El gaucho Martín Fierro

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3º
LITERATURA
PROFESOR CARLOS DANIEL TELLECHEA
L4 T Hernández - Martín e [2]
El gaucho Martín Fierro
Selección: Cantos I y VII.
José Hernández
Carta del Autor a don José Zoilo Miguens.
Querido amigo:
Al fin me he decidido a que mi pobre «MARTÍN FIERRO», que me ha ayudado algunos momentos a alejar el fastidio de la vida
del hotel, salga a conocer el mundo, y allá va acogido al amparo de su nombre.
No le niegue su protección, Ud. que conoce bien todos los abusos y todas las desgracias de que es víctima esa clase
desheredada de nuestro país. Es un pobre gaucho, con todas las imperfecciones de forma que el arte tiene todavía entre ellos, y con
toda la falta de enlace en sus ideas, en las que no existe siempre una sucesión lógica, descubriéndose frecuentemente entre ellas
apenas una relación oculta y remota.
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Me he esforzado, sin presumir haberlo conseguido, en presentar un tipo que personificara el carácter de nuestros gauchos,
concentrando el modo de ser, de sentir, de pensar y de expresarse que les es peculiar, dotándolo con todos los juegos de su
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imaginación llena de imágenes y de colorido, con todos los arranques de su altivez , inmoderados hasta el crimen, y con todos los
impulsos y arrebatos, hijos de una naturaleza que la educación no ha pulido y suavizado.
Cuantos conozcan con propiedad el original podrán juzgar si hay o no semejanza con la copia.
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Quizá la empresa habría sido para mí más fácil, y de mejor éxito, si sólo me hubiera propuesto hacer reír a costa de su
ignorancia, como se halla autorizado por el uso en este género de composiciones; pero mi objeto ha sido dibujar a grandes rasgos,
aunque fielmente, sus costumbres, sus trabajos, sus hábitos de vida, su índole, sus vicios y sus virtudes; ese conjunto que constituye
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el cuadro de su fisonomía moral , y los accidentes de su existencia llena de peligros, de inquietudes, de inseguridad, de aventuras y
de agitaciones constantes.
Y he deseado todo esto, empeñándome en imitar ese estilo abundante en metáforas, que el gaucho usa sin conocer y sin
valorar, y su empleo constante de comparaciones tan extrañas como frecuentes; en copiar sus reflexiones con el sello de la
originalidad que las distingue y el tinte sombrío de que jamás carecen, revelándose en ellas esa especie de filosofía propia que, sin
estudiar, aprende en la misma naturaleza; en respetar la superstición y sus preocupaciones, nacidas y fomentadas por su misma
ignorancia; en dibujar el orden de sus impresiones y de sus afectos, que él encubre y disimula estudiosamente, sus desencantos,
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producidos por su misma condición social, y esa indolencia que le es habitual, hasta llegar a constituir una de las condiciones de su
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espíritu; en retratar, en fin, lo más fielmente que me fuera posible, con todas sus especialidades propias, ese tipo original de
nuestras pampas, tan poco conocido por lo mismo que es difícil estudiarlo, tan erróneamente juzgado muchas veces, y que, al paso
que avanzan las conquistas de la civilización, va perdiéndose casi por completo.
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Sin duda que todo esto ha sido demasiado desear para tan pocas páginas, pero no se me puede hacer un cargo por el
deseo sino por no haberlo conseguido.
Una palabra más, destinada a disculpar sus defectos. Páselos Ud. por alto, porque quizá no lo sean todos los que, a primera
vista, puedan parecerlo, pues no pocos se encuentran allí como copia o imitación de los que lo son realmente. Por lo demás, espero,
mi amigo, que Ud. lo juzgará con benignidad, siquiera sea porque MARTÍN FIERRO no va de la ciudad a referir a sus compañeros lo
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que ha visto y admirado en un 25 de Mayo u otra función semejante, referencias algunas de las cuales, como en Fausto y varias
otras, son de mucho mérito ciertamente, sino que cuenta sus trabajos, sus desgracias, los azares de su vida de gaucho, y Ud. no
desconoce que el asunto es más difícil de lo que muchos se lo imaginarán.
Y con lo dicho basta para preámbulo, pues ni MARTÍN FIERRO exige más, ni Ud. gusta mucho de ellos, ni son de la
predilección del público, ni se avienen con el carácter de
Su verdadero amigo
JOSÉ HERNÁNDEZ
Buenos Aires, diciembre de 1872.
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UN TIPO. Un modelo ejemplar.
ALTIVEZ. Orgullo desmedido. Soberbia.
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EMPRESA. Obra.
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FISONOMÍA MORAL. El modo en que siente y piensa.
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INDOLENCIA. Falta de capacidad de conmoverse, sentir. Ausencia de expresión.
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TIPO ORIGINAL. Modelo original. Figura característica.
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HACER UN CARGO POR. Reprochárseme.
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FAUSTO. Se refiere al poema del argentino Estanislao del Campo (de 1866), en el que un gaucho llamado Anastasio "El Pollo"
describe lo que vio en una representación teatral de la ópera Faust del francés Charles Gounod (de 1859).
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MATERIAL DIDÁCTICO
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I
como si soplara el viento
hago tiritar los pastos.
Con oros, copas y bastos
juega allí mi pensamiento.
Aquí me pongo a cantar
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al compás de la vigüela ,
que el hombre que lo desvela
una pena estrordinaria
como la ave solitaria
con el cantar se consuela.
Yo no soy cantor letrao,
mas si me pongo a cantar
no tengo cuándo acabar
y me envejezco cantando:
las coplas me van brotando
como agua de manantial.
Pido a los santos del cielo
que ayuden mi pensamiento:
les pido en este momento
que voy a cantar mi historia
me refresquen la memoria
y aclaren mi entendimiento.
Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman;
naides me pone el pie encima,
y, cuando el pecho se entona,
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hago gemir a la prima
y llorar a la bordona.
Vengan santos milagrosos,
vengan todos en mi ayuda,
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que la lengua se me añuda
y se me turba la vista;
pido a mi Dios que me asista
en una ocasión tan ruda.
Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno
y si me quieren probar,
salgan otros a cantar
y veremos quién es menos.
Yo he visto muchos cantores,
con famas bien otenidas,
y que después de alquiridas
no las quieren sustentar.
Parece que sin largar
se cansaron en partidas.
No me hago al lao de la güeya
aunque vengan degollando;
con los blandos yo soy blando
y soy duro con los duros,
y ninguno en un apuro
me ha visto andar tutubiando.
Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
nada lo hace recular
ni las fantasmas lo espantan,
y dende que todos cantan
yo también quiero cantar.
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En el peligro, ¡qué Cristo!
el corazón se me enancha,
pues toda la tierra es cancha,
y de eso naides se asombre:
el que se tiene por hombre
donde quiera hace pata ancha.
Cantando me he de morir,
cantando me han de enterrar,
y cantando he de llegar
al pie del Eterno Padre;
dende el vientre de mi madre
vine a este mundo a cantar.
Soy gaucho, y entiendaló
como mi lengua lo esplica:
para mí la tierra es chica
y pudiera ser mayor;
ni la víbora me pica
ni quema mi frente el sol.
Que no se trabe mi lengua
ni me falte la palabra;
el cantar mi gloria labra
y, poniéndome a cantar,
cantando me han de encontrar
aunque la tierra se abra.
Me siento en el plan de un bajo
a cantar un argumento;
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Nací como nace el peje
en el fondo de la mar;
naides me puede quitar
aquello que Dios me dio:
lo que al mundo truje yo
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VIGÜELA. Guitarra.
SE ME AÑUDA. Anuda. Se hace un nudo,
metafóricamente.
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PLAN DE UN BAJO. En un lugar llano.
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MATERIAL DIDÁCTICO
GEMIR A LA PRIMA… Se refiere a las cuerdas de la
guitarra: “la prima” es la primera, la cuerda de sonido más
agudo. “La bordona”, la más grave.
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AL LAO DE LA GÜEYA. No me salgo del camino.
PEJE. Pez.
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del mundo lo he de llevar.
Mi gloria es vivir tan libre
como el pájaro del cielo;
no hago nido en este suelo
ande hay tanto que sufrir,
y naides me ha de seguir
cuando yo remuento el vuelo.
Yo no tengo en el amor
quien me venga con querellas,
como esas aves tan bellas
que saltan de rama en rama,
yo hago en el trébol mi cama,
y me cubren las estrellas.
Y sepan cuantos escuchan
de mis penas el relato,
que nunca peleo ni mato
sino por necesidá,
y que a tanta alversidá
sólo me arrojó el mal trato.
Y atiendan la relación
que hace un gaucho perseguido,
que padre y marido ha sido
empeñoso y diligente,
y sin embargo la gente
lo tiene por un bandido.
Riunidos al pericón
tantos amigos hallé,
que alegre de verme entre ellos
esa noche me apedé.
Como nunca, en la ocasión
por peliar me dio la tranca,
y la emprendí con un negro
que trujo una negra en ancas.
Al ver llegar la morena,
que no hacía caso de naides
le dije con la mamúa:
«Va… ca… yendo gente al baile».
La negra entendió la cosa
y no tardó en contestarme,
mirándome como a un perro
«más vaca será su madre».
Y dentró al baile muy tiesa
con más cola que una zorra,
haciendo blanquiar los dientes
lo mesmo que mazamorra.
«Negra linda»… dije yo,
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«me gusta… pa la carona »;
y me puse a talariar
esta coplita fregona:
VII
De carta de más me vía
sin saber adónde dirme:
mas dijeron que era vago
y entraron a perseguirme.
Nunca se achican los males,
van poco a poco creciendo,
y ansina me vide pronto
obligado a andar juyendo.
No tenía mujer ni rancho,
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y a más, era resertor ,
no tenía prenda güena
ni un peso en el tirador.
«A los blancos hizo Dios,
a los mulatos San Pedro,
a los negros hizo el diablo
para tizón del infierno.»
Había estao juntando rabia
el moreno dende ajuera;
en lo oscuro le brillaban
los ojos como linterna.
Lo conocí retobao,
me acerqué y le dije presto:
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«Por… rudo que un hombre sea
nunca se enoja por esto.»
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A mis hijos infelices
pensé volverlos a hallar
y andaba de un lao al otro
sin tener ni qué pitar.
Supe una vez por desgracia
que había un baile por allí,
y medio desesperao
a ver la milonga fui.
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RESERTOR. Desertor. Había escapado del servicio en
el ejército, donde había sido llevado a la fuerza.
MATERIAL DIDÁCTICO
Corcovió el de los tamangos
y creyéndose muy fijo:
«Más porrudo serás vos,
gaucho rotoso», me dijo.
Y ya se me vino al humo
como a buscarme la hebra,
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CARONA. Cuero que se colocaba debajo de la montura
del caballo y que se utilizaba además para dormir sobre
ella.
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PORRUDO. Bruto, testarudo. Juego de palabras.
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TAMANGOS. Calzado rústico confeccionado con cuero.
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y un golpe le acomodé
con el porrón de ginebra.
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pa dejar un diablo menos.
Ahi nomás pegó el de hollín
más gruñidos que un chanchito,
y pelando el envenado
me atropelló dando gritos.
Pegué un brinco y abrí cancha
diciendolés: –«Caballeros,
dejen venir ese toro;
solo nací… solo muero».
Por fin en una topada
en el cuchillo lo alcé
y como un saco de güesos
contra un cerco lo largué.
Tiró unas cuantas patadas
y ya cantó pal carnero.
Nunca me puedo olvidar
de la agonía de aquel negro.
Y mientras se arremangó
yo me saqué las espuelas,
pues malicié que aquel tío
no era de arriar con las riendas.
En esto la negra vino,
con los ojos como ají,
y empezó la pobre allí
a bramar como una loba.
Yo quise darle una soba
a ver si la hacía callar;
mas pude reflexionar
que era malo en aquel punto,
y por respeto al dijunto
no la quise castigar.
No hay cosa como el peligro
pa refrescar a un mamao;
hasta la vista se aclara
por mucho que haiga chupao.
Limpié el facón en los pastos,
desaté mi redomón,
monté despacio y salí
al tranco pa el cañadón.
El negro me atropelló
como a quererme comer;
me hizo dos tiros seguidos
y los dos le abarajé.
Después supe que al finao
ni siquiera lo velaron
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y retobao en un cuero
sin rezarle lo enterraron.
El negro después del golpe
se había el poncho refalao
y dijo: –«Vas a saber
si es solo o acompañao.»
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Yo tenía un facón con S ,
que era de lima de acero;
le hice un tiro, lo quitó
y vino ciego el moreno.
Y dicen que dende entonces
cuando es la noche serena
suele verse una luz mala
como de alma que anda en pena.
Y en el medio de las aspas
un planazo le asenté
que lo largué culebriando
lo mesmo que buscapié.
Yo tengo intención a veces,
para que no pene tanto,
de sacar de allí los güesos
y echarlos en camposanto.
Le coloriaron las motas
con la sangre de la herida,
y volvió a venir furioso
como una tigra parida.
Y ya me hizo relumbrar
por los ojos el cuchillo,
alcanzando con la punta
a cortarme en un carrillo.
Me hirvió la sangre en las venas
y me le afirmé al moreno,
dandolé de punta y hacha
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UN FACÓN CON S. Se refiere a la forma de la hoja.
MATERIAL DIDÁCTICO
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RETOBAO. Sin seguir el ritual de la religión católica.
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