Edwin Ortega sideración. La figura de tu padre fue tan importante

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Edwin Ortega
sideración. La figura de tu padre fue tan importante que hasta el día
de hoy se ha mantenido vívida en medio de la familia. Por ello y por
el cariño que te tenemos, hemos tratado de darte un ambiente, sino
lleno de comodidades, sí de paz, armonía y ejemplo. Queremos en ti
un futuro ciudadano, probo y cabal, útil para la sociedad.
La pérdida temprana de varios seres queridos, especialmente
de uno de nuestros primos, Ñaño Calo, le llegó tan profundo a su
corazón que ya nada sería igual que antes. Todas sus energías no
solo fueron destinadas al trabajo, sino que también, anhelaba un
mundo mejor para quienes estaban a su alrededor. Su monólogo
culminaba:
–Mijo. La vida misma tiene sus enseñanzas, guíate de la mejor forma posible. Recuerda que existe un Creador que, en su infinita sabiduría y misericordia, sabe lo que es mejor para nosotros. Cuando flaquees o tus fuerzas quieran desvanecerse, no dudes en pedirle a Él que
te proteja y te ayude a encontrar la mejor salida a los problemas. Sus
ojos oscuros y ligeramente rasgados comenzaron a brillar más de lo
acostumbrado. Apretándome fuertemente mi mano finalmente dijo:
–No te quiero cansar más con mis largas peroratas. Has sido como
mi hijo y me inspiro desde lo más profundo de mi ser para siempre
ofrecerte lo mejor de mí; con errores y defectos, pero con el alma
abierta y generosa sobrino mío. Recuerda que los problemas no son
otra cosa que oportunidades para ser mejor. Nunca lo olvides.
Mi tío Pablo conocía de mis dudas, de mis defectos, de mis anhelos y de mis miedos. Para esos días tenía sobre mí la gran presión de
decidir sobre mi futuro profesional. El paso por el Colegio Militar
“Eloy Alfaro” había llegado a feliz término con largos seis años de
capacitación, tiempo en donde se recibió la mejor introducción a la
vida militar. Entramos a los doce años como niños temerosos y egresamos a los diecisiete como jóvenes bachilleres, listos para enfrentar
cualquier desafío académico. Las vivencias se habían convertido en
recuerdos, luego de largas jornadas de introspección, me decidí por
ingresar a la Armada y no al Ejército.
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