Capítulo 1 Teli as aventuras más increíbles suelen comenzar mucho antes su de que uno sepa realmente lo d que q le está pasando. Así fue como se inició la aventura más grande y fascinante de la vida de Teli, sin que ella se diera cuenta. Sentía que tenía ganas de llorar y, como no quería que la viera ningún cuidix, emprendió una veloz carrera por el túnel de ventilación hacia su rincón preferido del hospital: la habitación número 311. Era la más tranquila y silenciosa del tercer piso, en el pasillo de los niños. Desde allí casi no se oían los ruidos del hospital, ya que estaba lejos del control de 9 10 Teli, su primera aventura Teli enfermeras y, normalmente, se ocupaba la última. A Teli le encantaba esconderse en ella porque era la más grande. La única de todo el pasillo que tenía acceso a una pequeña sala de estar, a la que se llegaba a través de una puerta corrediza situada a los pies de la cama. Tenía sofás, mesitas y muchas estanterías con cuentos y lápices para colorear. A nivel del techo, se podía ver la rejilla del aire acondicionado. Hasta allí llegó corriendo Teli y, dando un traspié, casi sin ver nada por culpa de las lágrimas, acabó cayendo directamente sobre la estantería central. El grito de dolor que soltó al aterrizar habría sido oído por cualquiera que hubiera estado en la pequeña habitación, pero tuvo su pequeña dosis de suerte del día y se encontraba vacía. Sentada sobre dos bonitos libros de animales, Teli alcanzaba tan solo el tamaño de una pequeña hormiga. Toda ella era de color morado. Tenía la cara redonda, con grandes y hermosos ojos muy expresivos. Su nariz parecía una bombilla porque… ¡se encendía!, aunque únicamente en la oscuridad. Su pelo largo, recogido en dos simpáticas coletas, le daba un aire muy travieso. Teli levantó la vista hacia la rejilla, tan lejos ahora de ella, y se preguntó por qué no le había dado tiempo de abrir sus alas. Todo su diminuto cuerpo le dolía por el golpe. La luz de su nariz no se encendió porque podía ver gracias a los reflejos luminosos que, en forma de pequeños rayos de sol, atravesaban las persianas de la habitación. De todas formas, no precisaba mucha claridad. Conocía de memoria cada centímetro de su habitación preferida. Allí podía hablar con su amigo invisible: Caligury. Necesitaba contarle que estaba triste, muy triste, como nunca antes lo había 11 12 Teli, su primera aventura Teli estado, porque era un día muy diferente de los demás: ¡era su cumpleaños! Cumplía ya ocho años, pero sus padres seguían sin dejarle entrar todavía en ningún humano para tomar parte en una misión cuidix. —Estoy harta de ser un cuidix, Caligury. Mamá dice que es algo especial y que lo entenderé cuando entre por primera vez en un humano, pero nunca me deja hacerlo porque no tengo ningún poder cuidix. ¿Por qué soy la única que no sabe cuál es su poder? ¿No lo tendré nunca? Pero su amigo invisible, que vivía solo en su imaginación, no pudo contestarle, y ella se echó a llorar. Los cuidix pertenecían a una raza de seres extraordinarios y diminutos que vivía, secretamente, en los túneles de ventilación de los hospitales. Estaban dotados de poderes mágicos para luchar contra las enfermedades. Esos dones increíbles se asociaban al color del cuidix, y por ello los había de todas las tonalidades del arco iris, cada uno con su talento particular. Su misión era ayudar a los médicos y sus medicinas para poder cuidar, proteger y curar a las personas enfermas que estaban en el hospital. A todos los cuidix les encantaba ser un cuidix. A todos, a todos… menos a uno, porque Teli era un cuidix un poco diferente. Teli, al nacer, deslumbró a la comunidad de los cuidix. Hacía muchos años que nadie veía… ¡un cuidix morado! Todos pensaron que, con ese color, tendría el poder del fuego, igual que su madre (que era roja), y el poder de la invisibilidad, como su padre (que era azul). ¡Un cuidix con dos poderes! Solo pensarlo era un sueño. Pero la realidad fue muy distinta, y Teli no tenía ni un poder ni otro. Y hasta hoy, nadie, ni ella misma, conocía el secreto que encerraba su color morado. 13 Teli, su primera aventura Por eso, a pesar de que todos los cuidix iniciaban sus misiones dentro de los humanos cuando eran muy pequeños, a Teli, con casi ocho años, sus padres no la habían llevado todavía con ellos. ¿Seguirá ella sin saber lo que significa ser un cuidix? Cada uno de nosotros es especial porque somos únicos en el mundo. ¿Conoces en qué eres bueno o qué te apasiona (música, deporte, matemáticas, literatura, informática.. )? ¿Tienes algún amigo ¿Cuál crees que podrá imaginario? ser el poder cuidix de 14 Teli?