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1M. EDITORES -Barranquilla,
1994
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Edición:
@ 1M EDITORES
1994
Barranquilla
ISBN 958-95645-0-X
Colección Narrativa -Serie Cuento
Primera Edición
Dirección Editorial: Harold Ballesteros
@ RAMON ILLAN BACCA
Portada:
Ernst Ludwing Kirchner
Semidesnudo
femenino
con sombrero
Diagramación:
Alonso Martínez
Diseño de Portada:
Dianne Escalante
Impresión:
EDICOMPUTO L TOA.
Calle 41 NJ/43 -98 Barranquilla
Impreso en Colombia
Printed Colombia
V.
EL PRINCIPE DE LA BARAJA
He venido a visitarte por tu cumpleaños. Dudé
mucho al principio, pero, al fin, decidí hacerlo. Me
quisiste tanto cuando niño! Algunos de esos recuerdos amables me acompañan mientras espero
responder al sonido discreto y apagado que da el
timbre.
Al fin aparecela prima Piedad Ceralda, quien hace
un gesto de sorpresa al verme, pero después reacciona y me da un beso cariñoso de bienvenida. "Tú
aquí, me parece mentira..." Mientras la beso en las
mejillas, me parece sentirle el vaho del alcohol que
el "Zen -Zen" que mastica no logra disipar. Hablamos un poco de tí. "Está cada vez peor: ahora
no sale casi nunca de su pieza; todo el tiempo se la
pasa oyendo discos viejos de Tino Rossi y Charles
Trenet". Tengo un pequeño despunte en la memoria y silbo suavecito "Mademoiselle de París".
Piedad se levanta para avisarte mi llegada pero
dice estar convencida de que no me recibirás.
Cuando la veo caminar, pienso... jqué lejos está
esa mujer enjuta y de rasgos anodinos, de aquella
chiquilla preciosa cuyo parecido con Shirley
Temple era el tema de todas las visitas!
Desde el cómodo y viejo sofá reviso la decoración
que me es familiar. En las esquinas de la sala
siguen las materas de cobre con las. argollas de
caras de leones. En la pared, presidiéndolo todo,
sigue tu retrato!. Cuántas vecesno te ví frente a él,
orgullosa y ufana, mientras decías: "Ustedes saben, el secreto de este pintor es adelgazar los cuerpos y engordar las joyas.. .".
Me levanto y empiezo a mirar los adornos de
cerca. Aquí está todavía la figura de ébano que
representa a Josephine Baker. En su base se haya
una fecha: "1934". Imperceptible está la línea de
aquella vez que la quebré y que me valió una
muenda feroz.
Sonrío con un rintintín nostálgico al fondo. De
golpe recuerdo que Rito Alfonso me contó la historia del día que te acompañó a una presentación de
la Baker, en Bruselas. Ante su asombro, te saliste
en mitad de la función y, al pedirte explicaciones,
le contestaste con un: "es el mismo espactáculo de
negros que ya estaba cansadade ver; uno no cruza
el océano para encontrar~e con esto...".
Rito Alfonso
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(Rito por Santa Rita de Casia y
Alfonso por el rey de España, como siempre recalca en las presentaciones), es otro de los que no
pueden pisar tu casa.El motivo se pierde un poco
en la penumbra. Pareceque alguna vez no te quiso
llevar al hipódromo en Bruselas. ("Voy a ver a mi
novia y no voy a perder el tiempo paseando a primas provincianas y ridículas", fue su frase maldita
que lo condenó para siempre contigo).
Pero él se venga hablando. Aquella vez que robé
tres fotografías ¿el escaparate,una de Clark Gable,
otra donde aparecías en un estadio de Berlín
durante las Olimpíadas (lo sorpresivo de la toma te
mostraba muy joven, pero con un extraño gesto
adusto) y aquella, la última, donde aparecíasen la
mesa de un café con las mano entrelazadas con un
hombre a quien le habías rasgado la cabeza, me
valió otra muenda feroz. Ahora, en análisis retrospectivo, con su eterno vaso de whisky a medio
llenar y su vestido de lino blanco que lo hace lucir
tan anacrónico, Rito Alfonso afirma: "Necesitaba la
foto de Clark Gable para masturbarse con el
vibrador "sitra" que mantiene bajo la almohada".
Me indignó. Nadie te ensucia y menos delante de
mí. Rito cambia de voz, me pide disculpas y me
dice que te quiere, pero que no te comprende.
"Además añade, ¿para qué se tienen los parientes
millonarios sino para hablar mal de ellos?". Me
amansa y sigo escuchándolo.
Ahora se viene con la enésima versión sobre el
9
Principe y gor. Ocurrió en el París de la entreguerra, en un hotel muy caro. El portero, un hombre
apuesto y que resultó ser un Príncipe ruso blanco,
te trastornó, lo mismo que a tu compañera de
viaje, Tallulah Pérez. "Era desvergonzada la forma
como lo perseguían", dice Rito en una indignación
extemporánea, ayudada por el Whisky. El asunto
es que el Príncipe era muy obsequioso. Llevaba el
paraguas para que no te mojaras mientras llegaba
el taxi y se inclinaba respetuosamente,cuando tú,
que nunca te has caracterizado por ser pródiga, le
dabas una espléndida propina. Pero esa noche (y
aquí Rito Alfonso pone una entonación cómplice)
en que fueron los tres, incluyendo a Tallulah, al
"So different", se encontraron con que casi todas
las mesas estaban ocupadas por exiliado s rusos.
Sólo una espléndida propina les permitió conseguir mesa. A lo lejos estaba el Príncipe con un
vestido un tanto "passé", pero muy elegante; a su
lado estaban otros jóvenes de aspecto también
muy distinguido. A pesar de tus constantes saludos (ostentosos y de mucha agitada de mano), no
hubo ni una mirada de respuesta. De repente, se
oyeron unos excitados cuchicheos y todas las
miradas se dirigieron a una mesa donde estaba
una mujer con un vestido vaporoso.
En un instante, ella se levantó, dirigió unas palabras al director de la orquesta y enseguida se oyó
el tema de "La muerte del cisne". Durante cinco
minutos, la mujer estuvo flotando como un espec10
'"
tro en el espacio, por último se dejó caer, arqueando fuertemente todo el cuerpo sobre las baldosa.
Estalló una ovación, pero la mujer rogó silencio
con un gesto de sus encantadoresbrazos y regresó
a su mesa. Nadie volvió a mirar en esa dirección.
I'Nunca supe quién era -dice Rito- todos hablaban en ruso".
"
Al día siguiente, cuando le reclamaste por el saludo al Principe (que de nuevo había regresado a su
condición de ceniciento portero), éste te respondió,
al mismo tiempo que te daba una mirada congeladora: 'ILo siento, mademoiselle, pero en ese
momento yo no era portero, sino el Principe Ygor~
y yo sólo trato de igual a los de mi clase..."
De nada valió la queja iracunda que le diste al gerente del hotel, quién se limitó a mirarte irónicamente con sus ojillos porcinos y responderte con
un vago I'tomaremos nota de su queja madame...'I.
'IEra un vividor -remata Rito Alfonso-.
En
Berlín era entrenador de tennis para viejas adineradas, y en París era un DANSEUR
PROFESSIONEL,
en
resúmen: un gigoló'I.
Pero la cosa no terminó ahí. Al comenzar la guerra,
regresó Tallulah, y, al descender del barco de la
flota blanca, traía del brazo a su flamante marido,
'Ije" que no era otro sino el Príncipe ruso.
Sorpresivamente cuando todo el mundo creyó que
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no ibas a determinar a Tallulah y a su Príncipe tornasolado, diste un giro total y te desviviste en
atenciones a la pareja. La fiesta que diste hizo
época; a mí me tocó estar de adorno infantil para
ser besado por todas las señoras.
Pero, en el fondo, todos estábamos pendientes de
la entrada del Príncipe. Su llegada fue una de mis
primeras frustraciones infantiles: jSiempre me lo
había imaginado vestido como uno de los
Príncipes de la baraja"!. Después fue una figura
habitual dentro de la casa, con su eterno vaso de
cocteles que tú le preparabas, mientras jugaba
póker con los señorones más ricos de aquí. Yo
tenía sentimientos muy confusos, porque aunque
estaba celoso de su presencia, también me gustaban sus propinas cuando me enviaba a comprarle
pastillas de bromural.
Pero, de repente, algo pasó, porque no volvió a
visitar más la casa. Cuando te encontrabas con la
pareja en las calles, deliberadamente cruzabas
hacia la otra acera, negándoles el saludo, aunque
él siempre se quitaba cortésmente el sombrero.
Cualquier día estalló la bomba, cuando el Príncipe
se esfumó, dejando una montaña de deudas del
póker. y ahí fue cuando, para sorpresa de todos, tu
apareciste como dueña de todos los pagarés que
había firmado. Sin ningún pudor, le remataste
todas las casas a Tallulah, a pesar de la penosa
escena que alcancé a percibir, escondido detrás de
12
un biombo, cuando ella, con lágrimas y abrazada a
tus rodillas, te imploraba piedad.
El día que adquiriste esta casa,bailaste, delante de
mí y de Piedad, aquel swing de letra picante que
decía:
Somos finos, señoritas,
Sin embargo, con música es mejor.
No bien la aguja puesta adentro,
Usted ya sabese oye un lamento...
"Que falta de clase", opina Rito Alfonso. "Ay!,
(suspira) siempre he creído que hubiera sido mejor
estar muerto en París, que vivo aquí". Pero ni tú, ni
Piedad, ni Rito Alfonso sospechanque yo tengo la
carta escondida de esta historia. Desde siempre
supe que el Príncipe y la persona con quien tenías
entrelazadas las manos en la fotografía, eran la
misma persona. jLo supe porque usaban el mismo
anillo con esa inconfundible águila imperial dentro
del zafiro!.
Ahora Piedad regresa y me dice que tu jaqueca te
impide recibirme. Sigues representando tu papel
de "vieja-tía-millonaria-desalmada",
pero yo sé
que de verdad no eres más sino una pobre mujer
enamorada rumiando una larga historia de amor,
celos y venganza.
(1979)
í;
13
NO
HAY CANCIONES PARA
OSIRIS MAGUE
Todo comenzó cuando vió la fotografía. Osiris
Magué, profesor de teoría musical. y piano, terminó temprano sus clasesdel viernes en el conservatorio, luego se quedó un rato tocando, y aunque
empezó con composiciones muy serias,. al rato
interpretaba los temas ligeros de algunas películas.
No podía faltar, por supuesto, el tema de "Casablanca", que le había servido como marco musical a su romance con la profesora de canto. (Lástima sí, que el final no había sido del todo felíz ya
que el matrimonio no había resistido ni los tresmese
Cansado, pero satisfecho, se encaminó más tarde
al parqueadero a recoger su Topolino. Al entrar al
vehículo se dió cuenta de que algo anormal ocurría. La puerta estaba abierta y las partituras colocadas en la parte de atrás estaban revueltas aunque, eso sí, ninguna faltaba. Encendió la radio y en
14
lugar de la música suave y asordinada de su emisora preferida, retumbó una música estrepitosa y
bullanguera. Alguien había movido la aguja del
dial, por 10tanto tuvo que secarsecon el pañuelo la
sangre que había empezado a salirle del oído.
Preocupado, dirigió el vehículo a la calle ciega
donde el vendedor de revistas tenía su puesto.
Recordó ansioso que estaba atrasado dos números
en la serie sobre la segunda guerra mundial. Pensó,
qué difícil era comunicarle a sus amigos 10 dulce
que es para el coleccionista, la espera semanal. De
pronto se acordó que había separado unos discos
en el almacén del Centro y que debía bajar a
recogerlos, pero la intensidad del tráfico lo disuadió de hacerlo. Eso fue otro motivo de intranquilidad; ya que en su vida de hombre metódico, cuarentón, el culto a su discoteca, obra de tres generaciones que arrancaba del abuelo italiano, era una
religión.
Al llegar encontró que Pablo, el viejo vendedor de
revistas, ya le tenía preparado un paquete con los
números sobre la segunda guerra mundial, los de
cine y algunas revistas de actualidad.
Sacó los cigarrillos y le ofreció uno al vendedor:
Como de costumbre pensó en dialogar con el viejo
un rato ya que siempre había admirado el buen criterio que éste tenía para analizar los hechos políticos.
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Esta vez, sin embargo, el viejo Pablo no le aceptó la
invitatión a conversar, sino que lo despidió con
un: "Hasta luego don Osiris, ahora hay que cuidarse de lo que uno dice: estamos viviendo tiempos muy peligrosos..."
Esa noche Osiris, preocupado, tenso e inquieto,
aprovechó el leve resfriado para meterse en la
cama. Las revistas sobre la mesa de noche, la música de cámara que sonaba en la grabadora y el olor
del mentolatum que se había colocado en el pecho
y la espalda le daban esa suave lasitud que tanto
necesitaba.
Miró la fotografía. Roma 1930. El gentío apiñado
aclama a Mussolini. Trató de seguir leyendo pero
le asaltó una inquietud. ¿En el sector no cubierto
por la fotografía, no estaba un balcón decorado
con una Victoria alada y unos Eros con unas trompetas? Se levantó y trajo a la cama dos gruesos
volúmenes de su colección de revistas viejas. Sí;
allí estaba la foto con el perfil del dictador italiano
en un primer plano y algo que podría tomarse
como una Victoria alada al fondo.
Como en un vértigo, la fotografía desapareció
delante de sus ojos y ahora es él quien se encuentra debaio de ese balcón en la Victoria alada. Ha
dado un grito hostil al dictador y lanzado unas
hojas volantes. Corre mientras resuenan, destrás
suyo, los pasos de los "camisas negras" que lo per16
"
siguen con las porras levantadas. Entra en una
callejuela estrecha y tropieza con un hidrante.
Los golpes resuenan sordamente en su cabeza.
Las letras de la revista volvieron a tomar forma
ante sus ojos. ¿Qué había pasado? ¿Un pequeño
sueño? ¿La influencia de la última película? ¿El
inconsciente que había sacadoa flote los relatos del
abuelo sobre su juventud? Se rió nerviosamente.
jQué buen tema para la próxima sesión donde el
psicoanalista!
Mientras colocaba los dos gruesos volúmenes en el
estante de la biblioteca, una fuerte sensación de
desagrado, siempre en ascenso,empezó a embargarIo. Al cabo de un momento pudo relacionarlo
con el vallenato monoco1;deque se oía a distancia,
posiblemente de la habitación del portero del edificio.
Nó, -pensó-,
definitivamente no lo soportaba y
hundiendo el botón de la grabadora, la voz del
tenor que cantaba "Nessum dorma" colocó una
muralla musical.
Al principio casi no oyó los golpes de la puerta,
pero éstos se hicieron cada vez más fuertes.
Exasperado, se asomó por el espacio que dejaba
entreabierto la cadena protectora. En la puerta
estaban dos hombres de gabardina y borsalinos
17
que parecían salidos de una serie policiaca de los
treinta. El más bajito sacó una placa de la policía y
le ordenó seguirles.
Aterrorizado logró, sin embargo, formularles algunas preguntas: "¿Era una orden de captura? ¿De
qué le acusaban? ¿Si era una simple declaración,
por qué no esperaban las horas de la mañana?1IEl
otro hombre, el alto, se limitó a sacar el revolver y
encañonándolo le dijo: "Venga..."
'--
Iba a protestar de nuevo cuando de una patada volaron la cadenita de la puerta. Lo sacaron a empellones, rodó por las escaleras, se levantó con una
brecha sangrante en la frente. Pero ¿por qué esa
escalera oscura, de piedra húmeda y no la amplia
de granito que daba hacia un gigantesco ventanal?
Lo agarraron por los brazos y 10 arrastraron por el
zaguán oscuro que no había visto antes, sacándolo
a la calle. Montaron en un Fiat de modelo antiguo
y recorrieron calles desconocidas. Nevaba (nieve
aquí?) Al entrar al edificio marmóreo le colocaron
una capucha negra.
La intensa luz del reflector le cegó cuando le
quitaron la venda. Un mulato fornido le atenazaba .
la cabeza impidiéndole que la agachara. Las preguntas se repetían insistentemente.
" ¿Y la carta protestando por la intervención de la
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Universidad? ¿Y el apoyo a la formación del sindicato de profesores? ¿Acasono son opiniones políticas,cabrón?
Osiris contestaba lo mismo. El tan solo era un profesor de música sin ninguna inquietud política;
había firmado esas cartas colectivas para no
quedar mal con los otros profesores.
"Sí, ¿Y qué me dice de su amistad con Pablo Montegranario?
Tuvo que reflexionar algunos instantes antes de
relacionar a "Pablo Montegranario" con el viejo del
puesto de revistas.
" ¿No sabíasque Don Pablo es el jefe de la guerrilla
urbana? ¿Y tus entrevistas con él los viernes?
De nada valieron sus explicaciones de que él tan
sólo era un cliente. Cuando el mulato empezó a
pegarle, el interrogador, un hombre impasible con
cara de ídolo Chibcha, lo detuvo diciéndole:
" ¿Paraqué le pega?,pierde su tiempo..."
Osiris se conturbó. ¿Seríaposible que ellos supieran que por una deformación en el tallo cerebral
era inmune al dolor? No resistió la revelación y se
desmayó.
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Al recobrarse no estaba en el galpón con ese calor
infernal, ni tenía enfrente al ídolo Chibcha. Ahora
estaba sentado en una silla de estilo barroco frente
a un escritorio elegante donde un hombre alto, de
lentes redondos y chiverita puntiaguda lo miraba
atentamente. Detrás de la ventana caían los copos
de nieve. Un retrato del Duce presidía el salón. El
hombre agitó un expediente ante su rostro.
11
Aquí tenemos toda su vida 11.También su historia
clínica (Bajó la voz y dijo en forma cómplice) Es
divertida..."
Se acercó al objeto con una funda, del que Osiris se
había preguntado qué sería. Con cuidado quitó la
tela y apareció un flamante gramófono. Un temblor recorrió todo el cuerpo de Osiris. Sabía que
eso iba a suceder, pero no esperaba que fuera tan
pronto. Estaba descubierto en su punto vulnerable.
jSUexagerada sensibilidad auditiva!.
Una versión espantosa, una canción irrepetible y
que el tenía en su discoteca como una curiosidad.
Frescura Damelsí, alumna latinoamericana cantaba
en italiano un "Que no, que no". Se llevó las
manos a los oídos, pero alguien brutalmente se las
hizo retirar y las amarró. Ahora una soprano (¿tal
vez Conchita Supervía?) cantaba una versión
operática de un corrido mejicano de la revolución.
(¿seríaposible que "eso" fuera la Cucaracha?)y de
pronto lo inenarrable, una versión melodramática
20
y en italiano de "Se va el Caimán..."
,-
Bañado en sudor y temblando, Osiris contempló
cuando el hombre de lentes redondos desconectó
el gramófono y dijo con voz muy dulce:
" Adesso parlami di Paolo..."
Cuando cesó el vértigo, Osiris se encontró de nuevo en el galpón. Su curiosidad por saber qué contenía el maletín colocado en la desvencijada mesa,
fue recompensada. El ídolo Chibcha sacó, casi misteriosamente, una flamante grabadora. Con brusquedad le colocaron el par de audífonos.
No, no podía soportarlo. Ima Sumaccon sus cuatro
registros cantaba una versión intolerable del
"Mambo de las cinco botellas". Siguió un
"Danubio Azul" interpretado por Waldo de los
Ríos. Aulló. Ahora siguieron en cadena, "Flores
Negras" por Olimpo Cárdenas, "Infarto a gó gó"
de Pablus Gallinazus, la millonésima versión de
" Ay Manizales del Alm~..." y por último, en cascada, todas las canciones del último "Festival del
recuerdo".
Pensó que iba a morir. Pero esto no les molestaba,
casi a rastras 10 sacarona la calle. Los oídos le sangraban copiosamente. A la fuerza 10 entraron en
una buseta repleta donde quedó atrancado al pie
del torniquete. Eran la,sdoce del día, hacía un calor
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infernal y adentro, por lo menos, cinco grabadoras
y un radioperiódico retumbaban.
Osiris observó la gente a su alrededor. Todos eran
indiferentes al ruido; aún más, algunos movían
acompasadamente la cabeza.Fue entoncescuando
Osiris Mague adquirió conciencia de su profunda
anormalidad, incomunicación y soledad... y no
pudo soportarlo.
Los vigilantes que estaban a su lado se preocuparon cuando lo vieron en los espasmosdel ataque.
"Se nos fue la mano..." dijeron.
"Más bien la música..." precisó el ídolo Chibchi
Pero ahora Osiris está dando rápidos giros en el
inmenso salón de baile de cuyo techo penden, y
de un hilo, gigantescos pianos de cola que buscan
cómo aplastarlo. Sale huyendo al desierto circundante en cuyo centro se encuentra una inmensa
clepsidra. Absorto contempla como los granos de
arena le representan todos los días, años, vidas y
muertes que le esperan. y ya Osiris Magué está en
la galaxia profunda flotando en la cápsula espacial
adonde ha sido condenado por piratería interplanetaria. El insondable silencio es perturbado cuando la cinta grabada en el cascode la nave anuncia
unos .cantos folkloricos de la zona norte de la
región anteriormente denominada Suranlérica, en
el planeta Tierra.
22
Los instrumentos musicales empleados, puntualiza
el narrador, sólo se conservan en los museos de
Samarkanda y Taganga.
Los primeros compases del acordeón se confundieron con el terrible, escalofriante alarido que dió
Osiris Magué.
Una inmensa ola que arrancaba más allá del génesis de toda conciencia, le envolvió. y allí está Osiris
dentro de su alcoba, gritando histéricamente,
mientras trata de darle todo el volúmen posible a
la grabadora para que la voz de Pavarotti acalle ese
vallenato que viene desde la portería.
Fuertes golpes resuenan en la puerta. Entreabre
manteniendo la cadena de seguridad puesta. Un
par de rostros siniestros lo esperan...
(1979)
J
:. .
23
SUEÑO CON KENNEDY A BORDO
El joven está parado en la esquina del bulevar con
el camellón. Apenas lo veo, lo reconozco. Esta
mañana precisamente ha salido su foto en "El
Sesquiplano" .
"¿No es un motivo de orgullo -decía el periódico- que un miembro de la familia Kennedy visite
nuestra pequeña ciudad?" Sinembargo, en este
instante, salvo yo, nadie ha reconocido en ese
joven gringo, mugroso, de pelo largo y ojos
aguachentos, a uno de la dinastía.
Prosigo mi paseo vespertino. La bahía ensaya sus
mejores arreboles, pero no estoy para paisajes.Mis
pensamientos giran alrededor de cómo pagar las
cuotas vencidas de la casa.
Al final del camellón doy la vuelta alrededor de un
surtidor dañado y que el ingenio popular ha bautizado como el "bidé de la gorda Zoraya"; al otro
36
,
.,
f
f
extremo del paseo sigue parado, impasible, el
joven gringo. Sostiene ahora un cigarrillo entre el
índice y el pulgar mientras aspira profundo. Hum,
eso aquí es todo un indicio! Apuesto que es de "la
mona" de la Sierra Nevada. Lo mismo deben pensar los dos policías de la esquina, porque uno de
ellos le da un golpe en el hombro al otro, mientras
le señala al joven.
Siento un leve cosquilleo. "Estaré ante el gran caso
de mi vida? Susana siempre me reprocha el no ver
las oportunidades
que me pasan delante de la
nariz. ¿Será esta una de ellas? ¿La mayor, quizás?
"Eres el éxito de todos los fracasos" me gritó al
despedirme esta mañana.
Los policías, igualitos a los cocodrilos en las películas de Tarzán, se deslizan hacia la presa.I
¿Cómo se dice en inglés: déjeme hablar por usted,
soy abogado? iCarajo! isi le hubiera prestado más
atención a las clases del profesor Melville!
Me acerco lentamente para darme la oportunidad
de hacer memoria. El hombrecito está conversando
animadamente con los policías en el lenguaje universal de las señales. Ahora le da golpecitos amistosos al más morocho de ellos. Al fin se me
enciende el bombillo. "I am a lawyer. Don't answer
before tell me". ¿Será así? Por lo menos creo que
tiene sentido. Con que me diga O.K. basta. Si lo lle37
.
van a la permanente le pediré al comisario le señale el hotel por cárcel; con un billetón que se
pase, eso ya está hecho. No creo que haya problemas de plata, esta gente es supermillonaria, pero
en lo que sí debo ser muy cuidadoso es en mis
declaraciones. Lo que diga será trasmitido por la
UPIo la France Pressy le dará la vuelta al mundo.
¿Quién lo hubiera pensado, cómo me iba a imaginar esta mañana que al terminar el día sería el abogado de los Kennedy? ¿Y si la cosa se crece y
tenga que venir Jacqueline? No joda, erda, yo caminando por el camellón con Jacquie de mi brazo;
lo máximo!, bueno, y ¿si me toca ir a los yunaites?
Tendría a todos los paparazzi a mi alrededor
fotografiándome; nó, no es así, los paparazzi son
en Italia; bueno los .fotógrafos, la prensa, la televisión, cuando me baje del Jumbo. De pronto, y
por qué no, una portada en el"Time" como abogado del año. Esto tal vez es exagerado,pero mañana
sí salgo en la prensa mundial. A propósito ¿dónde
me pondría Susana la guayabera filipina que compré en San Andresito?
Cuando menos lo espero, estoy dentro del circuito
cerrado. Todos me miran con caras de asombro.
Farfullo un ¿May 1 helpyou? No joda, ¿por qué se
me tuvo que ir la voz en ese instante? El joven me
proporciona una de esassonrisas mágicas que tantos votos le ha dado a su familia y me dice un:
"No, thank you". Después, en un español atropella38
do pero comprensible, agrega: "No preocuparse señor que yo saber cómo deber actuar...1/Sigo mi camino, quiero creer que en forma inperturbable, pero las piernas me flaquean. De reojo veo cuando
los policías se embolsillan unos rollitos de dólares.
Dios mío ¿cuánto fue el precio de mi inmotalidad?
Silbo pasito, como para mí mismo. Sólo al cabo de
un instante me doy cuenta que la tonada es aquel
viejo tango llamado l/El bulevard de los sueñps
rotosl/. ¿Con qué el éxito de todos los fracasados,
eh?
~
(1979)
39
SEÑORA TENTACION
Tenía conciencia de que ese retorno al lugar era
como una peregrinación. Todo sin embargo había
cambiado. Ya no estaba en el pueblón alegre y confiado de su adolescencia,sino en un sitio donde el
peligro agázapado y permanente podía aparecer
en cualquier momento. Aún así, como en la letra
del viejo tango,. decidió volver al antiguo Club
Campestre, el escenario de su humillación; sin
embargo, cometió la imprudencia de no tomar la
carretera sino el viejo camino sombreado.
El paisaje le era brumosameme familiar; por eso, se
detuvo un instante ante la amplia casa de madera
en cuyo frontis estaba tallado el nombre
I'Saudade". Ocultos, entre las trinitarias y las astromelias, estabanlos restos del alambique, fuente ilegal de la antigua riqueza. Recordó al dueño, Don
Anacreonte de Souza, un portugués de impecables
vestidos de lino blanco, chaleco y guantes incluídos: un desafío permanente a la opinión y al clima.
125
¿Qué haría de su insólita colección de viejos zapatos blancos, algunos con polainas, que mantenía en
exhib~ciónen las vitrinas que se repartían por toda
la casa? Una molesta sensación de ser observado
desde un balcón le hizo seguir el camino
apresurando el paso. Al devolverse y mirar de
reojo le pareció ver relampaguear el cañón de un
arma de fuego.
En una vuelta estaba la vieja construcción buscada.
¿Qué tenía que ver esa casa grande de colores
chillones y arquitectura mezquina con sus recuerdos? ¿Qué, esepatio encementado con aquella gloriosa pista de baile cubierto por una ceiba legendaria? ¿Qué, ese montón de piedras dispersas, con
la tarima donde aquella noche se presentó la más
famosa de las orquestas de la Habana?
Se sentó en un tronco y aspiró profundo el cercano
olor de ese mar sin lluvias. Cerró los ojos y aspiró
de nuevo el perfume de "La Señora Tentación",
como habían bautizado los compañeros del seminario a la joven viuda que vivía enfrente.
Mucho más tarde, y ya entre caricias, supo que el
nombre de la fragancia era "Chanel Five".
"¿-No te habías dado cuenta del insomio colectivo que desatasteen el internado? ¿Ni de la pérdida de tantas vocaciones, entre ellas, la mía-?", le
126
había preguntado.
Sólo obtuvo como respuesta una risa baja, cálida y
cómplice. Después él le contó cómo una noche
había saltado las tapias, atravesado la carretera y le
había dejado en la saliente de la ventana que daba
a la terraza sus poemas de amor.
-"Lo
único que logré fue que no volvieras los
demás domingos y que el padre rector, un francés,
nos previniera en el comedor, contra "Les poetes
maudits".
En eseinstante ella lloraba de la risa.
-"Empecé
a odiar el internado, no soporté más
los rezos, los misereres y las meditaciones matinales en las que el prefecto insistía en la efímera
belleza de las mujeres y el triunfo definitvo de la
muerte".
Sus pensamientos fueron interrumpidos por la
presencia de tres muchachos trotando en la playa.
Todos llevaban cuchillos de caza.Se inquietó.
"Al pelao hay que avisparlo", fue la frase de su
padre el día que decidió sacarlo del seminario y
matricularlo en el Liceo Nacional, ante la escandalizada oposición de su madre.
y el mundo, el demonio y la carne vinieron, no en
127
tropel, sino en fila y primero en forma de libros. Es
así, como pronto dió con el/El Mercurio", una librería, pequeña, escondida, discreta, que vendía a
precios bajísimos toda la colección "Galante". El
dueño -que también ejercía la quiromancia y la
consulto ría sentimentalpropiciaba como un
relajante para sus clientes ese tipo de lecturas. Fue
entonces cuando una tarde, y en el instante en que
ella pagaba el ejemplar de "Perfecta, la de las
ganas bajas", el dueño los presentó.
Meses después, y cuando desde el lecho oían el
golpe monótono de la lluvia sobre el cristal de la
ventana, ella le dijo: "Supe al verte que eras mi
poeta de la media noche". "Pues te demoraste en
hacérmelo saber" fue su respuesta mientras recordaba el juego a que fue sometido, en el que ella le
intercambiaba libros en los que subrayaba las.
partes más picantes, y después, cuando se encontraban, ni mencionaba el tema sino que, con aires
de matrona emblemática, le invitaba a su terraza a
tomar café árabe con pepitas de cardamomo, en
medio de largos silencios y tosecillas irónicas de
una tía chaperona.
Una tarde, al fin, todo le fue propicio: la enfermedad de la tía, el permiso al jardinero y el asueto
por el cumpleaños de la mujer del rector. O tal vez
la de las ganas era ella; el asunto fue que todo ocurrió de prisa. Las imágenes son rápidas. Un cambio a café cargado de coñac "Como 10hace María
128
Fé1ix;recuerdas?". ¿Cómo 01vidar10,si una escena
de la película vista esa semana en "La Morita" terminaba con la actriz desgarrándose la blusa mientras le decía al galán, "Ahora, cóbrese"? El mejoró
la escena con un beso de gran arqueada y desparramada de los cabellos de ella sobre el piano de
semico1aque desató un arpegio ronco de las cuerdas...
Pasado el primer momento decidieron ser más discretos, y en vez del café árabe de los jueves, el
encuentro fue en "La viuda negra" un motel
mudo. Pero alguien habló; él, por supuesto. Por
juventud, inexperiencia, machismo o porque las
conquistas son para alardear de ellas, la cuestión
fue que ante un grupo de amigos boquiabiertos
habló de sus amores. "Y para que vean que no
miento -dijo ufanándose-, la obligaré a que me
lleve de parejo al baile en el Club Campestre este
fin de año".
La frase hizo carrera y rivalizó en expectativa con
el otro evento, con la invitación que Anacreonte de
Souza, el presidente del Club, había hecho a
Marve1 Primera,
reina del carnaval
de
Barránqui11a, quien en un avión especialmente
contratado aterrizaría en la "Yé" y de allí, con
todas las princesas, más los miembros del comité
de recepción y toda la juventud dorada de la localidad, se trasladarían al hotel Tobiexe.Ni siquiera el
hecho que la orquesta Aragón hubiera llegado en
129
vuelo directo desde La Habana con las "Dolly
.Sisters" incluídas, interesó tanto.
y llegado a ese punto, la memoria le es infiel
porque sólo recuerda fragmentos, y así se vé, con
su flamante'smoking tropicaL frente a la puerta
enrejada del club (la percepción retrospectiva arroja luz sobre el detalle de ser las rejas del más puro
estilo "Art Nouveau"), y se contempla rogándole,
con una angustia creciente, al portero para que le
dé una explicación del :'porqué esa prohibición de .
dejarlo entrar al club... del porqué haberle cancelado su pase de atención para entrar a esta fiesta y a
todas las demás..., que le diga quién dió esa orden. .."
Por un instante le pareció divisarla allá, en el fondo, luciendo un estraples negro a lo "Gilda", bailando un bolero arrullador con el hijo de Anacreonte...
Corrió para alejarse del lugar. Se vió de nuevo,
estupefacto, sentado en las bancas de hierro forjado del parque, mientras a su lado una putica triste
recitaba "los sonetos a Laura", y su protectof¡ un
joven poeta vicioso, le hablaba de la "tría ínsatíabílía: mare,ínfernum etvulva"
El recuerdo se desvaneció entre unas lágrimas
humilladas. Ruidos de pasos y unos visajes al
fondo del camino le revelaron que su vida peligra130
bao Su viaje nostálgico se habría transformado en
una aventura mortal. Se sintió como en una película donde hubieran cambiado el argumento en la
mitad de la proyección... No tenía alternativa, y
empezó a desandar el camino silbando quedo un
viejo bolero. "Soy un viejo sentimental" -se dijo-. El mismo pensamiento fue compartido por
los hombres agazapados que lo aguardaban en el
camino.
131
INDICE
EL PRINCIPE DE LA BARAJA
..NO
HAY CANCIONES
MARIHUANA
7
PARA OSIRIS MAGUE
PARA GOERING
36
,,'
40
EN LA GUERRA NO HAY MANZANAS
49
.ROSAS
ENTRE LAS FLORES
14
24
SUEÑO CON KENNEDY A BORDO i
.FANTASMA
¿;/
SOBRE TU TOGA
65
EN EL MAR LA VIDA ES MAS SABROSA
75
SI NO FUERA POR LA ZONA CARAMBA ...92
FALTAN DOS PATAS PARA ELTRIPODE
108
POETA MUERTO EN LETRAS ROJAS
115
SEÑORA TENTACION
125
133
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