Organizaciones inteligentes

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En la presente monografía se realizará un informe sobre la noción de sistemas tratando de articularla con las
organizaciones inteligentes.
Para tal fin se utilizarán las nociones y conceptos desarrollados, entre otros, por Paul Watzlawick, Peter Senge
y los que han sido utilizados en el Taller de Organizaciones Inteligentes.
La definición de sistema que se seguirá será aquella que lo considera como un conjunto de objetos junto con
las relaciones entre los objetos y entre sus atributos, donde los objetos son los componentes o partes del
sistema y las relaciones son aquellas que mantienen unido al sistema.
Se puede diferenciar entre sistemas abiertos y sistemas cerrados. Los primeros son aquellos sistemas que
intercambian materiales, energías o información con su medio, el ejemplo clásico es el de los sistemas
orgánicos, ya que para poder funcionar (es decir, para seguir vivo) necesitan del contacto con el medio e
intercambiar materiales, energías o información. En cambio, los sistemas cerrados se caracterizan porque no
existe importación o exportación de energía, por lo tanto no hay cambio en sus componentes.
Los sistemas abiertos tienen ciertas propiedades, como por ejemplo totalidad, equifinalidad,
retroalimentación, entre otras. En las líneas posteriores se hará una breve referencia a las características de
cada una de estas propiedades.
La totalidad significa que cada una de las partes de un sistema está relacionada de tal modo con las otras que
un cambio en cada una de ellas provoca un cambio en todas las demás y en el sistema total, donde el todo es
más que la suma de las partes.
La equifinalidad refiere a que los sistemas son circulares y automodificadores, y por lo tanto los resultados no
están determinados por las condiciones iniciales del sistema, sino que idénticos resultados pueden tener
diferentes orígenes, debido a que lo fundamental es la naturaleza de la organización.
Retroalimentación es un término que hace referencia a una noción de circularidad, muy distinta de las
nociones causales, donde lo más importante en un sistema no es el origen o el resultado sino la naturaleza
misma de esta circularidad y retroalimentación. Es decir que lo fundamental es la naturaleza del sistema y sus
mecanismos de retroalimentación.
Se puede distinguir entre retroalimentación negativa y retroalimentación positiva. La retroalimentación
positiva se refiere a aquellos mecanismos que apuntan al cambio del sistema. Sin embargo, la
retroalimentación negativa apunta a los mecanismos mediante los cuales se apunta al estado constante o la
estabilidad del sistema.
Los sistemas se componen por objetos, atributos y relaciones, donde la totalidad es más que la suma de las
partes. Se caracterizan por producir propiedades emergentes, las cuales solo son posibles cuando el sistema
está activo, está en funcionamiento; es decir que las propiedades emergentes son aquellos efectos que surgen,
aquello que aparece como manifiesto, debido a las características del sistema, y no por las propiedades de los
componentes, sino por el funcionamiento de la totalidad; las propiedades emergentes aparecen en un
determinado momento y son imposibles en otro momento.
Yendo al tema que aquí interesa, es decir las Organizaciones inteligentes, se puede definir a estas como
aquellas organizaciones que tienen la capacidad de aprendizaje, el cual puede ser adaptativo y generativo.
Pero el aprendizaje solo es posible en equipo; por lo tanto aquí puede verse que las Organizaciones
inteligentes son un sistema donde se busca aprender para un mejor funcionamiento del sistema, pero ese
aprendizaje solo es posible gracias a las características de ese sistema en un momento determinado y no en
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otro, es decir sus propias leyes de funcionamiento y las relaciones con diferentes contextos ya sean sociales,
institucionales u otros sistemas.
El buen funcionamiento del sistema va a estar caracterizado por una visión sistémica, donde se intente ver que
es lo que subyace a aquellos síntomas que se manifiesten, es decir las propiedades emergentes. Si puede
realizarse esto último, podrá lograrse con mucha posibilidad un aprendizaje en favor de la organización. Este
aprendizaje repercutirá en todo el sistema, no solo como un todo, sino también en cada uno de sus integrantes,
y a su vez el aprendizaje de cada individuo afectará a la organización, a la manera de una circularidad donde
no hay un punto de origen, sino lo importante es el funcionamiento del sistema en sí mismo.
Siguiendo a Peter Senge se puede decir que el fenómeno de la Comunicación Humana es aquello que
atraviesa a las cinco disciplinas que componen a una organización inteligente, estas son: el pensamiento
sistémico (referido a ver aquello que subyace al funcionamiento del sistema), los modelos mentales (referido a
la epistemología de las personas que integran la organización, creencias puestas en juego en la relación con
otros), el aprendizaje en equipo (se refiere a que el aprendizaje de las organizaciones es a través de los
individuos), el dominio personal (es aquello sobre lo que hay que trabajar para lograr un aprendizaje) y la
visión compartida (se construye a partir de las visiones personales, por medio de conversaciones, se intenta
que la visión personal esté incluida).
Entonces la Comunicación humana atraviesa a las organizaciones porque estas se encuentran constituidas por
relaciones entre personas, es decir comunicación entre personas, y, teniendo en cuenta los axiomas de la
comunicación humana de Watzlawick, en especial el primero según el cual toda conducta es comunicación y
no hay no conducta, por lo tanto no hay no comunicación, las organizaciones se caracterizan por relaciones
manifestadas por medio de conductas comunicativas.
Esto quiere decir que el trabajo y entrenamiento en estas cinco disciplinas y en la comunicación humana harán
que la organización, que es un sistema, facilite una flexibilidad para el cambio, es decir aprendizaje individual
y colectivo, donde, toma una feliz metáfora de Winkin, la organización funcionará como una armoniosa
orquesta.
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