LAS FÁBRICAS DE ARMAS DE NAVARRA Introducción. Restaban todavía más de dos lustros para finalizar el pasado siglo XIX, cuando ya andaba el autor de estas líneas entregado a la busca y captura de antecedentes relacionados con el tema que encabeza esta página. Sin resultado positivo transcurrieron varios años durante los cuales investigué o traté de investigar los archivos municipales de Eugui y Pamplona, el del Reino de Navarra, los de las Capitanías generales de Zaragoza y Burgos y de las extinguidas que funcionaron en Vitoria y en esta Capital, los del Parque de Artillería de Pamplona y, finalmente, conduje mis indagaciones hasta la actual Fábrica de armas de Toledo, donde dichos antecedentes podrían haber sido de utilidad y en tal concepto llevados allá. Todo ha sido inútil. Hará próximamente ahora unos doce años que me encomendó el Excmo. Ayuntamiento de Pamplona la redacción de un programa de Certamen científico, literario y artístico; y resurgiendo entonces la esperanza de que alguien más afortunado que yo, se hallara en posesión de los codiciados precedentes de este asunto, incluí entre los temas de aquel concurso, uno concebido en los siguientes términos: Construcción en Navarra de armas blancas y de fuego, ofensivas y defensivas. Expiró el plazo, nos reunimos los jurados; y..... el secreto siguió siendo secreto, porque nadie absolutamente, pretendió ganar el ofrecido premio. Este nuevo contratiempo excitó más mi curiosidad, mi afán de aclarar este arcano de la Historia y revelarlo a la posteridad, para solaz y satisfacción de cuantos cultivan esta clase de estudios, a lo cual me excitaban también varios amigos a quienes había yo interrogado para orientarme en la exploración. Y ahora, cuando otra clase de investigaciones me han impuesto el registro de archivos, aparecen ciertas noticias que con su habitual condescendencia y bondad, se ha apresurado a poner en mis manos el actual Archivero segundo de la Excma. Diputación D. Jesús Etayo, muy inteligente y no menos estudioso y versado funcionario BOLETÍN DE LA COMISIÓN DE MONUMENTOS HISTÓRICOS Y ARTÍSTICOS DE NAVARRA Armadura ecuestre construida en Pamplona —77— del Archivo del Reino; y no sólo me ha proporcionado los datos que él mismo ha encontrado, sino que también ha puesto a mi disposición y examen en dicho centro, un abultado legajo que bajo el título incoloro de “Papeles sueltos„ (núm. 171), comienza a rasgar el velo que cubría este tema de la fabricación en Navarra de armas blancas, ofensivas y defensivas, puesto que nos revela la construcción de los edificios de cuyas talleres salieron las armas y armaduras que hoy constituyen motivo de admiración en la soberbia Armería Real de Madrid. Diversos datos que por otros conductos he logrado reunir, me permitirán empezar a descubrir, un poco, la importancia que en pasados siglos alcanzó dicha fabricación. Por consiguiente, expondré aquí algunas de las producciones de las fábricas de Eugui y de Pamplona; sacaré de la oscuridad en que yacen algunos de los artistas que labraron y cincelaron armas y armaduras dedicadas a Reyes y Príncipes, especialmente las de carácter defensivo, pudiendo descender hasta revelar los nombres de quienes erigieron la fábrica vieja de Eugui, por los años 1396 a 1398. I De la existencia de artillería en Navarra durante los siglos XIV y XV podemos presentar algunos testimonios, si bien hay que significar que se entendía por artillería toda clase de armamentos, gruesos y portátiles, toda especie de proyectiles, de piedra y metal; toda suerte de explosivos y sus componentes; y toda la variedad de elementos ofensivos y defensivos. En efecto, el año 1396, en Tudela se elaboraba el explosivo, denominado salnitre (salitre), en tanta proporción, que desde allí se remitía al castillo de Cherebourg (Normandía), no siendo entonces el primer envío, pues consta que, asimismo, seis años antes, se habían enviado al mismo punto siete cañones, un costal de azufre y carbón, tres de salinitres, mas ciento sesenta y siete ballestas, artillería de saetas, cinco arcaces (arcabuces (?), ciento ochenta pareses (?), cintos para armar ballestas, dos cargas de dardos y otros pertrechos de guerra. También hallamos pruebas del funcionamiento de la artillería en Navarra durante el reinado de Don Carlos II el Malo, por el hecho de que Perrin de Burdeos, fabricó muchos cañones con los cuales se defendieron algunas de las buenas villas en las guerras de invasión que Castilla promovía sin cesar; y fué tal la estimación que dispensó el monarca a este artífice “maestro de fazer cainones„, que le asignó en 1379 una renta unual de veinticinco cahices de trigo y treinta libras, estimulándole de esta suerte, para que continuara re- —78— sidiendo en el Reino navarro, dedicado a la construcción de artillería gruesa. De la propia manera consta que el año 1386, el castillo de Caparroso contaba con varias piezas “de artillería gruesa y menuda, una ballesta de trueno y un gran cañón„; que en 1355 se proveyó a muchos castillos de Navarra situados en los bordes meridionales del Reino, de “ballestas, artillerías y otras armas necesarias„; que en 1360 el saetero Miguel Pérez de Badostain, vivía exclusivamente dedicado a la fabricación de esas armas rojadizas; que en 1367 el moro Leot Audalí desempeñaba el cargo de “maestro de las guarniciones de artillería en los castillos del Rey„, y revistaba éstos sin cesar, examinando las ballestas y armamentos, proveyendo y reparando cuanto era necesario, previsión idéntica a las actuales revistas de armamento que realizan Generales del Ejército; que en 1379 el noble Sr. de Armendáriz adquirió por setenta y siete florines una armadura compuesta de jupón, cota de acero, bacinete, jaque, agujetas de seda guarnecidas de plata y una espada marca de Burdeos, de las fabricadas en Navarra; que en 1369 se pagaron 746 libras por gastos de viaje a nueve armeros hechos venir de Burdeos, para cooperar con otros traidos diez años antes, al desarrollo de la industria artillera en nuestro Reino; que el Sr. de Agramont ofrecía entregar su castillo al Rey en signo de homenaje “con todas sus guarniciones, armaduras, vituallas y artillería„. Nos testifican además los antecedentes obrantes en el archivo del Reino, que en los comienzos del siglo XV poseían artillería gruesa los castillos de Artajona, San Vicente, Caparroso, Laguardia, Puente la Reina, Los-Arcos y Olite; que se había acrecido notablemente la producción de cañones y pelotas de piedra y hierro, iniciada antes del año 1379; que para entonces, se construían cañones en Tudela y cureñas y afustes, empleando “planchas, cubillas, plomadores y ligament para cainon„; que ya en el citado año se importaba en el Reino pólvora desde Bayonne (Francia): que en 1412 se ejercía la fabricación de elementos de artillería en Estella; que los partidarios del Príncipe de Viana, en las nefastas guerras civiles entre éste y su desnaturalizado padre, se servían de artillería que era transportada en carruajes adecuados; y por fin, que el mismo Príncipe poseía una celada guarnecida de plata, que rescató en seis florines del judío de Tudela Simuel, hijo de Genda. JULIO (Continuará) ALTADILL.