El canón o lista de los libros bíblicos?

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El canón o lista de los libros bíblicos?
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3.1. El canon bíblico
• Ya sabemos que la Biblia es, en realidad, una colección de libros.
Llamamos Canon a la lista de libros bíblicos, tanto del Antiguo
Testamento como del Nuevo Testamento.
• Canon significa regla o lista. La lista total de los libros de la Biblia es 73.
Canonicidad es el reconocimiento que se da a los libros que pertenecen a
esta lista.
• En efecto, el Pueblo de Dios, bajo la guía del Espíritu Santo, reconoció los
libros bíblicos que eran conformes a su auténtica fe. En cambio, a otros
les negó esta prerrogativa, llamándolos libros “no canónicos”.
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3.1. El canon bíblico
• Aún hay otro aspecto que comprender. Desde tiempos antiguos se ha
establecido la diferencia entre los libros protocanónicos, que son aquellos
de cuya autenticidad nunca han dudado ni los judíos ni los cristianos,
católicos o no.
• Los libros deuterocanónicos son aquellos de cuya inspiración en
cierto tiempo dudaron tanto los judíos, como algunas Iglesias cristianas.
No así la Iglesia Católica.
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LIBROS DEUTEROCANONICOS
NUEVO TESTAMENTO
LIBROS DEUTEROCANONICOS
ANTIGUO TESTAMENTO
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Tobías
Judit
Sabiduría
Eclesiástico
Baruc
Los dos libros de Macabeos
Algunos pasajes de los libros
de Ester y Daniel
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La Carta a los Hebreos
La de Santiago
La Segunda de Pedro
La Segunda y Tercera de Juan
El Apocalipsis de Juan
Así como los siguientes pasajes
de los evangelios:
• Marcos 16, 9-20
• Lucas 22, 43
• Juan 8, 1-11
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3.1. El canon bíblico
• Respecto a los libros del Antiguo Testamento, el pueblo de Israel, mucho
antes de la venida de Cristo, había fijado su propio canon, con un total de
39 libros.
• Los especialistas no están de acuerdo acerca del momento exacto en que
se formó esta lista. Algunos afirman que el canon estuvo listo en el
tiempo de Esdras y Nehemías, en el año 445 a. C.
• Otros, por el contrario, afirman que fue en el año 90 d.C. en un sínodo
judío llamado Jamnia. Esta lista de 39 libros es la lista oficial de los judíos,
también utilizada actualmente por los israelíes.
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3.1. El canon bíblico
• Los judíos que vivían fuera de Israel o de Palestina, en la traducción de los
Setenta (Antiguo Testamento traducido del hebreo al griego) incluían en
su lista tanto los libros protocanónicos, como los deuterocanónicos.
• Los judíos de Palestina no aceptaron esta versión griega de los Setenta,
que sí fue muy conocida y utilizada por los cristianos primitivos.
• Los cristianos no católicos, llamados tradicionalmente “protestantes”, no
aceptaron los libros deuterocanónicos. En cambio, con respecto al Nuevo
Testamento no hay problemas, pues todos los cristianos aceptan la lista o
canon de 27 libros. De esta manera, la Biblia de los hermanos no
católicos consta de 66 libros.
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3.2. La decisión de la Iglesia a partir del Concilio de Trento
• Desde los primeros siglos, la Iglesia Católica fue emitiendo sus propios
criterios en lo que respecta al canon bíblico. En el año 382 después de
Cristo, el Papa Dámaso presentó una lista oficial para la Iglesia, con todos
los libros que pertenecen hoy a la Biblia.
• En el siglo XVI, cuando los cristianos denominados protestantes se
apartaron de la Iglesia Católica, recibieron la lista o canon que tenían los
judíos de Palestina, la cual, como ya se dijo, no incluía los libros
deuterocanónicos.
• Por eso, actualmente estos libros no aparecen en sus traducciones
bíblicas. Para el Nuevo Testamento siguieron el canon de la Iglesia
Católica; esto es, los 27 libros.
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3.2. La decisión de la Iglesia a partir del Concilio de Trento
• A raíz de la Reforma protestante iniciada con Lutero, los católicos
necesitaron una norma segura para no confundirse. Por eso, el Concilio de
Trento (1546) emitió un criterio seguro para los católicos, reafirmando
como definitiva la lista de 73 libros.
• De la misma manera que la Iglesia Católica ha reconocido los libros
deuterocanónicos como inspirados y canónicos, junto a los
protocanónicos, también se rigen por esta norma las Iglesias ortodoxas.
• En la actualidad, en las traducciones ecuménicas, como la Biblia llamada
“Dios habla hoy”, o la “Biblia de Estudio”, se encuentran completos los
libros deuterocanónicos, de tal manera que los cristianos, tanto los
católicos como los de otras denominaciones, podemos leerlos
indistintamente.
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3.3. Los libros apócrifos
• También es importante clarificar qué son los Libros Apócrifos. Esta
palabra significa ocultos; es decir, de origen desconocido y, por lo tanto,
dudosos.
• En sentido bíblico, un libro es apócrifo cuando su canonicidad es incierta,
por la cual no ha sido admitido como parte del canon bíblico. Los libros
apócrifos son muchos y muy variados.
• Algunos de éstos, correspondientes a la etapa del Antiguo Testamento,
son: Odas de Salomón, Testamento de Moisés, Asunción de Isaías, IV
Libro de Macabeos, Libro de Enoc; y referentes a los tiempos del Nuevo
Testamento, tenemos, entre otros muchos: El Evangelio de Tomás, el
Tránsito de María, las Actas de Pablo.
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3.3. Los libros apócrifos
• Muchos de estos libros, en especial los que se referían a la infancia de
Jesús, como el Protoevangelio de Santiago, surgieron de la necesidad de
llenar los “vacíos”, los temas o momentos históricos que no son tratados
explícitamente en los evangelios canónicos.
• La Iglesia Católica no los incluye en su canon, porque los considera
fantasiosos y poco creíbles. Es muy importante, tanto para evitar
confusiones, como para que los católicos entendamos el discurso de los
cristianos no católicos, tener en cuenta el uso dado por unos y otros a
estos calificativos.
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Libros
Libros de los cuales en algún
momento dudó, pero la Iglesia
reafirmó su
Pertenencia al canon
DEUTEROCANÓNICOS
Bíblico, porque los considera
libros inspirados
Libros no incluidos en el canon
bíblico porque su canonicidad
es incierta
La Iglesia Católica los Los cristianos no católicos
llama
los denominan
DEUTEROCANÓNICOS
APÓCRIFOS
APÓCRIFOS
PSEUDOEPÍGRAFES
(quiere decir escrito con
nombre falso)
Si la Biblia que poseemos es un ejemplar que nos presenta todo el canon bíblico, el paso
siguiente es que nos dispongamos a leerla con el respeto que merece la Palabra de Dios,
a conocerla, reflexionarla y a proclamarla en la comunidad.
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