La Serena, veintinueve de mayo de dos mil diez. VISTOS Y CONSIDERANDO: PRIMERO: Que con fecha 10 de marzo de 2010 comparece doña Damaris Yamilet Sanderson Nuñez, empleada, domiciliada en Pablo Neruda Nº159, Villa El Faro, Coquimbo quien demanda por vulneración de derechos fundamentales con ocasión de su despido y cobro de prestaciones a SERCOPRESTO LDA., empresa del giro de su denominación, representada por don Jesús Jusan Flores Molso, jefe de sucursal, ambos domiciliados en calle Domeyko Nº55, Coquimbo. Manifiesta que el 10 de julio de 2008 fue contratada por la demandada como ejecutiva comercial, desempeñándose en Domeyko Nº55, Coquimbo, siendo su última remuneración la suma de $501.873, de acuerdo con la carta de despido. Agrega que el 22 de diciembre de 2009 se puso término a su contrato por la causal de necesidades de la empresa, invocándose “la restructuración y modificación en el área en la que trabajaba…”, sin especificarlos, explicarlos ni acompañar más antecedentes. Tiene conocimiento que actualmente siguen trabajando en el mismo lugar las mismas personas. Explica que el 05 de noviembre de 2009, alrededor de las13:30 horas en su lugar de trabajo fue agredida por doña Gabriela Cristina Jiles Molina, quien se desempeña como ejecutiva senior, por lo que era en ese momento su jefa directa. La empujó contra el suelo para luego agredirla mediante golpes de puño en el rostro, ocasionándole lesiones consistentes en “contusión molar bilateral, contusión dorso mano izquierda y contusión de hombro izquierdo, clínicamente leves” según el DAU Nº1105050 del Hospital San Pablo de Coquimbo, en virtud de las cuales fue condenada al pago de una multa de 1 UTM, con fecha 11 de diciembre de 2009, como autor de la falta de lesiones leves, en procedimiento monitorio ante el Juzgado de Garantía de Coquimbo, en causa RUC Nº0901.062.402-6, RIT Nº6663-2009. Señala que su desempeño en la empresa siempre fue correcto y satisfactorio, pero comenzó a tener problemas con su agresora unos 9 meses antes de los hechos relatados, pues comenzó a actuar en forma abusiva y arbitraria pues generalmente se quedaba con más trabajo que el resto para ganar más comisiones o bonos, lo que le hizo ver, por lo cual comenzó a amonestarla , a cambiar los horarios de colación, hablar a sus espaldas, refiriéndose a ella con descalificativos discriminatorios, deteriorando su salud física y mental. Agrega que la señora Jiles generaba actos de acoso psíquico laboral o mobbing. Indica que hizo presentes estos hechos al Jefe de Sucursal, don Jesús Flores y a don Alexander Rojas, de cargo backup de ejecutivos comerciales, quienes desestimaron sus reclamos y no le creyeron, prefiriendo las versiones que le entregaba la ejecutiva senior. Por estos hechos pidió las vacaciones en octubre de 2009 y al regresar comenzó a tener problemas nuevamente con la ejecutiva, que la acusó de robar ventas a sus compañeros. El día 5 de noviembre la señora Jiles se percató que ella había terminado el procedimiento de una venta que había comenzado el día anterior, lo que le causó gran molestia. Fue al lugar en que la actora se encontraba y comenzó a gritarle en presencia de los empleados, para luego agredirla físicamente según ya relató. Luego realizó la denuncia en Carabineros y constató lesiones en el Hospital de Coquimbo. La agresora pidió licencia médica y sus superiores no tomaron ninguna medida. El miércoles 18 de noviembre le señaló al jefe de sucursal que había denunciado los hechos a la Inspección del Trabajo, que corresponde a la Nº0404/09/1389, lo que le molestó muchísimo y no tomó ninguna medida de las del Código de Ética que rige a la empresa. Luego el 22 de diciembre de 2009 se le comunicó por carta el término del contrato por la señalada causal. Estima que, de acuerdo con el artículo 485 del Código del Trabajo, ha sido despedida como represalia frente a los reclamos y denuncias efectuadas ante la Inspección del Trabajo, debiendo computarse el plazo desde la separación del trabajador, de acuerdo con el artículo 489. Dedujo reclamo por su despido el día 24 de diciembre, el que concluyó el día 30 del mismo mes. Considera que los hechos vulneran la garantía del artículo 19 Nº1 de la Constitución Política de la República, pues ha sido menoscaba su integridad física o psíquica y su dignidad. También puede considerarse violada la del Nº4 de la misma norma legal por la agresión física de que fue objeto. Agrega que también se realizaron actos discriminatorios en su contra, de acuerdo con el artículo 2 del Código del Trabajo, pues se le excluyó o marginó y dichos actos intentaron anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación. Señala que la vulneración de sus derechos ocurrió en forma previa al despido, pero no ha perdido su acción pues el plazo debe computarse desde la separación del trabajador. Y también que su despido fue discriminatorio en virtud de haber infringido lo dispuesto en el inciso cuarto del artículo 2º del Código citado y que puede ser calificado de grave al haber producido su despido. Solicita que en definitiva se declare que se han vulnerado derechos fundamentales con los graves hechos mencionados y que el despido de que fue objeto es discriminatorio, declarándolo carente de motivo plausible, condenando a la demandada al pago de la indemnización sustitutiva del aviso previo, por años de servicio, incrementadas en la forma prevista en los artículos 162 y 163 del Código ya citado, con los recargos del artículo 168, más la indemnización del artículo 489 correspondiente a 11 remuneraciones, los intereses, reajustes y costas. En subsidio, demanda por despido injustificado y cobro de prestaciones en contra de su ex empleador, fundada en lo ya expuesto respecto de las fechas de inicio y término de la relación laboral y remuneración. Reitera que fue despedida el 22 de diciembre de 2009 por la causal del artículo 161 y que de lo expuesto en lo principal se puede inferir que el despido es injustificado pues el motivo real es la denuncia que realizó ante la Inspección del Trabajo por la vulneración de sus derechos fundamentales al ser agredida física y psicológicamente por una jefa directa, Nº0404/09/1389. La reestructuración invocada estima que no es más que una excusa, sin ninguna justificación legal pues hasta la fecha en dicha sucursal no se ha contratado nuevo personal ni menos se ha reducido el personal ya existente y se trataría de una simple medida represiva ante la fiscalización. Solicita en consecuencia se declare su despido injustificado, carente de motivo plausible y condenando a la demandada al pago de la indemnización sustitutiva del aviso previo, por años de servicios aumentada en un 50% y las costas de la causa. SEGUNDO: Que, la demandada opuso primeramente una excepción de caducidad que fue rechazada en la audiencia preparatoria. Que, contestando, señala que rechaza, objeta y desconoce los hechos y fundamentos de la demanda. Indica que la presente denuncia tiene como fundamento los hechos ocurridos el 05 de noviembre de 2009, cuando se produjo una discusión entre la actora y la trabajadora doña Gabriela Jiles, con ocasión de la cual ésta la golpeó. Producto de ello la demandante presentó una denuncia ante la Inspección del Trabajo el 16 de noviembre de 2009, realizándose una fiscalización y mediación que concluyó el 17 de diciembre de 2009. Posteriormente el 28 de diciembre, es decir, más de un mes después, la demandada desvinculó a la actora por la causal del artículo 161 del Código del Trabajo, por lo que, según señala, tan diversas e independientes son ambas situaciones que, en su oportunidad, la Inspección del Trabajo de Coquimbo les dio una tramitación separada. Estima que el despido no tiene la aptitud de causar lesión alguna a la integridad física, psíquica ni a la dignidad de la trabajadora del artículo 19 Nº1 de la Constitución Política de la República; tampoco es idóneo para lesionar la garantía del artículo 19 Nº4 ni es acto discriminatorio en los términos de artículo 2 del Código del Trabajo. Afirma que no existe nexo causal entre el despido y la supuesta violación de garantías fundamentales de la denunciada, confundiendo el actor las situaciones de los artículos 486 y 489 del Código del Trabajo. Señala que es efectivo que el día 05 de noviembre de 2009 en las dependencias de la demandada se produjo una discusión y posterior pelea entre la actora y doña Gabriela Jiles Molina, pero no lo es que esta última represente ni obligue a su parte en los términos del artículo 4 del Código del Trabajo, pues desempeña el mismo cargo de la actora, sólo que goza de mayor antigüedad por lo que se le denomina Ejecutiva Senior. Al momento de la ocurrencia de los hechos estaba presente el jefe de operaciones de la sucursal, don Ricardo Tapia Cantillana. Agrega que no ha existido por parte del empleador conducta alguna que vulnere o perturbe las garantías fundamentales de la denunciante, ya que los hechos descritos constituyen una pelea entre trabajadores que escapa a su ámbito de control. Estima, en consecuencia, improcedentes las prestaciones demandadas, por lo que solicita el rechazo de la demanda, con costas. Que, respecto de la acción por despido injustificado, rechaza, objeta y desconoce los hechos de la demanda. Indica que el despido se fundó en las necesidades de la empresa, basado en la racionalización, reestructuración y modificación de su sección, suficiente para explicar la causal invocada. No es efectivo que se hayan contratado más trabajadoras para la misma función de la demandante y en idénticas condiciones. Dado que la ley no define “racionalización”, debe estarse a lo señalado por la Real Academia Española, que la define como “organizar la producción o el trabajo de manera que aumenten los rendimientos o reduzca los costos con el mínimo esfuerzo.” Agrega que su parte dio cumplimiento a las normas del Código del Trabajo para el despido y que, de estimarse injustificado el mismo, resulta totalmente improcedente el aumento del 50% solicitado y sólo corresponde el 30%, de conformidad a la ley. Solicita en consecuencia el rechazo de la demanda, con costas. TERCERO: Que, en la audiencia preparatoria, fracasado el llamado a conciliación, se dejó establecido que se encontraba reconocida la existencia de relación laboral desde el 10 de julio de 2008, que la demandante realizaba labores de ejecutivo comercial en Domeyko 55, Coquimbo, Supermercado Lider, que su última remuneración ascendía a la suma de $501.873, que el 22 de diciembre de 2009 se puso término a la relación laboral invocando la causal de necesidades de la empresa y que el 5 de noviembre de 2009, alrededor de las 13:30 horas en su lugar de trabajo la demandante fue agredida por doña Gabriela Jiles Molina, ejecutiva senior, quien fue condenada por el Juzgado de Garantía de Coquimbo como autora de la falta de lesiones en procedimiento monitorio. De manera que se fijaron como hechos a probar si doña Gabriela Jiles actuó de manera abusiva y arbitraria con la demandante, generándose problemas entre ambas que habrían derivado en la agresión del día 5 de noviembre de 2009; en su caso, si la demandante puso en conocimiento de sus superiores la circunstancia señalada previamente; si la demandante denunció ante la Inspección del Trabajo las agresiones que relata y, en su caso, la investigación desarrollada por dicha institución; si doña Gabriela Jiles fue amonestada por la agresión realizada a la actora; las acciones de la demandada frente a los hechos del 5 de noviembre de 2009; si la demandada reestructuró y modificó el área en que la demandante trabajaba; en su caso en que consistió dicha reestructuración y modificación y la estructura jerárquica de la sucursal en la que trabajaba la demandante. CUARTO: Que, para acreditar sus alegaciones la parte demandante incorporó los siguientes antecedentes: 1.- Acta de reclamo ante la Inspección del Trabajo de 24 de diciembre de 2009. 2.- Acta de comparecencia ante la Inspección del Trabajo de fecha 30 de diciembre de 2009. 3.- Copia del horario de trabajo de noviembre de 2009. 4.- Carta de despido de 22 de diciembre de 2009. 5.- Escrito de requerimiento del fiscal de procedimiento monitorio más la sentencia. 6.- Dos recetas del doctor Pablo Ferrer de fecha 1 de diciembre de 2009 y una boleta. 7.- Dos códigos de ética uno de Presto y el otro de Wall Mart. 8.- Correo electrónico enviado por la demandante de fecha 2 de junio de 2009. 9.-Confesional de don Jesús Flores Molso, quien señala que trabaja desde septiembre de 2005; era agente de esta sucursal y ahora lo es en Santiago; se cambió en marzo. En la sucursal está el agente y se divide en dos áreas, la comercial y la de operaciones, bajo ellos los ejecutivos de operaciones y comercial, y la senior. La demandante era ejecutiva comercial. La señora Jiles era ejecutiva comercial senior, esto significa que tiene más antigüedad y conocimientos; entiende que todavía trabaja en la empresa, pero se iba con prenatal, pero tiene el mismo cargo. El carácter de las personas es tema cuando hay una sucursal con espacio reducido. Doña Gabriela tiene un carácter fuerte, igual Damaris, pero nada sobre lo normal. Se refiere a que tiene un carácter duro, no es dócil para decir las cosas. Sólo presenció discusiones de compañeros de trabajo, propio de un ambiente laboral reducido, que trabajan 9 horas diarias. Las discusiones es parte de la convivencia. También Gabriela ha tenido discusiones con un par de otros ejecutivos. Doña Damaris le comentó de discusiones con Gabriela, como también muchos ejecutivos le señalaron tener problemas con Damaris. La actora se quejaba por los horarios para salir a almorzar, todas cosas laborales menores. En este caso, él determinó la administración del horario de colación. Cuando le presentaban un problema iba buscando una solución. Los otros ejecutivos le decían que ellas pasaban discutiendo. Supo de la agresión cuando volvió de vacaciones. Le dijeron que se produjo una discusión en la parte cerrada, donde no se atiende público, por una tarjeta. Gabriela dio una bofetada a Damaris, ésta se defendió, le tiró el pelo y las separaron los ejecutivos. Después Damaris fue a Carabineros y luego a constatar lesiones. Ese día estaba a cargo Alexander Rojas, el encargado comercial. Gabriela no es jefatura. Si hay un problema con un cliente que solucionar lo hace Gabriela, pero ella no soluciona problemas con la gente, ella no queda a cargo de personal. Luego de la agresión Damaris presentó licencia y no volvió hasta diciembre. El clima laboral es muy bueno, la empresa se preocupa de mantener estándares. Gabriela fue amonestada por escrito, fue a su carpeta personal y a recursos humanos. Cuando volvió tuvo que investigar lo que había pasado y también la Inspección del Trabajo estuvo en la sucursal. No tenían precedentes de una situación así. Revisaron qué decisión tomar, revisaron las productividades y tomaron la decisión de sacar a ambas personas por el incumplimiento al Código de Ética y a sus objetivos comerciales. Doña Gabriela sigue en su puesto porque les avisó que está embarazada y por eso no la despidieron, como a doña Damaris. Doña Damaris volvió pasado el 20 de diciembre y la decisión de despedirla la toman a principios de diciembre, cuando tenían claro qué había ocurrido y había pasado el proceso de la Inspección, porque les pidieron no “ensuciar” ese proceso. Pero la decisión se tomó a fines de noviembre más o menos. Reestructuraron la oficina luego del despido. Alguien de área de operaciones pasó al área comercial y el cupo del área operaciones lo llenó una persona de operaciones de sucursal La Serena. O sea, volvieron a llenar las mismas plazas. 10.- Declaración de los testigos doña Claudia Almendra Pérez, doña Belén Gatica Nuñez y doña Jeanette Quinteros Moreno. Señala la primera que trabajó para Promofin Limitada desde 01/3/07 al 15/3/10, era captadora de créditos, prestaba servicios a Presto, en la sucursal de Coquimbo, la misma sucursal de actora. Fue también “capitana”, es decir, si no estaba su jefe ella solucionaba los problemas, estaba a cargo de una persona y recibía un bono por ello. Como captaba tarjetas tenía contacto con todas las personas que trabajaban ahí. Indica que Sercopresto tiene un Jefe de sucursal, un encargado de plataforma, que era Alexander y Gabriela Jiles, era ejecutiva senior. También estaban los encargados de operaciones, que era como tema aparte. La demandante era ejecutiva comercial y Gabriela era ejecutiva senior, es decir, cuando no estaban los jefes estaba a cargo de sucursal. La testigo le preguntaba a ella o a Alexander. La jefatura era don Jusan Flores, Alexander y Gabriela, era ese era el orden. Hasta el 15 de marzo Gabriela Jiles seguía ejerciendo la misma función. El trato fue como superior. Estaba por sobre las otras ejecutivas porque sabía más. Cuando Damaris se equivocaba, ella le decía “claro tuvo que ser la Damaris”. Hacía comentarios de Damaris no muy buenos. Ella los escuchó. Decía que, que era tonta, que no servía, que era problemática. Ella no estuvo en la pelea, pero ella presenció antes cuando Gabriela se alteró y dijo que Damaris siempre estaba quitándole los clientes. Sólo presenció problemas relacionados con el trabajo, si Damaris se demoraba en el almuerzo o llegaba atrasada o estaba 5 minutos en el baño. Después de la agresión ninguna de las dos se hablaba. Damaris estuvo unos días con licencia o vacaciones y después fue despedida. Sabe que Damaris en varias oportunidades habló con Jusan por los problemas con Gabriela. Después de la pelea Damaris llamó a Alexander, pidiendo permiso para ir a Carabineros y le dijeron que no. Gabriela se fue y cuando volvió Damaris se fue a Carabineros y ellos la llevaron al Hospital. Cuando no estaba el backup o el jefe de la sucursal ella debía recurrir a Gabriel, por algún permiso o algo. El día de la agresión Gabriela estaba a cargo. Ricardo Tapia era ejecutivo de operaciones, aparte de la plataforma comercial. Ese día estaba Ricardo Tapia, pero en operaciones, Gabriela estaba a cargo de Damaris. Cuando estaban las 2, después de la agresión, el clima era como tenso, no se hablaban. No sabe si a Gabriela la amonestaron, pero se mantiene en el cargo. Luego de agresión despidieron a Damaris. La testigo doña Belén Gatica señala que trabajaba de empaquetadora en el Líder, entre enero y octubre de 2009. Físicamente trabajaban en el mismo lugar. A la actora la conoce porque son hermanas de madre. Pero también estaba frente a Damaris en su lugar de trabajo. También era clienta de presto y acompañaban a los clientes si había algún problema. También conocía a las demás niñas que trabajaban ahí. Sabía que estaba Jusan, Alexander, ejecutiva senior, Gabriela y después las ejecutivas comerciales y aparte tienen un área de operaciones. Gabriela era jefa, su credencial decía que era ejecutiva senior, es decir, tenía un rango superior que las demás ejecutivas. Si ella tenía algún problema recurría primero a ella. Sabe que por antigüedad tiene bono adicional y cargo adicional de responsabilidad. Cuando las niñas iban al baño o a almorzar debían pedirle permiso a ella. Gabriela Jiles no era pesada, pero sí altiva, arrogante, trataba de desprestigiar a los demás, no sólo a Damaris, también a otros trabajadores. Cuando ella pasaba a saludar a las niñas y estaba Gabriela ellas se preocupaban porque las retaba o les llamaba la atención. Con Damaris siempre se llevaron mal. Gabriela hacía diferencias con ella y también los otros ejecutivos y los jefes nada hacían. Damaris se quejaba con los superiores. Pero nada hacían. Los demás también se quejaban de que Gabriela era pesada y arrogante. La testigo doña Janett Quintero Moreno señala que trabajó en Presto entre junio y agosto de 2009 y desde enero a abril de 2010; el año pasado era ejecutiva comercial. Este año era ejecutiva de seguros con una empresa externa, Promofin, dentro de Presto. A cargo de Presto estaba Jusan, luego venía Alexander y luego Gabriela. La actora ejecutiva comercial y Gabriela era ejecutiva senior, es decir, que tenía un grado más por antigüedad que las ejecutivas, si no estaban los jefes se recurría a ellas. Ricardo Tapia trabajaba en operaciones. Operaciones y ejecutivos comerciales son dos departamentos independientes. Gabriela fue siempre complicada en cuanto a trato, se tomaba atribuciones como jefa. La testigo incluso tuvo roces con ella. En el área comercial siempre se tiene roce en cuanto a las gestiones, si uno cree que está haciendo una gestión suya, que le esté quitando una venta. Doña Gabriela pensaba eso. Le comentaron del problema entre ellas cuando iba a la sucursal. Después del despido movieron gente de ellos mismo, pusieron a un ejecutivo de operaciones en el área comercial y de La Serena trajeron a una persona para suplir un cargo de operaciones. Lo sabe porque visitaba presto y trabajó este año también. En junio trabajó en Presto Coquimbo y después en La Serena. Este año trabajó siempre en Presto Coquimbo. QUINTO: Que, por su parte, la demandada incorporó los siguientes antecedentes: 1.- Carta de 22 de diciembre de 2009, más copia de carta aviso enviada a la Inspección del Trabajo. 2.- Registro y constancia de 16 de abril de 2009.Recibo Rgto Interno 3.- Recibo y constancia de 25 de noviembre de 2009. Recibo del Código de Etica 4.- Recibo y constancia (sin fecha.) Código de Etica 5.- Contrato de la trabajadora Gabriela Jiles. 6.- Contrato de la demandante. 7.- Confesional de doña Damaris Sanderson Nuñez, quien señala que el día 5 de noviembre llegó a trabajar como a las 10:00 de la mañana y a la hora llegó Gabriela. Se acercó el primer cliente, le dice que había postulado a la tarjeta y le había faltado un paso, la comprobación de su domicilio. Le dijo que una ejecutiva la había atendido, lo que era usual, era como nadie para quién trabaja porque uno podía empezar una venta y otra ejecutiva la termina. Le tomó los datos, hizo el procedimiento y estaba en operaciones haciendo las consultas con el señor Tapia y llega Gabriela. Vanesa Collao le dice que dí término a su venta del día anterior, que yo se la quité. Gabriela empezó a retarla, le dijo que le había robado la venta, que estaba acostumbrada a hacerlo. Sólo la escuchó, porque si discutía ella era la problemática, hasta que le empezó a gritar , le dijo que era una ladrona y ella se paró y ahí la empujó, por lo que ella le devolvió el empujón y ahí le pegó la cachetada. Ella intentó agarrarla del pelo y no alcanzó porque las separaron. Su agresora presentó licencia y ella estuvo muy mal. Está en el psiquiatra. Ella siempre hacía diferencias con ella, hablaba detrás de ella, según ha leído, un bulling. Sus compañeros estaban contra ella. La señora Jiles se fue de la sucursal. Llamó a Alexander Rojas y le pidió permiso para ir a la Inspección y le dijo que no. Ella le dijo que iba a salir igual porque ya era mucho. Fue a Carabineros y ellos mismos la llevaron a constatar lesiones. Al día siguiente fue a la Inspección y volvió a trabajar. Trabajó como 2 semanas. Gabriela había presentado una licencia. La empresa no tomó ningún orden ni le preguntaron cómo sucedieron las cosas. Nadie les decía nada, habían sólo comentarios. Conversó con Jusan como a las 2 semanas. Alexander sí conversó con ella esa noche. Le dijo que había conversado con Gabriela y ella había reconocido que se había equivocado. No volvió a conversar con don Alexander. La señora Jiles volvió y estaban siempre juntas en un espacio muy reducido, lo que era complicado. Conversó con don Jusan y le dijo que había ido a la Inspección y él se molestó y le dijo que hiciera lo que le pareciera. Que ya había hablado con Gabriela, pero con ella no conversó, nadie le preguntó qué había pasado. Fue al psicólogo y le dio licencia por stress angustioso depresivo. Estuvo con licencia más o menos desde el 01 al 22 de diciembre. Es decir que trabajó todo el mes de noviembre, del cual doña Gabriela estuvo con licencia como dos semanas y el resto del tiempo estuvieron ambas trabajando. En ese período no hubo ninguna conversación. Cuando conversó con su jefe le dijeron que la sanción era para las dos porque supuestamente las dos pelearon, lo que ella siempre discutió porque ella era la víctima. Don Jusan le dijo que le iban a poner una cata de amonestación, pero para ella era insuficiente. Afirma que no le pegó a la señorita Gabriela. 8.- Declaración de los testigos doña Vanessa Collao Collao, doña Allyson Flores Sánchez. Señala la primera que es ejecutiva de operaciones y trabaja para Sercopresto, sucursal de Domeyko 55, Coquimbo. Trabaja desde el 01 de noviembre de 2004; conoce a doña Gabriela y doña Damaris. Respecto de problemas entre doña Damaris y doña Gabriela, afirma que no habían. El día 05 de noviembre pasó que Gabriela tenía una solicitud pendiente de una tarjeta y para entregarla debe hacerse una verificación telefónica. El día anterior se lo pidió a ella y no se pudo, así es que la dejó pendiente. Al día siguiente le pidió a un compañero que la verificara y él le dijo que estaba lista, que era de Damaris. Le dijo eso a Gabriela y ella va donde Damaris y le dice que por qué tomó su solicitud si era de ella. Damaris tenía otra solicitud con su letra. La Testigo se fue al computador y se pudo de espaldas a ellas. Se pusieron a discutir, se dio vuelta y vio que el Felipe las separa, es decir se estaban golpeando. Pese a que insiste que antes no tuvieron problemas, indica que Damaris era agresiva. Afirma que doña Gabriela no tenía problemas con los demás. Cree que la agresión se produjo porque no había ningún jefe. Luego de la agresión estuvieron con licencia. Le parece que Gabriela al día siguiente y Damaris al tiempo después. Mientras trabajaron ambas no se dirigían la palabra. No hubo ninguna reunión con los jefes por esta situación. Explica que doña Gabriela era ejecutiva senior. Está el jefe de sucursal, el jefe de plataforma y el ejecutivo senior, que está para dar solución a los clientes en caso que no esté el jefe de sucursal. Sabe que se despidió a doña Damaris y luego de eso un ejecutivo de operaciones pasó a comercial a desempeñar la labor de ella. Hace como un mes llegó un ejecutivo nuevo a operaciones. Cuando los jefes no están, Gabriela Jiles queda a cargo del local. El día de la agresión lo era doña Gabriela Jiles. Ellos tuvieron que declarar ante la Inspección. El problema era entre ellas dos, así es que el clima laboral era bueno. La testigo señora Flores indica que es ejecutiva comercial y trabaja para Secopresto, sucursal Coquimbo. Trabaja desde hace 1 año un mes; conoce a Gabriela y Damaris. Ambas discutían por temas de trabajo, por diferencias de opiniones en cuanto a lo que hacían. El 5 de noviembre había una tarjeta que entregar, que la estaba gestionando Gabriela y Damaris, al mismo tiempo, se suponía que era de Gabriela. Ella estuvo presente. Ellas se pusieron a discutir, Gabriela la empujó, luego Damaris la empujó y Gabriela le pegó. Ellas se tiraban el pelo y las separaron. Gabriela se fue y luego estuvo con licencia. Después no hubo problemas entre ellas y después desvincularon a Damaris. Gabriela está embarazada. Ellas tenían antes problemas de opinión y de carácter. No se tocó el tema con los jefes. Gabriela cumple las mismas funciones que ella como ejecutiva comercial. Ella tiene diferencia en el sueldo por los años que lleva. En ausencia de los dos jefes ella es como la tercera jefa en la plataforma comercial. Cuando ellas tenían permiso y no estaban los jefes le avisaban a Gabriela. Reitera lo ya expuesto respecto de la persona que llegó al puesto de doña Damaris. También señala que doña Gabriela tuvo en una época mal carácter, pero no había mala relación con ella en general. Reconoce que al principio tuvo problemas con ella por una tarjeta, que la fue a acusar que se la había quitado. Lo solucionaron conversando. Ese día estaba el encargado de operaciones y también doña Gabriela Jiles, que estaba a cargo del local. SEXTO: Que, en uso de facultades, el tribunal decretó se evacuara un informe por la Inspección del Trabajo, el que fue incorporado en la audiencia de juicio. SÉPTIMO: Que, primeramente, estima esta juez importante señalar que las normas contenidas en los artículos 485 y siguientes del Código del Trabajo regulan el procedimiento de tutela laboral, el que se aplica respecto de las cuestiones suscitadas en la relación laboral por aplicación de las normas laborales, que afecten los derechos fundamentales de los trabajadores, entendiéndose por tales: a) Los que se enumeran taxativamente en la citada disposición, en relación con lo previsto en el artículo 19 de la Constitución Política de la República, incluida la no discriminación, en relación con el artículo 2° del cuerpo legal citado. Pertinente es recordar que el inciso cuarto del artículo 2 del Código del Trabajo señala que “Los actos de discriminación son las distinciones, exclusiones o preferencias basadas en motivos de raza, color, sexo, edad, estado civil, sindicación, religión, opinión política, nacionalidad, ascendencia nacional u origen social, que tengan por objeto anular o alterar la igualdad de oportunidades o de trato en el empleo y la ocupación.(…)” b) El derecho a no ser objeto de represalias laborales, o garantía de indemnidad, cuyo fundamento es la garantía constitucional de la tutela judicial efectiva, prevista en el artículo 25 de la Convención Americana de Derechos Humanos y en el artículo 5 del Convenio N°158 de la OIT sobre terminación del contrato de trabajo, cuyo sentido se encuentra en obtener el trabajador del órgano jurisdiccional la un amparo real del derecho del Trabajo. Que, en la exposición de los hechos que se realiza en la demanda, específicamente de la agresión física de que fue víctima el día 5 de noviembre de 2009 la actora, se indica que “Esta situaciones graves están reguladas en el artículo 485 del Código del Trabajo, cuando el despido es consecuencia de la vulneración de los derechos fundamentales. He sido despida (sic) como represalia frente a los reclamos y denuncias efectuadas ante la Inspección del Trabajo. Y de acuerdo al inciso 2º del artículo 489 del Código del Trabajo que ordena computar el plazo desde la separación del trabajador, el que se suspenderá en la forma a que se refiere el inciso final del artículo 169 del Código del Trabajo. Interpuse reclamo ante la Inspección del Trabajo con fecha de ingreso el 24 de diciembre de 2009 y concluyó el 30 de diciembre de 2009(…).” Estima además que su despido fue discriminatorio y finaliza en su petitorio solicitando declarar “que se han vulnerado derechos fundamentales con ocasión de los graves hechos ya mencionados y de declarar que el despido de que fui objeto es discriminatorio, declarándolo carente de motivo plausible.(…)”. Es consecuencia, funda su acción o denuncia de tutela de garantía de derechos fundamentales en dos circunstancias: la vulneración de la garantía de indemnidad y en una discriminación, ambas situaciones producidas con ocasión de su despido, es decir, por un supuesto “despido abusivo”. Así además se señaló por este tribunal al rechazarse, en la audiencia preparatoria, la excepción de caducidad opuesta y queda de manifiesto con los puntos de prueba fijados. OCTAVO: Que, previo al análisis de la prueba rendida en la causa, cabe tener presente que una de las más importantes innovaciones del procedimiento de tutela es la incorporación de la norma del artículo 493 del Código del Trabajo, que establece que “Cuando de los antecedentes aportados por la parte denunciante resulten indicios suficientes de que se ha producido la vulneración de derechos fundamentales, corresponderá al denunciado explicar los fundamentos de las medidas adoptadas y de su proporcionalidad”. Al respecto se ha señalado que esta denominada “técnica de los indicios” que contempla el nuevo procedimiento laboral tiene su fundamento en que generalmente las conductas lesivas de derechos fundamentales suelen encubrirse con conductas aparentemente lícitas, y en la dificultad del trabajador, especialmente una vez terminado el contrato de trabajo, de acceder a la prueba necesaria, que generalmente se encuentra al interior de la empresa. De acuerdo con la norma citada, corresponde pues al trabajador acreditar en esta causa los indicios suficientes de que su despido obedece a una represalia del empleador y a una discriminación por alguna de las circunstancias previstas por el legislador, de manera que éstos logren generar en esta juez la sospecha razonable de que la conducta lesiva se ha producido y, generada esta sospecha, corresponderá al empleador acreditar que el despido obedeció a motivos razonables, es decir, acreditar los fundamentos del despido, destruyendo la sospecha. NOVENO: Que, con los hechos que se tuvieron por reconocidos en la audiencia preparatoria, los antecedentes de la demanda y contestación, así como con la prueba rendida en la audiencia de juicio, valorada de acuerdo con las reglas de la sana crítica, estima esta juez que se han tenido por acreditados los siguientes hechos: a) Que la demandante se desempeñaba para la demandada como ejecutiva comercial desde el 10 de julio de 2008, labores que prestaba en Domeyko 55, Coquimbo. Supermercado Lider; b) Que el 22 de diciembre de 2009 su empleador puso término a la relación laboral invocando la causal de necesidades de la empresa; c) Que el 5 de noviembre de 2009, alrededor de las 13:30 horas en su lugar de trabajo la demandante fue agredida por doña Gabriela Jiles Molina, ejecutiva senior, quien fue condenada por el Juzgado de Garantía de Coquimbo como autora de la falta de lesiones en procedimiento monitorio. d) Que doña Gabriela Jiles se desempeñaba como “ejecutiva senior”, lo que significa que por tener mayor antigüedad en el cargo, le era reconocida por las demás ejecutivas una cierta ascendencia, pues además si faltaban el agente, señor Jesús Flores, o quien estaba inmediatamente después de él, don Alexander Rojas, encargado comercial o Backup, era ella quien tomaba decisiones referidas al área comercial, llegando incluso las ejecutivas a solicitarle permisos o darle explicaciones por atrasos. Así lo reconocen en términos generales todas las testigos que declararon en la causa, quienes si bien dan un mayor o menor poder de mando a doña Gabriela, reconocen que quedaba a cargo de la sucursal en ausencia de los dos primeros, a lo menos en el área comercial. e) Que entre la actora y la señora Jiles habían problemas previos a la agresión del 5 de noviembre, producto de diferencias por quién realizaba en definitiva la venta de los productos “crédito de Sercopresto”, así como por problemas de caracteres entre ambas. Ello puede concluirse luego de analizar las declaraciones de los testigos y las absoluciones rendidas. f) Que luego de la agresión de la señora Jiles a la actora, ésta última presentó una denuncia ante la Inspección del Trabajo, por vulneración de garantías fundamentales, el que finalizó luego de la mediación. Este procedimiento se realizó entre el 16 de noviembre de 2009, fecha de la denuncia, y el 17 de diciembre del mismo año, en que fracasó la mediación intentada. g) Que como consecuencia de la agresión la actora fue despedida por carta de 22 de diciembre de 2009, para lo cual el empleador invocó la causal de “necesidades de la empresa” y luego de su despido, su puesto de ejecutiva comercial fue ocupado por un ejecutivo de operaciones de la misma sucursal y, el cargo de éste último, fue ocupado por un ejecutivo de la Sucursal de La Serena. Es decir, la sucursal de Coquimbo mantuvo su dotación y organización previa al despido, sólo que con nuevos trabajadores. DÉCIMO: Que, primeramente, debe analizarse lo alegado por la trabajadora, en cuanto a que habría sido despedida como consecuencia de sus reclamos y denuncias ante la Inspección del Trabajo, que tuvieron su origen en las dificultades con la ejecutiva senior, doña Gabriela Jiles, que desembocaron en la agresión del día 5 de noviembre de 2009. Que, como se dejó establecido en el considerando precedente, a juicio de esta sentenciadora se ha acreditado que entre la actora y la señora Jiles había problemas de relaciones interpersonales. También que, el día 5 de noviembre de 2009 esta última la agredió, por lo que resultó condenada como autora de la falta de lesiones leves, como consta del requerimiento y sentencia respectiva dictada en procedimiento monitorio, debidamente incorporada. Que la trabajadora denunció esos hechos ante la Inspección del Trabajo, como consta del informe emitido por dicha institución y que, sólo a 5 días de finalizada la audiencia de mediación, fue despedida, invocándose la causal de necesidades de la empresa. Que, como lo reconoció el representante de la demandada, en realidad el despido obedeció a la situación ocurrida el día 5 de noviembre de 2009. En efecto, señaló aquél que la decisión de despedirla la tomaron a principios de diciembre o fines de noviembre, cuando tenían claro qué había ocurrido y había pasado el proceso de la Inspección. No obstante, en su contestación la demandada sostiene que los hechos del día 5 de noviembre y el despido de la actora son hechos “diversos e independientes”. Que todos los hechos precedentemente pormenorizados constituyen, a juicio de esta sentenciadora, indicios suficientes de haberse producido el despido del trabajador como consecuencia de una represalia del empleador por la labor fiscalizadora desplegada por la Inspección del Trabajo de La Serena luego de la agresión sufrida por la actora. Para ello se ha considerado, como se señaló, especialmente lo declarado por el absolvente, así como la circunstancia de que el despido prácticamente coincide con el término de la investigación realizada por dicha institución. Refuerza lo anterior la circunstancia de que por un período de tiempo, que la actora señala fueron 9 meses, sus superiores jerárquicos sabían de la ocurrencia de problemas entre las dos trabajadoras, limitándose a dar vacaciones a la demandante y luego de la agresión, de la que reitera esta juez, la trabajadora es la víctima, la intervención del empleador es, contrariamente a lo lógico y razonable, el despido de la trabajadora. UNDÉCIMO: Que, realizado el análisis precedente y, según se razonó en el considerando octavo, correspondía pues al empleador acreditar que el despido obedeció a fundamentos razonables, de manera de destruir la sospecha de haber obedecido aquél al irrespeto de la garantía de indemnidad del actor, el que ninguna prueba ha aportado al efecto. La documentación incorporada, consistente en la carta de despido, el registro de haber entregado a la trabajadora el Reglamento Interno y el Código de Ética, así como esos mismos documentos, nada aportan en este sentido. Y los testigos resultan claramente insuficientes. Por otra parte, respecto de la supuesta reestructuración de la sección en que trabajaba la actora invocada por la demandada, quedó acreditado sin lugar a dudas, tanto de los dichos del absolvente como de lo señalado por los testigos, que no hubo tal, en modo alguno, pues la sucursal sigue funcionando con el mismo número de ejecutivos comerciales, habiéndose solamente reemplazado a la actora y a quien ocupó su puesto como tal. De manera que estima esta sentenciadora ha quedado establecida la vulneración de la garantía de indemnidad de la trabajadora. Cabe hacer presente que el hecho que la parte demandante se empeñó en establecer y la demandada en negar, relativa a que la señora Jiles realizaba labores de jefa de la sucursal en ausencia de los dos jefes propiamente tales y que, como tal, “representaba” al empleador carece de relevancia desde que, como lo indicó el representante de aquélla y se desprende de lo declarado por todos los testigos en el juicio, la decisión de poner término al contrato de la actora no se encontraba en las manos de su agresora. DUODÉCIMO: Que, como se señaló, la segunda vulneración invocada era que el despido de la trabajadora habría sido discriminatorio, para lo cual si bien algunas testigos, fundamentalmente de la actora, reconocen que existía algún grado de hostigamiento por parte de la señora Jiles a la actora, estima esta juez que los antecedentes no son suficientes para tener por establecido algún tipo de acoso laboral, como lo expone ella en su declaración en estrados, ni de discriminación en los términos planteados en el artículo 2 del Código del Trabajo, esto es, en razón de la raza, el color, el sexo, la edad, etc. de la trabajadora. DÉCIMO TERCERO: Que, atento lo señalado, se acogerá la demanda en la forma que se indicará en lo resolutivo, por lo que resulta innecesario emitir pronunciamiento respecto de la acción subsidiariamente interpuesta. Que, habiendo la demandada reconocido como monto de la remuneración de la trabajadora para los efectos del cálculo de las eventuales indemnizaciones el indicado en la demanda, será aquél la base a utilizar. Por estas consideraciones y lo dispuesto en las normas legales ya citadas y artículos 2, 7, 10, 160, 162, 168, 456, 457, 458, 459, 485, 489, 491, 493 y 495 del Código del Trabajo y artículo 19 de la Constitución Política de la República se resuelve que: I. SE ACOGE la demanda de tutela de garantías fundamentales, declarándose el despido de la actora vulneratorio de la garantía de indemnidad y, en consecuencia, se condena a la demandada al pago de los siguientes montos: a) $501.873.- (quinientos un mil ochocientos setenta y tres pesos) por concepto de indemnización por 1 año de servicio; b) $150.561.- (ciento cincuenta mil quinientos sesenta y un pesos) por concepto del aumento del 30% de la letra a) del artículo 168 del Código del Trabajo; c) $501.873.- (quinientos un mil ochocientos setenta y tres pesos) por concepto de la indemnización indemnización sustitutiva del aviso previo; d) $3.513.111.- (tres millones quinientos trece mil ciento once pesos) por concepto la indemnización prevista en el inciso tercero del artículo 489 del citado cuerpo legal (7 remuneraciones); II. Que las sumas ordenadas pagar se reajustarán de acuerdo con lo previsto en los artículo 63 y 173 del Código del Trabajo; III. Que, habiendo sido totalmente vencida, se condena a la demandada al pago de las costas de la causa Notifíquese a las partes en la fecha decretada en la causa, regístrese y oportunamente archívese. En su oportunidad, devuélvanse los documentos que se encuentran en custodia. RIT T-4-2010 RUC 10- 4-0020075-6 Dictada por doña XIMENA CAROLINA LÓPEZ AVARIA, Juez Titular del Juzgado de Letras del Trabajo de La Serena.