Los riesgos de la improvisación en el terreno laboral

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Los riesgos de la improvisación en el terreno laboral
Por Adriana Delicio
La autora es abogado especialista en derecho laboral y de familia, negociación y mediación y
responsable de dichas áreas para VECTOR Grupo consultor.
Capacitada en negociación por Universidad de Harvard y Universidad de San Francisco.
Capacitada en mediación por Universidad de Pepperdine-California.
La falta de conocimientos profundos y la improvisación en temas laborales ponen a las
empresas en riesgo de grandes pérdidas. En el caso de las más pequeñas puede llegar a
costar hasta la supervivencia de las mismas. Más allá de lo puramente económico, el
delicado tejido social-laboral se ve fortalecido cuando las empresas actúan en forma ética.
Ciertas modificaciones en las leyes laborales alentarían relaciones más justas y duraderas.
El empresario debe prever los posibles conflictos que pueden plantearse en su empresa con la
debida antelación y correcta información, para evitar grandes sobresaltos que pueden acarrear
pérdidas para su negocio.
En la actualidad existen temas muy importantes que son tomados a la ligera por las empresas,
podemos citar, entre otros: el empleo en negro de los trabajadores, la constitución de sociedades
de responsabilidad limitada con capitales ínfimos comparados con el riesgo y movimiento que
generan las mismas, el uso de modalidades contractuales para emplear personal que no
concuerdan con la realidad, jugar al concurso preventivo y constituir cooperativas de trabajo para
esconder verdaderas relaciones laborales.
Creo que si las personas que administran empresas contaran con un profundo conocimiento de
los riesgos que implican ciertas irregularidades que normalmente se cometen en el plano jurídico
de su desenvolvimiento, se darían cuenta de que lo que parece hoy un ahorro, mañana puede
significar el fin de su actividad económica.
El caso de los empleados en negro o mal registrados constituye uno de los peligros más serios
para la empresa actual, ya que en este momento, y con las leyes vigentes, si un empleado no
registrado es despedido sin justa causa el empleador deberá pagar indemnizaciones muy altas,
que en muchos casos importarán la imposibilidad de seguir en funcionamiento (un solo despido
pone muchas veces en riesgo la continuidad empresaria), sobre todo en los pequeños
emprendimientos que son los que ocupan mayor mano de obra y generan más puestos de trabajo
en la actualidad, no sólo en Mendoza, si no también en el resto del país. El empleado en negro
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puede darse por despedido por el solo hecho de no estar registrado o por estar incorrectamente
registrado, debiendo el empleador en consecuencia abonar varias indemnizaciones que son
acumulables.
A modo de ejemplo, un empleado con sueldo mínimo que trabajó en negro seis meses puede
llegar a exigir una indemnización superior a los diez mil pesos. Si comparamos este monto con
los aportes que debió efectuar el empleador en tiempo y forma, ellos son inferiores a los mil
quinientos pesos. Si al mismo empleado lo registramos y lo despedimos sin justa causa la
indemnización se reduce y el empleador solo abonaría dos salarios por todo concepto (salvo
despido por embarazo, matrimonio y delegados sindicales) y si el empleador despide en forma
justificada a un empleado registrado correctamente no deberá pagar indemnizaciones. Además,
el empleador deberá responder por los accidentes y enfermedades profesionales que sufra el
empleado no registrado.
Mas allá de lo dicho en términos puramente económicos, no puedo dejar de mencionar que el
trabajo de una persona genera una relación con su empleador y con las otras personas que
integran la empresa, que va mucho más allá del sueldo y los aportes de ley, llegando a constituir
una verdadera comunidad y concurrencia de intereses, donde lo que le sucede a una persona
inevitablemente produce consecuencias en los demás actores.
Por ello, más allá de que la recomendación sea registrar a los empleados en tiempo y forma o
usar herramientas jurídicas adecuadas para instrumentar modalidades contractuales acordes a
la actividad a desarrollar, es importante destacar que si bien el trabajador en su situación de
debilidad frente al empleador debe ser protegido por la ley, deberían a mi criterio, existir diferencias
en los montos de las indemnizaciones según la capacidad económica del empleador o el tipo de
empresa, y esta diferencia debería provenir de la ley, ya que no es lo mismo para una empresa
que tiene un ínfimo capital pagar las indemnizaciones que fijan las leyes laborales que para una
de mayor envergadura. Una pequeña empresa con un solo despido puede ir a la quiebra, lo que
perjudica directamente la fuente de recursos de muchos trabajadores.
Quiero dejar esta reflexión: Los empleadores deben cumplir registrando las relaciones laborales
y a mi criterio deberían revisarse los montos que deben pagar los empleadores para registrar a
los empleados y por indemnizaciones, teniendo en cuenta su capacidad económica y el obrar de
buena fe. Concretamente las leyes deberían establecer montos diferentes para las distintas
empresas y empleadores. Esto posibilitaría que las indemnizaciones que se fijen sean de posible
cumplimiento y que cada vez más empleadores inscriban a sus empleados, en beneficio de toda
la sociedad.
Se evitarían gran cantidad de juicios laborales y relaciones personales rotas. Se lograría mayor
continuidad en las empresas y muchas más familias con la cobertura y seguridad que el trabajo
asalariado genera.
La sociedad se construye entre todos. Construyamos una sociedad más pacífica, justa y equitativa.
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