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MISERICORDIA:
La misericordia divina según la revelación
En la revelación veterotestamentaria, Dios muestra su amor misericordioso que procede de su
corazón, entrañas o "seno materno" ("rahamim": Jer 31,3; Is 49,15; Os 2,3); como bondad y
fidelidad a la Alianza ("hesed":Ex 34,6; Is 63,7; cfr. DM 7). Es un amor universal, puesto que
"de la misericordia del Señor está llena toda la tierra" (Sal 33,5; Sab 11,23-26), y es amor eterno
e indefectible (Jer 31,3).
Este amor divino ha dado origen a la creación, a la encarnación del Verbo y a la redención. Toda
la creación y toda la historia tienen origen en el amor eterno entre el Padre y el Hijo, que se
expresa en el Espíritu Santo. La humanidad entera, en todo su proceso histórico y salvífico, es
fruto de este amor. La misión o envío del Hijo y del Espíritu Santo, corresponde al designio
misericordioso del Padre: "Este designio dimana del 'amor fontal' o de la caridad de Dios Padre,
que... por su excesiva y misericordiosa benignidad, creándonos libremente y llamándonos
además sin interés alguno a participar con El en la vida y en la gloria, difundió con liberalidad la
bondad divina" (AG 2).
La misericordia, clave del mensaje de Jesús
Jesús anunció el amor misericordioso del Padre como clave para comprender y vivir la nueva
ley: "Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso" (Lc 6,36). El mismo Jesús es
la epifanía personal de la "compasión" de Dios (Mc 1,41; 8, 2; Mt 15,32). Jesús "es enviado por
el Padre como revelación de la misericordia de Dios (cfr. Jn 3,16-18). "El mismo encarna y
personifica la misericordia... El mismo es, en cierto sentido, la misericordia" (DM 2). El ha
venido no para condenar, sino para perdonar, para derramar misericordia (cfr. Mt 9,13). Y la
misericordia más grande radica en su estar en medio de nosotros" (VS 118). Por esto, "Cristo se
convierte en signo legible de Dios que es amor" (DM 3). En él, todo ser humano podrá
descubrir la misericordia divina.
Dios Padre, "rico en misericordia" (Ef 2,4), se manifiesta en la persona de su Hijo Jesús. El
mensaje cristiano a todos los pueblos es así. "Dios, que es amor, no puede revelarse de otro
modo, si no es como misericordioso" (DM 13). La norma que el Señor vivió y que transmitió a
los suyos es la de amar a todos, para mostrar que todos son "hijos del Padre celestial, que hace
salir el sol sobre buenos y malos" (Mt 5,45). Las parábolas de la misericordia (Lc 15) celebran
el "gozo" nacido en el croazón de la persona amante (pastor, esposa, padre) cuando a
reencontrado a la persona amada.
La acción evangelizadora de Jesús se desarrolla con una actitud de misericordia respecto a
cualquier ser humano con quien se hizo encontradizo, si distinción de raza y de religión. La
misión de "evangelizar a los pobres" es una nota característica de su mesianidad (Lc 4,18; 7,22;
Mt 11,5). Toda situación humana de sufrimiento y en cualquier clase de persona, es el objetivo
de su misión misericordiosa que no tiene fronteras: "Para la redención de todos" (Mt 9,36). Las
"otras ovejas", que todavía no forman parte de su grey, son también suyas: "tengo otros ovejas...
y es necesario que yo las traiga" (Jn 10,16). La misión de Jesús, por el hecho de ser la epifanía
del amor misericordioso de Dios (Tit 3,4), se dirige a todo ser humano (cfr. EN 16). "En
realidad, el misterio del hombre sólo se esclarece en el misterio del Verbo encarnado" (GS 22).
La fuerzas constitutiva de la misión
Es, pues, el amor del Padre a su Hijo y al mundo, el que ha dado origen a la misión (Jn 3,1617; 1Jn 4,8-9). La mision de Jesús deriva, como de su fuente, del amor del Padre: "El Padre me
amó" (Jn 15,9), "el Padre me envió" (Jn 20,21). Este amor del Padre a Cristo enviado, se
prolonga en los hombres evangelizados por Cristo: "Les has amado como a mí" (Jn 17,23). La
misión encomendada a los apóstoles tiene estas mismas características: "Así os envío yo" (Jn
20,21).
El anuncio de esta misericordia divina universalista es parte esencial de la misión confiada por
Jesús a su Iglesia. La misericordia divina, manifestada en la redencion de Jesus, debe ser
proclamada por medio de la misión de la Iglesia. "La Iglesia vive una vida auténtica, cuando
profesa y proclama la misericordia... y cuando acerca a los hombres a las fuentes de la
misericordia del Salvador" (DM 13).
La misericordia es "la fuerza constitutiva de la misión" de Jesús y de la Iglesia (DM 6). La
encarnación, la cruz y la resurrección de Jesús tienen la capacidad de levantar a cualquier ser
humano de toda postración. En la historia de la misión eclesial hay que hacer resaltar cómo Dios
obra misericordiosamente por medio de instrumentos débiles y sin los poderes de este mundo.
Como María, la Iglesia es "Madre de misericordia" (VS 118-120). Por esto, la misión deberá
reflejar este amor y misericordia del Padre de todos: "Sed perfectos como vuestro Padre
celestial" (Mt 5,48); "sed misericordiosos como es misericordioso vuestro Padre" (Lc 6,36). La
máxima epifanía de la justicia divina es "a través de la misericordia" (DM 4). Puesto que Cristo
"se hizo pecado por nosotros" (2Cor 5,21), él es la "revelación de la misericordia en su plenitud"
(DM 7). En su muerte y resurrección aparece que "el amor del Padre es más fuerte que la
muerte... más fuerte que el pecado" (DM 8).
Documentos: CEC 210-211, 214, 218-221, 1465, 1846-1848; DM; VS 3,118-120.
Estudios: AA.VV., Dives in Misericordia, Commento all'enciclica di Giovanni Paolo II (Roma,
Pont. Univ. Urbaniana, 1981); AA.VV., Giovanni Paolo II. Dio ricco di misericordia (Roma,
Logos, 1980); Y. CONGAR, La misericorde attribut souverain de Dieu: La Vie Spirituellle
(1962) 380-395; S. MEO, Maria "Mater Misericordiae", en: Dives in Misericordia,
Commento... 443-461; A. SISTI, Misericordia, en: Nuevo Diccionario de Espiritualidad
(Madrid, Paulinas, 1991) 1216-1224.
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