15/05/2016 Jn 20, 19-23 Domingo de Pentecostés "Diversidad de actividades, pero es el mismo Dios el que realiza todo en todos. En cada uno, el Espíritu se manifiesta para el bien común" (1 Co 12, 6-7). Todos hemos recibido cualidades y dones diferentes; que necesitamos orientar hacia el servicio de los otros y para el bien común. Los carismas personales no nos tienen que llevar a la soberbia, creyéndonos superiores a los demás; todo lo recibido es para multiplicarlo, entregándolo, dando gracias y alabando a Dios por su presencia en nuestra vida. Jesús después de resucitar, nos hace nuevas criaturas, entregándonos el Espíritu Santo. "Jesús, sopló sobre ellos y añadió «Reciban al Espíritu Santo" (Jn 20,22). Es el Espíritu Santo quien nos da la fuerza para llevar al mundo el Reino (la paz, la justicia, el amor, la bondad, el perdón, etc). El Espíritu Santo vive en nosotros y con Él cohabitan el Padre y el Hijo; somos morada de la Trinidad. Su presencia nos está fecundando en forma permanente; así las cosas, humanamente sencillas, las convierten en grandes espiritualmente; inabarcables para nuestro pensamiento, pero siempre posibles para Dios. Es el Espíritu Santo es quien enciende en los corazones el fuego de amor, que nos da la luz y el calor que necesitan nuestros hermanos. Es el Espíritu quien pone en el corazón el deseo de encontrarnos con Dios y nos ayuda a responder a su llamado. ¡Ven Espíritu Santo, llena los corazones con el fuego de tu amor! ¿Qué lugar dejo en mi corazón para que me habite el Espíritu Santo? En unión de oraciones Hno. Javier Lázaro sc