exploración de la función vestibular - Campus IBV

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EXPLORACIÓN DE LA FUNCIÓN
VESTIBULAR
R. Barona de Guzmán, E. Martín Sanz y A. Platero Zamarreño
INTRODUCCIÓN
l sistema de mantenimiento del equilibrio es uno
de los más complejos del organismo, no en vano
nuestra especie ha tardado miles de años en ganar
la bipedestación. No es de extrañar pues que el vértigo,
el mareo y el desequilibrio constituyan una de las patologías que con más frecuencia se presenta en la clínica
diaria: se dice que entre el 25 y el 40% de la población
acudirá al médico en algún momento de su vida por presentar uno de estos síntomas.
En los últimos años hemos asistido a un profundo
cambio en el estudio del paciente vertiginoso; hoy contamos con una importante cantidad de elementos que
permiten llegar a un diagnóstico y tratamiento correctos.
Avances como la videonistagmografía, la posturografía,
la tomografía computerizada (TC) o la resonancia magnética (RM) han revolucionado la otoneurología y permiten realizar un tratamiento preciso en la mayor parte
de los casos, tratamiento que va desde los ejercicios de
rehabilitación más sencillos a la más compleja cirugía.
A pesar de estos avances, el diagnóstico y tratamiento
del vértigo comienza siempre por una buena historia clínica y una estrecha relación médico-paciente.
Vértigo y desorientación son palabras frecuentemente utilizadas en el lenguaje cotidiano, palabras que toman
su verdadero sentido cuando realmente sufrimos estas
sensaciones. El paciente que sufre vértigo es un paciente desvalido, que ha sufrido una vivencia brutal, desconocida, que frecuentemente provoca miedo y ansiedad.
La anamnesis detallada y la exploración clínica correcta
del sistema vestibular son sin duda el primer paso para
sacar a estos pacientes de la desorientación en la que se
encuentran sumidos.
A pesar del desarrollo tecnológico de los últimos años,
de la electrónica y la informática, que tanto han aportado a la exploración funcional otoneurológica, es posible
E
decir que el 80% de los diagnósticos son clínicos: el 40%
vienen dados por la anamnesis y aproximadamente otro
40% es fruto del examen clínico propiamente dicho; solo
un 20% son revelados por las pruebas funcionales o de
imagen. A pesar de ello, estas pruebas, lo que denominamos exploraciones complementarias, no son utilizadas, ni deben serlo únicamente en un 20% de los pacientes con patología otoneurológica, sino en un porcentaje
mucho mayor, ya que en ocasiones, aunque conocemos
casi con certeza el diagnóstico, es necesario además tener
la confirmación objetiva de la existencia de aquella entidad clínica y valorar cómo afecta a un determinado
paciente.
HISTORIA
CLÍNICA
El diagnóstico del paciente vertiginoso es siempre un
reto tanto para el médico general como para el especialista. Para poder desenmarañar la causa que da lugar a
esta sintomatología es necesario conocer lo que le sucede al paciente, y para ello lo más importante es realizar
una adecuada historia clínica. Es necesario hacer un diagnóstico de presunción hacia cuya confirmación irán dirigidas las pruebas complementarias, y cuyo resultado sólo
puede ser interpretado bajo la luz de la historia clínica y,
en caso de discrepancia, es la anamnesis la que debe
orientar el tratamiento. Por otra parte, es necesario valorar el estado en el que se encuentra el paciente y su déficit funcional en relación a su situación personal, laboral
y social. Una vez, comprendamos la problemática del
paciente estaremos en condiciones de planificar el tratamiento y establecer cuál es la estrategia más adecuada
y cuáles son las expectativas y metas hacia las que debemos enfocarlo.
La historia clínica se considera un elemento tan importante en el paciente vertiginoso que frecuentemente se
realiza dos veces, por una parte de forma biográfica,
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Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
dejando que el paciente cuente lo que le ha sucedido de
forma más o menos dirigida, y por otra, estandarizada,
en la que al enfermo se le presenta una serie de cuestionarios que debe responder y en los que nos informa de
forma precisa de cuáles son sus síntomas y cómo le
repercuten en la vida diaria, cuestionarios como el Dizziness Handicap Inventory (DHI) o el UCLA-Dizziness Questionarire (UCLA-DQ)1-3.
La primera entrevista con el paciente se centrará en
la anamnesis biográfica, la descripción detallada de la
sintomatología. Es necesario llegar a conocer qué entiende el paciente por vértigo o mareo, intentar saber cuál es
la sensación que tiene el enfermo:
— Cómo comenzó la sintomatología, si fue de forma
brusca o lentamente progresiva.
— Desde cuándo la sufre y cómo ha evolucionado:
en forma de crisis con intercrisis normales, no ha
variado desde el comienzo, el paciente cada vez
se encuentra peor o ha ido mejorando progresivamente.
— Duración de la sintomatología: segundos, minutos, horas, días, etcétera.
— La frecuencia con que sufre las crisis.
— Cuáles son las causas a las que el paciente atribuye la sintomatología: un traumatismo, encamamiento prolongado, cambios de presión, movimientos de la cabeza (hiperextensión, giro, etc.),
sensación de hambre, etcétera.
— Conocer qué otros síntomas presenta; si sufre
algún problema otológico (hipoacusia, acúfenos,
supuración de oído, etc.) y duración de éstos; si
el cuadro va asociado a una reacción neurovegetativa importante como náuseas, vómitos, etc.; si
presenta síntomas neurológicos como cefalea,
parestesias, alteraciones de la visión, etcétera.
— Valorar los antecedentes clínicos y estado general del paciente: enfermedades vasculares, neurológicas, hereditarias, alergias, diabetes, tratamientos con ototóxicos, cirugía otológica previa, etc.,
así como conocer la medicación que utiliza habitualmente; también el estado psíquico, conocer
la repercusión que tiene el vértigo en el estado
emocional del paciente.
La anamnesis estandarizada ayuda al paciente a expresar y a recapacitar sobre su sintomatología, a la vez que
ayuda a no omitir ninguna cuestión importante y facilita
el archivo.
El vertigo periférico es generalmente de características
rotatorias bien definidas, de comienzo brusco y corta
duración, con reacción neurovegetativa intensa, presenta frecuentemente síntomas auditivos asociados y está
influenciado por la postura y los movimientos
En el vértigo de origen central la sensación de inestabilidad está mal definida, no es rotatorio, es de aparición
lenta y larga duración, no hay reacción neurovegetativa
o es desproporcionada, presenta frecuentemente sínto-
mas neurológicos asociados y no existe influencia postural.
EXPLORACIÓN
CLÍNICA
La exploración clínica está dirigida a identificar el tipo
de déficit vestibular que sufre el paciente y conocer las
limitaciones funcionales que provoca el vértigo. Tras un
examen físico general y una exploración ORL estándar
en la que se deben incluir tanto la otoscopia como la
audiometría, pruebas de Rinne y de Weber, se realizará
el estudio de los movimientos oculares, de la función
vestibuloespinal, de los movimientos de coordinación y
de los pares craneales.
Exploración de los movimientos oculares
Puesto que estamos abordando un capítulo fundamentalmente práctico, obviaremos los mecanismos fisiológicos y fisiopatológicos de la exploración oculomotora para centrarnos más detalladamente en la descripción
de la exploración más habitualmente realizada en una
consulta otorrinolaringológica ante un paciente con sospecha de patología vestibular periférica.
El estudio de los movimientos oculares aporta gran
información sobre el estado funcional del sistema nervioso central y la capacidad del sistema oculomotor de
mantener la estabilidad del campo visual en condiciones
normales. Dentro de los movimientos oculares, los movimientos de corrección y alineación ocular, junto al nistagmo, son los signos de mayor valor semiológico.
Para una correcta evaluación de los distintos movimientos oculares es importante disponer de una metodología adecuada y un protocolo de exploración que abarque los signos más relevantes de una exploración
oculomotora básica.
La inhibición de la fijación visual forma parte de la metodología exploratoria, por lo que es sumamente aconsejable disponer al menos de una gafas de Frenzel (Fig. 1a).
Mediante este dispositivo se crea una anulación parcial
de la fijación visual gracias a sus aproximadas 17 dioptrías, que no sólo impiden la fijación sino que además
magnifican la visión del ojo del paciente de modo que
el examinador aprecia mejor cualquier movimiento ocular. Otros dispositivos como la videonistagmoscopia
(Fig. 1b), que permite la visión de los movimientos oculares en completa oscuridad gracias a un sistema de infrarrojos, anulan totalmente la fijación visual, con la posibilidad de registrar el movimiento ocular en un monitor
de televisor o de ordenador para su posterior grabación
o registro.
La descripción del nistagmo ha de ser realizada con
todo el detalle posible para que el mismo examinador u
otro distinto sean capaces de objetivar posteriormente
cualquier cambio en sus características. Detalles como
la frecuencia, amplitud, morfología y dirección de la fase
rápida sin y con fijación visual son de máxima importan-
Exploración de la función vestibular
A
3
B
Figura 1. a) Paciente con gafas de Frenzel. b) Sistema de videonistagmoscopia. La anulación de la fijación visual provocada por las gafas
de Frenzel o por un sistema de videonistagmoscopia son de gran ayuda a la hora de una correcta evaluación del sistema oculovestibular.
cia a la hora de orientar el cuadro clínico. Diagramas
como el esquema clásico desarrollado por Frenzel son
especialmente útiles a la hora de detallar e interpretar las
distintas características del nistagmo.
Nistagmo espontáneo
No hemos de olvidar que el nistagmo espontáneo
puede tener como causa cualquier alteración de la estructura oculovestibular, incluido el núcleo vestibular y cerebelo. De este modo, dependiendo de la lesión, el nistagmo tiene características clínicamente orientativas, tal y
como se muestra en la tabla 1.
En el caso de la hipofunción vestibular unilateral aguda,
se provoca un desequilibrio estático en la actividad del
canal semicircular que resulta en la aparición de un nistagmo de características periféricas. Suele ser de tipo mixto,
preferentemente horizontal rotatorio, difícilmente lineal o
torsional puro, batiendo siempre en la misma dirección,
aumentando su intensidad al suprimir la fijación visual. El
nistagmo debería ser evaluado dependiendo de la posición del ojo en la órbita. El nistagmo resultante de una
lesión vestibular periférica suele mostrar mayor intensidad cuando el ojo es desviado en la dirección de la fase
rápida (ley de Alexander). La capacidad de mantener la
mirada ha de ser explorada correctamente, pidiendo al
paciente que la mantenga a unos 30° de la orientación central tanto a la derecha como a la izquierda, durante al
menos 15 segundos en cada posición4.
Tabla 1. Resumen de las características principales
que diferencian el nistagmo periférico frente
al nistagmo central
Aparición
Dirección
Fijación visual
Movimiento cefálico
Periférico
Central
Siempre
Horizontal, rotatorio
Disminuye
Aumenta
Si/No
Cualquiera
Aumenta
No varía
Un nistagmo horizontal evocado por la mirada es muy
sugestivo de lesiones del flóculo cerebeloso o del núcleo
vestibular medial. Otros tipos de nistagmos evocados
por la mirada son el nistagmo de Brun, nistagmo de gran
amplitud, asimétrico y característico de lesiones del ángulo pontocerebeloso. No hay que prestarse a confusión
de este tipo de nistagmos con el nistagmo de mirada
extrema, nistagmo fisiológico frecuentemente hallado en
sujetos normales.
Desviación torsional y reacción de inclinación
ocular
La desviación torsional es un signo resultante de una
descompensación de la actividad tónica a lo largo de las
vías que median en los reflejos oculares otolíticos. Se trata
de una mala alineación ocular en el plano vertical no explicable en el seno de una parálisis de la musculatura ocular extrínseca. Los pacientes con estos signos se quejan
habitualmente de diplopía vertical o torsional. La prueba
más sencilla para explorar este signo es el llamado cover
test o prueba de oclusión ocular. Se trata de una prueba
sencilla que consiste en la oclusión ocular alternante, atendiendo a posibles movimientos correctivos en el plano
vertical del ojo descubierto, de modo que es posible detectar la mala alineación del eje ocular y las forias5.
La reacción de inclinación ocular puede desencadenarse con cualquier lesión de las vías otolíticas: el laberinto o
nervio vestibular, el núcleo vestibular, el fascículo longitudinal medial o el núcleo intersticial de Cajal. Se trata de
una inclinación cefálica hacia el lado de la lesión, con una
hipometría ocular del ojo ipsilateral al lado dañado.
Movimientos oculares sacádicos y seguimiento
ocular lento
El examen sacádico se realiza pidiéndole al paciente
que mire alternativamente a los dedos índices del examinador, situados aproximadamente a unos 15° de la
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Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
posición primaria de la mirada. Es importante atender a
la velocidad de las sacadas, la precisión del movimiento
del globo ocular en llegar a su objetivo visual y la latencia de inicio de movimiento.
La exploración del seguimiento ocular lento es otro
sencillo procedimiento que se puede realizar con un lento
movimiento del dedo del examinador, no mayor de 20°/s
pidiéndole al paciente que lo siga con la mirada. Las asimetrías en el seguimiento horizontal y movimientos
correctivos de la mirada al seguir el objeto móvil son fácilmente identificables. Ambos exámenes muestran hallazgos sumamente inespecíficos, puesto que muchas estructuras anatómicas están implicadas en dichos reflejos,
pero una marcada asimetría es sugestiva de una alteración central, lo que puede aportar datos de importancia
en el contexto de la exploración.
Nistagmo de agitación cefálica
Como el mismo nombre indica, el método de provocación del nistagmo de agitación cefálica consiste en el giro
mantenido de la cabeza en el plano del canal semicircular
horizontal (flexionando la cabeza 30°, aproximadamente),
con movimientos cefálicos de 1 a 2 Hz hasta completar
alrededor de 20 ó 30 sacudidas. Mediante este procedimiento se evalúa un desequilibrio dinámico de la función
vestibular, aunque su aparición no descarta en absoluto
una lesión central, puesto que puede aparecer en estos
casos. En aquellos casos de hipofunción vestibular aguda,
el nistagmo de agitación cefálica se provoca por asimetría
en el mecanismo de almacenamiento de velocidad, cuya
fase lenta suele dirigirse hacia el lado lesionado.
Los sujetos sanos no suelen tener una respuesta positiva a esta maniobra, o a lo sumo dos o tres sacadas horizontales. Por otro lado, las lesiones centrales pueden
manifestarse como nistagmos de dirección vertical tras
algunas sacadas horizontales tras una maniobra de agitación cefálica5.
Maniobra oculocefálica o de head thrust
(prueba de Halmagyi-Curthoys)
El sujeto ha de mirar detenidamente la nariz del examinador, mientras que éste realiza rotaciones de la cabeza del paciente, rápidas de corta duración y en el plano
del lado del canal semicircular que se explora (Fig. 2). El
examinador ha de evaluar atentamente movimientos conjugados oculares del paciente en la dirección contraria a
la rotación efectuada. Si el reflejo oculovestibular está
intacto, el paciente será capaz de mantener la fijación del
objeto (la nariz del examinador) mientras se realiza la
maniobra.
A
B
C
D
Figura 2. Realización de la maniobra oculocefálica.
Exploración de la función vestibular
En los casos de hipofunción vestibular unilateral, las
rotaciones cefálicas hacia el lado lesionado, con velocidades superiores a 1 Hz, revelan un déficit dinámico del
reflejo oculovestibular explorado, poniendo de manifiesto una sacada correctora cuando efectuamos la mencionada maniobra.
Es una prueba de fácil realización y con una sensibilidad de detección del lado lesionado alta, especialmente en hipofunciones vestibulares graves4.
Agudeza visual dinámica
Antes de explorar la agudeza visual del paciente mientras realiza movimientos de cabeza, hay que explorar su
agudeza visual con la cabeza estática mediante una tabla
de Snellen. Después se mueve la cabeza de un lado a
otro en el plano horizontal describiendo un arco aproximado de 60° con una frecuencia de 1 a 2 Hz, mientras
que el paciente lee las líneas de la tabla de Snellen que
le especificamos.
En un sujeto normal hay una disminución de una línea
de la tabla, en la medición de la agudeza visual dinámica. Pacientes con hipofunciones bilaterales tienen una
disminución de hasta cinco o seis líneas, debido a la oscilopsia que se provoca. En los casos de hipofunción vestibular aguda, el paciente puede disminuir de dos a cuatro líneas comparando con la medición con la cabeza
estática. Otra forma de realizar esta sencilla prueba es
pidiéndole al paciente que lea un texto que tengamos a
mano mientras que él mismo mueve la cabeza. Es una
forma simple, aunque menos práctica a la hora de objetivar el resultado de ésta.
Esta prueba tiene una gran sensibilidad para explorar
las hipofunciones vestibulares bilaterales y lesiones vestibulares por ototóxicos. También se utiliza de modo sistemático para evaluar el proceso de compensación vestibular tras una lesión laberíntica unilateral aguda.
Nistagmo de posición
El nistagmo de posición es el que aparece cuando la
cabeza adopta una posición determinada con respecto
a la gravedad o al tronco, y que no cesa o se modifica,
hasta que la cabeza no cambie su dirección. Lo que se
evalúa exactamente es el efecto de la gravedad sobre los
receptores vestibulares.
Se aplica la misma metodología que para la exploración del nistagmo espontáneo, por lo que es recomendable su exploración mediante gafas de Frenzel o videonistagmoscopia.
El nistagmo se explora con el paciente en decúbito
supino y se gira la cabeza unos 90° primero a la derecha
y, tras mantener la posición unos 30 segundos, se gira al
sentido contrario. Es importante mantener la posición un
tiempo determinado, puesto que en muchos casos el nistagmo aparece tras un período de latencia. Si aparece
algún nistagmo, es necesario repetir la maniobra colo-
5
cando al paciente en decúbito lateral derecho o izquierdo. En los casos de hipofunción vestibular unilateral, suele
aparecer un nistagmo de posición que sigue las leyes de
Ewald, aunque no se le reconoce valor localizador.
Es importante detallar la amplitud del nistagmo en
las distintas posiciones, y la dirección de éste (geotrópico o ageotrópico), y si mantiene la dirección del mismo
(de dirección fija) o no (dirección cambiante).
A continuación, siguiendo el paciente en decúbito
supino, se explora el nistagmo con la cabeza hiperextendida, rotándola en una u otra dirección y manteniendo
las distintas posiciones durante algunos segundos. Esta
posición puede desencadenar un nistagmo vertical inferior en aquellos casos con lesiones cerebelosas o troncoencefálicas.
Nistagmo posicional o de posicionamiento
La exploración del nistagmo posicional se diferencia
del nistagmo de posición en que el primero se provoca
por cambios de posición de la cabeza y su nistagmo cesa
después de que ésta deja de moverse.
Se suele realizar primero la maniobra de Dix-Hallpike para detectar un vértigo posicional paroxístico benigno del canal semicircular anterior y posterior. Partiendo
del paciente sentado en una camilla, lo llevamos rápidamente a una posición de decúbito supino con la cabeza
colgando hiperextendida hacia el lado que estemos explorando, manteniendo la posición durante al menos 30
segundos. Tras esta maniobra, la revertimos volviendo a
la posición inicial.
También está descrita una variante horizontal del vértigo paroxístico posicional benigno (VPPB), y aunque
puede ser provocado por la maniobra de Dix-Hallpike,
existe una maniobra específica para provocar el canal
afectado, la maniobra de McClure. Partiendo de una posición de decúbito supino, giramos la cabeza rápidamente hacia un lado y evaluamos la posible presencia de un
nistagmo, manteniendo la posición durante 30 segundos o más. Una vez finalizado, giramos la cabeza hacia
el lado contrario y repetimos el examen.
Ambas maniobras son altamente sugestivas de canalitiasis o cupulolitiasis del canal explorado y tienen un
gran valor localizador.
Otros exámenes de la función oculovestibular
El nistagmo producido por la maniobra de Valsalva
es desencadenado en algunas lesiones de la unión craneocervical (p. ej., la malformación de Arnold-Chiari), fístulas perilinfáticas y otras alteraciones de la cadena osicular, ventana oval, canales semicirculares y órganos
otolíticos6.
La hiperventilación puede provocar mareo en algunos pacientes con ansiedad, pero no nistagmo. Éste es
más propio en pacientes con lesiones desmielinizantes
del nervio vestibular (neurinoma del acústico), compre-
6
Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
sión de estructuras vasculares o enfermedades desmielinizantes de estructuras centrales (esclerosis múltiple).
El fenómeno de Tullio es la provocación de síntomas
vestibulares y movimientos oculares durante la estimulación con sonido o cambios de presión ótica. La movilidad de la membrana timpánica y cadena osicular provoca vértigo y nistagmo (signo de Hennebert) en
pacientes con otosífilis, fístula perilinfática y dehiscencias de canales semicirculares.
Examen de la función vestibuloespinal
El desequilibrio estático en los reflejos vestibuloespinales se explora con la prueba de Romberg, marcha en
tándem y Unterberger, entre otras.
La prueba de Romberg, originalmente descrita para
el tabes dorsalis, es básicamente una prueba de propiocepción y de influencia vestibular. La metodología es sencilla, pidiéndole al paciente que se sitúe de pie con los
brazos pegados al cuerpo y los pies juntos. La prueba se
realiza tanto con ojos abiertos como con ojos cerrados,
y el explorador evalúa los movimientos efectuados por
el paciente para mantener dicha posición. Aunque es altamente inespecífica, la lateropulsión repetida hacia el lado
de la lesión es muy sugestiva de lesiones periféricas.
La marcha en tándem es una sencilla prueba, en la
que el paciente camina en una actitud punta-talón sobre
un camino delimitado por el examinador. Del mismo
modo que anteriormente se evalúa tanto con ojos abiertos como cerrados. Tampoco es un examen muy sensible y no tiene valor localizador, pero aporta información
de la función vestibular.
Por último, la prueba de Unterberger es una prueba
practicada con mucha frecuencia en consultas de otoneurología en la que se pide al paciente que camine sobre
un mismo sitio con los brazos extendidos y levantados
a la altura de los hombros, durante al menos 50 ó 60
pasos. El examinador evalúa la posible lateropulsión o
caídas, la repetitibilidad de la prueba y la modificación
con ojos abiertos o cerrados.
Casi todas las pruebas de marcha o postura siguen
un mismo principio, y es la sucesiva modificación de los
distintos sistemas que intervienen en ella: el sistema
visual, vestibular y propioceptivo. De hecho, la prueba
más sencilla e informativa es la simple observación de
la marcha del paciente, recomendable siempre que no
haya cuestiones de espacio que lo impidan. Aunque estas
pruebas no tienen gran sensibilidad, dan mucha información cuando están sujetas al contexto de una amplia
anamnesis y la exploración completa6.
Para la valoración cerebelosa se utilizan las pruebas
de metría dedo-nariz y dedo-dedo, de diadococinesia y
valoración del tono muscular y sinergia entre agonistas
y antagonistas. También se realizará una valoración de
los pares craneales. Finalmente, se determinaran las posiciones que actúan como desencadenantes del vértigo, y
se realizara la auscultación de los pulsos y el estudio del
fondo de ojo. El reflejo corneal y el estudio del fondo de
ojo son posiblemente la parte más importante de la exploración neurológica y no deben ser nunca olvidados.
Si las desviaciones segmentarias son armónicas, es
decir, todas se desvían hacia el mismo lado y son opuestas a la fase rápida del nistagmo, la exploración nos orientará hacia un cuadro de origen periférico. Si existe alteración de las pruebas cerebelosas o de alguno de los
pares craneales estaremos ante un paciente con una
lesión central o del ángulo pontocerebeloso, origen de
un vértigo de tipo central.
Evaluación de la marcha
La evaluación de la marcha proporciona una valoración dinámica del control postural del paciente. La prueba más utilizada es el denominado Timed Up and Go. El
paciente se encuentra sentado en una silla sin brazos y
se le ordena que se levante, camine una línea de 6 m,
gire 180°, vuelva a caminar los 6 m y se siente en la silla
sin usar los brazos; los giros serán uno a la derecha y
otro a la izquierda. Esta prueba permite una valoración
cualitativa de la marcha del paciente y una valoración
cuantitativa determinando el tiempo que tarda en realizarla. En sujetos de edad la mejor prueba para determinar el equilibrio dinámico y el nivel de actividad es a velocidad de marcha7.
Valoración funcional
Una vez finalizada la anamnesis y la exploración clínica es conveniente valorar el grado de incapacidad funcional que siente el paciente, ya que una misma lesión
puede provocar limitaciones muy diferentes según el estilo de vida, no alterarla prácticamente si su actividad habitual es sedentaria o imposibilitarla si su actividad diaria
es importante; y a la inversa, diferentes grados de lesión
vestibular pueden incapacitar al paciente de forma semejante dependiendo de su estado físico y estilo de vida.
Para valorarlo existen diferentes escalas que determinan
el grado de incapacidad del paciente: DHI, etc.1-3. La exploración clínica y la valoración funcional son imprescindibles para poder realizar una correcta planificación del tratamiento y en especial de la rehabilitación vestibular8.
VIDEONISTAGMOGRAFÍA
La videonistagmografía va encaminada a valorar tanto
el reflejo vestibuloocular (RVO) como las vías oculomotoras y permite localizar dónde se encuentra la lesión
vestibular, si es central o periférica, la importancia del
daño vestibular y el grado de compensación alcanzado
a nivel de este reflejo. Para ello se realizan una serie de
pruebas: a) oculomotricidad, sacadas y seguimiento ocular lento; b) nistagmo espontáneo y evocado por la mirada; c) nistagmo de posición y posicional, etc., las características de estos nistagmos informan de la localización
Exploración de la función vestibular
de la lesión y del grado de compensación (pruebas que
se han descrito detalladamente en el apartado de exploración clínica); d) pruebas calóricas, cuyo objetivo es
estimular los conductos semicirculares de cada lado con
agua a diferentes temperaturas, para determinar de
forma independiente la actividad refleja de cada oído y
e) pruebas rotatorias, más difíciles de interpretar pero
menos molestas que las calóricas y que constituyen un
estímulo más fisiológico y controlado, al estimular
ambos laberintos simultáneamente valoran el grado de
compensación.
Prueba vestibular calórica
La prueba calórica es la más útil de todas aquellas
que valoran la función vestibular y debe ser considerada
como la prueba básica del estudio del sistema vestibular. Fue descrita por Bárány en 1906. La calorización del
conducto auditivo externo provoca en el interior del canal
semicircular una corriente de endolinfa que da lugar al
desplazamiento de la cúpula de la ampolla del conducto y por lo tanto a la estimulación o inhibición de éste y
a la aparición de un nistagmo de dirección determinada
(hacia el oído estimulado con agua caliente y huyendo
del estimulado con agua fría).
Los tipos de prueba calórica más corrientemente utilizados son:
7
provocados) como cuantitativa, siendo el parámetro
más utilizado la velocidad angular máxima de la fase
lenta del nistagmo.
La valoración cuantitativa se puede reflejar de forma
gráfica, para la cual se han descrito diferentes sistemas
(Fig. 3), o numérica, utilizando las fórmulas de Jongkees que determinan la simetría de la función vestibular:
diferencia entre las respuestas obtenidas, velocidad máxima de la fase lenta del nistagmo provocado, en cada oído.
Se suman las dos respuestas del oído derecho (caliente
y fría) y se restan las obtenidas en el oído izquierdo, el
resultado se divide por la suma de todos ellos y se multiplica por 100.
Preponderancia laberíntica:
(OD 30 °C + OD 44 °C) – (OI 30 °C + OI 44 °C)
OD 30 °C + OD 44 °C + OI 30 °C + OI 44 °C
x 100
La respuesta es normal, si el resultado es menor del
20%.
La preponderancia direccional valora la diferencia
entre los nistagmos que se producen hacia la derecha y
los que se producen hacia la izquierda. Normalmente es
inferior al 30%.
Preponderancia direccional:
(OD 44 °C + OI 30 °C) – (OD 30 °C + OI 44 °C)
x 100
OD 30 °C + OD 44 °C + OI 30 °C + OI 44 °C
— Estimulación bitérmica bilateral alternante
— Estimulación bitérmica bilateral simultánea
La reflectividad vestibular se calcula sumando la velo— Estimulación con agua de hielo.
cidad angular máxima de la fase lenta de las respuestas
La estimulación bitérmica bilateral alternante fue estancalientes y frías de cada lado. Cuando se mide la fase
darizada por Fitzgerald y Hallpike en 1942, y es la pruelenta del nistagmo varía entre 24 y 96°/s.
ba calórica básica. Para su
realización el paciente se
sitúa en decúbito supino con
la cabeza elevada 30°, con
los ojos abiertos en la oscuridad y manteniendo un cierto nivel de alerta, por ejemplo contando a la inversa.
Se realizan en total cuatro
irrigaciones, dos por oído,
primero con agua a 30 °C y
luego con agua a 44 °C,
siempre con intervalos de
cinco minutos entre cada
estimulación utilizando para
cada irrigación 250 cm3 de
agua durante 40 segundos.
La respuesta nistágmica provocada se registra con un
equipo de electronistagmografía (ENG) o videonistagmografía (VNG). La valoración será tanto cualitativa
Figura 3. Prueba vestibular en la que se aprecia déficit vestibular severo, arreflexia vestibular. Arri(alteraciones de la amplitud
ba a la derecha representación gráfica: mariposas de la velocidad angular de la fase lenta y de frey del ritmo de los nistagmos
cuencia.
8
Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
Resultados e interpretación:
— Paresia canalicular. La respuesta en un oído es
significativamente menor. Es debida a la existencia de una lesión periférica del lado hiporrefléxico, localizada en el laberinto o en el nervio vestibular. Siempre es necesario descartar una mala
irrigación.
— Preponderancia direccional. Los nistagmos hacia
un lado son más intensos que hacia el otro. Su
hallazgo informa de la existencia de patología,
pero carece de valor localizador, puede deberse
tanto a una lesión periférica como central. Es necesario valorarla siempre en el contexto del resto de
pruebas que estudian el sistema oculomotor
(sacadas, seguimiento ocular lento, nistagmo
espontáneo, etcétera).
— Paresia canalicular bilateral. Existe una disminución de la respuesta en ambos oídos. Generalmente es consecuencia de una lesión periférica,
laberíntica o del VIII par, bilateral, siempre es necesario valorar el resultado de las pruebas que estudian el sistema oculomotor y descartar la toma
de sedantes o la inatención del paciente.
— Hiperreflexia vestibular. Indica la existencia de una
lesión central.
— La inversión del nistagmo, es decir, cuando aparece un nistagmo de dirección opuesta a la esperada, y la perversión del nistagmo, predominio del
componente vertical, son consecuencia de una
lesión central a nivel del tronco de encéfalo.
— Disritmia. el nistagmo no es regular en amplitud
y frecuencia. Es consecuencia de una lesión central, aunque siempre es necesario descartar falta
de alerta por parte del paciente.
— Supresión del nistagmo. durante la prueba se
enciende la luz y se hace que el paciente fije la mirada en un punto, la amplitud del nistagmo debe disminuir al menos en un 60%. La alteración de la
supresión del nistagmo calórico por fijación visual
es siempre consecuencia de una lesión central,
generalmente localizada a nivel del cerebelo.
La prueba calórica es la única que permite valorar selectivamente la función de los conductos semicirculares derecho e izquierdo. Aunque presenta ciertas limitaciones,
como no poder conocer el nivel exacto de estimulación,
sólo valora el conducto semicircular horizontal; y a una
frecuencia muy baja de aproximadamente 0,003 Hz, poco
fisiológica, es la prueba vestibular básica.
A pesar de ello, y sabiendo que muchos de los diagnósticos son clínicos, de forma que se realizan en gran
parte de los casos una vez finalizada la anamnesis y la
exploración clícica, es el caso de la enfermedad de Ménière, el VPPB, etc., ¿qué interés tendría realizar las pruebas calóricas a estos pacientes?, ¿cuáles son sus indicaciones? Revisamos las patologías vestibulares más
frecuentes:
— Enfermedad de Ménière: informa no sólo del
grado de lesión a nivel vestibular de oído afecto,
sino además, y a veces más importante, como en
el caso en el que es necesario indicar un tratamiento destructivo, del estado del oído teóricamente sano.
— Vértigo recurrente: permite confirmar la existencia de una lesión periférica.
— VPPB: permitirá conocer aquellos casos asociados a una arreflexia vestibular, generalmente de
peor pronóstico.
— Neuritis vestibular: es imprescindible para realizar el diagnóstico definitivo y descartar alteraciones de origen central.
— Inestabilidad crónica: conformar la existencia o
no de una lesión periférica.
Otras pruebas vestibulares calóricas
Estimulación bitérmica bilateral simultánea
Para la realización de la prueba se sitúa al paciente
en la posición habitual de calorización; utilizando un tubo
en «Y» se irrigan ambos oídos durante 30 segundos primero con agua a 30° y tras un intervalo de cinco minutos con agua a 44°. Se valorará la existencia o no de nistagmo. Existen cuatro posibilidades de respuesta:
— Tipo 1: no aparece nistagmo en ninguna de las
dos estimulaciones. La respuesta de ambos laberintos es simétrica, lo que puede ser debido a que
el resultado de la prueba es normal o a la existencia de una hiperfunción o hipofunción bilateral.
— Tipo 2: aparece nistagmo en ambas estimulaciones y la dirección de éste es diferente en cada una.
Esta respuesta es la típica de la hipofunción vestibular unilateral aunque puede aparecer más raramente por hiperfunción unilateral.
— Tipo 3: aparece nistagmo en ambas estimulaciones pero en la misma dirección. Se trata de una
preponderancia direccional. Señala la existencia
de patología pero carece de valor localizador.
— Tipo 4: aparece nistagmo en una sola de las estimulaciones. Es señal de que existe patología pero,
al igual que la preponderancia direccional, no tiene
valor localizador de la lesión.
Esta prueba no es una detección selectiva, ni sustituye a la prueba bitérmica bilateral alternante, pero es útil
en aquellos pacientes que presentan sintomatología y en
los que las demás pruebas son normales.
Estimulación con agua de hielo
Esta prueba se realiza cuando no se obtiene respuesta en la prueba bitérmica bilateral alternante con el fin de
conocer si existe o no una función vestibular residual en
los conductos semicirculares horizontales. Para la reali-
Exploración de la función vestibular
zación de la prueba se sitúa al paciente en la posición
habitual de calorización. Se le gira la cabeza hacia el lado
contrario y se instilan unos 5 cm3 de agua de hielo en el
conducto auditivo externo. Se mantiene esta posición 20
segundos, tras los cuales se sitúa la cabeza en la posición original y se observa la aparición o no de nistagmo.
Es útil para valorar los resultados de la cirugía destructiva planificar y conocer las posibilidades de la rehabilitación vestibular o antes de utilizar tratamientos vestibulotóxicos.
Pruebas vestibulares rotatorias
El RVO es el mecanismo fundamental para la estabilización de la imagen en la retina durante la mayoría de
los movimientos acontecidos en la vida diaria. Tradicionalmente, la exploración del RVO se ha venido realizando con las pruebas calóricas, pero éstas, pese a sus indudables ventajas, tan sólo ofrecen una evaluación limitada
de un único canal semicircular a una frecuencia de 0,003
Hz, aproximadamente. El arco de tres neuronas que componen el RVO, es la vía más directa existente ente el laberinto y la musculatura extraocular. Durante un movimiento de baja velocidad, la ganancia y la fase del RVO son
poco eficaces para mantener en la retina un objetivo
visual, debido a una combinación de factores mecánicos
laberínticos que causan desviación de la cúpula y actividad neural. En estas condiciónes son los reflejos de seguimiento visual (OKN y seguimiento) los encargados de
proveer de estabilización de la mirada (hasta 1 Hz, aproximadamente). Por encima de esta velocidad, estos mecanismos son insuficientes, y es el RVO el principal encargado de la estabilidad de la mirada.
La importancia clínica del RVO es más evidente durante los movimientos cefálicos rápidos. El rango frecuencial habitual de la rotación cefálica durante la deambulación se encuentra entre 1 y 4 Hz en el plano horizontal,
y hasta 8 Hz en el vertical9.
Las pruebas vestibulares rotatorias han sido utilizadas durante casi un siglo para evaluar la función vestibular. Bárány, en 1907, describió la prueba de rotación
impulsiva, en la cual el sujeto era detenido bruscamente tras una rotación manual de aproximadamente 10 giros
en 20 segundos. Entonces, se comparaba el estado del
RVO, cotejando la duración del nistagmo evocado. En
1948, Von Egmond desarrolló una variante que denominó cupulometría, en la cual aplicó un estímulo trapezoidal asimétrico con una detención brusca en uno o dos
segundos de modo similar al que realizaba Bárány. Más
adelante se introdujo el estímulo sinusoidal con el objetivo de emular movimientos más fisiológicos basados
en un estímulo sencillo como la sinusoide.
El verdadero resurgimiento de las pruebas vestibulares rotatorias se ha producido gracias al auge de la informática, mediante la cual el análisis de los datos y la generación del estímulo están controlados en su mayor parte
por ordenadores.
9
Fisiología del estímulo rotatorio
Durante un estímulo rotatorio, el paciente está acomodado en un sillón controlado por un ordenador y
simultaneado con el registro de la respuesta oculovestibular mediante electrohistagmografía o videonistagmografía. Habitualmente, el paciente permanece sentado
con la cabeza inclinada 30° hacia delante para la exploración del canal semicircular horizontal. Aunque todos
los canales semicirculares pueden ser objeto de estudio,
la mayor parte de los autores se centran en el estudio del
canal semicircular10.
Durante la prueba rotatoria, la cúpula es desplazada
un par de veces en sentidos contrarios. Al iniciar la rotación, se desencadena un nistagmo perrotatorio, cuya fase
rápida bate en el mismo sentido de la rotación, que puede
durar unos 30 segundos una vez alcanzada la velocidad
angular final. En caso de que la rotación con una velocidad angular uniforme dure más de 40 ó 50 segundos, el
nistagmo puede invertirse (nistagmo perrotatorio II), y
si el estímulo rotatorio perdura, el nistagmo vuelve a batir
en la misma dirección que la rotación (nistagmo perrotatorio III).
Tras la detención brusca, aparece un nistagmo de
dirección inversa al giro previo, el nistagmo posrotatorio que puede llegar a durar 30 a 40 segundos, lo que la
cúpula tarde en volver a su posición de reposo. También
en este caso, el nistagmo puede atravesar distintas fases,
según la cual la dirección del nistagmo posrotatoria se
invierte para volver de nuevo a su dirección inicial (posrotatorio II y III).
En una prueba trapezoidal clásica, independientemente de todas sus variantes, hay tres fases: aceleración angular progresiva, velocidad angular constante y deceleración
progresiva. De este modo, y tal como indica la figura 4,
en la primera fase se objetivará un nistagmo perrotatorio, en la segunda ese mismo nistagmo se va agotando
y en la última se evidencia un nistagmo posrotatorio.
Actualmente existen múltiples protocolos de estimulación rotatoria que se basan en los principios anteriormente comentados. El protocolo más ampliamente utilizado y descrito en la bibliografía médica es el de la
prueba sinusoidal armónica y la prueba impulsiva.
En la prueba impulsiva se realiza una aceleración brusca de 0 a 100°/s. Cuando se llega a la aceleración máxima se mantiene la velocidad durante un minuto y luego
se desacelera rápidamente. Tras este estímulo, aparece
un nistagmo, cuya fase lenta declina con el tiempo que
mantenemos constante la velocidad del estimulo rotatorio. El tiempo en segundos en que la respuesta se reduce en un 37% es la constante de tiempo11.
En la prueba sinusoidal armónica se realiza un estimulo complejo y variado. Se produce una oscilación sinusoidal en eje vertical utilizando frecuencias armónicas
con velocidad máxima de 50°/s. De esta prueba obtenemos tres parámetros:
10
Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
A
Velocidad (º/seg)
2
1
3
Tiempo (seg)
B
1
3
2
Figura 4. Esquema estimulación rotatoria trapezoidal. a) Estimulación horaria. b) Estimulación antihoraria. En la fase de aceleración angular progresiva se produce un nistagmo perrotatorio (1),
que se va agotando en la fase de velocidad angular constante (2),
y que bate en dirección contraria en la fase de deceleración angular, produciéndose el nistagmo postrotatorio (3).
— Fase: relacion temporal entre la velocidad del estimulo y la del ojo. Una fase anómala suele reflejar
una disfunción vestibular permanente.
— Ganancia: es la relación entre la velocidad máxima de la silla y la velocidad de la fase lenta (VFL)
de los nistagmos generados.
— Asimetría: es la diferencia entre el valor de la velocidad de la fase lenta del nistagmo más intenso
hacia la derecha e izquierda. Es un medida objetiva y dinámica de una disfunción vestibular activa y está muy relacionada con el estado clínico del
paciente.
Indicaciones de las pruebas rotatorias
En la tabla 2 están resumidas las indicaciones absolutas y relativas de las pruebas vestibulares rotatorias.
La indicación de hipofunción vestibular bilateral es la
más frecuente, cuando las irrigaciones calóricas están
por debajo de 10°/s en ambos lados, o la ausencia de respuesta con agua de hielo.
En caso de imposibilidad de realización de pruebas
calóricas como el tamaño del CAE, grosor del tímpano,
neumatización mastoidea, transmisión de la onda
térmica generada, está indicada la realización de las
pruebas por tratarse de un estímulo controlado sobre
el laberinto y su capacidad de eliminar los artefactos
mecánicos asociados con la introducción del estímulo
calórico.
En el caso de la existencia de variabilidad anatómica
que impida la comparación de los dos oídos por cualquier efecto asimétrico. En todos estos casos, ayudan a
verificar y definir la extensión del daño vestibular bilateral o a definir la responsabilidad relativa del sistema periférico cuando las pruebas calóricas no son realizables.
Como indicaciones relativas, están las que se enumeran a continuación. Cuando la VNG es normal, y los resultados de la exploración oculomotora son normales a
pesar de una clínica típicamente vestibular del paciente,
los hallazgos de las pruebas rotatorias pueden ser útiles
para analizar la responsabilidad real del sistema periférico y del estado de compensación vestibular.
Cuando la VNG muestra una hipofunción vestibular
compensada (sin signos oculomotores dinámicos), a
pesar de una clínica vertiginosa con componente vegetativo, las pruebas rotatorias nos ayudan a comprender
mejor la evolución de una lesión conocida y su verdadero estado de compensación.
Por ultimo, cuando necesitamos establecer la línea base
de seguimiento para evolucionar la historia natural de una
enfermedad como la de Ménière. También para valorar la
eficacia de un tratamiento como la gentamicina intratimpánica, rehabilitación vestibular o cirugía del vértigo.
El estímulo rotatorio representa un estímulo mucho
más natural y fisiológico, y bastante menos molesto que
la estimulación calórica. Nos permite una valoración completa en caso de una hipofunción vestibular bilateral y en
aquellos casos de imposibilidad anatómica, especialmente útil en la población pediátrica que adolece de patología vestibular. Del mismo modo, es un instrumento válido para estudiar la compensación del paciente, así como
para realizar estudios de seguimiento de tratamientos
de cualquier índole.
Como contraposición a esta serie de ventajas, se pone
de manifiesto una serie de desventajas como el tamaño
y el precio de estos dispositivos, que en no pocas ocasiones imposibilitan la práctica habitual por falta de espacio en los servicios ORL habituales. Los motores más
fácilmente disponibles rara vez superan la velocidad de
1 Hz, debido a las limitaciones intrínsecas del motor y
de la fijación cefálica a esas aceleraciones.
POSTUROGRAFÍA
DINÁMICA
El mantenimiento de la estabilidad postural es una
prueba que está posibilitada gracias a la integración de sistemas adaptativos sensoriales, neuromusculares, muscu-
Tabla 2. Indicaciones absolutas y relativas de las pruebas rotatorias
Absolutas
Hipofunción bilateral
Imposibilidad pruebas calóricas
Variabilidad anatómica
Relativas
Clínica positiva y VNG normal
Discordancia entre status compensación/VNG del paciente
Establecimiento línea base de seguimiento
Exploración de la función vestibular
loesqueléticos y cerebrales. La mayoría de las patologías
que afectan al equilibrio son resultado de una afectación
parcial de uno de estos sistemas, de modo que pacientes con una patología similar pueden presentar diferentes limitaciones funcionales y/o discapacidades.
Las pruebas diagnósticas tradicionales están diseñadas para descartar o verificar la existencia de patología, y
se han basado en el estudio aislado del RVO y de sus interacciones con los sistemas visuo-oculomotores, siendo de
gran utilidad para evaluar los mecanismos que mantienen
la estabilidad ocular, con lo que se obvia el estudio de los
mecanismos que mantienen la postura12-13.
La posturografía dinámica computarizada (PDC)
determina las limitaciones funcionales cuantificando los
daños existentes en la información sensorial y el sistema de respuestas motoras necesarias para el mantenimiento de la estabilidad postural.
Por su amplia distribución y aceptación por parte de
los distintos autores en el campo de la valoración de las
alteraciones vestibulares y su correspondiente limitación
funcional, este apartado hace referencia exclusivamente
al equipo y metodología de la plataforma de PDC Smart
Balance Master (Neurocom International, Inc., Clackamas, Oregón) (Fig. 5). Se pueden realizar varios tipos de
pruebas: de organización sensorial, de adaptación, de
control motor, control voluntario de los límites de estabilidad, desplazamiento rítmico del peso, etc. Nos centraremos, por su mayor interés, en la prueba de organización sensorial.
Prueba de organización sensorial
La organización sensorial se evalúa alterando selectivamente las aferencias somatosensoriales y visuales,
y posteriormente evaluando la capacidad del paciente
para mantener el equilibrio. El paciente se sitúa sobre
una plataforma móvil rodeada de un entorno visual,
ambos pueden moverse aislada o simultáneamente, controlados por un ordenador. Para el estudio de la organización sensorial, la posturografía dinámica valora el equilibrio del paciente midiendo su oscilación postural en
sentido anteroposterior en seis
condiciones diferentes en las que
se realiza una distorsión selectiva de la información sensorial
(Fig. 6):
1. Ojos abiertos, entorno visual fijo y plataforma de
soporte fija.
2. Ojos cerrados y plataforma
de soporte fija.
3. Ojos abiertos, entorno visual móvil (moviéndose
proporcionalmente al ángulo de balanceo anteroposterior del cuerpo) y plataforma de soporte fija.
11
4. Ojos abiertos, entorno visual fijo y paltaforma de
soporte móvil (moviéndose proporcionalmente al
ángulo de balanceo anteroposterior del cuerpo).
5. Ojos cerrados y plataforma de soporte móvil.
6. Ojos abiertos, entorno visual móvil y plataforma
de soporte móvil.
El protocolo consiste en 18 pruebas de 20 segundos
de duración cada una. Cada una de las seis condiciones
Figura 5. Posturografía dinámica: Smart Balance Master (NeuroCom).
Figura 6. Representación gráfica de las seis condiciones sensoriales de la prueba de Organización Sensorial del sistema Smart Balance Master (NeuroCom).
12
Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
se realiza tres veces consecutivas, durante las cuales el
paciente es alentado a mantener el CG estable a pesar de
la movilidad del entorno visual o de la base de soporte.
Análisis sensorial
Este análisis ayuda en la interpretación de patrones
normales y anómalos. Cuatro cocientes caracterizan diferencias entre la condición 1 y la puntuación media obtenida en condiciones individuales alteradas.
El cociente somatosensorial (SOM) indica la habilidad del paciente para utilizar las referencias somatosensoriales. Un cociente próximo a 0 indica que el paciente
es menos estable con ojos cerrados que con ojos abiertos en una superficie fija, lo que representa una alteración
en la integración de la información somatosensorial.
El cociente visual (VIS) hace referencia a la habilidad
del paciente para utilizar la información visual, de modo
que puntuaciones bajas son indicativas de pacientes que
se inestabilizan con soporte irregular.
El cociente vestibular (VEST) indica la habilidad para
utilizar la información vestibular. Un cociente próximo a
Cuantificación de los resultados
La figura 7 representa un resumen gráfico de una prueba de organización sensorial.
Grado de estabilidad (equilibrium score)
Este parámetro caracteriza la estabilidad como un
porcentaje no dimensional que compara la amplitud individual máxima del balanceo anteroposterior con los límites de estabilidad teóricos en la dirección anteroposterior. Puntuaciones cercanas al 100% indican un balanceo
mínimo, mientras que puntuaciones cercanas al 0% indican desplazamientos del CG cercano al máximo teórico
de 12,5°.
Sensory Organization Test
(Sway Referenced Gain: 1.0)
Equilibrium Score
100
75
50
25
Fall
Sensory Analysis
100
NN
/ /
SS
NN
/ /
SS
1
2
100
FF
AA
LL
LL
3
4
Conditions
F F F
AAA
L L L
L L L
5
Composite
52
6
Strategy Analysis
COG Alignment
Hip Dominant
75
75
50
50
25
25
0
Fall
Ankle Dominant
Hip
Condition 1
SOM
VIS
VEST
PREF
25
50
2
3
75
4
5
Ank
6
Mark
Figura 7. Resultados de la prueba de organización sensorial. Patrón vestibular no compensado. En la gráfica superior se representan los
resultados obtenidos en cada una de las seis pruebas y su valor promediado. En la gráfica inferior izquierda la capacidad del paciente para
utilizar cada una de las informaciones que contribuyen al mantenimiento del equilibrio: somatosensorial (SOM), visual (VIS), vestibular (VEST) y el grado de preferencia visual (PREF). En gris medio se visualizan los resultados normales y en gris oscuro los patológicos, la
línea de fondo gris claro marca el límite de la normalidad, por debajo se considera patológico. En el centro análisis de la estrategia utilizada y a la izquierda la alineación del centro de gravedad.
Exploración de la función vestibular
0 se da en pacientes que se inestabilizan en condiciones
con un soporte irregular y el sistema visual anulado.
El cociente preferencia visual (PREF) proporciona información acerca del grado de apoyo del equilibrio en referencias visuales. Valores inferiores a los normales son indicativos de que se inestabiliza con un entorno visual móvil.
Análisis de estrategia
De este modo se cuantifica la utilización de la estrategia de tobillo o de cadera en función de la amplitud del
balanceo anteroposterior del CG. Cada puntuación de la
estrategia deriva del vector de fuerza en el plano horizontal ejercido por el pie contra la base de soporte. Puntuaciones cercanas al 100% corresponden a movimientos
lentos del CG centrados en la articulación del tobillo,
mientras que puntuaciones cercanas al 0% corresponden a movimientos de máxima amplitud de la cadera.
Conforme aumenta la dificultad de la prueba (de 1 a 6)
el paciente pasa de utilizar exclusivamente la articulación
del tobillo a utilizar cada vez más el movimiento de la
articulación de la cadera (Fig. 7).
Alineación del centro de gravedad
Cuantifica la situación del CG del paciente en relación
a la base de soporte antes del comienzo de cada una de
las pruebas. Debe estar centrado en relación a la base de
soporte. El desplazamiento de éste fuera de la zona central sitúa al CG más cercano a los límites de estabilidad;
así, el desplazamiento patológico del CG hacia atrás incrementa el riesgo de caídas del paciente en esta dirección
(Fig. 7).
Patrones de disfunción sensorial: las alteraciones de
origen vestibular que afectan al sistema vestibuloespinal
suelen manifestarse en la prueba de organización sensorial, siendo la parte más útil a la hora de valorar a estos
pacientes. Es preciso remarcar que la PDC cuantifica en
cierto modo la habilidad del paciente de utilizar correctamente la información sensorial recibida, sin que nos
dé información de la patología subyacente.
Disfunción vestibular
Las puntuaciones se encuentran en límites normales
en las condiciones 1 al 4, siendo anómalamente bajos en
las condiciones 5 y 6. Del mismo modo, el cociente VEST
se encuentra por debajo del rango normal. Clínicamente, estos pacientes suelen experimentar inestabilidad en
superficies irregulares o en estancias pobremente iluminadas. Fisiológicamente puede deberse a un déficit vestibular periférico o una vestibulopatía descompensada.
Preferencia visual
Las puntuaciones de aquellas condiciones con visión
referenciada (3 y 6) son significativamente más bajas que
en las equivalentes con ojos cerrados (2 y 5). El cociente VEST puede tener o no valores normales, pero el PREF
13
tiene valores anómalamente bajos. No se suele identificar una patología localizada que explique este patrón.
Clínicamente, estos pacientes suelen referir inestabilidad
en aquellas situaciones de gran conflicto visual, en grandes avenidas o superficies comerciales.
Dependencia somatosensorial
Los valores son normales en las condiciones 1 al 3,
siendo anómalamente bajos en las condiciones 4 al 6.
En el análisis sensorial, tanto el cociente VEST como el
VIS están anómalamente disminuidos. Fisiológicamente suelen ser pacientes con alteraciones del sistema nervioso central, y clínicamente se manifiestan muy discapacitados, puesto que su equilibrio sólo es óptimo en
presencia de un piso firme y regular.
Dependencia visual
Sólo aquellas condiciones de visión normal alcanzan
valores dentro del rango normal (1 y 4). Tanto el cociente SOM como el VEST tienen valores anómalamente
bajos, indicando que existe una anomalía en el uso de la
información vestibular y somatosensorial.
Patrón afisiológico
Este patrón puede aparecer en distintas situaciones,
entre las cuales destacan: 1) mejores puntuaciones relativa en las condiciones 5 y 6 que en las dos primeras, 2) puntuación anómalamente baja en la primera condición sin
que el paciente manifieste inestabilidad aparente y 3) existencia de variabilidad significativa en cada intento de las
condiciones 2, 4 y 5. Los cocientes no pueden ser interpretados con corrección cuando alguna de estas condiciones
se cumple. Un patrón afisiológico sugiere que el paciente
está, de algún modo, exagerando sus síntomas, bien sea
por una personalidad ansiosa o de forma deliberada.
POSTUROGRAFÍA
ESTÁTICA
La posturografía dinámica constituye en el momento actual, y sin duda alguna, el estándar oro para el estudio del control postural. La Academia Estadounidense
de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
(American Academy of Otolaryngology-Head and Neck Surgery, AAO-HNS) y la Academia Estadounidense de Neurología (American Academy of Neurology, AAN) la han
destacado como «un método clínicamente útil para el
estudio del equilibrio humano, que aísla y cuantifica los
componentes sensoriales y motores que contribuyen al
mantenimiento del control postural y permite valorar la
integración sensorimotora tanto en sujetos normales
como en aquellos con déficit de equilibrio»14. Recientemente ha sido incluida por la Asociación Médica Estadounidense (American Medical Association, AMA) entre
los métodos que permiten la documentación de los déficit y discapacidades.
14
Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
A pesar de su indudable valor, hay que ser realistas.
Si revisamos algunas de las críticas sobre la utilidad de
la posturografía, son muy interesantes la revisiones de
la AAN sobre la posturografía dinámica15, la de Dobie16 y
la de Nasher17. Sin duda, la posturografía tiene un hueco
en el estudio del paciente vertiginoso, pero hay que dar
la razón a estos comentarios y reevaluar el costo de ésta.
Esta razón ha hecho que, aunque sin duda la posturografía dinámica sea insustituible como método para el
estudio del paciente vertiginoso, poco a poco se vayan
desarrollando sistemas de posturografía que proporcionan una información que, aunque no equivalente, puede
ser igualmente útil en la valoración del paciente que sufre
vértigo, desequilibrio o caídas, y en la planificación del
tratamiento rehabilitador8. En general estudia el equilibrio del paciente en cuatro situaciones diferentes18-19:
1. Prueba de Romberg sobre superficie plana y ojos
abiertos.
2. Prueba de Romberg sobre superficie plana y ojos
cerrados.
3. Prueba de Romberg sobre gomaespuma (superficie «inestable» o «compresible») y ojos abiertos.
4. Prueba de Romberg sobre gomaespuma y ojos
cerrados.
La preferencia visual puede ser estudiada realizando
la prueba con estimulación optocinética.
Algunas de estas plataformas, como el sistema NedSVE/IBV (Fig. 8) (Instituto de Biomecánica de Valencia),
permiten el estudio y valoración de la marcha, lo que
ayuda a conocer mejor el estado funcional del paciente
y a realizar un control evolutivo más preciso de los procesos que provocan desequilibrio e inestabilidad20.
PRUEBAS
DE FUNCIÓN OTOLÍTICA
Potencial vestibular miogénico evocado.
Función sacular
Los clics aplicados a un solo oído, breves y de elevada intensidad, 95 dB por encima del umbral, produ-
Figura 8. Sistema de posturografía estática (NedSVE/IBV) que
incorpora un pasillo para valoración de la marcha.
cen un potencial inhibitorio de gran amplitud y breve
latencia en el músculo esternocleidomastoideo ipsilateral cuando éste se contrae tónicamente, potencial
que desaparece tras realizar una neurectomía vestibular, pero que se mantiene a pesar de una pérdida de
audición profunda21-23. Se denomina potencial vestibular miogénico evocado (PVME). El PVME estudia el
reflejo vestibulocervical (RVC), que es un reflejo muscular que se desencadena tras una estimulación acústica. Está basado en la relación que existe entre el sistema cocleovestibular y la musculatura cervical anterior.
Debido a la capacidad que tienen algunas células saculares de activarse por estímulos acústicos, podemos
valorar el estado del sáculo y vías vestibulares inferiores: nervio vestibular inferior, núcleo vestibular lateral,
tracto vestibuloespinal ipsilateral hasta la musculatura cervical anterior, en concreto músculo esternocleidomastoideo.
Es posible estudiarlo mediante una técnica que sea
sencilla, cómoda y fácilmente reproducible.
En el registro obtenido es posible analizar dos componentes: un potencial precoz (p13-n23), que indica las
latencias en milisegundos de aparición, el cual depende de la integridad del nervio vestibular y laberinto posterior, por lo tanto independiente de la vía auditiva convencional, generado por descarga sincrónica de
unidades motoras, al cual se le llama potencial vestibular miogénico evocado; y un potencial tardío (p34p44), inconstante y dependiente de la integridad coclear (Fig. 9).
Las principales características a analizar del PVME
son la latencia de aparición, mostradas en milisegundos, morfología de la onda y amplitud, medida en
microvoltios. Diversos estudios muestran que mientras puede existir una variación de los parámetros en
edades avanzadas, no se observan diferencias significativas en la latencia ni en la amplitud en relación con
el sexo.
Las latencias en sujetos normales permanecen estables de forma interindividual, con una máxima de 13 ms
para p13 y 23 ms para p23; la patología en este parámetro vendrá marcada sobre todo por la aparición de estas
constantes así como por la aparición tardía en algunas
patologías que se explicarán más adelante.
La amplitud del potencial, medida pico a pico entre
p13-n23, o diferencia entre el punto más negativo y más
positivo de la onda, muestra una gran variabilidad (60300 uV), ya que depende tanto de la intensidad del estímulo aplicado, aumentando de forma proporcional, como
del grado de contracción del músculo esternocleidomastoideo. Se toma como registro patológico aquel en el que
la diferencia en amplitud es superior a 30 uV respecto al
oído contralateral o presenta una amplitud inferior al
50%. Como en la mayoría de pruebas exploratorias del
órgano vestibular, la importancia del análisis de los registros vendrá marcada por la comparación entre ambos
oídos.
Exploración de la función vestibular
15
N23
N34
N23
P13
P44
N34
P44
P13
Figura 9. Potenciales miogénicos en un oído normal; visualizamos tanto componentes precoces o vestibulares (p13, N23) como tardíos o
cocleares (n34, p44). Según disminuye intensidad de estímulo disminuye amplitud de la onda. El gráfico superior correspondería a una
intensidad de 100 dB y el inferior a 90 dB.
Técnica para la obtención de un PVME
Cualquier sistema preparado para la realización de
potenciales evocados auditivos de tronco puede estar
capacitado para la obtención de este tipo de potenciales.
La posición del paciente para estimular de forma tónica los músculos ECM debe ser en decúbito supino con
una ligera flexión activa de la cabeza respecto al plano
horizontal, o mediante rotación cervical contraria al lado
del estímulo acústico, de esta forma forzamos así la contracción de la musculatura del mismo lado. Por lo tanto,
es imprescindible la colaboración del paciente.
La estimulación acústica puede ser mediante auriculares externos o dispositivos intraconducto, pudiendo
utilizar diferentes tipos de estímulo: clic, toneburts, logon,
etc. Se recomienda la realización de tres series consecutivas, con una premediación entre 128 y 500 en cada oído
y a una intensidad de estímulación entre 85 dB y 100 dB
en función del tipo de estímulo aplicado.
La obtención del registro electromiográfico se realizará mediante electrodos de superficie; la forma de colocación puede ser variada mientras tengamos un electrodo activo, de referencia y tierra (Fig. 10).
Aplicaciones clínicas
Los VEMP tienen una capacidad importante para la
localización del lado lesionado y una sensibilidad elevada para una alteración vestibular periférica. Algunas de
las aplicaciones clínicas más utilizadas en la actualidad
Figura 10. PVME: colocación de los electrodos de superficie a nivel
del músculo esternocleidomastoideo izquierdo.
son: la neuronitis vestibular inferior, la enfermedad de
Ménière, los neurinomas del acústico, dehiscencia del
canal semicircular superior y esclerosis múltiple.
Enfermedad de Ménière
El hidrops cocleosacular producido en la enfermedad
de Ménière se traduce en alteraciones en el movimiento
sacular y como consecuencia en una alteración de la dinámica del VEMP. Revisando la bibliografía publicada hasta
ahora, en aquellos oídos afectos de enfermedad de Ménière podemos encontrar tanto VEMP demasiado grandes
16
Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
como demasiado pequeños24. Pudiendo observar así sus
modificaciones tras la prueba del glicerol por la deshidratación provocada.
La finalidad de la aplicación de este tipo de potencial
es principalmente como prueba complementaria en la
localización y evolución del oído afecto, así como evaluación del efecto de la gentamicina intratimpánica en la
función vestibular.
Neurinoma acústico
El neurinoma acústico (schwannoma vestibular) es
un tumor cuyo origen en una gran mayoría está originado en los nervios vestibulares, y en concreto en la rama
inferior. Como sabemos, existen pruebas que ayudan en
el diagnóstico del neurinoma acústico como los potenciales de tronco, cuya sensibilidad es elevada, pero ésta
disminuye en función del tamaño y localización del tumor.
En muchas ocasiones la clínica puede debutar como una
alteración del equilibrio, en estos casos, donde la afectación auditiva aún no es manifiesta, los VEMP pueden
reflejar tanto una disminución como ausencia del potencial, poniendo de manifiesto la localización de la lesión25,
ya que traducirían la integridad de la vía vestibular inferior. Otra aplicación sería comprobar la preservación o
no de esta vía tras una intervención quirúrgica.
Neuritis vestibular inferior
Las pruebas de exploración del reflejo vestibulooculomotor calórico y rotatorio son la base del estudio del
paciente que sufre una neuritis vestibular. Debido a que
la rama inferior del nervio vestibular inerva el conducto
semicircular posterior y el sáculo, una afectación de éste
daría unas pruebas calóricas y rotatorias dentro de la nor-
N23
malidad y unos VEMP alterados, y tan sólo con dicha
prueba se pondría de manifiesto la existencia de una alteración vestibular26 (Fig. 11). Además es frecuente sufrir
otros síndromes vestibulares tras una arreflexia-hiporreflexia vestibular súbita, como el vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB). El daño provocado del utrículo
(inervado por la rama superior del nervio vestibular) haría
que éste liberara otoconias que penetrarían en el canal
posterior indemne (inervado por el nervio vestibular inferior): aquellos pacientes que sufren un VPPB tras una
arreflexia-hiporreflexia vestibular brusca tienen unos
VEMP normales. Es decir, pueden servir de factor pronóstico para el futuro desarrollo de un VPPB. Los VEMP
pueden normalizarse con el tiempo.
Traumatismo del oído interno. Dehiscencia
del canal semicircular superior
Aquellos pacientes en los que existe una fístula o
dehiscencia del canal semicircular posterior presentan
vértigo tras un sonido o presión debido al efecto de
Tullio27, la existencia de una tercera ventana hace posible
esta clínica. En estos pacientes se observan disminuidos
los umbrales de los VEMP, observando registros a intensidades de estimulación acústicas bajas y una amplitud
anómalamente elevada.
Percepción de la horizontal (o vertical)
subjetiva. Función utricular
Permite valorar el funcionamiento del sistema otolítico. Se piensa que es utricular porque los mecanismos
de giro ocular parecen gobernados por el utrículo.
Para su realización el paciente se sienta, en la oscuridad, frente a una barra luminosa de 50-100 cm. de lon-
N34
P13
P44
Figura 11. PVMEs realizados en ambos oídos a intensidades de 100 dB. En el oído izquierdo (trazado superior), se observa un PVME de
caracteristicas normales tanto en amplitud como latencia. En el oído derecho (gráfico inferior), afecto de una neuritis vestibular, destaca
la ausencia de PVME.
Exploración de la función vestibular
gitud, desviada de la vertical u horizontal y se le indica
que la sitúe en la posición en la que a él le parezca que
se encuentra completamente vertical u horizontal. El sujeto normal es capaz de situar la barra con un error de
± 1°28; si existe una disfunción otolítica el paciente posiciona la barra entre 3-10° inclinada hacia el lado afecto29.
Halmagyi refiere mejores resultados con la barra en horizontal que vertical30.
La visión inclinada de la barra se correlaciona y parece que es consecuencia del grado de torsión ocular, si
bien, el mecanismo de la torsión ocular es especulativo.
Se considera como una muy buena valoración del grado
de hipofunción vestibular aguda y de su recuperación:
mayor desviación, mayor lesión. Vuelve a la normalidad
se recupere o no el laberinto (semejante al nistagmo
espontáneo).
La desviación hacia el lado de la lesión sería consecuencia de una lesión a nivel del órgano-terminal, el nervio vestibular o núcleo vestibular homolateral (Fig. 12);
la desviación contralateral de una lesión superior al núcleo
vestibular del lado opuesto a la desviación22.
OTRAS
PRUEBAS DE LA FUNCIÓN VESTIBULAR
Estimulación vestibular galvánica
La estimulación vestibular galvánica (EVG) constituye un estímulo homogéneo del nervio vestibular y de los
órganos terminales, y aunque se trata de un estímulo no
fisiológico, puede ser utilizado como un estímulo vestibular no contaminado. Provoca un aumento de la fre-
17
cuencia de descarga de las fibras aferentes del nervio vestibular y es capaz de causar asimetría vestibular igual que
la calorización, pero al contrario que ésta, donde el estímulo se centra en un conducto semicircular, la EVG constituye un estimulo global de los órganos vestibulares. A
pesar de su utilidad, esta prueba ha sido difícil de introducir en la práctica clínica debido a los efectos colaterales que provoca cuando se utiliza la intensidad necesaria para generar nistagmo. El umbral de estimulación
galvánica de la oscilación postural es menor que el nistagmo, lo que, unido a la valoración cuantitativa que realiza la posturografía, permite determinar de forma más
precisa las oscilaciones posturales que se producen tras
la estimulación (Fig. 13).
A pesar de la sencillez de la prueba existen dificultades para su interpretación: presenta gran variabilidad en
la respuesta entre un sujeto y otro, es de difícil normalización, existe un fenómeno de habituación de forma que
la respuesta disminuye con la repetición y no se conoce
exactamente el punto de estimulación, por lo que es difícil interpretar las respuestas alteradas o ausentes30-31.
La disminución en la intensidad de la respuesta entre
sujetos normales y pacientes sometidos a neurectomía
indica que la estimulación del nervio contribuye significativamente a la respuesta obtenida. Los resultados obtenidos por Kingma32 sugieren que el estímulo galvánico
es capaz de «saltar» el nervio lesionado y estimular
estructuras vestibulares situadas más centralmente: aún
tras la cirugía, neurectomía, existe respuesta a la estimulación galvánica en algunos, no en todos, los pacientes.
En resumen, la EVG sería consecuencia no sólo de la esti-
A
B
Figura 12. Fotografías del fondo de ojo de ambos ojos. a) Sujeto normal. b) Paciente afecto de neuritis vestibular derecha, se produce una
torsión ocular de los ojos hacia el lado derecho del paciente (16° en el ojo derecho y 8° en el izquierdo), proporcionales a la desviación de
la vertical y horizontal subjetivas.
18
Tratado de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello
Figura 13. Desplazamiento postural
inducido por estimulación galvánica.
Posturografía, (NedSVE/IBV) estabilograma mediolateral (arriba) y
anteroposterior: una corriente positiva (ánodo) estímulo retroauricular
derecho, induce una hiperpolarización que provoca desplazamiento
postural, caída, hacia el lado contrario, en este caso hacia la izquierda
(cátodo) (flecha).
mulación del nervio, sino también de la estimulación de
áreas vestibulares situadas más centralmente (núcleos
vestibulares, áreas corticales, etcétera).
Potencial vestibular miogénico evocado
provocado por corrientes galvánicas
Es una prueba recientemente introducida en la clínica33. Utilizando corrientes galvánicas de alta intensidad
(8 mA) y corta duración (1 ms), con frecuencia de 0,5 Hz,
y electrodos de superficie retroauriculares (cátodo en una
mastoides y ánodo en la otra) se recogen los pospotenciales evocados miógenicos por medio de electrodos de
superficie situados en el músculo esternocleidomastoideo mientras el paciente realiza, como en el caso de los
obtenidos con estimulación auditiva, una contracción
activa de estos músculos. Se valora como patológico su
ausencia o una diferencia de amplitud entre el lado sano
y el afecto mayor del 50%. Sus indicaciones se centrarían en casos de arreflexia vestibular detectada con las
pruebas clásicas con el fin de conocer si el nervio vestibular es excitable o no, es decir, valorar la existencia de
función residual en el nervio vestibular tras una lesión
vírica, vascular o tóxica34.
Nistagmo inducido por vibración
La primera publicación sobre el nistagmo inducido
por vibración (NIV), en especial en pacientes con arreflexia vestibular, fue de Lücke en 197335. No se conoce su
origen, pero sí sus características: aparece de forma inmediata a la aplicación del estímulo, no es fatigable y desaparece con el estímulo.
Para su realización se aplica un estímulo vibratorio
de 100 Hz de frecuencia sobre el vértex y ambas mastoides. Aparece en pacientes con déficit vestibulares
unilaterales, generalmente la fase rápida bate al lado
sano sin que se asocie compensación a largo plazo, es
capaz de persistir varios años después de producirse la
lesión.
Aunque su valor es relativo, es una forma sencilla de
inducir una descompensación vestibular oculomotora.
No existe correlación entre la velocidad del nistagmo
inducido por vibración y el grado de lesión vestibular;
durante la exploración es útil su realización, ya que se
trata de una prueba sencilla y de corta duración en la que
si se aprecia un nistagmo inducido de gran amplitud es
indicativo de una lesión vestibular importante36.
Pérez36 describe este nistagmo en el 81,6% de los sujetos normales y en el 80,8% de los pacientes, en al menos
uno de los puntos de estimulación, pero en ninguno de
los sujetos normales el nistagmo inducido por vibración
presentó una velocidad angular de la fase lenta superior
a 2,8 °/s.
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