América en los fondos de la biblioteca del convento de San

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América en los fondos de la biblioteca del convento de San Marcos, según el índice de Campomanes
Mª Isabel Viforcos Marinas
Universidad de León
Cuando nos planteamos esta pequeña colaboración in memorian del profesor
Gaspar Morocho, optamos por buscar un tema que al mismo tiempo que sirviera de homenaje, fuera un exponente de sus múltiples inquietudes investigadoras.
El convento santiaguista de San Marcos de León respondía a esta condición
porque además de su vinculación con las tierras extremeñas, materializado en el
temporal traslado a Calera y Mérida entre 1562 y 1602, fue casa de profesión de
Benito Arias Montano, humanista a quien el doctor Morocho dedicó una buena
parte de sus esfuerzos investigadores; por otro lado, si por bibliófilo entendemos “amante del libro”, no hay duda que el calificativo le conviene plenamente,
pues entre ellos pasó su vida y a ellos dio absoluta prioridad, como lector, estudioso, investigador y formador de investigadores.
Entre los fondos del rico archivo de Pedro Rodríguez de Campomanes1, se
halla un Índice de los libros que existen en la Real Librería de esta Real Casa de San Marcos de León, que tal vez sea una de las piezas que sirvieron al Conde para elaborar
la respuesta al cuestionario enviado por la Academia de Inscripciones y Bellas Letras
de París, solicitando información sobre las bibliotecas públicas y privadas de
España, aunque en el informe no se hace mención expresa al mismo2. Este
1
Los fondos del archivo han sido catalogados por Jorge CEJUDO LÓPEZ (Catálogo del Archivo
del Conde de Campomanes, Madrid, 1975) y hoy se hallan custodiados en la Fundación Universitaria
de Madrid.
2 J. GARCÍA MORALES, «Un informe de Campomanes sobre las bibliotecas españolas», Revista
Archivos Bibliotecas y Museos, T. LXXV, 1968-72, pp. 92-126.
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inventario, publicado por la doctora Campos Sánchez Bordona3, es el que nos
va a servir de base para estas reflexiones en torno a la presencia de libros relacionados con América.
La relación de obras contenidas en el inventario supera el millar, ordenadas
por autores y alfabéticamente. El volumen de títulos constituye ya de por sí una
dificultad, pero no la única ni la más importante, pues como suele ocurrir en
éste tipo de índices, no siempre se sigue un criterio definido, de manera que
unas veces se menciona autor y título, otras simplemente se alude genéricamente al autor, sin concretar obra ninguna, y otras se anota exclusivamente el título,
sin atribución de autoría. Otro problema, no menor, deriva de la propia realización material del inventario. Algunas incorrecciones se nos antojan derivadas
del desconocimiento por parte de los encargados del inventario del idioma en
que está escrita la obra, lo que lleva a una anotación incorrecta del nombre del
autor y del título; en otras ocasiones el conocimiento del mismo le lleva a traducir libremente dicho título, complicando tanto o más su localización; finalmente, sospechamos que en la tarea de inventariar se ocuparon dos tipos de personas: una, la que iría “cantando”, desde el estante, autoría y título, y otra la que,
de oído, iría registrando los nombres por escrito. El resultado de tal circunstancia complica considerablemente la localización de las obras mencionadas, primer paso para la valoración de los fondos bibliográficos de la institución.
La primera impresión que se tiene al repasar el inventario, es la escasa presencia de autores y obras relacionadas con América, que suponen poco más del
1% del total, lo que no deja de ser sorprendente si tenemos en cuenta que entre
los freiles hubo figuras estrechamente relacionadas con el nuevo continente
como Antonio Ruiz de Morales, obispo de Michoacán y Tlaxcala4.
De entre los autores, el primer apellido que nos lleva a evocar América es el
de ACOSTA. Seguramente se trata del jesuita José de Acosta, pues el acrónimo
S. I. y la palabra pater, hacia él apuntan. Orador y escritor destacado, había sido
destinado al virreinato peruano en 1571; allí desempeñaría diversas tareas como
profesor de la Universidad de San Marcos de Lima, rector del colegio de la
Compañía y provincial durante el periodo 1576-1580, aunque por lo que realmente descollaría sería por su actuación en el Tercer Concilio Límense, en el
que colaboró estrechamente con el arzobispo Mogrovejo, en la redacción de
sus actas y en la lucha por su aprobación en Lima, Madrid, y Roma; tras su
regreso a la Península, particularmente desde finales de la década de los 80,
3
Mª D. CAMPOS SÁNCHEZ-BORDONA, El Arte del Renacimiento en León. Las vías de difusión,
León, 1992, pp. 127-153.
4
A. RUIZ DE MORALES Y MOLINA, La regla y establecimiento de la orden de la cauallería de Santiago
del Espada, con la historia del origen y principio della, edición y estudio introductorio de Mª I. Viforcos
Marinas y J. Paniagua Pérez, León, 1998.
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América en los fondos de la biblioteca del convento de San Marcos, según el índice de Campomanes
salen a la luz sus principales obras: De Procuranda Indorum Salutate, que se publica
en Salamanca en 1588, precedida del tratado de Natura Novi Orbis; y dos años
más tarde, en Sevilla, ve la luz la más importante de su pluma, la Historia Natural
y Moral de las Indias, compuesta con los materiales que recopiló en los casi dos
años de estancia en México (1586-87); pero al margen de estas obras enraizadas
en el Nuevo Mundo, también se editaron otras de temática estrictamente religiosa, principalmente sermonarios, como: De Christo revelato, publicado por primera vez en Roma en 1590 y reeditado en 1592 y 1595 en Lyon; De temporibus
novissimis libri quatuor (Roma, 1590); Conciones in quadragesimam: quarum in singulas
ferias numerum & locum index initio praefixus ostendit (Salamanca, 1596); Conciones de
adventu: Id est de omnibus dominicis & festis diebus a dominica vigesimaquarta post Pentecosten usque ad Quadragesimam (Salamanca, 1596); y Tomus Tertius Concionum... quo
continentur omnes dominici festi dies mobile ab octava Paschae usque ad Adventu (Salamanca, 1599)5. Averiguar qué obra de este conjunto es la que se hallaba en los
estantes del convento santiaguista nos ha resultado imposible, pues sólo se
alude a ella con la abreviatura <<in cap.>>. Tal vez alguna de las dos6 que hoy
custodia la Biblioteca Pública provincial, a donde parece fueron a parar parte de
los fondos conventuales cuando, en cumplimiento del real decreto de 8 de marzo de 1836, quedaron suprimidos los colegios y conventos de la Órdenes Militares7.
El segundo nombre que nos viene a colación es el de Pedro Bienewitz, más
conocido como APIANO. Matemático, astrónomo y geógrafo, fue uno de los
más populares cosmógrafos. Su obra Cosmografía se publicó por primera vez en
1524 y por su claridad y brevedad fue convertida en libro de texto para los centros de enseñanza jesuíticos. Desde 1529 fue reeditada por su alumno Gemma
Frisius, -maestro de Mercator y amigo de Carlos V- quien la ennobleció con
numerosos grabados. De las más de sesenta ediciones acometidas en el siglo
XVI, tal vez la mejor fue la acometida en Amberes en los talleres de Jean Bellère, en 1575, enriquecida con la “Descripción de las Indias y Mundo Nuevo”,
sacada de la Historia de Francisco López de Gómara y de la Cosmografía de Ieronymo
Girava Tarragonez. Desconocemos si esta edición, de la que se conserva un
5
Sobre esta figura remitimos a la introducción y anotaciones de J. ALCINA FRANCH a la edición de la Historia Natural y Moral de las Indias de la colección Crónicas de América, 34, Madrid, 1987,
pp. 7-44; L. LOPETEGUI, «Vocación de Indias del P. José de Acosta S. J.», Revista de Indias, Madrid
I (1940), pp. 83-102 y El P. José de Acosta y las Misiones, Madrid, 1942; M. MOREYRA, «El padre
José de Acosta y su labor intelectual», Mercurio Peruano, Lima XXII (163), pp. 546-553 y E.
O’GORMAN en su prólogo a la Historia Natural y Moral de la Indias, editada en México en 1962 por
el Fondo de Cultura Económica, pp. XI-XCV.
6
Las obras conservadas en la biblioteca leonesa son: De Christo revelato libri novem; simulque De
temporibus novissimis libri quatuor (Lyon, 1595) y Conciones de Adventu (Salamanca, 1596)
7
J. M. FERNÁNDEZ CATÓN, Efectos de la desamortización en la diócesis de León. San Marcos de León,
León, 1961.
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ejemplar en el Instituto de Cooperación Iberoamericana, es a la que se hace
mención en la relación, pues en el inventario sólo se anota el nombre del autor
y el título de la obra8.
Continuando con el orden alfabético seguido por el inventario de Campomanes, el siguiente autor vinculado con América sería el agustino Baltasar
CAMPUZANO SOTOMAYOR. Limeño de nacimiento y doctor por la Universidad de Sigüenza, aparece en la relación como autor de In Psalmo 18. La
obra, cuyo título completo es Planeta católico sobre el psalmo 18, pese a su apariencia de tratado teológico, es un encendido alegato sobre la necesidad de conquista y evangelización de los indios mojos, y fue publicada en Madrid, en la imprenta de Diego Díez de la Carrera, en 16469.
Problemática resulta la siguiente anotación en la que se lee: Colón, Arte marina. No podemos precisar con total exactitud a qué escrito colombino se refiere,
aunque nos inclinamos a considerar que se debe referir a la Carta de su viaje y
descubrimiento, dirigida a Gabriel Sánchez, tesorero real, que se imprimió en Roma en
1493, en la imprenta de Stephanus Plannck, o la prácticamente idéntica dirigida
a Luis de Santángel y editada en Barcelona por P. Posa; también pudiera tratarse de la carta dirigida a los reyes en 1501, conocida como Arte de navegar, que
aparece reseñada en la Historie del S. D. Fernando Colombo, impresa en Venecia
por primera vez en 1571, o incluso de la conocida como lettera rarissima o carta de
Jamaica, que traducida al italiano fue editada en Venecia en 150510.
Entre los leídos por los freiles de San Marcos está también José GUMILLA
MORAGUES, jesuita valenciano que partió a América hacia 1705. Desde 1715
dedicó su vida a las misiones del Orinoco, de las que fue superior desde 1725.
Fue uno de los firmantes en el acuerdo suscrito entre capuchinos, franciscanos
y jesuitas, en 1734, para delimitar sus respectivas zonas de apostolado en el
Orinoco y Guayana. En 1738, vino a Europa como procurador de su provincia,
aprovechando este paréntesis para publicar, en 1741, en la imprenta madrileña
de Manuel Fernández su obra: El Orinoco ilustrado y defendido: historia natural civil y
geográphica de este gran río y de sus caudalosas vertientes..., nuevamente reimpresa en
1745 en dos tomos. Regresa a América en 1743, falleciendo en las misiones de
los Llanos en 175011.
8
F. A. ECKSTEIN, Nomenclator Philologorum, Hildesheim, 1966, p. 13; M. Ruiz Morales, “Los
cosmógrafos flamencos y Carlos V” www.mappinginteractivo.com y www.cartograma.com/
niapsp.htm.
9 G. LOHMANN VILLENA, «Agustinos ilustres del Perú», Agustinos en América y Filipinas, vol. I,
Valladolid-Madrid, 1990, p. 230.
10 C. COLÓN, Textos y documentos completos (ed. C. VARELA), Madrid,1992, pp. 219-226, 444-448
y 485-503.
11 A. SANTOS, Los jesuitas en América, Madrid, 1992, pp. 255-257 y Fr. ESTEVE BARBA, Historio-
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América en los fondos de la biblioteca del convento de San Marcos, según el índice de Campomanes
En el recuento de libros se citan de forma genérica, sin cuantificación ni títulos, las obras de PALAFOX. Nacido en Fitero (Navarra) en 1600, fue hijo
natural de don Jaime Palafox, marqués de Ariza; se educó con los jesuitas y tras
pasar por las aulas alcalaínas, cursó cánones y leyes en Salamanca; con la protección del Conde Duque de Olivares llegó a la fiscalía del Consejo de Guerra y
en 1629, al tiempo que recibía las órdenes mayores, la del Consejo de Indias,
institución a la que estaría vinculado hasta su nombramiento como obispo de
Puebla de los Ángeles, sede de la que tomó posesión en 1640; en 1642, al tiempo que se le nombraba virrey interino de Nueva España, se le promocionaba a
la sede arzobispal de México, que no aceptó, limitándose a administrarla hasta
la llegada del nuevo arzobispo Juan de Mañozca. En 1643, nombrado nuevo
virrey, regresaba a su sede poblana en la que permanecería hasta 1649, año en
que regresa a España. Tras unos años como miembro del Consejo de Aragón,
en 1653 era electo para la diócesis de Osma, que presidiría hasta su muerte en
octubre de 1659. Prolífico escritor, el conjunto de sus obras mereció dos ediciones. La primera, impulsada por su sobrino fray José de Palafox, se realizó en
ocho tomos que fueron publicándose entre 1659 y 1671, en diversas imprentas
madrileñas, como las de Pedro del Val, Melchor Alegre, Bernardo de Villadiego
y María de Quiñones, a costa del editor Juan de Valdés primero, y de su viuda
después. La segunda, de la que hay ejemplares en la biblioteca Pública de León,
aunque ninguno con el “ex libris” del convento santiaguista, se abordó en 14
volúmenes, que se imprimieron en 1762 en los talleres madrileños de Gabriel
Ramírez, bajo el patrocinio de Carlos III. La mayor parte de sus escritos son de
temática religiosa: cartas pastorales, tratados ascéticos –Varón de deseos, Pastor de
Nochebuena, Suspiros de un pastor ausente, De la paciencia en los trabajos y amor a los
enemigos...- , escritos doctrinales –Historia Real Sagrada, luz de príncipes y súbditos,
Sermones de Semana Santa, Vida de san Juan el limosnero..-, diferentes manuales y
reglas -Manual del sacerdote, Manual de los santos sacramentos, Direcciones pastorales o
instrucciones de la forma en que ha de gobernar el prelado...-. Pero no faltan tampoco
tratados sobre las controversias mantenidas por el prelado, tanto con eclesiásticos (principalmente con los jesuitas), como con algunos seculares, entre los que
se cuenta el Duque de Escalona y su hijo, el Conde de Santisteban, ni los de
carácter histórico, político, social e incluso gramatical: Diálogo político de Alemania, Sitio y socorro de Fuenterrabía, Historia de la conquista de la China por el tártaro, De
la naturaleza del indio, Tratado de ortografía....12.
grafía Indiana, Madrid, 1992, pp. 394-397.
12 La bibliografía sobre Juan de Palafox es tan amplia que nos limitaremos a mencionar exclusivamente a aquellos estudiosos que se han centrado en su labor literaria: A. PALAU Y DULCET,
Manual del librero hispanoamericano, vol. II, Barcelona, 1959, pp. 186-199; J. ROJAS GARCIDUEÑAS,
Don Juan de Palafox y Mendoza. Ideas políticas, México, 1953; Fr. SÁNCHEZ CASTAÑER, Tratados
mexicanos de Palafox, Madrid, 1968 y “La obra literaria de Juan de Palafox y Mendoza, escritor
hispanoamericano”, Actas del III Congreso Internacional de Hispanistas, México, 1970 y E de la TORRE
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En el orden del inventario, la siguiente obra vinculada a América, siquiera de
forma indirecta, es una Geografía de PADOBANO. Se trata sin duda de Giovanni
Antonio Magini, famoso cosmógrafo y matemático, nacido en Padua en 1555,
que edito y comentó la obra de Claudio Tolomeo. Al ir citada por Magini y no
por Tolomeo suponemos que se refiere a Geographiae Vnuiversiae, obra editada
en dos volúmenes, de los cuales el primero contiene la interpretación del libro
octavo de la Geografía de Tolomeo y el segundo las tablas orbitales de Tolomeo y un gran número de explicaciones sobre los nuevos cálculos; la obra se
editó por primera vez en Venecia, en 1596, en la imprenta de los herederos de
Simone Galignani de Karera y fue reeditada en Ámsterdam por el prestigioso
editor Ioannes Ianssonius (Jan Jansz), en 161713.
La historia del Nuevo Mundo está prácticamente ausente de la biblioteca de
San Marcos, de manera que la Historia de la Nueva España, puede ser considerada
realmente excepcional. El autor del índice se la atribuye al mercedario Alonso
REMÓN, confundiendo al mero editor con el verdadero autor, Bernal Díaz del
Castillo. El mercedario, nacido en Cuenca en 1561 y educado con los jesuitas,
primero, y en la universidades de Alcalá y Salamanca después, fue primero clérigo y escritor de obras teatrales, para, a partir de 1605, tomar el hábito de la
Merced. Buena parte de su vida conventual discurrió en Madrid, entregado a
tareas literarias diversas, de las que son ejemplos representativos su Etimologiae
Sacrae in Universam Bibliam, publicada en 1617, y su Historia general de la Orden,
cuyo primer tomo saldría a la luz en 1618. Aunque la muerte le sorprendería en
1632, sin haber salido nunca de España y poco de Madrid, sus actividades le
van a llevar a vincularse a América de diversos modos: como analista de obras
como la Historia general del Perú, de Martín de Murúa, que obtuvo su aprobación
en 1615; como autor de Vida i muerte misteriosas del grande siervo de Dios Gregorio
López, ermitaño de Nueva España; y, por supuesto, como editor, que es el aspecto más significativo en este contexto. La amistad del mercedario con Lorenzo Ramírez de Prado le dio acceso a su biblioteca, entre cuyos fondos parece
que se conservaba una copia, remitida en 1579, de la obra de Bernal Díaz. Este
manuscrito sería la base para la edición preparada por el mercedario, que en
1630 había ya obtenido licencia para su publicación, contando con la aprobación de Gil González Dávila y Tribaldos de Toledo, en calidad de censor. Sin
embargo no saldría de la imprenta del Reino hasta 1632, cuando ya fray Alonso
había fallecido14. Respecto al vallisoletano Bernal Díaz del Castillo, nos limitaVILLAR, Don Juan de Palafox y Mendoza pensador político, México, 1977.
13 C. SANZ, La geographía de Ptolomeo: Ampliada con los primeros mapas impresos de América (desde
1507), Madrid, 1959; G. AUJAC, Claude Ptolémée astronome, astrologue, geographe: connaissance et representation du monde habité, París, 1993; D. BINI, El arte de la Cartografía de Tolomeo a Mercatore, Modena,
2000; M. C. DÍAZ Y DÍAZ (coord..) Cosmografía de Tolomeo: Estudio y traducción Barcelona, 2001.
14 J. PANIAGUA PÉREZ, «América en la obra de Alonso Remón», Humanismo y tradición clásica en
España y América, León, 2002, pp. 415-439.
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América en los fondos de la biblioteca del convento de San Marcos, según el índice de Campomanes
remos a recordar, en aras de la brevedad, su carácter de soldado esforzado y
probado en numerosas campañas, especialmente a las órdenes de Cortés, su
establecimiento en Guatemala como encomendero, y la consideración de que
debió de ser objeto, pese a sus constantes quejas. Su Verdadera Historia abarca
los acontecimientos transcurridos en Nueva España de 1514 a 1568; comenzada a elaborar, como sostienes unos, como réplica a la de Gómara, o por iniciativa propia, movido por el deseo de contar “su verdad”, una verdad que hace de
la conquista de México un hecho más coral que personal, no sería impresa hasta
la edición acometida por Remón15.
Uno de los pocos casos en que es posible conocer con precisión no sólo el
autor y la obra aludida en el inventario de Campomanes, sino incluso su edición, es el de Juan de SOLÓRZANO PEREYRA y su Política Indiana. En efecto, entre los fondos antiguos de la biblioteca pública de León, se conserva con
el << Ex libris>> del convento de San Marcos una Política Indiana, compuesta
por... Juan de Solórzano Pereyra...; dividida en seis libros en los cuales... se trata y resuelve
todo lo tocante al descubrimiento, descripción, adquisición y retención de las mesmas Indias y
su gobierno particular..., publicada en Madrid, en dos tomos, el primero por Mateo
Sacristán, en 1736, y el segundo, tres años más tarde, por Gabriel Ramírez. La
obra de este prestigioso jurista madrileño, nacido en 1575, formado en Salamanca y destinado durante dieciocho años en la Audiencia de Lima, aparece
corregida e ilustrada por el licenciado Francisco Ramiro de Valenzuela, relator
del Consejo de Indias16.
Dificultosa fue la localización del poema Mondo Nuovo, obra del italiano
Tommaso STIGLIANI (1573-1651), que aparece citado en el inventario como
Stigliano del Mundo Nuevo. El poema, de ecos petrarquistas, se publicó por primera vez en 1617, y de nuevo, ampliando el número de cantos de 21 a 34, en 1628.
Dedicado al papa Alejandro VII y anotado por Pompeyo Colonna, se trata de
una transposición épica de la empresa colombina17.
Entre los autores vinculados indirectamente con América estaría Jerónimo
de Venero y Leyva, autor de Examen episcoporum, tratado publicado en Venecia
15
C. SÁENZ DE SANTAMARÍA, Historia de una historia: La crónica de Bernal Díaz del Castillo, Madrid, 1984 y F. ESTEVE BARBA, Historiografía Indiana, Madrid, 1992, pp. 161-169.
16
S. MARTÍNEZ, «Notas para un estudio de las ediciones de Solórzano», Revista chilena de Historia del derecho, 15 (1989), pp. 87-92; A. PALAU Y DULCET, Manual del librero Hispanoamericano, T.
XXI, Barcelona, 1969, pp. 488-493; J. PÉREZ DE TUDELA Y BUESO, «La política Indiana y el
político Solórzano (Aproximación a un tema jurídico desde la metodología del historiador general)», Revista de Indias, 123-124, 1971, pp. 77.171; J. TORRE REVELLO, Ensayo biográfico sobre Juan
Solórzano Pereira, Buenos Aires, 1929; y E. DE LA TORRE VILLAR, Don Juan de Palafox y Mendoza.
Pensador político, México, 1977.
17
El poema lo cita León PINELO en su Epitome de la Biblioteca Oriental y Occidental, náutica y geográfica, T. II, Madrid, 1738, col. 578.
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en 1679. Nacido en Valladolid en 1558, se formó en las aulas alcalaínas y salmantinas, tomó el hábito de Santiago y, ordenado sacerdote, fue capellán real y
consultor del Santo Oficio, hasta su traslado a Italia para presidir la diócesis de
Monreal, entre 1620 y 1628. Aunque el nunca tuvo relación directa con el Nuevo Mundo, ésta le vendría de algún modo por sus padre Andrés de Venero y
Leiva, presidente de la real Audiencia de Santa Fe y fundador de la Villa de
Nuestra Señora de Leiva18.
Producto, sin duda, de una errónea lectura, es la última anotación “americanista” del inventario de Campomanes, que reza: Villagutiérrez, Historia de Indias.
Se trata sin duda de la obra de Juan de Villagutierre de Sotomayor, abogado y
relator de la chancillería de Valladolid, primero, y del Consejo de Indias más
tarde, que compuso una Historia de la conquista de la provincia de el Itza, reducción y
progressos de la de el Lacaudon, y otras naciones de indios bárbaros, de la mediación de el
Reyno de Guatimala a las provincias del Yucatán en la América Septentrional. La historia,
que narra la conquista y exploración de los territorios del Petén, abarca el periodo 1525-1699, y fue impresa en Madrid en 1701, en los talleres de Lucas
Antonio de Bedmar y Narváez19.
18
J. Mª PORRO GUTIÉRREZ, Venero de Leiva, gobernador y primer presidente de la Audiencia del Nuevo Reino de Granada, Valladolid, 1995.
19 Fr. ESTEVE BARBA, Historiografía Indiana, Madrid, 1992, p. 330.
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