Moniciones Solemnidad Corpus Christi Domingo 7 de Junio 2015 Monición de entrada Nos reunimos para celebrar la fiesta del Cuerpo y Sangre de Cristo, este sacramento por el cual Jesús se nos da en comida y bebida de salvación, Pan de vida y nuevo maná celestial. Hoy queremos tributar culto de amor y adoración al Santísimo Sacramento del Altar (al ser llevado en procesión por nuestras calles y aclamado por nuestros cantos) Esta última frase subrayada en negrita, solamente se dice si se realiza la procesión con el Santísimo Sacramento en la parroquia o comunidad. De lo contrario, se suprime. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Monición a la Primera Lectura (Éx 24,3-8) Escuchemos cómo Moisés ratifica el pacto de Israel con el Señor, mediante un sacrificio y con la “sangre de la nueva alianza”. Monición al Salmo Responsorial- 115 Con el salmista, que “brinda” por el Dios que lo salva, alzando la copa de la acción de gracias, alabémoslo diciendo todos: Monición a la Segunda Lectura (Heb 9,11-15) El sacrificio de la antigua alianza, celebrado por el sacerdote Moisés y presentado en la primera lectura, es anticipo del de Cristo, Sumo y eterno sacerdote, que, con su propia sangre, nos ha redimido de nuestros pecados. Monición al Evangelio (Mc 14,12-16.22-26) Al celebrar su última cena de Pascua, antes de padecer por nosotros, Jesucristo ha instituido la Eucaristía, la nueva cena pascual, en la cual se nos da en alimento: su cuerpo y sangre, verdadera comida y bebida. Escuchemos cómo el Señor instituyó el sacramento de la nueva alianza. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, que se ha quedado con nosotros en el sacramento de su Cuerpo y Sangre, nuestras oraciones diciendo: Escúchanos, Señor. Por la Iglesia de Cristo, para que alimente a sus fieles con la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía. Oremos. Para que llegue el día, en que los cristianos de todas las Iglesias alcancemos la unidad plena y podamos participar todos juntos de la Eucaristía. Oremos. Por los enfermos, los que sufren y los marginados, para que nos les falte lo necesario, mediante nuestra caridad. Oremos. Por quienes dedican su tiempo y esfuerzos a socorrer las necesidades de sus prójimos, para que Cristo eucarístico sea su alegría y fortaleza. Oremos. Para que Jesús Sacramentado, en el homenaje que hoy le brindamos, bendiga a nuestras familias y a nuestra comunidad, en este día solemne en que celebramos la festividad de su Cuerpo y Sangre. Oremos. Por quienes nos hemos reunidos en este domingo, para que celebremos con fe y devoción la Eucaristía, como el momento central de nuestra vida cristiana. Oremos. Para que el homenaje de adoración y de amor que tributamos hoy a Señor Sacramento, produzca frutos de amor y de devoción a la Eucaristía, en especial, con nuestra participación frecuente de la mesa del Señor. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, el homenaje de la Iglesia, que se inclina reverente ante Quien se hace comida de salvación en esta Eucaristía. Monición a la Comunión Recibamos con fe viva y esperanza el Pan de la Vida que es Cristo; que el sacramento que recibimos y compartimos, sea prenda de salvación y vínculo de unidad y amor entre nosotros. Monición de despedida (optativa) En este día hemos celebrado el misterio de la presencia real del Señor, en los signos sacramentales de la comida y de la bebida, que hemos recibido y compartido en nuestra Eucaristía. (Seguidamente tendremos la procesión con el Santísimo Sacramento por nuestras calles, en nuestro pueblo y comunidad, para que lo adoremos y demos el homenaje de nuestro amor, que bien merece el Señor) Este párrafo se dice, si se hace la procesión eucarística. Si no, se omite o se borra. Que este sacramento de vida nos alimente, nos fortalezca y nos ayude a formar la Iglesia, como auténtica comunidad de hermanos, que se reúnen cada domingo a celebrar el banquete de la unidad y de la solidaridad. Solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús Viernes 12 de Junio 2015 Monición de entrada Hermanos. Sean bienvenidos a celebrar la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús. Su imagen, tan querida y venerada por nosotros, nos recuerda fundamentalmente el amor del Hijo de Dios hacia nosotros, el amor del Verbo encarnado hacia los hijos de Dios, pues “tanto amó Dios al mundo que dio a su hijo único” (Jn 3,16). Se presenta así como una parte viva de su divino cuerpo, y es esta y no otra, la que simboliza ese amor, porque el corazón es el órgano que siempre asociamos a este sentimiento. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Monición a las tres lecturas de hoy (si desean hacer solamente esta monición) La Palabra de Dios, en esta solemnidad del Sagrado Corazón, nos ayudará a penetrar en el misterio del amor de Dios, manifestado en su Hijo Jesucristo, herido por nuestros pecados, pero entregado a la muerte por nuestro amor. Si no, se hacen las siguientes moniciones: Monición a la Primera Lectura (Os 11) Israel es como un niño mimado por Dios, quien como una madre, lo cuida y lo chinea, como el Señor Jesucristo con los suyos y cuyo símbolo es su corazón traspasado. Monición al Salmo Responsorial- Is 12 Con el profeta Isaías salmista, aclamemos al Señor, fuente de vida y salud para su pueblo y Dios de consuelo, diciendo todos: Monición a la Segunda Lectura (Ef 3,8-12.14-19) San Pablo, en esta bellísima lectura, nos abre los tesoros del corazón del Redentor y las riquezas de su bondad por nosotros, para que “experimentemos su amor…que sobrepasa todo conocimiento humano”. Monición al Evangelio (Jn 19,31-37) Del corazón traspasado de Cristo, nace nuestra devoción a su corazón santísimo, que, desde la cruz, nos ha amado hasta el extremo y ha derramado sobre el mundo su inmensa misericordia. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos al Señor Jesús, quien en este día nos presenta su amor por nosotros, representado en su corazón, nuestras peticiones diciendo todos juntos: ¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío! Señor Jesús, que quisiste ser traspasado por la lanza, para que de tu costado abierto, al brotar el agua y la sangre, naciera tu esposa la Iglesia, haz que nuestra Iglesia sea siempre santa e inmaculada. Oremos. Señor Jesús, templo santo de Dios, destruido por los hombres y levantado nuevamente por el Padre, dígnate hacer de la Iglesia morada digna del Altísimo. Oremos. Señor Jesús, rey y centro de todos los corazones, que con amor eterno nos amas y nos atraes con misericordia, renueva tu alianza con todos nosotros, que hemos venido a celebrar la inmensidad de tu amor. Oremos. Señor Jesús, paz y reconciliación nuestra, alivio de los que están cansados y agobiados, descanso y solaz de los que se sienten abrumados, atrae hacia ti a todos los pecadores. Oremos. Señor Jesús, que por tu amor desbordante te rebajaste hasta someterte incluso a la muerte y una muerte de cruz, llama a los fieles difuntos a la resurrección. Señor Jesús, cuyo corazón fue herido por nuestros pecados, que nuestra vida cristiana sea una respuesta fiel a tu amor, y te brindemos una cumplida reparación. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios, junto a las ofrendas eucarísticas, nuestros esfuerzos y esperanzas, en busca del gran alimento que vamos a recibir y que es Cristo, Pan de Vida. Monición a la Comunión Que la Eucaristía que vamos a comulgar sea signo del amor redentor del Señor, al que contemplamos en su adorable corazón, que nos invita a disfrutar de su misericordia. Monición de despedida (optativa) Al regresar a nuestras casas y trabajos, y habiendo sido alimentados con la Palabra y la Eucaristía, pedimos al Señor que podamos corresponderle a su amor, en especial, viviendo la caridad con los hermanos que más necesitan de nuestra compasión y cercanía. ¡Sagrado Corazón de Jesús, en vos confío! Que con esta jaculatoria terminemos nuestra celebración, adorando al Señor Jesucristo, en cuyo corazón late la llama ardiente de su amor por nosotros, quien es, a la vez, “manso y humilde de corazón”. Moniciones Domingo XI del Tiempo Ordinario 14 de Junio 2014 Monición de entrada Una vez más nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios y participar del banquete de los hermanos. Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús hablando con las parábolas del Reino de Dios, con la comparación de la semilla que crece por sí misma y de la semilla de mostaza. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Se ponen de pie, por favor. Monición a las tres lecturas de hoy (si desean hacer solamente esta monición) Las enseñanzas del profeta Ezequiel, acerca de un cedro magnífico y la de Jesús de las dos semillas, quieren poner de manifiesto que la acción de Dios y su Reino, es como semilla plantada en tierra buena y que crece hasta ser un arbusto frondoso. Escuchemos, pues, con atención, lo que esta palabra hoy nos enseña. O la siguiente monición a la Primera Lectura (Ez 17,22-24), haciendo además, las restantes: La parábola del cedro magnífico, del cual Dios corta una cepa, ilustra al Israel humillado en el destierro, pero que surge renovado, como árbol frondoso, del cual surgirá el Mesías. Monición al Salmo Responsorial 91 El justo crecerá como palmera y se alzará como cedro del Líbano, canta el salmista y con él aclamamos al Señor, quien dio comienzo a su Reino, que ha de crecer como árboles lozanos y frondosos. Monición a la Segunda Lectura (2 Cor 5,6-10) San Pablo nos presenta una hermosa presentación de lo que nos espera después de nuestra muerte, pero sabiendo que, vivos o muertos, somos del Señor, pues con él hemos de encontrarnos al final de nuestra vida. Monición al Evangelio (Mc 4,26-34) Con la parábola de las dos semillas en la tierra fértil, Jesús ilustra los comienzos humildes del Reinado de Dios, llamado a dar fruto abundante, lo mismo la acción de su Palabra, que fructifica en el campo del mundo y de la Iglesia. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, el divino Sembrador del Reino de Dios, nuestras oraciones con toda confianza, diciendo: Escucha, Señor, nuestras oraciones. Por la Iglesia extendida por el universo, para que siga esparciendo la semilla del Reino de Dios en el mundo. Oremos. Por el Papa Francisco, por nuestros evangelizadores, pastores y laicos, para que con su vida y ejemplo, sigan anunciando el Reino de Dios, especialmente a los pobres y marginados. Oremos. Por los gobernantes, para que trabajen por la promoción humana y la justicia social en nuestros pueblos. Oremos. Por los enfermos, los que sufren y los marginados, para que experimenten nuestra caridad solícita, siguiendo el ejemplo de Cristo. Oremos. Por todos nosotros, para que seamos tierra buena, como en la parábola, que la Palabra de Dios germine y florezca en nuestras vidas, como lluvia abundante y fecunda. Oremos. Para que nuestro trabajo por la Iglesia, no quede en saco roto, sino que, con la ayuda de Dios, dé frutos abundantes de vida eterna. Oremos Por nuestros difuntos, en especial, los que estamos recordando y encomendando en esta santa misa, para que ya estén disfrutando de las delicias del Reino de Dios. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Pongamos en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, la semilla de la palabra divina, para que dé frutos en nuestros corazones y se haga sacramento de salvación en la Eucaristía. Monición a la Comunión Recibamos con fe viva el Pan celestial que es Cristo, para que sea alimento de salvación, en nuestro diario vivir. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, pidamos a Dios que el Pan de vida nos sostenga en nuestras luchas y que, con la fuerza del Espíritu, podamos, como Cristo el Sembrador, esparcir la semilla de su Reino y de su Palabra, en los surcos del mundo. Moniciones Domingo XII del Tiempo Ordinario 21 de Junio 2015 Monición de entrada Una vez más nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios y participar del banquete de los hermanos. Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús calmando la tempestad del lago de Galilea, pues es el Señor de la naturaleza y domina sus fuerzas desatadas. Nos enseña que podemos vivir serenos y tranquilos en los vaivenes de la vida diaria. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Se ponen de pie, por favor. Monición a las tres lecturas de hoy (si desean hacer solamente esta monición) La Palabra de Dios es la verdad que nos fortalece y tranquiliza en las tempestades de la vida. Escuchémosla atentamente. O la siguiente monición a la Primera Lectura (Job 38), haciendo además, las restantes: En medio de la tempestad, Dios se le manifiesta Job enseñándole que aún el mar, con toda su furia, está sometido al Señor y tiene sus límites. Monición al Salmo Responsorial 106 En este salmo, vamos a proclamar que el Señor acompaña a su pueblo, en las tempestades y tormentas del mar, símbolo del caos y de lo tenebroso, pero que, con Dios, estamos seguros. Por eso, decimos todos: Monición a la Segunda Lectura (2 Cor 5,14-17) San Pablo nos presenta una hermosa presentación de la redención de Cristo en favor de la humanidad, haciendo de todos nosotros nuevas creaturas. Monición al Evangelio (Mc 4,35-41) En este relato de la tempestad calmada, el Señor nos tranquiliza y nos invita a todos a tener fe en Él, cuando las tormentas de la vida, quieran hacernos perder la esperanza. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, el Señor de la naturaleza, nuestras oraciones con toda confianza, diciendo: Socórrenos, Señor, en las tempestades de nuestra vida. Por la Iglesia, para que fortalecida con el Pan de la Vida, anuncie con las Palabras y las obras el Evangelio de la Salvación. Oremos. Por nuestros pastores, para que su palabra y ejemplo, animen a todos aquellos, que se sienten abatidos por las tempestades de la vida. Oremos. Por nuestros gobernantes, para que trabajen por su pueblo y sean los primeros en brindar ayuda y socorro a quienes los necesitan. Oremos. Por aquellos que están cansados y agobiados, para que encuentren en Jesús el alivio que les da fuerza y consuelo. Oremos. Por el tiempo y el clima de nuestro país y del mundo, para que tengamos días serenos y tranquilos, que la naturaleza y sus fuerzas no nos hagan perder la paz y la tranquilidad. Oremos Por todos nosotros, en el mes del Sagrado Corazón de Jesús, para que la Eucaristía que celebramos sea encuentro sincero con Jesucristo. Oremos... Para que, en las calamidades y pruebas de cada día, escuchemos la voz de Jesús, que nos llama a confiar en Él. Oremos. Por nuestros difuntos, a quienes encomendamos a Dios y recordamos con cariño, para que ya estén disfrutando de las alegrías del Reino de Dios. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Hermanos: Junto al pan y al vino, entreguemos al Señor nuestros esfuerzos por asumir siempre el Evangelio con sus exigencias y recompensas. Los llevamos al altar, cantando todos: Monición a la Comunión Recibamos con fe viva el Pan celestial que es Cristo, para que sea nuestro alimento y nuestra fortaleza, en el camino de la fe. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, pidamos a Dios que en las dificultades de cada día, nos sintamos protegidos y amparados por la Palabra de su Hijo, que nos enseña a confiar en Él, aún en los momentos de tempestad que la vida nos ofrece. Que nuestra fe sea fuerza y valentía en nuestra vida cristiana. Moniciones Domingo XIII del Tiempo Ordinario 28 de Junio 2015 (Por la mañana y hasta las tres de la tarde) Monición de entrada Una vez más nos reunimos en esta Eucaristía, para escuchar la Palabra de Dios y participar del banquete de los hermanos. Hoy el Evangelio nos presenta a Jesús devolviéndole la vida a la hija de Jairo y sanando a la mujer hemorroísa, sacándolas del poder de la enfermedad y de la muerte. Iniciemos, pues, la Eucaristía con el canto de entrada. Se ponen de pie, por favor. Monición a las tres lecturas de hoy (si desean hacer solamente esta monición) La Palabra de Dios nos presenta la bondad del Señor y su poder sobre la enfermedad y la muerte. Escuchémosla atentamente. O la siguiente monición a la Primera Lectura (Sab 1), haciendo además, las restantes: Dios no hizo ni quiere la muerte, que ha entrado en el mundo por envidia del diablo, pero que ha sido vencida por Cristo. Monición al Salmo Responsorial 29 En este salmo, confesemos que Dios tiene poder sobre el mal y la muerte, Por eso, decimos todos con alegría: Monición a la Segunda Lectura (2 Cor 8,7.9.13-15) San Pablo nos incita a ser generosos en socorrer las necesidades de los hermanos y en contribuir en el sostenimiento de la Iglesia, a ejemplo de Cristo. Monición al Evangelio (Mc 5,-21-43) Jesús, el Señor y vencedor del mal y de la muerte, sana a la mujer hemorroísa y resucita a l hija de Jairo. Él viene hoy a nuestro encuentro, para hacer otro tanto con nosotros, que nos sentimos agobiados por el dolor, la enfermedad, los sufrimientos y la muerte. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, Vencedor del mal y de la muerte, nuestras oraciones con toda confianza, diciendo todos: Escucha Señor, nuestra oración. Por la Iglesia, para que sea cada día más comunidad, signo de Cristo, que se hizo pobre por amor. Oremos. Por los cristianos perseguidos, por los que sufren en el silencio y la soledad la incomprensión, para que los acompañemos con nuestra oración y solidaridad, que experimenten la fuerza de Cristo Resucitado. Oremos. Por nuestros gobernantes y legisladores, para que asistidos por el Espíritu de sabiduría, busquen caminos de solidaridad y de promoción humana, respetando la dignidad e integridad del ser humano. Oremos. Por los pobres y los enfermos, para que el Señor los levante con su mano, los fortalezca con su vigor y los defienda con su poder. Oremos. Por los que estamos aquí reunidos y por los que han pedido nuestras oraciones, para que Dios nos guarde en la fe y experimentemos la alegría de su misericordia. Oremos... Por nuestros difuntos, familiares y amigos, para que ya estén disfrutando de la presencia de Cristo Resucitado en los cielos. Oremos. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Hermanos: Junto al pan y al vino, ofrezcamos nuestro compromiso de una renovada escucha de la Palabra de Dios. Con alegría, presentamos los dones en el altar, cantando todos: Monición a la Comunión Que al recibir con alegría a Cristo Resucitado en esta Eucaristía, sintamos todos cómo nos fortalece, nos cura y nos alimenta, en nuestro diario caminar. Monición de despedida (optativa) Habiendo participado de la doble mesa de la Palabra y de la Eucaristía, pidamos al Señor Resucitado, que con su fuerza, sane nuestras enfermedades, nos levante de nuestras postraciones y nos anime y consuele, toda vez que experimentamos el dolor y la muerte en todas sus formas. Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo 28 de Junio 2015. Misa del domingo por la tarde o primeras vísperas Monición de entrada Bienvenidos a la fiesta de la Eucaristía. Hoy celebramos al Señor que guía a su Iglesia, a través de su Espíritu derramado en nuestros corazones. San Pedro y San Pablo, las llaves y la palabra, dieron lo mejor de sus vidas al servicio de la causa de Jesús, fundaron la Iglesia en el mundo, mantuvieron la unidad, y con su sangre en el martirio, demostraron que eran verdaderos testigos del Evangelio de Jesucristo. Celebremos las vísperas de la solemnidad de ambos varones de Dios, que sigue actuando en su Iglesia, en sus pastores y en su comunidad. Monición a las tres lecturas de hoy (si desean hacer solamente esta monición) La Palabra de Dios nos presenta la presencia apostólica y generosa de San Pedro y San Pablo, en los comienzos de la Iglesia. Escuchémosla atentamente. O la siguiente monición a la Primera Lectura (Hech 3,1-10), haciendo además, las restantes: Monición a la Primera Lectura (Hech 3,1-10) En esta primera lectura, vemos como Pedro y Juan curan al tullido del templo de Jerusalén, que les sale al paso, con la fuerza y el nombre de Jesucristo Nazareno. Monición al Salmo Responsorial 18 Aclamemos al Señor con sentimientos de alegría y gratitud, porque los cielos y la tierra proclaman su gloria y el firmamento la obra de sus manos, diciendo todos: Monición a la Segunda Lectura (Gál 1,11-20) Pablo, recién convertido, comienza a dar sus primeros pasos como apóstol de Jesucristo, comenzando por Jerusalén, en la que se encuentra con Pedro, columna de la Iglesia. Monición al Evangelio (Jn 21,15-29) Pedro confiesa ante Jesús Resucitado su amor por él tres veces, como tres veces lo había negado en los días de la Pasión. Por eso, es constituido por Cristo, Pastor de la Iglesia, el rebaño de su Señor. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Dios nuestro Padre, nuestras oraciones y plegarias, diciendo todos: Escucha Señor, nuestra oración. Oremos por el Papa Francisco, por nuestro Obispo (nombre del obispo de la diócesis) y todos los Obispos de la Iglesia, sucesores de los apóstoles, para que pongan sus vidas al servicio del Evangelio y de las comunidades, a ellos confiadas. Oremos por los gobernantes y los responsables de los pueblos, para que protejan a los más débiles y busquen la paz y la libertad entre las naciones. Oremos por nuestra comunidad, para que se mantenga unida al Señor y a sus pastores y anuncie a los hermanos el Evangelio de Jesucristo. Oremos por todos los enfermos, los que viven privados de libertad, y los que se sienten solos, para que el Señor y los hermanos les animemos en sus luchas. Por todos nosotros, que hemos venido a celebrar la Eucaristía, para que el testimonio y ejemplo de los apóstoles y mártires, San Pedro y San Pablo, nos ayude en nuestro seguimiento fiel de Jesucristo. Oremos por todos los difuntos de nuestras familias y de nuestra comunidad, para que el Señor les abra las puertas de la vida eterna. Celebrante: Escucha, Señor, las plegarias que tu pueblo te presenta. A ti, que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, nuestros deseos sinceros de que nuestras vidas den fruto abundante, al unirnos a la ofrenda de Cristo Eucaristía. Monición a la Comunión Acerquémonos con fe y alegría a la mesa de los hijos de Dios, para que al recibir la Eucaristía, nos unamos cada vez más a Cristo y a los hermanos. Monición de despedida (optativa) Estamos contentos de haber celebrado la Eucaristía, en este domingo en que hemos celebrado el testimonio de los apóstoles Pedro y Pablo, amigos de Cristo Redentor, vencedor de la muerte y piedra angular de la Iglesia. Que en nuestros corazones arda la llama viva de la Palabra de Dios y de la Eucaristía que hemos recibido y compartido, llevando hoy el mensaje el Señor a nuestra familia y comunidad. Solemnidad de los Apóstoles San Pedro y San Pablo 29 de Junio 2014. Misa del día Monición de entrada Celebramos hoy la solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Los textos de la liturgia de hoy recogen los buenos momentos de la actividad de estas dos grandes columnas de la Iglesia, que se entregaron de manera incondicional para dar a conocer la verdad, incluso hasta llegar a morir por ella. Son dos gigantes en la fe que se complementan mutuamente y le dan forma a la misión de la Iglesia. Comencemos con alegría nuestra celebración Monición a las tres lecturas de hoy (si desean hacer solamente esta monición) La Palabra de Dios nos presenta las persecuciones y sufrimientos de Pedro y Pablo, que tuvieron que enfrentar por amor a Cristo y a su Evangelio. Escuchémosla atentamente. O la siguiente monición a la Primera Lectura, haciendo además, las restantes: Monición a la Primera Lectura (Hech 12,1-11) El texto que a continuación escucharemos nos sitúa al comienzo de la persecución del rey Agripa primero contra la comunidad cristiana. Pedro ha sido liberado de las maquinaciones del rey, gracias a una intervención directa de Dios a favor del apóstol. Pedro se deja conducir por el ángel de Dios, que siempre lleva la iniciativa. Escuchemos atentos este interesante relato. Monición al Salmo Responsorial 33 Aclamemos al Señor con sentimientos de alegría y gratitud, porque Él nos libra de nuestras tribulaciones y de nuestras situaciones de muerte, diciendo todos: Monición a la Segunda Lectura (2 Tim 4,6-8.17-18) Escucharemos un párrafo de la segunda carta de San Pablo a Timoteo. El apóstol repasa su vida y nos deja su testimonio: el esfuerzo y entrega de alguien apasionado que se ha entregado sin reserva a la causa del Evangelio. Las imágenes deportivas que usa (combates, carrera), nos ayudan a acentuar el gozo por la cercanía de la meta final, pero el premio o la corona los da el Señor, fiel a su palabra y a los dones que ha querido dar a sus criaturas. Monición al Evangelio (Mt 16,13-19) En el Evangelio de hoy se le da a Pedro “oficialmente” el título de piedra, roca en la que Jesús va a edificar su Iglesia, aunque ésta tiene un cimiento frágil no se hundirá. El misterio de la Iglesia, con Pedro a la cabeza, es un misterio de fragilidad sostenido por la mano de Jesús, que la cuida y la mantiene en pie. A su vez, Pedro recibe el poder de atar y desatar. “Tú eres Pedro y yo te daré las llaves del reino de los cielos”. Oración de los fieles Celebrante: Presentemos a Jesús, el Señor, nuestras oraciones y plegarias en este día de la solemnidad de San Pedro y San Pablo, diciendo: Escucha Señor, nuestra oración Tú que rogaste por Pedro para que no se apagara su fe, da firmeza a la fe de tu Iglesia, roguemos al Señor. Tú que, después de la resurrección, te apareciste a Simón Pedro y te revelaste a Saulo, ilumina nuestras mentes para que confesemos tu resurrección, roguemos al Señor. Tú que elegiste al apóstol Pablo para que anunciara tu nombre a los paganos, haz de nosotros verdaderos apóstoles de tu Evangelio, roguemos al Señor. Tú que misericordiosamente perdonaste las negaciones de Pedro, perdónanos también nuestras culpas y pecados, roguemos al Señor. Celebrante: Oración conclusiva, tomada de B. Caballero: La Palabra cada domingo) Bendito sea, Dios, Padre nuestro, Dios de los apóstoles, por habernos llamado a la fe de tu pueblo la Iglesia, que has cimentado sobre Cristo y sobre la palabra y el testimonio de los apóstoles, a quienes él eligió como sucesores suyos. Te alabamos hoy con estos testigos cualificados del evangelio y columnas de la Iglesia, que fueron los apóstoles Pedro y Pablo. Concédenos, Señor, responder a tu elección de amor para colmar las esperanzas depositadas en esta hora del mundo, para mostrar tu rostro auténtico a nuestros hermanos los hombres, Para irradiar la luz del evangelio de Cristo en torno nuestro. Para presentar ante el mundo el rostro joven de tu Iglesia. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén Monición a la presentación de las ofrendas Presentemos a Dios en el altar, junto a las ofrendas de pan y de vino, como signos de nuestra entrega al Padre. Monición a la Comunión Acerquémonos con fe y alegría a la mesa de los hijos de Dios, para ser alimentados por Cristo, con su Pana de Vida. Monición de despedida (optativa) Estamos contentos de haber celebrado la Eucaristía, en este día en que hemos celebrado el testimonio de los apóstoles Pedro y Pablo, amigos de Cristo Redentor, vencedor de la muerte y piedra angular de la Iglesia. Que el ejemplo de estos grandes hombres de Dios, nos ayuden a evangelizar y llevar a todos la palabra de Cristo, como ellos lo hicieron en los comienzos de la Iglesia, siendo cimientos de la comunidad.