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R ESEÑAS
\ A RRAT! V rl
los rincones volvie ndo aún más grises las paredes ... La siguie nte es una
frase inco rrecta: "Esto explica [... ] el
núme ro re lativamente e levado d e
individuos que[ ...] se encuemran actualmente ..... (El subrayado es mío.
por supuesto). L a escritura de El
úlrimo diario no fa lla po r razones
distintas de su falta de rigor. pero la
novela falla por razones distintas de
su me ra escritura: el aspecto formaL
en conjun to. es descuidado. Si se intercal a una entrevista. ¿no de bería
respetarse el formato del texto a través de la entrevista entera? Las preguntas del entrevistador apa recen en
bastardilla primero. en b astardi ll a
negrita después. y en bastardilla de
nuevo al final. Si Tony Flowers escribe un diálogo. ¿no debería respetar siempre las convenciones tipográficas de la escritura de d iálogos?
En un a novela que juega a ll ama r la
atención del lector sobre sus propios
procedimientos. sobre los aspectos
de su escritura. estas circunstancias
no son desdeñables.
fi cción. es a rbitra ri o y no causal.
siempre decidido y nunca necesario-. el lec to r es testigo de un proceso interesa nte: prime ro. la in vasión de la vida de To ny Flowers e n
los escritos narrativos (el texto para
Playboy y la nove la): y. segundo. la
invasión de los escritos narrativos e n
la vida del auto r. cuyo caos mental
-drogas. a lco ho l y. pa ra col mo.
vudú- es re fl ejado en su escritura.
El gran logro de la nove la es la
sugere ncia. que no la creación, del
mundo particular del personaj e. de
su ciud ad y de su momento histó rico. Si hacemos un esfuerzo - el esfuerzo que toda meta ficción exige de
nosotros, lectores activos-. To ny
Flowers nos impone. el final, su im agen, y sentimos de alguna manera
que lo conocemos. Pero este conocimiento no es suficiente para interesarnos por su suerte, y sentim os
que e l editor nos ha mentido descaradamente al presentamos un docume nto ·'íntimamente conmovedor'·.
No. e l di ario de Tony Flowers no
Interca ladas en el diario de Tony
Flowers aparecen dos narracio nes:
una es la última e inconclusa novela
del autor; otra, un encargo inconcluso para la revista Playboy. La e ficacia de este mecanismo es noto ria , no
sólo como acicate al lector, cuya curiosidad es espoleada, sino corrio recurso técnico. En efecto, un o de los
resultados más notables de la íntertextualidad es el realce de la noción
de realidad en el texto principal. E l
lector q ue lee e l diario, e nto nces.
saldrá de las na rrativas con la sensación de que e l diario es más rea l que
ell as, que son meras invenciones de l
autor del diario. H acia e l fina l de l.a
novela - q ue, como en toda meta-
conmueve. quizá porque no pretende hacerlo. El libro. que acaso tie ne
la intención de tra scende~ en algo los
inmediatos juegos intelectuales de su
género. se pi e rde e n s us propios
ve ricuetos posmodernos. No basta e l
escepticismo de To ny Flowers frente a ciertas nove las: " ... un a nove la
llena de citas, chistes privados, alusiones; retórica . Algo (... ] que no le
dé todo al lecto r para que participe
y llegue por sí mismo al meollo del
asunto ... No basta porque. aunque
la novela de Octavio Escobar no es
uno de "esos aburrid os balbu ceos
intelectuales fra nceses", comparte
sus inq uietudes y ado lece de las misma s a use ncias: la humanid ad . la
~
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vida. aquello que Fau lkn er creyó la
ese ncia de toda ficció n lit eraria: la
visión del corazó n hum ano en co nflicto co nsigo mismo.
J U A1'\ -GABRI E l
VASQ L' EZ
Intelectual
en país periférico
Diario d e la luz y las tinie blas.
Francisco Joseph d e Caldas
Samuel Jaramillo Con ::.á le::.
Grupo E ditorial Norma, Bogotá.
474 págs.
2000.
Francisco José de Ca ld as nació en
Popayá n en oc tu bre de l 1768. y
Samuel Jaramillo Go nzá lez en Bogotá e n e l año 1950. Dicho de este
modo, parece imposible que ambos
señores se hubiesen cruzado de camino en alguna ca llecita de Bogotá,
pese a que don Francisco tambié n
vivió y realizó sus estudi os de derecho en el Colegio Mayor de Nuest ra
Señora del R osario, en Bogotá. Sin
embargo. algo ha brá que sucedió
ent re ellos. Toca aventurarnos en esa
búsqueda en las 474 págin as de este
diario minu ciosame nt e esc rito y
reescrito . Minu c iosa deberá se r
nuestra lectura durante la búsqueda
para encontrar un punto de coincidencia entre Caldas y Jara millo: una
mi rada; un pensa mie nto filosófico,
Caldas había estudi ado latinidad v
filosofía e n Popayán: idéntica contempl ación quizá de la sabana de
Bogotá, su flora y su faun a. especialmente su fauna, que los incluye y al
mismo tiempo Jos excluye. Pe rspicaz
búsqueda , rea liza re mos durante el
recorrido de esta biografía novelada.
compartid a por ambos poetas (qué
o tra cosa que poeta pu ed e ·er un
científico naturalista) y ed it ada por
e l Grupo Ed itoria l Norma: Diario de
la luz y las tinieblas. novela realizada con e l apoyo de un a beca de creació n de Colcultura obtenida e n 1996.
Sa mue l Jarami llo Gonz<í lez ha pu blicado además las siguie nt es ob ras:
:! U 't .J
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
[ l49 ]
\ \ UN. \ 1/ \ , \
RE S E Ñ A S
C eogra/i'tl \ de la alucinac ió n ( Jl)~b ) .
D ohle n och e ( l l)l)H ) ) S e!l •a que regresa ( 19XR ). y ha sido mereced o r del
pre mi o nac io na l de p oes ía de la
Uni,·crs idad de A nt ioq uia. En e fecto. cit!n tífico un o. poe ta el otro. no
es tan d ifíc il enco ntrar los pu ntos de
refe re ncia que nos lleve n a imagina r
po r qué e ligió Jarami llo Gonzá lez a
Francisco José de Ca ldas como personaje y pro tagonista de su prime ra
nove la. Imposib le sabe r qu é es lo
que Jaramill o busca ba en rea lidad y
si lo encont ró. entre las hoj as sueltas de aq uel diari o íntimo de Caldas.
Leer esta novela me despiert a la curiosid ad de conoce r la biografía de
Jara mill o. Co nsecuencia inevitab le
que ocasio na elegir personaj es de la
histo ria como protagonistas de nuestras novelas. Qué otra cosa q ue un
pretexto para ser nosotros mismos.
Toca al escritor la a rd ua tarea de
recrea r la vida de estos señores o
se ñoras, y al lector la no menos ardu a ta rea de buscar paralelo s entre
autor y personaj e.
D ice Samuel Jaramillo Gonzále z,
a modo de Palabras Prelimin ares:
Desde los confines de una pro vincia p erdida de las colonias españ olas, la Nueva Granada, tuvo La
pretensió n de hacer ciencia, relevante para su época, rigurosa, sin
concesio n es. Ese f ue su desafío
vital más genuino y lo vivió com o
una a ventura. Su tenaz batalla
con tra el aislamien to, que Lo sometió a precariedades sin límite, constituye una m etáfora conmo vedora de un drama que está lejos de
desaparecer: la del intelectu al de
un país periféric o que p retende
construir un pensamiento sign ificativo sin perder sus raíces. Caldas pagó un precio elevadís imo
por esra condició n periférica y su
parábola nos hace p ens ar si para
el intelectu al latinoam ericano de
nuestros días h a disminu ido el
p eso de este tributo.
Mal acostum b rada co mo estoy, o
como soy, a lanzar una opinión antes de q ue se me diga de qué se trata, o peor aún acostum brada a fusilar antes de que llegue la o rden de
fu~ il a mi e nt o.
esa opi nión había sido
previa a la lectura de las Palabras
Preli min ares.
Po r sue rte . en este caso no me
equivoqué. Repi to la frase. que no
so lo inclu ye al mi smo J a ra millo
Go nzá lez e in cluye a Ca ldas. sino
qu e inclu ye a la que suscri be y a
m uchos de ustedes (¿todos? ) que
leen esta desorde nada rese ña: ...una
me táfo ra conmovedora de un drama q ue está lejos de desapare cer: la
del in telectual de una país perifé rico que pretende constru ir un pensamie nto signi ficativo sin perder sus
raíces.
Y el que n o se ide ntifiq ue que
arroje la primera p iedra ... Pero vayamos a la novela e n sí y no tanto a
las coincide ncias del auto r co n e l
perso naje y a nuestras coincide ncias
con e l person aje y e l autor. En el
C uade rn o 1 (Inza. Timan á . 1795)
Caldas y Jaramill o Gonzále z nos dicen para empezar: ¡Có mo q uisiera
poder ignorar que soy un ho mbre
desd ich ado! Afortun ad amente, a lo
largo de los di ecisiete cuadern os o
capítulos resta ntes, ambos nos demuestra n que pese al info rtunio (se-
gún e llos) de habe r nacido no sólo
e n Popa yá n sino en Latinoamérica.
do nde ·· .. .Co n los gobe rn antes que
tenemos . este Re ino no tiene ninguna oportun ida d y viviremo s po r
sie mpre en la barbarie .. : o de co ntrae r. Caldas. una fiebre simil ar al
taba rd illo q ue fi nalmente no lo es;
o de perde r a ca usa de la lluvia y
los ma los caminos la m itad de la
carga q ue lleva para ve nder e n el
mercado, bayeton es de Quito, ponchos y sombrer os: o de q ue. pese a
las dificulta des, la pobreza y la soled ad: " H aré cosas que apreciarán
los am an tes de la Sabidur ía y la
Cie ncia ".
De este modo nos prepara el autor a transitar estas nuestras tierras
de América , de la mano de un tal
señor Ca ldas que irá por la vida esforzándose por conducirse un poco
a contrav ía de la rea lid ad. Único
método para poder ser un Ser que
ha elegido la Ciencia (o la Poesía) y
el estudio minucioso de este terruño de múltiple biodiver sidad , tanta
como subyace e n cada uno d e los
seres que lo pueblan . Seres biodiversos que alimenta n el amor a una
profesión, o manía, ejercien do o ficios que permitan apenas una magra superviv encia para poder seguir
investiga ndo y descubri endo y analizando y escribien do y, en el mejor
de los casos, publicando.
Apasion a vislumbr ar la pasión de
Caldas, por ejemplo , cuando cuenta:
"Hice un hallazgo que me tiene muy
excitado [ ....) tropecé con un tuno que
resultó ser el que aloja a la cochinilla ". Maravill oso h allazgo, me d ije
cuando leía, y acá también debería
pedirles que el que no se identifique
arroje la primera piedra, quién no
sabe qué se siente en esos casos. Por
ejemplo , el día que llegaron a manos
de Samuel Jaramillo González esos
garrapa tead os papeles d e Caldas
donde cuenta su tropezón con el tuno
que aloja la cochinilla, o donde Caldas cuenta que don Manuel María le
ha consegui do la Flora española de
José Q uer y Martínez, y la Parte práctica, de Linneo, y las Instituciones de
Tourneford y el Curso escaso de Ortega ... Papeles donde Caldas muestra su fascinación ante la espera de
ll (li. E liN CU LI U K AL Y
D I DI.I O G M,(F I CO .
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
VOL ,
4 1 , NÚ M .
65 ,
~00 4
RE SEÑAS
\ , \ R R rl T 1 1 A
Humboldt y Bonpla nd. popes del estudio de la biodiversidad po r esos
días. Sus popes.
Revivimos. al leer estas páginas
reescritas por Jaramillo Go nzá lez. la
glo ri a viv id a por Caldas cuando
comprueba que con medios tan precarios como los suyos logra casi la
misma medición de la altura sobre
e l ni vel de l mar de Santafé y del
cerro de Guadalupe. que poco después calcula Humboldt. Cómo no
compartir. por ejemplo, la dicha de
Caldas e n este otro caso: ··Ayer. 3 de
agosto de 1801. ha sid o uno de los
días más importantes de mi vida. de
mis estudios botánicos. de mi carrera de cie ntífico [... ] cuando aparece
el propio del correo con una carta y
un paquete para mí. ¿Y t.¡ué e ra?
¡Una carta de Mutis para mí! De
Mutis, el sabio más importante de
Amé rica[ ... ] A mí. Al pobre Caldas.
Mi corazón dio un vuelco, y desde
e ntonces ando haciendo loc uras".
D e ntro de esas locuras. leemos (cuade rno II- Santafé- r8r o) su pudor
ante e l co ment a rio que hace a
Pombo, caro amigo, de pone r fin a
su soltería y confiesa: ''Sé que Pombito me estima y me quie re de verdad , hartas oportunidades de probarlo he tenido [... ] ¿Que me iba a
casar lo más pronto posible pe ro que
no sabía con quién?[ ... ] ¡Así me ven!
como un loco". Y mientras realiza
esa búsqueda de la muj e r, y el hallazgo de Manuelita Barahona que,
tiempo después, lo mantiene excitado y e ntusiasta como cuando tropezó con el tuno que aloja a la cochinill a, mien tras tanto , repi to , nos
cuenta: '·Continúan las re union es
secretas aquí e n el Observatorio (Observatorio Astronómico al que es
designado e n su dirección l"'nr Mutis).
Camilo (Camilo Torres) uk ••, ...e es
importante mantener la plaza en sigilo, porque ahora que las cosas están tan difíciles. todas las casas están
vigiladas. El observato rio es un arrabal. Y siempre hay justificación para
una re unión nocturna''.
En efecto, con el grito de inde pende ncia, e n 1810, la vida de Caldas
viró su rumbo. Abogó por la conformación de una junta local que adhirie ra a Fernando VII y defe ndió el
U OL.L I (I<
(U I I U ICA L
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HIHII O(; M A I I tU . '\ 0 1
proyecto de la Expedición Botánica. pe ro el instituto fu e ce rrado. Falló tambié n su intento de rea brirl o
durant e la pres ide nci a el e Tacleo
Loza no. Las cosas va n de mal en
peor: de todo modos la ilusión de
sus amores le hace acreedor. e ntre
sus amigos. del mote ··el novio Caldas". Entre las in trigas. los malente ndidos y ent re meses. leemos: ··El
Virrey. los Oidores tie nen la a uto ridad, que las gentes acatan. Mandan
batallones que les obedecen y que
estarían dispuestos a todo . En sus
arcas reales descansa toda la riqueza de estas ti e rras. Tie ne n detrás
suyo una cade na que se extiende por
dos continentes y que se movilizará
contra nosotros para aplastarn os.
¿Qué oponer a esto? ¿Nuestras quime ras? ¿Nuestros alegatos de justi cia? ¿Nuestra expe riencia? Camilo
Torres opina. en cambio, que esto no
es más que esa oscuridad que es más
cerrada precisamente en los mome ntos que preceden a la alborada".
es un conspirador sino el secretario
de gobie rno de la Junt a Supre ma de
Gobierno. Entre ot ras cues tiones.
sus amigos espe ran a nsiosos el arribo de Manue la. ansía n co nocerl a.
Los aco nte~imi e nt os se sucede n y se
precipitan en esos ai1os. e n una horda de situaciones no tan esperadas
por Ca ldas. Es nombrado capitán del
cue rpo de ingenieros: participa en la
rebeli ón armada cont ra el presiden te Nariño: es nombrado, e n Antiaquía, director de fáb ricas e ingeniero gene ral. crea la fábrica de fusiles
y pólvora. Allá por e l quince fue
asignado, por el entonces presidente
y entrañable amigo Camilo Torres.
a la Academia Militar y continúa el
Atlas de la Nueva Granada. Luego.
es e nviado a presta r sus se rvicios al
ejé rcito del norte y fortificar los caminos del Quindío. Ante e l avance
español, urgido quizá de escapar de
tantos episodios que lo alejan de lo
suyo, Manuela, sus dos hijitas y la
cie ncia, Caldas huye hacia el sur. Es
Quizá así sea, quizá así haya sido.
Lo cierto es que Caldas se ve sume rgido e n la actividad política. Vive al
mismo tie mpo una especie de romance epistolar y platónico. virtual
se diría hoy, que lo mantie ne unido
a su amada hasta el punto de casa rse por poder. Luego padece un andar obsesionado, por la vida y durante las situaciones políticas e n las
que parti cipa, imbuido de l se nti miento de culpa por no pode r concretar hoga r marit al con la pobre
Manuela, que aún permanece e n
Popayán. Cuando las cos as pa recen
diste nderse. y sus amigos son gobierno , c ue nt a n Ca ldas y J aramil lo
González, que no se re únen secretame nte e n el Observatorio sino e n
la casa de Ca milo Torres. que ya no
apresado y puesto a las ó rde nes del
virrey J uan Sáma no. Lo trasladan
a Bogotá y es fusil ado e n e l 18 16.
En fin. un grato paseo. a unque tan
duro como la histo ri a misma de la
Nueva Gran ada. nos da J a ra millo
G o nzález de la mano de Ca ldas o
del espíritu aún e rrant e de Caldas
por esta Bogotá que lo vio morir.
La novela nos despie rta cur iosidad
o nos obliga. si somos capaces de
lee r minuciosa me nte. a re toma r Jos
manuales de historia para rever la
trayecto ria ele nuestros antepasados
cómo único ca min o para no perder.
o rec upe rar lo pe rd ido. de nuestra
identidad a me ricana y quizá poder
e nte nder.
41 . l ' l l "
Digitalizado por la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República, Colombia.
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