“La paz esté con vosotros... Recibid el Espíritu Santo.”

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Con la Solemnidad de Pentecostés, terminamos el tiempo pascal. No es vivir con menos intensidad la fe sino vivir en
el amor derramado de Cristo por nosotros.
“La paz esté con vosotros... Recibid el
Espíritu Santo.”
El Padre del cielo es muy bueno, no sólo nos envió a su Hijo y nos amó locamente hasta final de su vida, sino que nos
quiso dejar su Espíritu. Celebramos este domingo la Fiesta de Pentecostés. ¿Qué significa para nosotros cristianos
esta fiesta? Significa que las promesas de Dios son ciertas, Él es fiel. Nos dio a su Hijo, pero no se conformó con
darnos Aquel que es nuestra imagen y semejanza, que se hizo uno de nosotros; sino que nos quiso darnos su
Espíritu, lo más grande que tenía.
Al darnos su Espíritu, se abren sus entrañas de misericordia de par en par, para que no tengamos miedos en el
corazón, para que vivamos con paz porque estamos en sus manos, “ La paz esté con vosotros.” (Jn.20,19) Jesús nos
quiere dar el fruto de la paz, que parece una contradicción en los tiempos que vivimos, cuando no paramos por el
ritmo de trabajo, de estudio, de familia, ahí donde no hay tiempo para parar y pensar en la vida. Jesús no se
conforma con nuestras vidas y nos dice; “la paz esté contigo! Te invito a que te pares y que no vivas en la angustia
que no llegas a tiempo, de que no respondes a las situaciones.
Nos dice Él por medio de su Espíritu: El don de la paz que te quiero es para que hagas de tu vida una ofrenda. Esto
que no llegas ofrecer que te parece impedimento como son: tus limites, tus debilidades, tus fracasos... todo esto
tiene lugar en Mí. Venid a mí, no tengas miedo, “tú que sientes fatigado y agobiado, yo mismo te aliviaré. Cargad
con mi yugo y aprended de mí, que soy sencillo y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras vidas”.
Yo no te pido más allá de tus fuerzas y capacidades. Tú vida me vale. Quiero darte el amor para que puedas vivir
cada situación con paz, y no te sientas exigido por una sociedad perfeccionista o con altas tallas a dar. Sino con la paz
que es amado en lo que haces cada día y que es hijo de Dios. Pues tienes mi Espíritu derramado en tu corazón
(Rm5,5). Señor danos el don de la tolerancia cuando experimentemos nuestro limites y los de los otros. Danos el don
de la amabilidad y mansedumbre, cuando sintamos que se nos pone a prueba el amor. Ayúdanos a vivir con la
convicción de que ya nos diste todos los dones y que hay amor suficiente derramado en nosotros para lo que
estamos viviendo en este momento.
Hagamos las palabras de S. Pablo nuestras, “ya no vivo yo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal. 2, 20), pues en
verdad Él hizo todo lo nuestro suyo. Gracias Jesús, darnos tu mismo Espíritu de amor, de alegría, de paz, de
tolerancia, de amabilidad, de bondad, de fe, de mansedumbre, y de dominio de nosotros mismos. Nada te queda
lejos porque nos amas como somos.
Lunes (Mt.5, 38-42)
“Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente. Yo, en cambio, os digo: No hagáis frente al os que agravia.”
Jesús, haznos instrumentos de tu paz. Donde haya odio, que pongamos el amor; donde haya ofensa que pongamos
el perdón; donde haya agravio, que pongamos el amor. Danos un corazón compasivo como lo tuyo.
Martes (Mt.5, 43-48)
“Habéis oído que se dijo: Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo. Yo, en cambio, os digo: Amad a vuestros
enemigos, y rezad por los que persiguen.”
Jesús, a veces nos parece tan difícil perdonar a quien nos ha hecho daño, quien nos hirió el corazón. Y tu nos pides el
amor que nos diste gratuitamente. Y nos invitas a amar y a rezar con un amor desinteresado de nosotros mismos.
Miércoles (Mt.6, 1-6,16-18)
“Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario, no tendréis
recompensa de vuestro Padre celestial.”
Jesús, danos tu pensar y tu sentir. Para que la opinión de los demás no tenga más fuerza que la tuya. Danos tener
una mirada limpia, un corazón de hermano capaz de dar el manto y la túnica.
Jueves (Lc. 22, 14-20)
“He deseado enormemente comer esta comida pascual con vosotros, antes de padecer, porque os digo que ya no la
volveré comer, hasta que se cumpla en el reino de Dios.”
Jesús, muchas gracias por tu entrega hasta final por nuestra vida. Tú vida ofrecida totalmente por nosotros. ‘Como
pan bendecido te partes para darnos de comer. No te queda nada más que dar.’
Viernes (Mt.6, 19-23)
“No atesoréis tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen, donde los ladrones abren boquetes y los
roban. Atesorad tesoros en el cielo.”
Jesús, que tu seas nuestro único tesoro, que las voces del mundo que no desacrediten lo que tu quieres de nosotros.
Que tengamos siempre tu voz como único guía de nuestras vidas.
Sábado (Mt.6, 24-34)
“Mirad a los pájaros: ni siembran, ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No
valéis vosotros más que ellos?”
Jesús, te damos muchas gracias por lo que valoras de nuestras vidas. Nuestra vida fue comprada a alto precio, al
precio de tu sangre. Ayúdanos a valorar nuestras vidas por lo que son para ti y no como gustaríamos que fuese.
Nuestra vida es preciosa para ti a donde nos encontramos, en nuestra familia, en nuestra comunidad, en nuestro
trabajo.
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