NUESTRA SALUD El papel de la medicina oriental en el VIH Por R. Kenyon Farrar C omo practicante de la medicina oriental, me he dado cuenta hace tiempo que mi modalidad de tratamiento juega un papel “complementario” en lugar de “alternativo” en el tratamiento del VIH. Mientras que la medicina occidental busca por esa cura elusiva, yo siento que mi contribución a la salud de mis pacientes es el de preservarla dentro de un “período de bienestar” lo más prolongadamente posible. La comunidad de pacientes con VIH puede ser dividida, a groso modo, en dos grupos: aquellos que están bien (dentro de ciertos parámetros definidos de la medicina occidental), por lo tanto, no están tomando regímenes antirretrovirales, y aquellos que han alcanzado el punto en donde es necesaria la intervención con medicamentos. La medicina oriental puede jugar un papel importante en la ayuda de ambos grupos. El papel del practicante de la medicina oriental es el de ayudar a conservar ese “período de bienestar” en quienes no están tomando antirretrovirales. Para aquellos que sí están tomando antirretrovirales, el papel del practicante se duplica. Primero, el practicante debería ayudar al paciente a recuperarse de cualquier efecto secundario (diarrea, náuseas, dolor de cabeza, etc.) causado por el tratamiento, de esta manera los antirretrovirales pueden hacer su trabajo. Segundo, uno debe continuar ayudando al paciente a conservarse en ese “período de bienestar”. El centro hacia el bienestar en la medicina oriental es el concepto del balance entre el Yin y el Yang con la consecuente conclusión de que cualquier cosa que disturbe el balance puede resultar en enfermedad. La enfermedad también puede resultar de la discordancia entre los sistemas orgánicos (órganos), sustancias esen- ciales (Qi, Shen, Xue, Jing y Jin-ye) y de los canales energéticos del cuerpo. Cualquier enfermedad crónica (a largo plazo) tiene un componente de yin xu (deficiencia) asociado a ella. Esto se puede manifestar como sequedad generalizada con indicadores determinados como lo son la piel seca, cabello seco, sed extrema, sensación de calor, cuando en realidad no existe un verdadero incremento de la temperatura. Uno de los marcadores de un extremo yin xu (deficiencia) es el establecimiento de sudores nocturnos de intensidad moderada a severa. Qi (se pronuncia Chi y hace referencia a una especie de energía), xu también puede convertirse en un marcador, tanto a nivel general o en un órgano específico. El Spleen Qi xu (deficiencia digestiva) es uno de los sistemas más comúnmente afectados. Su deficiencia se puede manifestar como fatiga y/o diarrea. Uno también puede experimentar lo que se conoce como disturbios del “Shen” (espíritu) con los consecuentes ataques de ansiedad, sueños vívidos y otras formas de desórdenes del sueño. Otra condición específica, la “neuropatía”, también puede provenir del mismo virus o como resultado de uno de los medicamentos utilizados para combatir la enfermedad. En la medicina oriental esta condición puede terminar en lo que se llama la “humidificación de los canales”, sin conducción de frío y calor o calor húmedo. Los ejemplos anteriormente mencionados, son sólo algunas de las condiciones que pueden desarrollarse a partir de los desequilibrios causados por el VIH. Podemos utilizar las hierbas antivirales como parte de nuestra estrategia de tratamiento, pero también podemos tratar el sistema orgánico en cuestión y los canales de desequilibrio, logrando que el protocolo de tratamiento sea específico para ese determinado paciente. La acupuntura, junto con las fórmulas herbales se utilizan para tratar al paciente y ayudar a traer al cuerpo de vuelta a un estado de funcionamiento óptimo para ese paciente. Esto permite al cuerpo del paciente y a su sistema inmunológico concentrarse en el virus y mantenerlo controlado. Tenemos suerte de ser capaces de disponer de varias modalidades de tratamiento en la lucha en contra del VIH. La medicina occidental junto con la oriental ofrece una combinación efectiva para que aquellos pacientes que viven con el VIH se puedan mantener en ese período de bienestar por largo plazo. R. Kenyon Farrar; correo electrónico: [email protected]; www.Lim-Keith.com Traducido por Mónica LeibovichAdrabi, MD. IMPACTO! P R I M AV E R A 2 0 0 5 25