Organización pluricelular

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INDICE.
1.Organización pluricelular.
2.Los tejidos vegetales.
3.Meristemos.
4.Tejidos adultos.
5.Tejidos protectores.
6.Parénquimas.
7.Tejidos de sostén.
8.Tejidos secretores.
9.Tejidos conductores.
10.Los tejidos animales.
11.Tejido epitelial.
12.Tejido conectivo.
13. Tipos de tejidos conectivos.
14.Tejido cartilaginoso.
15.Tejido óseo.
16.Tejido muscular.
17.Tejido nervioso.
18.Órganos, aparatos y sistemas.
1.Organización pluricelular.
En los vegetales y animales más evolucionados existe una división del trabajo entre las diversas células que
los forman; cada una se especializa en la realización de una determinada función, consiguiéndose de esta
forma mayores cotas de eficacia. Las asociaciones de células que tienen estructura y función similares se
denominan tejidos.
Un tejido es una agrupación de células con una estructura determinada que realizan una función especializada,
vital para el organismo. Los tejidos animales adquieren su forma inicial cuando la blástula, originada a partir
del óvulo fecundado, se diferencia en tres capas germinales: ectodermo, mesodermo y endodermo. A medida
que las células se van diferenciando, determinados grupos de células dan lugar a unidades más especializadas
para formar órganos que se componen, en general, de varios tejidos formados por células con la misma
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función.
2. Los tejidos vegetales.
En las plantas, al contrario de lo que ocurre con los animales, sólo hay un tipo de tejido cuyas células se
puedan dividir para que se produzca el crecimiento; se trata del tejido embrional o merismático. El resto de los
vegetales son denominados tejidos adultos o definitivos.
La clasificación de los tejidos vegetales es un tanto irregular, pues en ella se atiende conjuntamente a criterios
morfológicos y funcionales. Entre los tejidos adultos de las plantas, o definitivos, se encuentran los
parénquimas, tejidos de sostén conductores, los tejidos protectores y secretores. Los tejidos embrionarios son
los llamados meristemos.
3. Meristemos.
Es un fenómeno que da lugar a la multiplicación de órganos homólogos.
Se encuentran en las partes de la planta donde se produce crecimiento.
Del óvulo fecundado o zigoto, mediante una serie de divisiones celulares que acontece con distintos modos de
organización de las células, se llega a la formación del embrión. El desarrollo embrionario varía
considerablemente en los distintos grupos vegetales.
En muchos grupos sistemáticos, el embrión presenta un aspecto esferoidal, con células similares entre sí, todas
caracterizadas por la capacidad de multiplicarse.
La posterior secuencia de divisiones aparece muy ordenada y conduce incluso al esbozo del cotiledón o de los
cotiledones. El desarrollo de esta estructura se acompaña, y en algunas ocasiones es inmediata precedido, por
cambios de las características in ternas de los grupos de células que comienzan la organización en sistemas de
tejidos. La futura epidermis, denominada protodermis o dermatógeno, particularmente en lo que se refiere a la
raíz, se forma gracias a numerosas divisiones predominantemente orientadas en sentido periclinal con respecto
a la superficie, y recubre también los cotiledones.
En la masa meristematica embrionaria se individualizan luego un meristema fundamental, caracterizado por
células en las que aparece precozmente una abundante vacuolización y en las que la forma permanece
isodiamétrica, y células procambiales.
El crecimiento de la planta es posible gracias a la organización de un ápice merismatico caulinar y de un ápice
merismatico radical.
Desde el punto de vista citológico, las células de los meristemas primarios presentan algunas características
bastante constantes. Así, suelen ser siempre notablemente más pequeñas que las células adultas a las que dan
origen y presentan una pared celulósica siempre muy delgada.
Puede ocurrir que queden pequeños grupos de células meristemáticas primarias del tipo descrito situadas lejos
de los ápices, interpuestos entre tejidos adultos, cuyas células han perdido la capacidad de dividirse. Estos
meristemas, que deben considerarse también primarios por su origen, adoptan el nombre de meristemas
residuales o intercalados.
El cambiun vascular es el meristema que produce el leño y el liber secundarios, formando una delgada franja
de células, por lo general monostratificada.
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La célula inicial fusiforme se divide en sentido periclinal, produciendo una célula que permanecerá cambial y
otra que se desarrollará en elemento vascular.
La sucesión de las divisiones se produce de tal modo: se forma una nueva célula cambial y un elemento del
leño, se denomina división dipléurica. El cambium se forma entre el leño y el líber primarios.
El felógeno, o cambium subcero−felodérmico, se diferencia a diversas profundidades en las zonas más
externas del tallo y de la raíz. El felógeno presenta una estructura relativa−
mente simple. Está constituido por un solo tipo de células monostratificadas o biestrati−
ficadas que se dividen predominantemente en sentido periclinal o radial.
Mientras las células del súber sufren profundas transformaciones que determinarán en su madurez una
disposición compacta.
Dentro de la categoría de los meristemas secundarios también pueden adscribirse los meristemoides,
constituidos por una o pocas células que recuperan características embrionarias en la epidermis de los órganos
epigenos para formar estructuras específicas, como estomas o pelos.
4. Tejidos adultos.
Los tejidos definitivos o adultos constituyen las partes adultas y corresponden a la mayor parte del cuerpo
vegetal. Las células que los constituyen han perdido o reprimido la capacidad de dividirse, más o menos
desarrollados, que ha determinado la adquisición de unas características estructurales específicas en relación
con las diferentes funciones para las que se han adaptado las células individuales.
Dentro de la esquematización tradicional, según si los tejidos definitivos derivan de meristemas primarios o
secundarios, puede emplearse una subdivisión similar.
5. Tejidos protectores.
Como su nombre indica, estos tejidos protegen las partes internas del vegetal, aislándolas parcialmente del
medio que las rodea. La adquisición de tejidos de protección válidos es una de las etapas que, a lo largo de su
evolución, ha permitido a los vegetales colonizar las tierras emergidas. También puede existir en el cuerpo
vegetal tejidos de protección internos que aíslan los conjuntos de tejidos más profundos respecto de otras
zonas externas.
Epidermis: este tejido forma un estrato continuo alrededor del cuerpo de la planta. Deriva de la parte externa
de los meristemas apicales, y se extiende desde las hojas hasta las raíces. El estrato epidérmico de la raíz
presenta notables diferencias respecto al estrato típico de los órganos epigeos, por lo que muchos autores lo
distinguen con la denominación rizodermis o epiblema. El estrato epidérmico presenta diversos tipos de
células: normales, especializadas y producciones tipo pelos o tricomas.
Las células normales de la epidermis por lo general son aplanadas, de contorno regular, sinuoso y lenticulado,
largas y estrechas en los órganos alargados, poligonales e isodiamétricas en los demás casos. Poseen un
citoplasma reducido a una fina lámina parietal.
La estructura más especializado es la pared celular, que aumenta en grosor hacia el exterior, por aposición de
estratos celulósicos, y se mantiene delgada en los lados y hacia el interior.
Por lo general, las monocotiledóneas y las dicotiledóneas que presentan solamente estructura primaria
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mantienen la epidermis durante toda la vida, mientras que las dicotidóneas y las gimnospermas con
crecimiento secundario sustituyen dicho tejido por el súber.
La producción epidérmica más frecuente corresponde a los pelos o tricomas. Se trata de apéndices
constituidos por una o más células con aspecto, estructura y funciones diversos, de carácter persistente o
efímero.
Una única célula inicial epidérmica puede crecer exclusivamente por distensión o formar un pelo unicelular, o
bien puede sufrir divisiones que conducen a la formación de un pié y del cuerpo, constituye la parte emergente
del tejido de protección.
La raíz está recubierta por un delgado estrato epidérmico que mantiene células con pared celulósica delgada,
sin espesamientos ni cutinizaciones.
El número de estomas por unidad de superficie varia muchísimo, así como también es variable su posición en
las partes aéreas de las plantas. Predominan en la lámina foliar, y en la mayor parte de los casos son más
abundantes en la cara inferior de las hojas dorsoventrales, aunque, sin embargo, existen numerosas
excepciones.
Las células oclusivas se diferencias de las células de la epidermis circundante por algunas características
peculiares. En primer lugar contienen abundantes cloroplastos, por lo que son capaces de llevar a cabo la
función de fotosíntesis y formar monosacáridos que pueden ser polimerizados en almidón, el cual, a su vez,
puede ser hidrolizado para dar monosacáridos y disacáridos.
El segundo tipo, propio de las gramíneas, presenta grosores homogéneos en las paredes, a excepción de las
dos extremidades, donde las células oclusivas se ensanchan a modo de ampollas y están recubiertas por
paredes muy delgadas, capaces de distenderse y aflojarse. La dilatación de los sacos polares provoca el
alejamiento de las paredes rígidas, mientras que su aflojamiento determina el acercamiento y el cierre.
Exodermis: la exodermis es un tejido de revestimiento que se forma en las raíces de las gimnospermas y las
angiospermas mediante un proceso de suberificación de las células de un tejido preexistente, generalmente
parenquimático.
Endodermis: la endodermis es un tejido interno típico de los órganos absorbentes y conductores, que, a modo
de vaina cilíndrica, envuelve los tejidos basculares y los separa de los demás tejidos circundantes. La
endodermis está formada por células vivas, prismáticas o alargadas, carece de espacios intercelulares y
presenta las paredes radiales y transversales casi completamente impermeabilizadas.
Súber: el estrato epidérmico no tiene la capacidad de aumentar en proporción al crecimiento diametral de los
tallos y de las raíces, motivo por el cual se rasga y resulta eliminado tempranamente. El súber está compuesto
por células prismáticas, aplanadas y ordenadas en hileras radiales, desprovistas de espacios intercelulares, con
paredes delgadas y suberificadas.
6. Parénquimas
En el cuerpo vegetal, los tejidos parenquimáticos constituyen una masa fundamental en la que se engloban
otros tejidos, particularmente los tejidos conductores, mecánicos y secretores. Los parénquimas se consideran
tejidos bastantes primitivos.
Clases: se distinguen 5 clases.
Parénquima clorofílico: denominado también clorénquima, se caracteriza por la presencia de los
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cloroplastos. Se encuentra en todas las partes verdes de la planta, así como en las partes que no verdes y que,
al verse expuestas a la luz, conservan la capacidad de convertir los proplastidios en cloroplastos. La función
esencial del parénquima clorofílico es la fotosíntesis.
Parénquima de reserva: con este término se hace referencia a tejidos, diferentes en cuanto a características y
situación, que desarrollan la función de acoger sustancias útiles para la vida de la planta.
Parénquima acuífero: se trata de un tejido especializado en la recogida de agua, situado en las partes
profundas de los tallos o en el espesor de las hojas de muchas plantas de climas secos, denominadas plantas
suculentas.
Parénquima aerífero: este tejido presenta un gran desarrollo de los espacios intercelu−
lares, que llegan a formar auténticos canales aeríferos, motivo por el cual resulta idóneo para el transporte o la
retención de gas. Se encuentra en las plantas acuáticas y en las que viven en medios pantanosos, cuyos
órganos sumergidos necesitan oxígeno.
Parénquima de conducción: se trata de un tejido de relleno, situado en los radios medulares de la raíz, del
tallo y de la hoja, alrededor de los vasos cribosos y de los vasos leñosos. Está formado por células alargadas y
ricas en punteaduras. Desarrolla, si bien de manera menos eficaz, la función de transporte de los líquidos que
es típica de los tejidos conductores, y algunas veces puede transformarse en parénquima de reserva.
7. Tejidos de sostén:
En un gran número de organismos la resistencia mecánica depende exclusivamente de la turgencia celular: la
célula adsorbe del exterior tanta agua como la consiente la elasticidad de su pared, con lo que ésta se vuelve
tensa y consistente. Una vez cumplido su crecimiento, una planta debe soportar múltiples fuerzas, como son el
peso, la presión, el doblamiento, la tracción, etc.
Esclerénquima: las células que constituyen el esclerénquima se distinguen en dos tipos: esclereidas, cuando
se desarrollan de igual forma en las tres direcciones del espacio y toman un aspecto redondeado, poliédrico o
ramificado; y fibras, que se desarrollan principalmente en longitud, hasta hacerse filiformes o fusiformes.
Colénquima: las células del colénquima presentan una forma prismática más o menos alargada; su citoplasma
es rico en cloroplastos y sus paredes longitudinales, de naturaleza celusoso−péctica, tienen un espesor
desigual.
8. Tejidos secretores.
Los productos de secreción son introducidos en las vacuolas, múltiples o bien únicas, en cuyo caso son tan
voluminosas que pueden ocupar toda la célula y determinar su muerte
Las sustancias segregadas están constituidas por oxalato de calcio, aceites estéreos, mucílagos, resinas, gomas,
bálsamos, etc.
9. Tejidos conductores.
Mientras que en los vegetales inferiores el transporte de las soluciones hacia el interior del cuerpo vegetal es
desarrollado por células no especializadas de tipo parenquimático, que solamente en algunos grupos adoptan
una forma ligeramente alargada, a partir de los pteridófidos, denominados en la antigua nomenclatura como
criptógamas vasculares, se produce la aparición de células especializadas en la función de transporte.
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Los tejidos conductores especializados están formados por células muy alargadas, apiladas una sobre la otra
en sentido longitudinal y con paredes transversales más o menos perforadas, de tal manera que se reduce al
mínimo la barrera que representan las membranas en las paredes superpuestas.
El agua y las sustancias minerales disueltas son transportadas de la raíz a las hojas a través del tejido vascular
o leñoso, constituido por células muertas.
10. Los tejidos animales.
Los tejidos animales están mucho más especializados que los vegetales. En ellos, además, existe una sustancia
intercelular que puede ser incluso más abundante que las propias células.
Atendiendo a las características morfológicas de sus células, a la naturaleza de la sustancia intercelular y a la
función que realizan, se establecen varios tipos básicos de tejidos animales.
11. Tejido epitelial.
En los epitelios, las células individuales presentan especializaciones características en la disposición de sus
orgánulos y las superficies que aseguran el estrecho contacto recíproco de cada uno de los elementos y la
eficacia del epitelio, como un todo único, en diversas funciones, tales como protección, absorción, secreción,
excreción, transporte de solutos y recepción sensorial. Las células epiteliales en general presentan una
diferenciación polar tanto estructural como funcionalmente. La cohesión entre las células está asegurada por
una sutil capa de sustancia intersticial cementante, la cual puede ponerse en evidencia en las preparaciones
mediante nitrato de plata. Sin embargo, no siempre el contacto entre las células es uniforme, especialmente en
la epidermis, donde la adhesión queda asegurada por el hecho de que las membranas celulares pueden
interdigitarse y por la presencia de los sistemas de contacto o unión a los que anteriormente ya se ha hecho
alusión. Los espacios intercelulares del ambiente exterior están formados por tres elementos: la zónula
ocluyente, la zónula adherente y el desmosoma. La zónula ocloyente está caracterizada por la fusión casi
completa de las membranas de células contiguas en todo el perímetro celular hacia la superficie libre, la
zónula adherente en el cual las membranas vuelven a adquirir autonomía, aunque están reforzadas por
material filamentoso; finalmente, se suma un típico desmosoma.
A veces los epitelios presentan hacia la superficie libre otras especializaciones de notable importancia
funcional. Ribete estriado: en este tipo de superficie celular se reconocen un gran número de prolongaciones
celulares erectas, apretadas y paralelas.
Los epitelios cuya función principal es la absorción, y el análisis bioquímico demuestra que en este lugar de la
célula existen muchas encimas indispensables para la digestión y el transporte de sustancias diversas.
También pueden existir unas formaciones particulares denominadas estereocilios, filamentos adheridos entre
si para formar una especie de penacho inmóvil. Para clasificar los epitelios se tienen en cuenta el número de
estratos y la forma de los elementos celulares. Así, se denomina epitelio simple o epitelio monostratificados el
que está formado por células dispuestas en un estrato único, mientras que se conoce como epitelio compuesto
o epitelio pluriestratificado el que cuenta con dos o más estratos de células. Este segundo tipo de epitelio es
extremadamente raro en los animales invertebrados.
12. Tejido conectivo.
Los componentes extracelulares, que sobre todo las características funcionales del tejido conectivo,
comprenden, las fibras colágenas, elásticas y reticulares y la sustancia fundamental. Las fibras condicionan la
resistencia y la elasticidad del tejido, mientras que la sustancia fundamental, de consistencia e hidratación
variables, tiene una gran influencia en los intercambios vitales entre células y sangre.
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Las fibras colágenas son apreciables en las preparaciones en fresco por su particular refringencia tanto en
contraste de fase como en campo.
Las fibras colágenas poseen una gran resistencia a la tensión: de hecho, en algunos tejidos(tendones) el punto
de ruptura se puede alcanzar, con alargamiento mínimo.
−−Las fibras colágenas abundan donde se requiere más resistencia a la tracción, como ocurre en los tendones
y las cápsulas fibrosas de los órganos.
−−Las fibras elásticas también son refringentes, pero dificimente coloréales; uno de sus colorantes electivos él
la orceína. Se aprecian homogéneas, y habitualmente están dispuestas en red. Se dejan extender fácilmente y
una vez que cesa la tracción, vuelven a tomar casi la longitud originaria; están compuestas de elastina, una
proteína en la que está presente un aminoácido especial, la desmosina.
Las fibras elásticas son abundantes en las regiones más sometidas a distensión, como los órganos huecos.
Las fibras reticulares constituyen una categoría cuya autonomía se encuentra en discusión. Como
características destacables, cabe señalar que son las primeras fibras que aparecen en la sustancia intercelular
del mesenquíma embrionario, y que constituyen el fino tejido de sostén de los órganos epiteliales y de los
órganos linfoides y hematopoyéticos. Tales características las han distinguido tradicionalmente de las demás
fibras conjuntivas.
13. Tipos de tejidos conectivos.
Tejido conectivo laxo: las fibras están entrelazadas laxamente y hay abundante sustancia fundamental
amorfa.
Tejido conectivo denso: tienen células de tipo mesenquimático y abundante sustancia intercelular blanda y
gelatinosa, pero muy pobre en fibrillas.
El tejido adiposo está constituido por escasa sustancia fundamental y fibras relativamente poco abundantes;
las células, próximas unas de otras, son grandes y turgentes, porque están llenas de grasa neutra.
Teniendo en cuenta diversos aspectos citológicos, se distingue, al menos en los mamíferos, un tejido adiposo
blanco, más común, y un tejido adiposo pardo.
14. Tejido cartilaginoso.
El cartílago es un tejido conjuntivo de sostén especializado, constituido por células aisladas o en pequeños
grupos que están inmersas en una abundante matriz amorfa con fibras de diferente tipo. Carece de vasos y
nervios en su interior, mientras que habitu−
almente está revestido por un tejido conjuntivo fibroso compacto.
En las áreas de mesénquima embrionario donde se forma el cartílago, las células mesenquimáticas primero se
agrupan en acúmulos compactos, y posteriormente comienzan a secretar una matriz amorfa y tropocolágeno.
El cartílago puede sufrir fenómenos de involución, el más común de los cuales es la clasificación.
15. Tejido óseo.
El tejido óseo es un conjuntivo de sostén típico de los vertebrados, caracterizado por la presencia de sales de
calcio, además de una sustancia fundamental orgánica. Por tal motivo, es particularmente resistente y duro:
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posee una resistencia a la tensión cercana a la del hierro colado, aún cuando pesa menos de un tercio.
La estructura microscópica del tejido óseo se define mediante dos tipos de observaciones:
• sobre secciones delgadas por desgaste, de hueso macerado y desecado.
• Sobre secciones microtómicas de hueso después de fijación y descalcificación, de forma que pueda hacerse
blando y utilizable para las diferentes manipulaciones de las técnicas histológicas.
Las láminas óseas se agregan de distintas formas. Lo más común es que se sitúen concéntricamente alrededor
de canales que contienen vasos y nervios, formando entidades morfológicas, cilíndricas constituidas por varias
láminas, llamadas sistemas de Haver y osteones.
La masa mineral del hueso está constituido por fosfato de calcio.
Los osteocitos, es decir, las células principales del tejido óseo que han completado el desarrollo, no presentan
características morfológicas de relieve.
Los osteoblastos, corresponden a las células asociadas al tejido óseo en vías de formación.
Hay unas variedades atípicas de tejido óseo es las que se constatan desviaciones de la organización
arquitectónica característica propia del tejido laminar compacto.
16. Tejido muscular.
En los animales pluricelulares, los elementos más simples dotados de una capacidad contráctil especial son las
células mioepiteliales de los celentéreos. Estas células presentan una parte que contienen el núcleo y el
citoplasma indiferenciado, mientras que en su base destaca una prolongación recorrida por un pequeño haz de
miofibrillas.
En los demás casos de invertebrados, los elementos contráctiles están mejor determinados. Finalmente, en los
vertebrados, tradicionalmente más estudiados, se ha hecho una subdivisión clásica entre tejido muscular liso y
tejido muscular estriado.
Actualmente, cabe tomar en consideración una clasificación general de todos los tipos de musculatura en los
metazoos que tiene como base unos detallados caracteres histomorfológicos.
Así se clasifican en:
• Músculos estriados, con una típica estriación transversal, presentes en los vertebrados y en diversos
invertebrados.
• Músculos helicoidales, con doble estructura oblicua, presentes en los moluscos y en los anélidos.
• Músculos paramiosínicos, lisos, presentes en moluscos y anélidos, caracterizados por la posibilidad de
excepcionales acortamientos durante la contracción.
• Músculos lisos auténticos, presentes en los diferentes grupos de animales.
El modelo que hoy, generalmente, se considera válido para explicar el mecanismo de la contracción muscular
es el de desplazamiento de los filamentos.
El estímulo nervioso inicial es transmitido por el sarcolema, a través de los túbulos. Al retículo
sarcoplasmático. Este libera iones calcio en el citoplasma, y los iones calcio permiten que se produzca el
enlace entre miosina y actina. El músculo cardiaco en los vertebrados difiere en algunos aspectos de tal
descripción, ya que se reconocen unidades celulares diferentes, unidas por especializaciones de las superficies,
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llamadas estrías o discos intercalares.
El otro modelo típico de elemento contráctil ese es la fibrocélula muscular lisa involuntaria de los vertebrados.
Se trata de células fusiformes estrechamente asociadas en haces o láminas.
La actina y la miosina, presentes en forma de filamentos a veces reunidos en pequeños haces, no poseen una
disposición regularmente ordenada como en un músculo estriado.
La superficie de las células musculares lisas posee una espesa envoltura extracelular que recuerda la lámina
basal de los epitelios, y entre célula y célula existen también delicadas fibras conjuntivas.
Los artrópodos son los únicos animales que no parecen poseer una musculatura lisa. La musculatura estriada
puede diferenciarse en dos tipos, caracterizados por una distinta relación entre filamentos de actina y de
miosina.
En el primer tipo constan las músculos que, en secciones transversales, presentan filamentos de miosina con
una zona central menos densa.
Los músculos del segundo tipo poseen filamentos de miosina, habitualmente con una disposición hexagonal,
pero rodeados por una corona de delgados filamentos de actina.
17. Tejido nervioso
en el tipo más simple y primitivo de los metazoos más inferiores, las células a las que corresponden las
características fundamentales del tejido nervioso, mantienen bastante bien un carácter epitelial.
Las células nerviosas pueden concentrarse en una red subepitelial.
Las células nerviosas en sentido amplio, o neuronas, están típicamente constituidas por una cuerpo celular o
pirenófono, del que irradian prolongaciones cortes, las dendritas, y una prolongación larga, llamada axón,
cilindroeje o neurita, de estructura especializada, que puede emitir ramas colaterales y que en su terminación
se descompone en finas ramificaciones. El axón es el constituyente esencial de las fibras nerviosas.
Las neuronas resultan morfológicamente independientes.
Las neuronas presentan una extraordinaria variedad en cuanto a dimensiones y morfología, aunque a
continuación se presentan las características citológicas esenciales comunes.
El núcleo tiene una forma ovoide y habitualmente está situado en el centro del cuerpo celular.
El citoplasma del pirenóforo y de las prolongaciones contiene diferentes formaciones filamentosas,
membranosas y granulares.
El axón se origina generalmente en un punto bien separado de las otras prolongaciones, aunque en algunos
casos, sin embargo, parte del tronco de una dentrita principal.
En la sustancia blanca de los centros nerviosos y en la mayor parte de los nervios periféricos, los axones están
revestidos por vainas.
Las fibras nerviosas periféricas toman contacto con distintos órganos, ya sea mediante ramificaciones libres o
bien mediante terminaciones especializadas.
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Una característica común a todas las sinapsis, es que la membrana de las dos neuronas están muy próximas,
por lo que a nivel intercelular queda constituida una estrecha separación que se denomina espacio sináptico.
En el sistema nervioso existen también muchas otras células que no poseen naturaleza nerviosa y que, en
conjunto, constituyen la llamada neuroglia o glía.
18. Órganos, aparatos y sistemas
El conjunto de tejidos con una función común forma un órgano. Son órganos el corazón, los riñones, los
pulmones, etc.
Al conjunto de órganos que concurren en el desempeño de una misma función se le denomina aparato si está
formado por distintos tipos de tejidos, y sistema si lo forman tejidos del mismo tipo (nervioso o muscular).
En la práctica, no se establece una diferencia clara entre sistema y aparato, por lo que se suelen emplear estos
temas como sinónimos, así, como decimos frecuentemente sistema circulatorio y sistema respiratorio.
BIBLIOGRAFÍA
−−Libro 3º ESO.
Biología y geología. Edelvives.
−−Encarta 1998.
−−Enciclopedia Salvat Universal.
−−Libro Ciencias de la naturaleza Biología II.
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