La apropiación de niños según esta DGRPD

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PERSONAS DESAPARECIDAS Y BÚSQUEDA DE IDENTIDAD
La Dirección General de Registro de Personas Desaparecidas (DGRPD)
trabaja, entre otros temas, en las búsquedas de identidad de origen de
las personas que fueron apropiadas. Es decir, personas a quienes se les
ha sustituido de manera ilegal su identidad habitualmente por quienes
fueron los padres de crianza, es decir, quienes se suponía, más amaban a
sus hijos.
En el lapso comprendido entre diciembre de 2004 y marzo de 2006,
en esta DGRDP se recibieron más de 250 casos, de los cuales se pudieron
abordar 65 y 33 fueron resueltos. El resto, por motivos de cantidad de
personal y de recursos materiales, serán investigados en el futuro
inmediato.
En este marco, hemos comenzado a trabajar sobre las alternativas
judiciales que permitan a estas personas apropiadas ejercer el derecho
constitucional (art. 12 punto 2 de la Const. Prov. Bs. As) de conocer su
identidad de origen. Una primer presentación donde esta Dirección
acompañó a una ciudadana que desea saber sus orígenes, se está
desarrollando a partir de diciembre de 2005 en forma sumamente
auspiciosa. La presentación se hizo ante un Tribunal de familia y a través
de una medida autosatistactiva.
1) Apropiación de Menores:
Hablamos de apropiación cuando un menor es anotado como hijo propio
de personas que no son sus padres biológicos. No se trata de una adopción
(por ende, legal) sino de un delito (sustitución de estado civil, de identidad, etc).
2) Período 1976-1983
Cuando en Argentina se habla de apropiación de menores, se tiende a
vincular el fenómeno con lo sucedido en la última dictadura militar (1976-1983).
En esos casos, se trata de niños nacidos en cautiverio o secuestrados junto a sus
madres que permanecen desaparecidas. Muchos de ellos fueron apropiados por
miembros de las fuerzas de armadas o de seguridad y anotados como propios
por quienes no eran sus padres biológicos. Son los niños desaparecidos.
Podemos citar como ejemplo un caso paradigmático y resonante, el caso de
los mellizos Reggiardo–Tolosa. Los mellizos nacieron en cautiverio, sus padres
desaparecieron, y ellos fueron apropiados por el subcomisario de la Policía Federal,
Samuel Miara. La Justicia encontró a los mellizos en Paraguay, Miara fue
extraditado, encarcelado, condenado
y los niños, ya adolescentes, fueron
restituidos a la familia Tolosa. Sin embargo, operaciones posteriores de algunos
sectores, boicotearon la integración de los mellizos a su familia biológica. El caso
muestra hasta dónde puede llegar la crueldad de un acto de apropiación.
Casos como este contribuyeron a que se difundiera el fenómeno de la
apropiación de menores, aunque siempre ligado a una época y estrechamente
vinculado al Terrorismo de Estado. Consideramos que se trata de un buen
paradigma para aproximarnos a la cuestión, entre otras cosas porque pone en
evidencia una práctica social que comienza mucho antes de ese período
y continúa hasta la actualidad. Es decir, la apropiación de menores puede
pensarse como un uso social que se sistematiza y asocia a la represión en un
determinado contexto, pero que no es exclusivo del mismo. Es más, se trataría,
aún hoy, del procedimiento más frecuente para apoderarse de un niño
ajeno.
Durante el período 1976-1983 al uso social de la apropiación se le
sumo la impunidad del Terrorismo de Estado.
3) Antes y Después.
Sin embargo hay diferencias entre los hechos ocurridos durante la ultima
dictadura militar y los ocurridos antes y después. Los casos de la dictadura han
tenido un elevado nivel de judicialización; incluso, se ha llegado a aplicar condenas
a los responsables, v.gr. el Crio. ® Miguel Etchecolatz y el médico Jorge Bergés,
ambos de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Por el contrario, los casos de apropiación de menores fuera de aquel contexto,
rara vez han llegado a la Justicia. A esto se suma la dificultad para conocer la
verdad sobre la identidad de origen. En general, las personas que fueron
apropiadas, una vez adultas, buscan su origen realizando investigaciones de tipo
personal, domésticas, fragmentarias, que demuestran la ausencia de una vía
formal para resolver estos casos. Esto nos permite inferir que,
lamentablemente, la cuestión de los niños desaparecidos durante la
dictadura no ha contribuido a hacer del tema de la apropiación de
menores, en general, una preocupación pública.
Afirmamos que la apropiación de menores es un procedimiento frecuente. Con
esto queremos objetivar que se trata de un hecho muy extendido y naturalizado
por amplios sectores sociales. Esto quiere decir que apoderarse de niños y criarlos
como propios, soslayando los mecanismos formales del instituto de la adopción,
es una práctica socialmente aceptada. Apropiarse de un niño no es considerado un
delito; no obstante, aquellos que lo cometen, lo ocultan. Apropiarse de un niño no
escandaliza, es más, se visualiza como un acto de bien y se justifica con un
supuesto derecho de las parejas a ser padres. Otra de las excusas esgrimidas es la
supuesta lentitud y burocracia de los mecanismos de adopción. Todas estas
cuestiones van entretejiendo un discurso social que no sólo legitima y
justifica, sino reproduce el fenómeno. Así, se pasa a cosificar y
despersonalizar al niño, como un simple objeto que satisfizo la necesidad de una
pareja de ser padres y se desvirtúa la idea de la adopción, que se basa en el
supremo interés del niño y en el derecho de que el mismo goce de una identidad y
una familia.
Todos estos elementos construyen un imaginario social que facilita
enormemente el Tráfico de Niños.
4) Tráfico de Niños:
Los niños que son apropiados no son conseguidos por las familias de crianza
según lo que dicta la Ley. Esto quiere decir que, en la mayoría de los casos, una
persona apropiada fue una víctima del tráfico de niños. Lo más probable es que
tras un adulto que busca su identidad haya un niño que fue traficado.
Entendemos por tráfico de niños la entrega, recepción o sustracción de
un niño menor de dieciocho años de edad, en cualquier forma o para
cualquier fin ilegítimo 1. Anotar a un niño como hijo propio cuando no lo es,
sería uno de esos fines ilegítimos. De modo que entregar a un hijo de manera
voluntaria a terceros, intermediar para que ese niño sea entregado, recibir a ese
niño, son modalidades del tráfico de niños. Esto quiere decir que sin llegar al
extremo del robo o secuestro de un menor, el niño en cuestión está siendo
traficado, tratado como una mercancía, aunque no exista dinero de por medio.
El tráfico de niños puede darse a través de organizaciones que sacan un rédito
económico: intercambian dinero por niños. Son bien conocidos los casos de
europeos que vienen a Sudamérica a buscar chicos: luego de desembolsar unos
cuantos miles de euros o dólares en concepto de trámites dudosos, corrupción y
pago a intermediarios, se llevan “casi legalmente” a los chicos como sus hijos a
tierras extrañas. Decimos “casi legalmente” porque existen formas que rozan la
legalidad pero están viciadas de ilegitimidad. Recordemos algunos casos
resonantes para visualizar esta cuestión.
Claudia Cordero Biedma, ex mujer del periodista Bernardo Neustadt, ventiló
“su caso” en la revista Gente contando la historia de cómo había conseguido dos
hijos. Los dos niños son hermanos biológicos y nacieron en Kazajstán, una ex
1
FELLINI Zulita: “Delito de Tráfico de Niños”. Ed. Hammurabi. Buenos Aires, 2000.
república soviética. Ella los contactó por medio de una agencia de adopción
norteamericana. Acudió a ella porque argumentaba que en Argentina siendo una
mujer sola era difícil adoptar y porque el caso de una amiga suya le había
provocado pánico: al enterarse la familia biológica de la buena situación de la
familia adoptiva, habrían intentado obtener algún beneficio económico. Entonces,
razonó Cordero Biedma, mejor buscar a los chicos lejos, de modo que fueran
difíciles los reclamos. Viajó una y otra vez, hasta lograr su cometido: “convertirse
en madre”. La crónica de la revista Gente poco habla de los “escollos” legales que
debieron ser superados, del dinero gastado en las gestiones; menos aún habla del
desarraigo de esos dos chicos y del incierto destino de sus padres. Se narra en
tono épico la “odisea” de esta mujer rica por obtener lo que quería: en este caso
dos niños. Cordero Biedma sólo pone el acento en el bienestar económico que les
va a brindar (nunca se habían bañado con agua tibia y ahora viven en su lujoso
chalet de San Isidro) a sus dos rubios “kazaquitos”. La historia sale en la tapa de la
revista y se vende como una historia de amor 2. Indudablemente, esto no sólo
significa aprobar un acto semejante sino que contribuye a su expansión.
En el ejemplo de Cordero Biedma, los niños fueron traídos desde el exterior a
nuestro país. Recordemos ejemplos análogos pero de niños argentinos llevados
hacia el exterior. Por ejemplo, el caso del niño adoptado por el rejoneador español
Angel Peralta y su esposa, Encarnación Rizo, que se hizo público gracias a la
revista “Hola” hace más de 10 años. En la misma época, otro tanto sucedió con el
ciudadano norteamericano y agente de la CIA, Michael Caloyannides, a quien en
un polémico trámite se le entregó un niño en guarda con fines de adopción.
Tiempo después y ante un requerimiento de la justicia argentina, Caloyannides
afirmó que ni él ni el niño regresarían a Argentina.
Estos casos demuestran, además, los prejuicios y los intereses económicos, la
acción de las agencias y la legitimación que muchas veces brindan los medios, así
como también la falta de contemplación para con los niños. Es decir, algunas de
las cuestiones más importantes que rodean el tráfico internacional de niños.
Pero también el tráfico de niños se da a niveles informales donde, o no existe
intermediario, o este no recibe dinero alguno. Desde la partera que le cobra al
matrimonio de apropiadores el parto de la madre biológica hasta el acuerdo
informal entre madre biológica y apropiadora que concurren juntas a la
maternidad: la diversidad y variabilidad de fenómenos en los que el tráfico de
niños se encarna en la realidad, nos demuestran la complejidad del mismo.
En nuestro país, como en el resto de los países del mundo, el tráfico de niños
se da de sectores pobres a sectores pudientes, así como, a nivel mundial, los niños
circulan de países pobres a países ricos. Acercarnos a la complejidad de este
fenómeno implica pensar en las condiciones que posibilitan este tráfico, siendo la
2
Revista “GENTE” Nro. 1994 , 7 de octubre de 2003.
pobreza, desprotección y vulnerabilidad de amplios sectores sociales uno de los
elementos que lo hacen posible. Como hace 80 años planteó Albert Londres
respecto a la trata de blancas: “El rufián no crea. No hace más que explotar lo que
encuentra. Si no encontrara esa mercadería, no la vendería. Únicamente sabe
quién la fabrica. Conoce la fábrica de donde sale la materia prima, la gran fábrica:
la miseria” (“El camino de Buenos Aires” 3).
5) Las madres “dadoras” de niños:
Nadie se ocupa lo suficientes de las condiciones de vida de estas familias, así
como tampoco nadie piensa en las madres "dadoras" de niños, proveedoras de
criaturas para un mercado que luego las estigmatiza como "desalmadas" y
"abandónicas" por haberlos entregado.
Pongamos dos ejemplos para ilustrar lo dicho anteriormente: en Ucrania hace
unos años aumentó muchísimo la población de niños abandonados en orfanatos.
Como en muchos países de la ex URSS (y como observamos en el ejemplo de
Cordero Biedma),
existían las agencias de adopción internacionales que
promovían, por ejemplo vía internet, a esos niños blancos para que parejas de
algún otro lugar del mundo los adoptara. Sin embargo, las autoridades
competentes ucranianas generaron un programa de contención social de las
madres: así, éstas recibían asistencia y ayuda de parte del Estado, para que
mejores condiciones de vida faciliten la crianza de sus hijos. Al cabo de dos años,
el índice de abandono de niños y la población de los orfanatos bajó
considerablemente. Al ver que les brindaban protección, las mujeres se quedaban
con sus hijos en vez de entregarlos a la tutela del Estado.
El siguiente ejemplo es la contraparte del anterior: en la ciudad de La Plata,
Argentina y a lo largo de más de 15 años, la Iglesia Católica a través de “Caritas”,
conformó un grupo de adopción inspirado en los modelos de agencias
norteamericanas. En este marco se le brindaba asistencia a la madre hasta llegar
al buen término del embarazo; la intención era “evitar los abortos” y la “venta de
niños”, según lo expresa Caritas en un documento4. Paralelamente el equipo elegía
entre una serie de candidatos, al matrimonio que se haría cargo de esa criatura, a
quienes sería entregado por medio de una escritura pública (luego prohibido por
la Ley de Adopción de 1994). Pasado un lapso, con la escritura se presentaban
ante las autoridades judiciales y formalizaban la adopción.
3
Con investigaciones propias realizadas en Argentina en los años de 1920 y principios de los 30, el
periodista francés Albert Londres escribió un libro espectacular llamado “Camino de Buenos Aires”. Para
documentarse recorrió los mayores centros de prostitución como San Fernando, Avellaneda, Rosario,
Córdoba y Mendoza. Todo este tráfico estaba dirigido por una mafia de polacos que hasta tuvo un banco
propio. Actualmente, el premio mayor anual de periodismo en Francia se llama “Albert Londres”.
4
Documento remitido a esta DGRPD por el Arzobispo de La Plata, Héctor Aguer en marzo de
2004.
Estos ejemplos nos muestran dos modalidades opuestas de resolver un mismo
conflicto: la situación de vulnerabilidad del binomio madre-hijo en situaciones de
pobreza, desamparo y exclusión. En la mayoría de los países pobres, la mujer en
estas condiciones, puede llegar a importar, en parte, como proveedora de
criaturas. Ella, su salud reproductiva, sus deseos, su proyección futura, sus
posibilidades de llevar a cabo una maternidad responsable, respetada y contenida
socialmente, parecen no ser relevantes. Las condiciones de estas mujeres son
inherentes a otros problemas como los embarazados no deseados, el aborto, etc.
Su condición de madre y mujer es soslayada: una vez que dan a luz, se las olvida y
excluye. Luego, ellas guardan silencio. No son sujeto de políticas, no se conocen
sus motivos y demandas y además son estigmatizadas en el discurso social que se
amplifica en los medios de comunicación. Mujeres violadas, adolescentes, víctimas
de incesto, desocupadas, pobres, alienadas:
se trata de una población
invisibilizada pero útil, son lo que Eva Giberti llama las "madres excluidas" 5. Sus
hijos son entregados a otras familias, no siempre con el objetivo de priorizar su
bienestar, sino de satisfacer el ya mencionado deseo de los adultos por tener hijos.
No existe discurso alguno que apoye a una madre “dadora” a buscar el hijo que
alguna vez entregó. Tampoco se piensa en los derechos de ese niño, sino que se
desconocen por completo (o se pretende desconocer) los daños que se le
generarán en su vida adulta.
6) Consecuencias del Tráfico de Niños: el drama de los apropiados.
Ya no se discute lo importante que es para una persona (adulto o niño)
conocer su origen. Tan es así que la Ley 24.779 relativa a las adopciones declara
en su artículo 321 inciso "h": “deberá constar en la sentencia que el adoptante se
ha comprometido a hacer conocer al adoptado su realidad biológica”. Es la ley la
que, en el caso de las personas adoptadas, obliga a decir la verdad. Por el
contrario, en las apropiaciones suele ocultarse el origen de la persona, que no
sabe de dónde viene, cuál es su sangre, quiénes son sus padres. Estas personas
no sólo ignoran su origen sino que suponen una historia que es mentira. La
mayoría de las personas apropiadas desconoce que no son hijos de quienes
siempre creyeron.
Sin embargo, tarde o temprano, la verdad sale a la luz. Muchas veces, los
apropiados se enteran de su condición de la peor manera: por hallazgo de
documentos, reproches, infidencia de un allegado.
5
GIBERTI Eva, CHAVANNEAU de GORE y TABORDA B: “Mujeres excluidas. Mujeres que entregan sus hijos en
adopción”. FLACSO, 1994. También entrevista del Equipo de Búsqueda de Identidad de Origen de la DGRPD con Eva
Giberti, agosto de 2005.
Así, de un día para el otro, la historia y la identidad en las cuales se basaba ese
sujeto se desmoronan. Se era una persona que ya no se es. No sólo se desconoce
la verdad y el origen: los apropiados advierten que han vivido en una mentira
sostenida y actualizada día a día. Es inevitable que este drama genere en las
personas importantes consecuencias a nivel psicológico.
El pasado es falaz y de ese modo se hace difícil pensar el presente y proyectar
el futuro. Los padres de crianza ignoran o desdeñan que vale más saber una
verdad por más difícil, vergonzosa o trágica que sea, que ocultarla. Aquello que se
calla es adivinado por los otros. A veces cuando el apropiado conoce el secreto,
interpela a sus padres de crianza y guardianes del secreto: quienes se supone,
más deberían amar a una persona, la engañaron.
El choque emocional vivido por los apropiados incluye la vivencia de ciertos
sentimientos y miedos como el abandono, la imposibilidad de acceder a un
órgano en caso de necesidad de transplante, el temor al incesto, etc.
En general, lo que vemos es que las apropiaciones, del tipo que sean y por más
buenas intenciones que las avalen, generan daños y consecuencias en la
persona adulta, daños y consecuencias que permanecen y se amplifican
a lo largo de los años. La apropiación de un niño, no sólo vulnera su
identidad, sino también su libertad, su honor, su dignidad, su salud y la
fe pública.
7) Buscar para saber.
En los últimos años han surgido organizaciones no gubernamentales que
aglutinan a las víctimas de apropiaciones. Guiados por la solidaridad de quienes
sienten de la misma manera y con el ánimo de sobrellevar conjuntamente
sentimientos encontrados, dudas y padecimientos, estas organizaciones han sido
las pioneras en el trabajo de generar mecanismos de búsqueda que les permitan
conocer la verdad sobre su origen. “Quiénes Somos” y “Raíz Natal”, conformadas
por gente de distintos lugares del país eran hasta hace muy poco, las únicas
instituciones que se encargaban de este tipo de tareas.
En ese marco, y respondiendo a una demanda que se multiplicó a partir de la
resonancia de un caso puntual que llegó a la televisión, esta Dirección General
de Registro de Personas Desaparecidas incluyó la temática entre sus
incumbencias.
El objetivo de nuestros equipos de trabajo es buscar para saber la
verdad. Que las personas apropiadas que lo soliciten, conozcan su origen
y que la sociedad en general comprenda las características del fenómeno
para desenmascarar así los discursos que legitiman el tráfico de niños
con fines de apropiación.
Los ciudadanos que buscan su identidad de origen habitualmente son mayores
de edad, quieren saber de dónde vienen, las circunstancias de la entrega, si sus
padres viven y si tienen hermanos. No buscan un reconocimiento filial, sólo buscan
la verdad. Muchas veces el tiempo transcurrido, el fallecimiento de los actores, el
silencio, la negación, la incomprensión social, hacen casi imposible el acceso a esa
verdad tan deseada pero tan esquiva. Buscar es una tarea ardua, apuntalada por
la necesidad de encontrar el dato que devuelva el sentido a la historia personal.
Sin embargo, sin la voluntad de los actores, es muy difícil la resolución de los
casos. Las vías administrativas y judiciales en general se cierran para este tipo de
búsquedas. Es por ello que esta DGRPD, sobre la misma práctica y a partir de un
equipo de trabajo constituido a tales efectos, ha comenzado a desarrollar
estrategias de trabajo. Así, efectuamos en cada caso una investigación, se recaban
documentos y se habla con los testigos. En los casos resueltos (33 casos sobre 65
que han comenzado a ser trabajados) los actores involucrados tuvieron la voluntad
de dar a conocer los datos, que fueron los que posibilitaron el éxito de la
búsqueda. Pero existen muchos otros casos en que la información no alcanza y los
actores, testigos o involucrados se niegan a hablar. Las vías administrativas de
resolución de la búsqueda se clausuran y se llega a un cuello de botella
que no nos permite avanzar. Esto significa, sencillamente, que el
apropiado no podrá conocer su origen y que la situación de injusticia por
él vivida se perpetúa.
8) El Derecho a Saber: La Vía Judicial.
El Estado desprotegió a esos niños que hoy son adultos permitiendo que su
estado civil fuese sustituido y violentando de ese modo el derecho a la identidad
de los sujetos. Considerando que el Estado debe velar por los derechos de sus
ciudadanos, en lo que nos toca, el derecho a la identidad y el derecho de conocer
el origen, estimamos que deben generarse las vías que garanticen el ejercicio
pleno de esos derechos.
Desde el punto de vista jurídico sabemos que a la normativa constitucional
se le suman las pautas del derecho internacional. Los pactos y tratados
internacionales no sólo sugieren y recomiendan sino que deben prevalecer sobre
las leyes. De este modo, el Estado se ve obligado a actuar y se convierte en
responsable en el caso que los derechos consagrados se violen o no se cumplan.
La DGRPD entiende que al no haberse reglamentado el artículo 12 de la
Constitución Provincial que proclama el derecho a conocer la identidad, la Justicia
debería buscar al camino que garantice, para cada caso, el ejercicio de ese
derecho. Con ello se lograría un trámite judicial que permitiría situar espacialmente
a la familia de sangre del apropiado, aunque jurídicamente no se establecieran
lazos.
Sólo a través de un proceso regulado y dirigido desde el ámbito judicial, que no
requiera necesariamente del auspicio de un abogado ni el pago de tasas judiciales,
se garantizará un proceso de esta naturaleza.
Como señalamos, recientemente, esta DGRPD, en el entendimiento que el
Estado debe velar por encontrar el ámbito y las vías que garanticen el ejercicio del
derecho constitucional a conocer la identidad de origen, acompañó a una
ciudadana en un pedido de medida autosatisfactiva con el objeto de encontrar
una solución jurisdiccional cuya naturaleza garantice su resultado en lo que a la
búsqueda de información se refiere 6. Tal medida fue acogida favorablemente por
un Tribunal de Familia y se encuentra en pleno trámite.
9) Resumen y Propuestas
El fenómeno de la apropiación es un fenómeno complejo. Por eso es necesario
comenzar a comprenderlo en su totalidad, para problematizarlo socialmente y
poder intervenir desde lo público.
Vimos cómo la cuestión de la apropiación de menores empezó a divulgarse a
partir de lo sucedido en la dictadura militar. Respecto a ello, planteamos que lo
que hicieron los represores con los hijos de los desaparecidos se fundamentó en
un comportamiento que ya existía previamente en la sociedad. De hecho, como lo
demuestran muchísimos casos, la apropiación de menores existió desde antes y
continuó luego de ese período. La problemática de los niños desaparecidos durante
el Terrorismo de Estado, fue asumida por el Estado: ejemplo de ello son la
creación por Ley del Banco Nacional de Datos Genéticos y la existencia de la
Comisión Nacional por la Identidad en el ámbito de la Secretaría de Derechos
Humanos de la Nación. Pero los casos de los apropiados fuera del contexto del
Terrorismo de Estado no han sido aprehendidos como un problema que merezca
atención alguna.
También planteamos a la apropiación de menores como parte del tráfico de
niños7. Así vimos que a nivel nacional e internacional, el tráfico de niños sigue una
línea clara: los niños nacen en familias pobres y son apropiados por familias ricas.
6
La autoría del texto jurídico para las respectivas presentaciones judiciales, pertenece a la Sra.
Directora Gral. de Asuntos Técnicos Policiales y Judiciales del Ministerio de Seguridad, dra.
Adriana B. GALLO: Desde esta DGRPD queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento
a la dra. GALLO por su invalorable y original colaboración.
7
El fenómeno más amplio es el de la trata o tráfico de personas. Dentro del tráfico de personas
podemos distinguir el tráfico de niños. En ambos casos, se distinguen modalidades según la
finalidad de la trata.
Remarcamos, en este sentido, la situación subalterna, olvidada y despreciada
socialmente de las madres de esos niños.
La apropiación de un niño tiene sus consecuencias en la vida adulta del sujeto.
De allí, la importancia de la búsqueda de la verdad. En el marco de esa búsqueda,
señalamos los caminos administrativos y judiciales que hasta ahora algunas ONG's
y los equipos de la DGRPD han generado.
Somos concientes que esa tarea es insuficiente. Porque la apropiación de
menores es una práctica extendida y legitimada socialmente, que no es percibida
como un problema a resolver sino como un hecho ligado al destino individual de
ciertas personas. Por ello, consideramos que la principal tarea es concientizar
sobre el fenómeno, desnaturalizarlo, con el propósito de dejar al descubierto los
discursos y prácticas que lo encubren y legitiman. Es decir, se trata de hacer ver
para cuestionar y desde ese cuestionamiento, comenzar a actuar positivamente.
Esto es, en primer lugar, generar conocimiento sobre el fenómeno: conocer su
magnitud y las modalidades que adquiere en nuestro país, los condicionamientos
sociales y legales que lo hacen posible; los discursos en los cuales se sustenta. Y
en base a este diagnóstico, elaborar estrategias tendientes a evitar la apropiación
de menores.
Por ejemplo, evitando el tráfico de niños y atacando tanto las condiciones
que generan la oferta (la situación de la madre que se ve obligada a "abandonar"
a un chico) como las que generan la demanda (creencias y comportamientos que
avalan y justifican la apropiación de un chico); reforzando las medidas
tendientes a asegurar la identificación del binomio madre hijo;
concientizando a la opinión pública sobre la cuestión y promoviendo
campañas de información.
En síntesis, se trata de asumir socialmente que tenemos un problema.
Asumirlo es el primer paso para comenzar a resolverlo.
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