material - Instituto de Investigación en Educación

Anuncio
La investigación educativa documentada de los cuerpos
académicos del Programa para el Desarrollo Profesional
Docente para el Tipo Superior (PRODEP) en una
universidad pública mexicana
Autores:
María Patricia Moreno Rosano
Margarita Campos Méndez
Ernesto López Cortés
Guillermo Alberto Rodríguez Ortiz
Yeimy Raquel Viveros Rodríguez
Introducción
La mayor parte de las Naciones Estado han procurado, a través de políticas
educativas y programas específicos, estimular las funciones básicas de las
instituciones de educación superior, de manera especial, en las universidades del
sector público. Así enseñanza, investigación, extensión y difusión de la cultura
tienen distintos alcances en el ámbito universitario. Estudios recientes han
demostrado que la investigación ha tomado la delantera al estar considerada de
variadas formas en las políticas estatales, lo que ha promovido mayores logros en
los indicadores de esta función.
Para el caso de México, la investigación en las universidades y su desarrollo
ha dependido primordialmente del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
creado en 1970. A través de esta instancia se ha procurado la formación de
cuadros tanto en México como en el exterior, así como el desarrollo de proyectos
de investigación no sólo en el territorio mexicano, sino vinculados con instancias
extranjeras. Asimismo, el Sistema Nacional de Investigadores (S.N.I.) cuyos
orígenes se ubican en 1984, reconoce por sus méritos en investigación a un poco
más de 21 mil académicos adscritos a diferentes instituciones de educación
superior.
Durante la década de los años noventa, el gobierno de Ernesto Zedillo Ponce
de León (1994-2000) fue formulado y ejecutado el Programa de Mejoramiento del
Profesorado (PROMEP) cuyos objetivos perfilaron dos tipos de apoyo para las
instituciones públicas de educación superior. Los apoyos de tipo individual que
están dirigidos a procurar la formación disciplinaria para la obtención de grados
académicos por parte del profesorado. Estos apoyos se dieron como resultado del
diagnóstico que la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico
(OCDE) hiciera sobre la necesidad de formar cuadros con mayor competencia
para realizar docencia e investigación. El segundo tipo de apoyo vendría dado a
través de cuerpos académicos conformados en las instituciones de educación
superior públicas, estatales o afines. Un cuerpo académico se encuentra formado
por profesores de tiempo completo que comparten líneas de investigación así
como objetivos y metas académicas. Pueden ser grupos interdisciplinarios y
multidisciplinarios. Según su nivel de desarrollo que, se valora a través de
determinadas características (publicaciones, formación de estudiantes, impacto en
planes de estudio, etc.), pueden clasificarse de la siguiente forma: a) En
formación, b) En consolidación y c) Consolidados.
Actualmente el Programa para el Desarrollo Profesional Docente para el Tipo
Superior (PRODEP), antes PROMEP, tiene una cobertura que comprende 694
instituciones públicas y 4087 cuerpos académicos registrados (SEP, 2014a). En
ese sentido, en esta primera fase del estudio, se plantean varias preguntas, para
el caso de la universidad pública mexicana que se ha tomado como referente. ¿De
los cuerpos académicos registrados en el PRODEP cuántos de ellos realizan
investigación educativa? ¿En qué áreas del conocimiento se suscriben? ¿Qué tipo
de líneas cultivan? ¿Atendiendo a la evaluación que el PRODEP realiza bajo qué
categoría han sido clasificados?
Objetivo del estudio
El presente trabajo tiene como propósito analizar, a partir de los registros del
PRODEP, la investigación educativa documentada que realizan los cuerpos
abocados a tal actividad en una universidad pública mexicana.
Metodología
La presente investigación guarda las características de un estudio exploratorio.
Los estudios exploratorios en pocas ocasiones constituyen un fin en sí mismos,
por lo general determinan tendencias, identifican relaciones potenciales entre
variables y establecen el 'tono' de investigaciones posteriores más rigurosas"
(Hernández et al, 2007). Si bien existen trabajos relevantes a nivel nacional sobre
las problemáticas de constitución y las redes temáticas de los cuerpos
académicos, al interior de la universidad de referencia poco se sabe de las
comunidades que se han abocado a realizar investigación educativa. Resulta
importante subrayar que en ocasiones la información importante se encuentra en
las bases de datos del gobierno federal y que incluso son alimentadas por las
propias instituciones que participan, sin embargo, no se utilizan como instrumentos
de investigación que permiten visualizar los alcances de las comunidades de
investigación, en este caso, educativa. Por cierto, el PRODEP insta a establecer
actividades y constituir redes de trabajo colaborativo con el exterior, y
curiosamente, a veces se ignora al interior mucho de esos logros y sobre todo el
impacto que se tiene.
Desde la perspectiva teórica
Desde la perspectiva teórica se parte de dos conceptos fundamentales: Primero
cómo se define la investigación educativa, segundo, qué debe comprenderse por
un cuerpo académico. En el caso del primer concepto, Imbernón et al (2002: 14)
cita a Erdas quien afirma que la investigación educativa puede considerarse desde
3 perspectivas:
1. La investigación científica cuyo origen es “el carácter prescriptivo de la
educación y de la actualización del profesorado” y donde los resultados de
las investigaciones son traducibles en directrices para el profesorado. El
profesorado será un consumidor pasivo de la investigación.
2. La investigación analítica, que no pretende descubrir leyes sino ampliar la
comprensión del profesorado en la persona y en los valores de la
educación. La competencia del profesorado no estará en las técnicas y
comportamientos, sino en la capacidad de plantear y justificar su propio
trabajo basándose en principios que no se pueden obtener por medio de las
experiencias.
3. La investigación interpretativa, en la que el profesorado participa no como
un objeto de estudio sino como un sujeto intérprete de los fenómenos
educativos.
Descritas las tres perspectivas, podemos decir que las investigaciones que se
han realizado de corte internacional, generalmente tienen el alcance como para
prescribir actuaciones que se esperan del profesorado, sino basta revisar un buen
número de programas nacionales de gobierno quienes
se sustentan en las
recomendaciones de organismos internacionales. En el segundo caso, la
investigación analítica es comúnmente llevada a cabo cuando la investigación se
torna presente, y el profesor es sujeto y objeto en el proceso. El tercer caso es el
que guarda interés para nosotros porque son los cuerpos académicos quienes
hacen interpretación de los fenómenos educativos.
También convendría advertir que alrededor de la investigación educativa
existen distintas perspectivas ontológicas, epistemológicas e ideológicas desde las
cuales los investigadores pueden sustentar sus trabajos. Se menciona que el
debate permanente entre lo cuantitativo y cualitativo permanece, sin embargo,
Imbernón et al (2002:18) afirma que una de las características de la educación
como campo de conocimiento es que no existe un marco conceptual determinado
ni procesos específicos de investigación totalmente formateados; por ejemplo, no
podemos decir que todo lo cualitativo que se realiza sea de metodología
ortodoxamente etnográfica, ya que la existencia de metodologías cualitativas
variadas provenientes de otras disciplinas así lo demuestran: por ejemplo, las
metodologías biográficas, reflexivas, naturalistas, de análisis interactivo, críticas
neomarxistas, etc. con influencias de disciplinas como la antropología cultural, la
psicología ecológica, la sociología del conocimiento, la crítica artística, la
psicología cognitiva.
En cualquier caso, Imbernón et al ( 2002:19) subrayan que los componentes que
se deben tomar en cuenta de la investigación educativa son los siguientes:
a) El objeto y el sujeto o sujetos (qué problemas se abordan y qué
personas intervienen).
b) Las instituciones, el contexto organizativo y social (para qué y para
quién se investiga).
c) Los actores (quién investiga y con quién) con sus sentimientos y valores
(ética y émica).
d) Su intención de recoger, recrear, interpretar, construir (cómo) un
conjunto de conocimientos (teóricos o prácticos) sobre la educación en
beneficio de las instituciones educativas, de los que trabajan en ellas y
de los usuarios de la educación (por qué).
e) La conceptualización que las sustenta.
En cuanto al concepto de cuerpos académicos su origen atiende a los trabajos
que un grupo de investigadores educativos en México realizan y la proponen
como categoría analítica misma que se deriva de algunas ideas de Ernest L.
Boyer sobre la educación superior del futuro y de los trabajos que encabezaría Gil
Antón en relación al perfil de los académicos mexicanos (Castañeda et al,
2010:38).
Desde la política educativa en México, se entiende por Cuerpos Académicos
(CA) para las universidades públicas, estatales y afines aquéllos que comparten
una o varias Líneas de Generación y Aplicación Innovadora del Conocimiento
(LGAC)1 (investigación o estudio) en temas disciplinares o multidisciplinares así
como un conjunto de objetivos y metas académicas comunes. Adicionalmente sus
integrantes atienden Programas Educativos (PE) en varios niveles para el
cumplimiento cabal de las funciones institucionales (SEP, 2014 b). Como toda
política pública, jerarquiza y, en ese sentido, PRODEP no sería excepción. Los
cuerpos académicos según sus logros y desempeño se consideran en tres niveles.
Cada nivel representa distintas condiciones y estatus en el ámbito de la
investigación. Los cuerpos académicos consolidados cuentan con productos
académicos reconocidos por su buena calidad y que se derivan de LGAC
consolidadas. Los integrantes del CA cuentan con amplia experiencia en docencia
y en formación de recursos humanos. La mayoría de los integrantes cuenta con el
Reconocimiento al Perfil Deseable, tienen un alto compromiso con la institución,
colaboran entre sí y su producción es evidencia de ello (SEP, 2014b).
Los cuerpos académicos en consolidación cuentan con productos académicos
reconocidos por su buena calidad y que se derivan del desarrollo de las LGAC que
cultivan. Los integrantes participan conjuntamente en LGAC bien definidas. Por lo
menos la tercera parte de quienes lo integran cuenta con amplia experiencia en
docencia y en formación de recursos humanos. La mayoría de los integrantes
cuentan con reconocimiento al perfil deseable. El CA cuenta con evidencias
1 Serie coherente de proyectos, actividades o estudios que profundizan en el conocimiento como
producto de la investigación básica y aplicada con un conjunto de objetivos y metas de carácter
académico, en temas disciplinares o multidisciplinares. Es muy frecuente que la generación de
conocimiento, en todos los campos, lleve al desarrollo de aplicaciones de tipo innovador en
beneficio de la sociedad.
objetivas respecto a su vida colegiada y a las acciones académicas que llevan a
cabo en colaboración entre sus integrantes (SEP, 2014b).
Los cuerpos académicos en formación sus integrantes tienen definidas las
LGAC que cultivan. Tiene proyectos de investigación conjuntos para desarrollar
las LGAC. Están identificados a sus integrantes. Ha identificado algunos cuerpos
académicos afines, y de alto nivel, de otras instituciones del país o del extranjero
con quienes desean establecer contactos (SEP; 2014).
Frente a las descripciones anteriores que uno puede encontrar en las páginas
de la Secretaría de Educación Pública, cabe subrayar que para Gil Antón los
desarrollos epistemológicos de un grupo de trabajo de la Universidad Autónoma
Metropolitana en el campo de la educación superior fueron desnaturalizados de su
pretensión original de explicar la situación de crisis de la educación superior
mexicana, para dar paso a la constitución de un programa formalizado y
estandarizado, es decir, se pasó del “concepto al formato” (Castañeda et al,
2010:37).
Resultados
La universidad pública mexicana que ha servido de referente, tiene un total de 181
cuerpos académicos registrados de los cuales 25 se abocan en alguna de sus
líneas registradas a la investigación educativa. Atendiendo a su desarrollo los 25
cuerpos muestran alcances diferenciados, esto es, sólo cerca del 30% cuenta con
las condiciones en cuanto a la habilitación de su personal y el nivel de calidad de
sus publicaciones así como su capacidad para vincularse incluso con redes
internacionales. Un poco más del 50% se encuentra en consolidación lo que
significa que cerca de la tercera parte de sus integrantes cuenta con las
habilitaciones requeridas y las publicaciones que presentan son reconocidas por
su calidad así como mantienen líneas definidas de investigación. Son pocos los
cuerpos académicos que se encuentran en formación. Aquí valdría la pena
preguntarse cuáles son las problemáticas que pudieran manifestar para no
incrementar sus capacidades colaborativas (ver tabla 1 en anexo).
La investigación educativa en la institución analizada se realiza desde distintas
áreas del conocimiento lo que pone de relieve desde cuantas disciplinas y
enfoques epistemológicos se aborda. La clasificación atiende a las áreas de
conocimiento propuesta por el PRODEP, donde parece natural que el mayor
número de cuerpos académicos se registre en el área de Educación y
Humanidades. Cabe señalar que existen dos áreas del conocimiento que no
cuentan con registro de líneas de investigación asociadas a la educación, es el
caso de Ciencias Agropecuarias y Ciencias Sociales (ver tabla 2 en anexo).
Las líneas de generación y aplicación del conocimiento nos indican fuertes
intereses en varias áreas que resultan primordiales en la educación superior:
desde varias disciplinas se investigan los problemas asociados con la enseñanza
y el aprendizaje, así como la formación profesional y la pertinencia que ésta pueda
tener. De las líneas también se infiere el interés por estudiar las políticas
educativas, quizá, en su momento, vinculadas a la organización y desarrollo
institucional. La formación docente es punto común para varios cuerpos
académicos, sobre todo, en el área de lenguas.
Conclusiones y aportes
La primera fase de esta investigación nos permite inferir que no se trata de una
comunidad pequeña la que manifiesta intereses en investigar distintos aspectos de
lo educativo, sin embargo, quiénes son, sobre qué investigan, desde que áreas del
conocimiento lo hacen y sus resultados son poco difundidos al interior de la
universidad a la que pertenecen. No dudamos que, en algunos casos, sus
acciones
investigativas
sean
reconocidas
en
los
ámbitos
nacionales
e
internacionales donde sus resultados puedan ser citados y aplicados. El
porcentaje de cuerpos académicos que muestran las habilitaciones de sus
miembros y la calidad de sus productos académicos es significativo prácticamente
un 80%, 21 cuerpos académicos así lo muestra. Lo anterior debería motivar para
saber de qué manera los productos académicos que presentan también pudieran
ser difundidos al interior de la institución y saber el nivel de utilidad que guardan
para las mismas problemáticas en otros espacios de la institución.
Con la reflexión elaborada tan sólo con las líneas registradas en las bases de
datos federales, se tiene ya claro que el interés por investigar lo educativo va más
allá de la Educación y las Humanidades y que otras áreas del conocimiento
aportan ya sobre los problemas de enseñanza-aprendizaje que no son los menos,
hasta averiguar cómo se forman los investigadores en México.
Cabe subrayar que las organizaciones inteligentes deben aprovechar lo que se
genera en términos de conocimiento en sus propios espacios. Una segunda parte
de esta investigación nos permitirá analizar desde qué concepciones se sustentan
los esfuerzos de investigación y el nivel de incidencia que se tiene tanto al interior
como al exterior.
Referencias
Boyer, Ernest L. (2003). Una propuesta para la educación superior del futuro.
México, D.F. Fondo de Cultura Económica.
Castañeda, Jesús B. (2010). Los cuerpos académicos del Promep. Una valoración
de su política y el trabajo en redes. México, D.F. Universidad Autónoma de
Sinaloa.
Imbernón, Francisco et al (2002). La investigación educativa como herramienta de
formación del profesorado. Reflexión y experiencias de investigación educativa.
Barcelona, España. Ediciones Graó.
Hernández, Roberto et al (2007). Metodología de la Investigación. México, D.F.
Mcgraw Hill.
SEP (2014a). Programa para el Desarrollo Profesional Docente para el Tipo
Superior.
Secretaría
de
Educación
Pública.
Consultado
en
http://dsa.sep.gob.mx/prodep.html [septiembre 22, 2014].
SEP (2014). Conceptos básicos sobre cuerpos académicos. Programa de
Mejoramiento
del
Profesorado.
Consultado
http://promep.sep.gob.mx/ca1/Conceptos2.html [septiembre 22, 2014].
ANEXO
en
Elaboración propia a partir de información del PRODEP (2014).
Elaboración propia a partir de información del PRODEP (2014).
Elaboración propia a partir de la información del PRODEP (2014)
Descargar