Enseñanza y sociedad. El conocimiento sociológico de la educación

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CRÍTICA DE LIBROS
veto se puede convertir en la base de una
ellos antes de adentrarse en la reflexión espe-
aproximación institucional a la política compa-
cífica sobre educación.
rada».
Si hay una virtud que, a mi modo de ver, destaVíctor LAPUENTE GINÉ
ca por encima del resto en esta obra es la minuciosidad con que el autor ha buscado documentación y citas que sustentan la visión de
cada uno de los autores sobre las cuestiones
educativas. Sobre todo destacaría, en este
sentido, el capítulo dedicado a Marx, en el que
Guerrero Serón ha sido capaz de sistematizar
Antonio Guerrero Serón
un valioso material hasta ahora disperso. Fruto
de esta puntillosidad es una bibliografía cuida-
Enseñanza y sociedad.
El conocimiento sociológico
de la educación
dosamente elaborada.
Resulta enormemente innovador el último capítulo, en el que el autor propone un marco teó-
(Madrid, Siglo XXI, 2003)
rico para el conocimiento sociológico de la
educación.
He aquí un libro que sistematiza de modo por-
Adentrarse en una aventura intelectual de tan
menorizado las diferentes corrientes teóricas,
colosales dimensiones como la que aquí se
desde los orígenes hasta hoy, en sociología de
acomete implica dar por supuesto tener que lu-
la educación. Como el propio autor aclara en el
char con dificultades prácticamente insalva-
prólogo, se trata de una obra dirigida a estu-
bles. La primera sería que resulta difícil decir
diantes —más bien de doctorado—, a docen-
nada singularmente novedoso de autores tan
tes de sociología de la educación y a profesio-
sumamente estudiados y desde tan distintas
nales de la educación. Teniendo en cuenta la
perspectivas como Durkheim, Weber o Marx.
gran cantidad de traducciones de textos de
Analistas como Lerena han dejado un listón
esta materia, este libro se convierte en una es-
exageradamente alto en estos respectos. No
pecie de mapa o guía con la que poder orien-
obstante, a diferencia de Lerena, la reflexión
tarse en tan proceloso mare magnum.
de Guerrero tiende a ser lo más aséptica y
exhaustiva posible. Como hubiera dicho el poe-
Dado que buena parte de los estudiantes de
ta, su escrito brota de manantial sereno.
sociología de la educación no proceden de la
sociología, resulta inevitable, especialmente en
La segunda dificultad es la que deriva de las
el caso de los clásicos (Saint-Simon, Comte,
fronteras cada vez más permeables entre la
Durkheim, Marx, Weber), que el autor presente
sociología y otras ciencias de la educación o, si
el marco sociológico general de cada uno de
se prefiere, entre sociólogos y otros científicos
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de la educación. ¿Es Apple, autor al que se de-
la educación en España, o por lo menos a los
dica un epígrafe, un autor sociológico? ¿Y por
orígenes y difícil consolidación de esta discipli-
qué no lo serían Henry Levin o Martin Carnoy,
na en nuestro país.
a los cuales no se dedica ningún epígrafe? Sin
embargo, quizás sea en este difícil terreno
El libro se estructura en tres grandes bloques.
donde se encuentre lo más destacable de esta
El primero se dedica al estudio de los autores
obra. Por fin, el lector en castellano se encuen-
clásicos: Saint-Simon y Comte —el nacimiento
tra con un libro que se aventura a sistematizar
de la sociología—, Marx —clases, reproducción
aportaciones recientes como las del propio Ap-
y cambio—, Durkheim —solidaridad, concien-
ple, de Giroux, de Anyon, de Foucault o del
cia común y socialización—, Weber —estratifi-
postmodernismo.
cación, dominación y racionalidad burocrática—
y Mead —enfoque interactivo—. El segundo
Quizás, y soy consciente de que con ello me
bloque analiza a los autores neoclásicos: Ve-
subo al cómodo carro del que echa en falta al-
blen —clase ociosa, conocimiento y género—,
gún elemento sin tener que esforzarse en ela-
Gramsci —los profesores como intelectuales y
borarlo, el autor podría haber ido incluso más
la hegemonía—, Manheim —conocimiento y
lejos y haber incluido una reflexión sobre las
planificación democrática— y Parsons —análi-
aportaciones de autores que, sin ser sociólo-
sis funcional del aula—. Finalmente, la tercera
gos, han entrado de lleno en temas abordados
parte analiza el desarrollo de la teoría sociológi-
por la sociología de la educación: las desigual-
ca, centrándose en cuestiones como el análisis
dades sociales que hay detrás de la agrupa-
funcionalista de la educación, los efectos socia-
ción por itinerarios (Oakes), por qué la escuela
les de la educación, las teorías de la reproduc-
beneficia a unos grupos sociales más que a
ción social y cultural, la nueva sociología y los
otros (Darling-Hammond) o la controvertida
postismos.
cuestión de la vuelta a una supuestamente
abandonada enseñanza tradicional (el back to
Estamos, en definitiva, en presencia de una ri-
the basics de Hirsch). Se trata, en cualquiera
gurosa obra cuya lectura, sin duda, facilitará la
de estos casos, de autores cuyas obras han
de otras como la colosal recopilación de textos
dado lugar a amplias reflexiones y elaboradas
Sociología de la Educación (Barcelona, Ariel,
polémicas de marcado contenido sociológico.
1999), realizada por Mariano Fernández Enguita y Jesús M. Sánchez. Bienvenido sea,
Seguramente, también se podría haber inclui-
pues, un trabajo que viene a contribuir fir-
do algún comentario sobre revistas científicas
memente a la consolidación de la sociología de
señeras en este campo como el British Journal
la educación frente al acoso intrusista de las
of Sociology of Education, Harvard Educational
pedagogías sociales o la pedagogía disfrazada
Review o la ya extinta Sociology of Education.
de sociología.
Sin lugar a dudas, la ausencia más clamorosa
es la de un capítulo dedicado a la sociología de
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Rafael FEITO ALONSO
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