El gran escape

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El gran escape
a tasa de suicidio en Estados Unidos se ha disparado
a su nivel más alto en tres décadas; los más pequeños hablan de sus temores y angustias, provocados
por los políticos, que dicen hacer todo en nombre
de los niños; las guerras siguen sin cesar, pero ya casi
nadie les presta atención; la desigualdad está a niveles
comparables con la época dorada de los grandes magnates
justo antes de la Gran Depresión de 1929; los más vulnerables son culpados de casi todo, persiste la violencia armada, se documenta abiertamente la corrupción política,
se intensifica la guerra contra las mujeres, parte de la cúpula insiste en que no existe el cambio climático y hay
una lucha infernal de la cúpula política y económica del
país por mantener el estatus quo. De eso están muy llenos
los días en Estados Unidos, junto con la muy sencilla conclusión de que nada de esto tiene que ser así, y que las
mayorías expresan un deseo casi opuesto a todo esto. Pero
no importa; se impone lo absurdo.
Un informe del reconocido Southern Poverty Law Center (organización dedicada a la vigilancia de grupos de
odio) encontró que la retórica antimigrante y violenta de
la contienda electoral presidencial de 2016 «provoca un
nivel alarmante de temor y ansiedad entre niños de color
y eleva las tensiones raciales y étnicas en las aulas. Muchos
estudiantes se preocupan por la posibilidad de ser deportados». A la vez, continúa el informe, «maestros han informado del incremento de bullying, hostigamiento e intimidación de estudiantes cuyas razas, religiones o
nacionalidades han sido los blancos verbales de los candidatos en las campañas».
El mensaje que los «adultos responsables» de este país
hacen llegar a los niños es salvaje, lleno de temor... y parece
dar legitimidad a la violencia armada como respuesta a
todo. A la vez, se vive un momento en el cual el futuro literalmente se está anulando. Se documenta el fin del
sueño americano con una concentración de riqueza en la
que el 1% tiene el equivalente a lo del 90% de abajo, mientras el consenso científico es que, si no hay un repliegue
dramático y casi inmediato en el uso de los hidrocarburos,
el planeta está al borde de destruir la existencia humana.
Ante ello, no sorprende que el suicidio en este país esté
llegando a sus niveles más altos desde 1986, según datos
oficiales, con el alza más notable entre mujeres. La tasa
de suicidios se elevó 24% entre 1999 y el 2014, según el
Centro Nacional de Estadísticas de Salud, para llegar a 13
de cada 100.000 (en 2014, 42. 773 personas murieron por
suicidio). «Esto es parte de un creciente patrón de evidencia que vincula la pobreza con la falta de esperanza y la
salud», en palabras de Robert Putnam, profesor de Políticas
Publicas en Harvard, entrevistado por “The New York Times”.
L
Una maestra de preescolar de Nueva York
cuenta una conversación entre alumnos:
una, hija de egipcio, dice que «Trump
quiere poner un muro a través de México y
Egipto, y no podré ver a mi abuela». Otra:
«Hillary y Trump son amigos». Otro más:
«Trump nos está espiando».
Al mismo tiempo, se informa, con gran admiración, sobre los nuevos servicios, edificios, vacaciones, modas y
más, ofrecidos exclusivamente a los más ricos. El mismo
día en que se informa en los medios cómo ha aumentado
el hambre entre los menores de edad o cómo se ha envenenado a miles de niños pobres en varias ciudades del
país con plomo en el agua potable, se publica un artículo
sobre cómo dentro de los hoteles, los grandes barcos, los
grandes edificios, hasta dentro de hospitales, hay secciones
súper exclusivas y casi secretas exclusivas para los clientes
más ricos. Para los mismos que hacen las grandes aportaciones a las campañas políticas de candidatos a todos los
puestos, y que harán que esta elección presidencial sea la
más cara de la historia.
Mientras tanto, aunque se afirma que la libertad de
prensa en este país es un derecho sagrado y garantizado
por la Constitución, resulta que Estados Unidos ocupa el
número 41 en la lista elaborada anualmente por Reporteros sin Fronteras, en gran parte por las medidas contra
los periodistas que escriben sobre los poderes secretos
del Gobierno. O sea, que descubrir por qué las cosas están
como están, a veces está prohibido. Ante este panorama,
seguro que muchos ven con envidia la noticia de la gran
evasión de Inky, el pulpo que logró huir de su prisión en
un acuario en Australia para regresar al mar «sin dejar ni
una notita de despedida», como contó uno de los cuidadores. Algunos tal vez ya están comprando escaleras por
si Trump u otros logran construir su muro, pero para escaparse fuera de este país.
Pero hay aquellos que, como Camus, contemplan que
ante lo absurdo el suicidio sí es un acto racional, pero que,
para superar esta conclusión, la respuesta necesaria es la
del gran amante del mar y el sol: «Me rebelo; por lo tanto,
somos» (a veces traducido como «yo me rebelo, luego somos»). La rebelión aquí se expresa diariamente en mil actos –casi todos sin que lleguen a ser noticia– en rechazo a
una realidad impuesta por el cinismo que impera en las
cúpulas actuales.
zazpika 3 7
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