P. Manuel Fernando Santos

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P. MANUEL FERNANDO SANTOS RODRIGUEZ
(1927 – 2007)
El P. Manuel Santos nació en Allariz provincia de Orense, en España, el 22 de abril de 1927.
Fue bautizado en la Iglesia de San Esteban, en Orense, el mismo día.
Sus padres se llamaron Ricardo y María, de una familia modesta de tres hijos. Desde muy
niño entra en contacto con los Salesianos, pues su papá lo inscribe en el colegio salesiano de
Allariz.
En 1941 inicia sus estudios en el Aspirantado salesiano de Antequera, en Montilla, España,
hasta 1945, cuando comienza el Noviciado en San José del Valle, en Cádiz. Su primera profesión la
hizo el 16 de agosto de 1946. Posteriormente estudió filosofía en la casa salesiana de Utrera, en
Sevilla.
Llegó a Venezuela el 9 de octubre de 1949.
La primera casa en la trabajó en Venezuela fue el Colegio San Francisco de Sales, en
Caracas, su querida casa de Sarría en la que vivió desde 1949 a 1952, y desde 1958 a 1972 como
sacerdote, siendo director de la obra de 1968 a 1972.
En 1952 fue enviado a Italia, al Centro de Estudios de Monteortone a estudiar teología,
posteriormente pasó a la Casa de Bollengo, en donde fue ordenado sacerdote el 01 de julio de 1956.
El recuerdo que deja en estas comunidades de estudio y en sus superiores, fue el de ser una persona
muy sociable, amigo de todos, profundamente piadoso e inclinado al trabajo, muy sacrificado.
Cuando regresa a Venezuela, ordenado sacerdote, trabaja intensamente en varias
comunidades:
1956 – 1957 Barcelona - Colegio Don Bosco
1957 – 1958 Caracas - Boleíta – Aspirantado
1958 – 1968 Sarría – Caracas
1968 – 1972 Sarría – Caracas
Director
1972 – 1976 Boleíta - Escuela Técnica Don Bosco
A este punto de su vida realiza el sueño que lo trajo a Venezuela en 1949, ser misionero
entre los indígenas y desde 1976 dedica su vida apostólica a trabajar en el Vicariato de Puerto
Ayacucho, allí estuvo en las siguientes comunidades
1976 – 1979 Caracas - Procura Misionera
1979 – 1983 Mavaca - Ocamo – Platanal
Director
1983 – 1986 Puerto Ayacucho - Colegio Pío XI
Director
1986 – 1989 Mavaca - Ocamo – Platanal
1989 – 1990 San Carlos de Río Negro
1990 – 1991 Puerto Ayacucho - Residencia Indígena Administrador del Vicariato
1991 – 1994 Puerto Ayacucho - Residencia Indígena Director - Administrador del Vicariato
1994 – 1996 Puerto Ayacucho - Residencia Indígena Administrador del Vicariato
1996 – 1999 San Fernando de Atabapo
1999 – 2004 Isla de Ratón
2004 – 2007 San Fernando de Atabapo
Siempre se distinguió por su calidad humana, pues hacía amigos en todas partes y supo
querer y hacerse querer por todos. Con una capacidad de trabajo y de sacrificio desde sus años de
formación. Sereno y alegre en cualquier circunstancia. Gozaba de un buen humor y lo sembraba
entre los hermanos.
Sus exalumnos de la Escuelita Don Bosco de Sarría lo recuerdan como el amigo atento a las
necesidades de sus muchachos. No temía cambiar la sotana por el guardapolvo de trabajo para
resolver los problemas más comunes de la casa, haciéndolo con humildad y sencillez. Siendo
director de esa obra, le escribía frecuentemente al P. Inspector para contarle las actividades que se
hacían en el colegio y en el santuario María Auxiliadora, como un hijo le cuenta a su padre, al final
del día, lo que hizo en la jornada; terminaba con alguna frase sencilla: termino, Padre, porque se me
están cerrando los ojos, o, tengo que ir a atender otras cosas, gracias, Padre.
En el P. Manuel se pueden recalcar dos experiencias espirituales muy profundas en su vida
salesiana:
1. Su amor a María Auxiliadora, manifestado en el empeño que ponía para preparar las
fiestas de la Virgen, las novenas, y la propagación de su devoción. Durante sus años de formación,
en todas las cartas que escribe para pedir los Votos religiosos, los ministerios y las órdenes siempre
la llama mamá. En 1955, cuando pide la aceptación al diaconado, escribe de una manera muy
natural: “Reconozco que el empeño es muy superior a mis fuerzas, pero espero que nuestra querida
mamá me ayudará de una manera especial y me hará un buen salesiano.” Y, en 1956, al pedir ser
aceptado al Sacerdocio, escribe: “me confío enteramente en las manos de la Mamá, creo que le
daré mucho trabajo a ella, pero espero poder ayudarle siempre.”
2. Una segunda rica experiencia es su amor a la Congregación, manifestado en la fidelidad a
la misión salesiana, en la obediencia religiosa y en su estilo humano y muy salesiano al cumplir la
misión que se le encomendaba. Al pedir la aceptación a la Profesión perpetua escribe, en 1952, al
director de la comunidad: “Le puedo asegurar, sin ningún género de duda, que en la Congregación
salesiana he pasado los años más felices de mi vida; que la he amado desde que aprendí a hablar;
que la amo todo lo que soy capaz de amar, y que es mi firmísima resolución amarla más en lo que
me resta de vida”.
La vida del P. Manuel Santos ha sido fecunda, dedicada a construir el Reino de Dios,
siguiendo a Jesucristo, en el estilo apostólico de Don Bosco. A quienes nos acercamos a él nos
dejaba el gusto de la amistad y del gozo por la vida. Sin duda Don Bosco le repetirá lo que les decía
a sus salesianos: Uno solo es mi deseo que seáis felices aquí en la eternidad.
Para concluir recordemos unas palabras del P. Manuel Santos escritas en 1951 y que se
proyectan en sus 61 años de vida salesiana y en la eternidad a la cual lo ha llamado Dios: “Aunque
no siempre lo he logrado, hice cuanto pude por cumplir nuestras Santas Reglas y las disposiciones
de los superiores; y puedo decirle sinceramente que hasta ahora he sido completamente feliz.”
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