LUIS SEPULVEDA, ESCRITOR

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LUIS SEPULVEDA, ESCRITOR
cc
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pais
por Rodrigo Pinto
De los actuales narradores chilenos, es el Único
que publica simultáneamente en países
europeos y latinoamericanos. Su primera
novela de gran difusión, Un viejo que leía-mielas
de amor, lleva dieciocho ediciones en español en
un año y medio.Vino a Chile al lanzamiento
local de su última obra, Nombre de torero, que
también arrasa en los rankings. De sus obras, de
su defensa del anarquismo, de sus proyectos, de
Chile, conversó con Cavas.
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*
1 año pasado fue elegido por los estudian- pulsado por esa habilidad, comenzó a escribir bastes de La Sorbona como el autor más po- tante temprano, fue acumulando obras y publicó
pular del año, junto al mexicano Paco Ig- ocho libros de cuentos en diversos países, pero su
nacio Taibo. El dato sólo certifica su enor- éxito internacional comenzó con Un viejo que leía
me popularidad entre los lectores de mu- novelas de amor, editada en muchas naciones eurochos países y sobre todo entre los jóvenes. peas en 1989, superventas hasta ahora, que sólo en
Un personaje, Luis Sepúlveda, que no pa- 1993 apareció en español en la editorial Tusquets, el
rece y no quiere parecer escritor, que ha- sueño del pibe de cualquier escritor ya no chileno,
bla sin eufemismos de la dictadura y de su experien- sino latinoamericano. Según señala, nunca se procia del exilio, que se define como un narrador de puso ser un escritor, sino que de pronto las publicahistorias, que ha hecho del nomadismo una forma ciones de sus obras lo transformaron en uno, así
de vida, que milita sin complejos ya sea en el frente como de rebote. Actualmente dosifica la publicaantifascista en Alemania o en el movimiento ción de sus libros y a partir de la escritura del guión
ecologista, que fue el vicepresidente de la comisión de Un viejo que leía novelas de amor, está embarcaopuesta a las celebraciones del Quinto Centenario, do en diversos proyectos cinematográficos.Ya venque se asombra de los millones de “brokers” chile- dió los derechos de Mundo del fin del mundo y de
nos que viven al día, pero se aterran cuando cae el Nombre de torero; y, sólo como guionista, está traDow Jones y se ríe de los que usan el celular como bajando con la productora anglo-catalana Ovidio
símbolo de estatus, que añora -por razones sociales y Productions, que ha hecho películas bastante interepolíticas- la sociabilidad provinciana del Santiago santes como Belle epoque, de Fernando Trueba.
de antaño, que detesta los condominios, que cree “Ellos querían una historia original, les ofrecí una
todavía que la mejor manera de conocer a otro chi- de aventuras contemporáneas que pasa en el Estreleno es partir a conversar una botella. De vino tinto, cho de Magallanes. Estoy avanzando en ese guión,
que quieren hacerlo en el invierno de este año, o sea,
por supuesto.
Cuenta que desde chico tenía habilidad para filmarlo entre junio y septiembre”. En esa época
contar historias. “Yo era siempre el que contaba las volverá una vez más a Chile. Ahora parte a dar unas
películas y les cambiaba los finales”, dice. Así, im- conferencias a la Universidad de Puerto Rico; luego
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sigue a México, al lanzamiento del primer tomo de
sus Cuentos Completos; y luego, sigue la vida de
nómada que ha elegido.
“aprendimos a perder“
-Usted escribe tanto de lugares exóticos o
de rincones olvidados de Chile como de países
europeos
-Mi escritüra está acornpanada por una trayectoria vital vinculada a la realidad del exilio, lo que
me significó moverme por distintos lugares. La búsqueda de cómo ganarme el sustento me transformó
en periodista, lo que me significó seguir moviéndome. Creo que mi literatura refleja un poco eso, que
he sido bastante trashumante, que he adoptado una
cierta forma de nomadismo. Y que considera que el
nomadismo no es la peor de las cosas que pueden
vivirse, sino bastante buena, porque siempre estás
conociendo diferentes realidades y aspectos de cómo
es la vida. Me parece que las cosas que yo hago, las
cosas que escribo, están muy ligadas a la forma en
que he vivido.
-Y también están ligadas en forma bastante
explícita, especialmente en Nombre de torero, a su
experienciapolítica.
-Sí, yo reivindico mi participación política porque estoy reivindicando también a mi generación.
Estoy reivindicando un esfuerzo por transformar el
mundo, la existencia de un sueño que fue compartido por millones de individuos. Por sobre la dimensión del fracaso de ese proyecto, está el hecho de
que fuimos una generación que tuvo el valor de
intentarlo. No fuimos una generación pasiva. Fue
una generación que se atrevió a todo. Y los que
sobrevivimos tenemos que hacerlo con la decencia
elemental de saber que somos sobrevivientes y que
otros no consiguieron sobrevivir. La lista de muertos, de compañeros que terminaron hechos mierda,
es muy larga. Hay ahí una deuda de honor que es
elemental. Tienes que mantener ese recuerdo muy
vivo, tienes que mantener aquella presencia. Y cómo,
bueno, reivindicando exactamente todo lo que hiciste. Creo honestamente que si la historia se repitiera, yo volvería a repetir mis pasos sin cambiar un
ápice, aún a sabiendas de que era una empresa condenada al fracaso. Pero era fundamental eso, aprender a perder. Nosotros aprendimos a perder y creo
que por eso nos podemos meter en empresas de
no se repita más. Porque sólo los pueblos
quc conocen su historia no vuelven a repetir
lo que empezó a mover a la sociedad latinoamericana. Y o opino que hoy día la izquierda -porque siempre va a existir la izquierda, siempre tiene que cxistir la izquierda- debe volvcr a sus planteamientos originales, y esos planteamientos tiencn mucho
que ver con lo más puro de la idea anarquista. Por ejemplo, considerar el carácter no
conseguible de la utopía, pero sí la preservación de la utopía como referencia moral, sin
la cual es imposible avanzar, sin la cual es
imposible actuar, porque esa referencia moral cs la que establece los parámetros que
permiten saber T i esta acción es correcta o
no lo es. Y luego, actuar para que: actuar
para alcanzar mayores espacios dc libertad,
y terminar lentamente, pero de una puta vez
con la horrible dcpendencia hombre-estado.
Yo sé que es un camino muy lento, y creo
que en cste momento es s610 a travds dc la
literatura que tú pucdcs luchar por esto. Y
no soy cl Único, porquc si hay algo que
caracteriza a WI gran grupo de cscntores
latinoamericanos cs que vamos caminando
en esa misma scndü.
-¿Cuáles, por ejemplo.?
-Paco Ignacio Tailio, Rolc Diez, Osvaldo
Soriano, la lista es muy larga, lamentable-
\
"Es impresionante, cuando vas a las librerías de Santiago, ves autores chilenos, ves best sellers, ves autores clásicos ya consagrados en la
literatura universal, pero lo realmente nuevo, lo que se está gestando en la literatura de este continente, no lo ves en Chile".
cualquier envergadura. Vamos a volver a perder,
pero esa pérdida ya no es traumática, no nos afecta
tanto como la primera. La historia de la vida es
intentar y fracasar, volver a intentar y volver a fracasar.
-Pero también realiza una crítica muy severa a
los socialismos reales.
-Yo participé activamente en un proceso político por el socialismo, y luego me tocó conocer la
realidad de los países que vivían el socialismo real.
Sería bastante cínico comenzar a ofrecer un análisis,
porque todos los análisis tienden a la justificación.
Yo prefiero decir que todo aquello fue simplemente
una estafa. Y los que sabían que era una estafa y
escamoteaban simplemente la realidad, son absolutamente responsables de todo lo ocurrido. Y hubo
otros que cometieron errores enormes pensando que
aquella estafa era una realidad hermosa. Yo reivin-
dico también la necesidad de una visión muy crítica
y de contar las cosas como fueron, de revisar nuestra historia de una manera muy honesta y decir de
una vez por todas la verdad de lo que pasó. Porque
cuando hablamos de lo que ocurrió en Chile el 11 de
septiembre de 1973, la mayoría de la gente de izquierda sigue repitiendo que aquí hubo un golpe
militar fascista que fue patrocinado por el imperialismo norteamericano y por la burguesía criolla,
pero muy pocos se atreven a reconocer los errores
que nosotros cometimos. Yo no estoy muy seguro
de que hayan sido esos dos factores solamente los
responsables. Si nosotros ganábamos, habríamos
instaurado una dictadura horrenda. Ya lo estábamos
viendo en el seno de las organizaciones, en las que
se practicaba la delación, la traición. En el fondo, se
llegaba a decir que el que no está de acuerdo conmigo es mi enemigo. Hay que reconocer esto, para que
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en la literatura universal, pero 10realmente
nuevo, lo que se está gestando en la literatura en este continente, no lo ves en Chile.
Estc país siempre ha tenido un carácter insular, una especie de condena a la
autocompasión. Se lec solamente lo quc se
escribe en Chile, y nada más. Y el panorama
de lo quc ocurre en literatura en América
Latina es tremendo. El panorama es tan rico,
que nunca en el mundo la literatura latinoamericana había tenido una presencia tan viva
como la tiene hoy día.
-¿Ni siquiera en los tiempos del boom?
-Ni siquiera en los tiempos del boom.
El boom se limitaba a doce autores y no
más. Hoy día, el panorama de edición de
autores latinoamericanosque ves en Alemania, en Francia, en Estados Unidos, es enorme. Ves los catálogos de las editoriales y te
das cuenta de que de un panorama de edición de más o menos cien libros anuales, .40 son
latinoamericanos. Y no son los de siempre, hay
gente nueva que está entrando. En Francia, por ejemplo, los autores del boom siguen teniendo su público de lectores, sus obras siguen siendo esperadas.
Pero si algo dice respecto de la recepción el nivel de
ventas, la cantidad de lectores que tenemos Paco
Ignacio Taibo, Rolo Diez, Abdón Uribe, un ecuatoriano que aquí no tienen idea quién es y yo, tenemos
treinta, 40 y cien veces más lectores que los autores
del boom. Además, Paco, yo y otros practicamos
algo que no practicaron los del boom, y es abrirle
puertas a los que vienen detrás. El boom se caracterizó, con la honrosísima excepción de Cortázar, por
cerrarle las puertas a todo el mundo. Los grandes
maestros como García Márquez, Donoso, Carpentier,
pasarán a la historia por su gran valor literario, pero
también porque tuvieron un egoísmo enorme. Ce-
c
rramos la puerta y no entra nadie más, el barco es
nuestro.
-¿Siente un mayor grado de parentesco con
escritores como Jack London o Joseph Conrad, escritores que hicieron de la aventura su principal
tema?
-Sí, me siento muy cerca de Melville, y sí, de
Stevenson, de Conrad, de London. Me siento muy
cerca de Alvaro Mutis. Admiro mucho la obra de
Mutis y creo que es el más grande de los escritores
latinoamericanos vivos. Su saga de Makroll el
Gaviero es tan maravillosa que no debe terminar.
Tengo tanta admiración por Alvaro que soy uno de
sus amigos que lo demandó judicialmente por haber
matado al personaje, a Makroll, y lo obligamos a
escribir una novela en que reaparecía Makroll vivo.
Le hicimos una demanda judicial ante los tribunales
mexicanos acusado de homicidio. Sí, pero por sobre
todas las cosas me siento muy cerca de Hemingway.
He aprendido de mucha gente, pero creo que de
quien más he aprendido es de Hemingway, truquitos
que aparentemente son banales, pero no es así, con
qué palabras tienes que trabajar. Me gusta mucho su
como parte de una trilogía. Esperé prudentemente
casi dos años para publicar la segunda parte que no
lo es en sentido literal, es una historia más con los
mismos personajes en un escenario natural parecido, pero una historia absolutamente diferente. Empiezo a publicar mis cuentos en México, en Joaquín
Mortiz. El primer tomo se llama Una antología
irresponsable porque no quise asumir un orden
cronológico y preferí más bien una ordenación temática. Para el próximo año, mi editora española,
que es la que ha intentado ordenar un poco mi obra
-por ejemplo, no publicar primero en Francia o
Italia y luego en España-, quiere publicar una segunda historia de Belmonte que está más o menos
terminada. Además, tengo pendiente terminar una
novela corta, La gaviota, escrita para lectores de
ocho años para arriba; y luego sería una novela que
narra los últimos días de Butch Cassidy y el Sundance
Kid, que fueron asesinados en la Patagonia chilena.
Y luego hay una novela muy curiosa que se llama
Desde la perspectiva del gordo, que está escrita en
clave de humor, y es una radiografía irónica, pero
no mordaz, de lo que fue mi generación política,
un libro le doy plazo
hasta la página
veinticinco. Si en la
página veinticinco no
me agarró, se va al canasto para
el reciclaje. Y lamentablémente
la mayoría de 10s nuevos
narradores cmienos se me ñ a lúv a e x L ~ L I P ~ L ~ L W - .
afirmación, y yo & comparto, de que es posible
escribir una fantástica historia con palabras de ochenta dólares, pero que el mérito consiste en escribir la
misma historia con palabras de veinte centavos. Y
aue
todo lo aue escribes tiene que
I
~- aparecer creíble,
incluso lo inverosímil tienes que presentarlo de una
manera creíble, Y leyendo a Hemingway he llegado
a descubrir la rigurosidad con que trataba sus textos,
la tremenda disciplina que tenía a la hora de corregir
y cortar. Son enseñanzas que te van quedando,que
hacen que te sientas muy cercano, tan cercano que
cuando yo escribo tengo siempre una foto de papá
Ernest que está ahí mirándome.
-Me parece que hay una especie de vuelta, de
un tiempo en que el modelo fue mucho más experimental, más barroco, más complicado, y hay una
vuelta a una narrativa como la suya, donde lo principal es la historia y se recupera lo que es la novela
más genuina.
-Sí, se recupera la novela como la escribía
Balzac. Esa ha sido una sanísima reacción de los
lectores, que estaban hasta la coronilla de gente que
intentaba demostrarles qué listos, qué inteligentes,
qué eruditos eran, y que se gastaban 180,200 páginas para enumerar la cantidad de pelusilla que se les
había juntado en el ombligo. Y el lector empezó a
exigir, queremos saber un poco más acerca del mundo. Se vuelve a imponer el gusto por la historia
contada, con comienzo y fin, que ocurre en un lugar,
que hay una trama, con una ubicación muy clara y
muy precisa que le permite al lector también participar del asunto. Y eso es una sana recuperación.
-A Cuáles son sus próximos proyectos literarios?
-Ahora en el mes de octubre publico en España
una segunda novela amazónica, porque Un viejo
que leía novelas de amor en realidad fue concebida
con un personaje esperpéntico que sería una especie
de personaje residual del fenómeno del exilio, residual del fenómeno de la llamada resistencia chilena.
la pluma chilena
-¿Y qué opina de la actual narrativa chilena? ¿La
conoce, la ha leído?
-Sí, conozco algunos autores. No a todos, pero
realmente los más bullados no terminan de gustarme. Hay algo que te permite ver que el autor es un
individuo que intentó ser un escritor antes de escribir el libro, y eso molesta muchísimo. Hay una
especie de vanidad muy ostensible en la mayoría de
los autores. Naturalmente, hay excepciones. Yo me
quedo, por ejemplo, de los que he leído, con Matías
Morán. Me quedo con Díaz Eterovic, con todos los
errores que pueda tener su novelística, porque es
nueva, pero hay una intención intrínseca de contar
historias que es muy sana, sin participar como autor
para demostrar que es muy listo, muy inteligente,
muy erudito. Me quedo con una novela sorprendente de José Miguel Varas, El ladrón de Bagdad. Me
quedo con lo que escribe Guadalupe Santa Cruz,
que no sé por qué no la tienen metida en el panorama de los nuevos narradores; creo que debe ser
porque es mujer y escribe muy bien, y aquí ser
mujer y escribir bien siempre va a ser un pecado.
Ahora estoy leyendo a Ampuero y me está gustando, no estoy de acuerdo con todo, pero me gusta la
forma como trata los temas. Pero los más nombrados me dejaron un sabor a literatura light, a cultura
del olvido, a amnesia por decreto. Aquí no ha pasado nada, la vida empieza con nosotros. Y el panorama de la literatura latinoamericana es tan rico, se
está escribiendo tan bien, que te hace ser riguroso
con lo que lees. A un libro le doy plazo hasta la
página veinticinco. Si en la página veinticinco no
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me agarró, se va al canasto para reciclaje. Y lamentablemente la mayoría de los nuevos narradores chilenos se me ha ido al canasto de reciclaje. No agarran. Yo siempre sostengo que un buen libro debe
comenzar como un tremendo derechazo al mentón
del lector. Lo deja medio noqueado, pero con ganas
de seguir leyendo. Y cuando hasta la página veinticinco no pasa nada, eso es simplcrnente una pretensión por llenar y llenar páginas a ver qué sale
al final. No es la literatura que me interesa, no es la
literatura que me gusta. Algunas obras que aquí han
sido muy bulladas, que han tenido una gran difusión, si las comparas por ejemplo con pequeñas
obras maestras que han ido apareciendo, como La
balada de Johnny Sosa, del uruguayo Mario Delgado Aparain, recibida por la crítica como la más
hermosa parábola de la libertad que se ha escrito; o
VladimirIlich contra los uniformados, de Rolo Diez;
o Cuatro manos, de Paco Taibo, ves la diferencia. Si
los narradores chilenos leyeran eso, serían entonces
capaces de corregir su vanidad y entender que por
ahí no va el camino. A veces se me ocurre que
muchos de estos autores de la llamada nueva narrativa chilena les importa un carajo constatar qué se
está escribiendo en otras latitudes. Hay un problema
de ignorancia autoprovocada, que en definitiva le
produce un tremendo daño a la literatura.
-Me parece que es claro a lo que usted apunta,
que la función de la literatura debería ser agitar la
sociedad, recuperar la historia real y producir un
efecto de catarsis sobre los traumas de la sociedad.
Y esa función al parecer se ha cumplido bastante
poco.
-Sí, muy poco. Y supongo que se interrelaciona
mucho con la realidad de este país, que ss una
realidad absolutamente ficticia. A mí me asombra
este país de fantasía. Me asombra la pasividad con
i i p la opnt
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alcen,
¿te &as
K & B ~ I W ~if;rJlacl,dp,!afyp"~,~=
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ros en las calles?". Sí, pero hay vigilancia por circuitos de televisión. Entonces te dicen que eso es mejor. O sea, han llegado a una aceptación de la vigilancia de la libertad, ya es un hecho obvio. Es una
brutalidad que tu libertad deba ser vigilada. Nadie
se rebela contra eso, a nadie se le ocurre decir, no,
momento, yo tengo el derecho elemental sobre mi
propia imagen, sobre mi propia sombra, sobre mi
manera de desplazarme, yo no quiero aparecer ahí.
Aquí la vigilancia se ha convertido en algo obvio: la
libertad no existe si no es vigilada. Es un hecho
gravísimo. No lo encuentras en otras ciudades del
mundo. Y luego está la aparición de personajes que
te resultan como sacados de un limbo, incluso mayores que yo, que no vieron lo que pasó entre 1970
y 1973, que no vieron lo que pasó el 11 de septiembre de 1973, que dicen que aquí nunca se ha matado.
Y aquí hubo detenidos desaparecidos, hubo fusilados, no saben que hubo profesionales degollados,
no saben quién es Manuel Contreras, no saben que
hay una cantidad de asesinos impunes que andan
sueltos; ¿cómo pueden decir que en este. país no
existió la muerte? Cuando digo que yo no olvido ni
perdono, me estoy refiriendo precisamente a ese
tipo de cosas. Hay una profunda necesidad de vergüenza en este país. Y establezcamos por fin las
bases de un funcionamiento igualitario en esta SOciedad. Todo sigue siendo autoritario, todo sigue
siendo impuesto, y no hay nadie que diga no más a
la imposición. La pregunta es cuánto va a durar. Va
a llegar tal vez un día en que se van a saturar y van a
decir, no, nosotros queremos ser otra vez sujetos de
nuestro desarrollo, participantes activos. Y a lo mejor cuando ese día llegue va a ser muy tarde. A lo
mejor van a haber olvidado todas las bases de la
convivencia social, y no va a quedar más que aceptar la sumisión. Y me temo que en Chile se pueda
decir un día, la sumisión no es la mejor forma de
vivir, pero es la única que nos conviene. H
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