tomó vertiginosa carrera. El chivo dormitaba tranquilamente

tomó vertiginosa carrera. El chivo dormitaba tranquilamente
moviendo de cuando en cuando la cabeza sin dar señales de
molestia.
Para chupar se posa el murciélago sobre el animal o se
arrastra hacia él por el suelo y junto al sitio que escoge para
atacarle. Las noches aquí son calurosas. Durante el tiempo
de mi permanencia en Archidona han atacado aquéllos a un
criado de Almagro, en un dedo del pie; a sus dos perros, en
las patas y en la punta de la nariz, y al chivo, en la parte menos
cubierta de pelo de la oreja. Las gallinas tienen que estar
encerradas porque mueren de anemia al primero o segundo
ataque
En su figura nada tienen de particular. Son del tamaño de
un ratoncillo, tres pulgadas de largo y un poco más de una
cuarta, de uno a otro extremo de las alas pardo-oscuras y
sobre la nariz una laminita formando un repliegue de la piel
de tres líneas de alto y en forma de tiro de lanza
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Los últimos días de Marzo y primeros de Mayo, fueron
de torrenciales lluvias que impedían toda excursión campestre. Sólo Martínez pudo recoger algunos insectos y
bastantes mariposas. No pudieron partir para el Ñapo por
falta de cargueros, y pasaban las horas en compañía de
Cárdenas enterándose de curiosos detalles relativos a la Vida
y costumbres de aquellos pueblos. Entre otros es digno de
mención el procedimiento empleado por los indios ribereños
del Ñapo y afluentes navegables para construir sus canoas.
Comenzaban por escoger en el bosque el árbol de que habían
de hacerlas, examinando previamente el tronco. Desmontaban después los alrededores de éste pasando en seguida a
levantar el tambo y sembrar maíz, plátanos, habichuelas,
etcétera, etc., para sustento de la familia que se instalaba
en ese paraje cuando los frutos estaban en sazón. Aquí permanecían todo el tiempo necesario para llevar a cabo la obra
de la canoa conforme a la siguiente práctica. Apeaban el
árbol quemando su tronco en la parte inmediata a la raíz,
cortaban del mismo la porción conveniente y en ella trazaban
con hacha un surco longitudinal, agrandándolo por medio del
fuego. Cuando éste había consumido la parte del centro, lo