11.3. FERNANDO VII: ABSOLUTISMO Y LIBERALISMO. LA

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11.3. FERNANDO VII: ABSOLUTISMO Y LIBERALISMO. LA EMANCIPACIÓN DE
LA AMÉRICA ESPAÑOLA.
1. Introducción:
El reinado de Fernando VII se corresponde en Europa con el periodo de la Restauración (tras la caída
de Napoleón, los monarcas europeos vuelven a sus tronos y restablecen los sistemas absolutistas y el
Antiguo Régimen). Al igual que en el resto de Europa la vuelta de Fernando VII supuso la vuelta al
viejo sistema. Durante su reinado se diferencian claramente tres etapas.
2. Etapas:
2.1. La Restauración Absolutista (1814-1820).
Nada más arribar a las costas españolas (Valencia), el Rey recibe presiones por parte de los
grupos conservadores para anular la Constitución y disolver las Cortes; la acción más relevante
de estos grupos fue el llamado “Manifiesto de los Persas”, un documento firmado por varios
diputados (69) en el que se solicitaba el restablecimiento del absolutismo. Este manifiesto
justifica el Decreto de Valencia (Mayo de 1814) que supuso un verdadero golpe de Estado al
anular todas las reformas de Cádiz.
La restauración fue completa: se restaura la Inquisición, la Mesta, los gremios, el régimen
señorial, las instituciones feudales, se estableció la devolución de los bienes desamortizados…
lo único que se mantiene es la abolición de los derechos jurisdiccionales en los señoríos.
Además, este periodo se caracteriza por:
• La crisis económica y demográfica: consecuencia de las pérdidas de guerra, la deuda
externa, la guerra de las colonias americanas y su emancipación y la imposibilidad de
reformar el sistema tributario sin alterar los privilegios de la nobleza y clero. (El
ministro Martín de Garay intentó una reforma fiscal en 1817 basada en un sistema de
contribución única y proporcional a los ingresos, pero la oposición de los privilegiados
hizo fracasar el proyecto y fue cesado en 1818).
• Inestabilidad en el gobierno: consecuencia del personalismo del rey. Continuos y
caprichosos cambios de gobierno (media de seis meses por gobierno). La política
estuvo marcada por la camarilla que rodeaba a Fernando VII, hombre de carácter
voluble, que de dejaba influir por este grupo en el que había verdaderos buscavidas.
• La permanente represión: que alcanza tanto a los afrancesados que habían apoyado a
José I como, sobre todo, a los liberales. Al no poder expresarse libremente los liberales
recurrieron a la conspiración (que se canaliza a través de la masonería) y a los
pronunciamientos (rebeliones militares que pretendían derribar al gobierno atrayendo
el respaldo del resto del ejército y de la opinión pública; los pronunciamientos se
sucedieron a un ritmo casi anual), otros se exiliaron a Francia o a Inglaterra (país que
se convirtió en el modelo político a seguir), protagonizando el primer exilio de la
España contemporánea.
2.2. El Trienio Liberal (1820-23).
Tras varias sublevaciones fracasadas fundamentalmente por la falta de apoyos populares (Juan
Díaz Porlier en La Coruña en 1815 y el general Luis Lacy en Cataluña en 1817), la
protagonizada en Cádiz por el oficial Rafael del Riego en Cabezas de San Juan, en enero de
1820 triunfa y se generaliza por el resto de España. La situación obligó a Fernando VII a jurar
la Constitución de 1812. (El éxito de la revolución de 1820, no debemos encontrarla en la
buena organización y planificación del golpe, sino en la extrema debilidad del régimen y en
que esta vez el movimiento fue apoyado por las ciudades del norte, fundamentalmente por
Galicia).
Con ello se produce la vuelta al nuevo régimen, es decir se restablece la legislación de
Cádiz (supresión del régimen señorial, de la inquisición, convocatoria de elecciones, creación
de la Milicia Nacional, libertad para los presos políticos y vuelta a sus cargos de las
autoridades constitucionales en ayuntamientos y diputaciones provinciales).
Los políticos del Trienio se enfrentan a una serie de problemas: la actitud del Rey, que
utilizando del derecho al veto que le daba la Constitución paralizó toda la legislación; la
oposición al régimen que se manifiesta en varios intentos de golpes de estado de los
absolutistas; los absolutistas se organizan en guerrillas, cuya actividad fue importante en
Álava, Navarra, Cataluña, Aragón y algunas zonas de Castilla y se llega a establecer un
gobierno absolutista paralelo en la llamada Regencia de Urgel, y la división de los propios
liberales en dos grandes tendencias (aun no se puede hablar de partidos):
o Moderados: gobiernan los dos primeros años y son partidarios de llegar a una
situación de compromiso con el rey modificando la Constitución (eran partidarios
de un Senado aristocrático, el sufragio censitario, de dar mayor poder al rey y
controlar la prensa exaltada). Arguelles y Martínez de la Rosa son los más
destacados.
o Exaltados: gobiernan el último año y son partidarios del estricto cumplimiento de
la Constitución, plantean reformas radicales y la aplicación de un liberalismo más
popular (en este momento surge el fenómeno juntero, que, en momentos puntuales,
dio lugar a la existencia de un doble poder). Entre ellos figuran Riego y
Mendizabal. Los gobiernos de esta etapa estuvieron en crisis constante.
Finalmente, el régimen del Trienio será derrocado por la intervención extranjera, consecuencia
del sistema de la restauración en Europa (que preveía ayuda a los monarcas absolutos en
peligro por la revolución). Francia será la encargada de organizar una expedición al mando del
Duque de Angulema, conocida como los Cien Mil hijos de San Luís, que penetró en España
en abril de 1823 y ocupó el territorio nacional con el apoyo de las tropas realistas. La
resistencia fue escasa. El gobierno falto de apoyo popular se vio obligado a capitular.
En Junio las Cortes marchan a Cádiz y ante la negativa del rey le declaran mentalmente
incapacitado. Resisten hasta septiembre decidiendo liberar al rey, el 1 de octubre se restaura el
poder absoluto.
2.3 La Década absolutista (ominosa) (1823-33).
Esta etapa se caracteriza por:
• El restablecimiento del absolutismo, pero de una forma más moderada que permite la
introducción de algunas reformas. Se llevan a cabo numerosas reformas de carácter técnico.
• Mejora de la situación económica. Aunque no en un primer momento (pérdida de las
colonias). Reforma Fiscal de Luis López Ballesteros (el gobernante más valioso de la
década).
• Fuerte represión política, sobre todo centrada en los primeros años, lo que produjo un
exilio masivo de liberales (Alcalá Galiano, Argüelles, Martínez de la Rosa…). Desde París
y Londres conspiran contra Fernando VII.
• La permanente oposición al régimen, tanto por parte de los liberales que continúan
protagonizando pronunciamientos (El Empecinado, Torrijos…), como por parte de los
absolutistas más radicales, convencidos de que el rey estaba en manos de los liberales; se
producen sucesivas insurrecciones, la más importante fue la revuelta de los Mal-Contens
(1827) en Cataluña.
• El problema sucesorio: Hasta el nacimiento en 1830 de Isabel, la futura Isabel II, fruto del
cuarto matrimonio de Fernando VII (con su sobrina María Cristina de Nápoles), el hermano
del rey, Carlos María Isidro, había sido el heredero. Meses antes del alumbramiento de
Isabel, Fernando VII publica la Pragmática Sanción por la que se deroga la Ley Sálica
(que no permitía el gobierno de las mujeres). Este hecho tendrá como consecuencia, a la
muerte del rey en mayo de 1833, el enfrentamiento entre carlistas (partidarios del hermano
del rey) e isabelinos (partidarios de la hija), dando lugar a las llamadas guerras carlistas.
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