alta aristocracia
bonaerense. No puedo decirles quiénes eran porque andaba muy de prisa en llevar los bultos de
Mons. y demás padres, y había tanta gente, que no se podía pasar con ligereza, tanto a tierra como
en el vapor.
Al fin salimos de Buenos Aires a las 12 del día martes, 19 de julio. Al día siguiente a las 8 de la
mañana llegamos a Montevideo.
Subieron allí el P. Camba con dos sacerdotes y un hermano. Antes del mediodía salimos de
Montevideo y después de cuatro días de feliz viaje llegamos a Santos. Después de las 12, la banda
del colegio salesiano de San Pablo vino a saludar a Mons. Cagliero con la marcha real italiana y el
himno nacional brasilero y con varias marchas. No faltaron tampoco los calurosos discursos de
despedida y feliz viaje acompañados de nuestros aplausos. Todo esto a bordo de nuestro piróscafo.
A las cuatro de la tarde dejamos a tantas buenas gentes de Santos. A las 8 del día domingo
siguiente, 24, llegamos a Río de Janeiro. Allí nos aguardaba otra sorpresa. Los niños todos en un
vaporcito con su banda, vinieron a saludar al Ilmo. prelado de Sobaste. Un cooperador salesiano
declamó un discurso de la gran ocho al venerando Pastor. Después bajó Monseñor y comitiva y
fuimos a unirnos con los hermanos y niños del vaporcito y estuvimos con ellos hasta la una de la
tarde. Monseñor no pudo bajar a tierra por falta de tiempo. Así es que la fiesta se hizo toda en el
vaporcito. Los niños cantaron varios cantos con acompañamiento de la banda municipal a
Monseñor, el cual estuvo muy satisfecho y contento de la pequeña demostración de amor filial de
aquellos buenos hermanos y niños del Brasil.
A la hora señalada, subimos al vapor con el R. P. Peretto, con otros dos sacerdotes y un padre
capuchino.
Así es, amadísimo P. Esteban, que pasamos bien todos los puertos que tocamos. Ahora todos los
padres están bien, en modo especial el R. P. Garrone, el más valiente de todos. Yo no sufrí todavía
mal del mar y me estoy poniendo cada vez más morrudo.
Quiera el Señor y la Virgen Auxiliadora sanarme del todo de una vez y que pueda algún día ver
cumplidos mis santos y fervientes deseos. Vuestra Reverencia ruegue por mí, le suplico. Tenga la
bondad, amado padre, de saludar a todos los superiores, hermanos y niños en general y decirles que
Mons. Cagliero los bendice a todos de corazón y que nunca se olvida de esa santa casa, como
también del noviciado, al que igualmente manda su bendición.
Cuando llegue a Turín le mandaré en seguida otra y al mismo tiempo le envío mi filial felicitación
en ocasión de su cumpleaños.
Soy de V. R. afectísimo hijo en J. y M. y S, S. S.
Ceferino Namuncurá
Julio, 12 de 1904
N.B.: Todos los padres de a bordo le saludan y deséanle muchos años de vida.
¡ Viva Jesús, María y José!
Buenos Aires ( Almagro) julio 18 de 1904
Rmo. P. Esteban Pagliere-Viedma:
Reverendísimo Padre:
Con muchísimo placer y gusto de mi alma saludo a V.R.
El R.P. Dr. E. Garrone me ha dicho de comunicar a V.R. que el doctor que irá por allá a ocupar su
puesto es el Dr. Carlos M. Hildemann, médico cirujano. Dice que es muy bueno ese doctor.
Ahora un poco de crónica del día de ayer. Ayer domingo se hizo una simpática fiesta en el colegio.
Los Exalumnos del Colegio ofrecieron este día hermoso a S.S.I. Mons. Cagliero. No quiero tocar el
comedor, pues ya es sabido que un banquete nunca falta en un día extraordinario como este de ayer.
En la academia literario-musical, se dijo discursos halagüeños y propios del acto. Después del
discurso del Exalumno Angel Chiesanova Mons. tomó la palabra y durante su pequeño discurso
arrancó lágrimas de sentimiento al numeroso auditorio, entre ellos también al Ilmo. Mons.
Villanova Zans y R. P. Grotte. Monseñor muchas veces decía las palabras entrecortadas. Dijo
también que a la República Argentina la llamaba él: " La Católica Argentina". Pues, había hablado
con los dos primeros magistrados de la Nación y que ellos le habían prometido sostener siempre la
Religión santa y ser siempre sumisos y fieles al Romano Pontífice Pío X, que pediría siempre al
Santo Padre la Bendición Apostólica para la Nación y para las Misiones.
Para mañana 19, oí decir que se está organizando una solemne y concurrida despedida a Mons.
Cagliero. Veremos el resultado. Quién sabe esta vez se hará ver la Argentina Católica, como
verdadera Nación que respeta a los prelados que le honraron.
En otra carta le diré el resultado de la próxima despedida. Ruegue por mí al Señor y a la Virgen
Auxiliadora.
Saludos a todos y Monseñor bendice a todos de corazón.
Soy de V.R.S.S.S. y amigo.
Ceferino Namuncurá
Colegio Pío IX, Buenos Aires ( Almagro)
Julio 12 de 1904
R. P. Augusto Crestanello.- Junín.
Amadísimo Padre:
Le escribo desde la Capital de la República Argentina y estoy de viaje para Italia.
Mons. Cagliero se enteró minuciosamente de la fe de mi bautismo y como yo le contestara que no
lo sabía y había pedido a Ud. acerca de este asunto, me dijo que escribiera otra carta a vuestra
Reverencia, para que V. R. hable con mi papá del asunto dicho y que le dé todos los datos posibles.
Que diga claramente el día, si puede, el año, sobre todo, en que nací, el año en que fui bautizado,
por que Padre y en qué lugar y el nombre que me pusieron.
Tenga paciencia, Padre Augusto, de tomarse esta molestia, y Mons. quiere que se lo mande lo más
pronto que pueda de Italia, porque lo necesita y no quiere perder tiempo.
Eso porque, Dios mediante, estando yo en Italia, sucederán ocasiones muy urgentes en que es
necesario presentar mi fe de bautismo; de lo contrario, no presentándola, no podré hacer bien mis
cosas. Por ejemplo, si recibo la sotana en Italia, me perjudicará si no tengo mi fe de bautismo.
Me hará un grandísimo favor, Padre Augusto, si secunda mis deseos y los de Monseñor.
Rezaré por V.R. a la Virgen Auxiliadora de Turín y en la tumba de Don Bosco en Valsálice.
Salude a papá y consuélele. Soy de vuestra Reverencia humilde hijo en J. y M.
Ceferino Namuncurá
Julio, 12 de 1904
Colegio Pío IX, Buenos Aires ( Almagro)
Reverendísimo Presbítero
Don Esteban Paggliere.- Viedma.
Muy Reverendo Padre:
Tengo el honor de saludar a vuestra Reverencia con el mayor gusto y placer. Hoy llegamos a
Buenos Aires después de un feliz viaje, gracias a las oraciones fervorosas de los Hermanos y Niños
de esa santa Casa.
En la estación Constitución nos vino a recibir el R.P. Milano y el R.P. Cristóbal Baglietto con dos
exalumnos del colegio, uno de ellos era el Presidente de la misma Asociación.
Encontré aquí en el Colegio mucho niños conocidos del año 1902, los cuales me saludaron
cortésmente y me acompañaron durante los recreos. Me preguntaron de vuestra reverencia tanto los
hermanos como los niños, preguntándome el estado de su salud. Y contestéles que Vuestra
Reverencia se hallaba muy bien y que gracias a Dios había empezado ya su tarea apostólica con
mucho celo y actividad.
He oído que a Mons. se le preparan lindas fiestas. El domingo habrá una linda y hermosa fiesta en
el Colegio.
Saldremos para Italia el martes 19 del corriente con los siguientes: Monseñor, Padre Inspector, P.
Garrone, señor Luis Blanco, P. Burlot, Do. Pedro Torrero y Ceferino.
Los Padres, Hermanos y niños de esta santa morada, están todos buenos y le saludan
respetuosamente.
Yo estoy bien también y ruego a vuestra reverencia que no se olvide de mí en sus fervorosas
oraciones para que pueda hacer un felíz viaje y que pueda volver con salud y sotana.
De mi parte le prometo no olvidarme de vuestra reverencia que no se olvide de mí en sus fervorosas
oraciones para que pueda hacer un feliz viaje y que pueda volver con salud y sotana.
De mi parte le prometo no olvidarme de vuestra reverencia en mis pobres plegarias, especialmente
anta la Virgen Santísima Auxiliadora de Turín y en la tumba de Don Bosco en Valsálice.
Soy de V.R.S.S.S.S y afmo. Hijo en J.J.M.
Ceferino Namuncurá
Julio, 12 de 1904
¡ Viva Jesús, María y José!
Viedma, junio 23 de 1904.
R. P. Juan Beraldi, Pbro.
Cumplo con el deber de amor y gratitud que debo a V. R. por medio de esta humilde cartita.
Mañana es el día de su onomástico, día de su santo protector muy querido, San Juan Bautista.
Quisiera ser un gran orador para demostrarle mi mucho agradecimiento, pero no lo soy y aunque lo
fuera no bastaría para cumplir y satisfacer todo entero su amor, benevolencia y cariño que hacia mi
humilde y pobre persona tiene V. R. ¿ Podré yo numerar los favores que día a día me hago deudor,
especialmente los favores espirituales de vuestra Reverencia?
Ciertamente, que no, es imposible. Y ¿ qué haré? ¿ Le regalaré muchos dineros? No. ¿Muchas y
grandes extensiones de campo? Tampoco. ¿ Muchos animales de todas clases? Menos, porque
ninguno de esos bienes poseo. Acudiré a Cosas Superiores. ¿ Haré la Santa Comunión por vuestra
Reverencia? Sí. ¿ Muchas oraciones? Perfectamente.
Esto me contesta mi ángel Custodio. Y me sugiere que lo segundo le agrada mucho más a su
reverencia que si le hubiera dado todos los primeros.
Reciba, amadísimo Padre, mis felicitaciones, muchas prosperidades y bendiciones del
Todopoderoso y El se digne concederle muchos años de vida para bien de la humanidad.
Agradézcole de todo corazón por los preciosos regalitos de crucifijos, medallitas, estampitas y
demás chiches que me dio a manos llenas en este corto tiempo que está en esta santa casa.
Preséntole al mismo tiempo los agradecimientos de mi pobre familia que habita en Junín de los
Andes por los favores espirituales que V.R. dignóse hacerles en el año 1901 estando en Misión.
Ruégole filialmente que no se olvide en sus fervorosas oraciones en modo especial en la Santa
Misa.
A este su humilde hijo en Jesús y María.
Ceferino Namuncurá
N.B: - Pase muy buena fiesta.
¡¡¡Viva San Juan Bosco!!!
¡ Viva Jesús, María y José!
Viedma, junio 14 de 1904.
R. P. Augusto Crestanello
Junín de los Andes.
Amadísimo Padre:
Tengo el honor de dirigirle esta humilde cartita y saludarle con el mayor respeto. El objeto de la
presente es para pedirle un favor, como verá adelante. Necesitaría que consultara a mis queridos
padres sobre el asunto importante de encontrar la fe de mi bautismo. Porque ya varias veces hemos
buscado aquí en Viedma, en los libros bautismales de misiones, y no la hemos encontrado.
Primero, que yo antes no me llamaba con el nombre de Ceferino sino con el de Morales. Y tengo
miedo que mis queridos padres antes de llamarme Morales como hizo mi papá, cuando íbamos a
Buenos Aires, que en el viaje me lo cambió y llamóme Ceferino y desde esa vez tuve este nombre.
Me hará un grandísimo favor, mi apreciado Padre, si consigue hallar la fe de mi bautismo, porque
me es muy necesaria. Muchas veces me preguntan el día de mi nacimiento, los años que tengo, etc.,
y no sé lo que contestar.
Desde ya agradézcole este favor y rogaré mucho al Señor para que le conceda muchas felicidades
espirituales y corporales.
Aquí están todos buenos, gracias a Dios. Mons. Cagliero, Arzobispo de Sebaste, vendrá pronto a
esta Santa Casa. Para el 24 del corriente ya estará aquí, así lo esperamos.
El R.P.B. Vacchina se halla en Buenos Aires, para ir después a Chubut. Otras noticias no tengo para
manifestarle, tan sólo que las guerras entre Rusos y Japoneses son deshechas.
Tenga la bondad al mismo tiempo de comunicar mis recuerdos y saludos a mis padres y hermanos y
que estoy mejor.
Muchos recuerdos de los RR.PP. y Hermanos de esta santa morada a vuestra reverencia.
Me encomiendo a sus fervorosas oraciones y por segunda vez salúdalo atte. y S.S. y humilde
servidor.
Ceferino Namuncurá
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